• Mi preciosa niña extraño vivir juntas como hasta hace unos pocos meses.

    𝙴𝚖𝚖𝚊 𝚂𝚠𝚊𝚗
    Mi preciosa niña extraño vivir juntas como hasta hace unos pocos meses. [ThxRedSwan13]
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  • ¿Como puede ser que tenga tantas dudas? , ¿en mi cabeza? ...... ¿quizas yo no naci para amar a nadie?, solo soy los que siempre fui un asesino,mentiroso y mas.
    ¿Como puede ser que tenga tantas dudas? , ¿en mi cabeza? ...... ¿quizas yo no naci para amar a nadie?, solo soy los que siempre fui un asesino,mentiroso y mas.
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  • Un animal arrinconado usará todo dentro de su repertorio para intentar salir con vida.

    No es muy diferente de los hombres conmigo.
    "Vieja, agria, quedada, loca, larguirucha, mastodonte, bestia, vibora, rancia, monstruo, bruja…" —los he oído todos.
    Cada palabra pronunciada con la torpeza de quien confunde el ruido con el poder.

    Lo curioso es que sus insultos no hieren; solo revelan lo que ellos son: seres diminutos intentando arañar una montaña con las uñas.

    Yo no me inclino para escuchar ladridos. Me mantengo erguida, elegante, con el cuello recto y los tacones firmes sobre el suelo que ellos jamás podrán alcanzar.

    Mis diseños llevan más estructura que sus argumentos.
    Mis telas, más carácter que sus voces temblorosas.
    Mientras ellos repiten ecos vacíos, yo dejo costuras que cuentan historias; cada hilo, una cicatriz convertida en arte.

    No me disculpo por ocupar espacio —fui hecha para dominarlo.
    Si mis pasos resuenan, es porque la tierra reconoce quién la pisa.
    Y si mi sombra los intimida, que agradezcan que aún no me digno a mirar hacia abajo.

    Porque, al final, ¿qué puede un hombre que insulta a una mujer fuerte, sino revelar su propia debilidad?
    Yo no discuto con ellos.
    Yo visto mi silencio como un uniforme de guerra,
    y dejo que mi existencia les recuerde que su mediocridad no tiene defensa ante una mujer que ya conquistó su propio respeto.
    Un animal arrinconado usará todo dentro de su repertorio para intentar salir con vida. No es muy diferente de los hombres conmigo. "Vieja, agria, quedada, loca, larguirucha, mastodonte, bestia, vibora, rancia, monstruo, bruja…" —los he oído todos. Cada palabra pronunciada con la torpeza de quien confunde el ruido con el poder. Lo curioso es que sus insultos no hieren; solo revelan lo que ellos son: seres diminutos intentando arañar una montaña con las uñas. Yo no me inclino para escuchar ladridos. Me mantengo erguida, elegante, con el cuello recto y los tacones firmes sobre el suelo que ellos jamás podrán alcanzar. Mis diseños llevan más estructura que sus argumentos. Mis telas, más carácter que sus voces temblorosas. Mientras ellos repiten ecos vacíos, yo dejo costuras que cuentan historias; cada hilo, una cicatriz convertida en arte. No me disculpo por ocupar espacio —fui hecha para dominarlo. Si mis pasos resuenan, es porque la tierra reconoce quién la pisa. Y si mi sombra los intimida, que agradezcan que aún no me digno a mirar hacia abajo. Porque, al final, ¿qué puede un hombre que insulta a una mujer fuerte, sino revelar su propia debilidad? Yo no discuto con ellos. Yo visto mi silencio como un uniforme de guerra, y dejo que mi existencia les recuerde que su mediocridad no tiene defensa ante una mujer que ya conquistó su propio respeto.
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  • Katherine tomó el pequeño tubo de gloss y lo destapó con la misma calma con la que alguien afila un cuchillo. El aroma dulce, casi inocente, contrastaba con la tensión que se respiraba en el coche. Pasó el aplicador por sus labios con movimientos lentos, precisos, asegurándose de que el brillo quedara perfecto, como si la perfección misma fuese su escudo.

    Luego, inclinó apenas el rostro hacia un costado y clavó la mirada en su acompañante. Sus ojos destilaban un brillo que mezclaba travesura con una sutileza venenosa, esa que no necesita alzar la voz para hacer temblar a quien la escucha.

