• Memento vivire
    Fandom Freerol
    Categoría Drama
    Llevaba varios días con molestias en la zona lumbar pero no lo tomaba en cuenta, pero hoy al incorporarme me mordí el labio con fuerza.

    Esa punzada fue distinta a las demás tomé un poco de aire y camino hacia el vestidor ahí noté como algo espeso en las bragas, así que me las baje rápidamente.

    - ¡ Dios ! ... Vale vale debo calmarme solo ha sido que he expulsado el tapón mucoso -

    Me digo a mí misma, me las subí de nuevo las bragas. Y fui a escribir a mi matrona así que fui directa al móvil, pero justo Aki vino de la zona del gimnasio.

    - No te quiero asustar pero he expulsado el tapón mucoso -

    Le digo tomando mi móvil, rápido llegué al contracto de la matrona.

    Marian

    Buenos tardes  Marian acabo de sentir que he desprendido el tapón mucoso, en un rato estaré en el hospita de momento me siento bien pero quiero estar por si acaso ahí.

    Levante la mirada esperando que tener todo listo para ir al hospital en especial las maletas mías y Niki. Sentía que hoy era el día. Por lo que tenía que estar bien y sin nervios, pero era algo que me costaba pese las clases pre parto, además teniendo en cuenta de que mi madre lo pasó bastante mal a punto de fallecer cuando nací, pero los tiempos cambian y se que estoy en buenas manos. Así que tenía que confiar en esto.

    Akihiko Sanada
    𝙴𝚖𝚖𝚊 𝚂𝚠𝚊𝚗 AU
    Llevaba varios días con molestias en la zona lumbar pero no lo tomaba en cuenta, pero hoy al incorporarme me mordí el labio con fuerza. Esa punzada fue distinta a las demás tomé un poco de aire y camino hacia el vestidor ahí noté como algo espeso en las bragas, así que me las baje rápidamente. - ¡ Dios ! ... Vale vale debo calmarme solo ha sido que he expulsado el tapón mucoso - Me digo a mí misma, me las subí de nuevo las bragas. Y fui a escribir a mi matrona así que fui directa al móvil, pero justo Aki vino de la zona del gimnasio. - No te quiero asustar pero he expulsado el tapón mucoso - Le digo tomando mi móvil, rápido llegué al contracto de la matrona. 📳 Marian 💬 Buenos tardes  Marian acabo de sentir que he desprendido el tapón mucoso, en un rato estaré en el hospita de momento me siento bien pero quiero estar por si acaso ahí. Levante la mirada esperando que tener todo listo para ir al hospital en especial las maletas mías y Niki. Sentía que hoy era el día. Por lo que tenía que estar bien y sin nervios, pero era algo que me costaba pese las clases pre parto, además teniendo en cuenta de que mi madre lo pasó bastante mal a punto de fallecer cuando nací, pero los tiempos cambian y se que estoy en buenas manos. Así que tenía que confiar en esto. [Sanada_Thcx] [ThxRedSwan] AU
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    Grupal
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    Cualquier línea
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  • —De vez en cuando, le gustaba convertirse en un gato y irse a vivir a una casa como gato domestico, solo para poder sembrar las mas horrendas y morbidas pesadillas en todos los habitantes de la casa mientras duermen—

    ¿𝑸𝒖𝒊é𝒏 𝒄𝒂𝒓𝒂𝒋𝒐𝒔 𝒆𝒓𝒆𝒔?... 𝑴𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒐 𝒔𝒆𝒓 𝒊𝒏𝒇𝒆𝒓𝒊𝒐𝒓, 𝒋𝒖𝒓𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆 𝒆𝒙𝒕𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒓𝒆 𝒔𝒊 𝒍𝒆 𝒄𝒖𝒆𝒏𝒕𝒂𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒐 𝒂 𝒂𝒍𝒈𝒖𝒊𝒆𝒏...

