En el santo más justo, su labor es velar,su coraza resguarda el divino arsenal.El tigre dormita en la cascada Rozan,el monje que aguarda, el conflicto infernal.
Es jurado y sentencia, el juez de Athenea el tigre silente, balanza de Astrea .Natura se rinde a su cosmo abismal,garras de los cielos...¡cien dragones de Rozan!
Cómo amo está canción :
En el santo más justo, su labor es velar,su coraza resguarda el divino arsenal.El tigre dormita en la cascada Rozan,el monje que aguarda, el conflicto infernal.
Es jurado y sentencia, el juez de Athenea el tigre silente, balanza de Astrea .Natura se rinde a su cosmo abismal,garras de los cielos...¡cien dragones de Rozan!
Creen ser depredadores por naturaleza, el pináculo de las especies y repiten incansablemente los mismos actos opresivos sin fin.. sin pausa. Animales, dioses, dragones, ángeles y demonios... ¿Cuál es la diferencia? Intentan protegerse sin éxito.. su piel es vulnerada, sus entrañas devoradas y su existencia borrada.
Engullir sus frágiles vidas es algo inevitable y los enfrenta al verdadero ciclo sin fin que da lugar a la vida y la muerte.
Creen ser depredadores por naturaleza, el pináculo de las especies y repiten incansablemente los mismos actos opresivos sin fin.. sin pausa. Animales, dioses, dragones, ángeles y demonios... ¿Cuál es la diferencia? Intentan protegerse sin éxito.. su piel es vulnerada, sus entrañas devoradas y su existencia borrada.
Engullir sus frágiles vidas es algo inevitable y los enfrenta al verdadero ciclo sin fin que da lugar a la vida y la muerte.
Debo reconocerlo, eres astuta y peligrosa. - Recién se conocen y la conexión se siente como algo de toda su vida. Era tan extraño, encontrándose en situaciones similares pero ambos con un rumbo distinto. Una noche de alcohol y música a todo volumen que más de un vecino les recordó tiernamente a su progenitora, despertó con resaca y estampas en sus artefactos de batalla. Despertó con los ojos rojos, un dolor de cabeza indestructible y la boca seca durmiendo en una pila de rubíes.-
Confirmado, compartimos la misma neurona y acabamos de matarla. - Levanta el pulgar hacia la susodicha, esa dragona antropomorfa de origen extraño y muchos, muchos billetes, como una alcancía con cuerpo humano.-
Debo reconocerlo, eres astuta y peligrosa. - Recién se conocen y la conexión se siente como algo de toda su vida. Era tan extraño, encontrándose en situaciones similares pero ambos con un rumbo distinto. Una noche de alcohol y música a todo volumen que más de un vecino les recordó tiernamente a su progenitora, despertó con resaca y estampas en sus artefactos de batalla. Despertó con los ojos rojos, un dolor de cabeza indestructible y la boca seca durmiendo en una pila de rubíes.-
Confirmado, compartimos la misma neurona y acabamos de matarla. - Levanta el pulgar hacia la susodicha, esa dragona antropomorfa de origen extraño y muchos, muchos billetes, como una alcancía con cuerpo humano.-
(( [pulse_green_whale_937] ))
Tipo
Individual
Líneas
3
Estado
Disponible
4
9
turnos
0
maullidos
Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
El eclipse se abre como una herida en el cielo.
Con él, un puente ardiente se despliega, una estructura viva, hecha de la propia luz del sol partiéndose en líneas perfectas. Y sobre él… una figura incandescente avanza.
Un Phyros.
Un habitante del sol.
Su voz nos atraviesa antes incluso de que toque tierra.
Helior Prime: “Sombras… imitaciones débiles. La luna solo existe porque roba lo que nosotros creamos.”
Su desdén es absoluto. Un juicio. Un decreto.
No tengo tiempo de responder.
Arc me envuelve con su forma dracónica, enorme y protectora, sus escamas vibrando al contacto con la luz insoportable que irradia el Phyros.
Arc no confía en mí.
Y por primera vez… no puedo culparla.
Helior Prime alza una mano.
