• — ¿Ya es de día?. La noche es aburrida sin ti... si no apareces vampira loca voy a tener esa cita con la detective
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    —¿Que tengo nombre de detective? Claro que sí, soy un Dupount.. generaciones de mi familia han servido en Francia para llevar la justicia a cada rincón.. No pienso hacer de menos..
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  • —Debia comprar algunas cosas, pero me distraje con la foto de una joven desaparecida fijada en mural. Tome mi teléfono y marque al número de la foto—

    ❦ Buenos días!. Soy Christian Krüger detective privado, me interesa su caso...
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    || Aun recuerdo cuando quería hacer una trama con una amelia watson, de que ella fuera la detective que buscara a mi ladron multiversal... Te extrañaré mi Oshi de Hololive.
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  • ─────── Ⲓⲛ⳨ⲟ ⲢⲚⳖ → Ⲙⲇⲅⲕ Ⲧⲏⲟⲙⲣ⳽ⲟⲛ

    42 años ─ Detective Senior

    Mark Thompson es un detective con más de veinte años de experiencia en las fuerzas policiales, poseedor de una personalidad pragmática y un carácter duro.

    Con una estatura imponente y una mirada aguda, Mark siempre ha sido conocido por su enfoque directo y sin rodeos. Durante la mayor parte de su carrera, fue un escéptico empedernido, confiando solo en los hechos y en lo que podía ver con sus propios ojos. Sin embargo, un caso misterioso hace 15 años, que desafió toda lógica, cambió su perspectiva para siempre, abriendo su mente a lo inexplicable. Desde entonces, aunque sigue siendo un hombre de pruebas y evidencia, ha aprendido a aceptar que hay cosas que escapan a la comprensión humana.

    Esta mezcla de escepticismo residual y nueva apertura lo hace un aliado invaluable en los casos más inusuales.

    #PNJ #CazadoresDeMisterios
    ─────── Ⲓⲛ⳨ⲟ ⲢⲚⳖ → Ⲙⲇⲅⲕ Ⲧⲏⲟⲙⲣ⳽ⲟⲛ 42 años ─ Detective Senior Mark Thompson es un detective con más de veinte años de experiencia en las fuerzas policiales, poseedor de una personalidad pragmática y un carácter duro. Con una estatura imponente y una mirada aguda, Mark siempre ha sido conocido por su enfoque directo y sin rodeos. Durante la mayor parte de su carrera, fue un escéptico empedernido, confiando solo en los hechos y en lo que podía ver con sus propios ojos. Sin embargo, un caso misterioso hace 15 años, que desafió toda lógica, cambió su perspectiva para siempre, abriendo su mente a lo inexplicable. Desde entonces, aunque sigue siendo un hombre de pruebas y evidencia, ha aprendido a aceptar que hay cosas que escapan a la comprensión humana. Esta mezcla de escepticismo residual y nueva apertura lo hace un aliado invaluable en los casos más inusuales. #PNJ #CazadoresDeMisterios
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  • ──── Acto 6: El Final

    Un chasquido de succión se deja oír cuando Nayla Vannicelli logra su cometido. Ubicada junto a los huesos de Elizabeth dentro del cofre, descansa una joya de un tamaño sorprendente, aproximadamente del tamaño de un puño cerrado. Su superficie es suave y pulida, pero parece estar en constante movimiento, como si pequeñas corrientes de energía fluyeran bajo su superficie. Es de un color púrpura profundo, casi negro, que parece absorber la luz en lugar de reflejarla, dándole un aspecto sombrío y ominoso.

    En su centro, un débil resplandor rojo pulsa rítmicamente, como un corazón latiendo, emitiendo una energía fría y maligna. Es evidente que esta piedra es una fuente de poder oscuro, capaz de contener y amplificar el alma de Elizabeth, dándole la fuerza que ha demostrado hasta ahora.

    El filo oscuro del puñal de James Benjamin Blackwood penetra la piedra del alma, que emite un destello de energía violenta. Un grito desgarrador, como el eco de las almas que Elizabeth ha consumido, resuena en la habitación mientras la piedra se rompe en mil pedazos, liberando un torrente de energía oscura.

    Elizabeth, atrapada en su lucha contra los espectros y concentrando su odio en Tolek Zientek, sufre un golpe devastador al sentir la destrucción de su piedra del alma. Su cuerpo se estremece, sus tentáculos se desvanecen en humo, y un chillido agudo de pura desesperación y rabia llena la sala. Su forma se desintegra rápidamente, convirtiéndose en cenizas que se dispersan en el aire antes de caer al suelo en un silencio sepulcral.

    La mansión, que había estado vibrando con la furia de Elizabeth, queda en una calma inquietante, como si su misma existencia hubiera sido purgada del lugar.

    El silencio que sigue es breve, apenas un suspiro en la oscuridad. De repente, un crujido ominoso resuena a través de las paredes de la mansión, como un lamento profundo que emana de las mismas entrañas de la casa. El suelo bajo sus pies tiembla, y un polvo fino comienza a caer desde el techo.

    Las paredes, que antes parecían tan sólidas, ahora se agrietan como si fueran de papel, y las vigas del techo ceden con un gemido espeluznante. El aire se llena de una vibración creciente, un presagio de la inminente catástrofe. El lugar que había sido el centro del poder de Elizabeth y su padre comienza a derrumbarse, como si la misma estructura de la mansión dependiera de la existencia de su dueña.

