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    Morfeo vagó por las calles de una ciudad gris, confundido y silencioso, como un extranjero en su propia creación. La gente pasaba sin mirarlo, hasta que una niña de unos... >>no importa los años<<, de cabello desordenado y ojos grandes y vivos, se detuvo frente a él.

    —¿Estás bien? —preguntó ella.

    Morfeo la miró, sorprendido por la calidez de su voz. Nadie le había hablado sin miedo, siendo humano. 

    —No lo sé — Morfeo respondió, sinceramente.

    —Te pareces a alguien que se acaba de despertar de un sueño muy raro. Me llamo... (No recuerda su nombre)

    Morfeo inclinó la cabeza. Aprendió su nombre como si fuera una joya.

    —Yo… soy Morfeo.

    Ella se rió.

    —¡Como el de los sueños! Qué nombre más genial.

    A partir de ese día,  >ella< lo llevó consigo. Le enseñó a cruzar calles, a comer helado, a leer cómics y reírse de tonterías. Morfeo, que había creado sueños de galaxias enteras, descubría ahora la maravilla de escuchar una canción en un parque, de ver caer las hojas, de abrazar sin razón.

    Pero cada noche, Morfeo no podía dormir. Como humano, ansiaba su primer sueño real. >Ella<, al enterarse, decidió ayudarlo.

    —Si tú hacías sueños para otros, quizás necesitas que alguien te haga uno a ti.

    Esa noche, >Ella< tomó su cuaderno de dibujos y empezó a contarle una historia. Era sencilla: hablaba de un chico de ojos profundos que vivía solo en un lugar oscuro, hasta que una estrella bajaba a hacerle compañía. Le recordó a alguien o algo.

    Morfeo cerró los ojos y por primera vez, siendo humano, soñó. Soñó sin alterarlo.

    Soñó con la voz de.... >Ella< contándole historias, con el sabor de helado de fresa, con el color de los árboles en otoño, con la risa compartida.

    Y entendió.

    Soñar, como humano, no era crear mundos perfectos. Era compartir lo imperfecto, lo efímero. Era sentir...



    Morfeo vagó por las calles de una ciudad gris, confundido y silencioso, como un extranjero en su propia creación. La gente pasaba sin mirarlo, hasta que una niña de unos... >>no importa los años<<, de cabello desordenado y ojos grandes y vivos, se detuvo frente a él. —¿Estás bien? —preguntó ella. Morfeo la miró, sorprendido por la calidez de su voz. Nadie le había hablado sin miedo, siendo humano.  —No lo sé — Morfeo respondió, sinceramente. —Te pareces a alguien que se acaba de despertar de un sueño muy raro. Me llamo... (No recuerda su nombre) Morfeo inclinó la cabeza. Aprendió su nombre como si fuera una joya. —Yo… soy Morfeo. Ella se rió. —¡Como el de los sueños! Qué nombre más genial. A partir de ese día,  >ella< lo llevó consigo. Le enseñó a cruzar calles, a comer helado, a leer cómics y reírse de tonterías. Morfeo, que había creado sueños de galaxias enteras, descubría ahora la maravilla de escuchar una canción en un parque, de ver caer las hojas, de abrazar sin razón. Pero cada noche, Morfeo no podía dormir. Como humano, ansiaba su primer sueño real. >Ella<, al enterarse, decidió ayudarlo. —Si tú hacías sueños para otros, quizás necesitas que alguien te haga uno a ti. Esa noche, >Ella< tomó su cuaderno de dibujos y empezó a contarle una historia. Era sencilla: hablaba de un chico de ojos profundos que vivía solo en un lugar oscuro, hasta que una estrella bajaba a hacerle compañía. Le recordó a alguien o algo. Morfeo cerró los ojos y por primera vez, siendo humano, soñó. Soñó sin alterarlo. Soñó con la voz de.... >Ella< contándole historias, con el sabor de helado de fresa, con el color de los árboles en otoño, con la risa compartida. Y entendió. Soñar, como humano, no era crear mundos perfectos. Era compartir lo imperfecto, lo efímero. Era sentir...
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    Buenas nomás para avisar que de ser posible le den al botón de "abrazar" si se encuentran en rol conmigo o quieren hacerlo ya que no se me notifica de los mensajes en la app
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  • —Si te sientes triste, come un pan. Porqué: Las penas con pan son menos. O puedes abrazar un zapato.. Un zapato.. Con-suela