    —Diria ahora que habia sido descubierto, pues ese era su mas grande y profundo secreto—
    —De vez en cuando, le gustaba convertirse en un gato y irse a vivir a una casa como gato domestico, solo para poder sembrar las mas horrendas y morbidas pesadillas en todos los habitantes de la casa mientras duermen— ¿𝑸𝒖𝒊é𝒏 𝒄𝒂𝒓𝒂𝒋𝒐𝒔 𝒆𝒓𝒆𝒔?... 𝑴𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒐 𝒔𝒆𝒓 𝒊𝒏𝒇𝒆𝒓𝒊𝒐𝒓, 𝒋𝒖𝒓𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆 𝒆𝒙𝒕𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒓𝒆 𝒔𝒊 𝒍𝒆 𝒄𝒖𝒆𝒏𝒕𝒂𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒐 𝒂 𝒂𝒍𝒈𝒖𝒊𝒆𝒏... —Diria ahora que habia sido descubierto, pues ese era su mas grande y profundo secreto—
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  • —¿Navidad?, ja!... Obvio que no la celebro, el culto considera que Lilith la creó para no se que mierda...—

    *Le da una calada a su cigarro, esta teniendo uno de sus constantes episodios depresivos.*

    —Como sea... Que se joda la puta navidad, aunque el culto la celebrara seria siendo una mierda, pues se supone que es para convivir con amigos y familia, y yo no tengo nada de eso... Ya no...—
    —¿Navidad?, ja!... Obvio que no la celebro, el culto considera que Lilith la creó para no se que mierda...— *Le da una calada a su cigarro, esta teniendo uno de sus constantes episodios depresivos.* —Como sea... Que se joda la puta navidad, aunque el culto la celebrara seria siendo una mierda, pues se supone que es para convivir con amigos y familia, y yo no tengo nada de eso... Ya no...—
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  • Los días regresaron a una calma engañosa, y con ella, una confianza cautelosa la llevó a aventurarse más allá del corazón de su dominio. Caminó por los bordes de su territorio, allí donde el cementerio de huesos se alzaba como testimonio silencioso de cada victoria, de cada criatura que osó desafiar a la Madre de los Monstruos y cayó bajo su sombra.

    Aquella mañana, sin embargo, el aire estaba… mal. Un aroma metálico quebró la quietud. Sangre. Se detuvo en seco, inclinándose lentamente hasta confirmar lo impensable: un rastro oscuro manchaba la tierra, aún húmedo, pero ya frio.
    Reciente. Su corazón si se tensó. No era el dolor de una bestia desconocida lo que encendía su inquietud, sino una idea mucho más terrible, alguien viniendo por su cría.

    El rastro la obligó a avanzar con prisa, cada paso cargado de un temor que rara vez se permitía sentir. El olor a sangre llenaba el aire, guiándola como un sabuezo, sus sentidos se afinaron, alerta ante cualquier señal: huellas, respiraciones ajenas, la presencia de algo que no debería estar allí.


    ¿Hallaría al final del sendero a una criatura herida, luchando por aferrarse a la vida… o encontraría primero al insensato que se atrevió a derramar sangre tan cerca de su territorio?


    Y si ese alguien seguía respirando… ¿lo haría por mucho tiempo más?

    Ꮩꮜꮮꮯꭺɴꮻ
    Los días regresaron a una calma engañosa, y con ella, una confianza cautelosa la llevó a aventurarse más allá del corazón de su dominio. Caminó por los bordes de su territorio, allí donde el cementerio de huesos se alzaba como testimonio silencioso de cada victoria, de cada criatura que osó desafiar a la Madre de los Monstruos y cayó bajo su sombra. Aquella mañana, sin embargo, el aire estaba… mal. Un aroma metálico quebró la quietud. Sangre. Se detuvo en seco, inclinándose lentamente hasta confirmar lo impensable: un rastro oscuro manchaba la tierra, aún húmedo, pero ya frio. Reciente. Su corazón si se tensó. No era el dolor de una bestia desconocida lo que encendía su inquietud, sino una idea mucho más terrible, alguien viniendo por su cría. El rastro la obligó a avanzar con prisa, cada paso cargado de un temor que rara vez se permitía sentir. El olor a sangre llenaba el aire, guiándola como un sabuezo, sus sentidos se afinaron, alerta ante cualquier señal: huellas, respiraciones ajenas, la presencia de algo que no debería estar allí. ¿Hallaría al final del sendero a una criatura herida, luchando por aferrarse a la vida… o encontraría primero al insensato que se atrevió a derramar sangre tan cerca de su territorio? Y si ese alguien seguía respirando… ¿lo haría por mucho tiempo más? [Beast.tamer]
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    ──────𝘏𝗲𝖺𝖽𝖼𝖺𝗇𝗼𝗇──────

