• ༒☬ 𝐋𝐄𝐓'𝐒 𝐏𝐋𝐀𝐘 𝐀 𝐋𝐈𝐓𝐓𝐋𝐄 ☬༒

    ──𝐕𝐚𝐲𝐚… 𝐚ú𝐧 𝐬𝐢𝐠𝐮𝐞𝐬 𝐯𝐢𝐯𝐨, 𝐡𝐢𝐣𝐨 𝐝𝐞 𝐩𝐞𝐫𝐫𝐚. 𝐑𝐞𝐚𝐥𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐭á𝐬 𝐯𝐨𝐥𝐯𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐨𝐥𝐞𝐬𝐭𝐢𝐚.


    La primera vez que lo vio fue hace casi diez años, aunque para una mente fragmentada como la suya aquello se sentía como si hubiera ocurrido apenas cuatro. Y sin embargo, lo recordaba con una claridad incómoda, no por el contexto ni por lo que se dijeron, sino por lo que sintió.

    Lo primero que pensó de él fue simple y directo:

    "Este tipo es escalofriante".

    Había algo en su forma de estar… algo que no encajaba en ningún patrón lógico. Ryan no tenía la mirada de un hombre común, ni la de un asesino ordinario. Era otra cosa. Rozaba la psicopatía, pensó entonces. Una bestia disfrazada de cortesía, con esa sonrisa ambigua y esa calma tan antinatural que ponía los nervios de punta. Un hombre que podía estar contemplando una obra de arte… o planificando una ejecución, y nadie notaría la diferencia.


    Мне следовало сломать ему шею, когда я мог.


    No solo le parecía poco confiable. Le parecía peligroso en un sentido mucho más profundo, como si no tuviera emociones o, peor aún, como si supiera fingirlas a la perfección. Kiev lo había observado con desconfianza desde el primer momento y, con los años, esa percepción no mejoró… solo se volvió más compleja. Aprendió a trabajar a su lado, a leerlo en parte, pero jamás dejó de pensar que Ryan era mucho peor que él. Solo que este gustaba pintarse de maldito santo.

    Y eso ya era decir bastante.

    . . .

    "Eres igual a ese bastardo…"

    Como una broma enferma del destino, las palabras del italiano regresaron a su memoria justo cuando sostenía la cabeza ensangrentada de uno de los bastardos con el que lidiaba, su sonrisa se borró instantáneamente . Su agarre vaciló un segundo, no por duda, sino porque eso le provocó una rabia profunda que se expandió como un incendio. Lo sostuvo con más fuerza y lo estampó contra el pavimento en un solo movimiento seco, sin titubeos.

    El crujido fue visceral, desagradable para cualquiera que no estuviera sumergido en su mundo, pero para él sonó como romper una galleta. Su respiración se agitó. Los ojos platinados se mantuvieron fijos en el cuerpo que presentaba espasmos frente a él. No dijo nada. Solo observó hasta que el movimiento cesó, luego murmuró con fastidio:

    — Qué porquería.

    Hizo una breve cruz en el aire y se incorporó. Bastó un gesto de su mano para que sus hombres entendieran. En segundos el cuerpo fue envuelto en plástico, preparado para desaparecer como basura. Kiev se apartó unos metros, la espalda doliéndole por haber dormido en el sillón la noche anterior.

    Cruzó el salón hasta el balcón. Afuera, la ciudad de Monkov se extendía como un océano de luces y humo. Estaba ahí por contratos y para asegurar un territorio que ya dominaba, pero las tensiones en Rusia crecían y cada movimiento era una pieza más en un tablero que no podía permitirse perder.

    Respiró el aire frío. Sintió cómo sus pulmones se llenaban y el cuerpo parecía aligerarse.
    — Marcos… llama a esos cuatro. Necesito que vayan a San Petersburgo a averiguar algo —ordenó con calma mientras se quitaba los guantes. Sacó una navaja del bolsillo y se hizo un corte en la palma, observando cómo la sangre brotaba rápido antes de que la carne comenzara a cerrarse poco a poco. Sonrió apenas—. Bueno, al menos esto ya funciona como debe.

    Guardó la navaja y añadió con un tono sarcástico:
    — Y vigila a esa señorita por mí… esa mujer va a hacer explotar algo en cualquier momento.

