• [ADVERTENCIA:TEXTO MUY LARGO]


    ㅣCulminacion De Una Tragediaㅣ
    Parte 2/3


    —Sirius combatio contra sus hermanas,luchando contra su propia sangre espada contra espada,gracias a la resistencia de su armadura,aguanto un par de espadazos inesperados,ellas se separaraban y atacaban a la vez a Sirius,cosa que no podría defender,pero como sabia las virtudes de sus hermanas,sabia como posicionarlas en una forma de combate incómoda para ellas,asi que buscaba separarlas y poner a prueba su estrategia—



    —Como Hana no era buena defendiendose,ella fue la primera en ser atravesada por la espada de Sirius,al hacer esto,El tambien sintio ese dolor en el pecho,esa sensacion de que su alma se fragmentaba,asi como cuando asesino a su padre—


    Holly:"¡¡NOOOOOO!!"


    —Holly al presenciar esto,desato su furia ante Sirius,empezando a propinarle una rafaga de ataques certeros,haciendo que Sirius retroceda,antes de darle el golpe de gracia,Sirius logro encajarle un espadazo a su hermana,ella solo vio su casco plateado,no sabia como,no sabia porqué,pero sabia que era Sirius,dandole una linda sonrisa para despues desplomarse—


    —No se puede explicar con palabras lo que pasaba dentro de esa armadura,no se podia explicar como su corazon latia,solo se podia decir que era un hombre muerto por dentro,el sintio como Cassandra se acerco a el por la espalda,tomando su hombro con cuidado—


    Cassandra:"Impresionante...Mi Lord"

    —El solo se volteo y la abrazo con todas sus fuerzas,ella correspondio el abrazo sin dudarlo,al cabo de unos minutos,el clavo la espada de su padre en el vientre de Casandra,para luego susurrale al oido—


    —Eso fue...por todos los Wimbleton...


    —Ella se separo del abrazo mientras se tomaba el vientre sangrando,viendolo triste y furiosa,justo antes de desplomarse,el la tomo con cuidado y la dejo en el suelo con delicadeza,para luego retirarse del lugar para ir a buscar a su hijo,con la excusa de que Cassandra lo envió,el tomo a Hank,lo abrigo muy bien y salio de la alcaldia a escondidas,para luego salir de la Alcaldia con su hijo en brazos,tomando un auto y escapando de la ciudad a escondidas,dejando todo atras,cuando llego a un pueblo Kilomentros lejos de aquella ciudad,fue a un bosque para enterrar su armadura completa,incluyendo su espada y la de sus hermanas,conservando solo la de su padre—
    [ADVERTENCIA:TEXTO MUY LARGO] ㅣCulminacion De Una Tragediaㅣ Parte 2/3 —Sirius combatio contra sus hermanas,luchando contra su propia sangre espada contra espada,gracias a la resistencia de su armadura,aguanto un par de espadazos inesperados,ellas se separaraban y atacaban a la vez a Sirius,cosa que no podría defender,pero como sabia las virtudes de sus hermanas,sabia como posicionarlas en una forma de combate incómoda para ellas,asi que buscaba separarlas y poner a prueba su estrategia— —Como Hana no era buena defendiendose,ella fue la primera en ser atravesada por la espada de Sirius,al hacer esto,El tambien sintio ese dolor en el pecho,esa sensacion de que su alma se fragmentaba,asi como cuando asesino a su padre— Holly:"¡¡NOOOOOO!!" —Holly al presenciar esto,desato su furia ante Sirius,empezando a propinarle una rafaga de ataques certeros,haciendo que Sirius retroceda,antes de darle el golpe de gracia,Sirius logro encajarle un espadazo a su hermana,ella solo vio su casco plateado,no sabia como,no sabia porqué,pero sabia que era Sirius,dandole una linda sonrisa para despues desplomarse— —No se puede explicar con palabras lo que pasaba dentro de esa armadura,no se podia explicar como su corazon latia,solo se podia decir que era un hombre muerto por dentro,el sintio como Cassandra se acerco a el por la espalda,tomando su hombro con cuidado— Cassandra:"Impresionante...Mi Lord" —El solo se volteo y la abrazo con todas sus fuerzas,ella correspondio el abrazo sin dudarlo,al cabo de unos minutos,el clavo la espada de su padre en el vientre de Casandra,para luego susurrale al oido— —Eso fue...por todos los Wimbleton... —Ella se separo del abrazo mientras se tomaba el vientre sangrando,viendolo triste y furiosa,justo antes de desplomarse,el la tomo con cuidado y la dejo en el suelo con delicadeza,para luego retirarse del lugar para ir a buscar a su hijo,con la excusa de que Cassandra lo envió,el tomo a Hank,lo abrigo muy bien y salio de la alcaldia a escondidas,para luego salir de la Alcaldia con su hijo en brazos,tomando un auto y escapando de la ciudad a escondidas,dejando todo atras,cuando llego a un pueblo Kilomentros lejos de aquella ciudad,fue a un bosque para enterrar su armadura completa,incluyendo su espada y la de sus hermanas,conservando solo la de su padre—
    Me entristece
    Me shockea
    4
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  • *Está en un bosque con su hijo mayor, tirando el arco*

    Buen lanzamiento, mamá.

    *Dice Erik orgulloso de su madre*

    Gracias, cariño. Te toca.

    *El niño coloca una flecha y tensa la cuerda, soltandola dando muy cerca de la flecha de su madre. Ate aplaude orgullosa de su retoño*

    *Está en un bosque con su hijo mayor, tirando el arco* Buen lanzamiento, mamá. *Dice Erik orgulloso de su madre* Gracias, cariño. Te toca. *El niño coloca una flecha y tensa la cuerda, soltandola dando muy cerca de la flecha de su madre. Ate aplaude orgullosa de su retoño*
    Me emputece
    1
    0 turnos 0 maullidos 153 vistas
  • Little Stranger
    Fandom The legend of Zelda
    Categoría Slice of Life
    Rol privado con: Sidón

    —Obviamente, pudo volver poner los arreos a Epona y montar sobre ella, por supuesto con la princesa detrás. La verdad no le molestaba cabalgar con Ruto y de hecho, se lo habría propuesto por mera cortesía. Así, llegaron pronto al palacio. Aún así, siguió igual de vengativa, comportándose de aquel modo caprichoso, lo peor es que ella lo estaba haciendo totalmente a drede, la verdad es que no la culpaba por estar tan enfadada. Había visitado a la mayor parte de sus amigos o al menos a los que seguían vivos, pero nunca logró sacar un hueco para ella.

    Cenaron juntos y excepto por aquellas pequeñas puyitas y el cínico acoso, fue divertido ¿El problema? es que a Ruto era impulsiva. Al parecer eso era habitual en los gobernantes zora y Mipha fue la excepción a la regla, y a esta se le fue la mano celebrando con el vino y… bueno, el acoso dejó de ser tan sarcástico para volverse algo un poco más preocupante. Así que, como pudo la dejó en su habitacion y remarcamos el como pudo por que la princesa parecía tener garras de halcón para quererlo arrastrar a los aposentos con ella… Que ojo, estaba claro que nada iba a pasar, más de una vez entre conversaciones se habían quedado dormidos abrazados como buenos amigos. Pero, tanto con ella, como con Zelda, Saria, Malon, obviamente con Sidón también y con cualquier amigo que anduviera charlando hasta tarde. En eso no hacía distinciones. Pero, teniendo en cuenta que era una princesa y no estaba en pleno uso de sus facultades, decidió usar uno de los pasadizos secretos del castillo y dejarla durmiendo la mona.

    Ya habría tiempo al día siguiente para disculparse. Tanto por haberla dejado a parte como por haberse ido por un pasadizo secreto.

    En este caso, la salida dio a la entrada a uno de los bosques cercanos a la ciudad. Tentado estuvo de sacar su ocarina y tocar la canción de Epona, para volverse cabalgando a la posada. Aunque… a decir verdad, había luna llena y se veía enorme y clara. Tampoco quería despertar a nadie, así que sencillamente, se echó a andar pues tampoco tenía sueño como para irse a dormir, a fin de cuentas, tampoco era muy tarde. Gracioso fue que, aunque sabía que no había peligro alguno tan cerca de la ciudad, tenía tan interiorizado el estar vagando siempre por lugares inhóspitos lejos de la civilización, que automáticamente ya se había acostumbrado a que su paso normal, por el bosque no hiciera ruido alguno.