    "𝗟𝗼𝙨 𝗼𝗃𝗼𝙨 𝖽𝗲 𝗹𝖺 𝗘𝗇t𝙧𝗼𝗽í𝖺"

    Tal cual dice su nombre, los ojos de la entropía son unas criaturas oscuras y amorfas, de la cual emergen muchos tentáculos por todo su cuerpo, así como una innumerable cantidad de ojos y extremidades, están pueden parecer desde restos de brazos y manos humanas, hasta garras, colmillos, tenazas y cuernos de variadas especies, desde las más conocidas hasta las que son completamente extrañas y desconocidas.

    Los ojos de la Entropía suelen permanecer en silencio gran parte del tiempo, pero a veces emiten rugidos y chillidos, incluso jadeos y gritos de sufrimiento con una voz claramente humana, incluso pueden emitir frases que pueden parecer no tener un contexto claro.

    Su nombre viene de un antiguo ente cósmico que se dedicaba a devorar mundos y destruirlos, incluyendo todas las formas de vida que contenían, fue así por eones. Dicho ser era conocido como la Entropía, una forma de vida colosal; si es que siquiera se le puede llamar así. Una criatura oscura con interminables tentáculos que podían rodear y cubrir un cuerpo celeste por completo, poseyendo un inconmensurable poder destructivo.

    En algún momento y en circunstancias desconocidas, Ryo se apropio de la Entropía uniéndola a su ser. Gran parte de esa proeza fue gracias al ente demoniaco que siempre ha permanecido junto al Izanagi, el demonio conocido como Sorath.

    ⌠ Sorath en la demonología es conocido como una entidad infernal que rige el 666, el número de la bestia según el libro de las revelaciones. También se le conoce como el demonio del sol. ⌡

    Al invocar a los ojos de la entropía, Ryo usa una pequeña porción de su poder, originaria de la antigua entidad cósmica corrupta.

    Esas criaturas pueden ser utilizadas para varios fines, desde la batalla y el asesinato, así como el espionaje e incluso para tomar un rol de vigilante y guardián, en caso de que Ryo quiera asegurarse que algún individuo en particular no muera.

    Ryo puede “marcar” a ciertas personas a su elección y traspasarles un pequeño ápice de su oscuridad, al hacer eso, se asegura de que uno de los tantos “Ojos de la Entropía”, cuide, resguarde y vigile al individuo en cuestión. Por ejemplo, si esa persona está acorralada y en peligro, una de esas oscuras criaturas aparecerá y atacará al agresor, sin dudar en destruirle.

    Un detalle no menor, pero también obvió, es que la persona marcada y con el resguardo de una de las criaturas, no puede controlar a dicho ser, solo atestiguar como está aparece y le defiende, para luego desaparecer.

    Aquella forma de marcar a los individuos y usar a esos monstruos, se puede considerar una maldición, pero desde una perspectiva más retorcida, "una bendición".

