• Niña perdida.
    Fandom Oc
    Categoría Drama
    Inglaterra, 1990.

    Las olas rompían contra el barco, la fuerte tormenta se había abalanzado contra los marineros que luchaban por mantenerse de pie, yendo de un lado a otro, cada uno accionando en su posición natural: velas, mástil, cubierta.
    Allí se encontraba Rick, fumando un habano mientras miraba al horizonte, buscando alguna señal de vida a lo lejos. Pero cerca estaban de la soledad y oscuridad del océano. Los relámpagos y la lluvia hacían imposible pensar en alguna salida de esa situación. Y aunque ninguno de los marineros lo decía, todos eran conscientes del peligro que corrían en ese momento. Muchos incluso comenzaron a pensar en sus familias, en sus hogares: "quizá no le dediqué demasiado tiempo a mis hijos." Pensamientos iban y venían sin esperanzas.

    Rick, en cuanto vio tierra avisó a sus compañeros. Muchos en su interior celebraban, menos Barnes, que estaba desalentado por la pobreza de su pesca. Apenas le alcanzaría para pagar sus deudas e impuestos, dejándolo sin recursos suficientes para sobre existir un poco más.
    Suspiró y bajó al almacén del barco, allí donde se encuentran los barriles llenos. Fumó en silencio mientras tomaba asiento y pensaba en cómo haría para obtener más dinero. Algo dentro suyo se apretaba, una ansiedad, una preocupación. Sabía que debía pescar solo si quería ganar más dinero y eso solo le molestaba. Pocas veces pescaba solo a causa del peligro y la poca efectividad que eso tiene.

    Y en aquella noche de tormenta, mientras fumaba un habano en la oscuridad del barco, escuchó un grito... Miró a su alrededor algo curioso, caminando entre los barriles hasta el origen de aquel sonido. Sus pisadas se agudizaban mientras más se adentraba al interior de la oscuridad y allí finalmente la encontró... Una pequeña de cabello rojizo, con pecas por sus mejillas y una mirada color diamante. Expresaba terror, abrazándose a sus pequeñas piernas en busca de consuelo.
    Rick dudó un segundo, pero terminó quitándose su abrigo para taparla. La pequeña joven levantó la mirada y aceptó el abrigo, cubriéndose con la gran melena de león que Rick siempre cargaba. En ese momento Barnes encontró el empujón que tanto necesitaba, el motivo para esforzarse aún más.

    Aunque Rick aún no lo sabía, aquella pequeña era la hija de una joven divorciada, abandonada en cuanto la tuvo. Aquella mujer se encontraba buscando a su pequeña Elizabeth durante días.
    Elizabeth se perdió al entrar al barco, se escondió por miedo y durante el tiempo de pesca se mantuvo en silencio, esperando que de alguna manera algo la salve. Mientras Eli se mantenía en aquel barco y Rick la cuidaba, la madre desesperada buscaba por todo el pueblo a su hija, desanimada, abrumada, decaída.

