• [ 𝑴𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒐 𝒊𝒏𝒇𝒆𝒍𝒊𝒛. ── 𝐇𝐢𝐣𝐨 𝐝𝐞 . . . ¡𝐌𝐈𝐄𝐑𝐃𝐀! ]





    El estruendo fue brutal. El golpe sobre el escritorio retumbó por toda la oficina, desparramando papeles como si el aire mismo hubiese estallado. En una esquina, los restos de un vaso roto brillaban bajo la luz tenue, fragmentos de vidrio que parecían ecos del caos. El italiano respiraba con dificultad, como si el simple acto de contenerse fuera una carga demasiado pesada.

    Había perdido el control. Por completo.

    La sangre aún manchaba su camisa. Un rastro imborrable de la reunión que había tenido con el ruso.

    Una reunión que, evidentemente, no había terminado bien.

    El rubio permanecía de pie. Inmóvil. Pero sus nudillos, endurecidos por la tensión, hablaban por él. Sus hombros rígidos, el semblante encendido por una ira contenida que no era habitual en él.

    Su habitual aire despreocupado, parecía lejano, diluido en la atmósfera viciada de la oficina. Se pasó una mano por el cabello, un gesto breve, cargado de frustración. Pero no era la escena, ni siquiera el recuerdo de la sangre, lo que lo carcomía por dentro.

    Era Marcos.

    Detrás de él, cabizbajo, en silencio.

    —¿Tú lo sabías? —preguntó sin girarse del todo, apenas ladeando el rostro. Su voz era baja, afilada. La mirada dorada lo alcanzó con una frialdad.

    No hubo respuesta. Solo el silencio cobarde de una cabeza que se hundía aún más.

    Ryan no lo toleró.

    Se giró de golpe y lo tomó por la camisa.

    —Responde —espetó, la voz tensa, quebrada por la furia.

    —Señor Ryan… él tiene que irse. Es… por su bien.

    Ryan soltó una carcajada breve, amarga, sin humor.

    —¿Por su bien? —repitió, casi con desprecio—. Va a desatar una puta guerra si se cruza con el hermano de Elisabetta. Ese imbécil está completamente fuera de sí… ¿y me dices que lo hace por su bien? Una cosa es ir a Rusia para reclamar la herencia de su padre. Otra muy distinta… es expandirse sin control.


    Solo hubo silencio por parte del pelinegro.

    Ryan no pudo soportar verlo más.

    Lo soltó de golpe, como si su sola cercanía lo asqueara, y se dio la vuelta. Caminó hacia su escritorio y se dejó caer en la silla con un suspiro denso, frustrado. Uno que no solo cargaba ira, sino hartazgo.

    No era solo su familia.
    Ni los rostros conocidos que ahora se desdibujaban entre traiciones. Ni siquiera los que buscaban su cabeza desde las sombras, uno por uno, como perros hambrientos.

    Era todo.

    Los amigos que preguntaban por Kiev.
    Las llamadas, los mensajes.
    “¿Se puede hablar con él?”
    “¿Cómo está?”
    “¿Volverá pronto?”

    ¿Y qué debía responder?

    ¿Que Kiev los había borrado a todos sin mirar atrás?
    ¿Que no quería lazos? ¿Que ni siquiera fingía interés por conservar lo que alguna vez fue parte de su mundo?
    ¿Que a él, a Ryan, lo había dejado de lado como si fuera uno más entre sus trabajadores y lo engaño de esa manera?

    Su mirada cayó sobre Marcos, aún ahí. Dudoso. Indeciso.
    Ese gesto solo aumentó la rabia que le carcomía por dentro.

    —Lárgate. No quiero volver a verte por aquí —espetó con voz seca. Tomó una botella de whisky, se sirvió lentamente en un vaso. Iba a beber, pero se detuvo al verlo todavía allí.
    —Dije que te largues.

    Pero el pelinegro, en lugar de retroceder, avanzó. Sacó una carta del bolsillo interior del saco y la dejó sobre el escritorio, en silencio.

    —¿Qué es esto? —preguntó Ryan, sin tocarla aún. Su tono ya no era airado, sino frío. Dejó el vaso sobre el escritorio.

    —La razón, señor. El señor Kiev nunca la vio. Intercepté la carta antes de que llegara a sus manos… y la escondí. No tiene remitente.