    ⌠ La marca de la Entropía: “La pesadilla cósmica siempre te vigilará a donde sea que vayas. La ira y el odio por la pérdida te guiarán a esa fría venganza, que te hará fundirte en la penumbra para toda la eternidad.”⌡
    ──────𝘏𝗲𝖺𝖽𝖼𝖺𝗇𝗼𝗇────── "𝗟𝗼𝙨 𝗼𝗃𝗼𝙨 𝖽𝗲 𝗹𝖺 𝗘𝗇t𝙧𝗼𝗽í𝖺" Tal cual dice su nombre, los ojos de la entropía son unas criaturas oscuras y amorfas, de la cual emergen muchos tentáculos por todo su cuerpo, así como una innumerable cantidad de ojos y extremidades, están pueden parecer desde restos de brazos y manos humanas, hasta garras, colmillos, tenazas y cuernos de variadas especies, desde las más conocidas hasta las que son completamente extrañas y desconocidas. Los ojos de la Entropía suelen permanecer en silencio gran parte del tiempo, pero a veces emiten rugidos y chillidos, incluso jadeos y gritos de sufrimiento con una voz claramente humana, incluso pueden emitir frases que pueden parecer no tener un contexto claro. Su nombre viene de un antiguo ente cósmico que se dedicaba a devorar mundos y destruirlos, incluyendo todas las formas de vida que contenían, fue así por eones. Dicho ser era conocido como la Entropía, una forma de vida colosal; si es que siquiera se le puede llamar así. Una criatura oscura con interminables tentáculos que podían rodear y cubrir un cuerpo celeste por completo, poseyendo un inconmensurable poder destructivo. En algún momento y en circunstancias desconocidas, Ryo se apropio de la Entropía uniéndola a su ser. Gran parte de esa proeza fue gracias al ente demoniaco que siempre ha permanecido junto al Izanagi, el demonio conocido como Sorath. ⌠ Sorath en la demonología es conocido como una entidad infernal que rige el 666, el número de la bestia según el libro de las revelaciones. También se le conoce como el demonio del sol. ⌡ Al invocar a los ojos de la entropía, Ryo usa una pequeña porción de su poder, originaria de la antigua entidad cósmica corrupta. Esas criaturas pueden ser utilizadas para varios fines, desde la batalla y el asesinato, así como el espionaje e incluso para tomar un rol de vigilante y guardián, en caso de que Ryo quiera asegurarse que algún individuo en particular no muera. Ryo puede “marcar” a ciertas personas a su elección y traspasarles un pequeño ápice de su oscuridad, al hacer eso, se asegura de que uno de los tantos “Ojos de la Entropía”, cuide, resguarde y vigile al individuo en cuestión. Por ejemplo, si esa persona está acorralada y en peligro, una de esas oscuras criaturas aparecerá y atacará al agresor, sin dudar en destruirle. Un detalle no menor, pero también obvió, es que la persona marcada y con el resguardo de una de las criaturas, no puede controlar a dicho ser, solo atestiguar como está aparece y le defiende, para luego desaparecer. Aquella forma de marcar a los individuos y usar a esos monstruos, se puede considerar una maldición, pero desde una perspectiva más retorcida, "una bendición". ⌠ La marca de la Entropía: “La pesadilla cósmica siempre te vigilará a donde sea que vayas. La ira y el odio por la pérdida te guiarán a esa fría venganza, que te hará fundirte en la penumbra para toda la eternidad.”⌡
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  • " Nada permanece intacto. "

    ┉ Todo cambia, el paisaje, las estaciones, uno mismo. Al final solo importa una cosa y es como te veas a ti mismo incluso si el mundo solo recuerda la versión más vieja de tu yo presente. Hoy día puedo y debo agradecer lo que se ha terminado, recibir lo que está iniciando y no dejar de avanzar.

    Gracias a Irura por la compañía ┉

    Y gracias, porque esa foto se la tomó ella.
    " Nada permanece intacto. " ┉ Todo cambia, el paisaje, las estaciones, uno mismo. Al final solo importa una cosa y es como te veas a ti mismo incluso si el mundo solo recuerda la versión más vieja de tu yo presente. Hoy día puedo y debo agradecer lo que se ha terminado, recibir lo que está iniciando y no dejar de avanzar. Gracias a Irura por la compañía ┉ Y gracias, porque esa foto se la tomó ella.
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  • Aaaah...