    Será así que quizá la vida de los tres cambie por completo.
    Inglaterra, 1990. Las olas rompían contra el barco, la fuerte tormenta se había abalanzado contra los marineros que luchaban por mantenerse de pie, yendo de un lado a otro, cada uno accionando en su posición natural: velas, mástil, cubierta. Allí se encontraba Rick, fumando un habano mientras miraba al horizonte, buscando alguna señal de vida a lo lejos. Pero cerca estaban de la soledad y oscuridad del océano. Los relámpagos y la lluvia hacían imposible pensar en alguna salida de esa situación. Y aunque ninguno de los marineros lo decía, todos eran conscientes del peligro que corrían en ese momento. Muchos incluso comenzaron a pensar en sus familias, en sus hogares: "quizá no le dediqué demasiado tiempo a mis hijos." Pensamientos iban y venían sin esperanzas. Rick, en cuanto vio tierra avisó a sus compañeros. Muchos en su interior celebraban, menos Barnes, que estaba desalentado por la pobreza de su pesca. Apenas le alcanzaría para pagar sus deudas e impuestos, dejándolo sin recursos suficientes para sobre existir un poco más. Suspiró y bajó al almacén del barco, allí donde se encuentran los barriles llenos. Fumó en silencio mientras tomaba asiento y pensaba en cómo haría para obtener más dinero. Algo dentro suyo se apretaba, una ansiedad, una preocupación. Sabía que debía pescar solo si quería ganar más dinero y eso solo le molestaba. Pocas veces pescaba solo a causa del peligro y la poca efectividad que eso tiene. Y en aquella noche de tormenta, mientras fumaba un habano en la oscuridad del barco, escuchó un grito... Miró a su alrededor algo curioso, caminando entre los barriles hasta el origen de aquel sonido. Sus pisadas se agudizaban mientras más se adentraba al interior de la oscuridad y allí finalmente la encontró... Una pequeña de cabello rojizo, con pecas por sus mejillas y una mirada color diamante. Expresaba terror, abrazándose a sus pequeñas piernas en busca de consuelo. Rick dudó un segundo, pero terminó quitándose su abrigo para taparla. La pequeña joven levantó la mirada y aceptó el abrigo, cubriéndose con la gran melena de león que Rick siempre cargaba. En ese momento Barnes encontró el empujón que tanto necesitaba, el motivo para esforzarse aún más. Aunque Rick aún no lo sabía, aquella pequeña era la hija de una joven divorciada, abandonada en cuanto la tuvo. Aquella mujer se encontraba buscando a su pequeña Elizabeth durante días. Elizabeth se perdió al entrar al barco, se escondió por miedo y durante el tiempo de pesca se mantuvo en silencio, esperando que de alguna manera algo la salve. Mientras Eli se mantenía en aquel barco y Rick la cuidaba, la madre desesperada buscaba por todo el pueblo a su hija, desanimada, abrumada, decaída. Será así que quizá la vida de los tres cambie por completo.
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  • 𝙏𝙃𝙀 𝙆𝙄𝙉𝙂 𝙊𝙁 𝙏𝙍𝘼𝙎𝙃
    Fandom The walking dead
    Categoría Acción
    Se suponía que las carreras en un mundo apocalíptico no debían existir. No solo eran peligrosas por la evidente ausencia de hospitales en funcionamiento, también representaban un enorme riesgo para los pilotos, sus acompañantes y para quienes acudian a ver el espectáculo desde las gradas.

    Gavin, el líder de la comunidad llamada los carroñeros, era el creador y responsable de ese evento. Dos veces a la semana y sin importar las condiciones climáticas, él y su gente se trasladaban desde el basurero hasta "El coliseo" el lugar que habían adaptado para usarlo como circuito de carreras y que en el pasado fue un estadio de fútbol americano. Localizado a las afueras de Virginia, lo bastante lejos para evitar que los muertos asomaran sus putrefactas cabezas a lo que consideraba su hogar.

    El coliseo era un enorme llamador de caminantes. El rugir de al menos ocho motores los atraía como abejas a la miel, pero nada de eso le importaba. El lugar era seguro, dentro de lo cabía y los premios en base a las apuestas hacia que cualquiera mirase a un costado con tal de disfrutar de un poco de entretenimiento o de llevarse algunos suministros a su comunidad si el coche al que le apostaban salía ganador.

    Todo indicaba que sería un buen día para llevar a cabo el evento. Las nubes grises estaban sobre sus cabezas pero se dejarían espantar por un par de gotas de agua, era de día y todo lo unico que necesitaban era luz natural.

    Al llegar, eliminaron a seis caminantes que habían caído en las trampas de la primera entrada y al mismo tiempo comenzaron a llegar las personas en sus propios vehículos, aparcando en el estacionamiento que por medidas de seguridad, tenía la apariencia de una jaula enorme. Gavin fue el primero en acercarse a saludar, conocía a todos los miembros de las demás comunidades pero cada tanto solía ver alguna que otra cara nueva, como hoy.

    Casper y Fred, miembros de Hilltop caminaban adelante y detrás de ellos estaban Nora, Annie, Leah; miembros de la comunidad de Alexandria, y los últimos eran tres personas que no había visto antes.