Un rayo solar estalla desde su palma y nos atraviesa a ambas.
Siento mi piel arder. Siento el dolor de Arc resonar en mis huesos como si fueran los de ella. Grito sin aire.
Jennifer aparece ante él como una tormenta silenciosa. Sus ojos, negros y rojos, reflejan el eclipse moribundo. Ella contraataca, y Helior Prime le sigue el ritmo con una gracia cruel, como si la estuviera evaluando.
La dragona Arc logra incorporarse y se lanza al combate. Pero cuando llega a él, Helior Prime solo estira una mano… y le quema el rostro. El olor a escama chamuscada me golpea como un puñetazo.
Siento a Arc desvanecerse.
Su calor deja de rodearme.
Y mi cuerpo queda expuesto.
Los tres lanzazos solares vienen hacia mí como si el tiempo se quebrara.
El primero me atraviesa el costado.
El segundo me perfora el pecho.
El tercero se dirige directo a mi cabeza—
Pero Jennifer lo intercepta.
Por milímetros.
Mi madre se gira.
Y entonces ruge una orden que desgarra mundos:
Jennifer: “¡Hijos míos del Caos… a mí!”
El aire se abre y su ejército cae sobre el campo de batalla como un océano negro.
Helior Prime responde convocando a los suyos.
Los Phyros emergen como estrellas furiosas.
La guerra estalla.
Sol contra Caos.
Luz absoluta contra noche viva.
Y yo… tirada en el suelo. Sangrando. Ardiendo. Incapaz de respirar.
Pero entre el ruido, entre los gritos, entre el fuego…
Una voz se abre paso dentro de mí.
Veythra: “Levanta… Lili… Una vez más. Conmigo.”
Algo—un latido, un impulso, una furia que no es furia—me obliga a ponerme de rodillas.
La vaina de Shein se parte en pedazos, como si ya no tuviera derecho a contener nada.
Jennifer siente cómo me rehago.
Yo siento a Veythra por primera vez… no como un arma, sino como una extensión de mis huesos.
Deslizo la hoja.
El mundo se silencia.
Extiendo la katana y corto el aire.
Pero no corto aire.
Corto el tejido del espacio mismo.
El efecto alcanza a Helior Prime a distancia, como si una grieta invisible le hubiera desgarrado el alma desde dentro.
Lo escucho. Un sonido sordo, profundo. Un impacto que no pertenece a este plano.
Jennifer se coloca a mi lado.
Sus manos se unen a las mías en la empuñadura.
Sentimos a Veythra vibrar, no de rabia… sino de aceptación.
Juntas, trazamos un segundo corte.
Esta vez no solo se abre el espacio.
Se abre el tiempo.
El eclipse se divide.
La luz se pliega.
La oscuridad se hunde en sí misma.
Y de pronto…
Nada.
Blanco absoluto.
Silencio total.
Un vacío que no es muerte, pero tampoco vida.
Solo Veythra, latiendo en mis manos…
y el sonido distante de algo que todavía no sé si hemos ganado o desatado.
Relato en Post y comentario de la imagen 🩷
El eclipse se abre como una herida en el cielo.
Con él, un puente ardiente se despliega, una estructura viva, hecha de la propia luz del sol partiéndose en líneas perfectas. Y sobre él… una figura incandescente avanza.
Un Phyros.
Un habitante del sol.
Su voz nos atraviesa antes incluso de que toque tierra.
Helior Prime: “Sombras… imitaciones débiles. La luna solo existe porque roba lo que nosotros creamos.”
Su desdén es absoluto. Un juicio. Un decreto.
No tengo tiempo de responder.
Arc me envuelve con su forma dracónica, enorme y protectora, sus escamas vibrando al contacto con la luz insoportable que irradia el Phyros.
Arc no confía en mí.
Y por primera vez… no puedo culparla.
Helior Prime alza una mano.
Un rayo solar estalla desde su palma y nos atraviesa a ambas.
Siento mi piel arder. Siento el dolor de Arc resonar en mis huesos como si fueran los de ella. Grito sin aire.
