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    || Asi jugaba con mis cubitos piratas de legos imaginando toda clase de batallas, que ganas de volver a descargar total war warhamer.
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  • ༻₦Ʉ₮₮ ₳₦Đ ł₴₥₳₦•༺



    {Nutt avanzaba por los pasillos del palacio, sus pasos resonaban en cada sala silenciosa y vacía. El rey Zarek y su hermano menor, Isman, no estaban por ninguna parte. En sus brazos llevaba una capa larga y fina, confeccionada con telas ligeras y resistentes, hecha especialmente para proteger la piel del monarca. Había escuchado rumores de que Zarek planeaba salir en misión fuera del regimiento, y aquello lo inquietaba. El rey albino no debía exponerse al sol ardiente del desierto sin precauciones; su piel era demasiado sensible, vulnerable a las ampollas, al ardor y al enrojecimiento.}

    {Era su deber cuidar al señor de los Shemus, el ejército de los nekomatas.}

    {Finalmente, Nutt se cruzó con un rostro conocido. Alzó la voz, apurando el paso hacia el nekomata que esperaba en la entrada del salón de entrenamientos privados del rey.}

    —Buen día, Rakhyti. Estoy buscando al rey, ¿lo has visto? No quisiera que saliera del palacio sin su capa… ni sin el aceite especial. Exponerse de esta forma sería un riesgo.

    {Sus ojos intensos y preocupados, se clavaron en la figura de Rakhyti, el segundo hombre más frío y severo del reino después del propio Zarek. Este, con los brazos cruzados, respondió con la misma voz cortante de siempre, aunque esta vez acompañada de una sonrisa apenas torcida, maliciosa.}

    —Están dentro… Justamente el rey está descargando toda su furia contra tu hermano.

    —¡¿Qué?!

    {El corazón de Nutt dio un vuelco y, sin pensarlo, empujó la puerta con tanta fuerza que estuvo a punto de arrancarla de sus goznes. Entró apresurado al salón de entrenamiento.}









    —Z-Zarek… ¿cuánto tiempo más me tendrás aquí?

    {Preguntó Isman con la voz temblorosa.
    El joven sujetaba con todas sus fuerzas la bolsa de boxeo, mientras Zarek descargaba en ella una ráfaga de golpes brutales. Cada puñetazo hacía que los brazos de Isman cedieran un poco, obligándolo a resistir para no soltar el saco y arriesgarse a recibir un golpe directo.}

    —Deja de temblar como una gallina y quédate quieto.

    {Gruñó el rey sin apartar la vista de su objetivo. Sus colmillos se asomaban levemente con cada palabra, y su ceño fruncido acentuaba la concentración y la furia con que golpeaba.}

    {Nutt soltó un suspiro aliviado al comprobar que su hermano menor no estaba siendo golpeado directamente, sino utilizado como sostén del saco. Se cruzó de brazos, observando la escena con cierta molestia.}

    —Usar a mi hermano para descargar tu rabia no hará que la muchacha mestiza aparezca mágicamente, Zarek.

    {Dicho esto, dejó la capa con cuidado sobre un enorme sillón de cuero adornado con oro, su lugar habitual en el salón.}

    —De hecho, te la traje porque la vas a necesitar. Si piensas salir, cúbrete del sol.








    [Fuera de escena.]






    ♡~Isman se enderezó, su mirada se posó en la audiencia que los observaba. Nutt, su hermano, se sentó detrás de él, ajustando su posición para que enfrentara a los espectadores.~

    —Hermano, nos están viendo raro —comentó Isman, su voz llena de intriga—. ¿Qué tienen en sus manos? ¿Nos apuntan con armas de los mortales?

    ~Nutt se rió suavemente y le dio un suave apretón en el hombro. —Son sus aparatos tecnológicos que usan para comunicarse y conectarse con el mundo —explicó con paciencia.~

    ~Isman parpadeó sorprendido, su mente luchando por comprender el concepto. —¿Son mudos? —preguntó, lleno de confusión—. ¿Me están leyendo la mente o algo así?