    El italiano frunció el ceño, miró la carta con desconfianza. Luego la tomó con cautela, como si ya sospechara que lo que iba a leer no le gustaría. La abrió. Sacó el contenido.

    Y entonces su mano tembló.

    Las palabras escritas lo helaron. Sintió cómo el aire se volvía más denso, cómo el peso del pasado caía sobre él de golpe.

    —¿Es de esa mujer? —preguntó sin mirar a Marcos.

    —No lo sé. Creí que era una mentira más… pero luego recordé ciertas cosas, de antes del secuestro de mi señor.
    Parece que… ella volvió.

    Esto lo molesto aún más. ¿Qué quería?

    El contenido de la carta era evidentemente falso. O al menos eso quiso creer. Kiev simplemente no podría ...

    Era absurdo. Imposible.
    Pero las palabras resonaban.
    Le recordaban una conversación lejana, olvidada casi a propósito. Una noche en la que Rubí lo había rescatado de los Di Conti.

    Y entonces, lo entendió.

    —Maldita sea… —murmuró, casi para sí.

    Ryan sostuvo la mirada de Marcos unos segundos más. Fría. Inquebrantable.

    —Vete —dijo finalmente, sin levantar la voz.

    El pelinegro abrió la boca, como si aún quisiera explicar algo, pero la expresión de Ryan fue suficiente. No había espacio para disculpas. Ni para excusas.

    Lo observó marcharse.
    El sonido de la puerta al cerrarse fue como un disparo seco en el silencio de la oficina.

    Entonces Ryan se dejó caer hacia adelante, apoyando los codos sobre el escritorio. Se cubrió la cabeza con ambas manos.

    Y por un momento… solo respiró.

    Temblaba. Esto lo estaba matando.

    La carta seguía sobre la mesa, no lo volvió a mirar. Simplemente la arrugó y lo tiró a la basura.

    Llamo a uno de sus hombres y dió una orden.

    Nadie debía acercarse.
    No quería ver a ninguno de sus hombres.
    A ninguno de sus amigos.
    Ni siquiera una sombra.
    Nada.

    Mucho menos nada de ruido.

    Quería estar solo.

