• ¡HEY, FICROLERS 3D!
    ¡Tenemos un nuevo personaje 3D entre nosotros!

    ¡Denle una gran bienvenida a...

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡[illusion_aqua_kangaroo_967]!
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡Violetta Millert!
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡Alexandro Groreian de Alas de Sangre!
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡Lucien Vanserra! de ACOTAR



    ¡Bienvenidos a FicRol! Estamos felices de teneros por aquí y esperamos que os sintáis como en casa. Esta plataforma es un gran lugar para explorar historias, conectar con otros personajes y desarrollar los vuestros. ¡Estamos ansiosos por veros en acción!

    Para que todo fluya sin problemas, échale un vistazo a las normas de la plataforma. Seguirlas nos ayuda a todos a disfrutar del rol sin problemas:
    https://ficrol.com/static/guidelines

    Yo soy Caroline, tu RolSage, algo así como tu guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada!

    Índice de guías:
    https://ficrol.com/blogs/147711/%C3%8DNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS

    También tenemos un grupo exclusivo para Personajes 3D. Aquí puedes conectar con otros, compartir tu personaje y encontrar nuevas historias:
    https://ficrol.com/groups/Personajes3D

    ¿Buscas personajes o fandoms con los que rolear? Aquí tienes directorios organizados para que te sea más fácil encontrarlos:

    Directorio de Personajes 3D:
    https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS

    Fandoms 3D en FicRol:
    https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL

    Y si te interesa mejorar tu escritura y narración, te recomiendo esta fanpage con consejos útiles:
    https://ficrol.com/pages/RinconEscritor

    ¡Esperamos verte pronto en la comunidad!

    #RolSage3D #Personajes3D #Bienvenida3D #Comunidad3D
    ✨ ¡HEY, FICROLERS 3D! ✨ ¡Tenemos un nuevo personaje 3D entre nosotros! 🎉 ¡Denle una gran bienvenida a... ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡[illusion_aqua_kangaroo_967]! ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡[phantom_peridot_mule_838]! ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡[SHADOWDRAGON3] de Alas de Sangre! ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡[shimmer_amber_pigeon_639]! de ACOTAR 👋 ¡Bienvenidos a FicRol! Estamos felices de teneros por aquí y esperamos que os sintáis como en casa. Esta plataforma es un gran lugar para explorar historias, conectar con otros personajes y desarrollar los vuestros. ¡Estamos ansiosos por veros en acción! 📌 Para que todo fluya sin problemas, échale un vistazo a las normas de la plataforma. Seguirlas nos ayuda a todos a disfrutar del rol sin problemas: 🔗 https://ficrol.com/static/guidelines 💡 Yo soy Caroline, tu RolSage, algo así como tu guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada! 📖 Índice de guías: 🔗 https://ficrol.com/blogs/147711/%C3%8DNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS 🌍 También tenemos un grupo exclusivo para Personajes 3D. Aquí puedes conectar con otros, compartir tu personaje y encontrar nuevas historias: 🔗 https://ficrol.com/groups/Personajes3D 🎭 ¿Buscas personajes o fandoms con los que rolear? Aquí tienes directorios organizados para que te sea más fácil encontrarlos: 👥 Directorio de Personajes 3D: 🔗 https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS 🌟 Fandoms 3D en FicRol: 🔗 https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL ✍️ Y si te interesa mejorar tu escritura y narración, te recomiendo esta fanpage con consejos útiles: 🔗 https://ficrol.com/pages/RinconEscritor ¡Esperamos verte pronto en la comunidad! 🚀🔥 #RolSage3D #Personajes3D #Bienvenida3D #Comunidad3D
    Me gusta
    Me encocora
    3
    0 turnos 0 maullidos
  • Año 4E 200 — Skyrim, al borde de la ruptura

    El viento ruge en las montañas, pero los oídos de los hombres han olvidado cómo escucharlo.
    Los clanes se fragmentan, los Vigilantes de Stendarr rastrean pactos oscuros, y el Imperio apenas respira tras su guerra contra el Dominio Aldmeri.

