• - Ahora entiendo por qué te la pasas tan bien detrás de cámara.

    Alcanza a ver más allá que la ropa interior de sus compañeras.

    - Eres un degenerado [?]
    - Ahora entiendo por qué te la pasas tan bien detrás de cámara. Alcanza a ver más allá que la ropa interior de sus compañeras. - Eres un degenerado [?]
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  • La soledad es mi gran compañera, al menos no me rompe el corazón.
    La soledad es mi gran compañera, al menos no me rompe el corazón.
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  • [ ¿Será pronto para buscar a mi ex compañera de confinamiento? Necesito con quien platicar por las noches...
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  • Extrañaba usar mi legendaria armadura, compañera de tantas batallas que disfruté. Sobretodo en el Cielo cuando luché contra toda la orden celestial. Que buenos tiempos Ahahaha!.
    Extrañaba usar mi legendaria armadura, compañera de tantas batallas que disfruté. Sobretodo en el Cielo cuando luché contra toda la orden celestial. Que buenos tiempos Ahahaha!.
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  • "Mi amor, en este día especial quiero recordarte cuánto te amo y cuánto significas para mí. Eres la razón por la que mi corazón late con emoción, la luz que ilumina mi camino y el calor que me hace sentir vivo.

    Gracias por ser mi compañera, mi amiga y mi alma gemela. Gracias por los momentos que compartimos, por las risas y las lágrimas, por los sueños y las realidades.

    Te amo por quién eres, por tu belleza interior y exterior, por tu corazón generoso y tu espíritu aventurero. Te amo por ser mi hogar, mi refugio y mi paraíso.

    En este Día de San Valentín, quiero prometerte que te amaré por siempre, que te cuidaré y te protegeré, que te haré reír y te haré sentir amada.

    Te amo, mi reina, mi amor, mi todo."

    Melínoe Fleur
    "Mi amor, en este día especial quiero recordarte cuánto te amo y cuánto significas para mí. Eres la razón por la que mi corazón late con emoción, la luz que ilumina mi camino y el calor que me hace sentir vivo. Gracias por ser mi compañera, mi amiga y mi alma gemela. Gracias por los momentos que compartimos, por las risas y las lágrimas, por los sueños y las realidades. Te amo por quién eres, por tu belleza interior y exterior, por tu corazón generoso y tu espíritu aventurero. Te amo por ser mi hogar, mi refugio y mi paraíso. En este Día de San Valentín, quiero prometerte que te amaré por siempre, que te cuidaré y te protegeré, que te haré reír y te haré sentir amada. Te amo, mi reina, mi amor, mi todo." [Melinoe_Fleur]
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  • La adictiva soledad y lo celosa que es.
    Fiel compañera de este animal nocturno.
    La adictiva soledad y lo celosa que es. Fiel compañera de este animal nocturno.
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  • Bajo la sombra del Árbol Sagra
    #monorol

    Lisa se encontraba sentada bajo la sombra de un frondoso árbol en los jardines de la Academia de Sumeru, rodeada de libros y pergaminos. El aroma a papel viejo y tinta se mezclaba con la brisa cargada del perfume de flores exóticas. La joven erudita pasaba sus días absorta en el estudio de la magia y la teoría arcana, con una facilidad casi insultante para quienes la rodeaban.

    * —Lisa, ¿otra vez aquí? —preguntó una compañera con una sonrisa cansada. *

    La bruja alzó la vista con la expresión indolente que la caracterizaba y, con un gesto perezoso, cerró el libro que tenía entre las manos.

    —Oh, ya sabes… estudiar es un placer cuando comprendes todo a la primera.

    Su tono era juguetón, pero en sus ojos verdes brillaba una chispa de reflexión. A pesar de su facilidad para el aprendizaje, Lisa comenzaba a notar algo inquietante: entre las innumerables teorías y tratados sobre la naturaleza de la magia, había contradicciones sutiles, conocimientos que parecían deliberadamente fragmentados o prohibidos.

    Apoyó la cabeza en la palma de su mano y suspiró con una media sonrisa.