Jennifer aparece ante él como una tormenta silenciosa. Sus ojos, negros y rojos, reflejan el eclipse moribundo. Ella contraataca, y Helior Prime le sigue el ritmo con una gracia cruel, como si la estuviera evaluando.
La dragona Arc logra incorporarse y se lanza al combate. Pero cuando llega a él, Helior Prime solo estira una mano… y le quema el rostro. El olor a escama chamuscada me golpea como un puñetazo.
Siento a Arc desvanecerse.
Su calor deja de rodearme.
Y mi cuerpo queda expuesto.
Los tres lanzazos solares vienen hacia mí como si el tiempo se quebrara.
El primero me atraviesa el costado.
El segundo me perfora el pecho.
El tercero se dirige directo a mi cabeza—
Pero Jennifer lo intercepta.
Por milímetros.
Mi madre se gira.
Y entonces ruge una orden que desgarra mundos:
Jennifer: “¡Hijos míos del Caos… a mí!”
El aire se abre y su ejército cae sobre el campo de batalla como un océano negro.
Helior Prime responde convocando a los suyos.
Los Phyros emergen como estrellas furiosas.
La guerra estalla.
Sol contra Caos.
Luz absoluta contra noche viva.
Y yo… tirada en el suelo. Sangrando. Ardiendo. Incapaz de respirar.
Pero entre el ruido, entre los gritos, entre el fuego…
Una voz se abre paso dentro de mí.
Veythra: “Levanta… Lili… Una vez más. Conmigo.”
Algo—un latido, un impulso, una furia que no es furia—me obliga a ponerme de rodillas.
La vaina de Shein se parte en pedazos, como si ya no tuviera derecho a contener nada.
Jennifer siente cómo me rehago.
Yo siento a Veythra por primera vez… no como un arma, sino como una extensión de mis huesos.
Deslizo la hoja.
El mundo se silencia.
Extiendo la katana y corto el aire.
Pero no corto aire.
Corto el tejido del espacio mismo.
El efecto alcanza a Helior Prime a distancia, como si una grieta invisible le hubiera desgarrado el alma desde dentro.
Lo escucho. Un sonido sordo, profundo. Un impacto que no pertenece a este plano.
Jennifer se coloca a mi lado.
Sus manos se unen a las mías en la empuñadura.
Sentimos a Veythra vibrar, no de rabia… sino de aceptación.
Juntas, trazamos un segundo corte.
Esta vez no solo se abre el espacio.
Se abre el tiempo.
El eclipse se divide.
La luz se pliega.
La oscuridad se hunde en sí misma.
Y de pronto…
Nada.
Blanco absoluto.
Silencio total.
Un vacío que no es muerte, pero tampoco vida.
Solo Veythra, latiendo en mis manos…
y el sonido distante de algo que todavía no sé si hemos ganado o desatado.
El eclipse se abre como una herida en el cielo.
Con él, un puente ardiente se despliega, una estructura viva, hecha de la propia luz del sol partiéndose en líneas perfectas. Y sobre él… una figura incandescente avanza.
Un Phyros.
Un habitante del sol.
Su voz nos atraviesa antes incluso de que toque tierra.
Helior Prime: “Sombras… imitaciones débiles. La luna solo existe porque roba lo que nosotros creamos.”
Su desdén es absoluto. Un juicio. Un decreto.
No tengo tiempo de responder.
Arc me envuelve con su forma dracónica, enorme y protectora, sus escamas vibrando al contacto con la luz insoportable que irradia el Phyros.
Arc no confía en mí.
Y por primera vez… no puedo culparla.
Helior Prime alza una mano.
Un rayo solar estalla desde su palma y nos atraviesa a ambas.
Siento mi piel arder. Siento el dolor de Arc resonar en mis huesos como si fueran los de ella. Grito sin aire.
Jennifer aparece ante él como una tormenta silenciosa. Sus ojos, negros y rojos, reflejan el eclipse moribundo. Ella contraataca, y Helior Prime le sigue el ritmo con una gracia cruel, como si la estuviera evaluando.
La dragona Arc logra incorporarse y se lanza al combate. Pero cuando llega a él, Helior Prime solo estira una mano… y le quema el rostro. El olor a escama chamuscada me golpea como un puñetazo.
