• —Tengo tanto qué hacer...

    La cocina de la mansión era un hervidero de actividad, literalmente; todos los fogones estaban encendidos, ocupados con grandes ollas cocinando diversidad de alimentos. Los hornos asaban alguna carne o tubérculo, otros horneaban el postre, y los bizcochos para armar el pastel de cumpleaños.
    Por otra parte, el mayordomo de la casa picaba verduras sin parar, colocándolas en un recipiente más grande que su cabeza sin interrumpir el proceso ni por la torpeza del trío de idiotas.

    — . . .

    Y aún faltaba más comida por preparar.

    No era para menos, sabiendo que tenían como invitado a una persona que comía lo equivalente a diez personas.

    —Tengo tanto qué hacer... La cocina de la mansión era un hervidero de actividad, literalmente; todos los fogones estaban encendidos, ocupados con grandes ollas cocinando diversidad de alimentos. Los hornos asaban alguna carne o tubérculo, otros horneaban el postre, y los bizcochos para armar el pastel de cumpleaños. Por otra parte, el mayordomo de la casa picaba verduras sin parar, colocándolas en un recipiente más grande que su cabeza sin interrumpir el proceso ni por la torpeza del trío de idiotas. — . . . Y aún faltaba más comida por preparar. No era para menos, sabiendo que tenían como invitado a una persona que comía lo equivalente a diez personas.
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  • Adoro ver tanta inocencia en mis alimentos, realmente crees que cuando digo que tengo calor es porque mi temperatura está alta?
    Jaja
    Está calor no se quita con agua~
    Pero lamento decirte que no eres digno en conocer a que tipo de calor me refiero

    -agarro del cuello a la víctima que había seleccionado para ser su alimento de ese día. Sin mostrar compasión acercó sus labios mordiendo la arteria principal de aquel cuello para devorar en vida a su agonizante víctima dándose un festín con su sangre, carne y alma. Tiene que aprovechar que Adán no está para poder comer a sus hijos antes de que esté se de cuenta y lo regale u algo peor por andar comiendo humanos -
    Adoro ver tanta inocencia en mis alimentos, realmente crees que cuando digo que tengo calor es porque mi temperatura está alta? Jaja Está calor no se quita con agua~ Pero lamento decirte que no eres digno en conocer a que tipo de calor me refiero -agarro del cuello a la víctima que había seleccionado para ser su alimento de ese día. Sin mostrar compasión acercó sus labios mordiendo la arteria principal de aquel cuello para devorar en vida a su agonizante víctima dándose un festín con su sangre, carne y alma. Tiene que aprovechar que Adán no está para poder comer a sus hijos antes de que esté se de cuenta y lo regale u algo peor por andar comiendo humanos -
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  • Buena esperanza
    Fandom Los Bridgerton
    Categoría Romance
    Llevamos unas semas hospedados en Kilmartin acogidos por Francesca y su esposo, de momento los lugares ocultos que he conocido de Escocia me han cautivado el alma y también el corazón.

    Estos últimos días me canso con fácilidad por lo que descanso más, hay ciertos oleres como los perfumes o el café que me dan náuseas.
    Lo cuál es extraño, nunca antes me había sucedido, al principio pensé que algún alimento que comí me ha sentado mal.
    Entonces lo descarté a la mañana siguiente cuando vi que otro día más mis sabanas no están manchadas.

    Recuerdo algunos síntomas que tuvieron mis hermanas cuando se quedaron en estado y enseguida ate todos los cabos.

    Todavía no se lo he contado a Colin ni al resto de los habitantes del castillo, esta noche van a preparar una cena especial debido a que ayer llegaron de sorpresa un matrimonio que es muy amigo del Conde Kilmartin.

