• —¿Solo? No... Nunca estoy solo... Siempre estoy acompañado de mis mas leales amigos.
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  • 『 Querido Diario Psicópata:

    Acabo de leer un sobre las personas psicópatas, muy interesante por cierto.

    Dicho artículo decía que este tipo de personas, en su gran mayoría, pues... prefieren quedarse en su casa en lugar de salir, tienen muy pocos amigos o ni siquiera los tienen, que cuando algo les gusta se obsesionan con eso, que son poco tolerantes, y que tienen una fuerte dependencia a la cafeína...

    Ya me preocupé... es que si le atiné a todas. 』
    『 Querido Diario Psicópata: Acabo de leer un sobre las personas psicópatas, muy interesante por cierto. Dicho artículo decía que este tipo de personas, en su gran mayoría, pues... prefieren quedarse en su casa en lugar de salir, tienen muy pocos amigos o ni siquiera los tienen, que cuando algo les gusta se obsesionan con eso, que son poco tolerantes, y que tienen una fuerte dependencia a la cafeína... Ya me preocupé... es que si le atiné a todas. 』
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  • [Aún recuerdo aquellas tardes solitarias de preparatoria, los hombres me excluían porqué era gorda y las mujeres no me hablaban por ser otaku. Apenas sostenía contacto con un par de personas y no entablé ninguna amistad profunda, solía ver como todos regresaban a sus casas con sus grupos de amigos, ir al karaoke o salir por un helado, mientras yo regresaba completamente sola, hacía tiempo antes de llegar a casa, iba a tiendas de Manga y videojuegos, después al llegar, le mentía a mi mamá diciéndole que estaba con mis amigas ¿Por qué? No quería molestarla más, ya se había enfrentado antes a mis compañeros de la secundaría porqué me bulleaban, debía resolver mi soledad por mi cuenta, además ella mantenía la casa mientras mi papá, bueno, el sólo bebía y trabajaba de vez en cuando. Se sienten lejanos esos días, pero a la vez, son recuerdos que me dejaron cicatrices ¿Algún día podré sanar? Llevar una vida normal, mi cuerpo cambió, pero yo... Yo sigo igual.]
    [Aún recuerdo aquellas tardes solitarias de preparatoria, los hombres me excluían porqué era gorda y las mujeres no me hablaban por ser otaku. Apenas sostenía contacto con un par de personas y no entablé ninguna amistad profunda, solía ver como todos regresaban a sus casas con sus grupos de amigos, ir al karaoke o salir por un helado, mientras yo regresaba completamente sola, hacía tiempo antes de llegar a casa, iba a tiendas de Manga y videojuegos, después al llegar, le mentía a mi mamá diciéndole que estaba con mis amigas ¿Por qué? No quería molestarla más, ya se había enfrentado antes a mis compañeros de la secundaría porqué me bulleaban, debía resolver mi soledad por mi cuenta, además ella mantenía la casa mientras mi papá, bueno, el sólo bebía y trabajaba de vez en cuando. Se sienten lejanos esos días, pero a la vez, son recuerdos que me dejaron cicatrices ¿Algún día podré sanar? Llevar una vida normal, mi cuerpo cambió, pero yo... Yo sigo igual.]
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  • AMIGO! AMIGO DE AMIGOS! MEJOR AMIGO!

    **corre hacia ti, dandote un grán abrazo**
    AMIGO! AMIGO DE AMIGOS! MEJOR AMIGO! **corre hacia ti, dandote un grán abrazo**
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  • No nací para esto. Me hicieron así.

    Mi padre era un soldado borracho que se metió en demasiados tratos sucios. Vendía información, armas, cualquier cosa que le diera dinero rápido. Cuando desapareció yo tenía ocho años. No se fue por amor a la libertad, se fue porque ya lo estaban buscando para matarlo.

    Desde entonces, vinieron a por nosotras. Primero las amenazas, luego los golpes. Recuerdo a mi madre sangrando en la cocina porque alguien quería cobrar una deuda que ni siquiera era nuestra. Recuerdo esconderme en un armario con un cuchillo oxidado en la mano, rezando para que no encontraran la puerta.