    Porque si alguien entraba... Iba a descargar su ira sobre el.
    [ 𝑴𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒐 𝒊𝒏𝒇𝒆𝒍𝒊𝒛. ── 𝐇𝐢𝐣𝐨 𝐝𝐞 . . . ¡𝐌𝐈𝐄𝐑𝐃𝐀! ] El estruendo fue brutal. El golpe sobre el escritorio retumbó por toda la oficina, desparramando papeles como si el aire mismo hubiese estallado. En una esquina, los restos de un vaso roto brillaban bajo la luz tenue, fragmentos de vidrio que parecían ecos del caos. El italiano respiraba con dificultad, como si el simple acto de contenerse fuera una carga demasiado pesada. Había perdido el control. Por completo. La sangre aún manchaba su camisa. Un rastro imborrable de la reunión que había tenido con el ruso. Una reunión que, evidentemente, no había terminado bien. El rubio permanecía de pie. Inmóvil. Pero sus nudillos, endurecidos por la tensión, hablaban por él. Sus hombros rígidos, el semblante encendido por una ira contenida que no era habitual en él. Su habitual aire despreocupado, parecía lejano, diluido en la atmósfera viciada de la oficina. Se pasó una mano por el cabello, un gesto breve, cargado de frustración. Pero no era la escena, ni siquiera el recuerdo de la sangre, lo que lo carcomía por dentro. Era Marcos. Detrás de él, cabizbajo, en silencio. —¿Tú lo sabías? —preguntó sin girarse del todo, apenas ladeando el rostro. Su voz era baja, afilada. La mirada dorada lo alcanzó con una frialdad. No hubo respuesta. Solo el silencio cobarde de una cabeza que se hundía aún más. Ryan no lo toleró. Se giró de golpe y lo tomó por la camisa. —Responde —espetó, la voz tensa, quebrada por la furia. —Señor Ryan… él tiene que irse. Es… por su bien. Ryan soltó una carcajada breve, amarga, sin humor. —¿Por su bien? —repitió, casi con desprecio—. Va a desatar una puta guerra si se cruza con el hermano de Elisabetta. Ese imbécil está completamente fuera de sí… ¿y me dices que lo hace por su bien? Una cosa es ir a Rusia para reclamar la herencia de su padre. Otra muy distinta… es expandirse sin control. Solo hubo silencio por parte del pelinegro. Ryan no pudo soportar verlo más. Lo soltó de golpe, como si su sola cercanía lo asqueara, y se dio la vuelta. Caminó hacia su escritorio y se dejó caer en la silla con un suspiro denso, frustrado. Uno que no solo cargaba ira, sino hartazgo. No era solo su familia. Ni los rostros conocidos que ahora se desdibujaban entre traiciones. Ni siquiera los que buscaban su cabeza desde las sombras, uno por uno, como perros hambrientos. Era todo. Los amigos que preguntaban por Kiev. Las llamadas, los mensajes. “¿Se puede hablar con él?” “¿Cómo está?” “¿Volverá pronto?” ¿Y qué debía responder? ¿Que Kiev los había borrado a todos sin mirar atrás? ¿Que no quería lazos? ¿Que ni siquiera fingía interés por conservar lo que alguna vez fue parte de su mundo? ¿Que a él, a Ryan, lo había dejado de lado como si fuera uno más entre sus trabajadores y lo engaño de esa manera? Su mirada cayó sobre Marcos, aún ahí. Dudoso. Indeciso. Ese gesto solo aumentó la rabia que le carcomía por dentro. —Lárgate. No quiero volver a verte por aquí —espetó con voz seca. Tomó una botella de whisky, se sirvió lentamente en un vaso. Iba a beber, pero se detuvo al verlo todavía allí. —Dije que te largues. Pero el pelinegro, en lugar de retroceder, avanzó. Sacó una carta del bolsillo interior del saco y la dejó sobre el escritorio, en silencio. —¿Qué es esto? —preguntó Ryan, sin tocarla aún. Su tono ya no era airado, sino frío. Dejó el vaso sobre el escritorio. —La razón, señor. El señor Kiev nunca la vio. Intercepté la carta antes de que llegara a sus manos… y la escondí. No tiene remitente. El italiano frunció el ceño, miró la carta con desconfianza. Luego la tomó con cautela, como si ya sospechara que lo que iba a leer no le gustaría. La abrió. Sacó el contenido. Y entonces su mano tembló. Las palabras escritas lo helaron. Sintió cómo el aire se volvía más denso, cómo el peso del pasado caía sobre él de golpe. —¿Es de esa mujer? —preguntó sin mirar a Marcos. —No lo sé. Creí que era una mentira más… pero luego recordé ciertas cosas, de antes del secuestro de mi señor. Parece que… ella volvió. Esto lo molesto aún más. ¿Qué quería? El contenido de la carta era evidentemente falso. O al menos eso quiso creer. Kiev simplemente no podría ... Era absurdo. Imposible. Pero las palabras resonaban. Le recordaban una conversación lejana, olvidada casi a propósito. Una noche en la que Rubí lo había rescatado de los Di Conti. Y entonces, lo entendió. —Maldita sea… —murmuró, casi para sí. Ryan sostuvo la mirada de Marcos unos segundos más. Fría. Inquebrantable. —Vete —dijo finalmente, sin levantar la voz. El pelinegro abrió la boca, como si aún quisiera explicar algo, pero la expresión de Ryan fue suficiente. No había espacio para disculpas. Ni para excusas. Lo observó marcharse. El sonido de la puerta al cerrarse fue como un disparo seco en el silencio de la oficina. Entonces Ryan se dejó caer hacia adelante, apoyando los codos sobre el escritorio. Se cubrió la cabeza con ambas manos. Y por un momento… solo respiró. Temblaba. Esto lo estaba matando. La carta seguía sobre la mesa, no lo volvió a mirar. Simplemente la arrugó y lo tiró a la basura. Llamo a uno de sus hombres y dió una orden. Nadie debía acercarse. No quería ver a ninguno de sus hombres. A ninguno de sus amigos. Ni siquiera una sombra. Nada. Mucho menos nada de ruido. Quería estar solo. Porque si alguien entraba... Iba a descargar su ira sobre el.
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  • Estoy aburrido, ¿ alguien quiere ir a desayunar conmigo?, quiero amigos nuevos.
    Estoy aburrido, ¿ alguien quiere ir a desayunar conmigo?, quiero amigos nuevos.
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  • Prefiero tener pocos amigos que demaciados ..... Pero son aquellos que importa, mostrase tal cual somos! , y que vale pena sonreír
    Prefiero tener pocos amigos que demaciados ..... Pero son aquellos que importa, mostrase tal cual somos! , y que vale pena sonreír
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  • —Veo....lo mucho que he avanzado,veo los amigos que hice..veo lo que era antes y lo que soy ahora,veo a ese jovencito saliendo adelante con su vida...el destino me separo de mi familia pero a la vez me regalo otra..era un chico de pocos amigos y estaba solo...ahora,tengo un esposo maravilloso,dos hijos hermosos,tengo a mi madre y hermana de vuelta y tengo muchos amigos que quiero y aprecio...ahora se que jamas volvere a estar solo,gracias a todos por estar aqui...
    —Veo....lo mucho que he avanzado,veo los amigos que hice..veo lo que era antes y lo que soy ahora,veo a ese jovencito saliendo adelante con su vida...el destino me separo de mi familia pero a la vez me regalo otra..era un chico de pocos amigos y estaba solo...ahora,tengo un esposo maravilloso,dos hijos hermosos,tengo a mi madre y hermana de vuelta y tengo muchos amigos que quiero y aprecio...ahora se que jamas volvere a estar solo,gracias a todos por estar aqui...
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  • - Despertó luego de unas cuantas horas al menos su sueño volvió un poco, el problema en el mundo espiritual se había calmado .. hasta ahora-