    Colin Bridgerton se encuentra solo en uno de los salones tomando una taza de té, es la ocasión perfecta para darle la noticia.
    Empiezo a caminar hacia él sonriéndole cuando le tengo en frente de mí.
    Llevamos unas semas hospedados en Kilmartin acogidos por Francesca y su esposo, de momento los lugares ocultos que he conocido de Escocia me han cautivado el alma y también el corazón. Estos últimos días me canso con fácilidad por lo que descanso más, hay ciertos oleres como los perfumes o el café que me dan náuseas. Lo cuál es extraño, nunca antes me había sucedido, al principio pensé que algún alimento que comí me ha sentado mal. Entonces lo descarté a la mañana siguiente cuando vi que otro día más mis sabanas no están manchadas. Recuerdo algunos síntomas que tuvieron mis hermanas cuando se quedaron en estado y enseguida ate todos los cabos. Todavía no se lo he contado a Colin ni al resto de los habitantes del castillo, esta noche van a preparar una cena especial debido a que ayer llegaron de sorpresa un matrimonio que es muy amigo del Conde Kilmartin. [Colin_SB] se encuentra solo en uno de los salones tomando una taza de té, es la ocasión perfecta para darle la noticia. Empiezo a caminar hacia él sonriéndole cuando le tengo en frente de mí.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Terminado
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  • ¡Ya verás que se cocinar muy bien!, el que yo no tenga la necesidad de consumir alimentos no significa que no sepa cocinar!
    - dijo dándose la vuelta ajustándose mas el gran moño de su delantal -
    Ahora veamos... Como era esta receta..?... Eh.. Harina,.. Leche,..huevos,..aceite ...
    (Si te interesa continúa el Rol por mensaje privado)
    ¡Ya verás que se cocinar muy bien!, el que yo no tenga la necesidad de consumir alimentos no significa que no sepa cocinar! - dijo dándose la vuelta ajustándose mas el gran moño de su delantal - Ahora veamos... Como era esta receta..?... Eh.. Harina,.. Leche,..huevos,..aceite ... (Si te interesa continúa el Rol por mensaje privado)
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  • Un vampiro debe encontrar sus métodos de supervivencia, los míos... Quizás un poco macabros pero me gusta tener sangre aun si son de humanos repugnantes... ¿Seré un ser bueno o un ser malo por matar humanos? Que va, no me importa

    - El joven ya había matado a varias personas, había caído en la locura por alimento, era algo que pasaría, su forma de pensar era nueva ¿Quizás su humanidad se apagó? O quizás no, solo quiere sobrevivir a su nueva forma, con la cual había estado luchando hasta ahora
    Un vampiro debe encontrar sus métodos de supervivencia, los míos... Quizás un poco macabros pero me gusta tener sangre aun si son de humanos repugnantes... ¿Seré un ser bueno o un ser malo por matar humanos? Que va, no me importa - El joven ya había matado a varias personas, había caído en la locura por alimento, era algo que pasaría, su forma de pensar era nueva ¿Quizás su humanidad se apagó? O quizás no, solo quiere sobrevivir a su nueva forma, con la cual había estado luchando hasta ahora
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  • Bienvenidos al Bar El séptimo cielo

    En El Séptimo Cielo somos más que un bar.
    somo una familia, comprometida con la comodidad y servicio al cliente ,haciendo que todo aquel que salga por la puerta desee regresar
    Preocupándonos por la calidad de nuestros alimentos/bebidas no dejamos de lado la estética del establecimiento. Con instalaciones cómodas y moderno para un disfrute total de nuestros estimados clientes.

    BIENVENIDOS
    Bienvenidos al Bar El séptimo cielo En El Séptimo Cielo somos más que un bar. somo una familia, comprometida con la comodidad y servicio al cliente ,haciendo que todo aquel que salga por la puerta desee regresar Preocupándonos por la calidad de nuestros alimentos/bebidas no dejamos de lado la estética del establecimiento. Con instalaciones cómodas y moderno para un disfrute total de nuestros estimados clientes. BIENVENIDOS
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  • -El hombre se encontraba caminando en el bosque junto a sus bestias, cuando de un momento a otro se percató de la presencia de alguien frente a él. Luego de detenerse y observar al contrario, habló-


    Le recomiendo darse la vuelta. El bosque no es el mismo desde hace unas horas. La muerte habita en cada esquina. Dudo que incluso un dios pueda sobrevivir a ello sin tener que abandonar su anonimato.