    Participantes:
    ──── Tolek Zientek
    ──── Nayla Vannicelli
    ──── James Benjamin Blackwood

    #wendigo #ElBrujoCojo #DetectivePrivado
    ──── Acto 6: El Final Un chasquido de succión se deja oír cuando [Nayla0] logra su cometido. Ubicada junto a los huesos de Elizabeth dentro del cofre, descansa una joya de un tamaño sorprendente, aproximadamente del tamaño de un puño cerrado. Su superficie es suave y pulida, pero parece estar en constante movimiento, como si pequeñas corrientes de energía fluyeran bajo su superficie. Es de un color púrpura profundo, casi negro, que parece absorber la luz en lugar de reflejarla, dándole un aspecto sombrío y ominoso. En su centro, un débil resplandor rojo pulsa rítmicamente, como un corazón latiendo, emitiendo una energía fría y maligna. Es evidente que esta piedra es una fuente de poder oscuro, capaz de contener y amplificar el alma de Elizabeth, dándole la fuerza que ha demostrado hasta ahora. El filo oscuro del puñal de [Wendigo] penetra la piedra del alma, que emite un destello de energía violenta. Un grito desgarrador, como el eco de las almas que Elizabeth ha consumido, resuena en la habitación mientras la piedra se rompe en mil pedazos, liberando un torrente de energía oscura. Elizabeth, atrapada en su lucha contra los espectros y concentrando su odio en [Tolek], sufre un golpe devastador al sentir la destrucción de su piedra del alma. Su cuerpo se estremece, sus tentáculos se desvanecen en humo, y un chillido agudo de pura desesperación y rabia llena la sala. Su forma se desintegra rápidamente, convirtiéndose en cenizas que se dispersan en el aire antes de caer al suelo en un silencio sepulcral. La mansión, que había estado vibrando con la furia de Elizabeth, queda en una calma inquietante, como si su misma existencia hubiera sido purgada del lugar. El silencio que sigue es breve, apenas un suspiro en la oscuridad. De repente, un crujido ominoso resuena a través de las paredes de la mansión, como un lamento profundo que emana de las mismas entrañas de la casa. El suelo bajo sus pies tiembla, y un polvo fino comienza a caer desde el techo. Las paredes, que antes parecían tan sólidas, ahora se agrietan como si fueran de papel, y las vigas del techo ceden con un gemido espeluznante. El aire se llena de una vibración creciente, un presagio de la inminente catástrofe. El lugar que había sido el centro del poder de Elizabeth y su padre comienza a derrumbarse, como si la misma estructura de la mansión dependiera de la existencia de su dueña. Participantes: ──── [Tolek] ──── [Nayla0] ──── [Wendigo] #wendigo #ElBrujoCojo #DetectivePrivado
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  • ──── Acto 5: Elizabeth Hawthorne

    La mansión parece haber cobrado vida con la llegada de sus tres visitantes. Bajo las primeras luces del alba, siluetas oscuras deambulan por los pasillos, suaves voces murmuran en los rincones.

    Cuando Nayla termina la invocación, un frío intenso recorre la habitación. La figura etérea de Elizabeth aparece en la cima de la escalera, envuelta en un resplandor fantasmal. Su rostro, aunque transparente y etéreo, muestra una expresión de agitación y descontento. El brillo pálido de su presencia ilumina la penumbra, y su mirada penetrante se fija en Nayla y James.
    La voz de Elizabeth, aunque etérea, es clara y cargada de urgencia.

    — ¡Fuera! —ordena con firmeza— No hay nada aquí para ustedes sino sufrimiento y peligro. Salgan de esta casa y no vuelvan nunca más. Estarán a salvo si se marchan ahora.

    Señala con un gesto brusco hacia la salida, las puertas se abren despejando el camino que James, Nayla y Tolek recorrieron al llegar. La sombra de la mansión parece ampliarse a su alrededor, como si el mismo edificio intentara expulsarlos. Elizabeth se mantiene en la cima de la escalera, vigilando, su presencia parece emanar una mezcla de odio y repulsión, junto a una innegable urgencia.

    »»————- ⚜ ————-««

    En el oscuro sótano, donde las sombras se arrastran y la música festiva resuena de manera inquietante, una presencia fría se manifiesta frente a Tolek. Edward, el espíritu del prometido de Elizabeth, aparece, su rostro cargado de una mezcla de angustia y temor.

    — No deben estar aquí. —la voz espectral resuena en el aire, cargada de desesperación— No debieron escucharla. Elizabeth está distraída, pero sus intenciones no son lo que parecen. Ella ha sido el fruto de pacto oscuro y lo que planea ahora es mucho más siniestro de lo que imaginan. No confíes en ella. ¡Debes actuar rápido!

    Edward se mueve inquieto, sus palabras impregnadas de una urgencia que hace que el ambiente se vuelva aún más opresivo.