    -insertar sonidos de grillos. -
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  • El joven angel se había desaparecido todo un día porque estaba emocionado de conocer a uno de sus hermanos, para el, lo mas importante eran sus familiares, sentía tantos nervios pero era momento de conocer a sus parientes. Al que iba a conocer era a Hansel Bae Jisung, uno de los menores, al igual que el, llevaban en contacto mucho tiempo y conocerse era lo que ambos deseaban

    Al llegar el encuentro ambos chicos, ambos hermanos, de su misma sangre, tendrían una tarde a la cual Elixen llamaba la "tarde del te". Reían, se emocionaban y contaban sus historias de vida, al ser los dos hijos del mismo padre pero no de la misma madre, su pasado era parecido pero a la vez distinto. Al finalizar el encuentro ambos se abrazaron, fue un abrazo largo, un abrazo con amor fraternal, un abrazo que ambos lo necesitaban y se dijeron

    "Nos volveremos a ver, tu vienes a mi casa, yo voy a la tuya, y pasaremos un hermoso momento de hermanos, y nunca te olvides querido hermano mio, la familia es fuerte, nosotros somos fuertes y nos podemos cuidar entre nosotros, somos hermanos unidos y nadie nos dañará si estamos juntos"
    El joven angel se había desaparecido todo un día porque estaba emocionado de conocer a uno de sus hermanos, para el, lo mas importante eran sus familiares, sentía tantos nervios pero era momento de conocer a sus parientes. Al que iba a conocer era a [shimmer_fuchsia_sheep_555], uno de los menores, al igual que el, llevaban en contacto mucho tiempo y conocerse era lo que ambos deseaban Al llegar el encuentro ambos chicos, ambos hermanos, de su misma sangre, tendrían una tarde a la cual Elixen llamaba la "tarde del te". Reían, se emocionaban y contaban sus historias de vida, al ser los dos hijos del mismo padre pero no de la misma madre, su pasado era parecido pero a la vez distinto. Al finalizar el encuentro ambos se abrazaron, fue un abrazo largo, un abrazo con amor fraternal, un abrazo que ambos lo necesitaban y se dijeron "Nos volveremos a ver, tu vienes a mi casa, yo voy a la tuya, y pasaremos un hermoso momento de hermanos, y nunca te olvides querido hermano mio, la familia es fuerte, nosotros somos fuertes y nos podemos cuidar entre nosotros, somos hermanos unidos y nadie nos dañará si estamos juntos"
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  • Desde pequeña, ella había observado a su padre empuñar los rayos como si fueran meros hilos de luz entre sus dedos. Eran salvajes, magníficos, llenos de autoridad. A ella no le hacían daño —nunca lo hicieron— pero tampoco se sometían a su voluntad. Su pequeña mano se alzaba en el aire, imitando el gesto del rey del Olimpo, y los rayos chispeaban en la distancia, burlándose tal vez. No le obedecían. No respondían a su llamado.

    —Te falta seguridad, pequeña —decía Zeus con una voz que temblaba la tierra y acariciaba su orgullo a la vez—. Certeza. Fe en ti misma. Y, por sobre todo, debes aprender a reclamar lo que por derecho te pertenece como hija mía.

    En ese entonces, esas palabras le sonaban grandes, pesadas, lejanas. ¿Reclamar? ¿Certeza? ¿Fe en sí misma? Ella solo deseaba correr entre los jardines, recolectar flores que jamás se marchitaban, ofrecer agua de ambrosía a quienes lo necesitaban, y ver sonrisas florecer entre los mortales como brotes nuevos en primavera. No quería que la temieran. No quería imponer su poder. Quería que confiaran en ella… que la amaran.

    Con los siglos, aprendió que su don no estaba hecho para el dominio brutal, sino para la siembra. Ella no era una tormenta, era la primera lluvia tibia después del invierno. No era un grito de guerra, sino el susurro que sana. Y fue entonces que comprendió por qué los rayos no la obedecían: no era miedo lo que inspiraba, era esperanza. Ella no necesitaba someter la voluntad de la naturaleza como su padre. Su fuerza residía en todo lo que florecía sin forzar.

