La espectral joven llegó con pasos suaves hasta el recinto donde se encontraba el oráculo, acompañada de aquella dualidad nata en ella. Seguida por sus sombras, tal como las polillas siguen a la luz. Entro lentamente con una actitud completamente respetuosa, dejando tras de ella las sombras que desaparecieron al entrar en contacto con la gran luz del lugar.
En sus temblorosas mano llevaba una canasta tejida por ella misma, con una botella del mejor jugo de granada y lo que parecía un queso que la joven hizo con sus propias manos. Se detuvo, respirando como si pidiera permiso al viento para ello, su rostro imperturbable se vio iluminado al retirar el velo oscuro que la cubría. Y con voz serena y aterciopelada comenzó a hablar
─ Gran oráculo, te vengo a ver,
No como dios, sino como hermana que quiere saber.
Mi hermano Zagreus, guerrero valiente y fuerte,
Lucha en el Inframundo, con fuego que arde sin muerte.
Quiero saber si hay una profecía que lo espera,
Y si puedes guiarme, para que yo pueda
En su camino ser luz clara y sincera."
La diosa iba no como tormenta, no como fuego abrazador, no como quien exige sino como quien suplica, quien añora respuestas. Levanto la canasta en directo del gran Apolo, mostrando su contenido. No era una deidad, no era oscuridad, no era nada mas que una hermana preocupada, una que añoraba encontrar un forma de ayudar a su querido hermano.
─ Pero se que todo tiene un costo, espero que esté pequeño gesto sea suficiente para lo que solicito...
El dios sol al ver llegar a la joven, alzo las cejas algo sorprendido, su alegría era clara ante como la diosa se presento hablando en rima, honrándole así al ser dios de las artes y la poesía. Pero antes de poder abrir la boca, Apolo ya estaba soltando una profecía para la chica
─ Tu hermano no está perdido,
duerme envuelto en rojo olvido.
No lo salves por la fuerza,
dale amor que le refuerza.
Di su nombre con ternura,
muéstrale que aún perdura.
No es fantasma si hay amor:
es camino, no dolor.
Vio al dios terminar de hablar, volviendo a la normalidad, agradeciendo su ofrenda dejándola partir, con aun mas dudas. Su hermano el gran guerrero del inframundo en verdad la preocupaba, ella incapaz de dormir, siempre escuchaba los lamentos que Zagreus daba entre sueños. La preocupaba, en verdad quería ayudarle, esta profecía solo dejaba en claro una cosa, tendría que hablar con us hermano sin tapujos ni escudos, solo corazón y sinceridad en cada palabra.
En sus temblorosas mano llevaba una canasta tejida por ella misma, con una botella del mejor jugo de granada y lo que parecía un queso que la joven hizo con sus propias manos. Se detuvo, respirando como si pidiera permiso al viento para ello, su rostro imperturbable se vio iluminado al retirar el velo oscuro que la cubría. Y con voz serena y aterciopelada comenzó a hablar
─ Gran oráculo, te vengo a ver,
No como dios, sino como hermana que quiere saber.
Mi hermano Zagreus, guerrero valiente y fuerte,
Lucha en el Inframundo, con fuego que arde sin muerte.
Quiero saber si hay una profecía que lo espera,
Y si puedes guiarme, para que yo pueda
En su camino ser luz clara y sincera."
La diosa iba no como tormenta, no como fuego abrazador, no como quien exige sino como quien suplica, quien añora respuestas. Levanto la canasta en directo del gran Apolo, mostrando su contenido. No era una deidad, no era oscuridad, no era nada mas que una hermana preocupada, una que añoraba encontrar un forma de ayudar a su querido hermano.
─ Pero se que todo tiene un costo, espero que esté pequeño gesto sea suficiente para lo que solicito...
El dios sol al ver llegar a la joven, alzo las cejas algo sorprendido, su alegría era clara ante como la diosa se presento hablando en rima, honrándole así al ser dios de las artes y la poesía. Pero antes de poder abrir la boca, Apolo ya estaba soltando una profecía para la chica
─ Tu hermano no está perdido,
duerme envuelto en rojo olvido.
No lo salves por la fuerza,
dale amor que le refuerza.
Di su nombre con ternura,
muéstrale que aún perdura.
No es fantasma si hay amor:
es camino, no dolor.
Vio al dios terminar de hablar, volviendo a la normalidad, agradeciendo su ofrenda dejándola partir, con aun mas dudas. Su hermano el gran guerrero del inframundo en verdad la preocupaba, ella incapaz de dormir, siempre escuchaba los lamentos que Zagreus daba entre sueños. La preocupaba, en verdad quería ayudarle, esta profecía solo dejaba en claro una cosa, tendría que hablar con us hermano sin tapujos ni escudos, solo corazón y sinceridad en cada palabra.
La espectral joven llegó con pasos suaves hasta el recinto donde se encontraba el oráculo, acompañada de aquella dualidad nata en ella. Seguida por sus sombras, tal como las polillas siguen a la luz. Entro lentamente con una actitud completamente respetuosa, dejando tras de ella las sombras que desaparecieron al entrar en contacto con la gran luz del lugar.
En sus temblorosas mano llevaba una canasta tejida por ella misma, con una botella del mejor jugo de granada y lo que parecía un queso que la joven hizo con sus propias manos. Se detuvo, respirando como si pidiera permiso al viento para ello, su rostro imperturbable se vio iluminado al retirar el velo oscuro que la cubría. Y con voz serena y aterciopelada comenzó a hablar
─ Gran oráculo, te vengo a ver,
No como dios, sino como hermana que quiere saber.
Mi hermano Zagreus, guerrero valiente y fuerte,
Lucha en el Inframundo, con fuego que arde sin muerte.
Quiero saber si hay una profecía que lo espera,
Y si puedes guiarme, para que yo pueda
En su camino ser luz clara y sincera."
La diosa iba no como tormenta, no como fuego abrazador, no como quien exige sino como quien suplica, quien añora respuestas. Levanto la canasta en directo del gran Apolo, mostrando su contenido. No era una deidad, no era oscuridad, no era nada mas que una hermana preocupada, una que añoraba encontrar un forma de ayudar a su querido hermano.
─ Pero se que todo tiene un costo, espero que esté pequeño gesto sea suficiente para lo que solicito...
El dios sol al ver llegar a la joven, alzo las cejas algo sorprendido, su alegría era clara ante como la diosa se presento hablando en rima, honrándole así al ser dios de las artes y la poesía. Pero antes de poder abrir la boca, Apolo ya estaba soltando una profecía para la chica
─ Tu hermano no está perdido,
duerme envuelto en rojo olvido.
No lo salves por la fuerza,
dale amor que le refuerza.
Di su nombre con ternura,
muéstrale que aún perdura.
No es fantasma si hay amor:
es camino, no dolor.
Vio al dios terminar de hablar, volviendo a la normalidad, agradeciendo su ofrenda dejándola partir, con aun mas dudas. Su hermano el gran guerrero del inframundo en verdad la preocupaba, ella incapaz de dormir, siempre escuchaba los lamentos que Zagreus daba entre sueños. La preocupaba, en verdad quería ayudarle, esta profecía solo dejaba en claro una cosa, tendría que hablar con us hermano sin tapujos ni escudos, solo corazón y sinceridad en cada palabra.


