• *Y asi fue que Ming Yue se encontró con Jeanne y con Vanitas *

    Bien, creo que estamos los tres, como somos pocos lo mejor es ir con cuidado, Vanitas, conseguí información de un portador de la maldición.

    *Comentó la joven vampira de la luna azul a esperar lo que dira, el auto pocramado doctor de los vampiros. *
    *Y asi fue que Ming Yue se encontró con [Presea] y con [Blue_Moon] * Bien, creo que estamos los tres, como somos pocos lo mejor es ir con cuidado, Vanitas, conseguí información de un portador de la maldición. *Comentó la joven vampira de la luna azul a esperar lo que dira, el auto pocramado doctor de los vampiros. *
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    Memorias de la Usuaria - Gankutsuou

    ¿Que obtienes cuando mezclas operas espaciales, vampiros espaciales y un toquecito de mechas? ¡¡¡El Conde de Montecristo!!! Gankutsuou te cuenta esta historia desde un enfoque diferente, uno bizarro y lleno de ciencia ficción.
    Esta fue de esas serie que me vi en un fin de semana, de entrada, lo que me dejo enganchada fue la historia porque soy fanática de la novela original, pero la animación es una delicia visual.
    Memorias de la Usuaria - Gankutsuou ¿Que obtienes cuando mezclas operas espaciales, vampiros espaciales y un toquecito de mechas? ¡¡¡El Conde de Montecristo!!! Gankutsuou te cuenta esta historia desde un enfoque diferente, uno bizarro y lleno de ciencia ficción. Esta fue de esas serie que me vi en un fin de semana, de entrada, lo que me dejo enganchada fue la historia porque soy fanática de la novela original, pero la animación es una delicia visual.
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  • No me disgusta tanto la idea de que mis hermanos vampiros lleguen a estar aquí, será divertido, yo solo digo que observo todo
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    Sabías que ... La Porfiria es una rara enfermedad que afecta a la producción en la sangre? Sus síntomas causan desde la sensibilidad a la luz del sol lo que provoca quemaduras, hasta tener la piel pálida y cuerpo débil.

    Algunos científicos creen que estas características podrían haber contribuido a la creación de la leyenda de los vampiros, ya que las personas con porfiria podrían haber sido vistas como "diferentes" o "sobrenaturales" debido a sus síntomas y extraña apariencia.
    Sabías que ... La Porfiria es una rara enfermedad que afecta a la producción en la sangre? Sus síntomas causan desde la sensibilidad a la luz del sol lo que provoca quemaduras, hasta tener la piel pálida y cuerpo débil. Algunos científicos creen que estas características podrían haber contribuido a la creación de la leyenda de los vampiros, ya que las personas con porfiria podrían haber sido vistas como "diferentes" o "sobrenaturales" debido a sus síntomas y extraña apariencia.
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  • "Siendo , sincero la verdad no se cuanto tiempo me queda en esta vida y aun asi quiero ayudar los vampiros ..... antes de que ese dia llege ."

    - la mirada de vanitas parecia triste sabia que pronto llegaria el dia que dejaria este mundo.-
    "Siendo , sincero la verdad no se cuanto tiempo me queda en esta vida y aun asi quiero ayudar los vampiros ..... antes de que ese dia llege ." - la mirada de vanitas parecia triste sabia que pronto llegaria el dia que dejaria este mundo.-
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  • "¿Los vampiros , tambien desean eso de casarse? , solo pregunto para un amigo ...."
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  • El llanto de la eterna
    Fandom Original
    Categoría Original
    Anyel Martnes
    Keirot Korezu
    Jasuke Sarutobi

    https://www.youtube.com/watch?v=QFZwuTOu9og

    Aethor, la voz que no perdona...

    Cuenta la leyenda que este ser fue el primer Guardián del Límite, creado por los dioses para contener el poder desmedido de los primeros vampiros reales. Pero cuando estos dioses desaparecieron, Aethor quedó atrapado entre el mundo físico y el espiritual… desfigurado por el tiempo y consumido por su deber.