    — ¿Entonces, cariño? —murmuró con un tono suave, casi meloso—. ¿Qué dices? Sólo es un poco de diversión, nada más.

    La sonrisa que siguió fue un espectáculo en sí misma: coqueta, pícara, pero con un filo invisible. Una sonrisa que prometía placer, sí… Pero también peligro. El tipo de sonrisa que no se olvida, porque esconde más de lo que revela.
    Katherine tomó el pequeño tubo de gloss y lo destapó con la misma calma con la que alguien afila un cuchillo. El aroma dulce, casi inocente, contrastaba con la tensión que se respiraba en el coche. Pasó el aplicador por sus labios con movimientos lentos, precisos, asegurándose de que el brillo quedara perfecto, como si la perfección misma fuese su escudo. Luego, inclinó apenas el rostro hacia un costado y clavó la mirada en su acompañante. Sus ojos destilaban un brillo que mezclaba travesura con una sutileza venenosa, esa que no necesita alzar la voz para hacer temblar a quien la escucha. — ¿Entonces, cariño? —murmuró con un tono suave, casi meloso—. ¿Qué dices? Sólo es un poco de diversión, nada más. La sonrisa que siguió fue un espectáculo en sí misma: coqueta, pícara, pero con un filo invisible. Una sonrisa que prometía placer, sí… Pero también peligro. El tipo de sonrisa que no se olvida, porque esconde más de lo que revela.
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  • Ven , ven les dije que thor ....
    El gran dios de turno duerme con su martillo y como un bebe ..... cualquier cosa no lo olleron de mi.
    Ven , ven les dije que thor .... El gran dios de turno duerme con su martillo y como un bebe ..... cualquier cosa no lo olleron de mi.
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  • - Estaba corriendo por todos lados cuando fui a un lugar algo llamativo... Encontre a Rouge, es el punto.

    Ya estaba payaseando con la murcielago como de costumbre. No pude aguantar las ganas

    - Es bueno saber que la ladrona bonachona sigue sabiendo como hacer las cosas... ¿como fue que le dije cuando competimos en coches?, "Puedo manejar esas curvas" [?]

    Rouge The Bat
    - Estaba corriendo por todos lados cuando fui a un lugar algo llamativo... Encontre a Rouge, es el punto. Ya estaba payaseando con la murcielago como de costumbre. No pude aguantar las ganas - Es bueno saber que la ladrona bonachona sigue sabiendo como hacer las cosas... ¿como fue que le dije cuando competimos en coches?, "Puedo manejar esas curvas" [?] [galaxy_cyan_squirrel_844]
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  • *Aparece girando con una sonrisa radiante, su vestido brillando como un trozo del cosmos mismo. Las constelaciones detrás de ella parecen danzar al ritmo de su energía infinita.*

    -“Ehehe~ ¿No es hermoso? Cada estrella allá arriba… tiene una historia. Y aun así, todas caben en el mismo cielo~

    *gira suavemente, dejando que su largo cabello se mueva como una corriente estelar*

    -“Yo también soy parte de eso, sabes… un pequeño fragmento del universo, intentando recordar cómo se siente simplemente… brillar. Porque incluso una diosa del espacio necesita bailar de vez en cuando, ¡right~?”

    *extiende una mano, como invitando a compartir ese momento entre luces y constelaciones*

    -“Ven, camina conmigo sobre las estrellas. No hay gravedad que nos detenga… sólo infinitas posibilidades~”

    *Aparece girando con una sonrisa radiante, su vestido brillando como un trozo del cosmos mismo. Las constelaciones detrás de ella parecen danzar al ritmo de su energía infinita.* -“Ehehe~ ¿No es hermoso? Cada estrella allá arriba… tiene una historia. Y aun así, todas caben en el mismo cielo~ ✨” *gira suavemente, dejando que su largo cabello se mueva como una corriente estelar* -“Yo también soy parte de eso, sabes… un pequeño fragmento del universo, intentando recordar cómo se siente simplemente… brillar. Porque incluso una diosa del espacio necesita bailar de vez en cuando, ¡right~?” 🌌 *extiende una mano, como invitando a compartir ese momento entre luces y constelaciones* -“Ven, camina conmigo sobre las estrellas. No hay gravedad que nos detenga… sólo infinitas posibilidades~” 💫
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  • -Desde que Kensuke entro a su vida oficialmente como su novio, Mika le gustaba preparar el desayuno cuando se quedaba a dormir en su departamento, preparando sandwiches rellenos de mermelada de fresa y café.-