    ~Nutt solo sonrió y le dio un cariñoso golpecito en la cabeza. —Solo sonríe, cabeza hueca.~⁠♡
    ༻₦Ʉ₮₮ ₳₦Đ ł₴₥₳₦•༺ {Nutt avanzaba por los pasillos del palacio, sus pasos resonaban en cada sala silenciosa y vacía. El rey Zarek y su hermano menor, Isman, no estaban por ninguna parte. En sus brazos llevaba una capa larga y fina, confeccionada con telas ligeras y resistentes, hecha especialmente para proteger la piel del monarca. Había escuchado rumores de que Zarek planeaba salir en misión fuera del regimiento, y aquello lo inquietaba. El rey albino no debía exponerse al sol ardiente del desierto sin precauciones; su piel era demasiado sensible, vulnerable a las ampollas, al ardor y al enrojecimiento.} {Era su deber cuidar al señor de los Shemus, el ejército de los nekomatas.} {Finalmente, Nutt se cruzó con un rostro conocido. Alzó la voz, apurando el paso hacia el nekomata que esperaba en la entrada del salón de entrenamientos privados del rey.} —Buen día, Rakhyti. Estoy buscando al rey, ¿lo has visto? No quisiera que saliera del palacio sin su capa… ni sin el aceite especial. Exponerse de esta forma sería un riesgo. {Sus ojos intensos y preocupados, se clavaron en la figura de Rakhyti, el segundo hombre más frío y severo del reino después del propio Zarek. Este, con los brazos cruzados, respondió con la misma voz cortante de siempre, aunque esta vez acompañada de una sonrisa apenas torcida, maliciosa.} —Están dentro… Justamente el rey está descargando toda su furia contra tu hermano. —¡¿Qué?! {El corazón de Nutt dio un vuelco y, sin pensarlo, empujó la puerta con tanta fuerza que estuvo a punto de arrancarla de sus goznes. Entró apresurado al salón de entrenamiento.} —Z-Zarek… ¿cuánto tiempo más me tendrás aquí? {Preguntó Isman con la voz temblorosa. El joven sujetaba con todas sus fuerzas la bolsa de boxeo, mientras Zarek descargaba en ella una ráfaga de golpes brutales. Cada puñetazo hacía que los brazos de Isman cedieran un poco, obligándolo a resistir para no soltar el saco y arriesgarse a recibir un golpe directo.} —Deja de temblar como una gallina y quédate quieto. {Gruñó el rey sin apartar la vista de su objetivo. Sus colmillos se asomaban levemente con cada palabra, y su ceño fruncido acentuaba la concentración y la furia con que golpeaba.} {Nutt soltó un suspiro aliviado al comprobar que su hermano menor no estaba siendo golpeado directamente, sino utilizado como sostén del saco. Se cruzó de brazos, observando la escena con cierta molestia.} —Usar a mi hermano para descargar tu rabia no hará que la muchacha mestiza aparezca mágicamente, Zarek. {Dicho esto, dejó la capa con cuidado sobre un enorme sillón de cuero adornado con oro, su lugar habitual en el salón.} —De hecho, te la traje porque la vas a necesitar. Si piensas salir, cúbrete del sol. ⚠️[Fuera de escena.]⚠️ ♡~Isman se enderezó, su mirada se posó en la audiencia que los observaba. Nutt, su hermano, se sentó detrás de él, ajustando su posición para que enfrentara a los espectadores.~ —Hermano, nos están viendo raro —comentó Isman, su voz llena de intriga—. ¿Qué tienen en sus manos? ¿Nos apuntan con armas de los mortales? ~Nutt se rió suavemente y le dio un suave apretón en el hombro. —Son sus aparatos tecnológicos que usan para comunicarse y conectarse con el mundo —explicó con paciencia.~ ~Isman parpadeó sorprendido, su mente luchando por comprender el concepto. —¿Son mudos? —preguntó, lleno de confusión—. ¿Me están leyendo la mente o algo así? ~Nutt solo sonrió y le dio un cariñoso golpecito en la cabeza. —Solo sonríe, cabeza hueca.~⁠♡
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  • [ 𝑴𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒐 𝒊𝒏𝒇𝒆𝒍𝒊𝒛. ── 𝐇𝐢𝐣𝐨 𝐝𝐞 . . . ¡𝐌𝐈𝐄𝐑𝐃𝐀! ]





    El estruendo fue brutal. El golpe sobre el escritorio retumbó por toda la oficina, desparramando papeles como si el aire mismo hubiese estallado. En una esquina, los restos de un vaso roto brillaban bajo la luz tenue, fragmentos de vidrio que parecían ecos del caos. El italiano respiraba con dificultad, como si el simple acto de contenerse fuera una carga demasiado pesada.

    Había perdido el control. Por completo.

    La sangre aún manchaba su camisa. Un rastro imborrable de la reunión que había tenido con el ruso.

    Una reunión que, evidentemente, no había terminado bien.