    Su misión es recolectar la sangre y esencia de los vampiros que llevan linaje real, aquellos que descienden directamente de los antiguos progenitores inmortales. Su propósito es más oscuro… aún oculto incluso para los cazadores. El más mínimo roce, herida o contacto de Aethor provoca en el vampiro afectado una ruptura psíquica y biológica. La sangre dentro del vampiro se corrompe, generando un estado de sed incontrolable y locura, una especie de “fiebre de sangre”. Incluso los más disciplinados caen presa de la furia, devorando sin juicio a aliados, inocentes o enemigos por igual. Este estado puede durar días, semanas, o hasta que el vampiro es destruido… o muerde a otro, esparciendo la maldición.

    Pero hoy, por fin era el día. La había encontrado. Lyra Velvetthorn...

    El viento susurraba entre los árboles del bosque de Erelhyn, como si el mismo mundo contuviera el aliento. La luna se alzaba pálida sobre las copas negras, y Lyra avanzaba entre la maleza con la elegancia de una sombra viva, recolectando pétalos de lúgrima azul y raíces de silvo, ingredientes delicados para sus brebajes nocturnos. Una vieja costumbre que tenía.

    El silencio era profundo. Familiar. Seguro. Hasta que dejó de serlo. El aire se volvió denso. La noche se endureció, como si el bosque respirara al unísono… y luego se negara a hacerlo. Las hojas dejaron de moverse. Un escalofrío, no físico, sino ancestral, rozó la espalda de Lyra. Se irguió, alerta, sus ojos escudriñando la oscuridad.

    Y entonces lo sintió.

    No lo oyó llegar. No lo vio avanzar. Solo apareció, entre los árboles. Una figura alta, sin rostro, envuelta en una negrura tan antigua como el mundo. Sus ojos eran dos huecos de silencio. Aethor. Su mano apenas se movió, y una lanza negra cortó el aire. Lyra apenas giró cuando sintió el calor espeso de la herida en su cuello. Un hilo de sangre cayó… pero con él, cayó algo más.

    Su voluntad. Su centro. Su alma.

    Algo se desmoronó en su interior, imperceptible al principio, como una pequeña grieta en un espejo.

    El silencio viviente.
    El recolector de linajes.
    El castigo para los de sangre real.

    “No fue una herida… fue una llave.”

    Dentro de ella, algo se abrió. Y comenzó a entrar la oscuridad. La fiebre llegó como un vendaval. Su garganta ardía con una sed imposible, sus pensamientos se retorcían como insectos atrapados en ámbar caliente. Su consciencia comenzó a quebrarse, a fragmentarse como cristal golpeado desde dentro.

    "No tengo sed... no hambre... esto es otra cosa. Esto es... hueco. Es hambre de mí."

    Lyra intentó aferrarse a algo, a su nombre, a los recuerdos de quienes alguna vez amó, de las noches en las que alimentarse no era masacrar, sino ritual. Pero las memorias comenzaron a deslizarse entre sus dedos como humo frío.

    "¿Cómo sonaba la risa de Lioren...?"
    "¿Cuántos pétalos tenía la flor que planté en el umbral?"
    "¿Cuánto pesa la culpa cuando no queda alma que la cargue?"

    La respuesta era nada. Estaba en la oscuridad. Porque lo que quedaba dentro de ella ya no era esencia. Era una neblina negra que se arremolinaba, y en su centro...un abismo.

    Cuando llegó al campamento, ya no era ella. Las luces tenues de las linternas colgaban de las ramas como luciérnagas dormidas. Los cuerpos humanos respiraban profundamente, ajenos a lo que los observaba entre la maleza.

    Y la voz dentro de ella, que era tan dulce pero aterradora, susurró...

    "¿Ves cómo laten...? Rómpelos. Ábrelos. Encuentra la música en sus huesos."

    Ella no quería. No realmente. Pero ya no tenía la fuerza de decidir. La decisión se había ido con su sangre. El primer grito fue el más humano. El resto fueron ahogados en sangre. Sus manos se convirtieron en garras. Su boca, en prisión de colmillos. Y todo lo que era amor, compasión, belleza… fue devorado por la sed.

