• El jardín estaba bañado por la tenue luz del atardecer. Los árboles se mecían suavemente con el viento, y el perfume de las flores nocturnas comenzaba a despertar, mezclándose con el murmullo distante de una fuente.
    Lysander estaba sentado en un banco de piedra, con el cabello cayendo en ondas oscuras sobre sus hombros, mientras Yuki, su pequeño conejo blanco, saltaba juguetón alrededor de sus botas.

    Un cosquilleo recorrió su brazo izquierdo: la señal inequívoca de que Nerezza estaba moviéndose bajo su piel, serpenteando desde su pecho hacia su hombro. Su siseo suave vibró en su mente, tan familiar como un susurro.

    —¿Otra vez inquieta, Nerezza? —murmuró, sin apartar la vista del cielo teñido de naranja y violeta. Yuki, curioso, se acercó a su mano y Lysander lo acarició suavemente detrás de las orejas.

    El siseo se transformó en un eco de palabras que solo él podía entender.
    —«El aire trae presencias extrañas… no confío en este silencio.»

    Lysander sonrió de lado, con esa mezcla de calma y melancolía que lo caracterizaba.
    —Siempre desconfías de todo. Quizá deberías aprender de Yuki… él solo salta y vive, sin pensar si el viento es aliado o enemigo.

    La serpiente blanca emergió entonces por completo desde su clavícula, etérea y brillante, enroscándose con elegancia alrededor de su brazo. Sus ojos plateados reflejaban la última luz del sol, como si vigilaran cada rincón del jardín.

    —«Ese conejo no cargaría con el peso que tú llevas. Yo sí.» —el siseo resonó, firme, protector.

    Lysander bajó la mirada hacia ella, con Yuki ahora entre sus brazos, tranquilo.
    —Lo sé… eres mi guardiana, mi otra mitad. Pero a veces me pregunto, Nerezza… ¿me proteges del mundo, o me proteges de mí mismo?

    La serpiente no respondió con palabras, sino apretando suavemente su brazo como si se tratara de un abrazo silencioso. Yuki, ajeno a todo, estiró su naricita y rozó las escamas perladas de Nerezza sin miedo alguno.
    Lysander dejó escapar una risa baja, casi inaudible.

    —Mira eso… parece que hasta mi pequeño Yuki te acepta. Tal vez, después de todo, sí pueda confiar en que el mundo no es tan hostil como lo imaginas.