    ──No me hago responsable de los problemas que esto les pueda ocasionar con sus respectivos líderes, dicho eso, gracias por venir. Mis hombres se encargaran de llevar lo que hayan traído para el pozo de las apuestas── Hablaba y se desembolvia como alguien que ha memorizado un speech de ventas, decía lo mismo cada la semana pero por alguna razón era agradable de oír.

    Saludo con un apretón de manos a cada uno de los presentes y cuando llego hasta la chica que había llegado con el nuevo grupo, Annie habló.

    ──Hice una amiga nueva, ella no quería venir pero la convencimos. ¿Verdad que si, Issy? ── La chica le dio un codazo amistoso a su amiga para animarla a hablar y Gavin extendío el brazo en su dirección para estrecharle la mano también.

    ──En este nuevo mundo no hay lugar para los aburridos, ni tampoco para los cobardes── Menciono entre risas con total intención de burlarse de aquellos que no veían con buenos ojos ese evento y prosiguió. ──Soy Gavin, líder de los carroñeros y dueño de este enorme circo de hojalata. Bienvenida ¿Issy? ¿Es tu apodo o te llamas así?.

    Isabella
    Se suponía que las carreras en un mundo apocalíptico no debían existir. No solo eran peligrosas por la evidente ausencia de hospitales en funcionamiento, también representaban un enorme riesgo para los pilotos, sus acompañantes y para quienes acudian a ver el espectáculo desde las gradas. Gavin, el líder de la comunidad llamada los carroñeros, era el creador y responsable de ese evento. Dos veces a la semana y sin importar las condiciones climáticas, él y su gente se trasladaban desde el basurero hasta "El coliseo" el lugar que habían adaptado para usarlo como circuito de carreras y que en el pasado fue un estadio de fútbol americano. Localizado a las afueras de Virginia, lo bastante lejos para evitar que los muertos asomaran sus putrefactas cabezas a lo que consideraba su hogar. El coliseo era un enorme llamador de caminantes. El rugir de al menos ocho motores los atraía como abejas a la miel, pero nada de eso le importaba. El lugar era seguro, dentro de lo cabía y los premios en base a las apuestas hacia que cualquiera mirase a un costado con tal de disfrutar de un poco de entretenimiento o de llevarse algunos suministros a su comunidad si el coche al que le apostaban salía ganador. Todo indicaba que sería un buen día para llevar a cabo el evento. Las nubes grises estaban sobre sus cabezas pero se dejarían espantar por un par de gotas de agua, era de día y todo lo unico que necesitaban era luz natural. Al llegar, eliminaron a seis caminantes que habían caído en las trampas de la primera entrada y al mismo tiempo comenzaron a llegar las personas en sus propios vehículos, aparcando en el estacionamiento que por medidas de seguridad, tenía la apariencia de una jaula enorme. Gavin fue el primero en acercarse a saludar, conocía a todos los miembros de las demás comunidades pero cada tanto solía ver alguna que otra cara nueva, como hoy. Casper y Fred, miembros de Hilltop caminaban adelante y detrás de ellos estaban Nora, Annie, Leah; miembros de la comunidad de Alexandria, y los últimos eran tres personas que no había visto antes. ──No me hago responsable de los problemas que esto les pueda ocasionar con sus respectivos líderes, dicho eso, gracias por venir. Mis hombres se encargaran de llevar lo que hayan traído para el pozo de las apuestas── Hablaba y se desembolvia como alguien que ha memorizado un speech de ventas, decía lo mismo cada la semana pero por alguna razón era agradable de oír. Saludo con un apretón de manos a cada uno de los presentes y cuando llego hasta la chica que había llegado con el nuevo grupo, Annie habló. ──Hice una amiga nueva, ella no quería venir pero la convencimos. ¿Verdad que si, Issy? ── La chica le dio un codazo amistoso a su amiga para animarla a hablar y Gavin extendío el brazo en su dirección para estrecharle la mano también. ──En este nuevo mundo no hay lugar para los aburridos, ni tampoco para los cobardes── Menciono entre risas con total intención de burlarse de aquellos que no veían con buenos ojos ese evento y prosiguió. ──Soy Gavin, líder de los carroñeros y dueño de este enorme circo de hojalata. Bienvenida ¿Issy? ¿Es tu apodo o te llamas así?. [isabella_rossi]
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  • *Siendo una noche tranquila y aburrida suspire*

    - Mmm… ¿Qué podría hacer hoy…? Hace mucho que no hago un buen caos, creo que va siendo hora y así me desahogo un poco~.