    𝐊𝐞𝐧𝐬𝐮𝐤𝐞
    -Desde que Kensuke entro a su vida oficialmente como su novio, Mika le gustaba preparar el desayuno cuando se quedaba a dormir en su departamento, preparando sandwiches rellenos de mermelada de fresa y café.- [BigB0y]
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  • Nunca imaginé que algo así pudiera volver a pasarme. Había pasado meses manejando situaciones peligrosas, lidiando con problemas de la mafia, con rivales, con enemigos que creía resueltos. Pensé que estaba a salvo, que la sombra de la violencia había quedado atrás, que mis días de caos y miedo habían terminado… hasta que ellos me encontraron.

    Salí de viaje unos días antes para organizar cosas de la boda, revisando contratos, cerrando detalles con proveedores. Confié en que este viaje sería solo eso: trabajo, rutina, preparación.

    Pero no fue así.

    Me arrancaron del coche antes de que pudiera reaccionar. Una mano fuerte cubrió mi boca, otra me empujó hacia un vehículo que olía a gasolina y a metal frío. Mis gritos se ahogaron en la noche, y mientras la lluvia golpeaba mi cara, entendí que no había escapatoria. No esta vez.

    Me llevaron a un almacén apartado, un lugar que olía a humedad, a polvo, a algo metálico y podrido. La puerta se cerró detrás de mí con un golpe seco que resonó en mis oídos. Me empujaron a una silla y me ataron las muñecas con cuerda áspera que dejó marcas que arderían días después. La luz era escasa, apenas suficiente para ver las siluetas de ellos, los hombres que habían sido amigos de mi padre y ahora buscaban venganza. Sus miradas eran cuchillos, y yo me sentí desnuda ante ellas, no en ropa, sino en vulnerabilidad y miedo.

    Las palizas empezaron casi de inmediato. Cada golpe me recordaba que mi pasado había vuelto a alcanzarme, que ninguna habilidad, ninguna preparación, ninguna certeza sobre el control que pensaba tener podía salvarme de esto. Me empujaban, me lanzaban al suelo, me hacían sentir que mi cuerpo no me pertenecía, abusando de mi cada día, cuando ellos querían. Cada contusión, cada moretón, era un recordatorio de que estaba completamente a merced de su ira.

    No hablaban mucho. No hacía falta. Cada palabra que soltaban estaba cargada de amenaza y resentimiento, cada gesto decía que la venganza de ellos debía cumplirse a toda costa. Intenté mantener la calma, respirar, recordar que soy Alessia, que he sobrevivido a cosas que harían temblar a cualquiera. Pero cada noche, en la soledad de esa habitación oscura, me sentía más pequeña, más frágil, más atrapada que nunca.

    No puedo contar con exactitud cuántos días pasaron así. Las horas se mezclaban con el dolor, con el miedo, con la humillación. A veces me golpeaban, otras me empujaban, otras me hacían sentir que cada parte de mí estaba bajo su dominio, tocándome… y haciendo cosas mucho peores. Me hicieron comprender que no hay fuerza suficiente para enfrentar la ira de quienes buscan venganza… y que a veces, aunque seas sicaria, aunque hayas manejado la muerte y la traición, el mundo puede voltearse en tu contra y dejarte indefensa.

    Lo peor no era el dolor físico, aunque era constante y brutal. Lo peor era sentir que el control que creía tener se desmoronaba. Durante meses pensé que todo estaba bajo control, que podía manejar cualquier situación que surgiera, que Angela y yo éramos invencibles. Y ahora… ahora me encontraba rota, temblando en una silla, y comprendí que nada de eso importaba aquí. Que el mundo podía arrancarte todo en un instante, sin aviso, sin compasión.

    Me aferré a mis recuerdos, a la idea de Angela Di Trapani , a la boda, a todo lo que había prometido y construido. Pero esa esperanza pequeña, como una llama que se niega a apagarse, no resistió lo suficiente. No sabía cómo saldría de allí, y en ese punto, no sabía si queria sobrevivir. Me sentía sucia, rota. ¿Cómo se supone que mi prometida me verá ahora? ¿Le daré asco? ¿Lástima, quizás?