    Y aun así, en la profundidad de su ser, una parte más antigua y oscura de su divinidad comenzaba a despertar. Porque incluso la esperanza tenía su precio. Porque el equilibrio que custodiaba no era sólo dulzura; también era justicia.

    Había comprendido, en sus viajes al mundo humano, que no todos los corazones brillaban. Que algunos deseaban lo imposible, no para bien, sino por vanidad, egoísmo o desesperación corrupta. Por eso, en lo más recóndito de su alma inmortal, había ideado una ofrenda, una trampa silenciosa para los impuros:

    "𝗧𝗲 𝗱𝗮𝗿𝗲 𝗹𝗮 𝗲𝘁𝗲𝗿𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱, 𝘀𝗶 𝗺𝗲 𝗼𝗳𝗿𝗲𝗰𝗲𝘀 𝗮 𝘁𝘂 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿 𝗵𝗶𝗷𝗼"

    No era una amenaza. No era malicia. Era el precio que revelaba la verdad más cruda del alma humana. Quienes realmente amaban, jamás entregarían a un hijo. Quienes estaban podridos en lo más íntimo de su ser, caerían por su propia elección. Así equilibraba ella el pecado de querer ser eternamente joven sin haber comprendido jamás el valor del tiempo.

    Porque un hijo, como ella había aprendido incluso en su eterna juventud, es el regalo más puro que el universo puede dar. No importa cómo haya llegado, de qué vientre o cuál historia lo envuelva: una criatura pequeña e inocente es la luz que debe ser protegida, guiada, amada. Ser joven no exime del deber. La belleza no borra las consecuencias.

    Y por eso, aunque su madre, Hera, la abrazara solo a veces —cuando las nubes del orgullo se disipaban lo suficiente para dejar pasar el amor—, había decidido: 𝗰𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗹𝗹𝗲𝗴𝗮𝗿𝗮 𝗲𝗹 𝗱𝗶𝗮 𝗲𝗻 𝗾𝘂𝗲 𝘂𝗻𝗮 𝗰𝗿𝗶𝗮𝘁𝘂𝗿𝗮 𝗱𝗲𝗽𝗲𝗻𝗱𝗶𝗲𝗿𝗮 𝗱𝗲 𝗲𝗹𝗹𝗮, 𝘀𝗲𝗿𝗶𝗮 𝘁𝗼𝗱𝗮 𝘀𝘂 𝗽𝗿𝗼𝘁𝗲𝗰𝗰𝗶𝗼𝗻, 𝘁𝗼𝗱𝗼 𝘀𝘂 𝗲𝘀𝗰𝘂𝗱𝗼, 𝘁𝗼𝗱𝗮 𝘀𝘂 𝘁𝗲𝗿𝗻𝘂𝗿𝗮. Incluso si el mundo ardía, incluso si el Olimpo colapsaba, esa criatura sería su centro.

    El amor... había sido efímero. Una caricia breve, una brisa entre los dedos. Le había rozado el alma, apenas lo suficiente como para desearlo más. No lo lamentaba, aunque doliera. Porque esa chispa bastó para despertarle el anhelo de compartir su eternidad no con cualquiera, sino con alguien que supiera sostenerla, celebrarla, multiplicarla.

    Y así, en la soledad luminosa de su santuario, donde las flores nacían con su aliento y el tiempo se doblaba para danzar con su risa, entendió algo más:

    𝗘𝗹𝗹𝗮 𝗶𝗯𝗮 𝗮 𝗰𝗼𝗻𝘀𝗲𝗴𝘂𝗶𝗿𝗹𝗼.

    No por capricho. No por venganza. Sino porque cada gesto suyo —cada semilla de esperanza que sembraba sin esperar nada, cada gesto de bondad desinteresada, cada elección por la compasión— era un eco que, tarde o temprano, el universo devolvería. Tal vez en forma de amor. Tal vez en forma de una hija. Tal vez en la risa de un niño que corriera sin miedo hacia ella.

    Porque ella era Hebe.

    𝗟𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝘂𝘁𝗿𝗲. 𝗟𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗿𝗲𝗻𝘂𝗲𝘃𝗮. 𝗟𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗾𝘂𝗶𝗹𝗶𝗯𝗿𝗮.