    *Sentado en el borde de un edificio alto incline la cabeza hacia ambos lados para crujirme los huesos del cuello y finalmente con los dedos entrelazados crují estos para obrar mi magia, sin gestos ni canticos todo empezó, en las calles tranquilas de Tokyo comenzaron a surgir de las sombras criaturas sacadas de las peores pesadillas de la humanidad, algunas criaturas tenían formas grotescas con garras y filas de dientes afilados, otras se deformaban para volverse a formar en otra totalmente distinta, otras simplemente eran sombras que acechaban a su presa y las hacían desaparecer, pero aquello solo era el principio, objetos inanimados cobraban vida con formas monstruosas, una farola podía tener un ojo gigante como cabezal donde le saldría una lengua larguísima por el cuello y patas de araña para moverse, un simple cubo de basura al pasar por su lado atacaría abriendo sus fauces para comerte cual mímico, etc.

    Todo aquello hizo que se me dibujara una amplia sonrisa con solo escuchar los gritos de terror de las personas, pero cierta parte de mi hizo que solo hubieran personas adultas dejando de lado a los críos metidos en casa para que estuvieran a salvo, al fin y al cabo la fusión de ambos Max de tiempos distintos se había completado, una de las criaturas de pesadilla cuadrúpeda y peluda la cual podría medir perfectamente los 3 metros se me acerco por la espalda lentamente, hasta que se quedó a mi lado tumbado y posando su cabeza sobre mi regazo, aun esbozando aquella sonrisa acaricie la cabeza de la criatura mientras veía el paisaje tan caótico que había formado, donde algunos edificios comenzaron a derrumbarse y otros a salir en llamas*

    - *Suspiro* Como echaba de menos hacer estas cosas… y ahora que no tengo otra voz en mi cabeza dándome la lata es muchísimo mejor~ ¿a qué sí, mi engendrito de las pesadillas? ¿a que así se está mejor? Claro que siii~.

    *Le empecé a hacerle carantoñas a la criatura como si fuera mi mascota, mientras al fondo del paisaje apareció un gigantesco gusano emerger del suelo formando un arco con su cuerpo y volviendose a meter bajo tierra*
    *Siendo una noche tranquila y aburrida suspire* - Mmm… ¿Qué podría hacer hoy…? Hace mucho que no hago un buen caos, creo que va siendo hora y así me desahogo un poco~. *Sentado en el borde de un edificio alto incline la cabeza hacia ambos lados para crujirme los huesos del cuello y finalmente con los dedos entrelazados crují estos para obrar mi magia, sin gestos ni canticos todo empezó, en las calles tranquilas de Tokyo comenzaron a surgir de las sombras criaturas sacadas de las peores pesadillas de la humanidad, algunas criaturas tenían formas grotescas con garras y filas de dientes afilados, otras se deformaban para volverse a formar en otra totalmente distinta, otras simplemente eran sombras que acechaban a su presa y las hacían desaparecer, pero aquello solo era el principio, objetos inanimados cobraban vida con formas monstruosas, una farola podía tener un ojo gigante como cabezal donde le saldría una lengua larguísima por el cuello y patas de araña para moverse, un simple cubo de basura al pasar por su lado atacaría abriendo sus fauces para comerte cual mímico, etc. Todo aquello hizo que se me dibujara una amplia sonrisa con solo escuchar los gritos de terror de las personas, pero cierta parte de mi hizo que solo hubieran personas adultas dejando de lado a los críos metidos en casa para que estuvieran a salvo, al fin y al cabo la fusión de ambos Max de tiempos distintos se había completado, una de las criaturas de pesadilla cuadrúpeda y peluda la cual podría medir perfectamente los 3 metros se me acerco por la espalda lentamente, hasta que se quedó a mi lado tumbado y posando su cabeza sobre mi regazo, aun esbozando aquella sonrisa acaricie la cabeza de la criatura mientras veía el paisaje tan caótico que había formado, donde algunos edificios comenzaron a derrumbarse y otros a salir en llamas* - *Suspiro* Como echaba de menos hacer estas cosas… y ahora que no tengo otra voz en mi cabeza dándome la lata es muchísimo mejor~ ¿a qué sí, mi engendrito de las pesadillas? ¿a que así se está mejor? Claro que siii~. *Le empecé a hacerle carantoñas a la criatura como si fuera mi mascota, mientras al fondo del paisaje apareció un gigantesco gusano emerger del suelo formando un arco con su cuerpo y volviendose a meter bajo tierra*
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  • Aún no domino el arte de hacer animalitos con globos.
    Aún no domino el arte de hacer animalitos con globos.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    ¡Directorio 3D actualizado!