    Pese a que caminaba muy distraído, ni si quiera viendo realmente que habia delante y que no. Se encontraba demasiado ocupado dándole vueltas a todo el asunto de Sidón y a que, estaba más que claro que algo escondía. Preocupado, pensando en cómo podría ayudarle aún sin saber lo que sucedía, siguió andando sin rumbo alguno, hasta que chocó contra una espalda. Una robusta y más alta que él—
    Rol privado con: [shimmer_sapphire_monkey_595] —Obviamente, pudo volver poner los arreos a Epona y montar sobre ella, por supuesto con la princesa detrás. La verdad no le molestaba cabalgar con Ruto y de hecho, se lo habría propuesto por mera cortesía. Así, llegaron pronto al palacio. Aún así, siguió igual de vengativa, comportándose de aquel modo caprichoso, lo peor es que ella lo estaba haciendo totalmente a drede, la verdad es que no la culpaba por estar tan enfadada. Había visitado a la mayor parte de sus amigos o al menos a los que seguían vivos, pero nunca logró sacar un hueco para ella. Cenaron juntos y excepto por aquellas pequeñas puyitas y el cínico acoso, fue divertido ¿El problema? es que a Ruto era impulsiva. Al parecer eso era habitual en los gobernantes zora y Mipha fue la excepción a la regla, y a esta se le fue la mano celebrando con el vino y… bueno, el acoso dejó de ser tan sarcástico para volverse algo un poco más preocupante. Así que, como pudo la dejó en su habitacion y remarcamos el como pudo por que la princesa parecía tener garras de halcón para quererlo arrastrar a los aposentos con ella… Que ojo, estaba claro que nada iba a pasar, más de una vez entre conversaciones se habían quedado dormidos abrazados como buenos amigos. Pero, tanto con ella, como con Zelda, Saria, Malon, obviamente con Sidón también y con cualquier amigo que anduviera charlando hasta tarde. En eso no hacía distinciones. Pero, teniendo en cuenta que era una princesa y no estaba en pleno uso de sus facultades, decidió usar uno de los pasadizos secretos del castillo y dejarla durmiendo la mona. Ya habría tiempo al día siguiente para disculparse. Tanto por haberla dejado a parte como por haberse ido por un pasadizo secreto. En este caso, la salida dio a la entrada a uno de los bosques cercanos a la ciudad. Tentado estuvo de sacar su ocarina y tocar la canción de Epona, para volverse cabalgando a la posada. Aunque… a decir verdad, había luna llena y se veía enorme y clara. Tampoco quería despertar a nadie, así que sencillamente, se echó a andar pues tampoco tenía sueño como para irse a dormir, a fin de cuentas, tampoco era muy tarde. Gracioso fue que, aunque sabía que no había peligro alguno tan cerca de la ciudad, tenía tan interiorizado el estar vagando siempre por lugares inhóspitos lejos de la civilización, que automáticamente ya se había acostumbrado a que su paso normal, por el bosque no hiciera ruido alguno. Pese a que caminaba muy distraído, ni si quiera viendo realmente que habia delante y que no. Se encontraba demasiado ocupado dándole vueltas a todo el asunto de Sidón y a que, estaba más que claro que algo escondía. Preocupado, pensando en cómo podría ayudarle aún sin saber lo que sucedía, siguió andando sin rumbo alguno, hasta que chocó contra una espalda. Una robusta y más alta que él—
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  • Casi terminaba el otoño... Las últimas hojas caían de los árboles y la última Luna llena del año había pasado dejando estragos poderosos en su cuerpo.

    -Madre... No sé cómo lidiar con esta magia... Es como si...

    No dijo nada solo se quedó viendo la luna que aún con el sol en el cielo ella podía ver

    -Pronto será el festival del solsticio...

    Dijo caminando a casa tras otra noche en el bosque.
    Casi terminaba el otoño... Las últimas hojas caían de los árboles y la última Luna llena del año había pasado dejando estragos poderosos en su cuerpo. -Madre... No sé cómo lidiar con esta magia... Es como si... No dijo nada solo se quedó viendo la luna que aún con el sol en el cielo ella podía ver -Pronto será el festival del solsticio... Dijo caminando a casa tras otra noche en el bosque.
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  •   ꫶ ⃙◌⃙◍🌹፝⃟༘┼ ᜴⃕The Flower Garden...
    Fandom Creatividad/propio
    Categoría Fantasía
      ꫶ ⃙◌⃙◍፝⃟༘┼ ᜴⃕Role-playing...

    ... ¿Acaso los jardines no son mágicos?

    Un jardín lleno de flores de todos los colores, un jardín lleno de vida y amor cultivado por años y años de nacimiento de estas. Entre las frágiles flores yacía un joven sentado en el pasto disfrutando del paisaje mientras la brisa proveniente del las montañas movía sus cabellos rosados junto con las pequeñas y miles flores, un bastó paisaje lleno de paz, el joven podría quedarse allí por años y años sin cansarse.


    De pronto un ruido sonó al rededor del paisaje, cerca de la entrada del bosque, este joven despertó de su viaje pacífico mientras que se levanta con cautela mientras sus manos con rapidez agarran el arco y lo posiciona para cualquier ataque inminente...

    -"¿Quien está ahí? Sal ahora mismo. "-

    El joven habló en frente de cualquier peligro que mantenía esos arbustos, su tono era cuidadoso y severo...
    ¿Quien o qué será detrás de todo esto?

    <¡Pueden responderme como gusten! >
      ꫶ ⃙◌⃙◍🌹፝⃟༘┼ ᜴⃕Role-playing... ... ¿Acaso los jardines no son mágicos? Un jardín lleno de flores de todos los colores, un jardín lleno de vida y amor cultivado por años y años de nacimiento de estas. Entre las frágiles flores yacía un joven sentado en el pasto disfrutando del paisaje mientras la brisa proveniente del las montañas movía sus cabellos rosados junto con las pequeñas y miles flores, un bastó paisaje lleno de paz, el joven podría quedarse allí por años y años sin cansarse. De pronto un ruido sonó al rededor del paisaje, cerca de la entrada del bosque, este joven despertó de su viaje pacífico mientras que se levanta con cautela mientras sus manos con rapidez agarran el arco y lo posiciona para cualquier ataque inminente... -"¿Quien está ahí? Sal ahora mismo. "- El joven habló en frente de cualquier peligro que mantenía esos arbustos, su tono era cuidadoso y severo... ¿Quien o qué será detrás de todo esto? <¡Pueden responderme como gusten! >
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  • Rapsodia en el Bosque
    Fandom Original
    Categoría Fantasía
    Había esencias en el aire.
    Mi pensamiento fragmentado sintió eso justo antes de que me despertara.

    El aire que fluía en mi cavidad nasal, contenía grandes cantidades de información. El dulce aroma de las flores, el del pasto verde brillante, el aroma refrescante de los árboles que se sentía como si pudiera limpiar mi pecho e incluso ese particular aroma del agua que estimulaba mi sedienta garganta.
    Mientras mi mente empezaba a estar consciente, la cantidad de información que recibía por los sonidos aumentó; El sonido de numerosas hojas frotándose unas con otras, el sonido de pequeños pájaros cantando alegremente, debajo de ellos, ocasionalmente había zumbidos producidos por los insectos e incluso el tenúe murmuro que generaba un pequeño río lejano.

    ¿Dónde estoy? Por lo menos, es obvio que no estoy en mi cuarto. Normalmente, cuando me levanto, siempre hay un olor causado por el sol en la sábana seca, el sonido del aire acondicionado, y el sonido de los carros que pasan en la avenida que está un poco más lejos, pero ninguno de esos está presente. Además… esta la luz verde que ha golpeado irregularmente mis párpados hasta ahora no es la de mi lámpara de escritorio que olvidé apagar, pero si es la luz del sol filtrada a través del follaje, ¿Verdad?
    Dejé de lado el deseo de regresar a ese profundo sueño que aun persistía, antes de abrir finalmente mis ojos.

    Parpadee varias veces debido al repentino lanzamiento de varios rayos de luz que se balanceaban.
    Mientras frotaba mis ojos, que estaban llenos de lágrimas, con la parte trasera de mi mano derecha, alcé lentamente la parte superior de mi cuerpo.

    —… ¿Dónde estoy…? -Murmuré involuntariamente-

    Lo que vi después fueron unos arbustos verdes. Había pequeñas flores blancas y amarillas en varias partes de ellos, las mariposas azul claro brillante estaban volando de un lado a otro entre ellas. Más o menos a cinco metros, la alfombra de pasto se cortaba, y de ahí en adelante, había un tramo de bosque profundo, alineado con los árboles gigantes que debieron de haber crecido por decenas de años.
    Mientras enfocaba mi vista en el hueco sombrío entre los troncos de los árboles, el bosque parecía continuar hasta donde llegaba la luz. La corteza rugosa del árbol y el piso estaban cubiertos con musgo, brillando verde y dorado bajo el sol.
    Miré hacia la derecha, y luego me di la vuelta, fui recibido por troncos de árboles viejos de todas direcciones. En otras palabras, parecía que estaba tendido en un pequeño claro de pasto, en medio de algún bosque. Por último miré hacia arriba, y a través del hueco que había entre las copas de los árboles que se extendían en todas direcciones, estaba el cielo azul donde las nubes dispersas estaban flotando, como esperaba.

    —¿Dónde es… este lugar? -Murmuré de nuevo mientras suspiraba.-

    Busqué en cada rincón y esquina de mi cabeza, pero no encontré la memoria de cómo llegué a tomar una siesta en este lugar. ¿Sonambulismo? ¿Amnesia? Al tiempo que esas palabras peligrosas cruzaban mi mente, de ninguna manera, lo negué rápidamente.