    Cuando todo terminó, Lyra permaneció de pie entre los restos humeantes del campamento. Su vestido blanco goteaba sangre como si el bosque la hubiese coronado. Una reina de ceniza y gritos. Sus pies comenzaron a moverse por sí solos, rumbo al pueblo. Mientras caminaba, su mente era un campo de ruinas.
    Y su alma… apenas un eco.

    "¿Qué soy ahora...?"

    Una carcajada brotó de su garganta, ajena, rota, como si no supiera cómo reír. Pero aún dentro de ella, muy al fondo, algo lloraba.

    Una voz apagada.
    Un susurro débil.
    ¿La suya? ¿O de alguien perdido en sus memorias?

    Aethor la observaba desde los árboles. Silente. Inmóvil. La recolección había comenzado. Y el cuerpo de Lyra, el vestido carmesí, sus ojos vacíos,
    eran la prueba de que la sangre real se quiebra desde dentro.

    [Anyel01] [Keirot_Korezu] [vision_white_scorpion_304] https://www.youtube.com/watch?v=QFZwuTOu9og Aethor, la voz que no perdona... Cuenta la leyenda que este ser fue el primer Guardián del Límite, creado por los dioses para contener el poder desmedido de los primeros vampiros reales. Pero cuando estos dioses desaparecieron, Aethor quedó atrapado entre el mundo físico y el espiritual… desfigurado por el tiempo y consumido por su deber. Su misión es recolectar la sangre y esencia de los vampiros que llevan linaje real, aquellos que descienden directamente de los antiguos progenitores inmortales. Su propósito es más oscuro… aún oculto incluso para los cazadores. El más mínimo roce, herida o contacto de Aethor provoca en el vampiro afectado una ruptura psíquica y biológica. La sangre dentro del vampiro se corrompe, generando un estado de sed incontrolable y locura, una especie de “fiebre de sangre”. Incluso los más disciplinados caen presa de la furia, devorando sin juicio a aliados, inocentes o enemigos por igual. Este estado puede durar días, semanas, o hasta que el vampiro es destruido… o muerde a otro, esparciendo la maldición. Pero hoy, por fin era el día. La había encontrado. Lyra Velvetthorn... El viento susurraba entre los árboles del bosque de Erelhyn, como si el mismo mundo contuviera el aliento. La luna se alzaba pálida sobre las copas negras, y Lyra avanzaba entre la maleza con la elegancia de una sombra viva, recolectando pétalos de lúgrima azul y raíces de silvo, ingredientes delicados para sus brebajes nocturnos. Una vieja costumbre que tenía. El silencio era profundo. Familiar. Seguro. Hasta que dejó de serlo. El aire se volvió denso. La noche se endureció, como si el bosque respirara al unísono… y luego se negara a hacerlo. Las hojas dejaron de moverse. Un escalofrío, no físico, sino ancestral, rozó la espalda de Lyra. Se irguió, alerta, sus ojos escudriñando la oscuridad. Y entonces lo sintió. No lo oyó llegar. No lo vio avanzar. Solo apareció, entre los árboles. Una figura alta, sin rostro, envuelta en una negrura tan antigua como el mundo. Sus ojos eran dos huecos de silencio. Aethor. Su mano apenas se movió, y una lanza negra cortó el aire. Lyra apenas giró cuando sintió el calor espeso de la herida en su cuello. Un hilo de sangre cayó… pero con él, cayó algo más. Su voluntad. Su centro. Su alma. Algo se desmoronó en su interior, imperceptible al principio, como una pequeña grieta en un espejo. El silencio viviente. El recolector de linajes. El castigo para los de sangre real. “No fue una herida… fue una llave.” Dentro de ella, algo se abrió. Y comenzó a entrar la oscuridad. La fiebre llegó como un vendaval. Su garganta ardía con una sed imposible, sus pensamientos se retorcían como insectos atrapados en ámbar caliente. Su consciencia comenzó a quebrarse, a fragmentarse como cristal golpeado desde dentro. "No tengo sed... no hambre... esto es otra cosa. Esto