    Y si se atrevía a sembrar bien… la eternidad le devolvería aquello que más anhelaba: una felicidad real, completa, en cada forma posible que la inmortalidad pudiera ofrecer.
    Desde pequeña, ella había observado a su padre empuñar los rayos como si fueran meros hilos de luz entre sus dedos. Eran salvajes, magníficos, llenos de autoridad. A ella no le hacían daño —nunca lo hicieron— pero tampoco se sometían a su voluntad. Su pequeña mano se alzaba en el aire, imitando el gesto del rey del Olimpo, y los rayos chispeaban en la distancia, burlándose tal vez. No le obedecían. No respondían a su llamado. —Te falta seguridad, pequeña —decía Zeus con una voz que temblaba la tierra y acariciaba su orgullo a la vez—. Certeza. Fe en ti misma. Y, por sobre todo, debes aprender a reclamar lo que por derecho te pertenece como hija mía. En ese entonces, esas palabras le sonaban grandes, pesadas, lejanas. ¿Reclamar? ¿Certeza? ¿Fe en sí misma? Ella solo deseaba correr entre los jardines, recolectar flores que jamás se marchitaban, ofrecer agua de ambrosía a quienes lo necesitaban, y ver sonrisas florecer entre los mortales como brotes nuevos en primavera. No quería que la temieran. No quería imponer su poder. Quería que confiaran en ella… que la amaran. Con los siglos, aprendió que su don no estaba hecho para el dominio brutal, sino para la siembra. Ella no era una tormenta, era la primera lluvia tibia después del invierno. No era un grito de guerra, sino el susurro que sana. Y fue entonces que comprendió por qué los rayos no la obedecían: no era miedo lo que inspiraba, era esperanza. Ella no necesitaba someter la voluntad de la naturaleza como su padre. Su fuerza residía en todo lo que florecía sin forzar. Y aun así, en la profundidad de su ser, una parte más antigua y oscura de su divinidad comenzaba a despertar. Porque incluso la esperanza tenía su precio. Porque el equilibrio que custodiaba no era sólo dulzura; también era justicia. Había comprendido, en sus viajes al mundo humano, que no todos los corazones brillaban. Que algunos deseaban lo imposible, no para bien, sino por vanidad, egoísmo o desesperación corrupta. Por eso, en lo más recóndito de su alma inmortal, había ideado una ofrenda, una trampa silenciosa para los impuros: "𝗧𝗲 𝗱𝗮𝗿𝗲 𝗹𝗮 𝗲𝘁𝗲𝗿𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱, 𝘀𝗶 𝗺𝗲 𝗼𝗳𝗿𝗲𝗰𝗲𝘀 𝗮 𝘁𝘂 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿 𝗵𝗶𝗷𝗼" No era una amenaza. No era malicia. Era el precio que revelaba la verdad más cruda del alma humana. Quienes realmente amaban, jamás entregarían a un hijo. Quienes estaban podridos en lo más íntimo de su ser, caerían por su propia elección. Así equilibraba ella el pecado de querer ser eternamente joven sin haber comprendido jamás el valor del tiempo. Porque un hijo, como ella había aprendido incluso en su eterna juventud, es el regalo más puro que el universo puede dar. No importa cómo haya llegado, de qué vientre o cuál historia lo envuelva: una criatura pequeña e inocente es la luz que debe ser protegida, guiada, amada. Ser joven no exime del deber. La belleza no borra las consecuencias. Y por eso, aunque su madre, Hera, la abrazara solo a veces —cuando las nubes del orgullo se disipaban lo suficiente para dejar pasar el amor—, había decidido: 𝗰𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗹𝗹𝗲𝗴𝗮𝗿𝗮 𝗲𝗹 𝗱𝗶𝗮 𝗲𝗻 𝗾𝘂𝗲 𝘂𝗻𝗮 𝗰𝗿𝗶𝗮𝘁𝘂𝗿𝗮 𝗱𝗲𝗽𝗲𝗻𝗱𝗶𝗲𝗿𝗮 𝗱𝗲 𝗲𝗹𝗹𝗮, 𝘀𝗲𝗿𝗶𝗮 𝘁𝗼𝗱𝗮 𝘀𝘂 𝗽𝗿𝗼𝘁𝗲𝗰𝗰𝗶𝗼𝗻, 𝘁𝗼𝗱𝗼 𝘀𝘂 𝗲𝘀𝗰𝘂𝗱𝗼, 𝘁𝗼𝗱𝗮 𝘀𝘂 𝘁𝗲𝗿𝗻𝘂𝗿𝗮. Incluso si el mundo ardía, incluso si el Olimpo colapsaba, esa criatura sería su centro. El amor... había sido efímero. Una caricia breve, una brisa entre los dedos. Le había rozado el alma, apenas lo suficiente como para desearlo más. No lo lamentaba, aunque doliera. Porque esa chispa bastó para despertarle el anhelo de compartir su eternidad no con cualquiera, sino con alguien que supiera sostenerla, celebrarla, multiplicarla. Y así, en la soledad luminosa de su santuario, donde las flores nacían con su aliento y el tiempo se doblaba para danzar con su risa, entendió algo más: 𝗘𝗹𝗹𝗮 𝗶𝗯𝗮 𝗮 𝗰𝗼𝗻𝘀𝗲𝗴𝘂𝗶𝗿𝗹𝗼. No por capricho. No por venganza. Sino porque cada gesto suyo —cada semilla de esperanza que sembraba sin esperar nada, cada gesto de bondad desinteresada, cada elección por la compasión— era un eco que, tarde o temprano, el universo devolvería. Tal vez en forma de amor. Tal vez en forma de una hija. Tal vez en la risa de un niño que corriera sin miedo hacia ella. Porque ella era Hebe. 𝗟𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝘂𝘁𝗿𝗲. 𝗟𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗿𝗲𝗻𝘂𝗲𝘃𝗮. 𝗟𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗾𝘂𝗶𝗹𝗶𝗯𝗿𝗮. Y si se atrevía a sembrar bien… la eternidad le devolvería aquello que más anhelaba: una felicidad real, completa, en cada forma posible que la inmortalidad pudiera ofrecer.
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  • — Es el momento de esparcir un poco de caos de ternura por estos lados, voy a dar cariño y apapachos (abrazos) gratis porque me apetece, porque quiero y porque puedo... Mi collar? Oh sí, esa es otra historia, ignóralo.