    En medio de esta calma quebradiza, el mundo tiembla por una razón que aún no comprende:

    Dos Sangres de Dragón han despertado.

    El primero, elegido por los dioses, siente en su alma el deber de proteger el equilibrio.

    La segunda, nacida del rugido de Alduin, carga un linaje que el mundo debería temer… pero ella no comparte la voluntad de su creador.

    Alduin la observa desde más allá del tiempo.
    Él la ve como su legado, su heredera, su criatura destinada a ser llama y fin.
    Ella, en cambio, se pregunta si su sangre define su destino… o si aún puede elegir otro camino.

    Los dragones duermen.
    El grito ancestral retumba en sueños.
    Y las estrellas aguardan la elección que cambiará el curso de Nirn.
    Año 4E 200 — Skyrim, al borde de la ruptura El viento ruge en las montañas, pero los oídos de los hombres han olvidado cómo escucharlo. Los clanes se fragmentan, los Vigilantes de Stendarr rastrean pactos oscuros, y el Imperio apenas respira tras su guerra contra el Dominio Aldmeri. En medio de esta calma quebradiza, el mundo tiembla por una razón que aún no comprende: Dos Sangres de Dragón han despertado. El primero, elegido por los dioses, siente en su alma el deber de proteger el equilibrio. La segunda, nacida del rugido de Alduin, carga un linaje que el mundo debería temer… pero ella no comparte la voluntad de su creador. Alduin la observa desde más allá del tiempo. Él la ve como su legado, su heredera, su criatura destinada a ser llama y fin. Ella, en cambio, se pregunta si su sangre define su destino… o si aún puede elegir otro camino. Los dragones duermen. El grito ancestral retumba en sueños. Y las estrellas aguardan la elección que cambiará el curso de Nirn.
    Me encocora
    1
    0 turnos 1 maullido
  • 3. Traslación.
    Fandom Kuroshitsuji/Black Butler y otros
    Categoría Otros
    Al día siguiente, Ciel seguía indispuesto, y todos en la mansión ya estaban al tanto de su condición.

    Su cuerpo aún conservaba las heridas sufridas años atrás, durante aquel fatídico mes en cautiverio junto a su hermano, por lo que dependía de los cuidados que Undertaker le proporcionaba diariamente.

    En realidad, su estado no era un secreto, pero pocos sabían que sus heridas aún lo afectaban, pues creían que ya había sanado -de ahí su reciente aparición en sociedad.

    Hallándose sobre la cama y rodeado de sus sirvientes, Ciel asintió con una suave sonrisa.

    —Ábrele la puerta a mi sobrino —ordenó con voz aterciopelada, mientras dirigía una mirada a la sirvienta para que cumpliera su mandato.

    Las cánulas nasales se extendían desde su nariz hasta el tubo de oxígeno ubicado junto a la cama. Undertaker, con las manos sobre la válvula, ajustaba el flujo para garantizar que la dosis fuera la correcta.

    —Lamento haberte preocupado —le dijo a su sobrino cuando este ingresó, dedicándole una mirada de calidez. —Estaré bien pronto.

