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ค"...¿๐ ๐ ๐ ๐๐ ๐๐๐๐๐๐๐ ๐น๐๐๐๐พ๐๐?."
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Hope Mikaelson
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ค¿Sus palabras eran, cuanto menos solemnes? Por supuesto, pero nadie prometía cosas fáciles de llevar a cabo, ¿Qué merito tenía una promesa sencilla de realizar? Ninguno. Dean tenía muchos talentos, y uno de ellos era ser fiel a su palabra y cumplirla. Sobre todo si esta consistía en proteger y cuidar de su familia, de aquellos que le importaban.
Sin embargo, también se ve completamente capacitado para aceptar aquella promesa que le pide Hope, la misma que ya había aceptado momentos atrás en la biblioteca.
La de no hacer ninguna estupidez, la de no lanzarse el solo contra el mundo y confiar en su familia.
Y aunque le costara más, esa también la llevaría a cabo. Sobre todo si como premio iban unas tortitas de regalo.
— Te prometo que no voy a hacer ninguna estupidez, aunque tu criterio de estupidez y el mío no sean el mismo…
Las palabras del cazador quedan silenciadas por aquel último beso que Hope le regala antes de salir de la cama, bajo la atenta mirada de Dean, el cual sonríe admirando las curvas femeninas y recreándose en su trasero sin ningún tipo de remordimiento.
La sigue con la mirada aún en la cama, cruzándose de brazos mientras la joven busca su ropa interior, la tentación de robarle aquella prenda, cerrar la puerta del cuarto y vivir allí, ambos completamente desnudos pasa de forma fugaz por la mente del cazador, lejos de Miguel, lejos de todos los problemas que les esperaban fuera de aquel cuarto y fuera de aquel bunker, allí estaban seguros, podría hacerlo….
Aquel pensamiento fugaz se disuelve con la misma rapidez con la que había nacido. Pero dejando la reconfortante sensación de que realmente allí estaban seguros. Al menos tenían un lugar donde poder sentirse resguardados, donde nada malo podría alcanzarles, ni a él, ni a su familia, ni si quiera a Hope.
Para cuando él sale de la cama con una suave sonrisa en sus labios, Hope había encontrado su ropa interior y le había robado la camiseta de modo que él se hace con sus pantalones de pijama, sus pantalones de pijama favoritos, aquellos que llevaban dibujados decenas de perritos calientes, y cuando escucha el comentario de la tribrida, no puede sino hacer una pésima postura de modelaje.
— ¿Raro? Raro seria que no lo hicieras, es el mejor pijama del mundo, cielo… ¿Qué? Ahora no puedes echarte atrás, me has prometido unas tortitas… ¡no! Las mejores tortitas que he probado, así que no espero nada men…
Cuando escucha su nombre el cazador se vuelve hacia Hope, y su sonrisa, esa que aún llevaba en sus labios y que por segundos había parecido imperecedera se congela y se resquebraja como el hielo al recibir un golpe seco en cuanto ve a la Mikaelson apoyada contra la silla un segundo antes de desvanecerse y desplomarse contra el suelo.
Los reflejos del cazador se activan rápido, a pesar de sentir como si su corazón y sus tripas se hubieran helado de un momento para el siguiente, y en un movimiento rápido y fluido se lanza hacia la tribrida, arrodillándose en el camino y llegando justo a poder sujetar la cabeza femenina con su mano derecha y evitar el golpe contra el suelo.
Los ojos oliva de Dean revisaban el rostro sin expresión de Hope.
Su corazón y sus pulmones habían frenado de golpe su actividad.
Su mano zurda, aquella que no sostenía la cabeza de Hope, volaba por el cuerpo de esta hasta que se centra en el interior de su muñeca tratando de buscar sus signos vitales.
Dean Winchester se había quedado por completo paralizado. ¿Qué coño estaba ocurriendo? Estaban en casa, era un lugar seguro, aquello no podia estar pasando, tenía que ser una pesadilla, tenía que ser eso…
No sabe cuántos segundos necesita su cuerpo para reaccionar, no sabe cuántos segundos necesitan sus pulmones para llenarse de aire y sus cuerdas vocales para poder recuperar su voz, pero por fin un grito grave, profundo, y cargado de angustia sale de su pecho.
— ¡SAM! ¡SAMMY!
โคน La puerta de madera de su cuarto se abre de golpe, unos instantes más tarde, dejando pasar a Sam, con Castiel y Jack flanqueándole a ambos lados, y descubriendo una escena algo extraña a la vez que preocupante para los tres recién llegados.
Los ojos del más alto del mismo tono de verde que los de su hermano mayor, se abren casi hasta el límite antes de arrodillarse justo al otro lado de Hope, y es que Dean no se había atrevido ni si quiera a moverla.
— ¿Qué ha ocurrido?
— ¡No tengo ni idea SAM! ¡Se ha desmayado de la nada! ¿Puede quedarle algún rastro del hechizo del aquelarre?
Justo después de aquella pregunta, Castiel entra en el reducido campo de visión en ese momento de Dean, agachándose justo al lado de la cabeza de Hope.