    A los nueve años, uno de esos ‘amigos’ de mi padre intentó abusar de mí. Escapé a mordiscos y arañazos, pero nadie me creyó. No sé qué dolió más: el miedo o que mi madre no quisiera escucharme. Supongo que estaba demasiado ocupada tratando de mantenernos vivas.

    A los catorce, me rompieron dos costillas en un callejón por una deuda que él dejó atrás. No lloré. Aprendí que llorar te hace parecer débil y que la gente que huele debilidad siempre aprieta más fuerte.

    A los dieciséis, mataron a mi madre. Dijeron que fue fuego cruzado en una misión humanitaria. Mentira. No fue un accidente. Fue un mensaje. Y yo lo entendí perfectamente: nadie te salva, nadie te protege, nadie responde por ti.

    Después de eso dormí en estaciones de tren, en casas abandonadas, en cualquier lugar donde pudiera cerrar los ojos sin que me cortaran el cuello. Hacía encargos para cualquiera que pagara: llevar mensajes, mover cajas, cosas pequeñas. Hasta que alguien me vio disparar una pistola y decidió que podía servirme de algo más.

    Me llevaron a un campamento en Europa del Este. No era un colegio, no era un entrenamiento normal. Era un infierno diseñado para convertirte en herramienta. Aprendí a disparar con cualquier cosa que tenga gatillo, a pelear hasta romper huesos, a no confiar en nadie, a dormir con un ojo abierto. Y cada error se pagaba con sangre o con hambre.

    ¿Si fue mi elección? No. Pero entendí que si quería seguir respirando tenía que convertirme en alguien peor que ellos.

    Hoy soy mercenaria. Trabajo donde otros no quieren ensuciarse las manos. Matar, infiltrar, mover armas, robar información, lo que sea. No represento banderas, no doy explicaciones, no firmo contratos. Y no lo hago porque me guste. Lo hago porque el mundo me enseñó que si no aprendes a ser depredador, te comen viva.

    ¿Si me arrepiento? No. ¿Si me preocupa ir al infierno? Ese sitio ya lo conozco. Crecí allí.

    No hago esto por dinero. Lo hago porque no voy a morir como murió mi madre: esperando que alguien venga a salvarme. Y porque algún día, cuando encuentre a mi padre, se lo haré pagar todo.
    No nací para esto. Me hicieron así. Mi padre era un soldado borracho que se metió en demasiados tratos sucios. Vendía información, armas, cualquier cosa que le diera dinero rápido. Cuando desapareció yo tenía ocho años. No se fue por amor a la libertad, se fue porque ya lo estaban buscando para matarlo. Desde entonces, vinieron a por nosotras. Primero las amenazas, luego los golpes. Recuerdo a mi madre sangrando en la cocina porque alguien quería cobrar una deuda que ni siquiera era nuestra. Recuerdo esconderme en un armario con un cuchillo oxidado en la mano, rezando para que no encontraran la puerta. A los nueve años, uno de esos ‘amigos’ de mi padre intentó abusar de mí. Escapé a mordiscos y arañazos, pero nadie me creyó. No sé qué dolió más: el miedo o que mi madre no quisiera escucharme. Supongo que estaba demasiado ocupada tratando de mantenernos vivas. A los catorce, me rompieron dos costillas en un callejón por una deuda que él dejó atrás. No lloré. Aprendí que llorar te hace parecer débil y que la gente que huele debilidad siempre aprieta más fuerte. A los dieciséis, mataron a mi madre. Dijeron que fue fuego cruzado en una misión humanitaria. Mentira. No fue un accidente. Fue un mensaje. Y yo lo entendí perfectamente: nadie te salva, nadie te protege, nadie responde por ti. Después de eso dormí en estaciones de tren, en casas abandonadas, en cualquier lugar donde pudiera cerrar los ojos sin que me cortaran el cuello. Hacía encargos para cualquiera que pagara: llevar mensajes, mover cajas, cosas pequeñas. Hasta que alguien me vio disparar una pistola y decidió que podía servirme de algo más. Me llevaron a un campamento en Europa del Este. No era un colegio, no era un entrenamiento normal. Era un infierno diseñado para convertirte en herramienta. Aprendí a disparar con cualquier cosa que tenga gatillo, a pelear hasta romper huesos, a no confiar en nadie, a dormir con un ojo abierto. Y cada error se pagaba con sangre o con hambre. ¿Si fue mi elección? No. Pero entendí que si quería seguir respirando tenía que convertirme en alguien peor que ellos. Hoy soy mercenaria. Trabajo donde otros no quieren ensuciarse las manos. Matar, infiltrar, mover armas, robar información, lo que sea. No represento banderas, no doy explicaciones, no firmo contratos. Y no lo hago porque me guste. Lo hago porque el mundo me enseñó que si no aprendes a ser depredador, te comen viva. ¿Si me arrepiento? No. ¿Si me preocupa ir al infierno? Ese sitio ya lo conozco. Crecí allí. No hago esto por dinero. Lo hago porque no voy a morir como murió mi madre: esperando que alguien venga a salvarme. Y porque algún día, cuando encuentre a mi padre, se lo haré pagar todo.
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  • —Mark irrumpio en el Pentagono para hacerlo pedazos y destruir toda su tecnología,en los pisos inferiores tuvo la suerte de encontrarse con varios comandantes y al presidente estadounidense—