    El rubio permanecía de pie. Inmóvil. Pero sus nudillos, endurecidos por la tensión, hablaban por él. Sus hombros rígidos, el semblante encendido por una ira contenida que no era habitual en él.

    Su habitual aire despreocupado, parecía lejano, diluido en la atmósfera viciada de la oficina. Se pasó una mano por el cabello, un gesto breve, cargado de frustración. Pero no era la escena, ni siquiera el recuerdo de la sangre, lo que lo carcomía por dentro.

    Era Marcos.

    Detrás de él, cabizbajo, en silencio.

    —¿Tú lo sabías? —preguntó sin girarse del todo, apenas ladeando el rostro. Su voz era baja, afilada. La mirada dorada lo alcanzó con una frialdad.

    No hubo respuesta. Solo el silencio cobarde de una cabeza que se hundía aún más.

    Ryan no lo toleró.

    Se giró de golpe y lo tomó por la camisa.

    —Responde —espetó, la voz tensa, quebrada por la furia.

    —Señor Ryan… él tiene que irse. Es… por su bien.

    Ryan soltó una carcajada breve, amarga, sin humor.

    —¿Por su bien? —repitió, casi con desprecio—. Va a desatar una puta guerra si se cruza con el hermano de Elisabetta. Ese imbécil está completamente fuera de sí… ¿y me dices que lo hace por su bien? Una cosa es ir a Rusia para reclamar la herencia de su padre. Otra muy distinta… es expandirse sin control.


    Solo hubo silencio por parte del pelinegro.

    Ryan no pudo soportar verlo más.

    Lo soltó de golpe, como si su sola cercanía lo asqueara, y se dio la vuelta. Caminó hacia su escritorio y se dejó caer en la silla con un suspiro denso, frustrado. Uno que no solo cargaba ira, sino hartazgo.

    No era solo su familia.
    Ni los rostros conocidos que ahora se desdibujaban entre traiciones. Ni siquiera los que buscaban su cabeza desde las sombras, uno por uno, como perros hambrientos.

    Era todo.

    Los amigos que preguntaban por Kiev.
    Las llamadas, los mensajes.
    “¿Se puede hablar con él?”
    “¿Cómo está?”
    “¿Volverá pronto?”

    ¿Y qué debía responder?

    ¿Que Kiev los había borrado a todos sin mirar atrás?
    ¿Que no quería lazos? ¿Que ni siquiera fingía interés por conservar lo que alguna vez fue parte de su mundo?
    ¿Que a él, a Ryan, lo había dejado de lado como si fuera uno más entre sus trabajadores y lo engaño de esa manera?

    Su mirada cayó sobre Marcos, aún ahí. Dudoso. Indeciso.
    Ese gesto solo aumentó la rabia que le carcomía por dentro.

    —Lárgate. No quiero volver a verte por aquí —espetó con voz seca. Tomó una botella de whisky, se sirvió lentamente en un vaso. Iba a beber, pero se detuvo al verlo todavía allí.
    —Dije que te largues.

    Pero el pelinegro, en lugar de retroceder, avanzó. Sacó una carta del bolsillo interior del saco y la dejó sobre el escritorio, en silencio.

    —¿Qué es esto? —preguntó Ryan, sin tocarla aún. Su tono ya no era airado, sino frío. Dejó el vaso sobre el escritorio.

    —La razón, señor. El señor Kiev nunca la vio. Intercepté la carta antes de que llegara a sus manos… y la escondí. No tiene remitente.

    El italiano frunció el ceño, miró la carta con desconfianza. Luego la tomó con cautela, como si ya sospechara que lo que iba a leer no le gustaría. La abrió. Sacó el contenido.

    Y entonces su mano tembló.

    Las palabras escritas lo helaron. Sintió cómo el aire se volvía más denso, cómo el peso del pasado caía sobre él de golpe.

    —¿Es de esa mujer? —preguntó sin mirar a Marcos.

    —No lo sé. Creí que era una mentira más… pero luego recordé ciertas cosas, de antes del secuestro de mi señor.
    Parece que… ella volvió.

    Esto lo molesto aún más. ¿Qué quería?

    El contenido de la carta era evidentemente falso. O al menos eso quiso creer. Kiev simplemente no podría ...

    Era absurdo. Imposible.
    Pero las palabras resonaban.
    Le recordaban una conversación lejana, olvidada casi a propósito. Una noche en la que Rubí lo había rescatado de los Di Conti.

    Y entonces, lo entendió.