    El viento sopló, llevando consigo el murmullo de la noche naciente. Entre el conejo juguetón y la serpiente guardiana, Lysander se sintió por un instante en paz, aunque sabía que esa calma siempre sería frágil.
    El jardín estaba bañado por la tenue luz del atardecer. Los árboles se mecían suavemente con el viento, y el perfume de las flores nocturnas comenzaba a despertar, mezclándose con el murmullo distante de una fuente. Lysander estaba sentado en un banco de piedra, con el cabello cayendo en ondas oscuras sobre sus hombros, mientras Yuki, su pequeño conejo blanco, saltaba juguetón alrededor de sus botas. Un cosquilleo recorrió su brazo izquierdo: la señal inequívoca de que Nerezza estaba moviéndose bajo su piel, serpenteando desde su pecho hacia su hombro. Su siseo suave vibró en su mente, tan familiar como un susurro. —¿Otra vez inquieta, Nerezza? —murmuró, sin apartar la vista del cielo teñido de naranja y violeta. Yuki, curioso, se acercó a su mano y Lysander lo acarició suavemente detrás de las orejas. El siseo se transformó en un eco de palabras que solo él podía entender. —«El aire trae presencias extrañas… no confío en este silencio.» Lysander sonrió de lado, con esa mezcla de calma y melancolía que lo caracterizaba. —Siempre desconfías de todo. Quizá deberías aprender de Yuki… él solo salta y vive, sin pensar si el viento es aliado o enemigo. La serpiente blanca emergió entonces por completo desde su clavícula, etérea y brillante, enroscándose con elegancia alrededor de su brazo. Sus ojos plateados reflejaban la última luz del sol, como si vigilaran cada rincón del jardín. —«Ese conejo no cargaría con el peso que tú llevas. Yo sí.» —el siseo resonó, firme, protector. Lysander bajó la mirada hacia ella, con Yuki ahora entre sus brazos, tranquilo. —Lo sé… eres mi guardiana, mi otra mitad. Pero a veces me pregunto, Nerezza… ¿me proteges del mundo, o me proteges de mí mismo? La serpiente no respondió con palabras, sino apretando suavemente su brazo como si se tratara de un abrazo silencioso. Yuki, ajeno a todo, estiró su naricita y rozó las escamas perladas de Nerezza sin miedo alguno. Lysander dejó escapar una risa baja, casi inaudible. —Mira eso… parece que hasta mi pequeño Yuki te acepta. Tal vez, después de todo, sí pueda confiar en que el mundo no es tan hostil como lo imaginas. El viento sopló, llevando consigo el murmullo de la noche naciente. Entre el conejo juguetón y la serpiente guardiana, Lysander se sintió por un instante en paz, aunque sabía que esa calma siempre sería frágil.
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  • El aire olía a hierro y ceniza. Entre ruinas aún humeantes, un hombre permanecía en pie, apenas cubierto por la sangre que no era suya. El torso desnudo mostraba cada cicatriz, recuerdo de la batalla recién librada. A sus pies yacían las sombras deshechas de lo que alguna vez fue un ejército demoníaco; en sus manos, dos dagas aún goteaban un líquido oscuro que chisporroteaba al tocar la tierra.

    Respiraba con calma, demasiado tranquilo para alguien que acababa de enfrentar a todo un reino infernal. Sus ojos recorrían el horizonte, expectantes, como si buscara algo… o a alguien. No habló, solo esperó, firme, dejando que la tensión del silencio pesara sobre cualquiera que tuviera el valor de acercarse.
    El aire olía a hierro y ceniza. Entre ruinas aún humeantes, un hombre permanecía en pie, apenas cubierto por la sangre que no era suya. El torso desnudo mostraba cada cicatriz, recuerdo de la batalla recién librada. A sus pies yacían las sombras deshechas de lo que alguna vez fue un ejército demoníaco; en sus manos, dos dagas aún goteaban un líquido oscuro que chisporroteaba al tocar la tierra. Respiraba con calma, demasiado tranquilo para alguien que acababa de enfrentar a todo un reino infernal. Sus ojos recorrían el horizonte, expectantes, como si buscara algo… o a alguien. No habló, solo esperó, firme, dejando que la tensión del silencio pesara sobre cualquiera que tuviera el valor de acercarse.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Entro y veo esto...
    Maldito Caelus, te pasas, me usas como alarma xD
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    - "Y esto es lo que debeis hacer en caso de emergencia"
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  • Evento Canonico

    𝕌𝕟 𝕕𝕚𝕒 𝕕𝕖𝕤𝕡𝕦𝕖𝕤 𝕕𝕖 𝕝𝕒 𝕕𝕖𝕞𝕒𝕟𝕕𝕒 𝕒 𝕄𝕣. 𝕀𝕟𝕔𝕣𝕖𝕚𝕓𝕝𝕖.

    —Rick… —su voz resonó en la sala de conferencias de la ANS. Una sala en la que por el momento solo estaba presente El Agente Rick Dicker y Meta Man. Mientras el viejo permanecía sentado en su escritorio, el héroe se mantuvo frente a el. Con los brazos firmemente cruzados y el ceño fruncido, pues el tema a tratar en esta ocasión no era para nada delicado. Ya llevaban más de media hora en esa reunión y solo hubieron puras malas noticias.

    —No podemos permitir que prohíban a los Supers. Sin nosotros allá afuera, ¿quién contendrá lo que el mundo no puede soportar? ¿Quién detendrá lo que nadie más está preparado para enfrentar? —su tono reflejaba preocupación profunda, una que no desaparecería hasta tener respuestas claras.