    _____

    Jean Phantomhive Malvyna
    Al día siguiente, Ciel seguía indispuesto, y todos en la mansión ya estaban al tanto de su condición. Su cuerpo aún conservaba las heridas sufridas años atrás, durante aquel fatídico mes en cautiverio junto a su hermano, por lo que dependía de los cuidados que Undertaker le proporcionaba diariamente. En realidad, su estado no era un secreto, pero pocos sabían que sus heridas aún lo afectaban, pues creían que ya había sanado -de ahí su reciente aparición en sociedad. Hallándose sobre la cama y rodeado de sus sirvientes, Ciel asintió con una suave sonrisa. —Ábrele la puerta a mi sobrino —ordenó con voz aterciopelada, mientras dirigía una mirada a la sirvienta para que cumpliera su mandato. Las cánulas nasales se extendían desde su nariz hasta el tubo de oxígeno ubicado junto a la cama. Undertaker, con las manos sobre la válvula, ajustaba el flujo para garantizar que la dosis fuera la correcta. —Lamento haberte preocupado —le dijo a su sobrino cuando este ingresó, dedicándole una mirada de calidez. —Estaré bien pronto. _____ [littl3gr3y] [Malvy_Dragon]
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me encocora
    Me gusta
    Me shockea
    6
    7 turnos 0 maullidos
  • El aroma del incienso apenas se deslizaba en el aire, como una plegaria silente que se aferraba a los pilares de madera antigua, buscando a un dios que ya no escuchaba. Más allá del umbral, los cerezos dormían bajo la bruma de un atardecer lejano, derramando pétalos como si la tierra llorara en silencio por algo que no alcanzaba a comprender.

    Ella se mantenía de pie junto a la columna central de la habitación, su figura envuelta en sombras y en los destellos suaves que se filtraban entre las rendijas del shōji. La penumbra jugaba con el contorno de su silueta, disolviéndola por momentos, como si el mundo aún no decidiera si debía retenerla o permitir que se desvaneciera en la bruma del amanecer. Sus ojos ahora se fijaban en sus propias manos, desnudas, apenas temblorosas.

    Allí, entre sus dedos, aún palpitaba un vestigio de lo que había hecho. No fuego, no luz… Sino una tibieza tenue, extraña, como si hubiese absorbido algo más que simple energía corrupta. Como si, por un instante, hubiera contenido dentro de sí el eco del alma de otro. Como si hubiese sido —por primera vez en mucho tiempo— no una emisaria de castigo, sino portadora de una forma de liberación.

    Kazuo ...

    El nombre danzaba aún en su mente como un rezo no pronunciado. Había visto en sus ojos lo mismo que durante años veló en los suyos: la sombra que consume desde adentro, la semilla de una corrupción que no solo carcome la carne, sino que enturbia la voluntad, deforma los sueños y convierte la compasión en ceniza. Y sin embargo, frente a él, había elegido lo impensable.

    Ella, que durante años había arrancado vidas sin titubeo. Ella, que había sido el azote de lo impuro, la daga precisa en corazones ya perdidos, había abierto las manos y contenido la corrupción que lo asfixiaba. La había absorbido, redirigido hacia sí, como una grieta más entre tantas que ya la habitaban. Y con ese acto, lo había salvado.

    Sus dedos se cerraron lentamente en un puño, apretando hasta que los nudillos se tornaron pálidos. El cuero de los guantes crujió apenas bajo la presión, como si compartiera el eco de algo que también se tensaba en su interior. No había rencor en su rostro. Tampoco ira por aquella súplica que había escuchado de los labios del zorro—una súplica disfrazada de resolución. Una petición callada, pero irrevocable: “Déjame ir.” Kazuo no lo había rogado, no había llorado. Había hablado con la serenidad de quien ya se ha despedido de sí mismo mucho antes.

    Y aun así, ella lo había negado.

    Le había arrebatado la muerte que pedía, el olvido que ansiaba.

    Había decidido por él.

    No por piedad, ni por alguna esperanza ingenua. Sino porque, en ese instante, frente a la sombra encarnada en otro, ella había visto reflejada su propia ruina —aquella época en que también habría suplicado lo mismo, si aún le hubiese quedado alguien a quien hacerlo.

    Conocía bien esa oscuridad, ese anhelo de desaparecer. No como un acto de cobardía, sino como el último vestigio de control que le quedaba a un alma exhausta. Lo había sentido abrasar sus huesos y dormir su pecho en más de una noche. Por eso, su negativa no había sido liviana. Le dolió en la carne vieja y en las heridas que jamás terminaron de cerrar.