    —Maldita sea… —murmuró, casi para sí.

    Ryan sostuvo la mirada de Marcos unos segundos más. Fría. Inquebrantable.

    —Vete —dijo finalmente, sin levantar la voz.

    El pelinegro abrió la boca, como si aún quisiera explicar algo, pero la expresión de Ryan fue suficiente. No había espacio para disculpas. Ni para excusas.

    Lo observó marcharse.
    El sonido de la puerta al cerrarse fue como un disparo seco en el silencio de la oficina.

    Entonces Ryan se dejó caer hacia adelante, apoyando los codos sobre el escritorio. Se cubrió la cabeza con ambas manos.

    Y por un momento… solo respiró.

    Temblaba. Esto lo estaba matando.

    La carta seguía sobre la mesa, no lo volvió a mirar. Simplemente la arrugó y lo tiró a la basura.

    Llamo a uno de sus hombres y dió una orden.

    Nadie debía acercarse.
    No quería ver a ninguno de sus hombres.
    A ninguno de sus amigos.
    Ni siquiera una sombra.
    Nada.

    Mucho menos nada de ruido.

    Quería estar solo.

    Porque si alguien entraba... Iba a descargar su ira sobre el.
    [ 𝑴𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒐 𝒊𝒏𝒇𝒆𝒍𝒊𝒛. ── 𝐇𝐢𝐣𝐨 𝐝𝐞 . . . ¡𝐌𝐈𝐄𝐑𝐃𝐀! ] El estruendo fue brutal. El golpe sobre el escritorio retumbó por toda la oficina, desparramando papeles como si el aire mismo hubiese estallado. En una esquina, los restos de un vaso roto brillaban bajo la luz tenue, fragmentos de vidrio que parecían ecos del caos. El italiano respiraba con dificultad, como si el simple acto de contenerse fuera una carga demasiado pesada. Había perdido el control. Por completo. La sangre aún manchaba su camisa. Un rastro imborrable de la reunión que había tenido con el ruso. Una reunión que, evidentemente, no había terminado bien. El rubio permanecía de pie. Inmóvil. Pero sus nudillos, endurecidos por la tensión, hablaban por él. Sus hombros rígidos, el semblante encendido por una ira contenida que no era habitual en él. Su habitual aire despreocupado, parecía lejano, diluido en la atmósfera viciada de la oficina. Se pasó una mano por el cabello, un gesto breve, cargado de frustración. Pero no era la escena, ni siquiera el recuerdo de la sangre, lo que lo carcomía por dentro. Era Marcos. Detrás de él, cabizbajo, en silencio. —¿Tú lo sabías? —preguntó sin girarse del todo, apenas ladeando el rostro. Su voz era baja, afilada. La mirada dorada lo alcanzó con una frialdad. No hubo respuesta. Solo el silencio cobarde de una cabeza que se hundía aún más. Ryan no lo toleró. Se giró de golpe y lo tomó por la camisa. —Responde —espetó, la voz tensa, quebrada por la furia. —Señor Ryan… él tiene que irse. Es… por su bien. Ryan soltó una carcajada breve, amarga, sin humor. —¿Por su bien? —repitió, casi con desprecio—. Va a desatar una puta guerra si se cruza con el hermano de Elisabetta. Ese imbécil está completamente fuera de sí… ¿y me dices que lo hace por su bien? Una cosa es ir a Rusia para reclamar la herencia de su padre. Otra muy distinta… es expandirse sin control. Solo hubo silencio por parte del pelinegro. Ryan no pudo soportar verlo más. Lo soltó de golpe, como si su sola cercanía lo asqueara, y se dio la vuelta. Caminó hacia su escritorio y se dejó caer en la silla con un suspiro denso, frustrado. Uno que no solo cargaba ira, sino hartazgo. No era solo su familia. Ni los rostros conocidos que ahora se desdibujaban entre traiciones. Ni siquiera los que buscaban su cabeza desde las sombras, uno por uno, como perros hambrientos. Era todo. Los amigos que preguntaban por Kiev. Las llamadas, los mensajes. “¿Se puede hablar con él?” “¿Cómo está?” “¿Volverá pronto?” ¿Y qué debía responder? ¿Que Kiev los había borrado a todos sin mirar atrás? ¿Que no quería lazos? ¿Que ni siquiera fingía interés por conservar lo que alguna vez fue parte de su mundo? ¿Que a él, a Ryan, lo había dejado de lado como si fuera uno más entre sus trabajadores y lo engaño de esa manera? Su mirada cayó sobre