    Yo soy… mi nombre es Karu Arcadia. Veintidós años y 3 meses. Vivía… ¿vivo? En una habitación de un edificio de condominios, bastante cara para mí edad.
    Me sentí un poco calmado al recordar parte de mi información personal sin problemas, y una vez hecho eso más información había comenzado a fluir desde mis recuerdos.
    Actualmente, soy un ex trabajador jubilado después de partirme el lomo desde joven… aún más joven que ahora. Estaba aprovechando mis tan esperados días libres para ejercer la pereza. ¿Dinero? Meh, obtuve una pequeña suma que no gastaré ni en 3 vidas, después de estafar a unos casinos...
    Aunque eso me trajo algunos problemas, cosas menores.

    Y mientras más seguía excavando, más vagos recuerdos iban apareciendo.
    En medio de la oscuridad, recuerdo haber escuchado las palabras de una difusa pero clara voz. Cosas como: “Lo siento”, “Tu vida fue corta”, “Por favor ayuda”, y demás palabras entrecortadas lograba recordar.

    Ahora entiendo, yo había muerto... Lo de siempre, total, creo ya es mi tercera muerte del año.

    Sin embargo, de todos mis recuerdos, las palabras de esa voz se habían quedado clavadas en mí. Incluso recuerdo haber escuchado que me brindaría ayuda como guía.
    Una vez mis recuerdos fueron aclarados, me reincorpore levantándome del suelo. Dirigí mi mirada nuevamente al cielo antes de hablarle a la nada:

    —Oye… ¡No me andes jodiendo! ¡¡Estoy retirado!! -Y aunque mis palabras se perdieron en la nada de este bosque, yo seguí ahí esperando alguna clase de respuesta-
    Había esencias en el aire. Mi pensamiento fragmentado sintió eso justo antes de que me despertara. El aire que fluía en mi cavidad nasal, contenía grandes cantidades de información. El dulce aroma de las flores, el del pasto verde brillante, el aroma refrescante de los árboles que se sentía como si pudiera limpiar mi pecho e incluso ese particular aroma del agua que estimulaba mi sedienta garganta. Mientras mi mente empezaba a estar consciente, la cantidad de información que recibía por los sonidos aumentó; El sonido de numerosas hojas frotándose unas con otras, el sonido de pequeños pájaros cantando alegremente, debajo de ellos, ocasionalmente había zumbidos producidos por los insectos e incluso el tenúe murmuro que generaba un pequeño río lejano. ¿Dónde estoy? Por lo menos, es obvio que no estoy en mi cuarto. Normalmente, cuando me levanto, siempre hay un olor causado por el sol en la sábana seca, el sonido del aire acondicionado, y el sonido de los carros que pasan en la avenida que está un poco más lejos, pero ninguno de esos está presente. Además… esta la luz verde que ha golpeado irregularmente mis párpados hasta ahora no es la de mi lámpara de escritorio que olvidé apagar, pero si es la luz del sol filtrada a través del follaje, ¿Verdad? Dejé de lado el deseo de regresar a ese profundo sueño que aun persistía, antes de abrir finalmente mis ojos. Parpadee varias veces debido al repentino lanzamiento de varios rayos de luz que se balanceaban. Mientras frotaba mis ojos, que estaban llenos de lágrimas, con la parte trasera de mi mano derecha, alcé lentamente la parte superior de mi cuerpo. —… ¿Dónde estoy…? -Murmuré involuntariamente- Lo que vi después fueron unos arbustos verdes. Había pequeñas flores blancas y amarillas en varias partes de ellos, las mariposas azul claro brillante estaban volando de un lado a otro entre ellas. Más o menos a cinco metros, la alfombra de pasto se cortaba, y de ahí en adelante, había un tramo de bosque profundo, alineado con los árboles gigantes que debieron de haber crecido por decenas de años. Mientras enfocaba mi vista en el hueco sombrío entre los troncos de los árboles, el bosque parecía continuar hasta donde llegaba la luz. La corteza rugosa del árbol y el piso estaban cubiertos con musgo, brillando verde y dorado bajo el sol. Miré hacia la derecha, y luego me di la vuelta, fui recibido por troncos de árboles viejos de todas direcciones. En otras palabras, parecía que estaba tendido en un pequeño claro de pasto, en medio de algún bosque. Por último miré hacia arriba, y a través del hueco que había entre las copas de los árboles que se extendían en todas direcciones, estaba el cielo azul donde las nubes dispersas estaban flotando, como esperaba. —¿Dónde es… este lugar? -Murmuré de nuevo mientras suspiraba.- Busqué en cada rincón y esquina de mi cabeza, pero no encontré la memoria de cómo llegué a tomar una siesta en este lugar. ¿Sonambulismo? ¿Amnesia? Al tiempo que esas palabras peligrosas cruzaban mi mente, de ninguna manera, lo negué rápidamente. Yo soy… mi nombre es Karu Arcadia. Veintidós años y 3 meses. Vivía… ¿vivo? En una habitación de un edificio de condominios, bastante cara para mí edad. Me sentí un poco calmado al recordar parte de mi información personal sin problemas, y una vez hecho eso más información había comenzado a fluir desde mis recuerdos. Actualmente, soy un ex trabajador jubilado después de partirme el lomo desde joven… aún más joven que ahora. Estaba aprovechando mis tan esperados días libres para ejercer la pereza. ¿Dinero? Meh, obtuve una pequeña suma que no gastaré ni en 3 vidas, después de estafar a unos casinos... Aunque eso me trajo algunos problemas, cosas menores. Y mientras más seguía excavando, más vagos recuerdos iban apareciendo. En medio de la oscuridad, recuerdo haber escuchado las palabras de una difusa pero clara voz. Cosas como: “Lo siento”, “Tu vida fue corta”, “Por favor ayuda”, y demás palabras entrecortadas lograba recordar. Ahora entiendo, yo había muerto... Lo de siempre, total, creo ya es mi tercera muerte del año. Sin embargo, de todos mis recuerdos, las palabras de esa voz se habían quedado clavadas en mí. Incluso recuerdo haber escuchado que me brindaría ayuda como guía. Una vez mis recuerdos fueron aclarados, me reincorpore levantándome del suelo. Dirigí mi mirada nuevamente al cielo antes de hablarle a la nada: —Oye… ¡No me andes jodiendo! ¡¡Estoy retirado!! -Y aunque mis palabras se perdieron en la nada de este bosque, yo seguí ahí esperando alguna clase de respuesta-
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  • Other day
    Fandom The legend of Zelda
    Categoría Acción
    -Rol privado con: Sidón

    —Pasaron unos días, cerca de una semana que Link llevaba en la región de los zora más alejada de la ciudad de Hyrule. Si, prácticamente había huido cuando Zelda le “invitó amablemente” a buscar paz en otro lugar ya que, al parecer él debía de ayudar a todo el mundo, constantemente sin cuestionar nada. Pero, si él era quien necesitaba ayuda, mejor era que se marchase a otra parte.

    ¿Si era sincero? La verdad, es que se sentía mucho mejor lejos de aquel lugar, rodeado de las gentes que de niño lo encontraron perdido en el bosque y que lo criaron. Se sentía en casa, pues ni siquiera entre los kokiri fue nunca tan querido y aceptado. Al menos, no hasta que de alli se marchó para siempre. Y la sensación reconfortante de estar en su hogar, estaba haciendo maravillas en él pues, si bien aún seguía destrozado, poco a poco iban viéndose mejoras, iba regresando poco a poco a ser ni que fuera la sombra de quien una vez fue. Y todo, gracias a los habitantes de aquella ciudad y por supuesto a su rey. Con el que por cierto, había quedado en la plaza principal. Así que no tardó en despertar, había sido una mala noche en la que se había despertado varias veces entre terrores nocturnos producto de la gran guerra que lo dejó dormido más de cien años. Pero, con el pasar de los días había conseguido que, tras despertar y ver donde se encontraba, simplemente todo lo que debía hacer era volverse a tumbar y cerrar los ojos para dormirse de nuevo, era un sueño muy ligero y que era interrumpido una y otra vez pero, al menos ahora descansaba, a diferencia de cuando había llegado días atrás.