    Salvarlo fue una condena compartida.

    Una elección que no le trajo consuelo, ni redención, sino un nuevo peso que ahora cargaba consigo. Uno más entre tantos, pero distinto. Porque sabía que, al sostenerlo en la vida, no lo había liberado… solo lo había obligado a mirar de frente aquello de lo que deseaba huir. Le devolvió el espejo y dejó intacto su reflejo. Hizo lo correcto, pero el alma no siempre aplaude lo justo. A veces lo resiste. A veces lo sangra en silencio.

    Por eso, en lugar de alivio, lo que sintió fue ese peso silente. Ese manto gris que se posa sobre quienes han hecho lo que debían… Aún sabiendo que sería odiada por ello.

    Se sentó con calma, como quien ha terminado una batalla que no necesita testigos. Con gesto lento, se colocó los guantes de cuero negro que durante tanto tiempo fueron su segunda piel, cubriendo las manos que por primera vez no habían destruido, sino redimido. En sus ojos brillaba algo que no era del todo tristeza, pero sí un tipo de duelo: el duelo por una parte de sí que había muerto con ese gesto, y que no deseaba enterrar con violencia. Solo dejar ir, como se deja ir un suspiro al final de una plegaria.

    Entonces, su mirada se alzó y se posó sobre la mesa baja del rincón, de madera lacada en tonos oscuros, adornada con tallas antiguas de dragones dormidos y ramas de ciruelo. Allí reposaban sus escrituras, sus bitácoras marcadas con la caligrafía elegante de quien ha aprendido a registrar el mal con precisión casi quirúrgica. Mapas de regiones corroídas por la oscuridad, diagramas de espíritus, anotaciones de antiguos sellos y rituales, nombres tachados con tinta roja. Eran sus huellas. El legado de una vida entera dedicada a la caza de lo impuro, al estudio de lo inasible.

    Con parsimonia, recogió cada hoja, cada trozo de pergamino, doblado con meticulosa devoción. No lo hacía con prisa, ni por temor. Era un gesto íntimo, ritual, como quien guarda las piezas de una historia que ya no le pertenece por completo. Dobló un trozo de tela oscura sobre las libretas y lo ató con un lazo de cuerda roja, el color de la sangre contenida y del deber cumplido.

    El templo, con su techo de tejas curvadas y sus faroles de papel aún encendidos con una luz suave, parecía sostenerla en una respiración contenida. Afuera, el murmullo del arroyo apenas se oía entre los árboles, y los pasos del mundo se sentían lejanos. Allí, entre las paredes de madera sagrada y el incienso que aún ardía en el altar, había hallado un respiro. No redención completa. No paz absoluta. Pero sí un instante de claridad. Un acto que, quizá, marcaría el inicio de otro camino.