    Ahora sostenme que voy a bachar (abrazar) a cualquiera que se cruce en mi camino
    — Es el momento de esparcir un poco de caos de ternura por estos lados, voy a dar cariño y apapachos (abrazos) gratis porque me apetece, porque quiero y porque puedo... Mi collar? Oh sí, esa es otra historia, ignóralo. Ahora sostenme que voy a bachar (abrazar) a cualquiera que se cruce en mi camino :STK-19:
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    Buscamos a Billy Maximoff (versión teen), el de la serie Agatha: Darkhold Diaries (sí, ese mismo, el de los ojitos de “sé que la realidad puede romperse pero aún quiero enamorarme”).
    La relación con Toska será desarrollada con tiempo, cariño, caos, y muchas escenas tipo: “¿estás bien?” “No, pero mírame igual”.

    Toska es rápida hablando, simbiótica, emocionalmente volcánica y periodista aficionada con una lengua afilada que puede reventarte el ego y abrazarte en la misma escena. Buscamos a un Billy que sepa bailar entre lo dulce y lo psíquicamente peligroso, que pueda reírse de lo raro y que no tema a una chica con cola simbiótica.

    Preferimos:

    Usuario comprometido con el lore y dispuesto a rolear arcos largos.

    Gente que le guste escribir bien, con estilo y personalidad.

    Que disfrute del drama, el romance, y el desarrollo lento pero poderoso.

    Que sepa quién es Billy y no lo transforme en algo que no es.