    Participantes:
    ──── Tolek Zientek
    ──── Nayla Vannicelli
    ──── James Benjamin Blackwood

    #wendigo #ElBrujoCojo #DetectivePrivado
    ──── Acto 5: Elizabeth Hawthorne La mansión parece haber cobrado vida con la llegada de sus tres visitantes. Bajo las primeras luces del alba, siluetas oscuras deambulan por los pasillos, suaves voces murmuran en los rincones. Cuando Nayla termina la invocación, un frío intenso recorre la habitación. La figura etérea de Elizabeth aparece en la cima de la escalera, envuelta en un resplandor fantasmal. Su rostro, aunque transparente y etéreo, muestra una expresión de agitación y descontento. El brillo pálido de su presencia ilumina la penumbra, y su mirada penetrante se fija en Nayla y James. La voz de Elizabeth, aunque etérea, es clara y cargada de urgencia. — ¡Fuera! —ordena con firmeza— No hay nada aquí para ustedes sino sufrimiento y peligro. Salgan de esta casa y no vuelvan nunca más. Estarán a salvo si se marchan ahora. Señala con un gesto brusco hacia la salida, las puertas se abren despejando el camino que James, Nayla y Tolek recorrieron al llegar. La sombra de la mansión parece ampliarse a su alrededor, como si el mismo edificio intentara expulsarlos. Elizabeth se mantiene en la cima de la escalera, vigilando, su presencia parece emanar una mezcla de odio y repulsión, junto a una innegable urgencia. »»————- ⚜ ————-«« En el oscuro sótano, donde las sombras se arrastran y la música festiva resuena de manera inquietante, una presencia fría se manifiesta frente a Tolek. Edward, el espíritu del prometido de Elizabeth, aparece, su rostro cargado de una mezcla de angustia y temor. — No deben estar aquí. —la voz espectral resuena en el aire, cargada de desesperación— No debieron escucharla. Elizabeth está distraída, pero sus intenciones no son lo que parecen. Ella ha sido el fruto de pacto oscuro y lo que planea ahora es mucho más siniestro de lo que imaginan. No confíes en ella. ¡Debes actuar rápido! Edward se mueve inquieto, sus palabras impregnadas de una urgencia que hace que el ambiente se vuelva aún más opresivo. Participantes: ──── [Tolek] ──── [Nayla0] ──── [Wendigo] #wendigo #ElBrujoCojo #DetectivePrivado
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  • Takeda estaría caminando por su ciudad, la gente saludando al detective, quien tendría su casco invocado. Iba tarareando, hasta que directamente se quebró a cantar.

    —Ahí viene SHOCKER... Con su ejército infernal...—El detective estaría empujando su moto, su gabardina cubriendo su mecánica piel.

    —Perseguidos por sus sombras negras...—En su mano izquierda invocó la carta de Kamen Rider No.1, sonriendo, la mandíbula de su casco contorsionandose en una sonrisa tierna.

    —El mundo vamos a proteger...—Deja su moto en su estacionamiento, sacándose su bufanda y desintegrando su gabardina.

    —¡Sí, sí! ¡Vamos! ¡Máquina brillante!—Se sacó el casco, y su armadura se deshizo, dejando ver su cuerpo tonificado y lleno de cicatrices de las distintas operaciones que ha tenido.

    —(Okay, no puedo aguantarme.)—Pensó el detective, saltando varios metros en el aire.—¡Rider... Jump!

    —¡Rider... Kick!—Pateó hacia el suelo, aterrizando frente a su puerta, riendo.—Kamen Rider, Kamen Rider...

    Abrió su puerta con suavidad, varios entes mecánicos con forma animal volando en el interior, haciendo sus quehaceres.

    —Rider... Rider...~—Se cayó inconsciente en el piso, durmiendose en el lugar.
    Takeda estaría caminando por su ciudad, la gente saludando al detective, quien tendría su casco invocado. Iba tarareando, hasta que directamente se quebró a cantar. —Ahí viene SHOCKER... Con su ejército infernal...—El detective estaría empujando su moto, su gabardina cubriendo su mecánica piel. —Perseguidos por sus sombras negras...—En su mano izquierda invocó la carta de Kamen Rider No.1, sonriendo, la mandíbula de su casco contorsionandose en una sonrisa tierna. —El mundo vamos a proteger...—Deja su moto en su estacionamiento, sacándose su bufanda y desintegrando su gabardina. —¡Sí, sí! ¡Vamos! ¡Máquina brillante!—Se sacó el casco, y su armadura se deshizo, dejando ver su cuerpo tonificado y lleno de cicatrices de las distintas operaciones que ha tenido. —(Okay, no puedo aguantarme.)—Pensó el detective, saltando varios metros en el aire.—¡Rider... Jump! —¡Rider... Kick!—Pateó hacia el suelo, aterrizando frente a su puerta, riendo.—Kamen Rider, Kamen Rider... Abrió su puerta con suavidad, varios entes mecánicos con forma animal volando en el interior, haciendo sus quehaceres. —Rider... Rider...~—Se cayó inconsciente en el piso, durmiendose en el lugar.
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  • ¡FICROLERS 3D!
    ¡DAMOS LA BIENVENIDA A DOS NUEVOS PERSONAJES 3D!

    Dad la bienvenida a:
    ¡Nayla Vannicelli, OC Detective!
    ¡[tidal_lime_turtle_675], de Ghost RP!