    Informo a los nuevos y recuerdo a los veteranos de que, como cada Domingo, el directorio de personajes 3D ya ha sido actualizado.

    Obviamente solo estan los personajes que han aceptado mi petición de amistad y que han ingresado al grupo de Personajes 3D.

    Os animo a revisarlo con calma por si falta algún personaje, hay algún dato incorrecto o algo que deba corregirse.

    Si detectáis cualquier error, avisad sin problema y lo reviso enseguida.
    Gracias por ayudarme a mantener el directorio al día y bien cuidado.
    ✨ ¡Directorio 3D actualizado! ✨ Informo a los nuevos y recuerdo a los veteranos de que, como cada Domingo, el directorio de personajes 3D ya ha sido actualizado. Obviamente solo estan los personajes que han aceptado mi petición de amistad y que han ingresado al grupo de Personajes 3D. Os animo a revisarlo con calma por si falta algún personaje, hay algún dato incorrecto o algo que deba corregirse. Si detectáis cualquier error, avisad sin problema y lo reviso enseguida. Gracias por ayudarme a mantener el directorio al día y bien cuidado. 💛
    DIRECTORIO PERSONAJES 3D Y FANDOMS
    ✨ ¡Hola FicRolers! ✨ Aquí teneis un directorio completo de los Personajes 3D que existen en FicRol. He considerado que, quizás ver el cómputo completo de los personajes 3D más activos os anime a agregar a otros personajes, intentar crear personajes en otro fandom, etc... Os cuento algunas caracteristicas: Está separado por fandoms, salvo en el caso...
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  • Necesito estar así por una semana y si alguien se anima a darme un masaje en la espalda ya, uff. Amén.
    Necesito estar así por una semana y si alguien se anima a darme un masaje en la espalda ya, uff. Amén.
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  • - Que hermosa noche para trabajar.

    ' Dijo mientras esparcía aquel brebaje extraño y brillante, podía sentirse el olor a sangre que este emanaba, además de variedad de intensos y curiosos aromas en una mezcla tan repulsiva como cautivadora, llamando atención de algunos animales, quizás alguna criatura curiosa ... Quizás más que eso. Mientras dicho aroma se esparcía por los alrededores del bosque, que se veía tan hermoso y siniestro como de costumbre, el hechicero se sentaba al costado de un árbol, mirando el brillo de su preparación moverse entre los árboles, como serpientes rojas desvaneciéndose en el camino tan oscuro al frente suyo '

    - Tengo ganas de cazar demonios, o quizás de hacerme su amigo, ¿Qué será esta vez?