Siento a Arc desvanecerse.
Su calor deja de rodearme.
Y mi cuerpo queda expuesto.
Los tres lanzazos solares vienen hacia mí como si el tiempo se quebrara.
El primero me atraviesa el costado.
El segundo me perfora el pecho.
El tercero se dirige directo a mi cabeza—
Pero Jennifer lo intercepta.
Por milímetros.
Mi madre se gira.
Y entonces ruge una orden que desgarra mundos:
Jennifer: “¡Hijos míos del Caos… a mí!”
El aire se abre y su ejército cae sobre el campo de batalla como un océano negro.
Helior Prime responde convocando a los suyos.
Los Phyros emergen como estrellas furiosas.
La guerra estalla.
Sol contra Caos.
Luz absoluta contra noche viva.
Y yo… tirada en el suelo. Sangrando. Ardiendo. Incapaz de respirar.
Pero entre el ruido, entre los gritos, entre el fuego…
Una voz se abre paso dentro de mí.
Veythra: “Levanta… Lili… Una vez más. Conmigo.”
Algo—un latido, un impulso, una furia que no es furia—me obliga a ponerme de rodillas.
La vaina de Shein se parte en pedazos, como si ya no tuviera derecho a contener nada.
Jennifer siente cómo me rehago.
Yo siento a Veythra por primera vez… no como un arma, sino como una extensión de mis huesos.
Deslizo la hoja.
El mundo se silencia.
Extiendo la katana y corto el aire.
Pero no corto aire.
Corto el tejido del espacio mismo.
El efecto alcanza a Helior Prime a distancia, como si una grieta invisible le hubiera desgarrado el alma desde dentro.
Lo escucho. Un sonido sordo, profundo. Un impacto que no pertenece a este plano.
Jennifer se coloca a mi lado.
Sus manos se unen a las mías en la empuñadura.
Sentimos a Veythra vibrar, no de rabia… sino de aceptación.
Juntas, trazamos un segundo corte.
Esta vez no solo se abre el espacio.
Se abre el tiempo.
El eclipse se divide.
La luz se pliega.
La oscuridad se hunde en sí misma.
Y de pronto…
Nada.
Blanco absoluto.
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Solo Veythra, latiendo en mis manos…
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El eclipse se abre como una herida en el cielo.
Con él, un puente ardiente se despliega, una estructura viva, hecha de la propia luz del sol partiéndose en líneas perfectas. Y sobre él… una figura incandescente avanza.
Un Phyros.
Un habitante del sol.
Su voz nos atraviesa antes incluso de que toque tierra.
Helior Prime: “Sombras… imitaciones débiles. La luna solo existe porque roba lo que nosotros creamos.”
Su desdén es absoluto. Un juicio. Un decreto.
No tengo tiempo de responder.
Arc me envuelve con su forma dracónica, enorme y protectora, sus escamas vibrando al contacto con la luz insoportable que irradia el Phyros.
Arc no confía en mí.
Y por primera vez… no puedo culparla.
Helior Prime alza una mano.
Un rayo solar estalla desde su palma y nos atraviesa a ambas.
Siento mi piel arder. Siento el dolor de Arc resonar en mis huesos como si fueran los de ella. Grito sin aire.
Jennifer aparece ante él como una tormenta silenciosa. Sus ojos, negros y rojos, reflejan el eclipse moribundo. Ella contraataca, y Helior Prime le sigue el ritmo con una gracia cruel, como si la estuviera evaluando.
La dragona Arc logra incorporarse y se lanza al combate. Pero cuando llega a él, Helior Prime solo estira una mano… y le quema el rostro. El olor a escama chamuscada me golpea como un puñetazo.
Siento a Arc desvanecerse.
Su calor deja de rodearme.
Y mi cuerpo queda expuesto.
Los tres lanzazos solares vienen hacia mí como si el tiempo se quebrara.
El primero me atraviesa el costado.
El segundo me perfora el pecho.
El tercero se dirige directo a mi cabeza—
Pero Jennifer lo intercepta.
