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### **Pensamientos de Takeru antes de la pelea**
El rugido de la multitud era un zumbido lejano, casi imperceptible en la mente de Takeru Arakawa. En su esquina, con los ojos cerrados, controlaba su respiración con precisión. Cada inhalación llenaba su cuerpo de calma; cada exhalación disipaba cualquier rastro de duda.
Su oponente había cambiado. El Colmillo de Metsudo, a quien esperaba enfrentar, había caído. En su lugar, Goalang Wongsawat se alzaba como el último obstáculo en su camino. Un peleador que no solo dominaba el Muay Thai a un nivel inhumano, sino que lo hacía con una frialdad implacable.
Takeru lo sabía: esta pelea no sería un simple choque de fuerza. No era solo cuestión de velocidad, poder o resistencia. Aquí, cada error significaría el final.
Pero eso no le preocupaba. El miedo era algo que ya no tenía cabida en su mente.
—No hay marcha atrás. No hay otra oportunidad. —Su mirada se abrió, afilada y letal—. Es ahora o nunca.
La tensión en la arena aumentó cuando Sayaka Metsudo tomó el micrófono, lista para anunciar a los peleadores.
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### **Presentación de los peleadores por Sayaka Metsudo**
El rugido de la multitud alcanzó su punto máximo cuando las luces del estadio se enfocaron en el centro del ring. Sayaka Metsudo, con su usual energía arrolladora, llevó el micrófono a sus labios, su voz resonando por todo el coliseo.
—¡Señoras y señores! ¡Es el momento que todos estaban esperando! ¡La gran final está aquí!
Las ovaciones casi hacían temblar el suelo mientras ella continuaba.
—¡En la esquina roja, con un peso de **77 kilogramos** y una altura de **1.85 metros**! ¡Con un valor neto de **1.8 mil millones de yenes**! ¡El dios de la guerra! ¡El campeón de Tailandia! ¡El demonio de los ocho miembros! ¡GOALANG WONGSAWAT!
Goalang avanzó con paso seguro, su cuerpo marcado por cicatrices de batalla, su expresión impasible. Su sola presencia hacía que la tensión en el estadio se sintiera sofocante.
Sayaka giró, apuntando hacia la otra esquina.
—¡Y en la esquina azul! ¡Con un peso de **84 kilogramos** y una altura de **1.82 metros**! ¡Con un valor neto de **2.3 mil millones de yenes**! ¡El Lobo Negro! ¡El guerrero sin cadenas! ¡El hombre que ha aplastado a sus rivales uno tras otro! ¡TAKERU ARAKAWA!
Takeru avanzó sin prisas, su mirada afilada como un cuchillo. No reaccionó al clamor del público ni a la presencia imponente de Goalang al otro lado del ring. Solo había una cosa en su mente: la pelea.
Sayaka alzó el brazo.
—¡Que comience la batalla!
El gong resonó, y el infierno se desató.
### **Pensamientos de Takeru antes de la pelea**
El rugido de la multitud era un zumbido lejano, casi imperceptible en la mente de Takeru Arakawa. En su esquina, con los ojos cerrados, controlaba su respiración con precisión. Cada inhalación llenaba su cuerpo de calma; cada exhalación disipaba cualquier rastro de duda.
Su oponente había cambiado. El Colmillo de Metsudo, a quien esperaba enfrentar, había caído. En su lugar, Goalang Wongsawat se alzaba como el último obstáculo en su camino. Un peleador que no solo dominaba el Muay Thai a un nivel inhumano, sino que lo hacía con una frialdad implacable.
Takeru lo sabía: esta pelea no sería un simple choque de fuerza. No era solo cuestión de velocidad, poder o resistencia. Aquí, cada error significaría el final.
Pero eso no le preocupaba. El miedo era algo que ya no tenía cabida en su mente.
—No hay marcha atrás. No hay otra oportunidad. —Su mirada se abrió, afilada y letal—. Es ahora o nunca.
La tensión en la arena aumentó cuando Sayaka Metsudo tomó el micrófono, lista para anunciar a los peleadores.
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### **Presentación de los peleadores por Sayaka Metsudo**
El rugido de la multitud alcanzó su punto máximo cuando las luces del estadio se enfocaron en el centro del ring. Sayaka Metsudo, con su usual energía arrolladora, llevó el micrófono a sus labios, su voz resonando por todo el coliseo.