    *Naruto despierta luego de dormir como un tronco casi todo el día. Las molestias de la cabeza y el estómago permanecen, pero leves. Se sorprende de ver que ya se metió el sol.
    Con movimientos lentos revisa el reloj.*

    —Mmmmm... ¿Qué horas son? Las 20.... Tengo cuatro horas antes de que termine navidad para

    *Bosteza y mira adormilado al suelo.*
    Aaaah...🥱🥱🥱 *Naruto despierta luego de dormir como un tronco casi todo el día. Las molestias de la cabeza y el estómago permanecen, pero leves. Se sorprende de ver que ya se metió el sol. Con movimientos lentos revisa el reloj.* —Mmmmm... ¿Qué horas son? Las 20.... Tengo cuatro horas antes de que termine navidad para 🥱 *Bosteza y mira adormilado al suelo.*
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  • El destino los había reunido una noche en la que no pudo darse el lujo de apartar la mirada. Él estaba demasiado herido, y su necesidad era un llamado imposible de ignorar. Le tendió la mano sin pensarlo, y en ese gesto sencillo comenzó algo inesperado. Bondrewd Bond había sido amable, más de lo que ella creía posible; el primer humano que no buscó dañarla. Compartir tiempo con él le devolvía fragmentos de una vida que creía perdida: la calma, la rutina, lo cotidiano. Pequeños instantes que le recordaban cómo se sentía vivir sin miedo constante.

    Scar: así lo había nombrado, se volvió en poco tiempo un amigo cercano. Aquel día lo llamó solo para saber cómo estaba; bastó escuchar su voz para notar el cansancio que arrastraba, la falta de sueño marcada entre silencios. No hicieron falta muchas preguntas. Cortó la llamada y fue directo a la cocina. Sabía que no había consuelo más honesto que una comida hecha con cuidado. Preparó cada plato con atención, como si en ello pudiera devolverle un poco de energía. Cuando terminó, guardó todo en una bolsa de tela y salió de casa.

    Podría haber usado su poder para llegar en un instante, pero eligió no hacerlo. Quería respetar la normalidad que lo rodeaba, caminar el mundo como cualquiera. El autobús la dejó frente a la estación de policía. Entró con tranquilidad; allí ya la conocían. No era la primera vez que iba a buscarlo. Algunos oficiales incluso le habían preparado una tarjeta de acceso a modo de broma, una pequeña muestra de confianza ganada con el tiempo.

    Avanzó con pasos suaves por los pasillos hasta llegar a la oficina que llevaba su nombre. Tocó primero, por respeto, pero al no recibir respuesta tomó el picaporte y abrió despacio. Scar dormía, vencido por el agotamiento, el cuerpo rendido por fin.

    No quiso despertarlo. No aún.

    Dejó la bolsa sobre el escritorio y, en silencio, comenzó a ordenar los papeles dispersos. Cada movimiento era cuidadoso, casi ritual. Como si al acomodar aquel pequeño caos también estuviera cuidando de él, preservando ese descanso frágil que tanto parecía necesitar.
    El destino los había reunido una noche en la que no pudo darse el lujo de apartar la mirada. Él estaba demasiado herido, y su necesidad era un llamado imposible de ignorar. Le tendió la mano sin pensarlo, y en ese gesto sencillo comenzó algo inesperado. [tidal_ruby_spider_375] había sido amable, más de lo que ella creía posible; el primer humano que no buscó dañarla. Compartir tiempo con él le devolvía fragmentos de una vida que creía perdida: la calma, la rutina, lo cotidiano. Pequeños instantes que le recordaban cómo se sentía vivir sin miedo constante. Scar: así lo había nombrado, se volvió en poco tiempo un amigo cercano. Aquel día lo llamó solo para saber cómo estaba; bastó escuchar su voz para notar el cansancio que arrastraba, la falta de sueño marcada entre silencios. No hicieron falta muchas preguntas. Cortó la llamada y fue directo a la cocina. Sabía que no había consuelo más honesto que una comida hecha con cuidado. Preparó cada plato con atención, como si en ello pudiera devolverle un poco de energía. Cuando terminó, guardó todo en una bolsa de tela y salió de casa. Podría haber usado su poder para llegar en un instante, pero eligió no hacerlo. Quería respetar la normalidad que lo rodeaba, caminar el mundo como cualquiera. El autobús la dejó frente a la estación de policía. Entró con tranquilidad; allí ya la conocían. No era la primera vez que iba a buscarlo. Algunos oficiales incluso le habían preparado una tarjeta de acceso a modo de broma, una pequeña muestra de confianza ganada con el tiempo. Avanzó con pasos suaves por los pasillos hasta llegar a la oficina que llevaba su nombre. Tocó primero, por respeto, pero al no recibir respuesta tomó el picaporte y abrió despacio. Scar dormía, vencido por el agotamiento, el cuerpo rendido por fin. No quiso despertarlo. No aún. Dejó la bolsa sobre el escritorio y, en silencio, comenzó a ordenar los papeles dispersos. Cada movimiento era cuidadoso, casi ritual. Como si al acomodar aquel pequeño caos también estuviera cuidando de él, preservando ese descanso frágil que tanto parecía necesitar.
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    Jhon Smith ¿Sería tan amable de leer la descripción de mi cuenta y dejar de stalkearne y regalarme cosas? Me está empezando a incomodar.
    [ripple_jade_hippo_583] ¿Sería tan amable de leer la descripción de mi cuenta y dejar de stalkearne y regalarme cosas? Me está empezando a incomodar.
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  • Los días previos a Navidad, Raden se había encontrado en un estado insólito de absoluta y pura indecisión. Su mente, que parecía un catálogo de reliquias y objetos interesantes, de pronto encontraba que todas las opciones resultaban... insuficientes. Demasiado insuficientes. ¿Un espejo victoriano? ¿Una daga ceremonial?. Había consultado a sus amigas y hasta se había sumergido en las profundidades digitales de 'Gugul', saliendo de allí con dolor de cabeza.