Marcos, aún ahí. Dudoso. Indeciso. Ese gesto solo aumentó la rabia que le carcomía por dentro. —Lárgate. No quiero volver a verte por aquí —espetó con voz seca. Tomó una botella de whisky, se sirvió lentamente en un vaso. Iba a beber, pero se detuvo al verlo todavía allí. —Dije que te largues. Pero el pelinegro, en lugar de retroceder, avanzó. Sacó una carta del bolsillo interior del saco y la dejó sobre el escritorio, en silencio. —¿Qué es esto? —preguntó Ryan, sin tocarla aún. Su tono ya no era airado, sino frío. Dejó el vaso sobre el escritorio. —La razón, señor. El señor Kiev nunca la vio. Intercepté la carta antes de que llegara a sus manos… y la escondí. No tiene remitente. El italiano frunció el ceño, miró la carta con desconfianza. Luego la tomó con cautela, como si ya sospechara que lo que iba a leer no le gustaría. La abrió. Sacó el contenido. Y entonces su mano tembló. Las palabras escritas lo helaron. Sintió cómo el aire se volvía más denso, cómo el peso del pasado caía sobre él de golpe. —¿Es de esa mujer? —preguntó sin mirar a Marcos. —No lo sé. Creí que era una mentira más… pero luego recordé ciertas cosas, de antes del secuestro de mi señor. Parece que… ella volvió. Esto lo molesto aún más. ¿Qué quería? El contenido de la carta era evidentemente falso. O al menos eso quiso creer. Kiev simplemente no podría ... Era absurdo. Imposible. Pero las palabras resonaban. Le recordaban una conversación lejana, olvidada casi a propósito. Una noche en la que Rubí lo había rescatado de los Di Conti. Y entonces, lo entendió. —Maldita sea… —murmuró, casi para sí. Ryan sostuvo la mirada de Marcos unos segundos más. Fría. Inquebrantable. —Vete —dijo finalmente, sin levantar la voz. El pelinegro abrió la boca, como si aún quisiera explicar algo, pero la expresión de Ryan fue suficiente. No había espacio para disculpas. Ni para excusas. Lo observó marcharse. El sonido de la puerta al cerrarse fue como un disparo seco en el silencio de la oficina. Entonces Ryan se dejó caer hacia adelante, apoyando los codos sobre el escritorio. Se cubrió la cabeza con ambas manos. Y por un momento… solo respiró. Temblaba. Esto lo estaba matando. La carta seguía sobre la mesa, no lo volvió a mirar. Simplemente la arrugó y lo tiró a la basura. Llamo a uno de sus hombres y dió una orden. Nadie debía acercarse. No quería ver a ninguno de sus hombres. A ninguno de sus amigos. Ni siquiera una sombra. Nada. Mucho menos nada de ruido. Quería estar solo. Porque si alguien entraba... Iba a descargar su ira sobre el.
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  • «Tengo ganas de darle mucho cariño... Si le doy miel se va a empalagar, si le doy carne le va a dar malestomago, si le doy agua se va a empachar. Y si le doy besos, se me va a desmayar...»piensa mirando seriamente a Hikaru, viendo que opción es mejor. Necesita descargar la emoción que crece y crece en su corazón. Pero no sabe cual es mejor opción.
    :STK-78: «Tengo ganas de darle mucho cariño... Si le doy miel se va a empalagar, si le doy carne le va a dar malestomago, si le doy agua se va a empachar. Y si le doy besos, se me va a desmayar...»piensa mirando seriamente a Hikaru, viendo que opción es mejor. Necesita descargar la emoción que crece y crece en su corazón. Pero no sabe cual es mejor opción.
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  • 𝚄𝙽 𝚅𝙸𝙰𝙹𝙴 𝙰𝙻 𝙿𝙰𝚂𝙰𝙳𝙾: 𝕃𝕀𝔹𝔼ℝ𝕋𝔸𝔻 || Monorol que queria crear hace mucho tiempo, pero se me olvido y ahora que toque el tema en una conversación, aqui esta || el es otra persona hablando

    𝕰𝖑 𝖉𝖔𝖑𝖔𝖗 𝖉𝖊 𝖛𝖔𝖑𝖛𝖊𝖗 𝖆 𝖕𝖊𝖗𝖉𝖊𝖗 𝖙𝖚 𝖑𝖎𝖇𝖊𝖗𝖙𝖆𝖉 𝙷𝚊𝚌𝚎 𝟻 𝚊ñ𝚘𝚜


    Yaken, cuando entonces seguia siendo tan activo en sus matanzas sanguinarias, sin bajare ni un segundo al tono de su crueldad. Cuando mataba sin piedad. Cuando seguia siendo el tan temido "Demonio de las sombras".
    Se encontraba en un pequeño pueblo, como de costumbre, atentando contra los mas humildes e inocentes.