    -Las bestias se detenían junto al hombre y observaban a la persona frente a ellos. Sus expresiones siniestras no demostraban de manera clara si tenían interés en la persona como su alimento o mero interés de ocasionar daño. Mientras tanto, el hombre no se inmutaba, y simplemente esperaba una respuesta, corporal o verbal por parte de la persona-
    -El hombre se encontraba caminando en el bosque junto a sus bestias, cuando de un momento a otro se percató de la presencia de alguien frente a él. Luego de detenerse y observar al contrario, habló- Le recomiendo darse la vuelta. El bosque no es el mismo desde hace unas horas. La muerte habita en cada esquina. Dudo que incluso un dios pueda sobrevivir a ello sin tener que abandonar su anonimato. -Las bestias se detenían junto al hombre y observaban a la persona frente a ellos. Sus expresiones siniestras no demostraban de manera clara si tenían interés en la persona como su alimento o mero interés de ocasionar daño. Mientras tanto, el hombre no se inmutaba, y simplemente esperaba una respuesta, corporal o verbal por parte de la persona-
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    Cuando ando aburrido y me pongo a editar algunos pedidos que me piden en tiktok XDD
    Alimento su fanservice muajajajaja
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  • La Flor de Ébano

    Perséfone emergió del templo de Apolo con la mirada perdida entre el mármol y los ecos de la profecía. El sol brillaba alto, indiferente a su inquietud. A lo lejos, los olivos danzaban con el viento, ajenos a la sombra que se había posado sobre ella. No fue la profecía lo que la había sacudido, sino la certeza de haberla comprendido, aunque no quisiera admitirlo.

    Apolo la había recibido con su sonrisa habitual, esa mezcla de arrogancia y afecto, pero su rostro se desfiguró al recibir la visión. Sus ojos y boca se encendieron con una luz verde imposible, una claridad ajena incluso a su divinidad solar. Y entonces habló, o mejor dicho, algo habló a través de él:

    “En la era cuando el grano muera sin pena,
    y la Reina de Dos Mundos siembre sin mano,
    brotará del ébano una flor sin temblor,
    cuyo paso dará descanso a las almas sin canto.”

    La voz había sido firme, inapelable. Las palabras, poesía del destino. Apolo regresó a sí mismo con un movimiento de cabeza, sacudiéndose la tensión. Y con una mirada de resignación casi humana, le entregó la hoja escrita. “Ahí tienes tu profecía, diosa de la Primavera”, dijo.

    Pero Perséfone ya no se sentía primavera. No en ese momento.

    Mientras descendía hacia el Inframundo, su reino, pensaba en cada línea con una mezcla de temor, intuición y una tristeza difícil de nombrar. Ella conocía bien los símbolos. Los había pronunciado antes, para otros. Sabía cómo disfrazaba el destino sus designios con metáforas que, una vez cumplidas, se volvían obvias. Era el juego cruel de los oráculos.

    "Cuando el grano muera sin pena…"

    El grano. Su madre, Deméter, lo encarnaba. El alimento del mundo, el ritmo de la vida y la cosecha. Si el grano muere sin pena, ¿qué significa? ¿Una era donde ya no se valora la vida que se siembra y cosecha? ¿O una en la que la muerte ha dejado de doler?

    Perséfone sintió un escalofrío recorrerle la espalda. La indiferencia era peor que la muerte. Era olvido. El mundo olvidando a Deméter… olvidándola a ella.

    "Y la Reina de Dos Mundos siembre sin mano…"

    Esa línea la dolía en lo más íntimo. Ella era esa Reina. Dividida entre la luz de la superficie y la sombra del Inframundo, sembradora de vida en un mundo condenado a morir. ¿Sembrar sin mano? ¿Una creación sin su intervención? ¿Un ser nacido de su esencia, pero no de su voluntad?

    Quizás… una hija. No una engendrada por deseo, sino por destino.

    Se detuvo en medio del corredor de obsidiana, su reflejo oscuro devolviéndole una imagen descompuesta. ¿Una hija nacida de su poder, pero sin su amor? ¿Una flor envenenada o redentora?

    "Brotará del ébano una flor sin temblor…"

    Ébano. El árbol de madera oscura, símbolo de lo oculto, lo eterno, lo duro. Una flor nacida del ébano no sería frágil. No se rompería con el viento.
    Sin temblor. Imperturbable.

    Eso la asustó más que cualquier visión. Porque Perséfone, aun en su fuerza, había temblado. Cuando fue raptada, cuando eligió quedarse, cuando sostuvo en sus brazos a las almas errantes que no querían cruzar el río. Ella había temblado, había sentido.