    Nada la convencia. Todo le parecía insuficiente para la obra de arte viviente que era su precioso novio. ¿Que podía darle, que fuera realmente digno de él? ¡¿Es que acaso existía algo, que pudiera ser digno de él?!. Entonces la idea llegó... Quizás el regalo perfecto no era algo extravagante, quizás no era algo que pudiera comprar, adquirir o robar de un museo -aunque esa última idea no la descartaba-. Tal vez, era algo que se debía crear. ¡Aja! ¡Eso era! ¿Cuantas veces había él, preparado comidas y manjares para ella, con una paciencia y un arte que eran otra forma de hechicería? Muchas. Demasiadas. ¡Era su turno! Fallar estrepitosamente era una posibilidad... y por eso mismo, era algo valioso. Ese sería su regalo, su esfuerzo y su posible fracaso, todo envuelto en un intento.

    Desempolvó los libros de cocina -porque el 'yutú' es demasiado complicado- y busco las recetas. ¡Un postre! Porque tal parecía como si hubiera menos probabiludades de fallar con un postre que con una cena. La cocina pronto se transformó en una especie de laboratorio donde la harina volaba por todas partes. Mantequilla, huevos, frutas confitadas, frutos secos y un chorrito de moscatel. La dejó leudar, cubierta con un paño. Y mientras esperaba, la masa de jengibre -harins, melaza, especias- fue extendida y cortada con los moldes que logró conseguir en su cocina: una estrella, una luna creciente y un gatito. Las galletas salieron del horno, perfumando el aire, y las decoró con glacé real.El panettone, ya horneado y dorado, fue su obra principal. La adornó con un glacé en color rojo y escribió un mensaje: 'Feliz Navidad, amor. ~ R'.

    La mesa fue puesta con un mantel de lino y la porcelana blanca del siglo XIX que guardaba para ocasiones especiales. Sobre ella, el panettone y el montón de galletas de jengibre. Pero no era suficiente. Lo mundano necesitaba el sello de lo eterno. Y justo a tiempo, llegó su adquisición final. Un anillo 'guarda-secretos' del siglo XVII. Un aro de plata sobre con incrustaciones de onix. Lo había obtenido tras negociaciones que involucraron tres objetos malditos y una promesa vaga. Su función era simple pero profunda: si él, en algún momento de necesidad o simple deseo, sostenía el anillo y concentraba un pensamiento o mensaje para ella, Raden lo escucharía, dondequiera que estuviera. Sería como tener una llave directa a sus pensamientos.

    Todo estaba listo.

    — Amor, te tengo una sorpresa... —le había dicho antes, colocandose detrás de Donovan Lenheim y cubriendo sus ojos con sus manos -aun ligeramente enharinadas- guiandolo hacia el comedor— ¡Ta-dah! ~

    Al retirar sus manos, él vería la escena. Panettone, galletas de jengibre, y sobre la servilleta de lino junto a un plato, el anillo.