    Aquella питунья era más una bomba que humana. Aunque, para ser justos, le había ayudado a conseguir información clave sobre su país natal. No se había dado cuenta al principio, pero había contratado a una bomba humana sin medir las consecuencias. Y eso significaba una sola cosa: debía controlarla antes de que todo se viniera abajo.

    Iría el mismo, pero tenía a una gala que asistir. Una de esas reuniones en las que tendría que encontrarse con otros integrantes de la mafia roja.

    Lo que tenía que hacer era simple, hacerles acordar quien era el perro de quien.
    ༒☬ 𝐋𝐄𝐓'𝐒 𝐏𝐋𝐀𝐘 𝐀 𝐋𝐈𝐓𝐓𝐋𝐄 ☬༒ ──𝐕𝐚𝐲𝐚… 𝐚ú𝐧 𝐬𝐢𝐠𝐮𝐞𝐬 𝐯𝐢𝐯𝐨, 𝐡𝐢𝐣𝐨 𝐝𝐞 𝐩𝐞𝐫𝐫𝐚. 𝐑𝐞𝐚𝐥𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐭á𝐬 𝐯𝐨𝐥𝐯𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐨𝐥𝐞𝐬𝐭𝐢𝐚. La primera vez que lo vio fue hace casi diez años, aunque para una mente fragmentada como la suya aquello se sentía como si hubiera ocurrido apenas cuatro. Y sin embargo, lo recordaba con una claridad incómoda, no por el contexto ni por lo que se dijeron, sino por lo que sintió. Lo primero que pensó de él fue simple y directo: "Este tipo es escalofriante". Había algo en su forma de estar… algo que no encajaba en ningún patrón lógico. Ryan no tenía la mirada de un hombre común, ni la de un asesino ordinario. Era otra cosa. Rozaba la psicopatía, pensó entonces. Una bestia disfrazada de cortesía, con esa sonrisa ambigua y esa calma tan antinatural que ponía los nervios de punta. Un hombre que podía estar contemplando una obra de arte… o planificando una ejecución, y nadie notaría la diferencia. Мне следовало сломать ему шею, когда я мог. No solo le parecía poco confiable. Le parecía peligroso en un sentido mucho más profundo, como si no tuviera emociones o, peor aún, como si supiera fingirlas a la perfección. Kiev lo había observado con desconfianza desde el primer momento y, con los años, esa percepción no mejoró… solo se volvió más compleja. Aprendió a trabajar a su lado, a leerlo en parte, pero jamás dejó de pensar que Ryan era mucho peor que él. Solo que este gustaba pintarse de maldito santo. Y eso ya era decir bastante. . . . "Eres igual a ese bastardo…" Como una broma enferma del destino, las palabras del italiano regresaron a su memoria justo cuando sostenía la cabeza ensangrentada de uno de los bastardos con el que lidiaba, su sonrisa se borró instantáneamente . Su agarre vaciló un segundo, no por duda, sino porque eso le provocó una rabia profunda que se expandió como un incendio. Lo sostuvo con más fuerza y lo estampó contra el pavimento en un solo movimiento seco, sin titubeos. El crujido fue visceral, desagradable para cualquiera que no estuviera sumergido en su mundo, pero para él sonó como romper una galleta. Su respiración se agitó. Los ojos platinados se mantuvieron fijos en el cuerpo que presentaba espasmos frente a él. No dijo nada. Solo observó hasta que el movimiento cesó, luego murmuró con fastidio: — Qué porquería. Hizo una breve cruz en el aire y se incorporó. Bastó un gesto de su mano para que sus hombres entendieran. En segundos el cuerpo fue envuelto en plástico, preparado para desaparecer como basura. Kiev se apartó unos metros, la espalda doliéndole por haber dormido en el sillón la noche anterior. Cruzó el salón hasta el balcón. Afuera, la ciudad de Monkov se extendía como un océano de luces y humo. Estaba ahí por contratos y para asegurar un territorio que ya dominaba, pero las tensiones en Rusia crecían y cada movimiento era una pieza más en un tablero que no podía permitirse perder. Respiró el aire frío. Sintió cómo sus pulmones se llenaban y el cuerpo parecía aligerarse. — Marcos… llama a esos cuatro. Necesito que vayan a San Petersburgo a averiguar algo —ordenó con calma mientras se quitaba los guantes. Sacó una navaja del bolsillo y se hizo un corte en la palma, observando cómo la sangre brotaba rápido antes de que la carne comenzara a cerrarse poco a poco. Sonrió apenas—. Bueno, al menos esto ya funciona como debe. Guardó la navaja y añadió con un tono sarcástico: — Y vigila a esa señorita por mí… esa mujer va a hacer explotar algo en cualquier momento. Aquella питунья era más una bomba que humana. Aunque, para ser justos, le había ayudado a conseguir información clave sobre su país natal. No se había dado cuenta al principio, pero había contratado a una bomba humana sin medir las consecuencias. Y eso significaba una sola cosa: debía controlarla antes de que todo se viniera abajo. Iría el mismo, pero tenía a una gala que asistir. Una de esas reuniones en las que tendría que encontrarse con otros integrantes de la mafia roja. Lo que tenía que hacer era simple, hacerles acordar quien era el perro de quien.
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  • 𝑶𝒑𝒆𝒓𝒂𝒕𝒔𝒊𝒚𝒂: 𝑼𝒗𝒊𝒅𝒆𝒕' 𝒊𝒌𝒉 𝒔𝒏𝒐𝒗𝒂