    ' Y mientras terminaba de hablar, daba una fuerte pisada al suelo, produciendo un efecto contundente a su alrededor, esparciendo fuera de los límites de su bosque aquel cebo para criaturas oscuras, y se recargaba en el árbol para esperar, esperar ... Siempre era la peor parte, la segunda peor, era limpiar ese aroma ... Y la sangre de demonio de su ropa '
    - Que hermosa noche para trabajar. ' Dijo mientras esparcía aquel brebaje extraño y brillante, podía sentirse el olor a sangre que este emanaba, además de variedad de intensos y curiosos aromas en una mezcla tan repulsiva como cautivadora, llamando atención de algunos animales, quizás alguna criatura curiosa ... Quizás más que eso. Mientras dicho aroma se esparcía por los alrededores del bosque, que se veía tan hermoso y siniestro como de costumbre, el hechicero se sentaba al costado de un árbol, mirando el brillo de su preparación moverse entre los árboles, como serpientes rojas desvaneciéndose en el camino tan oscuro al frente suyo ' - Tengo ganas de cazar demonios, o quizás de hacerme su amigo, ¿Qué será esta vez? ' Y mientras terminaba de hablar, daba una fuerte pisada al suelo, produciendo un efecto contundente a su alrededor, esparciendo fuera de los límites de su bosque aquel cebo para criaturas oscuras, y se recargaba en el árbol para esperar, esperar ... Siempre era la peor parte, la segunda peor, era limpiar ese aroma ... Y la sangre de demonio de su ropa '
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  • Mime está seguro que nos iría bien vendido globos con figuras de animales y que los niños los compraría... No sé esto sea un buen negocio.
    Mime está seguro que nos iría bien vendido globos con figuras de animales y que los niños los compraría... No sé esto sea un buen negocio.
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  • Inglaterra, 1876

    Querido amigo:

    Espero que esta carta le encuentre a salvo en su continuo ir y venir por tierras lejanas. Aquí en el castillo los días avanzan con la rutina de siempre, aunque a veces ocurren pequeños sucesos dignos de ser contados. Hace apenas una semana, una de las sirvientas más jóvenes dejó caer una bandeja al ver cómo uno de los grandes perros del ala oeste se escapaba de la cocina con un pan entero en la boca. Yo observé desde el corredor al mayordomo correr detrás del animal.

    He dedicado más tiempo a practicar mi escritura. Usted notará, quizá, que mi caligrafía ha mejorado un poco desde mi última carta. Mis manos aunque ya sabe usted cómo son, responden cada vez mejor. Logro sostener la pluma con más firmeza, aunque el pulgar, caprichoso como siempre, en ocasiones se niega a doblarse como debería.

    Me pregunto cuándo tendré ocasión de verlo. He leído tantas de sus aventuras y olvido que jamás he visto su rostro. Me intriga pensar cómo será.

    Agradeceré saber de usted tan pronto como le sea posible. Siempre es un placer recibir noticias suyas, incluso cuando llegan desde confines que no puedo imaginar.

    Con todo mi afecto,
    Su fiel amiga.

    Julie.
    Inglaterra, 1876 Querido amigo: Espero que esta carta le encuentre a salvo en su continuo ir y venir por tierras lejanas. Aquí en el castillo los días avanzan con la rutina de siempre, aunque a veces ocurren pequeños sucesos dignos de ser contados. Hace apenas una semana, una de las sirvientas más jóvenes dejó caer una bandeja al ver cómo uno de los grandes perros del ala oeste se escapaba de la cocina con un pan entero en la boca. Yo observé desde el corredor al mayordomo correr detrás del animal. He dedicado más tiempo a practicar mi escritura. Usted notará, quizá, que mi caligrafía ha mejorado un poco desde mi última carta. Mis manos aunque ya sabe usted cómo son, responden cada vez mejor. Logro sostener la pluma con más firmeza, aunque el pulgar, caprichoso como siempre, en ocasiones se niega a doblarse como debería. Me pregunto cuándo tendré ocasión de verlo. He leído tantas de sus aventuras y olvido que jamás he visto su rostro. Me intriga pensar cómo será. Agradeceré saber de usted tan pronto como le sea posible. Siempre es un placer recibir noticias suyas, incluso cuando llegan desde confines que no puedo imaginar. Con todo mi afecto, Su fiel amiga. Julie.
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  • ~Escena con Daozhang Xiao Xingchen ~

    "¿Alguien tiene un DeLorean?"

    Abrió los ojos lentamente solo para percatarse de que no reconocía dónde estaba. ¿Qué era todo eso? ¿Qué había pasado? Lo último que recordaba era meterse en su cama a dormir y entonces... ¿Qué hacía en mitad de un bosque? Y... ¿Por qué llevaba aquellas ropas? ¿Un yukata? No estaba entendiendo nada.
    Se incorporó, pues estaba tumbado sobre un lecho de flores. Se puso en pie y miró a su alrededor. No reconocí aquel lugar. ¿Cuándo llegó allí y por qué llevaba aquellas ropas que no eran suyas?