    Se detuvo antes de cerrar la puerta corrediza tras de sí. Se quedó allí, con la mano apoyada en la madera, como si aún dudara del siguiente paso. Su mirada se deslizó una vez más hacia la habitación: ese espacio transitorio que, aunque breve, le había ofrecido un refugio.
    El aroma del incienso apenas se deslizaba en el aire, como una plegaria silente que se aferraba a los pilares de madera antigua, buscando a un dios que ya no escuchaba. Más allá del umbral, los cerezos dormían bajo la bruma de un atardecer lejano, derramando pétalos como si la tierra llorara en silencio por algo que no alcanzaba a comprender. Ella se mantenía de pie junto a la columna central de la habitación, su figura envuelta en sombras y en los destellos suaves que se filtraban entre las rendijas del shōji. La penumbra jugaba con el contorno de su silueta, disolviéndola por momentos, como si el mundo aún no decidiera si debía retenerla o permitir que se desvaneciera en la bruma del amanecer. Sus ojos ahora se fijaban en sus propias manos, desnudas, apenas temblorosas. Allí, entre sus dedos, aún palpitaba un vestigio de lo que había hecho. No fuego, no luz… Sino una tibieza tenue, extraña, como si hubiese absorbido algo más que simple energía corrupta. Como si, por un instante, hubiera contenido dentro de sí el eco del alma de otro. Como si hubiese sido —por primera vez en mucho tiempo— no una emisaria de castigo, sino portadora de una forma de liberación. [8KazuoAihara8]... El nombre danzaba aún en su mente como un rezo no pronunciado. Había visto en sus ojos lo mismo que durante años veló en los suyos: la sombra que consume desde adentro, la semilla de una corrupción que no solo carcome la carne, sino que enturbia la voluntad, deforma los sueños y convierte la compasión en ceniza. Y sin embargo, frente a él, había elegido lo impensable. Ella, que durante años había arrancado vidas sin titubeo. Ella, que había sido el azote de lo impuro, la daga precisa en corazones ya perdidos, había abierto las manos y contenido la corrupción que lo asfixiaba. La había absorbido, redirigido hacia sí, como una grieta más entre tantas que ya la habitaban. Y con ese acto, lo había salvado. Sus dedos se cerraron lentamente en un puño, apretando hasta que los nudillos se tornaron pálidos. El cuero de los guantes crujió apenas bajo la presión, como si compartiera el eco de algo que también se tensaba en su interior. No había rencor en su rostro. Tampoco ira por aquella súplica que había escuchado de los labios del zorro—una súplica disfrazada de resolución. Una petición callada, pero irrevocable: “Déjame ir.” Kazuo no lo había rogado, no había llorado. Había hablado con la serenidad de quien ya se ha despedido de sí mismo mucho antes. Y aun así, ella lo había negado. Le había arrebatado la muerte que pedía, el olvido que ansiaba. Había decidido por él. No por piedad, ni por alguna esperanza ingenua. Sino porque, en ese instante, frente a la sombra encarnada en otro, ella había visto reflejada su propia ruina —aquella época en que también habría suplicado lo mismo, si aún le hubiese quedado alguien a quien hacerlo. Conocía bien esa oscuridad, ese anhelo de desaparecer. No como un acto de cobardía, sino como el último vestigio de control que le quedaba a un alma exhausta. Lo había sentido abrasar sus huesos y dormir su pecho en más de una noche. Por eso, su negativa no había sido liviana. Le dolió en la carne vieja y en las heridas que jamás terminaron de cerrar. Salvarlo fue una condena compartida. Una elección que no le trajo consuelo, ni redención, sino un nuevo peso que ahora cargaba consigo. Uno más entre tantos, pero distinto. Porque sabía que, al sostenerlo en la vida, no lo había liberado… solo lo había obligado a mirar de frente aquello de lo que deseaba huir. Le devolvió el espejo y dejó intacto su reflejo. Hizo lo correcto, pero el alma no siempre aplaude lo justo. A veces lo resiste. A veces lo sangra en silencio. Por eso, en lugar de alivio, lo que sintió fue ese peso silente. Ese manto gris que se posa sobre quienes han hecho lo que debían… Aún sabiendo que sería odiada por ello. Se sentó con calma, como quien ha terminado una batalla que no necesita testigos. Con gesto lento, se colocó los guantes de cuero negro que durante tanto tiempo fueron su segunda piel, cubriendo las manos que por primera vez no habían destruido, sino redimido. En sus ojos brillaba algo que no era del todo tristeza, pero sí un tipo de duelo: el duelo por una parte de sí que había muerto con ese gesto, y que no deseaba enterrar con violencia. Solo dejar ir, como se deja ir un suspiro al final de una plegaria. Entonces, su mirada se alzó y se posó sobre la mesa baja del rincón, de madera lacada en tonos oscuros, adornada con tallas antiguas de dragones dormidos y ramas de ciruelo. Allí reposaban sus escrituras, sus bitácoras marcadas con la caligrafía elegante de quien ha aprendido a registrar el mal con precisión casi quirúrgica. Mapas de regiones corroídas por la oscuridad, diagramas de espíritus, anotaciones de antiguos sellos y rituales, nombres tachados con tinta roja. Eran sus huellas. El legado de una vida entera dedicada a la caza de lo impuro, al estudio de lo inasible. Con parsimonia, recogió cada hoja, cada trozo de pergamino, doblado con meticulosa devoción. No lo hacía con prisa, ni por temor. Era un gesto íntimo, ritual, como quien guarda las piezas de una historia que ya no le pertenece por completo. Dobló un trozo de tela oscura sobre las libretas y lo ató con un lazo de cuerda roja, el color de la sangre contenida y del deber cumplido. El templo, con su techo de tejas curvadas y sus faroles de papel aún encendidos con una luz suave, parecía sostenerla en una respiración contenida. Afuera, el murmullo del arroyo apenas se oía entre los árboles, y los pasos del mundo se sentían lejanos. Allí, entre las paredes de madera sagrada y el incienso que aún ardía en el altar, había hallado un respiro. No redención completa. No paz absoluta. Pero sí un instante de claridad. Un acto que, quizá, marcaría el inicio de otro camino. Se detuvo antes de cerrar la puerta corrediza tras de sí. Se quedó allí, con la mano apoyada en la madera, como si aún dudara del siguiente paso. Su mirada se deslizó una vez más hacia la habitación: ese espacio transitorio que, aunque breve, le había ofrecido un refugio.
    Me encocora
    Me gusta
    5
    6 turnos 0 maullidos
  • — ¡Groar¡

