Introducción — Transformación
#Wendigo #IntroWendigo
James fue encontrado al amanecer por el grupo de leñadores locales que le acompañó en su aventura. Lo llevaron de vuelta al pueblo de Pine Hollow, donde fue recibido por la pequeña comunidad con recelo. Allí, un anciano curandero, conocido por sus conocimientos de remedios naturales y medicina tradicional, comenzó a tratar sus heridas. Utilizó ungüentos hechos de hierbas locales y pronunció oraciones antiguas para sanar su cuerpo y espíritu.
A pesar de los esfuerzos del curandero, James no mejoraba. Las heridas físicas comenzaron a sanar a una velocidad inusualmente rápida, pero había algo más profundo y siniestro ocurriendo en su interior. No pasó mucho tiempo antes de que James comenzara a notar los cambios. Al principio, eran pequeños: una agudeza mejorada de sus sentidos, una fuerza que no había tenido antes. Sin embargo, junto con estas habilidades, también sentía una insaciable sed de carne humana, una necesidad que lo aterrorizaba y lo repelía al mismo tiempo.
Una noche, mientras descansaba en la cabaña del curandero, James se despertó de un sueño febril con una sed ardiente. Sus ojos, antes marrones cálidos, ahora reflejaban un brillo sobrenatural en la penumbra. Horrorizado, James se dio cuenta de que estaba cambiando, convirtiéndose en algo que solo había conocido en leyendas y pesadillas.
Intentó resistir la transformación, recurriendo a su fuerza de voluntad y a los rituales del curandero. Pero la mordida del Wendigo había dejado una marca indeleble en su alma, una oscuridad que no podía ser purgada con remedios y oraciones. La esencia del Wendigo, una entidad de pura maldad y hambre insaciable, estaba enraizada profundamente en su ser.
Los días se convirtieron en una lucha constante para mantener su humanidad. James evitaba a los aldeanos tanto como podía, temeroso de que su presencia pudiera desatar a la bestia. Se aisló en una cabaña abandonada al borde del bosque, donde dedicó su tiempo a estudiar antiguos textos y leyendas nativas que hablaban de su maldiciones.
Fue durante este tiempo de soledad y desesperación que James comenzó a comprender la naturaleza de su transformación. La mordida del Wendigo no solo era un ataque físico; era una maldición que transformaba a su víctima en una criatura similar, condenada a una eternidad de hambre y oscuridad. Pero James se aferraba a un hilo de esperanza: si lograba cazar y matar al Wendigo que lo había mordido, tal vez podría romper la maldición.
La transformación no era solo física. James comenzó a experimentar visiones, fragmentos de memorias y sensaciones que no eran suyas, sino del Wendigo. Veía los horrores que la criatura había cometido, las almas que había consumido. Estas visiones lo ayudaron a comprender mejor a su enemigo, pero también le mostraron la magnitud de la maldición que enfrentaba.
A pesar de la creciente oscuridad dentro de él, James decidió que no se rendiría. Su voluntad de vivir y su deseo de venganza lo impulsaron a seguir adelante. Con la ayuda del curandero y los textos antiguos, comenzó a preparar su última cacería. Sabía que sería una batalla no solo por su vida, sino por su alma.
Introducción — Transformación
#Wendigo #IntroWendigo
James fue encontrado al amanecer por el grupo de leñadores locales que le acompañó en su aventura. Lo llevaron de vuelta al pueblo de Pine Hollow, donde fue recibido por la pequeña comunidad con recelo. Allí, un anciano curandero, conocido por sus conocimientos de remedios naturales y medicina tradicional, comenzó a tratar sus heridas. Utilizó ungüentos hechos de hierbas locales y pronunció oraciones antiguas para sanar su cuerpo y espíritu.
A pesar de los esfuerzos del curandero, James no mejoraba. Las heridas físicas comenzaron a sanar a una velocidad inusualmente rápida, pero había algo más profundo y siniestro ocurriendo en su interior. No pasó mucho tiempo antes de que James comenzara a notar los cambios. Al principio, eran pequeños: una agudeza mejorada de sus sentidos, una fuerza que no había tenido antes. Sin embargo, junto con estas habilidades, también sentía una insaciable sed de carne humana, una necesidad que lo aterrorizaba y lo repelía al mismo tiempo.
Una noche, mientras descansaba en la cabaña del curandero, James se despertó de un sueño febril con una sed ardiente. Sus ojos, antes marrones cálidos, ahora reflejaban un brillo sobrenatural en la penumbra. Horrorizado, James se dio cuenta de que estaba cambiando, convirtiéndose en algo que solo había conocido en leyendas y pesadillas.
Intentó resistir la transformación, recurriendo a su fuerza de voluntad y a los rituales del curandero. Pero la mordida del Wendigo había dejado una marca indeleble en su alma, una oscuridad que no podía ser purgada con remedios y oraciones. La esencia del Wendigo, una entidad de pura maldad y hambre insaciable, estaba enraizada profundamente en su ser.
Los días se convirtieron en una lucha constante para mantener su humanidad. James evitaba a los aldeanos tanto como podía, temeroso de que su presencia pudiera desatar a la bestia. Se aisló en una cabaña abandonada al borde del bosque, donde dedicó su tiempo a estudiar antiguos textos y leyendas nativas que hablaban de su maldiciones.
Fue durante este tiempo de soledad y desesperación que James comenzó a comprender la naturaleza de su transformación. La mordida del Wendigo no solo era un ataque físico; era una maldición que transformaba a su víctima en una criatura similar, condenada a una eternidad de hambre y oscuridad. Pero James se aferraba a un hilo de esperanza: si lograba cazar y matar al Wendigo que lo había mordido, tal vez podría romper la maldición.
La transformación no era solo física. James comenzó a experimentar visiones, fragmentos de memorias y sensaciones que no eran suyas, sino del Wendigo. Veía los horrores que la criatura había cometido, las almas que había consumido. Estas visiones lo ayudaron a comprender mejor a su enemigo, pero también le mostraron la magnitud de la maldición que enfrentaba.
A pesar de la creciente oscuridad dentro de él, James decidió que no se rendiría. Su voluntad de vivir y su deseo de venganza lo impulsaron a seguir adelante. Con la ayuda del curandero y los textos antiguos, comenzó a preparar su última cacería. Sabía que sería una batalla no solo por su vida, sino por su alma.