es... hueco. Es hambre de mí." Lyra intentó aferrarse a algo, a su nombre, a los recuerdos de quienes alguna vez amó, de las noches en las que alimentarse no era masacrar, sino ritual. Pero las memorias comenzaron a deslizarse entre sus dedos como humo frío. "¿Cómo sonaba la risa de Lioren...?" "¿Cuántos pétalos tenía la flor que planté en el umbral?" "¿Cuánto pesa la culpa cuando no queda alma que la cargue?" La respuesta era nada. Estaba en la oscuridad. Porque lo que quedaba dentro de ella ya no era esencia. Era una neblina negra que se arremolinaba, y en su centro...un abismo. Cuando llegó al campamento, ya no era ella. Las luces tenues de las linternas colgaban de las ramas como luciérnagas dormidas. Los cuerpos humanos respiraban profundamente, ajenos a lo que los observaba entre la maleza. Y la voz dentro de ella, que era tan dulce pero aterradora, susurró... "¿Ves cómo laten...? Rómpelos. Ábrelos. Encuentra la música en sus huesos." Ella no quería. No realmente. Pero ya no tenía la fuerza de decidir. La decisión se había ido con su sangre. El primer grito fue el más humano. El resto fueron ahogados en sangre. Sus manos se convirtieron en garras. Su boca, en prisión de colmillos. Y todo lo que era amor, compasión, belleza… fue devorado por la sed. Cuando todo terminó, Lyra permaneció de pie entre los restos humeantes del campamento. Su vestido blanco goteaba sangre como si el bosque la hubiese coronado. Una reina de ceniza y gritos. Sus pies comenzaron a moverse por sí solos, rumbo al pueblo. Mientras caminaba, su mente era un campo de ruinas. Y su alma… apenas un eco. "¿Qué soy ahora...?" Una carcajada brotó de su garganta, ajena, rota, como si no supiera cómo reír. Pero aún dentro de ella, muy al fondo, algo lloraba. Una voz apagada. Un susurro débil. ¿La suya? ¿O de alguien perdido en sus memorias? Aethor la observaba desde los árboles. Silente. Inmóvil. La recolección había comenzado. Y el cuerpo de Lyra, el vestido carmesí, sus ojos vacíos, eran la prueba de que la sangre real se quiebra desde dentro.
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  • ¿Acaso es la calma antes de la tormenta? Desde la llegada de aquellos extraños seres, las cosas han estado demasiado tranquilas, por una parte aquel ser de piel azul ha ayudado en la construcción de nuevos hogares en el subterráneo, además, la bruja que lo acompaña se ha encargado de ayudar a los habitantes con sus pócimas.

    Pero sabe que hay algo más, ha captado un aroma especial pero parece que es una persona que sabe bastante sobre sigilo, lo más preocupante es que ha captado aquel aroma cerca de la mansión de Julius.

    ¿Será una aliada o alguien que ha llegado a colarse para susurrar al oído del lord de los vampiros?
    ¿Acaso es la calma antes de la tormenta? Desde la llegada de aquellos extraños seres, las cosas han estado demasiado tranquilas, por una parte aquel ser de piel azul ha ayudado en la construcción de nuevos hogares en el subterráneo, además, la bruja que lo acompaña se ha encargado de ayudar a los habitantes con sus pócimas. Pero sabe que hay algo más, ha captado un aroma especial pero parece que es una persona que sabe bastante sobre sigilo, lo más preocupante es que ha captado aquel aroma cerca de la mansión de Julius. ¿Será una aliada o alguien que ha llegado a colarse para susurrar al oído del lord de los vampiros?
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  • "¿Odiar los vampiros? , para mí los humanos y vampiros , son iguales unos crueles y monstruos Pero jamás llegaría odiarlos"
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  • "No me importa , si me creen o no yo los salvabare todos los vampiros de su exicion."
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