    Salem traeme café..

    - el gato paso por delante de la joven en las almohadas mirándola y le maulla-

    ¿Cómo que no?.. tu ¿también me lo estás prohibiendo? Uff tengo más enemigos que amigos..
    - Despertó luego de unas cuantas horas al menos su sueño volvió un poco, el problema en el mundo espiritual se había calmado .. hasta ahora- Salem traeme café.. - el gato paso por delante de la joven en las almohadas mirándola y le maulla- ¿Cómo que no?.. tu ¿también me lo estás prohibiendo? Uff tengo más enemigos que amigos..
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  • ¡Hoy les hice un regalo a c00lkidd y sus amigos! Una amiga mío los tejió, vi que miraban mucho esa caricatura y como me recordó a ellos decidí hacerles ese disfraz, veo que sí les gustó. ¡Eso me alegra mucho!
    ¡Hoy les hice un regalo a c00lkidd y sus amigos! Una amiga mío los tejió, vi que miraban mucho esa caricatura y como me recordó a ellos decidí hacerles ese disfraz, veo que sí les gustó. ¡Eso me alegra mucho!
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  • 𝘗𝘢𝘳𝘦𝘤𝘦𝘴 𝘶𝘯 𝘱𝘰𝘤𝘰 𝘱𝘦𝘳𝘥𝘪𝘥𝘰...
    Fandom Harry Potter
    Categoría Acción

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ... ¿𝘕𝘦𝘤𝘦𝘴𝘪𝘵𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦 𝘦𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦?

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤꮪꭲꭺꭱꭲꭼꭱ ꮲꭺꭱꭺ Diego Alejandro De La Vega

    Puede que aquello fuera el karma.
    Había abandonado a Cameron poco tiempo después de prometerse, por puro y duro miedo, y ahora Brandon con quien volvía a estaba prometida, de quien era el anillo que lucía en su mano, estaba cada vez más alejado de ella, mas perdido en su propio mundo, un mundo al que ella al parecer no estaba invitada. Y no sabía cómo hacerle volver.
    Si, claramente podia ser el karma, y si era así, no tenía opción de réplica. Ella había sido una mala persona, se había comportado mal con Keane, y ahora pagaba sus consecuencias.
    Haber actuado así de mal por miedo no la excusaba, y lo sabía.

    Aquel día, otro en el que se despertaba sola en la casa que Birdwhistle y ella compartían, había decidido salir de allí. No iba a quedarse esperando un día mas, no iba a poner sus esperanzas en que Brandon volviera cuando sabía a ciencia cierta que no lo haría. Seguramente ni si quiera estaba en el país. De modo que no tarda en dejar atrás aquella casa vacía, solitaria y fría y presentarse sin avisar en la de sus padres. Allí también podría no haber nadie, también podría estar sola, pero aquella casa era su hogar…

    Al final es su madre quien termina por darle la bienvenida a pesar de que tenía visita. La joven bruja abraza a su madre, sonriendo y ocultando su pesar, y después saluda a Ignacia Salvatierra, una mujer que hacia demasiado tiempo que no veía y la cual estaba realmente encantada de verla.