    ¡Bienvenidos! ¡Estamos encantados de teneros en FicRol! ¡Esperamos haceros sentir como en casa y que convirtáis la plataforma en vuestro hogar aportando vuestro granito de arena roleplayer! ¡Estamos deseando conoceros y veros desarrollar vuestros personajes!

    ➤ Por favor, leed bien los lineamientos de la plataforma ya que su cumplimiento es necesario para el bienestar común y el vuestro propio: https://ficrol.com/static/guidelines

    ➤ Sabed que soy vuestra RolSage, una especie de guía y de ayuda en la plataforma para los personajes 3D. Si necesitáis cualquier cosa estoy siempre en DM y, de todos modos, en mi fanpage teneis una guías exhaustivas sobre como funciona ficrol, dadle me gusta para no perdernos nada:

    https://ficrol.com/pages/RolSage3D

    Índice de guías:

    https://ficrol.com/blogs/147711/%C3%8DNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS

    #RolSage3D #AyudaRolSage #AyudaNuevosUsuarios
    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    ¡FICROLERS 3D! ¡DAMOS LA BIENVENIDA A DOS NUEVOS PERSONAJES 3D! Dad la bienvenida a: ¡[Nayla0], OC Detective! ¡[tidal_lime_turtle_675], de Ghost RP! ¡Bienvenidos! ¡Estamos encantados de teneros en FicRol! ¡Esperamos haceros sentir como en casa y que convirtáis la plataforma en vuestro hogar aportando vuestro granito de arena roleplayer! ¡Estamos deseando conoceros y veros desarrollar vuestros personajes! ➤ Por favor, leed bien los lineamientos de la plataforma ya que su cumplimiento es necesario para el bienestar común y el vuestro propio: https://ficrol.com/static/guidelines ➤ Sabed que soy vuestra RolSage, una especie de guía y de ayuda en la plataforma para los personajes 3D. Si necesitáis cualquier cosa estoy siempre en DM y, de todos modos, en mi fanpage teneis una guías exhaustivas sobre como funciona ficrol, dadle me gusta para no perdernos nada: ➤ https://ficrol.com/pages/RolSage3D Índice de guías: ➤ https://ficrol.com/blogs/147711/%C3%8DNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS #RolSage3D #AyudaRolSage #AyudaNuevosUsuarios #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • LA HISTORIA DE AMANDA

    Praga, Checoslovaquia, 8 de diciembre de 1919

    Amanda Novak tiene 22 años. Empezó a prostituirse a los 15. Dejó de hacerlo a los 21, cuando conoció a su último cliente: el señor Nadie.

    Amanda me recibe en su casa, una vivienda humilde que se cae a pedazos: paredes hinchadas por la humedad, techos descascarados, un colchón en el suelo donde duermen varios gatos, tres sillas, una mesa pequeña y un espejo roto que refleja mi silueta cuarteada. Amanda se desplaza en una silla de ruedas oxidada, me pregunta si quiero té de jengibre, le digo que no. Sorprende la miseria que la rodea. Lo primero que le pregunto es qué hizo con el dinero que le pagaron.

    —Doné una parte al hogar de huérfanos en donde crecí —dice—. Al principio se negaron a aceptarlo, hicieron preguntas: de dónde había sacado tanto, quién me lo había dado, etc. Al final los persuadí de que se quedaran con un poco, de que reformaran el hogar y les comprasen ropa nueva y juguetes a los niños... Aceptaron la donación a regañadientes. Claro, imagine a una muerta de hambre como yo, que se aparece con millones de Coronas en una bolsa…
    —¿Y qué hizo con el resto?
    —Contraté a un detective, le dije que le daría la mitad si encontraba al señor Nadie.
    —¿Así se llama el que la secuestró? ¿Señor Nadie?
    —Así se llamaba… —dice Amanda mientras se sirve té en una lata de tomates vacía.

    Amanda tiene el cutis gris, seco y estriado. Me cuesta creer que sólo tenga 22 años. Sus brazos están fibrosos de tanto girar las ruedas. Sus manos son gruesas, ásperas y venosas; parecen manos masculinas. Sus piernas sin pies cuelgan de la silla como algo ajeno al resto de su cuerpo. Lleva el pelo revuelto, casi blanco, tan largo que debe hacerse una trenza para que no se le enrede con las ruedas de la silla. Cualquiera que leyese esta descripción pensaría que se trata de un adefesio... pero no lo es, la belleza late en su cara, en sus facciones suaves y en sus ojos color zafiro, que contrastan con la lividez de su piel.

    Bratislava, 3 de abril de 1918

    «Soy una chica sucia, chupo y trago más que las demás…lala, larala… todos mis agujeros están disponibles para el mejor postor, para el mejor postor…». Así se vende Amanda frente los hombres que pasan a su lado: cantando sus destrezas a viva voz. Algunos se paran y le ofrecen monedas, pero ella sonríe y les responde, también cantando: «No acepto limosnas… chupo y trago mejor que las demás…lala, larala… todos mis agujeros están disponibles para el mejor postor… »
    El estilo que Amanda utiliza para venderse es infantil, las demás putas que comparten la calle se ríen de ella, le dicen estúpida, imbécil, ridícula… pero ella las ignora y sigue cantando; y al final, el mejor postor siempre la elige entre las otras.