    Una flor que no tiembla… ¿puede amar? ¿Puede compadecerse?

    "Cuyo paso dará descanso a las almas sin canto."

    Ese último verso le pareció el más bello… y el más trágico.
    Las almas sin canto eran las que no habían sido honradas, las que murieron sin nombre, sin ritual, sin memoria. Vagaban sin rumbo, sin fuerza para cruzar al olvido. Ella las conocía bien. Las escuchaba llorar en las grietas del Hades.

    ¿Esa flor las hará descansar? ¿O las dormirá eternamente, sin redención?

    Se sentó en su trono, las manos entrelazadas, los ojos clavados en el vacío. Las sombras del Inframundo se arremolinaron a su alrededor, inquietas por su silencio.
    Ni Hades se atrevía a interrumpirla. Él conocía ese gesto: Perséfone estaba recordando el futuro.

    Sintió una punzada en el vientre. No física, no tangible. Era como un eco que aún no había nacido. Una presencia lejana, pero inevitable.

    Algo vendría. Algo o alguien crecería en ella, o a través de ella, o desde ella. Una flor sin miedo, nacida del ébano. Y esa flor no sería suya. No en el modo en que una madre posee a su hija.
    No.
    Esa flor sería del mundo.
    O del destino.

    Perséfone apretó los labios, conteniendo la oleada de emoción que pugnaba por salir. ¿Y si la profecía hablaba de una nueva era? ¿De un cambio tan grande que ni los dioses estarían preparados? ¿Y si esa flor era el final de una era donde los dioses gobernaban… y el inicio de una donde solo observarían?

    Por un instante se sintió pequeña. Pequeña ante algo inmenso, algo que se aproximaba como una ola silenciosa, pero imparable.
    Y por primera vez en siglos, no supo si debía temer… o prepararse para amar.
    Porque, aunque no lo dijera en voz alta, en lo más profundo de su pecho, ya sentía el brote.
    Y ese brote no era odio.
    Era amor.

    Silencioso, incierto, pero real.

    Una flor de ébano, nacida de la Reina de los Muertos.
    Una criatura destinada a cambiar el equilibrio, a poner fin al canto del dolor.

    Y Perséfone, con el alma dividida, entendió:
    El mayor acto de amor no es engendrar.
    Es dejar florecer lo que debe ser.
    Aunque eso signifique dejarlo ir.