    — Tu madre y yo nos mantenemos al día cielo, pero siempre es un gusto verte en persona, y no en fotos que no te hacen justicia, estas preciosa, Danielle, querida.

    — Muchas gracias Ignacia, de veras, yo también me alegro de verla.

    — Enhorabuena por cierto, tu madre me ha dicho que estas comprometida… — la mujer más mayor no se corta y toma la mano de la bruja para observar el anillo antes de añadir. — Esperaremos ansiosos la invitación querida.

    Perfecto, ahora tenía como mínimo dos personas más que añadir a una lista de bodas que no hacía más que coger polvo en un cajón de su escritorio ante la inoperancia de Brandon frente a ese tema.

    — Pues claro, estan más que invitados, usted, su marido, y Diego con toda la familia, ¿Qué es de él? ¿Ya es abuela?

    Si la buena Ignacia no tenía ningún tipo de filtro o reparo en meterse en su vida, suponía que ella podia pagarle con la misma moneda, pero el rostro de la mujer se ensombrece en respuesta y Danielle no espera lo que la invitada de su madre le cuenta.

    >> ¿Debería dejar una nota? Suponía que sí. De modo que garabatea en un papel que deja pegado en el frigorífico unas palabras realmente escuetas “M𝑒 𝑣o𝑦 𝑑e v𝑖a𝑗e, 𝑛o𝑠 𝑣e𝑚o𝑠 𝑎 𝑙a v𝑢e𝑙t𝑎. D.F”
    Y sin más preámbulos Danielle desaparece de su casa, con una pequeña maleta en la mano, una dirección en la contraria y la idea de reencontrarse con un viejo amigo.
    El Ministerio de Magia era un caos de personas yendo y viniendo, pero por suerte en poco más de un par de horas (no había demasiadas solicitudes para viajar en ese momento), Danielle estaba frente al traslador que la iba a llevar hasta el departamento homónimo del MACUSA en Estados Unidos.

    Mientras bajaba los escalones de la entrada del MACUSA en su mente repasaba las indicaciones que le habían facilitado para llegar a su destino, y sus pasos no vacilan hasta llegar a frente a la puerta del despacho.
    Por suerte, de nuevo, para ella, llegaba en horario laboral de modo que empuja la puerta.

    — Bienvenida… ¿Cuál es su nombre? ¿Tiene cita?

    — Lo cierto es que no, pero buscaba al señor De La Vega.

    — Lo siento pero el señor De La Vega no atiende sin cita previa.

    — Soy una vieja amiga, no vengo por trabajo…

    — Bueno, pues entonces espere a que termine y listo.

    Danielle fulmina a aquella impertinente bruja con la mirada, no le había caído bien desde un principio, desde que había escuchado su desagradable y aguda vocecilla, de modo que la esquiva, a ella a su mesa, y abre la puerta del despacho de Diego sin ningún preámbulo, llamada o anuncio.

    — ¿No le ha dicho mi secretaria que no atiendo sin cita previa?

    — ¿Ni si quiera a mí, Diego? ¿Esa es manera de tratar a los viejos amigos?