    Todos los indicios, las pistas y las pruebas apuntaban a 𝐊𝐢𝐞𝐯 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐥𝐬𝐤𝐨 en Rusia. Hacía días que ya estaba en Tver de nuevo, en las tierras de lo que fue mi familia biológica. Rastreando, hurgando, corrompiendo satélites rusos y estadounidenses dándole vueltas a las cosas. Había una patente a su nombre cerca de Jimki pero el rastro se perdió en Greenwood Hotel Alliance. De hecho no hubo más registro.

    Mucha opción no me quedaba aunque no quería volver a la capital, no me quedaba de otra. Necesitaba saber que había pasado todo este tiempo, al menos reafirmar mi lealtad y que seguiría aceptando sus contratos. No podía dejar pasar que me tomen como una traidora. Después de todo, él fue el único que apareció cuando la cosa se puso fea y tuve que hacerme sola.

    Moscú significaba muchas cosas. Esa noche, más que nada. La muerte de mis padres hizo que vayamos todos a Moscú, que me recibieran ahí y que me explicaran a tan corta edad que mi cabeza tendría precio. Digamos que no fallaron en nada con sus predicciones, no?

    -Debe haber ido a la Sede, algo debe haber salido mal y calculó que podrían ayudarlo. -me dije a mí misma tratando de ser positiva, esfuezo vano que imitaba un poco la falsa esperanza que emanaba de Ryan , otro del que no sabía si seguía vivo, muerto o solo había desaparecido. Quizás, retomó el contacto con Kiev y están juntos de nuevo. No lo sé.

    -Miss, vam uzhe pora gotovit'sya k meropriyatiyu. Mashina budet cherez polchasa, i, chestno govorya... yesli mozhno tak vyrazit'sya, vy v uzhasnom sostoyanii. -me comentó la ama de llaves de la familia. -Jajaja, ty prava, Yelena. Segodnya vecherom nam pridotsya ustroit' predstavleniye.-Me senté en la cómoda frente del espejo y empezó a arreglarme el cabello y ayudarme a vestirme.

    Al llegar al evento, no me esperaba verlo ahí. Si se escondía era mejor no aparecer en momentos así, más si lo llegaban a estar persiguiendo, pero sí sabía de varios que estaban involucrados y que, con un par de copas, aflojarían la lengua para darme información al respecto. Cómo era de esperarse, hubo un momento en el que tuve que infiltrarme dentro de la oficina del organizador. Allí encontré una carpeta roja titulada: "Красная мафия".
    -Por qué me da la impresión de que Rubi Ketchlant estuvo aquí? -pensé mientras sentía cierto aroma que era muy similar al perfume que usaba normalmente. Inmediatamente la abrí, y ahí estaba su nombre. Cerré la carpeta y volví por donde me había ido.