    Demasiados sinsentidos.

    Necesitaba regresar a casa, pero... ¿Por dónde debía ir?
    Caminaría sin más, dejándose llevar por su habitual buena orientación, pensó que así lograría regresar. Pero lo cierto era que no. Sus pasos le llevaron hasta lo que parecía una ¿aldea? ¿A caso se había colado en el set de rodaje de una película ambientada en la época Edo? Pero todo parecía tan realista, incluso había gente que juraría vivían allí. Pero eso no era posible, ¿no?

    Para su sorpresa y desgracia sí, era posible. La gente hablaba un dialecto japonés que le costaba un poco entender en ocasiones, a demás de que le observaban con una mezcla de admiración y temor. ¿Era debido a su apariencia? Desde luego llamaba la atención. Pasó varios días y noches tratando de descubrir qué había pasado, solo para tener que admitir la cruda realidad... Había viajado en el tiempo. ¿Cómo? No tenía ni idea, pero así era. ¿Qué iba a ser de él? ¿Cómo iba a sobrevivir allí? Es más, la caza de lobos parecía a la orden del día, se sentía como un mal chiste.

    El tiempo siguió pasando, sobreviviendo de cazar algún animal en el bosque, de esconderse en cuevas, conseguir dinero que robaba a borrachos para así poder comprar algunas cosas o costearse unas copas en lugares de mala muerte. Alguna vez trataron de capturarlo para venderlo en el barrio rojo, otras le intentaban caza acusándolo de ser un yokai, etc. La vida no era para nada sencilla.
    De alguna u otra forma, necesitó huir de allí desesperadamente pues, por lo visto, algunos aldeanos se enteraron de su verdadera naturaleza y los problemas no hicieron más que aumentar. Sin comerlo ni beberlo acabó en un barco que zarpaba a vete a saber dónde. ¿Es que no podía vivir tranquilo?

    Se mantuvo escondido en las bodegas como pudo, un polizón, cosa que no fue tarea fácil.

    Finalmente llegaron a tierra, el destino de la mercancía entre otros asuntos turbios que parecían tener entre manos los tripulantes.
    ¿Dónde estaba ene se momento? Ya no tenía ni idea y llegados ese punto, tampoco creyó que importase demasiado. Logró salir del navío sin ser descubierto y cuando al fin pudo vagar por las calles no tardó mucho en reconocer un poco del dialecto, así como arquitectura.
    China.

    Genial, ¿qué se supone que iba a hacer él por su cuenta en China? Y más aún en aquella época. Listo, estaba jodido. Muy jodido. Solo le quedaba asumirlo.
    Buscó lugares que tuvieran frondosos bosques cercanos, lugares donde pudiera usar su apariencia de lobo con tranquilidad, así como, de vez en cuando y si era necesario, cazar algún pequeño animal para alimentarse. Nunca mataba más de la cuenta, no le traía placer alguno la caza en sí, pero no tenía más opciones para conseguir alimento sustancioso dada la situación.
    En ocasiones bajaba a los pueblos, intentando memorizar cada lugar, moverse ágil por las calles, quizá conseguir un poco de dinero y con este, alcohol para embriagarse. Con el paso del tiempo también lograba aprender un poco más del idioma, aunque lo hablaba peor que un niño pequeño pero se hacía entender.

    A pesar de seguir atrapado en lo que creía una broma de mal gusto o una maldición sin sentido, las cosas no iban del todo mal. Estaba preocupado por su madre, sí, así como muchos otros asuntos sin resolver... Pero sobrevivía bastante bien.