    𝐹𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑐𝑟𝑒𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑟 Hope Mikaelson ‼AU
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ... ¿𝘕𝘦𝘤𝘦𝘴𝘪𝘵𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦 𝘦𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦? ㅤㅤㅤㅤㅤㅤꮪꭲꭺꭱꭲꭼꭱ ꮲꭺꭱꭺ [THER0GUEAUROR] Puede que aquello fuera el karma. Había abandonado a Cameron poco tiempo después de prometerse, por puro y duro miedo, y ahora Brandon con quien volvía a estaba prometida, de quien era el anillo que lucía en su mano, estaba cada vez más alejado de ella, mas perdido en su propio mundo, un mundo al que ella al parecer no estaba invitada. Y no sabía cómo hacerle volver. Si, claramente podia ser el karma, y si era así, no tenía opción de réplica. Ella había sido una mala persona, se había comportado mal con Keane, y ahora pagaba sus consecuencias. Haber actuado así de mal por miedo no la excusaba, y lo sabía. Aquel día, otro en el que se despertaba sola en la casa que Birdwhistle y ella compartían, había decidido salir de allí. No iba a quedarse esperando un día mas, no iba a poner sus esperanzas en que Brandon volviera cuando sabía a ciencia cierta que no lo haría. Seguramente ni si quiera estaba en el país. De modo que no tarda en dejar atrás aquella casa vacía, solitaria y fría y presentarse sin avisar en la de sus padres. Allí también podría no haber nadie, también podría estar sola, pero aquella casa era su hogar… Al final es su madre quien termina por darle la bienvenida a pesar de que tenía visita. La joven bruja abraza a su madre, sonriendo y ocultando su pesar, y después saluda a Ignacia Salvatierra, una mujer que hacia demasiado tiempo que no veía y la cual estaba realmente encantada de verla. — Tu madre y yo nos mantenemos al día cielo, pero siempre es un gusto verte en persona, y no en fotos que no te hacen justicia, estas preciosa, Danielle, querida. — Muchas gracias Ignacia, de veras, yo también me alegro de verla. — Enhorabuena por cierto, tu madre me ha dicho que estas comprometida… — la mujer más mayor no se corta y toma la mano de la bruja para observar el anillo antes de añadir. — Esperaremos ansiosos la invitación querida. Perfecto, ahora tenía como mínimo dos personas más que añadir a una lista de bodas que no hacía más que coger polvo en un cajón de su escritorio ante la inoperancia de Brandon frente a ese tema. — Pues claro, estan más que invitados, usted, su marido, y Diego con toda la familia, ¿Qué es de él? ¿Ya es abuela? Si la buena Ignacia no tenía ningún tipo de filtro o reparo en meterse en su vida, suponía que ella podia pagarle con la misma moneda, pero el rostro de la mujer se ensombrece en respuesta y Danielle no espera lo que la invitada de su madre le cuenta. >> ¿Debería dejar una nota? Suponía que sí. De modo que garabatea en un papel que deja pegado en el frigorífico unas palabras realmente escuetas “M𝑒 𝑣o𝑦 𝑑e v𝑖a𝑗e, 𝑛o𝑠 𝑣e𝑚o𝑠 𝑎 𝑙a v𝑢e𝑙t𝑎. D.F” Y sin más preámbulos Danielle desaparece de su casa, con una pequeña maleta en la mano, una dirección en la contraria y la idea de reencontrarse con un viejo amigo. El Ministerio de Magia era un caos de personas yendo y viniendo, pero por suerte en poco más de un par de horas (no había demasiadas solicitudes para viajar en ese momento), Danielle estaba frente al traslador que la iba a llevar hasta el departamento homónimo del MACUSA en Estados Unidos. Mientras bajaba los escalones de la entrada del MACUSA en su mente repasaba las indicaciones que le habían facilitado para llegar a su destino, y sus pasos no vacilan hasta llegar a frente a la puerta del despacho. Por suerte, de nuevo, para ella, llegaba en horario laboral de modo que empuja la puerta. — Bienvenida… ¿Cuál es su nombre? ¿Tiene cita? — Lo cierto es que no, pero buscaba al señor De La Vega. — Lo siento pero el señor De La Vega no atiende sin cita previa. — Soy una vieja amiga, no vengo por trabajo… — Bueno, pues entonces espere a que termine y listo. Danielle fulmina a aquella impertinente bruja con la mirada, no le había caído bien desde un principio, desde que había escuchado su desagradable y aguda vocecilla, de modo que la esquiva, a ella a su mesa, y abre la puerta del despacho de Diego sin ningún preámbulo, llamada o anuncio. — ¿No le ha dicho mi secretaria que no atiendo sin cita previa? — ¿Ni si quiera a mí, Diego? ¿Esa es manera de tratar a los viejos amigos? 𝐹𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑐𝑟𝑒𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑟 [thetribrid]
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    Grupal
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  • Amigos mío... Estos son los resultados de las votaciones sobre el personaje favorito de mi mundo(?)... Cómo ven Flippy sacó el primer lugar porque el más amado por la mayoría y yo, resulte la segunda más amada. Nutty es el tercero y Lumpy cuarto. Los demás chicos que ven obtuvieron un voto pero merecen estar presente. Gracias a los que votaron por mí, debería darle un abrazo y un besito cómo agradecimiento. Aja, ajajaja ja.