    — ¿Que te parece, hm? ¡Creo que... me volví una alquimista de la repostería! O al menos, logré que algo comestible saliera sin tu ayuda, jeje ~ —luego señaló la pieza de onix— Y ese, es para que nunca, nunca, estemos realmente incomunicados ~
    Los días previos a Navidad, Raden se había encontrado en un estado insólito de absoluta y pura indecisión. Su mente, que parecía un catálogo de reliquias y objetos interesantes, de pronto encontraba que todas las opciones resultaban... insuficientes. Demasiado insuficientes. ¿Un espejo victoriano? ¿Una daga ceremonial?. Había consultado a sus amigas y hasta se había sumergido en las profundidades digitales de 'Gugul', saliendo de allí con dolor de cabeza. Nada la convencia. Todo le parecía insuficiente para la obra de arte viviente que era su precioso novio. ¿Que podía darle, que fuera realmente digno de él? ¡¿Es que acaso existía algo, que pudiera ser digno de él?!. Entonces la idea llegó... Quizás el regalo perfecto no era algo extravagante, quizás no era algo que pudiera comprar, adquirir o robar de un museo -aunque esa última idea no la descartaba-. Tal vez, era algo que se debía crear. ¡Aja! ¡Eso era! ¿Cuantas veces había él, preparado comidas y manjares para ella, con una paciencia y un arte que eran otra forma de hechicería? Muchas. Demasiadas. ¡Era su turno! Fallar estrepitosamente era una posibilidad... y por eso mismo, era algo valioso. Ese sería su regalo, su esfuerzo y su posible fracaso, todo envuelto en un intento. Desempolvó los libros de cocina -porque el 'yutú' es demasiado complicado- y busco las recetas. ¡Un postre! Porque tal parecía como si hubiera menos probabiludades de fallar con un postre que con una cena. La cocina pronto se transformó en una especie de laboratorio donde la harina volaba por todas partes. Mantequilla, huevos, frutas confitadas, frutos secos y un chorrito de moscatel. La dejó leudar, cubierta con un paño. Y mientras esperaba, la masa de jengibre -harins, melaza, especias- fue extendida y cortada con los moldes que logró conseguir en su cocina: una estrella, una luna creciente y un gatito. Las galletas salieron del horno, perfumando el aire, y las decoró con glacé real.El panettone, ya horneado y dorado, fue su obra principal. La adornó con un glacé en color rojo y escribió un mensaje: 'Feliz Navidad, amor. ~ R'. La mesa fue puesta con un mantel de lino y la porcelana blanca del siglo XIX que guardaba para ocasiones especiales. Sobre ella, el panettone y el montón de galletas de jengibre. Pero no era suficiente. Lo mundano necesitaba el sello de lo eterno. Y justo a tiempo, llegó su adquisición final. Un anillo 'guarda-secretos' del siglo XVII. Un aro de plata sobre con incrustaciones de onix. Lo había obtenido tras negociaciones que involucraron tres objetos malditos y una promesa vaga. Su función era simple pero profunda: si él, en algún momento de necesidad o simple deseo, sostenía el anillo y concentraba un pensamiento o mensaje para ella, Raden lo escucharía, dondequiera que estuviera. Sería como tener una llave directa a sus pensamientos. Todo estaba listo. — Amor, te tengo una sorpresa... —le había dicho antes, colocandose detrás de [freaky_lil_monster] y cubriendo sus ojos con sus manos -aun ligeramente enharinadas- guiandolo hacia el comedor— ¡Ta-dah! ~ Al retirar sus manos, él vería la escena. Panettone, galletas de jengibre, y sobre la servilleta de lino junto a un plato, el anillo. — ¿Que te parece, hm? ¡Creo que... me volví una alquimista de la repostería! O al menos, logré que algo comestible saliera sin tu ayuda, jeje ~ —luego señaló la pieza de onix— Y ese, es para que nunca, nunca, estemos realmente incomunicados ~
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