    —Bueno,bueno,bueno...llevaba dias buscándolos y no aparecian pequeñas cucarahitas..

    —Mark tomo del cuello al general del ejercito por el cuello—

    —Hicieron un club de la casa del arbol y no me invitaron a mi pero si invitan a esa copia barata de Inmortal,que malos amigos...

    —Mark con una sonrisa burlona rompio el cuello del general y lanzo su cadaver contra la pared,haciendo que se convierta en una mancha de carne y sangre—

    —Y en cuanto a los demas,les dare la oportunidad de esconderse...

    —El presidente,los soldados,operadores y científicos se vieron entre todos mientras el miedo recorria la sala—

    —¿¡QUE ESPERAN?!,¡CORRAN,LARGUENSE!


    —El caos rompio el silencio e inmediatamente todos salieron corriendo por doquier,mientras el tenia una sonrisa de satisfacción por los gritos—

    —"¡Corre Forest,Corre!"
    —Mark irrumpio en el Pentagono para hacerlo pedazos y destruir toda su tecnología,en los pisos inferiores tuvo la suerte de encontrarse con varios comandantes y al presidente estadounidense— —Bueno,bueno,bueno...llevaba dias buscándolos y no aparecian pequeñas cucarahitas.. —Mark tomo del cuello al general del ejercito por el cuello— —Hicieron un club de la casa del arbol y no me invitaron a mi pero si invitan a esa copia barata de Inmortal,que malos amigos... —Mark con una sonrisa burlona rompio el cuello del general y lanzo su cadaver contra la pared,haciendo que se convierta en una mancha de carne y sangre— —Y en cuanto a los demas,les dare la oportunidad de esconderse... —El presidente,los soldados,operadores y científicos se vieron entre todos mientras el miedo recorria la sala— —¿¡QUE ESPERAN?!,¡CORRAN,LARGUENSE! —El caos rompio el silencio e inmediatamente todos salieron corriendo por doquier,mientras el tenia una sonrisa de satisfacción por los gritos— —"¡Corre Forest,Corre!"
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  • Una taza de café tras otra, tres bloques de libros y un montón de papeles apilados de manera desordenada.