    No lo sé, lo único que sé con certeza es que cada día que pasa me rompen más, y yo solo quiero que esto acabe de una vez.
    Nunca imaginé que algo así pudiera volver a pasarme. Había pasado meses manejando situaciones peligrosas, lidiando con problemas de la mafia, con rivales, con enemigos que creía resueltos. Pensé que estaba a salvo, que la sombra de la violencia había quedado atrás, que mis días de caos y miedo habían terminado… hasta que ellos me encontraron. Salí de viaje unos días antes para organizar cosas de la boda, revisando contratos, cerrando detalles con proveedores. Confié en que este viaje sería solo eso: trabajo, rutina, preparación. Pero no fue así. Me arrancaron del coche antes de que pudiera reaccionar. Una mano fuerte cubrió mi boca, otra me empujó hacia un vehículo que olía a gasolina y a metal frío. Mis gritos se ahogaron en la noche, y mientras la lluvia golpeaba mi cara, entendí que no había escapatoria. No esta vez. Me llevaron a un almacén apartado, un lugar que olía a humedad, a polvo, a algo metálico y podrido. La puerta se cerró detrás de mí con un golpe seco que resonó en mis oídos. Me empujaron a una silla y me ataron las muñecas con cuerda áspera que dejó marcas que arderían días después. La luz era escasa, apenas suficiente para ver las siluetas de ellos, los hombres que habían sido amigos de mi padre y ahora buscaban venganza. Sus miradas eran cuchillos, y yo me sentí desnuda ante ellas, no en ropa, sino en vulnerabilidad y miedo. Las palizas empezaron casi de inmediato. Cada golpe me recordaba que mi pasado había vuelto a alcanzarme, que ninguna habilidad, ninguna preparación, ninguna certeza sobre el control que pensaba tener podía salvarme de esto. Me empujaban, me lanzaban al suelo, me hacían sentir que mi cuerpo no me pertenecía, abusando de mi cada día, cuando ellos querían. Cada contusión, cada moretón, era un recordatorio de que estaba completamente a merced de su ira. No hablaban mucho. No hacía falta. Cada palabra que soltaban estaba cargada de amenaza y resentimiento, cada gesto decía que la venganza de ellos debía cumplirse a toda costa. Intenté mantener la calma, respirar, recordar que soy Alessia, que he sobrevivido a cosas que harían temblar a cualquiera. Pero cada noche, en la soledad de esa habitación oscura, me sentía más pequeña, más frágil, más atrapada que nunca. No puedo contar con exactitud cuántos días pasaron así. Las horas se mezclaban con el dolor, con el miedo, con la humillación. A veces me golpeaban, otras me empujaban, otras me hacían sentir que cada parte de mí estaba bajo su dominio, tocándome… y haciendo cosas mucho peores. Me hicieron comprender que no hay fuerza suficiente para enfrentar la ira de quienes buscan venganza… y que a veces, aunque seas sicaria, aunque hayas manejado la muerte y la traición, el mundo puede voltearse en tu contra y dejarte indefensa. Lo peor no era el dolor físico, aunque era constante y brutal. Lo peor era sentir que el control que creía tener se desmoronaba. Durante meses pensé que todo estaba bajo control, que podía manejar cualquier situación que surgiera, que Angela y yo éramos invencibles. Y ahora… ahora me encontraba rota, temblando en una silla, y comprendí que nada de eso importaba aquí. Que el mundo podía arrancarte todo en un instante, sin aviso, sin compasión. Me aferré a mis recuerdos, a la idea de [haze_orange_shark_766] , a la boda, a todo lo que había prometido y construido. Pero esa esperanza pequeña, como una llama que se niega a apagarse, no resistió lo suficiente. No sabía cómo saldría de allí, y en ese punto, no sabía si queria sobrevivir. Me sentía sucia, rota. ¿Cómo se supone que mi prometida me verá ahora? ¿Le daré asco? ¿Lástima, quizás? No lo sé, lo único que sé con certeza es que cada día que pasa me rompen más, y yo solo quiero que esto acabe de una vez.
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  • Soy como un lindo y enorme trofeo empolvándose.
    Soy como un lindo y enorme trofeo empolvándose.
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