    Rick, el veterano agente de la ANS, escuchó en silencio. Su mirada permanecía fija en Meta Man, pero su rostro se mantenía impasible, casi indiferente. Finalmente, dejó un archivo sobre la mesa frente a él.

    —Escucha, hijo. Lo entiendo. Pero las cosas son complicadas. La opinión pública está en contra, los políticos han cedido, y yo solo soy un hombre perdido en una oficina llena de burócratas que solo ven números y daños colaterales. —dijo con calma mientras empujaba el sobre un poco más hacia el héroe, deslizandose este hasta el borde de la mesa.

    En la portada podía leerse: *Programa de Reubicación de Supers – Top Secret*.

    —¿Qué es esto? —su atención se fue al documento y, apenas pudo distinguir el título, lo tomó con un gesto casi instintivo. Cada fibra de su ser le decía que no quería abrirlo, que el contenido que aguardaba dentro representaba una derrota para los suyos. Y al mantenerse firme en no querer ver el contenido, hizo una pausa; con la que trataría de organizar sus pensamientos, y tras una respiración profunda volvió a hablar.

    —Déjame liderar. Dame la autoridad para tomar las riendas. Permíteme organizar a los Supers, regular cada equipo, y demostrar que podemos controlarnos, ser útiles para la sociedad… —se acercó un poco más a la mesa, apoyando los puños contra ella con determinación. Su mirada se mantuvo fija en el viejo agente.

    El silencio que siguió fue abrumador. Rick miró hacia la mesa, casi como si estuviera meditando cada palabra soltada por el héroe. Finalmente se levantó con morosidad, Recogiendo el expediente poco después y al final, caminó hacia la puerta. No obstante, antes de irse se giró ligeramente el rostro hacia Meta Man.

    —Lo consideraré… —Y con esa única frase, la puerta se cerró tras de si, mientras Meta Man permanecía solo en la penumbra de la sala. ¿Ahora que le diría a sus compañeros?
    Evento Canonico 𝕌𝕟 𝕕𝕚𝕒 𝕕𝕖𝕤𝕡𝕦𝕖𝕤 𝕕𝕖 𝕝𝕒 𝕕𝕖𝕞𝕒𝕟𝕕𝕒 𝕒 𝕄𝕣. 𝕀𝕟𝕔𝕣𝕖𝕚𝕓𝕝𝕖. —Rick… —su voz resonó en la sala de conferencias de la ANS. Una sala en la que por el momento solo estaba presente El Agente Rick Dicker y Meta Man. Mientras el viejo permanecía sentado en su escritorio, el héroe se mantuvo frente a el. Con los brazos firmemente cruzados y el ceño fruncido, pues el tema a tratar en esta ocasión no era para nada delicado. Ya llevaban más de media hora en esa reunión y solo hubieron puras malas noticias. —No podemos permitir que prohíban a los Supers. Sin nosotros allá afuera, ¿quién contendrá lo que el mundo no puede soportar? ¿Quién detendrá lo que nadie más está preparado para enfrentar? —su tono reflejaba preocupación profunda, una que no desaparecería hasta tener respuestas claras. Rick, el veterano agente de la ANS, escuchó en silencio. Su mirada permanecía fija en Meta Man, pero su rostro se mantenía impasible, casi indiferente. Finalmente, dejó un archivo sobre la mesa frente a él. —Escucha, hijo. Lo entiendo. Pero las cosas son complicadas. La opinión pública está en contra, los políticos han cedido, y yo solo soy un hombre perdido en una oficina llena de burócratas que solo ven números y daños colaterales. —dijo con calma mientras empujaba el sobre un poco más hacia el héroe, deslizandose este hasta el borde de la mesa. En la portada podía leerse: *Programa de Reubicación de Supers – Top Secret*. —¿Qué es esto? —su atención se fue al documento y, apenas pudo distinguir el título, lo tomó con un gesto casi instintivo. Cada fibra de su ser le decía que no quería abrirlo, que el contenido que aguardaba dentro representaba una derrota para los suyos. Y al mantenerse firme en no querer ver el contenido, hizo una pausa; con la que trataría de organizar sus pensamientos, y tras una respiración profunda volvió a hablar. —Déjame liderar. Dame la autoridad para tomar las riendas. Permíteme organizar a los Supers, regular cada equipo, y demostrar que podemos controlarnos, ser útiles para la sociedad… —se acercó un poco más a la mesa, apoyando los puños contra ella con determinación. Su mirada se mantuvo fija en el viejo agente. El silencio que siguió fue abrumador. Rick miró hacia la mesa, casi como si estuviera meditando cada palabra soltada por el héroe. Finalmente se levantó con morosidad, Recogiendo el expediente poco después y al final, caminó hacia la puerta. No obstante, antes de irse se giró ligeramente el rostro hacia Meta Man. —Lo consideraré… —Y con esa única frase, la puerta se cerró tras de si, mientras Meta Man permanecía solo en la penumbra de la sala. ¿Ahora que le diría a sus compañeros?
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  • El hombre permanecía inmóvil, con los brazos cruzados y el torso descubierto. La luz tenue resaltaba cada fibra de sus músculos, tensos como si en cualquier momento pudiera moverse con una fuerza devastadora. No decía nada, ni sonreía, ni fruncía el ceño: solo observaba en silencio, como si esperara a ver quién se atrevería a romper aquel aire cargado de tensión.
    El hombre permanecía inmóvil, con los brazos cruzados y el torso descubierto. La luz tenue resaltaba cada fibra de sus músculos, tensos como si en cualquier momento pudiera moverse con una fuerza devastadora. No decía nada, ni sonreía, ni fruncía el ceño: solo observaba en silencio, como si esperara a ver quién se atrevería a romper aquel aire cargado de tensión.
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  • La música aún vibraba en las paredes doradas cuando Lilith se dejó caer. No fue una caída torpe, sino una rendición elegante: el vestido rojo se desparramó como sangre derramada sobre los escalones, los tacones abandonados junto a su mano temblorosa.