    Cerca de las 2 de la mañana, la calle Roja de Bratislava empieza a vaciarse de gente. En lo que va de la noche Amanda se ha dejado sodomizar tres veces y ha hecho seis felaciones. Sus bolsillos están llenos. Se prende un cigarrillo para quitarse el gusto a esperma de la boca. Mientras camina por las desérticas calles de la ciudad, nota que un auto se arrima a la vereda y reduce la velocidad para quedar a la par de ella. Es un Buick blanco, el chofer saca una mano enguantada por la ventanilla y deja caer un rollo de billetes en la calle, luego acelera. Amanda recoge los billetes y sigue caminando pendiente del auto, que se estaciona llegando a la esquina. La mano del chofer suelta otro rollo y vuelve a acelerar. Ella toma el dinero y sigue al auto como un animal hipnotizado. La acción se repite cuatro veces, hasta que el auto se detiene y apaga el motor. Amanda le acerca los cuatro fajos al chofer.
    —¿Qué estás buscando con tanto dinero? —le pregunta.
    En la penumbra Amanda no logra distinguir la cara del tipo, que se baja el ala del sombrero para no dejase ver.
    —Busco sus servicios por 9 meses —le dice.
    Amanda suelta una risotada ordinaria, le tira los billetes en el regazo y se va caminando.
    El auto arranca y la sigue. El chofer saca la mano nuevamente y deja caer algo brillante en la vereda, algo que percute como una piedra. Amanda se agacha y recoge lo que parece ser un diamante.
    —Lo que usted tiene en sus manos es una gema valuada en miles de Coronas. Si me ofrece su cuerpo por 9 meses, se la puede quedar y vivir como una duquesa el resto de su vida.
    Amanda sostiene la joya, la baraja entre sus palmas, es pesada, de forma hexagonal. Mientras el chofer habla, Amanda se quita los zapatos con la punta de los pies y se escapa llevándose el diamante. El auto la persigue tocando el claxon. Amanda toma las calles al azar, gira en las esquinas, derecha, izquierda… se mete en un callejón, no hay salida, intenta treparse al muro para pasar al otro lado, el auto acelera y le aplasta las piernas con el parachoques.

    Amanda despierta en una cama con dosel. Tiene los brazos atados a los pilares de la cabecera. Del dosel cuelga un velo rojizo, se distingue una sombra a través de la tela.
    —¿Dónde estoy? —pregunta.
    —Lejos —responde la sombra.
    —¿Usted quién es?
    —Soy el señor Nadie.
    —¿Qué quiere, por qué me trajó aquí?
    —Se lo dije hace una semana, en la calle: quiero 9 meses.
    Amanda está drogada, siente la boca seca y la lengua hinchada. Habla con dificultad.
    —¿Qué pasa con mis pies? No los siento.
    —Sus piernas quedaron destrozadas. Tuvimos que amputarle los pies para detener la gangrena... —responde la sombra son suma tranquilidad.
    Amanda cierra los ojos y solloza.
    —Esto no puede estar pasando… —murmura.
    La sombra corre el velo y se deja ver. Es un hombre vestido de traje negro, con la cara deformada en protuberancias que emanan un líquido viscoso y amarillento.
    —¡Por Dios! —grita Amanda.
    —Entiendo su espanto —le dice el hombre—. Sucede que sufro de una extraña clase de lepra purulenta. Mi familia lleva varias generaciones sufriendo esta enfermedad. Me han dicho que es un maleficio gitano que le hicieron a mi tatarabuelo, hace 150 años... Sé que soy repulsivo a sus ojos, ni yo mismo tolero mirarme, por eso no hay espejos en esta casa.
    El hombre se sienta al borde de la cama.
    —¿Y yo qué tengo que ver con eso? —pregunta Amanda desviando su mirada—. Déjeme ir, yo no hice nada malo... no quise robarle, perdóneme, por favor…
    El tipo le acaricia la cara. Amanda siente los bultos viscosos de sus manos rozándole las mejillas.
    —Usted nos va a salvar, Amanda —le dice—. Usted fue elegida para curar esta maldición.
    —¿De qué habla? ¿Está chiflado?
    —Esta noche, los hombres de esta familia: mis tres hermanos, mi padre, mis cuatro sobrinos y mis dos tíos, van a intentar preñarla. Y cuando lo logren, cuidaremos de usted hasta el momento de dar a luz. Con esa criatura vamos a cortar la maldición... En agradecimiento me encargaré de hacerla una mujer millonaria…
    —¡Ni muerta me dejaría tocar por ustedes! —grita Amanda mientras tironea de las amarras.
    —Amanda —le dice el hombre con ternura—. Usted no está en condiciones de decidir. Si se resiste será peor, porque la haremos sufrir: la quemaremos, le arrancaremos la piel, le sacaremos los ojos, la lengua... la obligaremos a comer cucarachas y las cosas más horribles que pueda imaginarse. En cambio, si cede, si abre sus piernas sin poner resistencia, esto pasará pronto y se llevará una gran recompensa.
    —¡Prefiero que me mate, hijo de puta!
    El hombre se levanta, vuelve a correr el velo del dosel y antes de salir de la habitación le dice:
    —Comenzamos en dos horas. Antes vendrá una enfermera, para limpiarla y lubricarla…

    —Y así fue —me dice Amanda—. El grupo de leprosos apareció dos horas después. Había de todas las edades, desde 16 hasta 60 años. Uno por uno fueron metiéndose entre mis piernas, con sus cuerpos amorfos, supurantes, inmundos... Con las caras desfiguradas por los bultos. Y mientras me violaban, la enfermera me acercaba una cubeta para que vomitase. Porque era imposible no vomitar... Eran los seres más asquerosos que alguien pueda imaginar.