    Estaba caminando por la plaza, sin llamar tanto la atencion ya que en ese pueblo era normal ver algunos albinos.
    Luego de un rato de explorar este pueblo, decidio empezar con aquella matanza. Subiéndose al techo de la iglesia de aquel pequeño lugar, dispuesto a dar un discurso antes de empezar con su forma de divertirse.

    — "¡Escuchen bien!. Yo soy-"

    Cuando este iba a presentarse, una cadena sujeto su cuello, dándole pequeñas descargar electricas. Luego, casi de inmediato, mientras Yaken trataba de soltarse, seria elevado al cielo para terminar cayendo a gran velocidad dentro de un bosque.
    Una ves en el suelo, este trato de volver a quitarse la cadena, pero cuando lo intento, algo jalo de ella, haciendo que Yaken que estaba acostado se pusiera de pie y luego terminara arrodillado.

    Una persona, algo robusta y alta empezo a salir de las sombras. Caminaba mientras envolvía la cadena en sus manos. Era un agente de la misma agencia en la que trabajaba su hermano.

    : Vaya, vaya, vaya. Parece que mi presa esta ves fue el celebre Yaken Samui-netsu. Hoy vine a ponerle fin a tu estupido reinado de terror. Has causado muchos problemas

    — "¡Problemas tu putisima ma!-"

    Antes de terminar el insulto, las descargas volvieron a su cuello. Haciendo que un grito desgarrador saliera de Yaken.

    : Parece que no entiendes tu posición, escalón N°9

    — "Entiendo que eres un maldito que desea... que desea morir... ¡¿Sabes con quien te estas metiendo?!"

    : Calmate, escalón N°9

    — "¡Soy Yaken, no un maldito escalón!"

    Luego de eso, Yaken se pondria de pie, corriendo al sujeto para morder su cuello y asesinarlo rapidamente. Pero cuando se acerco, recibió una patada en su pecho que lo hizo chocar con un arbol mientras la cadena ahora lo enredaba en el mismo arbol para que no pudiera moverse.

    : No entiendes nada. Tu eres enemigo de la humanidad, y al mismo tiempo le perteneces a la agencia. ¿Recuerdas que te escapaste?. Conseguirte "libertad" temporal, porque ahora, yo, te llevare a la celda en que debes estar para que sigan experimentando contigo.

    Apenas volvio a la mente de Yaken aquella celda, sus ojos se nublaron. Su cuerpo termino relajándose bastante. No dejaria que nadie ni nada lo llevara a ese infierno de nuevo. A una maldita celda donde solamente cortaban su cuerpo, viendo su regeneracion.
    Era sufrimiento tras sufrimiento. Esa celda, ese lugar que corrompio a Yaken hasta volverlo lo que es. DESESPERO

    — "¡¿Celda?!... ¡¿CELDA?!. ¡¡No volvere a ese maldito lugar, nunca!!. ¡¡Prefiero morir a manos de Kori antes que ir de nuevo!!"

    Su voz alta, sus gritos. Se escuchaba como con cada grito que daba al momento de hablar su garganta no lo soportaba. Tenia la voz rasgada. Entre la electricidad, sus gritos de agonia de hace rato al electrocutarse y sus gritos de rebeldía actuales. Dañaban su garganta bastante.

    Yaken no se dejaria llevar de vuelta a ese lugar ni aunque lo mataran. Tenia que hacer algo. Ese instinto salvaje de Yaken similar al de un animal frente a su depredador natural desperto.
    Las cadenas empezaron a soltarse y a tornarse carmesi. "Tercer Don del Diablo: Esclavitud". Le permitia controlar a voluntad cadenas. Usando eso fue que se libero

    — "¡Ahora tu nunca volveras a ver a tu maldita agencia!"

    El sujeto solo dio un paso hacia atras, por la sorpresa de que Yaken lograra salir de ese agarre. Pero antes de que el pudiera prepararse para pelear a misma cadena atraveso el estomago del sujeto, enganchándolo en una arbol. Eso provoco que quedara suspendido en el aire con la cadena atravesando su estomago.