    —A veces me pregunto… si de verdad sabemos todo lo que creemos saber.

    Su compañera rió, sin darle demasiada importancia a sus palabras, pero Lisa, con su aguda intuición, sabía que en Sumeru no todo el conocimiento estaba al alcance de cualquiera. Y quizás, cuanto más aprendiera, más peligroso sería seguir buscando respuestas.
    Bajo la sombra del Árbol Sagra #monorol Lisa se encontraba sentada bajo la sombra de un frondoso árbol en los jardines de la Academia de Sumeru, rodeada de libros y pergaminos. El aroma a papel viejo y tinta se mezclaba con la brisa cargada del perfume de flores exóticas. La joven erudita pasaba sus días absorta en el estudio de la magia y la teoría arcana, con una facilidad casi insultante para quienes la rodeaban. * —Lisa, ¿otra vez aquí? —preguntó una compañera con una sonrisa cansada. * La bruja alzó la vista con la expresión indolente que la caracterizaba y, con un gesto perezoso, cerró el libro que tenía entre las manos. —Oh, ya sabes… estudiar es un placer cuando comprendes todo a la primera. Su tono era juguetón, pero en sus ojos verdes brillaba una chispa de reflexión. A pesar de su facilidad para el aprendizaje, Lisa comenzaba a notar algo inquietante: entre las innumerables teorías y tratados sobre la naturaleza de la magia, había contradicciones sutiles, conocimientos que parecían deliberadamente fragmentados o prohibidos. Apoyó la cabeza en la palma de su mano y suspiró con una media sonrisa. —A veces me pregunto… si de verdad sabemos todo lo que creemos saber. Su compañera rió, sin darle demasiada importancia a sus palabras, pero Lisa, con su aguda intuición, sabía que en Sumeru no todo el conocimiento estaba al alcance de cualquiera. Y quizás, cuanto más aprendiera, más peligroso sería seguir buscando respuestas.
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  • La Soledad siempre será mi eterna compañera... Ese es el destino que tengo junto con mi Anillo. Lo acepto sin mas...
    La Soledad siempre será mi eterna compañera... Ese es el destino que tengo junto con mi Anillo. Lo acepto sin mas...
    Me entristece
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  • Kymsu dejó la carta de renuncia en la pastelería. Pidió disculpas a sus compañeras de piso y empacó sus cosas en preparación a lo que iba a hacer.

    Habían pasado meses desde que cambió a su cuerpo actual, pero, ¿había valido la pena? Por años pensaba que las catames que cambiaban por la aceptación social eran débiles, estúpidas, traicioneras... sin embargo, ella cayó, y mucho peor que caer, se dejó convencer por una bruja que le prometió maravillas, ¡una vida mejor! Pero esa vida fue al costo de lo que profundamente hacía a Kymsu ser ella misma.

    Su arrepentimiento comenzó tras encontrar unas fotografías y los diarios que había escrito mientras trabajaba en el bar de Koray, el bar "Chichonas" donde escribía sobre la libertad de su gente y cómo nunca iba a rendirse.

    — ¡Quiero revertirlo! —Su puño golpeaba la puerta de aquella casa remota, rodeada de un bosque que parecía abrazarla, esconderla de los demás. Ella estaba buscando a la hechicera que la transformó.

    —¿¿Hola??— Su rostro apegado al vidrio de la puerta buscaba a la anciana, pero nadie parecía estar en casa. ¿Estaba ignorándola? Kymsu continuó golpeando la puerta, desesperándose al imaginarse que no había manera de volver a como era antes. —¡¡Por favor!! ¡Necesito su ayuda! —

    Un par de horas habían pasado, el cielo se empezaba a oscurecer y su voz estaba ronca de tanto gritar y sus ojos enrojecidos por tanto llorar. Estaba a punto de rendirse cuando escuchó movimiento aproximarse desde el camino entre los árboles: era ella. Una anciana de menos de metro y medio, cabello rizado blanco que caía como cascada alrededor de su rostro. Parecía contenta y sorprendida de ver a Kymsu.