    El mármol frío acariciaba su espalda como si la consolara. Su cabello caía como una cortina entre ella y el mundo, pero no entre ella y tú.

    No dijo nada al principio. Solo respiró. Profundo. Como si el suelo le ofreciera algo que nadie más podía darle. Calma, paz y algo frío donde apoyar su tobillo adolorido

    Y entonces, sin girarse, sin abrir los ojos, lo soltó:

    —Si vas a seguir mirándome así… al menos ven a hacerlo más cerca—
    La música aún vibraba en las paredes doradas cuando Lilith se dejó caer. No fue una caída torpe, sino una rendición elegante: el vestido rojo se desparramó como sangre derramada sobre los escalones, los tacones abandonados junto a su mano temblorosa. El mármol frío acariciaba su espalda como si la consolara. Su cabello caía como una cortina entre ella y el mundo, pero no entre ella y tú. No dijo nada al principio. Solo respiró. Profundo. Como si el suelo le ofreciera algo que nadie más podía darle. Calma, paz y algo frío donde apoyar su tobillo adolorido Y entonces, sin girarse, sin abrir los ojos, lo soltó: —Si vas a seguir mirándome así… al menos ven a hacerlo más cerca—
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  • Bueno...Como el miedo que infundes en los criminales no funcionan...Me tocará resolverlos a mi manera.
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  • - "Nadie sabe como me encanta remodelar lugares"
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    Me endiabla
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  • Buenos días gente hermosa y moribunda(?)
    Ya volvio por quién lloraban (?)
    Déjenme y como algo y estaré con ustedes..

    Resumen de la semana (?):

    - Lunes: quería lanzar a mi profesora de inglés por la ventana pero se me pasó cuando comí un sándwich (?)

    -Martes: todavía no llegaba a trabajar y ya tenía que apagar incendios (?). Fui de compras para el hospital y aproveché de comprar cosas para comer (?) Me di cuenta que uno se pierde en el supermercado, y que me cambiaron unos productos de lugar.