— ¡Cass! ¿Qué le ocurre? Dime que puede curarla…
El ángel ante la pregunta de Dean, coloca dos dedos, el índice y el corazón, de la mano diestra, sobre la frente impoluta de la tribrida.
Los momentos que Castiel tarda en volver a moverse, se vuelven eternos para Dean, el cual poco a poco se va tensando cada vez más.
— ¿¡Y!? ¿¡Que le pasa!? Esta vez si puedes curarla, ¿¡Verdad!?
— No…
— ¡Como que no! ¿No puedes o no quieres? ¿Qué mierda de poderes tienes entonces Cass? No eres más que un bebe con gabardina.
— Dean….
Sam pone su diestra sobre el hombro de su hermano, tratando de calmarlo y hacerle ver algo que Dean ya sabía, que Castiel no se merecía aquellas palabras, que no se merecía que lo tratara así de mal, pero en aquellos momentos él no podia pensar en sus modales o en disculparse con su mejor amigo, lo haría, sí. Pero no hasta que todo se hubiera solucionado.
— Ella no está, Dean….
— ¿Cómo que no está? ¿Está muerta? No puede estar muerta, no puede…
— No, no está… su alma no está… Su cuerpo aún vive, pero sin su alma se ira apagando poco a poco…
— Su alma… ¿Y dónde coño está su alma?
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Sin embargo, también se ve completamente capacitado para aceptar aquella promesa que le pide Hope, la misma que ya había aceptado momentos atrás en la biblioteca.
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Y aunque le costara más, esa también la llevaría a cabo. Sobre todo si como premio iban unas tortitas de regalo.
— Te prometo que no voy a hacer ninguna estupidez, aunque tu criterio de estupidez y el mío no sean el mismo…
Las palabras del cazador quedan silenciadas por aquel último beso que Hope le regala antes de salir de la cama, bajo la atenta mirada de Dean, el cual sonríe admirando las curvas femeninas y recreándose en su trasero sin ningún tipo de remordimiento.
La sigue con la mirada aún en la cama, cruzándose de brazos mientras la joven busca su ropa interior, la tentación de robarle aquella prenda, cerrar la puerta del cuarto y vivir allí, ambos completamente desnudos pasa de forma fugaz por la mente del cazador, lejos de Miguel, lejos de todos los problemas que les esperaban fuera de aquel cuarto y fuera de aquel bunker, allí estaban seguros, podría hacerlo….
Aquel pensamiento fugaz se disuelve con la misma rapidez con la que había nacido. Pero dejando la reconfortante sensación de que realmente allí estaban seguros. Al menos tenían un lugar donde poder sentirse resguardados, donde nada malo podría alcanzarles, ni a él, ni a su familia, ni si quiera a Hope.
Para cuando él sale de la cama con una suave sonrisa en sus labios, Hope había encontrado su ropa interior y le había robado la camiseta de modo que él se hace con sus pantalones de pijama, sus pantalones de pijama favoritos, aquellos que llevaban dibujados decenas de perritos calientes, y cuando escucha el comentario de la tribrida, no puede sino hacer una pésima postura de modelaje.
— ¿Raro? Raro seria que no lo hicieras, es el mejor pijama del mundo, cielo… ¿Qué? Ahora no puedes echarte atrás, me has prometido unas tortitas… ¡no! Las mejores tortitas que he probado, así que no espero nada men…
Cuando escucha su nombre el cazador se vuelve hacia Hope, y su sonrisa, esa que aún llevaba en sus labios y que por segundos había parecido imperecedera se congela y se resquebraja como el hielo al recibir un golpe seco en cuanto ve a la Mikaelson apoyada contra la silla un segundo antes de desvanecerse y desplomarse contra el suelo.
Los reflejos del cazador se activan rápido, a pesar de sentir como si su corazón y sus tripas se hubieran helado de un momento para el siguiente, y en un movimiento rápido y fluido se lanza hacia la tribrida, arrodillándose en el camino y llegando justo a poder sujetar la cabeza femenina con su mano derecha y evitar el golpe contra el suelo.
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Su corazón y sus pulmones habían frenado de golpe su actividad.
Su mano zurda, aquella que no sostenía la cabeza de Hope, volaba por el cuerpo de esta hasta que se centra en el interior de su muñeca tratando de buscar sus signos vitales.
Dean Winchester se había quedado por completo paralizado. ¿Qué coño estaba ocurriendo? Estaban en casa, era un lugar seguro, aquello no podia estar pasando, tenía que ser una pesadilla, tenía que ser eso…
No sabe cuántos segundos necesita su cuerpo para reaccionar, no sabe cuántos segundos necesitan sus pulmones para llenarse de aire y sus cuerdas vocales para poder recuperar su voz, pero por fin un grito grave, profundo, y cargado de angustia sale de su pecho.
— ¡SAM! ¡SAMMY!
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Justo después de aquella pregunta, Castiel entra en el reducido campo de visión en ese momento de Dean, agachándose justo al lado de la cabeza de Hope.
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