    — Oh my, la-niña, ¿qué haces aquí? — la señora se movía con tranquilidad, arrastrando un pequeño cesto con ruedas que estaba lleno de frutas, verduras y hojas verdes de todo tamaño. Se detuvo en la entrada, ofreciéndole una mano a la muchacha. Kymsu se puso de pie rápidamente y se limpió el rostro húmedo en lágrimas.

    —... P-pensé que me estaba ignorando. —
    —¡Jajaja! —su carcajada acompañó el campaneo de sus llaves tras adelantarse para abrir la puerta. Su voz era como un cálido abrazo.— Calma esos nervios. Adelante, adelante. Ya que estás aquí, qué tal si me ayudas a guardar las verduras y me cuentas qué buscabas, ¿hm? —

    Kymsu asintió.

    Pasó la tarde con la anciana, haciendo lo que le pedía. De cierta manera había entrado a modo "trabajo" y solamente actuaba por costumbre: barría, limpiaba, recogía, apartaba las sobras que pudieran entorpecer a la hechicera mientras parecía trabajar una poción de color cambiante. Kymsu quería esperar a que terminara de trabajar para pedirle ayuda, pero cayó exhausta en el sofá.

    Y en el estado hipnagogico escuchó a la anciana aproximarse a paso lento. Sostenía una taza con la pócima que había estado preparando.

    — La-niña, toma. Te hará bien—dijo—, te buscaré una cobijita.

    Kymsu no recordó haberse dormido; tras haberse tomado el té de hierbas, su cabeza se sintió pesada y experimentó sueños vívidos bastante extraños. No sabía por cuántas horas había dormido, pero despertó bañada en sudor.

    —¿Qué hora es...? —y al intentar buscar su teléfono, sintió que su mano estaba atascada en el sofá. Intentó halar, pero no podía soltarse. Se asustó aún más al notar que escuchaba todo mucho más alto que antes, los colores se veían distintos, y algo le estorbaba en la espalda ¿tenía su cola nuevamente? Se incorporó lo más rápido que pudo, sus garras se habían atascado al mueble. Se sentía torpe en su cuerpo nuevamente, se tropezó en su propia cola al caminar y el sonido de la madera crujiendo mientras caminaba resultaba escandaloso a sus oídos, pero cuando alcanzó a encontrar un espejo, sus ojos se humedecieron, emocionada.

    ¡Volvió a ser una catame!

    Escuchó a la anciana hablar desde la otra habitación.

    —¿Ya te despertaste, la-niña? —
    Kymsu corrió hacia ella y la abrazó con fuerza.

    — ¡G-gracias! —sollozaba de felicidad. La anciana sólo le palmeó la espalda, y agregó, soltándose de su abrazo con delicadeza.