    Se incorporó desperezándose, estirando los brazos hacia arriba y arqueando ligeramente la espalda. Y tras esto se vistió y aseó. Obviamente se abrigó pues los inviernos en Lanayru eran duros y aunque llenos de tormentas, aún no habían sido ninguna. Tras esto bajó a recepción y la zora que llevaba la posada, lo saludó con amabilidad, entregándole unos panecillos de vapor que tuvo el detalle de comprar para su huésped, ya que como era de esperar no solo conocía a Link por sus azalás, si no por wue de niño alguna vez le ayudó con las tareas del hostal en precisamente, algún día frío en que lo encontró fuera. Pues una cosa curiosa es que, aunque Link fue encontrado, cuidado y educado principalmente por Mipha, lo cierto es que fue un niño del pueblo ya que enseguida todos se volcaron en cuidar al pobre niño hyliano huérfano, además de encariñarse rápidamente con él. De modo que de niño, no tuvo un hogar y una familia si no muchas de ambas. Tras una pequeña charla con la mujer y agradecer el detalle, que pensaba compartir con su amigo, se marchó a su búsqueda, llegando al punto de encuentro antes. De modo, que aprovechó para, en una de las paradas comprarse una taza de cacao caliente para calentarse un poco el cuerpo. —
    -Rol privado con: [shimmer_sapphire_monkey_595] —Pasaron unos días, cerca de una semana que Link llevaba en la región de los zora más alejada de la ciudad de Hyrule. Si, prácticamente había huido cuando Zelda le “invitó amablemente” a buscar paz en otro lugar ya que, al parecer él debía de ayudar a todo el mundo, constantemente sin cuestionar nada. Pero, si él era quien necesitaba ayuda, mejor era que se marchase a otra parte. ¿Si era sincero? La verdad, es que se sentía mucho mejor lejos de aquel lugar, rodeado de las gentes que de niño lo encontraron perdido en el bosque y que lo criaron. Se sentía en casa, pues ni siquiera entre los kokiri fue nunca tan querido y aceptado. Al menos, no hasta que de alli se marchó para siempre. Y la sensación reconfortante de estar en su hogar, estaba haciendo maravillas en él pues, si bien aún seguía destrozado, poco a poco iban viéndose mejoras, iba regresando poco a poco a ser ni que fuera la sombra de quien una vez fue. Y todo, gracias a los habitantes de aquella ciudad y por supuesto a su rey. Con el que por cierto, había quedado en la plaza principal. Así que no tardó en despertar, había sido una mala noche en la que se había despertado varias veces entre terrores nocturnos producto de la gran guerra que lo dejó dormido más de cien años. Pero, con el pasar de los días había conseguido que, tras despertar y ver donde se encontraba, simplemente todo lo que debía hacer era volverse a tumbar y cerrar los ojos para dormirse de nuevo, era un sueño muy ligero y que era interrumpido una y otra vez pero, al menos ahora descansaba, a diferencia de cuando había llegado días atrás. Se incorporó desperezándose, estirando los brazos hacia arriba y arqueando ligeramente la espalda. Y tras esto se vistió y aseó. Obviamente se abrigó pues los inviernos en Lanayru eran duros y aunque llenos de tormentas, aún no habían sido ninguna. Tras esto bajó a recepción y la zora que llevaba la posada, lo saludó con amabilidad, entregándole unos panecillos de vapor que tuvo el detalle de comprar para su huésped, ya que como era de esperar no solo conocía a Link por sus azalás, si no por wue de niño alguna vez le ayudó con las tareas del hostal en precisamente, algún día frío en que lo encontró fuera. Pues una cosa curiosa es que, aunque Link fue encontrado, cuidado y educado principalmente por Mipha, lo cierto es que fue un niño del pueblo ya que enseguida todos se volcaron en cuidar al pobre niño hyliano huérfano, además de encariñarse rápidamente con él. De modo que de niño, no tuvo un hogar y una familia si no muchas de ambas. Tras una pequeña charla con la mujer y agradecer el detalle, que pensaba compartir con su amigo, se marchó a su búsqueda, llegando al punto de encuentro antes. De modo, que aprovechó para, en una de las paradas comprarse una taza de cacao caliente para calentarse un poco el cuerpo. —
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  • « Recuerdos de un Zorro »


    // Es un texto denso. +18. Agradezco a quien se tome el tiempo de leerlo. Soy disléxico; amo escribir y la creación de estos escritos me cuesta mucho tiempo y esfuerzo. Gracias de antemano . Espero que lo disfruten.//

    Durante los siguientes años, tras la muerte sanguinolenta de su familia; aquella que le dió nombre y le enseñó a ser humano, no se permitió el lujo de amar o tener afecto por nadie.

    No nacía de sus entrañas... El amar le había traído un dolor que cargaría por la eternidad, sin que este se desvaneciese en el perpetuo tiempo. El dolor lo consumía hasta el tuétano. Ni siquiera la venganza había servido de bálsamo frío para calmar la quemazón en su pecho. El dolor de la perdida, había dejando un hoyo tan profundo que ni las lágrimas de toda una vida eran capaces de llenar tal hueco. Estaba roto; el ojo derecho de Kami Inari se había corrompido por haberse vuelto demasiado humano.

    Durante un tiempo el zorro se aisló en el bosque, el único lugar donde podía ahogar su llanto sin ser molestado. En las noches el agudo aullido del zorro anunciaba la tristeza que lo envolvía. El bosque lloraba con él, reverberando en toda su extensión, volviéndolo un lugar de tristeza y lamento. Un bosque desesperanzado, sin la gracia vida que aportaba su energía al alma. Entrar en la espesura de este te sacaba el aliento, siendo remplazado por bocanadas de dolorosa desazón.

    No encontraba consuelo en su amado bosque. El tacto de la tierra húmeda bajos sus pies no se sentía igual, los rayos de sol que acariciaban su piel de porcelana no se sentían cálidos y el aire puro de este se sentía denso en los pulmones.

    Entonces recordó por alguna razón el beso robado por aquel chico en el callejón, aquel que le había hecho sentir un placer diferente al que hubiese vivido hasta ahora. Un beso dado el mismo día que su mundo se desmoronó por la llegada de la muerte a su hogar. Como si el caprichoso destino le hubiese otorgado un ultimo regalo antes de castigarlo. Este acariciaba sus labios con las puntas de sus dedos, recordando la calidez y la humedad que se había derramado en su boca. Si su bosque no le otorgaba descanso de su pena, este pensaba ir a buscarlo a otro lugar.

    Kazuo tomo de un pequeño refugio la única prenda que aún le quedaba, aquella a la que con esfuerzo le había intentado limpiar la sangre de aquellos a los que hizo pagar con su ira. Se vistió, y con pasos titubeantes comenzó a caminar. Tras horas de caminata este llegó a una población, lo suficientemente grande como para pasar “desapercibido”. Este había estado practicando, y consiguió, no sin esfuerzo, volver sus cabellos plateados a un negro tan vibrante como la obsidiana. Lo único que se mantenía incorregible en él eran aquellos ojos azules como el lapislázuli.

    Su presencia se hizo notar de forma irremediable, a pesar de sus ropas, casi harapos, la belleza y elegancia que portaba de forma natural Kazuo no pasaba inadvertido para quienes pasaban junto a él. Era hermoso, tanto que parecía casi irreal, lo cual no resultaba raro, era hijo de Inari, un ser nacido bajo la gracia y brillo de la luna.

    Este pudo oler un delicioso aroma. Un olor cálido y especiado. Se encaminó hacía este, llegando a una especie de establecimiento de comida y bebida. Kazuo conocía este tipo de sitios, los había frecuentado algunas veces acompañado con jóvenes de su aparente edad. Entró en el local, algunas voces se callaron y otras se transformarían en suaves murmullos con la aparición de este. El zorro en silencio tomo asiento en una mesa situada en una discreta esquina, plantando su porte sobre un viejo cojín en el suelo de tatami. Una joven no tardó en dirigirse a él con una bandeja, dejando un baso de té caliente de cortesía.

    ~Buenas tardes señor. ¿Que desea para comer?. ~ Le preguntaba la muchacha con tono exageradamente dulce.

    Kazuo se quedó por unos largos segundos en silencio, hacía mucho que no había hablado con otro ser humano, esperaba que las palabras no salieran de forma abrupta por su boca.

    -Yo… Muy amable señorita, pero no dispongo de dinero con que pagarle.- Dice este con algo de vergüenza por la situación.

    La muchacha lo mira por unos segundos, afilando suavemente su mirada, como si estuviese cavilando algo por esa cabecita.

    ~ ¿Sabes que?, por eso no te preocupes. Te traeré algo, cortesía de la casa por esta vez. Aquí no se le niega un plato de comida a alguien que lo necesita.~ Decía está mientras sostenía la bandeja entre su cadera y una de sus manos. Con la mano libre que le quedaba, jugaba con un mechón suelto que se había desatado de su improvisado recogido.

    Kazuo no dijo nada. Este se limitó a inclinarse suavemente a modo de agradecimiento. No entendía por qué aquella joven le daba de comer sin ningún tipo de pago por ello. Pero no iba a discutir tampoco, el olor de la comida lo había atraído hasta ahí, y hacía mucho tiempo que no se llevaba un plato caliente a la boca.

    El zorro rendía buena cuenta del té caliente que le habían ofrecido al entrar. A los pocos minutos aparecía la joven con una bandeja cargada con varias cosas. Está comienza a despachar frente a él la comida. Un bol de arroz blanco, un plato con un par de peces no muy grandes asados y por último un buen cuenco de udon con sopa de miso, con verduras cortadas de una forma abrupta, pero su olor era reconfortante.

    ~ Buen provecho hermosura, avísame si necesitas algo. ~ Decía está con sonrisa coqueta.