    No exigimos perfección, pero sí ganas de crear algo que nos haga gritar internamente.
    Se vale headcanons, edits, ideas locas, y rol narrativo con amor por los detalles.
    Buscamos a Billy Maximoff (versión teen), el de la serie Agatha: Darkhold Diaries (sí, ese mismo, el de los ojitos de “sé que la realidad puede romperse pero aún quiero enamorarme”). La relación con Toska será desarrollada con tiempo, cariño, caos, y muchas escenas tipo: “¿estás bien?” “No, pero mírame igual”. Toska es rápida hablando, simbiótica, emocionalmente volcánica y periodista aficionada con una lengua afilada que puede reventarte el ego y abrazarte en la misma escena. Buscamos a un Billy que sepa bailar entre lo dulce y lo psíquicamente peligroso, que pueda reírse de lo raro y que no tema a una chica con cola simbiótica. Preferimos: Usuario comprometido con el lore y dispuesto a rolear arcos largos. Gente que le guste escribir bien, con estilo y personalidad. Que disfrute del drama, el romance, y el desarrollo lento pero poderoso. Que sepa quién es Billy y no lo transforme en algo que no es. No exigimos perfección, pero sí ganas de crear algo que nos haga gritar internamente. Se vale headcanons, edits, ideas locas, y rol narrativo con amor por los detalles.
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  • SÓLO EL AMOR PUEDE SALVARNOS
    Fandom Libre
    Categoría Romance
    *Eres demasiado buena para ser real... Pero no puedo apartar mis ojos de ti.
    Estaba solo antes de ti. Sumido en la oscuridad de mi pasado... Pero un día llegaste sin que yo lo esperara, y trajiste luz a mi vida...
    Me sorprende, pero incluso alguien roto como yo también puede enamorarse... Y estoy enamorado de ti. Y descubrí gracias a ti que sólo el amor puede salvarnos...*

    *Sábado, y no tenía planes. Pero apareciste de visita a mi casa. Me reprochaste por dejar que la pereza prevaleciera sobre el hambre, y te ofreciste a cocinar algo. Estaba mirándote en la cocina, y entonces lo supe.
    Y no pude evitarlo, no pude controlarme ni resistirme, sólo me dejé llevar y fui a abrazarte. Me dijiste que era difícil moverse así, pero es que no podía soltarte... Porque no quiero soltarte. Así que decidiste seguir aunque no te soltara... Y cuando me dijiste que la comida estaba lista te sonreí enamorado y sólo pude dejar hablar a mi corazón.*

    —Te amo, y quiero que me cocines así el desayuno todos los días... Y lo siento, pero no puedo soltarte, porque no quiero soltarte... Quiero estar contigo por siempre. Así que cásate conmigo. Formemos una familia... Y déjame amarte y hacerte la más feliz con todo mi amor.

    #ElJardinDeLasFloresYLosCorazones
    *Eres demasiado buena para ser real... Pero no puedo apartar mis ojos de ti. Estaba solo antes de ti. Sumido en la oscuridad de mi pasado... Pero un día llegaste sin que yo lo esperara, y trajiste luz a mi vida... Me sorprende, pero incluso alguien roto como yo también puede enamorarse... Y estoy enamorado de ti. Y descubrí gracias a ti que sólo el amor puede salvarnos...* *Sábado, y no tenía planes. Pero apareciste de visita a mi casa. Me reprochaste por dejar que la pereza prevaleciera sobre el hambre, y te ofreciste a cocinar algo. Estaba mirándote en la cocina, y entonces lo supe. Y no pude evitarlo, no pude controlarme ni resistirme, sólo me dejé llevar y fui a abrazarte. Me dijiste que era difícil moverse así, pero es que no podía soltarte... Porque no quiero soltarte. Así que decidiste seguir aunque no te soltara... Y cuando me dijiste que la comida estaba lista te sonreí enamorado y sólo pude dejar hablar a mi corazón.* —Te amo, y quiero que me cocines así el desayuno todos los días... Y lo siento, pero no puedo soltarte, porque no quiero soltarte... Quiero estar contigo por siempre. Así que cásate conmigo. Formemos una familia... Y déjame amarte y hacerte la más feliz con todo mi amor. #ElJardinDeLasFloresYLosCorazones
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  • NO LO PUEDO EVITAR
    Fandom Libre
    Categoría Romance
    *Conocí una bella señorita...
    Una bella criatura. Cuyos ojos irresistibles me hechizaron desde el primer momento, y su cabello dorado resplandecía como el sol...
    No lo puedo evitar. Me enamoré de ella. ¿Cómo podría no desear abrazarla, y besar sus labios tiernos? Su ternura me hacía sentir un fuerte impulso de tomarla en mis brazos y entregarle mi amor, sin miramientos, abrir mi corazón y dejarla habitar en él...
    Una flor, es lo más aproximado para describirla. Una flor tierna y delicada, a la que protegería de cualquiera que quisiera dañarla. Una flor que quiero cultivar, una flor a la que entregar mi amor...
    Y al mirarla me quedo sin habla, porque no hay palabras suficientes para describir, para expresar todo lo que ella me hace sentir...
    Pero aunque no pueda decirlo, me lo gritan las entrañas. Me lo grita el corazón y por eso sé que es bien real todo lo que siento por ella.
    La deseo. Quiero que sea mía. Que sea sólo para mí...
    Quiero abrazarla y nunca soltarla. Quiero llenarla de besos por toda su carita bonita, quiero escuchar su voz, que sus ojos sean la luz que ilumine mi vida y sea todo mi mundo. Quiero eso y más, mucho mucho más. Tantas cosas, y el espacio aquí es insuficiente para decirlo todo.
    Estoy como un loco que ha perdido la cabeza. Pero no me culpes, me enamoré de ella... ¿Y qué es eso, si no enloquecer por la persona que amas?*