    -Miercoles: Salem se atragantó con una aceituna lo tuve que llegar al veterinario. Es su segundo día que lo atienden de lujo(?).
    Tuve que cubrirlo en el juego de poker con los perros , perdí 1 de 4. Tengo huesos para regalar.

    -Jueves : despertando con hambres...

    Fin del resumen(?)
    Buenos días gente hermosa y moribunda(?) Ya volvio por quién lloraban (?) Déjenme y como algo y estaré con ustedes.. Resumen de la semana (?): - Lunes: quería lanzar a mi profesora de inglés por la ventana pero se me pasó cuando comí un sándwich (?) -Martes: todavía no llegaba a trabajar y ya tenía que apagar incendios (?). Fui de compras para el hospital y aproveché de comprar cosas para comer (?) Me di cuenta que uno se pierde en el supermercado, y que me cambiaron unos productos de lugar. -Miercoles: Salem se atragantó con una aceituna lo tuve que llegar al veterinario. Es su segundo día que lo atienden de lujo(?). Tuve que cubrirlo en el juego de poker con los perros , perdí 1 de 4. Tengo huesos para regalar. -Jueves : despertando con hambres... Fin del resumen(?)
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  • Nunca imaginé que pudiera sentir algo así. Mi cuerpo duele de maneras que jamás pensé posibles, pero al mismo tiempo es como si cada fibra de mí hubiera despertado a un poder que siempre estuvo ahí, esperando. Mi vista, mis sentidos, todo… es más intenso, más vivo. Cada sonido me atraviesa, cada aroma me llama, y no puedo evitar sentirme parte de algo más grande, más salvaje, más real.

    Hay un miedo que no se va del todo; la loba dentro de mí ruge, quiere más de todo: más fuerza, más velocidad, más caza. Es como si finalmente pudiera respirar después de toda una vida de cadenas, aunque esas cadenas fueran mis propias cicatrices.

    Me miro al reflejo de un charco y apenas reconozco a la humana que fui. Los ojos son otros, más intensos, más agudos; el cuerpo es fuerte, capaz de cosas que antes ni siquiera imaginaba. Y sin embargo, dentro, sigo siendo yo: la misma Isla que tomó la decisión de esto, la misma que lo ama a él y que eligió convertirse para poder compartir algo que trasciende lo humano.

    Siento poder y miedo mezclados, adrenalina y ternura, y una certeza que nunca había tenido: no estoy sola. La loba me pertenece, pero yo también le pertenezco a ella… y a él. Y por primera vez, todo eso no duele, sino que me hace sentir completa.
    Nunca imaginé que pudiera sentir algo así. Mi cuerpo duele de maneras que jamás pensé posibles, pero al mismo tiempo es como si cada fibra de mí hubiera despertado a un poder que siempre estuvo ahí, esperando. Mi vista, mis sentidos, todo… es más intenso, más vivo. Cada sonido me atraviesa, cada aroma me llama, y no puedo evitar sentirme parte de algo más grande, más salvaje, más real. Hay un miedo que no se va del todo; la loba dentro de mí ruge, quiere más de todo: más fuerza, más velocidad, más caza. Es como si finalmente pudiera respirar después de toda una vida de cadenas, aunque esas cadenas fueran mis propias cicatrices. Me miro al reflejo de un charco y apenas reconozco a la humana que fui. Los ojos son otros, más intensos, más agudos; el cuerpo es fuerte, capaz de cosas que antes ni siquiera imaginaba. Y sin embargo, dentro, sigo siendo yo: la misma Isla que tomó la decisión de esto, la misma que lo ama a él y que eligió convertirse para poder compartir algo que trasciende lo humano. Siento poder y miedo mezclados, adrenalina y ternura, y una certeza que nunca había tenido: no estoy sola. La loba me pertenece, pero yo también le pertenezco a ella… y a él. Y por primera vez, todo eso no duele, sino que me hace sentir completa.
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