    -Gracia… Muy amable.- Decía Kazuo de una forma algo tímida, volviendo a inclinar su cabeza.

    La muchacha le guiña un ojo con descaro y se retira. Era guapa, no era una belleza destacable, pero era una zagala con buen porte y facciones delicadas. Aparentaba edad para haberse casado, aunque tal y como lo había tratado era muy posible que se tratase de una solterona.

    El zorro comienza a comer el udon de miso, el arroz y el pescado ofrecido. No era mejor que la comida que su querida madre le hacía tiempo atrás, pero no estaba nada mal, y el calor que inundaba su cuerpo era reconfortante. No tardo demasiado en acabar con el contenido de los platos, después de haber estado comiendo crudo como zorro por el bosque, aquello se había convertido en un auténtico manjar para sus pupilas gustativas.

    Tras unos minutos la joven volvió, esta vez sin bandeja. Sin darle a Kazuo opción a réplica, esta se sentó en la misma mesa, en una esquina no demasiado alejada del zorro.

    ~ Nunca te había visto por aquí, me acordaría con esa cara y esos… ojos…~ Decía de forma dulce y melosa.

    - Yo… Estoy de paso solamente.- Contesta Kazuo de forma escueta. Pasando de forma distraída las yemas de sus dedos por el filo de la taza de té casi vacía.

    ~ Ya veo. ~ Dice esta arrastrando su mirada de ojos negros hacia la mano de Kazuo. ~Mi nombre es Miko, ¿Y el tuyo? ~ Se presenta esta de forma informal, sin usar los apellidos.

    -Kazuo.- Contesta él sin hacer contacto con la mirada de la contraria.

    El lugar donde estaban sentados era convenientemente discreto, algo que la joven aprovecharía sin dudarlo. Está acerca una de sus manos a la que Kazuo mantenía toqueteando la taza de té. Los finos dedos de la joven se deslizaron en una suave caricia por el dorso de la mano del zorro hasta su muñeca, sobrepasando esta hasta su antebrazo. Aquel toque trajo de vuelta a Kazuo, de allí donde sus pensamientos estaban divagando. Aquella caricia lo hizo estremecer un poco, hacía mucho que no sentía el contacto ajeno de alguien.

    Por alguna razón que no entendía, el recuerdo de aquel beso en el callejón volvió a su mente, y sin poder evitarlo, una ola de calor recorrió su cuerpo.

    ~ Kazuo. Que bonito nombre, tanto como tú. ~ Dijo está sin dejar de pasear sus dedos en suaves caricias por el brazo del zorro.

    Los gestos de esta eran claramente seductores. La caricia en su brazo, como esta humedecía sus labios suavemente con su lengua, como su mano libre jugaba con el filo del cuello de su yukata, haciendo que este se abriese de forma insinuante, revelando tímidamente el comienzo de sus pechos. Kazuo no era tonto, y tampoco de piedra. Su mirada zafiro se desviaba instintivamente por las zonas que la joven le regalaba. La mirada del zorro iniciaba un recorrido desde los labios de Miko, pasando por su cuello y su clavícula desnuda, hasta el canal de sus senos, los cueles se ocultaban en la oscuridad interna de su yukata. La joven complacida sonríe al ver como Kazuo la repasaba con la mirada.

    Esta se levanta con movimiento suaves a la vez que provocadores de algún modo. Kazuo tenía la boca seca, y un calor comenzaba a alojarse en la parte baja de su pelvis. Esta se aleja lentamente, no sin antes hacerle un gesto sutil con la cabeza para que la siguiera. Kazuo se queda inmóvil por varios minutos. ¿Qué era esto?, ¿Era aquello lo que había venido a buscar?. En estos momentos el motor que hacía que se moviera era su instinto, haciendo que se levantase de su asiento y encaminase sus pasos hacia la puerta por la que la joven Miko había desaparecido.

    Este se cuela por dicha puerta y de inmediato una suave, pero firme mano, lo toma de la muñeca, arrastrándolo de inmediato. La joven camina sorteando algunas estancias. Llegan a una escalera de madera y bajan hasta una especie de sótano. Allí la joven Miko abre una puerta de madera vieja y entran en lo que parecía ser un almacén de víveres. La estancia apenas estaba iluminada por un par de velas. Era un lugar frío, y el olor a humedad y tierra inundaban los sentidos de Kazuo.

    ~ Al ver qué pasaban los minutos y que no venías pensé que no habían quedado claro mis intenciones ~ Decía la joven con tono seductor acercándose a Kazuo, colocando sus cálidas manos sobre el pecho de este.

    Kazuo se queda en silencio, notando como su corazón se aceleraba. ¿Era esto lo que estaba buscando de verdad?... El recuerdo de aquel cálido beso era vivido, recordó la sensación de adrenalina y placer que sintió. La joven pegaba su cuerpo aún más, haciendo que con su peso Kazuo retrocediese unos pasos, hasta que su parte trasera topó con una vieja mesa, quedando atrapado entre esta y la joven Miko.

    Otra oleada de calor volvía a recorrer el cuerpo de Kazuo, alojándose en la zona inferior de su pelvis, donde su virilidad se tensaba más y más, con cada segundo que pasaba. Miko se mordía el labio, mientras que una de sus manos descendía de forma atrevida por el cuerpo de Kazuo, desde su pecho hasta su abdomen, regalándole suaves caricias a su paso. Finalmente esta se desliza hasta la entrepierna del zorro, y comienza a masajear en suaves movimiento su miembro, por encima de la tela de su Hakama. Kazuo suelta un pesado suspiro al sentir el contacto, notando como se endurecía con cada toque que la experta mano de Miko le regalaba.

    Aquello le estaba provocando placer, muy diferente a otro que haya sentido antes, semejante al de aquel beso que aquel chico le regaló en un oscuro callejón. De cualquier forma, hacía mucho que no sentía ningún tipo de placer o sensación cálida, no desde que su familia fue asesinada.

    La joven seguía masajeando la entrepierna de Kazuo sin otorgarle descanso, lo que hacía que sutiles gemidos de placer se derramasen de los labios del zorro. Aquella sensación era totalmente nueva para él, al igual que la situación. Nadie le había tocado antes, al menos no de esa forma.

    ~ Veo que te gusta esto. ~ Decía Miko con sus labios pegados al mentón del zorro.

    La joven con su mano libre comienza a bajar su yukata, dejando que este resbalase por sus hombros hasta que sus senos quedaban expuestos. La mirada de Kazuo se ensombrecía al verlos. Blancos como la leche, y tensos por la excitación lo llamaban a gritos. Este asciende sus manos lentamente hasta que estas hacen contacto con sus pechos. Eran suaves y blandos. Sus pezones rígidos no hacían más que intensificar la calor que recorría su cuerpo. Sus manos de forma instintiva comienzan a masajear los pechos de aquella mujer, la cual soltaba provocadores gemidos ante su toque.

    ~ Mmm… Tócame más. ~ Decía Miko arrastrando las palabras de forma pastosa.

    Kazuo comenzaba apretar sus senos con necesidad, jalándolos para sí, como si quisiera apoderarse de ellos. Está gemía de puro placer ante él toque del zorro, aumentando la fricción de su mano contra su erección. Kazuo se inclinaba , bajando su rostro y llevando uno de los senos de la joven a su boca, apoderándose se su pezón con su lengua y dientes. El cuerpo de la muchacha se tensaba de placer ante tan repentino acto.

    Kazuo se movía por puro instinto, igual que aquel día en el callejón, con la diferencia de que en esta ocasión su acompañante no lo estaba rechazando. Miko desataba el Hakama de Kazuo, este absorto en devorar sus senos no reparaba en los siguientes movimientos de la joven. De pronto lo sintió; una cálida mano envolviendo la prolongación de su virilidad, haciendo que un ronco gemido saliera de su boca, chocando contra los senos de aquella mujer. Podía sentir el movimiento oscilante de arriba abajo, la mano de Miko apretando su miembro erecto por la excitación. Este de forma involuntaria atrapaba uno de los pezones de la joven entre sus dientes, dejando este enrojecido por la acción. Aquello en vez de causarle dolor hizo que un sonoro gemido saliese de la boca de la muchacha, la cual se mordía el labio con fuerza para acallar su voz.

    Aquello le estaba haciendo sentir un placer que no había experimentado antes y del cual no le habían dado nada de información. Pero su cuerpo se movía por inercia, como si supiera lo que tenía que hacer sin un manual que le indicase los pasos a seguir.

    En algún punto la joven había desatado su obi, dejándolo caer al suelo, quedando su cuerpo expuesto por la apertura de su yukata. La inexpertas manos de Kazuo se paseaba por su piel desnuda, algo torpes pero con determinación, quería más. Estas desembocan hasta el lustroso trasero de la joven, apretando su carne con sus dedos, atrayéndola hacía él con el movimiento. El yukata de esta terminaba de caer al suelo, al igual que el Haori de Kazuo, quedando ambos desnudos, expuestos ante las inclemencias de aquel húmedo almacén. Esta se separa un poco de él, soltando sus miembro; Kazuo soltaba un gruñido de queja por la repentina separación. La joven lo rodea y se sienta sobre la mesa, tomando las manos de Kazuo para acercarlo nuevamente a ella, acomodando las caderas de él entre sus piernas. Miko rodea el cuello del zorro con sus brazos y lo acerca a ella, para finalmente fundir su boca con la de Kazuo.