Por milímetros.
Mi madre se gira.
Y entonces ruge una orden que desgarra mundos:
Jennifer: “¡Hijos míos del Caos… a mí!”
El aire se abre y su ejército cae sobre el campo de batalla como un océano negro.
Helior Prime responde convocando a los suyos.
Los Phyros emergen como estrellas furiosas.
La guerra estalla.
Sol contra Caos.
Luz absoluta contra noche viva.
Y yo… tirada en el suelo. Sangrando. Ardiendo. Incapaz de respirar.
Pero entre el ruido, entre los gritos, entre el fuego…
Una voz se abre paso dentro de mí.
Veythra: “Levanta… Lili… Una vez más. Conmigo.”
Algo—un latido, un impulso, una furia que no es furia—me obliga a ponerme de rodillas.
La vaina de Shein se parte en pedazos, como si ya no tuviera derecho a contener nada.
Jennifer siente cómo me rehago.
Yo siento a Veythra por primera vez… no como un arma, sino como una extensión de mis huesos.
Deslizo la hoja.
El mundo se silencia.
Extiendo la katana y corto el aire.
Pero no corto aire.
Corto el tejido del espacio mismo.
El efecto alcanza a Helior Prime a distancia, como si una grieta invisible le hubiera desgarrado el alma desde dentro.
Lo escucho. Un sonido sordo, profundo. Un impacto que no pertenece a este plano.
Jennifer se coloca a mi lado.
Sus manos se unen a las mías en la empuñadura.
Sentimos a Veythra vibrar, no de rabia… sino de aceptación.
Juntas, trazamos un segundo corte.
Esta vez no solo se abre el espacio.
Se abre el tiempo.
El eclipse se divide.
La luz se pliega.
La oscuridad se hunde en sí misma.
Y de pronto…
Nada.
Blanco absoluto.
Silencio total.
Un vacío que no es muerte, pero tampoco vida.
Solo Veythra, latiendo en mis manos…
y el sonido distante de algo que todavía no sé si hemos ganado o desatado.
Relato en Post y comentario de la imagen 🩷
El eclipse se abre como una herida en el cielo.
Con él, un puente ardiente se despliega, una estructura viva, hecha de la propia luz del sol partiéndose en líneas perfectas. Y sobre él… una figura incandescente avanza.
Un Phyros.
Un habitante del sol.
Su voz nos atraviesa antes incluso de que toque tierra.
Helior Prime: “Sombras… imitaciones débiles. La luna solo existe porque roba lo que nosotros creamos.”
Su desdén es absoluto. Un juicio. Un decreto.
No tengo tiempo de responder.
Arc me envuelve con su forma dracónica, enorme y protectora, sus escamas vibrando al contacto con la luz insoportable que irradia el Phyros.
Arc no confía en mí.
Y por primera vez… no puedo culparla.
Helior Prime alza una mano.
Un rayo solar estalla desde su palma y nos atraviesa a ambas.
Siento mi piel arder. Siento el dolor de Arc resonar en mis huesos como si fueran los de ella. Grito sin aire.
Jennifer aparece ante él como una tormenta silenciosa. Sus ojos, negros y rojos, reflejan el eclipse moribundo. Ella contraataca, y Helior Prime le sigue el ritmo con una gracia cruel, como si la estuviera evaluando.
La dragona Arc logra incorporarse y se lanza al combate. Pero cuando llega a él, Helior Prime solo estira una mano… y le quema el rostro. El olor a escama chamuscada me golpea como un puñetazo.
Siento a Arc desvanecerse.
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Y mi cuerpo queda expuesto.
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El primero me atraviesa el costado.
El segundo me perfora el pecho.
El tercero se dirige directo a mi cabeza—
Pero Jennifer lo intercepta.
Por milímetros.
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Jennifer: “¡Hijos míos del Caos… a mí!”
El aire se abre y su ejército cae sobre el campo de batalla como un océano negro.
Helior Prime responde convocando a los suyos.
Los Phyros emergen como estrellas furiosas.
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Y yo… tirada en el suelo. Sangrando. Ardiendo. Incapaz de respirar.