—¡Señoras y señores! ¡Es el momento que todos estaban esperando! ¡La gran final está aquí!
Las ovaciones casi hacían temblar el suelo mientras ella continuaba.
—¡En la esquina roja, con un peso de **77 kilogramos** y una altura de **1.85 metros**! ¡Con un valor neto de **1.8 mil millones de yenes**! ¡El dios de la guerra! ¡El campeón de Tailandia! ¡El demonio de los ocho miembros! ¡GOALANG WONGSAWAT!
Goalang avanzó con paso seguro, su cuerpo marcado por cicatrices de batalla, su expresión impasible. Su sola presencia hacía que la tensión en el estadio se sintiera sofocante.
Sayaka giró, apuntando hacia la otra esquina.
—¡Y en la esquina azul! ¡Con un peso de **84 kilogramos** y una altura de **1.82 metros**! ¡Con un valor neto de **2.3 mil millones de yenes**! ¡El Lobo Negro! ¡El guerrero sin cadenas! ¡El hombre que ha aplastado a sus rivales uno tras otro! ¡TAKERU ARAKAWA!
Takeru avanzó sin prisas, su mirada afilada como un cuchillo. No reaccionó al clamor del público ni a la presencia imponente de Goalang al otro lado del ring. Solo había una cosa en su mente: la pelea.
Sayaka alzó el brazo.
—¡Que comience la batalla!
El gong resonó, y el infierno se desató.
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### **Pensamientos de Takeru antes de la pelea**
El rugido de la multitud era un zumbido lejano, casi imperceptible en la mente de Takeru Arakawa. En su esquina, con los ojos cerrados, controlaba su respiración con precisión. Cada inhalación llenaba su cuerpo de calma; cada exhalación disipaba cualquier rastro de duda.
Su oponente había cambiado. El Colmillo de Metsudo, a quien esperaba enfrentar, había caído. En su lugar, Goalang Wongsawat se alzaba como el último obstáculo en su camino. Un peleador que no solo dominaba el Muay Thai a un nivel inhumano, sino que lo hacía con una frialdad implacable.
Takeru lo sabía: esta pelea no sería un simple choque de fuerza. No era solo cuestión de velocidad, poder o resistencia. Aquí, cada error significaría el final.
Pero eso no le preocupaba. El miedo era algo que ya no tenía cabida en su mente.
—No hay marcha atrás. No hay otra oportunidad. —Su mirada se abrió, afilada y letal—. Es ahora o nunca.
La tensión en la arena aumentó cuando Sayaka Metsudo tomó el micrófono, lista para anunciar a los peleadores.
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### **Presentación de los peleadores por Sayaka Metsudo**
El rugido de la multitud alcanzó su punto máximo cuando las luces del estadio se enfocaron en el centro del ring. Sayaka Metsudo, con su usual energía arrolladora, llevó el micrófono a sus labios, su voz resonando por todo el coliseo.
—¡Señoras y señores! ¡Es el momento que todos estaban esperando! ¡La gran final está aquí!
Las ovaciones casi hacían temblar el suelo mientras ella continuaba.
—¡En la esquina roja, con un peso de **77 kilogramos** y una altura de **1.85 metros**! ¡Con un valor neto de **1.8 mil millones de yenes**! ¡El dios de la guerra! ¡El campeón de Tailandia! ¡El demonio de los ocho miembros! ¡GOALANG WONGSAWAT!
Goalang avanzó con paso seguro, su cuerpo marcado por cicatrices de batalla, su expresión impasible. Su sola presencia hacía que la tensión en el estadio se sintiera sofocante.
Sayaka giró, apuntando hacia la otra esquina.
—¡Y en la esquina azul! ¡Con un peso de **84 kilogramos** y una altura de **1.82 metros**! ¡Con un valor neto de **2.3 mil millones de yenes**! ¡El Lobo Negro! ¡El guerrero sin cadenas! ¡El hombre que ha aplastado a sus rivales uno tras otro! ¡TAKERU ARAKAWA!
Takeru avanzó sin prisas, su mirada afilada como un cuchillo. No reaccionó al clamor del público ni a la presencia imponente de Goalang al otro lado del ring. Solo había una cosa en su mente: la pelea.
Sayaka alzó el brazo.
—¡Que comience la batalla!
El gong resonó, y el infierno se desató.
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