    No era un beso tierno, este era ardiente, salvaje. Sus lenguas se buscaban mutuamente, casi sin dejar espacio para respirar. Las caderas de ambos se movían de forma involuntaria, lo que provocaba que sus sexos se rozasen entre si, humedeciéndose el uno al otro. Las manos de Kazuo se aferraban a las caderas de la contraria, apretando esta contra su cuerpo, reclamado la fricción de su piel contra la suya. Los dedos de ella se enredaba en la suave melena de Kazuo; unos cabellos tan suave y sedoso que no eran propios de alguien que vestía aquellos harapos.

    ~ Mmm me encanta tu olor… Hueles a miel…~ Decía entre besos. ~ Limón…~ Lamia de forma lujuriosa los labios de Kazuo. ~ Menta…~ Susurra contra su boca con un tono grave.

    Kazuo no hablaba. A pesar de aquel regalo de placer no sentía nada más. No había amor, no había aprecio. Era simple y llanamente un desfogue temporal de su tristeza. Quizás lo era también para ella, un pasatiempo para hacer más ameno sus monótonos días despachando mesas, aunque eso a Kazuo no le importaba en absoluto en ese momento. Solo quería disfrutar de aquello, una escusa para evadirse de su realidad.

    Miko tomaba nuevamente el miembro de Kazuo y, con determinación, colocaba la punta de su virilidad contra la entrada de su vagina. Nadie le había enseñado ha Kazuo nada de aquello, pero no necesitaba sumar dos más dos para que su cuerpo supiera exactamente lo que debía hacer. Este de una estocada entraba en el interior de la joven, sintiendo como las paredes de su interior envolvían toda la extensión de su virilidad, recibiéndolo sin restricciones y haciéndole soltar un ronco y amortiguado gemido contra la boca de la joven.

    Aquella oleada de placer hizo que los cabellos del zorro se tintaran del color de la luna, pero por suerte, la escasa luz del lugar hacía casi imperceptible el cambio. Este comenzó a mover sus caderas, entrando y saliendo del interior de aquella mujer una y otra vez. Cada embestida era una oleada de placer que se iba acumulando en su pelvis, como si estuviese apunto de estallar. Ambos gemían de forma descontrolada, ahogando estos en sus bocas para que su encuentro pecaminoso quedase en la más absoluta intimidad.

    No había amor ni ternura por parte de Kazuo, tan solo necesidad de obtener placer a través de aquella carne, a través de Miko. Ella al igual que él, lo usaba para evadirse de su propia realidad, una solterona condenada a servir sopa de miso de por vida.

    Las embestidas de Kazuo quedaban lejos de ser amables. Estas eran un vivo reflejo de la desesperación de encontrar algo que le aliviase la pena, aunque fuera a penas por unos minutos. Sus labios se desplazaban desde los labios de la joven hasta su cuello. Lamió su piel, decorada con una suave capa de sudor producida por la agitación del momento. El sabor era salado y especiado de haber estado trabajando en las cocinas. Al igual que su aroma; olía a vapor especiado y humo. La lengua del zorro se paseaba por el lateral de su cuello hasta su oreja , lamiendo esta de forma lasciva y mordiendo el lóbulo de la misma. La joven gimoteaba de placer a su toque , quedando claro lo mucho que le gustaba aquello.

    La mirada de Kazuo ya no era brillante, esta estaba ensombrecida por un deseo vacío. Así era, un deseo vacío, pero que le otorgaba el placer que necesitaba en ese momento. Este sintió como las paredes de aquella mujer se contraía alrededor de su miembro, constriñendo este a causa del orgasmo que recorría el cuerpo de la joven. Aquello lo hizo estremecer, y al igual que ella este sintió como el calor que se había estando alojado en su pelvis se derramaba en el interior de ella. El placer lo recorrió desde la cabeza hasta la punta de sus pies, sintiendo como la oleada húmeda salía, desembocando dentro del sexo ajeno.

    Las embestidas se fueron ralentizando hasta que censaron, sintiendo como los últimos espasmos de su cuerpo paraban finalmente. La joven poco a poco conseguía amansar su respiración al igual que él. No hubo beso de despedida, esta sonreía complacida mientras se bajaba de la mesa, triunfante de haber alcanzado su objetivo. Miko se vestía y Kazuo hizo lo propio.

    ~Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de un hombre. Espero que nos volvamos a ver muchacho.~ Decía esta, coqueta, intentando arreglar su recogido despeinado por el encuentro.

    Kazuo no dijo nada, apenas asintió con la cabeza. Una mezcla de vergüenza e incertidumbre se alojaba en su pecho. ¿Estaba bien entregarse a alguien por mero placer?, ¿Hacerlo sin amor?, ¿Usarlo como medio de evasión de su tristeza?.

    El zorro había perdido su virginidad en aquel oscuro y húmedo almacén, con una mujer que no conocía de nada y que jamás volvería a ver. Kazuo volvió a su bosque, a aislarse de los humanos que solo se movían por impulsos egoístas. Solo volvería a encontrarse con estos movido por la misma necesidad que lo llevo a aquel primer encuentro carnal. A usarlos al igual que lo habían usado a él.

    Con el paso se los siglos esto iría cambiando. Su corazón se irían sanando, volviéndose cálido. Pero esto es una nueva historia del zorro. La cual sera desvelada en el futuro.