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    *Conocí una bella señorita... Una bella criatura. Cuyos ojos irresistibles me hechizaron desde el primer momento, y su cabello dorado resplandecía como el sol... No lo puedo evitar. Me enamoré de ella. ¿Cómo podría no desear abrazarla, y besar sus labios tiernos? Su ternura me hacía sentir un fuerte impulso de tomarla en mis brazos y entregarle mi amor, sin miramientos, abrir mi corazón y dejarla habitar en él... Una flor, es lo más aproximado para describirla. Una flor tierna y delicada, a la que protegería de cualquiera que quisiera dañarla. Una flor que quiero cultivar, una flor a la que entregar mi amor... Y al mirarla me quedo sin habla, porque no hay palabras suficientes para describir, para expresar todo lo que ella me hace sentir... Pero aunque no pueda decirlo, me lo gritan las entrañas. Me lo grita el corazón y por eso sé que es bien real todo lo que siento por ella. La deseo. Quiero que sea mía. Que sea sólo para mí... Quiero abrazarla y nunca soltarla. Quiero llenarla de besos por toda su carita bonita, quiero escuchar su voz, que sus ojos sean la luz que ilumine mi vida y sea todo mi mundo. Quiero eso y más, mucho mucho más. Tantas cosas, y el espacio aquí es insuficiente para decirlo todo. Estoy como un loco que ha perdido la cabeza. Pero no me culpes, me enamoré de ella... ¿Y qué es eso, si no enloquecer por la persona que amas?* ❤️🌹 #ElJardinDeLasFloresYLosCorazones 🌹❤️
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  • Carta (Au)
    Fandom Original character
    Categoría Slice of Life
    La primera vez que nos vimos fue en el festival. Tu estabas mirando por la ventana y yo iba de la mano con mamá. Le pregunté. ”¿Porqué su papá no lo lleva al festival?." Y la respuesta de mamá fue solo el inicio de nuestra amistad.

    Bueno, algo así.
    Saori fue la primer gata que quise ayudar cuando la banda de perros la atacó, les lance el balón y tú saliste de la nada dándome una patada en el trasero que le fui de frente con el suelo, que chichón me quedo en la frente. Nos peleamos y al final llegamos a casa cubiertos de lodo, tu papá nos curo, nos regaño y nos pidió hacer las pases.

    Nuestra amistad fue un tropiezo y una serie de malentendidos. Por ejemplo, aquella vez que te presente con otros chicos del barrio y te asustaste, creíste que te haríamos algo — yo no lo supe hasta después — pero tenías razón ¡Eran unos idiotas! ¡Bleh!.

    O la vez de la pijamada en casa de mi mamá. Nos preparo pizza casera, jugamos videojuegos y nos rodeamos de gatos, caímos rendidos que nos quedamos dormidos en la sala, mamá nos tomo una foto después de eso.

    Y de grandes. ¿Te acuerdas de ese peluche de gato grande que tanto querías y que por pura suerte logramos sacar al primer tiro con la garra?. Estabas feliz, tu lo querías y yo quería ganarlo para ti. En ese entonces no comprendía que era esto: si una hermandad u otro tipo de sentimientos.