    Y cuando eyaculaban dentro de mí, los tumores de sus cuerpos supuraban pus con más abundancia. Y el olor… nunca olvidaré ese olor, como a leche mezclada con heces…

    Intento retener el reflujo que sube por mi esófago. Durante unos minutos quedo con el torso curvado hacia adelante, tratando de contener el vómito. Amanda me observa y sonríe.
    —No se preocupe, es normal lo que siente —me dice—. Por eso le ofrecí té. El jengibre es bueno para las náuseas, yo lo tomo todo el tiempo… ¿Seguro no quiere un poco?
    —No gracias. Ya se me pasa —le digo mientras me reincorporo—. ¿Cuánto tardó en quedar embarazada?
    —Al mes notaron que ya no menstruaba y dejaron de hacerme visitas… luego empezaron a tratarme como a una deidad. Me llevaban a pasear por el parque en silla de ruedas. Me hacían masajes, me cocinaban manjares y me dejaban leer todos los libros que quisiera. Tres meses después apareció la bruja que les había dicho cómo romper la maldición. Era una vieja gitana que hablaba en un idioma que yo desconocía.

    Amanda se queda en silencio unos instantes.

    —Fue una niña. Tenía mis ojos dijeron. Las parteras me la quitaron de las entrañas y se la llevaron a otra habitación. No querían que la tocase, temían que intentara matarla, seguramente. Y no estaban equivocados. Le hubiese roto el cuello al momento de tenerla en mis brazos.
    —¿Qué pasó después?
    —Al otro día me metieron en un auto y me colocaron una capucha. El auto anduvo dos horas, me bajaron y me subieron a otro que anduvo cerca de 4 horas. Me bajaron y me subieron a un tercer auto que tras 6 horas me dejó en Bratislava. Me colocaron en una silla de ruedas de oro y me empujaron hasta la entrada de una enorme y lujosa casa que yo solía admirar cuando trabajaba de puta. Me dijeron que era mía. Unos sirvientes me ayudaron a entrar. Al otro día despedí a la servidumbre y puse todo a la venta. Y con ese dinero, más todo lo que me habían depositado en el banco, fui al hogar de huérfanos para donarlo todo…
    —¿Y qué pasó con el detective?
    —Tardó dos meses en encontrar la casa del señor Nadie. Ni siquiera estaba en Checoslovaquia, estaba en Viena. Le pagué lo acordado y le di algo más a cambio de que contactará a 6 sicarios. Tras unas semanas me reuní con ellos y les ofrecí todo lo que me quedaba a cambio de que asesinaran al señor Nadie y a toda su familia de monstruos. No preguntaron nada, se repartieron mi fortuna y desaparecieron.
    —¿Y lo hicieron?
    Amanda se mete la mano dentro del sostén y extrae una hoja de periódico, la desdobla y me la entrega. El titular dice: Feroz masacre en mansión de Viena. 20 muertos. Posible ajuste de cuentas…
    —¿Y la bebé?
    —Ya estaba muerta cuando llegaron los sicarios. Los leprosos la habían desangrado y se habían bebido su sangre. De esa forma creyeron que acabarían con la maldición. Enfermos hijos de puta... Me alegro de haberlos matado a todos. Fue la mejor inversión para todo ese dinero.