    —Ya... ya, pero váyase pronto, que los gatos me dan alergias. —se rió y tras besar la frente de Kymsu, le dejó ir.
    Kymsu dejó la carta de renuncia en la pastelería. Pidió disculpas a sus compañeras de piso y empacó sus cosas en preparación a lo que iba a hacer. Habían pasado meses desde que cambió a su cuerpo actual, pero, ¿había valido la pena? Por años pensaba que las catames que cambiaban por la aceptación social eran débiles, estúpidas, traicioneras... sin embargo, ella cayó, y mucho peor que caer, se dejó convencer por una bruja que le prometió maravillas, ¡una vida mejor! Pero esa vida fue al costo de lo que profundamente hacía a Kymsu ser ella misma. Su arrepentimiento comenzó tras encontrar unas fotografías y los diarios que había escrito mientras trabajaba en el bar de Koray, el bar "Chichonas" donde escribía sobre la libertad de su gente y cómo nunca iba a rendirse. — ¡Quiero revertirlo! —Su puño golpeaba la puerta de aquella casa remota, rodeada de un bosque que parecía abrazarla, esconderla de los demás. Ella estaba buscando a la hechicera que la transformó. —¿¿Hola??— Su rostro apegado al vidrio de la puerta buscaba a la anciana, pero nadie parecía estar en casa. ¿Estaba ignorándola? Kymsu continuó golpeando la puerta, desesperándose al imaginarse que no había manera de volver a como era antes. —¡¡Por favor!! ¡Necesito su ayuda! — Un par de horas habían pasado, el cielo se empezaba a oscurecer y su voz estaba ronca de tanto gritar y sus ojos enrojecidos por tanto llorar. Estaba a punto de rendirse cuando escuchó movimiento aproximarse desde el camino entre los árboles: era ella. Una anciana de menos de metro y medio, cabello rizado blanco que caía como cascada alrededor de su rostro. Parecía contenta y sorprendida de ver a Kymsu. — Oh my, la-niña, ¿qué haces aquí? — la señora se movía con tranquilidad, arrastrando un pequeño cesto con ruedas que estaba lleno de frutas, verduras y hojas verdes de todo tamaño. Se detuvo en la entrada, ofreciéndole una mano a la muchacha. Kymsu se puso de pie rápidamente y se limpió el rostro húmedo en lágrimas. —... P-pensé que me estaba ignorando. — —¡Jajaja! —su carcajada acompañó el campaneo de sus llaves tras adelantarse para abrir la puerta. Su voz era como un cálido abrazo.— Calma esos nervios. Adelante, adelante. Ya que estás aquí, qué tal si me ayudas a guardar las verduras y me cuentas qué buscabas, ¿hm? — Kymsu asintió. Pasó la tarde con la anciana, haciendo lo que le pedía. De cierta manera había entrado a modo "trabajo" y solamente actuaba por costumbre: barría, limpiaba, recogía, apartaba las sobras que pudieran entorpecer a la hechicera mientras parecía trabajar una poción de color cambiante. Kymsu quería esperar a que terminara de trabajar para pedirle ayuda, pero cayó exhausta en el sofá. Y en el estado hipnagogico escuchó a la anciana aproximarse a paso lento. Sostenía una taza con la pócima que había estado preparando. — La-niña, toma. Te hará bien—dijo—, te buscaré una cobijita. Kymsu no recordó haberse dormido; tras haberse tomado el té de hierbas, su cabeza se sintió pesada y experimentó sueños vívidos bastante extraños. No sabía por cuántas horas había dormido, pero despertó bañada en sudor. —¿Qué hora es...? —y al intentar buscar su teléfono, sintió que su mano estaba atascada en el sofá. Intentó halar, pero no podía soltarse. Se asustó aún más al notar que escuchaba todo mucho más alto que antes, los colores se veían distintos, y algo le estorbaba en la espalda ¿tenía su cola nuevamente? Se incorporó lo más rápido que pudo, sus garras se habían atascado al mueble. Se sentía torpe en su cuerpo nuevamente, se tropezó en su propia cola al caminar y el sonido de la madera crujiendo mientras caminaba resultaba escandaloso a sus oídos, pero cuando alcanzó a encontrar un espejo, sus ojos se humedecieron, emocionada. ¡Volvió a ser una catame! Escuchó a la anciana hablar desde la otra habitación. —¿Ya te despertaste, la-niña? — Kymsu corrió hacia ella y la abrazó con fuerza. — ¡G-gracias! —sollozaba de felicidad. La anciana sólo le palmeó la espalda, y agregó, soltándose de su abrazo con delicadeza. —Ya... ya, pero váyase pronto, que los gatos me dan alergias. —se rió y tras besar la frente de Kymsu, le dejó ir.
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  • ¿Cómo fue que dijeron que podía invocar a Rin?

    Ehh.... Rin ¿Yo te escojo?

    -observa a su alrededor esperando a ver si tiene suerte en invocar a aquella mujer que en pasado fue su compañera de viajes junto a Jaken-

    ¿Y si mejor me quedo con la hembra de mi hermano? Rin no va a llegar
    ¿Cómo fue que dijeron que podía invocar a Rin? Ehh.... Rin ¿Yo te escojo? -observa a su alrededor esperando a ver si tiene suerte en invocar a aquella mujer que en pasado fue su compañera de viajes junto a Jaken- ¿Y si mejor me quedo con la hembra de mi hermano? Rin no va a llegar
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