Pero entre el ruido, entre los gritos, entre el fuego…
Una voz se abre paso dentro de mí.
Veythra: “Levanta… Lili… Una vez más. Conmigo.”
Algo—un latido, un impulso, una furia que no es furia—me obliga a ponerme de rodillas.
La vaina de Shein se parte en pedazos, como si ya no tuviera derecho a contener nada.
Jennifer siente cómo me rehago.
Yo siento a Veythra por primera vez… no como un arma, sino como una extensión de mis huesos.
Deslizo la hoja.
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Lo escucho. Un sonido sordo, profundo. Un impacto que no pertenece a este plano.
Jennifer se coloca a mi lado.
Sus manos se unen a las mías en la empuñadura.
Sentimos a Veythra vibrar, no de rabia… sino de aceptación.
Juntas, trazamos un segundo corte.
Esta vez no solo se abre el espacio.
Se abre el tiempo.
El eclipse se divide.
La luz se pliega.
La oscuridad se hunde en sí misma.
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¡HEY, FICROLERS 3D!
¡Hoy tenemos una gran llegada de nuevos personajes 3D a la comunidad!
Denle una cálida bienvenida a...
ㅤㅤㅤㅤㅤ [Silver0ne]
ㅤㅤㅤㅤㅤ Raza: Humana
ㅤㅤㅤㅤㅤ Fandom: Empireo
ㅤㅤㅤㅤㅤ Jinete de dragon
ㅤㅤㅤㅤㅤ [spirit_amber_mule_493]
ㅤㅤㅤㅤㅤ Raza: Humana
ㅤㅤㅤㅤㅤ Fandom: Oc
ㅤㅤㅤㅤㅤ Ama de casa
¡Bienvenid@s a FicRol! Nos alegra muchísimo teneros por aquí. Esta comunidad está llena de historias por descubrir, personajes con los que conectar y mucho espacio para que desarrolléis los vuestros a vuestro ritmo.
Yo soy Caroline, vuestra RolSage, algo así como una guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada!
Antes de lanzaros al rol, os dejo por aquí algunos enlaces útiles que os harán la vida más fácil:
✨ ¡HEY, FICROLERS 3D! ✨
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🎉 Denle una cálida bienvenida a...
ㅤㅤㅤㅤㅤ ✨ [Silver0ne]
ㅤㅤㅤㅤㅤ 🧬 Raza: Humana
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👋 ¡Bienvenid@s a FicRol! Nos alegra muchísimo teneros por aquí. Esta comunidad está llena de historias por descubrir, personajes con los que conectar y mucho espacio para que desarrolléis los vuestros a vuestro ritmo.
🧙♀️ Yo soy Caroline, vuestra RolSage, algo así como una guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada!
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#RolSage3D #Bienvenida3D #NuevosPersonajes3D #ComunidadFicRol
Nunca pensé que este momento se aferrara a mi cabeza... a mis ideas y a mi piel como una marca permanente, y simplemente no quiero sacarle de mi mente, un momento dónde dos almas se unen en cuerpo y alma por voluntad entregándose sin ningún miedo... Sin ningún arrepentimiento
*respiraria profundo, mirando el techo de esa recamara vacía, o mas bien donde solo Krono permanecía, recordando cada segundo, cada caricia... cada beso y cada palabra dicha en la intimidad, eso le llegaba a molestar un poco por mas que no sintiera arrepentimiento*
Los dragones solo nos entregamos una vez... Vaya manera de hacerlo... Como sea ya estoy unido a alguien
Nunca pensé que este momento se aferrara a mi cabeza... a mis ideas y a mi piel como una marca permanente, y simplemente no quiero sacarle de mi mente, un momento dónde dos almas se unen en cuerpo y alma por voluntad entregándose sin ningún miedo... Sin ningún arrepentimiento
*respiraria profundo, mirando el techo de esa recamara vacía, o mas bien donde solo Krono permanecía, recordando cada segundo, cada caricia... cada beso y cada palabra dicha en la intimidad, eso le llegaba a molestar un poco por mas que no sintiera arrepentimiento*
Los dragones solo nos entregamos una vez... Vaya manera de hacerlo... Como sea ya estoy unido a alguien
*la joven estrella permanecía sentada en la ventana de su recamara en su hogar, observando el firmamento con detenimiento preguntándose si en algún momento alguna otra estrella aparecería , mas siente como su fiel dragonsito la observa sacando una risa a la jóven*
Jeje tranquilo se que tengo a tí y por ello no estoy completamente sola
*la joven estrella permanecía sentada en la ventana de su recamara en su hogar, observando el firmamento con detenimiento preguntándose si en algún momento alguna otra estrella aparecería , mas siente como su fiel dragonsito la observa sacando una risa a la jóven*
Jeje tranquilo se que tengo a tí y por ello no estoy completamente sola
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Para ti, la que lleva mi sangre y mi pena,
Si alguna vez esta carta logra cruzar el abismo de nuestro silencio y de Camelot, quiero que sepas algo que mis labios jamás pudieron pronunciar con la claridad que merecías.