    Yaken empezaria a trepar por esa cadena hasta llegar al agente. En ese momento no penso en hablar, solo en actuar. De un mordisco al brazo derecho de este se lo arrancaría, luego con sus afiladas garras empezaria a arrancar la piel del rostro del agente. Asegurando que sufra

    : ¡D-dejame ir. No valgo la pena!

    — "¡Quisiste robar mi libre albedrio, ahora pagaras!. ¡NADIE ATENTA EN CONTRA DE MI LIBERTAD!"

    Luego de arrancar la piel de su rostro agarraria la lengua de el, arrancándola para luego comersela.
    Al momento bajo de la cadena, sujetandose de la pierna del agente y arrancandosela. Sacaria el fémur y este lo usaria como lanza y atravesaría el cuello el sujeto. Dejandolo en ese lugar para que muera lentamente.

    Luego de haber "torturado" rapidamente al agente, solamente sonreiria viendo a donde estaba este, sin poder hablar, sin poder moverse, sin poder respirar, sin moder caminar por si lograra escapar... Su risa aumentaría al ver la escena mas a detalle y terminaria esta risa en el ultimo suspiro del agente.

    — "Lo siento. Tal ves tu muerto ubiera sido rapida y sin dolor si solo hubieras venido a matarme en silencio"

    || Algun dia hare monoroles con parte 1 y parte 2 para que no se sienta tan apurado (?)
    𝚄𝙽 𝚅𝙸𝙰𝙹𝙴 𝙰𝙻 𝙿𝙰𝚂𝙰𝙳𝙾: 𝕃𝕀𝔹𝔼ℝ𝕋𝔸𝔻 || Monorol que queria crear hace mucho tiempo, pero se me olvido y ahora que toque el tema en una conversación, aqui esta || el ⬛ es otra persona hablando 🔆𝕰𝖑 𝖉𝖔𝖑𝖔𝖗 𝖉𝖊 𝖛𝖔𝖑𝖛𝖊𝖗 𝖆 𝖕𝖊𝖗𝖉𝖊𝖗 𝖙𝖚 𝖑𝖎𝖇𝖊𝖗𝖙𝖆𝖉 🔆 𝙷𝚊𝚌𝚎 𝟻 𝚊ñ𝚘𝚜 Yaken, cuando entonces seguia siendo tan activo en sus matanzas sanguinarias, sin bajare ni un segundo al tono de su crueldad. Cuando mataba sin piedad. Cuando seguia siendo el tan temido "Demonio de las sombras". Se encontraba en un pequeño pueblo, como de costumbre, atentando contra los mas humildes e inocentes. Estaba caminando por la plaza, sin llamar tanto la atencion ya que en ese pueblo era normal ver algunos albinos. Luego de un rato de explorar este pueblo, decidio empezar con aquella matanza. Subiéndose al techo de la iglesia de aquel pequeño lugar, dispuesto a dar un discurso antes de empezar con su forma de divertirse. — "¡Escuchen bien!. Yo soy-" Cuando este iba a presentarse, una cadena sujeto su cuello, dándole pequeñas descargar electricas. Luego, casi de inmediato, mientras Yaken trataba de soltarse, seria elevado al cielo para terminar cayendo a gran velocidad dentro de un bosque. Una ves en el suelo, este trato de volver a quitarse la cadena, pero cuando lo intento, algo jalo de ella, haciendo que Yaken que estaba acostado se pusiera de pie y luego terminara arrodillado. Una persona, algo robusta y alta empezo a salir de las sombras. Caminaba mientras envolvía la cadena en sus manos. Era un agente de la misma agencia en la que trabajaba su hermano. ⬛: Vaya, vaya, vaya. Parece que mi presa esta ves fue el celebre Yaken Samui-netsu. Hoy vine a ponerle fin a tu estupido reinado de terror. Has causado muchos problemas — "¡Problemas tu putisima ma!-" Antes de terminar el insulto, las descargas volvieron a su cuello. Haciendo que un grito desgarrador saliera de Yaken. ⬛: Parece que no entiendes tu posición, escalón N°9 — "Entiendo que eres un maldito que desea... que desea morir... ¡¿Sabes con quien te estas metiendo?!" ⬛: Calmate, escalón N°9 — "¡Soy Yaken, no un maldito escalón!" Luego de eso, Yaken se pondria de pie, corriendo al sujeto para morder su cuello y asesinarlo rapidamente. Pero cuando se acerco, recibió una patada en su pecho que lo hizo chocar con un arbol mientras la cadena ahora lo enredaba en el mismo arbol para que no pudiera moverse. ⬛: No entiendes nada. Tu eres enemigo de la humanidad, y al mismo tiempo le perteneces a la agencia. ¿Recuerdas que te escapaste?. Conseguirte "libertad" temporal, porque ahora, yo, te llevare a la celda en que debes estar para que sigan experimentando contigo. Apenas volvio a la mente de Yaken aquella