    Me despido de Amanda con una sensación de alivio. Ése alivio que a veces produce la venganza, sobre todo cuando es tan merecida.
    LA HISTORIA DE AMANDA Praga, Checoslovaquia, 8 de diciembre de 1919 Amanda Novak tiene 22 años. Empezó a prostituirse a los 15. Dejó de hacerlo a los 21, cuando conoció a su último cliente: el señor Nadie. Amanda me recibe en su casa, una vivienda humilde que se cae a pedazos: paredes hinchadas por la humedad, techos descascarados, un colchón en el suelo donde duermen varios gatos, tres sillas, una mesa pequeña y un espejo roto que refleja mi silueta cuarteada. Amanda se desplaza en una silla de ruedas oxidada, me pregunta si quiero té de jengibre, le digo que no. Sorprende la miseria que la rodea. Lo primero que le pregunto es qué hizo con el dinero que le pagaron. —Doné una parte al hogar de huérfanos en donde crecí —dice—. Al principio se negaron a aceptarlo, hicieron preguntas: de dónde había sacado tanto, quién me lo había dado, etc. Al final los persuadí de que se quedaran con un poco, de que reformaran el hogar y les comprasen ropa nueva y juguetes a los niños... Aceptaron la donación a regañadientes. Claro, imagine a una muerta de hambre como yo, que se aparece con millones de Coronas en una bolsa… —¿Y qué hizo con el resto? —Contraté a un detective, le dije que le daría la mitad si encontraba al señor Nadie. —¿Así se llama el que la secuestró? ¿Señor Nadie? —Así se llamaba… —dice Amanda mientras se sirve té en una lata de tomates vacía. Amanda tiene el cutis gris, seco y estriado. Me cuesta creer que sólo tenga 22 años. Sus brazos están fibrosos de tanto girar las ruedas. Sus manos son gruesas, ásperas y venosas; parecen manos masculinas. Sus piernas sin pies cuelgan de la silla como algo ajeno al resto de su cuerpo. Lleva el pelo revuelto, casi blanco, tan largo que debe hacerse una trenza para que no se le enrede con las ruedas de la silla. Cualquiera que leyese esta descripción pensaría que se trata de un adefesio... pero no lo es, la belleza late en su cara, en sus facciones suaves y en sus ojos color zafiro, que contrastan con la lividez de su piel. Bratislava, 3 de abril de 1918 «Soy una chica sucia, chupo y trago más que las demás…lala, larala… todos mis agujeros están disponibles para el mejor postor, para el mejor postor…». Así se vende Amanda frente los hombres que pasan a su lado: cantando sus destrezas a viva voz. Algunos se paran y le ofrecen monedas, pero ella sonríe y les responde, también cantando: «No acepto limosnas… chupo y trago mejor que las demás…lala, larala… todos mis agujeros están disponibles para el mejor postor… » El estilo que Amanda utiliza para venderse es infantil, las demás putas que comparten la calle se ríen de ella, le dicen estúpida, imbécil, ridícula… pero ella las ignora y sigue cantando; y al final, el mejor postor siempre la elige entre las otras. Cerca de las 2 de la mañana, la calle Roja de Bratislava empieza a vaciarse de gente. En lo que va de la noche Amanda se ha dejado sodomizar tres veces y ha hecho seis felaciones. Sus bolsillos están llenos. Se prende un cigarrillo para quitarse el gusto a esperma de la boca. Mientras camina por las desérticas calles de la ciudad, nota que un auto se arrima a la vereda y reduce la velocidad para quedar a la par de ella. Es un Buick blanco, el chofer saca una mano enguantada por la ventanilla y deja caer un rollo de billetes en la calle, luego acelera. Amanda recoge los billetes y sigue caminando pendiente del auto, que se estaciona llegando a la esquina. La mano del chofer suelta otro rollo y vuelve a acelerar. Ella toma el dinero y sigue al auto como un animal hipnotizado. La acción se repite cuatro veces, hasta que el auto se detiene y apaga el motor. Amanda le acerca los cuatro fajos al chofer. —¿Qué estás buscando con tanto dinero? —le pregunta. En la penumbra Amanda no logra distinguir la cara del tipo, que se baja el ala del sombrero para no dejase ver. —Busco sus servicios por 9 meses —le dice. Amanda suelta una risotada ordinaria, le tira los billetes en el regazo y se va caminando. El auto arranca y la sigue. El chofer saca la mano nuevamente y deja caer algo brillante en la vereda, algo que percute como una piedra. Amanda se agacha y recoge lo que parece ser un diamante. —Lo que usted tiene en sus manos es una gema valuada en miles de Coronas. Si me ofrece su cuerpo por 9 meses, se la puede quedar y vivir como una duquesa el resto de su vida. Amanda sostiene la joya, la baraja entre sus palmas, es pesada, de forma hexagonal. Mientras el chofer habla, Amanda se quita los zapatos con la punta de los pies y se escapa llevándose el diamante. El auto la persigue tocando el claxon. Amanda toma las calles al azar, gira en las esquinas, derecha, izquierda… se mete en un callejón, no hay salida, intenta treparse al muro para pasar al otro lado, el auto acelera y le aplasta las piernas con el parachoques. Amanda despierta en una cama con dosel. Tiene los brazos atados a los pilares de la cabecera. Del dosel cuelga un velo rojizo, se distingue una sombra a través de la tela. —¿Dónde estoy? —pregunta. —Lejos —responde la sombra. —¿Usted quién es? —Soy el señor Nadie. —¿Qué quiere, por qué me trajó aquí? —Se lo dije hace una semana, en la calle: quiero 9 meses. Amanda está drogada, siente la boca seca y la lengua hinchada. Habla con dificultad. —¿Qué pasa con mis pies? No los siento. —Sus piernas quedaron destrozadas. Tuvimos que amputarle los pies para detener la gangrena... —responde la sombra son suma tranquilidad. Amanda cierra los ojos y solloza. —Esto