    Y esa vez cuando llegaste hecho trizas, no quisiste decirme que sucedió, ni quién te había hecho daño. Solo llegaste cubierto de heridas y no hiciste ningún sonido, menos mal que mamá no estaba cerca ni tu papá o que lío se arma con esto. Después los Yakuza me dijeron que había pasado y lo siento, no me contuve la rabia que me causó verte tan lastimado, tu no lloras con regularidad o al menos no de frente.


    Dime algo. ¿Qué tipo de sentimientos son estos?. Al inicio no lo entendía, pensé que lo único que quería era cuidarte como mi hermano menor. Pero después de verte mejor, de pensarlo, de sentir nervios cuando miro tu perfil, de las prendas lindas que usas , me hacen pensar que no me importa si eres él o ella o que es lo que quieres ser, al final solo es ropa o un color, tu sigues siendo tu.

    Perdón, no se cómo nombrar a esto que siento por ti. Pero ¿Sería raro decírtelo?. ¿Te irás?. ¿Estos sentimientos harán que termines huyendo?. No lo sé. Preferí escribirlo a decírtelo, no sé cómo hacerlo, no sé cómo iniciar esa conversación sin sentir el impulso de abrazarte como un peluche o besarte como beso la panza de manchas. No sé. Pero eres mi amigo, el mas importante, la persona más importante junto a mamá.
    La primera vez que nos vimos fue en el festival. Tu estabas mirando por la ventana y yo iba de la mano con mamá. Le pregunté. ”¿Porqué su papá no lo lleva al festival?." Y la respuesta de mamá fue solo el inicio de nuestra amistad. Bueno, algo así. Saori fue la primer gata que quise ayudar cuando la banda de perros la atacó, les lance el balón y tú saliste de la nada dándome una patada en el trasero que le fui de frente con el suelo, que chichón me quedo en la frente. Nos peleamos y al final llegamos a casa cubiertos de lodo, tu papá nos curo, nos regaño y nos pidió hacer las pases. Nuestra amistad fue un tropiezo y una serie de malentendidos. Por ejemplo, aquella vez que te presente con otros chicos del barrio y te asustaste, creíste que te haríamos algo — yo no lo supe hasta después — pero tenías razón ¡Eran unos idiotas! ¡Bleh!. O la vez de la pijamada en casa de mi mamá. Nos preparo pizza casera, jugamos videojuegos y nos rodeamos de gatos, caímos rendidos que nos quedamos dormidos en la sala, mamá nos tomo una foto después de eso. Y de grandes. ¿Te acuerdas de ese peluche de gato grande que tanto querías y que por pura suerte logramos sacar al primer tiro con la garra?. Estabas feliz, tu lo querías y yo quería ganarlo para ti. En ese entonces no comprendía que era esto: si una hermandad u otro tipo de sentimientos. Y esa vez cuando llegaste hecho trizas, no quisiste decirme que sucedió, ni quién te había hecho daño. Solo llegaste cubierto de heridas y no hiciste ningún sonido, menos mal que mamá no estaba cerca ni tu papá o que lío se arma con esto. Después los Yakuza me dijeron que había pasado y lo siento, no me contuve la rabia que me causó verte tan lastimado, tu no lloras con regularidad o al menos no de frente. Dime algo. ¿Qué tipo de sentimientos son estos?. Al inicio no lo entendía, pensé que lo único que quería era cuidarte como mi hermano menor. Pero después de verte mejor, de pensarlo, de sentir nervios cuando miro tu perfil, de las prendas lindas que usas , me hacen pensar que no me importa si eres él o ella o que es lo que quieres ser, al final solo es ropa o un color, tu sigues siendo tu. Perdón, no se cómo nombrar a esto que siento por ti. Pero ¿Sería raro decírtelo?. ¿Te irás?. ¿Estos sentimientos harán que termines huyendo?. No lo sé. Preferí escribirlo a decírtelo, no sé cómo hacerlo, no sé cómo iniciar esa conversación sin sentir el impulso de abrazarte como un peluche o besarte como beso la panza de manchas. No sé. Pero eres mi amigo, el mas importante, la persona más importante junto a mamá.
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