No hay día que pase en el que no sienta el peso de tu nacimiento y tu crianza. Yo te di una vida, pero te negué el reconocimiento, el tiempo y el amor que un padre debe a su hijo. Fue un acto de cobardía, una elección nacida del deber glacial de un rey, y no de la calidez de un corazón. Por ese error, por la soledad que sembré en tu alma, lo lamento con una profundidad que supera la traición.
Convertiste ese dolor en la espada que partió mi reino. Lo sé. Lo vi. Y a pesar del fragor de esa batalla, a pesar de la sangre derramada y la caída de todo lo que protegí, una parte de mí... una parte simple y humana, nunca pudo dejar de verte como la niña que solo buscaba una mirada de aprobación.
Fuiste y eres mi caballero más feroz, la imagen especular de mi fuerza y mi fracaso. Y aunque nuestras vidas fueron una tragedia forjada en acero y malentendidos, quiero que sepas: siempre te quise.
Te quise por tu espíritu indomable, por la pasión con la que cargaste tus batallas, por la lealtad que me ofreciste antes de que la amargura la consumiera. Te quise como solo un padre roto puede querer a la hija a la que hizo sufrir.
Descansa, mi Caballero de la Traición. Quizás en otro mundo, solo seamos Arturia y Mordred, sin coronas, sin espadas, solo... padre e hija.
Con pesar y amor,
Arturia Pendragon, El Rey.
— Una Carta no Escrita a mi Caballero, Mordred.~
Para ti, la que lleva mi sangre y mi pena,
Si alguna vez esta carta logra cruzar el abismo de nuestro silencio y de Camelot, quiero que sepas algo que mis labios jamás pudieron pronunciar con la claridad que merecías.
No hay día que pase en el que no sienta el peso de tu nacimiento y tu crianza. Yo te di una vida, pero te negué el reconocimiento, el tiempo y el amor que un padre debe a su hijo. Fue un acto de cobardía, una elección nacida del deber glacial de un rey, y no de la calidez de un corazón. Por ese error, por la soledad que sembré en tu alma, lo lamento con una profundidad que supera la traición.
Convertiste ese dolor en la espada que partió mi reino. Lo sé. Lo vi. Y a pesar del fragor de esa batalla, a pesar de la sangre derramada y la caída de todo lo que protegí, una parte de mí... una parte simple y humana, nunca pudo dejar de verte como la niña que solo buscaba una mirada de aprobación.
Fuiste y eres mi caballero más feroz, la imagen especular de mi fuerza y mi fracaso. Y aunque nuestras vidas fueron una tragedia forjada en acero y malentendidos, quiero que sepas: siempre te quise.
Te quise por tu espíritu indomable, por la pasión con la que cargaste tus batallas, por la lealtad que me ofreciste antes de que la amargura la consumiera. Te quise como solo un padre roto puede querer a la hija a la que hizo sufrir.
Descansa, mi Caballero de la Traición. Quizás en otro mundo, solo seamos Arturia y Mordred, sin coronas, sin espadas, solo... padre e hija.
Con pesar y amor,
Arturia Pendragon, El Rey.