    La Flor de Ébano Perséfone emergió del templo de Apolo con la mirada perdida entre el mármol y los ecos de la profecía. El sol brillaba alto, indiferente a su inquietud. A lo lejos, los olivos danzaban con el viento, ajenos a la sombra que se había posado sobre ella. No fue la profecía lo que la había sacudido, sino la certeza de haberla comprendido, aunque no quisiera admitirlo. Apolo la había recibido con su sonrisa habitual, esa mezcla de arrogancia y afecto, pero su rostro se desfiguró al recibir la visión. Sus ojos y boca se encendieron con una luz verde imposible, una claridad ajena incluso a su divinidad solar. Y entonces habló, o mejor dicho, algo habló a través de él: “En la era cuando el grano muera sin pena, y la Reina de Dos Mundos siembre sin mano, brotará del ébano una flor sin temblor, cuyo paso dará descanso a las almas sin canto.” La voz había sido firme, inapelable. Las palabras, poesía del destino. Apolo regresó a sí mismo con un movimiento de cabeza, sacudiéndose la tensión. Y con una mirada de resignación casi humana, le entregó la hoja escrita. “Ahí tienes tu profecía, diosa de la Primavera”, dijo. Pero Perséfone ya no se sentía primavera. No en ese momento. Mientras descendía hacia el Inframundo, su reino, pensaba en cada línea con una mezcla de temor, intuición y una tristeza difícil de nombrar. Ella conocía bien los símbolos. Los había pronunciado antes, para otros. Sabía cómo disfrazaba el destino sus designios con metáforas que, una vez cumplidas, se volvían obvias. Era el juego cruel de los oráculos. "Cuando el grano muera sin pena…" El grano. Su madre, Deméter, lo encarnaba. El alimento del mundo, el ritmo de la vida y la cosecha. Si el grano muere sin pena, ¿qué significa? ¿Una era donde ya no se valora la vida que se siembra y cosecha? ¿O una en la que la muerte ha dejado de doler? Perséfone sintió un escalofrío recorrerle la espalda. La indiferencia era peor que la muerte. Era olvido. El mundo olvidando a Deméter… olvidándola a ella. "Y la Reina de Dos Mundos siembre sin mano…" Esa línea la dolía en lo más íntimo. Ella era esa Reina. Dividida entre la luz de la superficie y la sombra del Inframundo, sembradora de vida en un mundo condenado a morir. ¿Sembrar sin mano? ¿Una creación sin su intervención? ¿Un ser nacido de su esencia, pero no de su voluntad? Quizás… una hija. No una engendrada por deseo, sino por destino. Se detuvo en medio del corredor de obsidiana, su reflejo oscuro devolviéndole una imagen descompuesta. ¿Una hija nacida de su poder, pero sin su amor? ¿Una flor envenenada o redentora? "Brotará del ébano una flor sin temblor…" Ébano. El árbol de madera oscura, símbolo de lo oculto, lo eterno, lo duro. Una flor nacida del ébano no sería frágil. No se rompería con el viento. Sin temblor. Imperturbable. Eso la asustó más que cualquier visión. Porque Perséfone, aun en su fuerza, había temblado. Cuando fue raptada, cuando eligió quedarse, cuando sostuvo en sus brazos a las almas errantes que no querían cruzar el río. Ella había temblado, había sentido. Una flor que no tiembla… ¿puede amar? ¿Puede compadecerse? "Cuyo paso dará descanso a las almas sin canto." Ese último verso le pareció el más bello… y el más trágico. Las almas sin canto eran las que no habían sido honradas, las que murieron sin nombre, sin ritual, sin memoria. Vagaban sin rumbo, sin fuerza para cruzar al olvido. Ella las conocía bien. Las escuchaba llorar en las grietas del Hades. ¿Esa flor las hará descansar? ¿O las dormirá eternamente, sin redención? Se sentó en su trono, las manos entrelazadas, los ojos clavados en el vacío. Las sombras del Inframundo se arremolinaron a su alrededor, inquietas por su silencio. Ni Hades se atrevía a interrumpirla. Él conocía ese gesto: Perséfone estaba recordando el futuro. Sintió una punzada en el vientre. No física, no tangible. Era como un eco que aún no había nacido. Una presencia lejana, pero inevitable. Algo vendría. Algo o alguien crecería en ella, o a través de ella, o desde ella. Una flor sin miedo, nacida del ébano. Y esa flor no sería suya. No en el modo en que una madre posee a su hija. No. Esa flor sería del mundo. O del destino. Perséfone apretó los labios, conteniendo la oleada de emoción que pugnaba por salir. ¿Y si la profecía hablaba de una nueva era? ¿De un cambio tan grande que ni los dioses estarían preparados? ¿Y si esa flor era el final de una era donde los dioses gobernaban… y el inicio de una donde solo observarían? Por un instante se sintió pequeña. Pequeña ante algo inmenso, algo que se aproximaba como una ola silenciosa, pero imparable. Y por primera vez en siglos, no supo si debía temer… o prepararse para amar. Porque, aunque no lo dijera en voz alta, en lo más profundo de su pecho, ya sentía el brote. Y ese brote no era odio. Era amor. Silencioso, incierto, pero real. Una flor de ébano, nacida de la Reina de los Muertos. Una criatura destinada a cambiar el equilibrio, a poner fin al canto del dolor. Y Perséfone, con el alma dividida, entendió: El mayor acto de amor no es engendrar. Es dejar florecer lo que debe ser. Aunque eso signifique dejarlo ir.
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  • *no olvido lo que le había prometido a su hermano mono, así que había hecho unas preparaciones con chayotes, sabía el sabor no era malo aunque no fuera de sus alimentos favoritos*

    Espero te gusten, sobre todo el gratinado, y no te preocupes no contiene nada de carne. Sun Wukong 𝙎𝙤𝙣 𝙊𝙝 𝙂𝙤𝙣𝙜
    *no olvido lo que le había prometido a su hermano mono, así que había hecho unas preparaciones con chayotes, sabía el sabor no era malo aunque no fuera de sus alimentos favoritos* Espero te gusten, sobre todo el gratinado, y no te preocupes no contiene nada de carne. [wuk0ng]
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