    Demonologia, Latín, Historia y alguno que otro libro sobre teoría mágica arrancados de manos del gran brujo de Brooklyn quien solo pidió mas de una vez que no lo perdiera. No había muchos lugares para perderlo, ella misma no había visto la luz del sol en varios días de aislamiento dentro del instituto, no por que no tuvieran ventanas, era mas bien que se recluyo en su habitación con ventanas cerradas y sin contacto con el exterior. Tenia tanto en mente que no podía salir a ver a su madre preocupada tras la puerta, responder las llamadas de sus amigos preocupados, de no ser por la comida dejada tras la puerta hacia dias que se habria desmayado sobre todos los libros y papeles que apenas y encontraba sitio para pisar sin llevarse los papeles entre los pies.

    - ... Y con todo eso, quisas sea capaz de cruzar y llevarse a otros consigo a los limites entre dos lugares...

    Miro con entendimiento el dibujo entre sus manos, una sobra humana detenida en el tiempo y aun así se podía sentir la mirada penetrante proveniente de la oscuridad de su ser y en la parte baja, su runa para abrir portales.

    -... Desde las sombras... los nefilim se alzaran y los humanos dejaran de existir... y el fin de todo llegara.

    Recordó a Valentine, Sebastian y tras ellos, un mundo consumido por algo que no debería existir, un panorama con Edom adornando el paisaje con los cuerpos de todos los que alguna vez conocio, con ella consumida por la perdida.
    Una taza de café tras otra, tres bloques de libros y un montón de papeles apilados de manera desordenada. Demonologia, Latín, Historia y alguno que otro libro sobre teoría mágica arrancados de manos del gran brujo de Brooklyn quien solo pidió mas de una vez que no lo perdiera. No había muchos lugares para perderlo, ella misma no había visto la luz del sol en varios días de aislamiento dentro del instituto, no por que no tuvieran ventanas, era mas bien que se recluyo en su habitación con ventanas cerradas y sin contacto con el exterior. Tenia tanto en mente que no podía salir a ver a su madre preocupada tras la puerta, responder las llamadas de sus amigos preocupados, de no ser por la comida dejada tras la puerta hacia dias que se habria desmayado sobre todos los libros y papeles que apenas y encontraba sitio para pisar sin llevarse los papeles entre los pies. - ... Y con todo eso, quisas sea capaz de cruzar y llevarse a otros consigo a los limites entre dos lugares... Miro con entendimiento el dibujo entre sus manos, una sobra humana detenida en el tiempo y aun así se podía sentir la mirada penetrante proveniente de la oscuridad de su ser y en la parte baja, su runa para abrir portales. -... Desde las sombras... los nefilim se alzaran y los humanos dejaran de existir... y el fin de todo llegara. Recordó a Valentine, Sebastian y tras ellos, un mundo consumido por algo que no debería existir, un panorama con Edom adornando el paisaje con los cuerpos de todos los que alguna vez conocio, con ella consumida por la perdida.
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  • Soy una mujer terrible, lo sé, sentir orgullo por un ritual prohibido bien elaborado.
    Por ver a aquella creación de pie, con criterio y toma de decisiones.
    Con el poder de quitar, pero también proteger la vida.

    Ve, mi querido.
    Ayuda a Bran y sus nuevos amigos.
    Ve, que yo desde las sombras, estaré cuidándolos. —
    Soy una mujer terrible, lo sé, sentir orgullo por un ritual prohibido bien elaborado. Por ver a aquella creación de pie, con criterio y toma de decisiones. Con el poder de quitar, pero también proteger la vida. Ve, mi querido. Ayuda a Bran y sus nuevos amigos. Ve, que yo desde las sombras, estaré cuidándolos. —
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  • — Mimingos de amor y paz... Después de ir con tus amigos donde las cariñosas. ¿?
    — Mimingos de amor y paz... Después de ir con tus amigos donde las cariñosas. ¿?
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    //Pido disculpas, entre demasiaso tarde en el PC que no me dio ni tiempo para poder responder los roles. Mañana, si que me pondré las pilas. Que me da rabia retrasarme, no me gusta dejar solitos a mis amigos.
    //Pido disculpas, entre demasiaso tarde en el PC que no me dio ni tiempo para poder responder los roles. Mañana, si que me pondré las pilas. Que me da rabia retrasarme, no me gusta dejar solitos a mis amigos.
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