    Al menos hasta que un suceso extraño azotó los pueblos y los bosques. Algo que, sin duda y dada su mala suerte habitual, le salpicaría...
    ~Escena con [Daozhang_XiaoXingchen] ~ "¿Alguien tiene un DeLorean?" Abrió los ojos lentamente solo para percatarse de que no reconocía dónde estaba. ¿Qué era todo eso? ¿Qué había pasado? Lo último que recordaba era meterse en su cama a dormir y entonces... ¿Qué hacía en mitad de un bosque? Y... ¿Por qué llevaba aquellas ropas? ¿Un yukata? No estaba entendiendo nada. Se incorporó, pues estaba tumbado sobre un lecho de flores. Se puso en pie y miró a su alrededor. No reconocí aquel lugar. ¿Cuándo llegó allí y por qué llevaba aquellas ropas que no eran suyas? Demasiados sinsentidos. Necesitaba regresar a casa, pero... ¿Por dónde debía ir? Caminaría sin más, dejándose llevar por su habitual buena orientación, pensó que así lograría regresar. Pero lo cierto era que no. Sus pasos le llevaron hasta lo que parecía una ¿aldea? ¿A caso se había colado en el set de rodaje de una película ambientada en la época Edo? Pero todo parecía tan realista, incluso había gente que juraría vivían allí. Pero eso no era posible, ¿no? Para su sorpresa y desgracia sí, era posible. La gente hablaba un dialecto japonés que le costaba un poco entender en ocasiones, a demás de que le observaban con una mezcla de admiración y temor. ¿Era debido a su apariencia? Desde luego llamaba la atención. Pasó varios días y noches tratando de descubrir qué había pasado, solo para tener que admitir la cruda realidad... Había viajado en el tiempo. ¿Cómo? No tenía ni idea, pero así era. ¿Qué iba a ser de él? ¿Cómo iba a sobrevivir allí? Es más, la caza de lobos parecía a la orden del día, se sentía como un mal chiste. El tiempo siguió pasando, sobreviviendo de cazar algún animal en el bosque, de esconderse en cuevas, conseguir dinero que robaba a borrachos para así poder comprar algunas cosas o costearse unas copas en lugares de mala muerte. Alguna vez trataron de capturarlo para venderlo en el barrio rojo, otras le intentaban caza acusándolo de ser un yokai, etc. La vida no era para nada sencilla. De alguna u otra forma, necesitó huir de allí desesperadamente pues, por lo visto, algunos aldeanos se enteraron de su verdadera naturaleza y los problemas no hicieron más que aumentar. Sin comerlo ni beberlo acabó en un barco que zarpaba a vete a saber dónde. ¿Es que no podía vivir tranquilo? Se mantuvo escondido en las bodegas como pudo, un polizón, cosa que no fue tarea fácil. Finalmente llegaron a tierra, el destino de la mercancía entre otros asuntos turbios que parecían tener entre manos los tripulantes. ¿Dónde estaba ene se momento? Ya no tenía ni idea y llegados ese punto, tampoco creyó que importase demasiado. Logró salir del navío sin ser descubierto y cuando al fin pudo vagar por las calles no tardó mucho en reconocer un poco del dialecto, así como arquitectura. China. Genial, ¿qué se supone que iba a hacer él por su cuenta en China? Y más aún en aquella época. Listo, estaba jodido. Muy jodido. Solo le quedaba asumirlo. Buscó lugares que tuvieran frondosos bosques cercanos, lugares donde pudiera usar su apariencia de lobo con tranquilidad, así como, de vez en cuando y si era necesario, cazar algún pequeño animal para alimentarse. Nunca mataba más de la cuenta, no le traía placer alguno la caza en sí, pero no tenía más opciones para conseguir alimento sustancioso dada la situación. En ocasiones bajaba a los pueblos, intentando memorizar cada lugar, moverse ágil por las calles, quizá conseguir un poco de dinero y con este, alcohol para embriagarse. Con el paso del tiempo también lograba aprender un poco más del idioma, aunque lo hablaba peor que un niño pequeño pero se hacía entender. A pesar de seguir atrapado en lo que creía una broma de mal gusto o una maldición sin sentido, las cosas no iban del todo mal. Estaba preocupado por su madre, sí, así como muchos otros asuntos sin resolver... Pero sobrevivía bastante bien. Al menos hasta que un suceso extraño azotó los pueblos y los bosques. Algo que, sin duda y dada su mala suerte habitual, le salpicaría...
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