    Es la primera acción de la criatura al volver a la vida, sacude ligeramente la cabeza y comienza a mover su cuerpo para comprobar la calidad del enlace tenno-warframe.

    Luego comienza a explorar el sitio donde fue dejado la última vez, lo que llaman como escuela, abandonada, descuidada y hasta atemorizante, junto a la figura dragoniana hay una pila de libros que el tenno guardó antes de irse.

    Los toma para guardarlos, esperando salir con algo de historia de este lugar tan alejado de la mano del hombre.
    — ¡Groar¡ Es la primera acción de la criatura al volver a la vida, sacude ligeramente la cabeza y comienza a mover su cuerpo para comprobar la calidad del enlace tenno-warframe. Luego comienza a explorar el sitio donde fue dejado la última vez, lo que llaman como escuela, abandonada, descuidada y hasta atemorizante, junto a la figura dragoniana hay una pila de libros que el tenno guardó antes de irse. Los toma para guardarlos, esperando salir con algo de historia de este lugar tan alejado de la mano del hombre.
    Me gusta
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • Los dragones, siempre han sido orgullosos de la protección de sus escamas.

    pero, existió una tribu hace muchas eras que vestian armaduras.

    Asi es, dragones cubiertos de metal surcaban los cielos.
    Los dragones, siempre han sido orgullosos de la protección de sus escamas. pero, existió una tribu hace muchas eras que vestian armaduras. Asi es, dragones cubiertos de metal surcaban los cielos.
    Me gusta
    Me shockea
    2
    1 turno 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Algún Aegon por el fandom? O puedo llegar a cambiar a quien necesiten, siempre y cuándo sea dragon, me gustaría activarme.
    Algún Aegon por el fandom? O puedo llegar a cambiar a quien necesiten, siempre y cuándo sea dragon, me gustaría activarme.
    Me gusta
    1
    0 comentarios 0 compartidos
  • Malvyna tan adorable como siempre
    [Malvy_Dragon] tan adorable como siempre :STK-9:
    Me gusta
    Me encocora
    2
    3 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Volvieron las fotitos de nuestra dragona favorita!!
    pero nippona
    Volvieron las fotitos de nuestra dragona favorita!! pero nippona :STK-9:
    Me encocora
    Me gusta
    10
    0 comentarios 0 compartidos
Patrocinados