    « Recuerdos de un Zorro » // Es un texto denso. +18. Agradezco a quien se tome el tiempo de leerlo. Soy disléxico; amo escribir y la creación de estos escritos me cuesta mucho tiempo y esfuerzo. Gracias de antemano 🫂. Espero que lo disfruten.// Durante los siguientes años, tras la muerte sanguinolenta de su familia; aquella que le dió nombre y le enseñó a ser humano, no se permitió el lujo de amar o tener afecto por nadie. No nacía de sus entrañas... El amar le había traído un dolor que cargaría por la eternidad, sin que este se desvaneciese en el perpetuo tiempo. El dolor lo consumía hasta el tuétano. Ni siquiera la venganza había servido de bálsamo frío para calmar la quemazón en su pecho. El dolor de la perdida, había dejando un hoyo tan profundo que ni las lágrimas de toda una vida eran capaces de llenar tal hueco. Estaba roto; el ojo derecho de Kami Inari se había corrompido por haberse vuelto demasiado humano. Durante un tiempo el zorro se aisló en el bosque, el único lugar donde podía ahogar su llanto sin ser molestado. En las noches el agudo aullido del zorro anunciaba la tristeza que lo envolvía. El bosque lloraba con él, reverberando en toda su extensión, volviéndolo un lugar de tristeza y lamento. Un bosque desesperanzado, sin la gracia vida que aportaba su energía al alma. Entrar en la espesura de este te sacaba el aliento, siendo remplazado por bocanadas de dolorosa desazón. No encontraba consuelo en su amado bosque. El tacto de la tierra húmeda bajos sus pies no se sentía igual, los rayos de sol que acariciaban su piel de porcelana no se sentían cálidos y el aire puro de este se sentía denso en los pulmones. Entonces recordó por alguna razón el beso robado por aquel chico en el callejón, aquel que le había hecho sentir un placer diferente al que hubiese vivido hasta ahora. Un beso dado el mismo día que su mundo se desmoronó por la llegada de la muerte a su hogar. Como si el caprichoso destino le hubiese otorgado un ultimo regalo antes de castigarlo. Este acariciaba sus labios con las puntas de sus dedos, recordando la calidez y la humedad que se había derramado en su boca. Si su bosque no le otorgaba descanso de su pena, este pensaba ir a buscarlo a otro lugar. Kazuo tomo de un pequeño refugio la única prenda que aún le quedaba, aquella a la que con esfuerzo le había intentado limpiar la sangre de aquellos a los que hizo pagar con su ira. Se vistió, y con pasos titubeantes comenzó a caminar. Tras horas de caminata este llegó a una población, lo suficientemente grande como para pasar “desapercibido”. Este había estado practicando, y consiguió, no sin esfuerzo, volver sus cabellos plateados a un negro tan vibrante como la obsidiana. Lo único que se mantenía incorregible en él eran aquellos ojos azules como el lapislázuli. Su presencia se hizo notar de forma irremediable, a pesar de sus ropas, casi harapos, la belleza y elegancia que portaba de forma natural Kazuo no pasaba inadvertido para quienes pasaban junto a él. Era hermoso, tanto que parecía casi irreal, lo cual no resultaba raro, era hijo de Inari, un ser nacido bajo la gracia y brillo de la luna. Este pudo oler un delicioso aroma. Un olor cálido y especiado. Se encaminó hacía este, llegando a una especie de establecimiento de comida y bebida. Kazuo conocía este tipo de sitios, los había frecuentado algunas veces acompañado con jóvenes de su aparente edad. Entró en el local, algunas voces se callaron y otras se transformarían en suaves murmullos con la aparición de este. El zorro en silencio tomo asiento en una mesa situada en una discreta esquina, plantando su porte sobre un viejo cojín en el suelo de tatami. Una joven no tardó en dirigirse a él con una bandeja, dejando un baso de té caliente de cortesía. ~Buenas tardes señor. ¿Que desea para comer?. ~ Le preguntaba la muchacha con tono exageradamente dulce. Kazuo se quedó por unos largos segundos en silencio, hacía mucho que no había hablado con otro ser humano, esperaba que las palabras no salieran de forma abrupta por su boca. -Yo… Muy amable señorita, pero no dispongo de dinero con que pagarle.- Dice este con algo de vergüenza por la situación. La muchacha lo mira por unos segundos, afilando suavemente su mirada, como si estuviese cavilando algo por esa cabecita. ~ ¿Sabes que?, por eso no te preocupes. Te traeré algo, cortesía de la casa por esta vez. Aquí no se le niega un plato de comida a alguien que lo necesita.~ Decía está mientras sostenía la bandeja entre su cadera y una de sus manos. Con la mano libre que le quedaba, jugaba con un mechón suelto que se había desatado de su improvisado recogido. Kazuo no dijo nada. Este se limitó a inclinarse suavemente a modo de agradecimiento. No entendía por qué aquella joven le daba de comer sin ningún tipo de pago por ello. Pero no iba a discutir tampoco, el olor de la comida lo había atraído hasta ahí, y hacía mucho tiempo que no se llevaba un plato caliente a la boca. El zorro rendía buena cuenta del té caliente que le habían ofrecido al entrar. A los pocos minutos aparecía la joven con una bandeja cargada con varias cosas. Está comienza a despachar frente a él la comida. Un bol de arroz blanco, un plato con un par de peces no muy grandes asados y por último un buen cuenco de udon con sopa de miso, con verduras cortadas de una forma abrupta, pero su olor era reconfortante. ~ Buen provecho hermosura, avísame si necesitas algo. ~ Decía está con sonrisa coqueta. -Gracia… Muy amable.- Decía Kazuo de una forma algo tímida, volviendo a inclinar su cabeza. La muchacha le guiña un ojo con descaro y se retira. Era guapa, no era una belleza destacable, pero era una zagala con buen porte y facciones delicadas. Aparentaba edad para haberse casado, aunque tal y como lo había tratado era muy posible que se tratase de una solterona. El zorro comienza a comer el udon de miso, el arroz y el pescado ofrecido. No era mejor que la comida que su querida madre le hacía tiempo atrás, pero no estaba nada mal, y el calor que inundaba su cuerpo era reconfortante. No tardo demasiado en acabar con el contenido de los platos, después de haber estado comiendo crudo como zorro por el bosque, aquello se había convertido en un auténtico manjar para sus pupilas gustativas. Tras unos minutos la joven volvió, esta vez sin bandeja. Sin darle a Kazuo opción a réplica, esta se sentó en la misma mesa, en una esquina no demasiado alejada del zorro. ~ Nunca te había visto por aquí, me acordaría con esa cara y esos… ojos…~ Decía de forma dulce y melosa. - Yo… Estoy de paso solamente.- Contesta Kazuo de forma escueta. Pasando de forma distraída las yemas de sus dedos por el filo de la taza de té casi vacía. ~ Ya veo. ~ Dice esta arrastrando su mirada de ojos negros hacia la mano de Kazuo. ~Mi nombre es Miko, ¿Y el tuyo? ~ Se presenta esta de forma informal, sin usar los apellidos. -Kazuo.- Contesta él sin hacer contacto con la mirada de la contraria. El lugar donde estaban sentados era convenientemente discreto, algo que la joven aprovecharía sin dudarlo. Está acerca una de sus manos a la que Kazuo mantenía toqueteando la taza de té. Los finos dedos de la joven se deslizaron en una suave caricia por el dorso de la mano del zorro hasta su muñeca, sobrepasando esta hasta su antebrazo. Aquel toque trajo de vuelta a Kazuo, de allí donde sus pensamientos estaban divagando. Aquella caricia lo hizo estremecer un poco, hacía mucho que no sentía el contacto ajeno de alguien. Por alguna razón que no entendía, el recuerdo de aquel beso en el callejón volvió a su mente, y sin poder evitarlo, una ola de calor recorrió su cuerpo. ~ Kazuo. Que bonito nombre, tanto como tú. ~ Dijo está sin dejar de pasear sus dedos en suaves caricias por el brazo del zorro. Los gestos de esta eran claramente seductores. La caricia en su brazo, como esta humedecía sus labios suavemente con su lengua, como su mano libre jugaba con el filo del cuello de su yukata, haciendo que este se abriese de forma insinuante, revelando tímidamente el comienzo de sus pechos. Kazuo no era tonto, y tampoco de piedra. Su mirada zafiro se desviaba instintivamente por las zonas que la joven le regalaba. La mirada del zorro iniciaba un recorrido desde los labios de Miko, pasando por su cuello y su clavícula desnuda, hasta el canal de sus senos, los cueles se ocultaban en la oscuridad interna de su yukata. La joven complacida sonríe al ver como Kazuo la repasaba con la mirada. Esta se levanta con movimiento suaves a la vez que provocadores de algún modo. Kazuo tenía la boca seca, y un calor comenzaba a alojarse en la parte baja de su pelvis. Esta se aleja lentamente, no sin antes hacerle un gesto sutil con la cabeza para que la siguiera. Kazuo se queda inmóvil por varios minutos. ¿Qué era esto?, ¿Era aquello lo que había venido a buscar?. En estos momentos el motor que hacía que se moviera era su instinto, haciendo que se levantase de su asiento y encaminase sus pasos hacia la puerta por la que la joven Miko había desaparecido. Este se cuela por dicha puerta y de inmediato una suave, pero firme mano, lo toma de la muñeca, arrastrándolo de inmediato. La joven camina sorteando algunas estancias. Llegan a una escalera de madera y bajan hasta una especie de sótano. Allí la joven Miko abre una puerta de madera vieja y entran en lo que parecía ser un almacén de víveres. La estancia apenas estaba iluminada por un par de velas. Era un lugar frío, y el olor a humedad y tierra inundaban los sentidos de Kazuo. ~ Al ver qué pasaban los minutos y que no venías pensé que no habían quedado claro mis intenciones ~ Decía la joven con tono seductor acercándose a Kazuo, colocando sus cálidas manos sobre el pecho de este. Kazuo se queda en silencio, notando como su corazón se aceleraba. ¿Era esto lo que estaba buscando de verdad?... El recuerdo de aquel cálido beso era vivido, recordó la sensación de adrenalina y placer que sintió. La joven pegaba su cuerpo aún más, haciendo que con su peso Kazuo retrocediese unos pasos, hasta que su parte trasera topó con una vieja mesa, quedando atrapado entre esta y la joven Miko. Otra oleada de calor volvía a recorrer el cuerpo de Kazuo, alojándose en la zona inferior de su pelvis, donde su virilidad se tensaba más y más, con cada segundo que pasaba. Miko se mordía el labio, mientras que una de sus manos descendía de forma atrevida por el cuerpo de Kazuo, desde su pecho hasta su abdomen, regalándole suaves caricias a su paso. Finalmente esta se desliza hasta la entrepierna del zorro, y comienza a masajear