    Los que votaron por mí: Lady Céleste Sun Wukong 𝑧𝘩𝑖 𝑧𝑢𝑛𝑏𝑎𝑜 Esteban Wimbleton Alonso 士 @𝒜𝒹𝓇𝒾𝒶𝓃 𝓢𝓸𝓵𝓮𝓻 𝓑𝓮𝓷𝓪𝓿𝓲𝓭𝓮𝓼, Oliver Queen

    Gracias por su voto: Lιᥣιᥲ Vᥲᥒɾoᥙgᥱ, Rae ⋆ ˚⋆ @𝙼𝚊𝚎 𝙱𝚎𝚛𝚐𝚖𝚊𝚗, Hiro , Kaon Mogami, 𝑆𝑒𝑟𝑝𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒 , Zagreo the Dark Demon Greek Mitology, Sapphire Kawashima, NOOV ᵉˡ ᶜʰᶤᶜᵒ ʳᵒᵇᵒᵗ, Viltrum Mark, Richard Karter𝐖𝐚𝐝𝐞 𝐖𝐢𝐥𝐬𝐨𝐧 , Chroma Prime, Xtru Hoodstreed, Dick Grayson , Cham Cham チャムチャム, Dai Nslein ᴬⁿⁱˡˡᵒ Superchica Kᵃʳᵃ ᙆᵒʳ⁻ᴱˡ
    Amigos mío... Estos son los resultados de las votaciones sobre el personaje favorito de mi mundo(?)... Cómo ven Flippy sacó el primer lugar porque el más amado por la mayoría y yo, resulte la segunda más amada. Nutty es el tercero y Lumpy cuarto. Los demás chicos que ven obtuvieron un voto pero merecen estar presente. Gracias a los que votaron por mí, debería darle un abrazo y un besito cómo agradecimiento. Aja, ajajaja ja. Los que votaron por mí: [LadyCeleste2008] [wuk0ng] [Just_Wimbleton] @𝒜𝒹𝓇𝒾𝒶𝓃 𝓢𝓸𝓵𝓮𝓻 𝓑𝓮𝓷𝓪𝓿𝓲𝓭𝓮𝓼, [Oliver1] Gracias por su voto: [Lilia_vanrouge_Off.Rplyr01], [M1kusita] @𝙼𝚊𝚎 𝙱𝚎𝚛𝚐𝚖𝚊𝚗, [Hiritox3], [KaonMogami2494.1], [SDark0], [Dark_Demon], [Sapphire], [n.o.o.v], [Invencible_Mark_Viltrum_17], [Skynight86][DeadPool2], [drakoframe.10], [Xtruri.17], [Grayson.Dick], [Linda], [Wanderer] [An0uk]
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  • -Suspirando me paro de la cama
    Hubiera querido pasar este día con mis amigos, pero ni eso se podrá.-

    ¿Acaso mi despedida de soltero será así? Bueno, tendré que improvisar.

    -Me visto con mis mejores atuendos, arreglo mi cabello, luego abro un cofre donde saco un frasco de perfume. Me rocío en mis muñecas y detrás de mis orejas. Me doy una última mirada al espejo, sonriendo ampliamente, para luego salir a beber y divertirme.-
    -Suspirando me paro de la cama Hubiera querido pasar este día con mis amigos, pero ni eso se podrá.- ¿Acaso mi despedida de soltero será así? Bueno, tendré que improvisar. -Me visto con mis mejores atuendos, arreglo mi cabello, luego abro un cofre donde saco un frasco de perfume. Me rocío en mis muñecas y detrás de mis orejas. Me doy una última mirada al espejo, sonriendo ampliamente, para luego salir a beber y divertirme.-
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  • Me preguntó porque los humanos buscan experiencias que superen lo que sus ojos han visto... Apenas han visto a una dama en el cementerio conjurando y saludando a viejos amigos y salen horrorizados... Los modales han quedado en el olvido...
    Me preguntó porque los humanos buscan experiencias que superen lo que sus ojos han visto... Apenas han visto a una dama en el cementerio conjurando y saludando a viejos amigos y salen horrorizados... Los modales han quedado en el olvido...
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