no puede estar pasando… —murmura. La sombra corre el velo y se deja ver. Es un hombre vestido de traje negro, con la cara deformada en protuberancias que emanan un líquido viscoso y amarillento. —¡Por Dios! —grita Amanda. —Entiendo su espanto —le dice el hombre—. Sucede que sufro de una extraña clase de lepra purulenta. Mi familia lleva varias generaciones sufriendo esta enfermedad. Me han dicho que es un maleficio gitano que le hicieron a mi tatarabuelo, hace 150 años... Sé que soy repulsivo a sus ojos, ni yo mismo tolero mirarme, por eso no hay espejos en esta casa. El hombre se sienta al borde de la cama. —¿Y yo qué tengo que ver con eso? —pregunta Amanda desviando su mirada—. Déjeme ir, yo no hice nada malo... no quise robarle, perdóneme, por favor… El tipo le acaricia la cara. Amanda siente los bultos viscosos de sus manos rozándole las mejillas. —Usted nos va a salvar, Amanda —le dice—. Usted fue elegida para curar esta maldición. —¿De qué habla? ¿Está chiflado? —Esta noche, los hombres de esta familia: mis tres hermanos, mi padre, mis cuatro sobrinos y mis dos tíos, van a intentar preñarla. Y cuando lo logren, cuidaremos de usted hasta el momento de dar a luz. Con esa criatura vamos a cortar la maldición... En agradecimiento me encargaré de hacerla una mujer millonaria… —¡Ni muerta me dejaría tocar por ustedes! —grita Amanda mientras tironea de las amarras. —Amanda —le dice el hombre con ternura—. Usted no está en condiciones de decidir. Si se resiste será peor, porque la haremos sufrir: la quemaremos, le arrancaremos la piel, le sacaremos los ojos, la lengua... la obligaremos a comer cucarachas y las cosas más horribles que pueda imaginarse. En cambio, si cede, si abre sus piernas sin poner resistencia, esto pasará pronto y se llevará una gran recompensa. —¡Prefiero que me mate, hijo de puta! El hombre se levanta, vuelve a correr el velo del dosel y antes de salir de la habitación le dice: —Comenzamos en dos horas. Antes vendrá una enfermera, para limpiarla y lubricarla… —Y así fue —me dice Amanda—. El grupo de leprosos apareció dos horas después. Había de todas las edades, desde 16 hasta 60 años. Uno por uno fueron metiéndose entre mis piernas, con sus cuerpos amorfos, supurantes, inmundos... Con las caras desfiguradas por los bultos. Y mientras me violaban, la enfermera me acercaba una cubeta para que vomitase. Porque era imposible no vomitar... Eran los seres más asquerosos que alguien pueda imaginar. Y cuando eyaculaban dentro de mí, los tumores de sus cuerpos supuraban pus con más abundancia. Y el olor… nunca olvidaré ese olor, como a leche mezclada con heces… Intento retener el reflujo que sube por mi esófago. Durante unos minutos quedo con el torso curvado hacia adelante, tratando de contener el vómito. Amanda me observa y sonríe. —No se preocupe, es normal lo que siente —me dice—. Por eso le ofrecí té. El jengibre es bueno para las náuseas, yo lo tomo todo el tiempo… ¿Seguro no quiere un poco? —No gracias. Ya se me pasa —le digo mientras me reincorporo—. ¿Cuánto tardó en quedar embarazada? —Al mes notaron que ya no menstruaba y dejaron de hacerme visitas… luego empezaron a tratarme como a una deidad. Me llevaban a pasear por el parque en silla de ruedas. Me hacían masajes, me cocinaban manjares y me dejaban leer todos los libros que quisiera. Tres meses después apareció la bruja que les había dicho cómo romper la maldición. Era una vieja gitana que hablaba en un idioma que yo desconocía. Amanda se queda en silencio unos instantes. —Fue una niña. Tenía mis ojos dijeron. Las parteras me la quitaron de las entrañas y se la llevaron a otra habitación. No querían que la tocase, temían que intentara matarla, seguramente. Y no estaban equivocados. Le hubiese roto el cuello al momento de tenerla en mis brazos. —¿Qué pasó después? —Al otro día me metieron en un auto y me colocaron una capucha. El auto anduvo dos horas, me bajaron y me subieron a otro que anduvo cerca de 4 horas. Me bajaron y me subieron a un tercer auto que tras 6 horas me dejó en Bratislava. Me colocaron en una silla de ruedas de oro y me empujaron hasta la entrada de una enorme y lujosa casa que yo solía admirar cuando trabajaba de puta. Me dijeron que era mía. Unos sirvientes me ayudaron a entrar. Al otro día despedí a la servidumbre y puse todo a la venta. Y con ese dinero, más todo lo que me habían depositado en el banco, fui al hogar de huérfanos para donarlo todo… —¿Y qué pasó con el detective? —Tardó dos meses en encontrar la casa del señor Nadie. Ni siquiera estaba en Checoslovaquia, estaba en Viena. Le pagué lo acordado y le di algo más a cambio de que contactará a 6 sicarios. Tras unas semanas me reuní con ellos y les ofrecí todo lo que me quedaba a cambio de que asesinaran al señor Nadie y a toda su familia de monstruos. No preguntaron nada, se repartieron mi fortuna y desaparecieron. —¿Y lo hicieron? Amanda se mete la mano dentro del sostén y extrae una hoja de periódico, la desdobla y me la entrega. El titular dice: Feroz masacre en mansión de Viena. 20 muertos. Posible ajuste de cuentas… —¿Y la bebé? —Ya estaba muerta cuando llegaron los sicarios. Los leprosos la habían desangrado y se habían bebido su sangre. De esa forma creyeron que acabarían con la maldición. Enfermos hijos de puta... Me alegro de haberlos matado a todos. Fue la mejor inversión para todo ese dinero. Me despido de Amanda con una sensación de alivio. Ése alivio que a veces produce la venganza, sobre todo cuando es tan merecida.
    Me shockea
    Me entristece
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