en suaves movimiento su miembro, por encima de la tela de su Hakama. Kazuo suelta un pesado suspiro al sentir el contacto, notando como se endurecía con cada toque que la experta mano de Miko le regalaba. Aquello le estaba provocando placer, muy diferente a otro que haya sentido antes, semejante al de aquel beso que aquel chico le regaló en un oscuro callejón. De cualquier forma, hacía mucho que no sentía ningún tipo de placer o sensación cálida, no desde que su familia fue asesinada. La joven seguía masajeando la entrepierna de Kazuo sin otorgarle descanso, lo que hacía que sutiles gemidos de placer se derramasen de los labios del zorro. Aquella sensación era totalmente nueva para él, al igual que la situación. Nadie le había tocado antes, al menos no de esa forma. ~ Veo que te gusta esto. ~ Decía Miko con sus labios pegados al mentón del zorro. La joven con su mano libre comienza a bajar su yukata, dejando que este resbalase por sus hombros hasta que sus senos quedaban expuestos. La mirada de Kazuo se ensombrecía al verlos. Blancos como la leche, y tensos por la excitación lo llamaban a gritos. Este asciende sus manos lentamente hasta que estas hacen contacto con sus pechos. Eran suaves y blandos. Sus pezones rígidos no hacían más que intensificar la calor que recorría su cuerpo. Sus manos de forma instintiva comienzan a masajear los pechos de aquella mujer, la cual soltaba provocadores gemidos ante su toque. ~ Mmm… Tócame más. ~ Decía Miko arrastrando las palabras de forma pastosa. Kazuo comenzaba apretar sus senos con necesidad, jalándolos para sí, como si quisiera apoderarse de ellos. Está gemía de puro placer ante él toque del zorro, aumentando la fricción de su mano contra su erección. Kazuo se inclinaba , bajando su rostro y llevando uno de los senos de la joven a su boca, apoderándose se su pezón con su lengua y dientes. El cuerpo de la muchacha se tensaba de placer ante tan repentino acto. Kazuo se movía por puro instinto, igual que aquel día en el callejón, con la diferencia de que en esta ocasión su acompañante no lo estaba rechazando. Miko desataba el Hakama de Kazuo, este absorto en devorar sus senos no reparaba en los siguientes movimientos de la joven. De pronto lo sintió; una cálida mano envolviendo la prolongación de su virilidad, haciendo que un ronco gemido saliera de su boca, chocando contra los senos de aquella mujer. Podía sentir el movimiento oscilante de arriba abajo, la mano de Miko apretando su miembro erecto por la excitación. Este de forma involuntaria atrapaba uno de los pezones de la joven entre sus dientes, dejando este enrojecido por la acción. Aquello en vez de causarle dolor hizo que un sonoro gemido saliese de la boca de la muchacha, la cual se mordía el labio con fuerza para acallar su voz. Aquello le estaba haciendo sentir un placer que no había experimentado antes y del cual no le habían dado nada de información. Pero su cuerpo se movía por inercia, como si supiera lo que tenía que hacer sin un manual que le indicase los pasos a seguir. En algún punto la joven había desatado su obi, dejándolo caer al suelo, quedando su cuerpo expuesto por la apertura de su yukata. La inexpertas manos de Kazuo se paseaba por su piel desnuda, algo torpes pero con determinación, quería más. Estas desembocan hasta el lustroso trasero de la joven, apretando su carne con sus dedos, atrayéndola hacía él con el movimiento. El yukata de esta terminaba de caer al suelo, al igual que el Haori de Kazuo, quedando ambos desnudos, expuestos ante las inclemencias de aquel húmedo almacén. Esta se separa un poco de él, soltando sus miembro; Kazuo soltaba un gruñido de queja por la repentina separación. La joven lo rodea y se sienta sobre la mesa, tomando las manos de Kazuo para acercarlo nuevamente a ella, acomodando las caderas de él entre sus piernas. Miko rodea el cuello del zorro con sus brazos y lo acerca a ella, para finalmente fundir su boca con la de Kazuo. No era un beso tierno, este era ardiente, salvaje. Sus lenguas se buscaban mutuamente, casi sin dejar espacio para respirar. Las caderas de ambos se movían de forma involuntaria, lo que provocaba que sus sexos se rozasen entre si, humedeciéndose el uno al otro. Las manos de Kazuo se aferraban a las caderas de la contraria, apretando esta contra su cuerpo, reclamado la fricción de su piel contra la suya. Los dedos de ella se enredaba en la suave melena de Kazuo; unos cabellos tan suave y sedoso que no eran propios de alguien que vestía aquellos harapos. ~ Mmm me encanta tu olor… Hueles a miel…~ Decía entre besos. ~ Limón…~ Lamia de forma lujuriosa los labios de Kazuo. ~ Menta…~ Susurra contra su boca con un tono grave. Kazuo no hablaba. A pesar de aquel regalo de placer no sentía nada más. No había amor, no había aprecio. Era simple y llanamente un desfogue temporal de su tristeza. Quizás lo era también para ella, un pasatiempo para hacer más ameno sus monótonos días despachando mesas, aunque eso a Kazuo no le importaba en absoluto en ese momento. Solo quería disfrutar de aquello, una escusa para evadirse de su realidad. Miko tomaba nuevamente el miembro de Kazuo y, con determinación, colocaba la punta de su virilidad contra la entrada de su vagina. Nadie le había enseñado ha Kazuo nada de aquello, pero no necesitaba sumar dos más dos para que su cuerpo supiera exactamente lo que debía hacer. Este de una estocada entraba en el interior de la joven, sintiendo como las paredes de su interior envolvían toda la extensión de su virilidad, recibiéndolo sin restricciones y haciéndole soltar un ronco y amortiguado gemido contra la boca de la joven. Aquella oleada de placer hizo que los cabellos del zorro se tintaran del color de la luna, pero por suerte, la escasa luz del lugar hacía casi imperceptible el cambio. Este comenzó a mover sus caderas, entrando y saliendo del interior de aquella mujer una y otra vez. Cada embestida era una oleada de placer que se iba acumulando en su pelvis, como si estuviese apunto de estallar. Ambos gemían de forma descontrolada, ahogando estos en sus bocas para que su encuentro pecaminoso quedase en la más absoluta intimidad. No había amor ni ternura por parte de Kazuo, tan solo necesidad de obtener placer a través de aquella carne, a través de Miko. Ella al igual que él, lo usaba para evadirse de su propia realidad, una solterona condenada a servir sopa de miso de por vida. Las embestidas de Kazuo quedaban lejos de ser amables. Estas eran un vivo reflejo de la desesperación de encontrar algo que le aliviase la pena, aunque fuera a penas por unos minutos. Sus labios se desplazaban desde los labios de la joven hasta su cuello. Lamió su piel, decorada con una suave capa de sudor producida por la agitación del momento. El sabor era salado y especiado de haber estado trabajando en las cocinas. Al igual que su aroma; olía a vapor especiado y humo. La lengua del zorro se paseaba por el lateral de su cuello hasta su oreja , lamiendo esta de forma lasciva y mordiendo el lóbulo de la misma. La joven gimoteaba de placer a su toque , quedando claro lo mucho que le gustaba aquello. La mirada de Kazuo ya no era brillante, esta estaba ensombrecida por un deseo vacío. Así era, un deseo vacío, pero que le otorgaba el placer que necesitaba en ese momento. Este sintió como las paredes de aquella mujer se contraía alrededor de su miembro, constriñendo este a causa del orgasmo que recorría el cuerpo de la joven. Aquello lo hizo estremecer, y al igual que ella este sintió como el calor que se había estando alojado en su pelvis se derramaba en el interior de ella. El placer lo recorrió desde la cabeza hasta la punta de sus pies, sintiendo como la oleada húmeda salía, desembocando dentro del sexo ajeno. Las embestidas se fueron ralentizando hasta que censaron, sintiendo como los últimos espasmos de su cuerpo paraban finalmente. La joven poco a poco conseguía amansar su respiración al igual que él. No hubo beso de despedida, esta sonreía complacida mientras se bajaba de la mesa, triunfante de haber alcanzado su objetivo. Miko se vestía y Kazuo hizo lo propio. ~Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de un hombre. Espero que nos volvamos a ver muchacho.~ Decía esta, coqueta, intentando arreglar su recogido despeinado por el encuentro. Kazuo no dijo nada, apenas asintió con la cabeza. Una mezcla de vergüenza e incertidumbre se alojaba en su pecho. ¿Estaba bien entregarse a alguien por mero placer?, ¿Hacerlo sin amor?, ¿Usarlo como medio de evasión de su tristeza?. El zorro había perdido su virginidad en aquel oscuro y húmedo almacén, con una mujer que no conocía de nada y que jamás volvería a ver. Kazuo volvió a su bosque, a aislarse de los humanos que solo se movían por impulsos egoístas. Solo volvería a encontrarse con estos movido por la misma necesidad que lo llevo a aquel primer encuentro carnal. A usarlos al igual que lo habían usado a él. Con el paso se los siglos esto iría cambiando. Su corazón se irían sanando, volviéndose cálido. Pero esto es una nueva historia del zorro. La cual sera desvelada en el futuro.
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  • No me mires de esa manera que me han pedido que me vista asi para la función de los niños del orfanato. *Dijo con las mejillas sonrojadas * El título de la obra se llama," los animalillos del bosque celebran la Navidad."* Se miró la vestimenta* Soy la conejita, Galletita Brillante.....*Se pone roja* No me preguntes....fueron los niños quienes me pusieron ese nombre.
    No me mires de esa manera que me han pedido que me vista asi para la función de los niños del orfanato. *Dijo con las mejillas sonrojadas * El título de la obra se llama," los animalillos del bosque celebran la Navidad."* Se miró la vestimenta* Soy la conejita, Galletita Brillante.....*Se pone roja* No me preguntes....fueron los niños quienes me pusieron ese nombre.
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  • -ella había despertado en otro lugar sus heridas ya no estaba y no era Camelot que era este lugar , el bosque del rey hada no parecía.-

    ¿Qué es este lugar, porque es diferente?

    ¿Donde esta mi gimorio y mi varía?

    Mis cosas , ¿Por qué está así mi ropa?
    -ella había despertado en otro lugar sus heridas ya no estaba y no era Camelot que era este lugar , el bosque del rey hada no parecía.- ¿Qué es este lugar, porque es diferente? ¿Donde esta mi gimorio y mi varía? Mis cosas , ¿Por qué está así mi ropa?
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