celda, sus ojos se nublaron. Su cuerpo termino relajándose bastante. No dejaria que nadie ni nada lo llevara a ese infierno de nuevo. A una maldita celda donde solamente cortaban su cuerpo, viendo su regeneracion. Era sufrimiento tras sufrimiento. Esa celda, ese lugar que corrompio a Yaken hasta volverlo lo que es. DESESPERO — "¡¿Celda?!... ¡¿CELDA?!. ¡¡No volvere a ese maldito lugar, nunca!!. ¡¡Prefiero morir a manos de Kori antes que ir de nuevo!!" Su voz alta, sus gritos. Se escuchaba como con cada grito que daba al momento de hablar su garganta no lo soportaba. Tenia la voz rasgada. Entre la electricidad, sus gritos de agonia de hace rato al electrocutarse y sus gritos de rebeldía actuales. Dañaban su garganta bastante. Yaken no se dejaria llevar de vuelta a ese lugar ni aunque lo mataran. Tenia que hacer algo. Ese instinto salvaje de Yaken similar al de un animal frente a su depredador natural desperto. Las cadenas empezaron a soltarse y a tornarse carmesi. "Tercer Don del Diablo: Esclavitud". Le permitia controlar a voluntad cadenas. Usando eso fue que se libero — "¡Ahora tu nunca volveras a ver a tu maldita agencia!" El sujeto solo dio un paso hacia atras, por la sorpresa de que Yaken lograra salir de ese agarre. Pero antes de que el pudiera prepararse para pelear a misma cadena atraveso el estomago del sujeto, enganchándolo en una arbol. Eso provoco que quedara suspendido en el aire con la cadena atravesando su estomago. Yaken empezaria a trepar por esa cadena hasta llegar al agente. En ese momento no penso en hablar, solo en actuar. De un mordisco al brazo derecho de este se lo arrancaría, luego con sus afiladas garras empezaria a arrancar la piel del rostro del agente. Asegurando que sufra ⬛: ¡D-dejame ir. No valgo la pena! — "¡Quisiste robar mi libre albedrio, ahora pagaras!. ¡NADIE ATENTA EN CONTRA DE MI LIBERTAD!" Luego de arrancar la piel de su rostro agarraria la lengua de el, arrancándola para luego comersela. Al momento bajo de la cadena, sujetandose de la pierna del agente y arrancandosela. Sacaria el fémur y este lo usaria como lanza y atravesaría el cuello el sujeto. Dejandolo en ese lugar para que muera lentamente. Luego de haber "torturado" rapidamente al agente, solamente sonreiria viendo a donde estaba este, sin poder hablar, sin poder moverse, sin poder respirar, sin moder caminar por si lograra escapar... Su risa aumentaría al ver la escena mas a detalle y terminaria esta risa en el ultimo suspiro del agente. — "Lo siento. Tal ves tu muerto ubiera sido rapida y sin dolor si solo hubieras venido a matarme en silencio" || Algun dia hare monoroles con parte 1 y parte 2 para que no se sienta tan apurado (?)
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    || Recomiéndeme un libro que este padre y para descargar en pdf, mi Silmarillion esta mas dañado de lo que pensaba y el de la colección de tapa dura no planeo sacarlo de la estantería, así que plisss recomiéndeme algo para leer en el trabajo.
    || Recomiéndeme un libro que este padre y para descargar en pdf, mi Silmarillion esta mas dañado de lo que pensaba y el de la colección de tapa dura no planeo sacarlo de la estantería, así que plisss recomiéndeme algo para leer en el trabajo.
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    || Pensar que tiempo atras cuando subia una imagen pasaba por un... ritual de comprobaciones, aprobaciones, ediciones, etc y ahora puedo subo una pic screenshoteada con el Descargar. - Ver Original en la esquina y es meh. (?
    || Pensar que tiempo atras cuando subia una imagen pasaba por un... ritual de comprobaciones, aprobaciones, ediciones, etc y ahora puedo subo una pic screenshoteada con el Descargar. - Ver Original en la esquina y es meh. (?
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  • — Debería de descargar mis frustraciones en la cara de alguien.—
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