    Si, entré por la ventana porque casi que no la cuento en el cuarto de al lado.
    𝑶𝒑𝒆𝒓𝒂𝒕𝒔𝒊𝒚𝒂: 𝑼𝒗𝒊𝒅𝒆𝒕' 𝒊𝒌𝒉 𝒔𝒏𝒐𝒗𝒂 Todos los indicios, las pistas y las pruebas apuntaban a [Kiev_Romalsko] en Rusia. Hacía días que ya estaba en Tver de nuevo, en las tierras de lo que fue mi familia biológica. Rastreando, hurgando, corrompiendo satélites rusos y estadounidenses dándole vueltas a las cosas. Había una patente a su nombre cerca de Jimki pero el rastro se perdió en Greenwood Hotel Alliance. De hecho no hubo más registro. Mucha opción no me quedaba aunque no quería volver a la capital, no me quedaba de otra. Necesitaba saber que había pasado todo este tiempo, al menos reafirmar mi lealtad y que seguiría aceptando sus contratos. No podía dejar pasar que me tomen como una traidora. Después de todo, él fue el único que apareció cuando la cosa se puso fea y tuve que hacerme sola. Moscú significaba muchas cosas. Esa noche, más que nada. La muerte de mis padres hizo que vayamos todos a Moscú, que me recibieran ahí y que me explicaran a tan corta edad que mi cabeza tendría precio. Digamos que no fallaron en nada con sus predicciones, no? -Debe haber ido a la Sede, algo debe haber salido mal y calculó que podrían ayudarlo. -me dije a mí misma tratando de ser positiva, esfuezo vano que imitaba un poco la falsa esperanza que emanaba de [Ryan_Al_72] , otro del que no sabía si seguía vivo, muerto o solo había desaparecido. Quizás, retomó el contacto con Kiev y están juntos de nuevo. No lo sé. -Miss, vam uzhe pora gotovit'sya k meropriyatiyu. Mashina budet cherez polchasa, i, chestno govorya... yesli mozhno tak vyrazit'sya, vy v uzhasnom sostoyanii. -me comentó la ama de llaves de la familia. -Jajaja, ty prava, Yelena. Segodnya vecherom nam pridotsya ustroit' predstavleniye.-Me senté en la cómoda frente del espejo y empezó a arreglarme el cabello y ayudarme a vestirme. Al llegar al evento, no me esperaba verlo ahí. Si se escondía era mejor no aparecer en momentos así, más si lo llegaban a estar persiguiendo, pero sí sabía de varios que estaban involucrados y que, con un par de copas, aflojarían la lengua para darme información al respecto. Cómo era de esperarse, hubo un momento en el que tuve que infiltrarme dentro de la oficina del organizador. Allí encontré una carpeta roja titulada: "Красная мафия". -Por qué me da la impresión de que [Rub_i26] estuvo aquí? -pensé mientras sentía cierto aroma que era muy similar al perfume que usaba normalmente. Inmediatamente la abrí, y ahí estaba su nombre. Cerré la carpeta y volví por donde me había ido. Si, entré por la ventana porque casi que no la cuento en el cuarto de al lado.
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  • ❝ — 𝑬𝒏𝒕𝒐𝒏𝒄𝒆𝒔 ¿𝑬𝒔 𝒖𝒏 𝒕𝒓𝒂𝒕𝒐? ❞




    Fue de un cerrar de ojos

    Un día atendía papeles mientras Kiev aún no despertaba, Ryan se había ido, sin dejar una nota, ni una palabra, absolutamente nada.

    Aunque sabía que el rescate de Kiev lo había afectado de sobremanera, no creyó que terminaría provocando un mal dentro de su cabeza, algo que terminaría atormentandolo.

    Trato de hablar, pero ella era la menos indicada para hacerlo, porque también tenía sus propios problemas.

    Su ausencia ocurrió de la nada. Estaba cansada y exhausta, había tomado el control de todo de forma repentina para que la mafia no cayera, ordenó documentos, firmó contratos, controló los negocios, cuidó de Kiev como si fuera su enfermera, y las dudas la carcomían lentamente... ¿por qué no despertaba?, ¿por qué sus heridas no sanaban?, ¿por qué parecía tan simple, tan tranquilo? Su cuerpo no sanaba, parecía un simple mortal...


    Fue una de tanta noches, bebía unas copas, mientras hablaba con Kyo, su supuesta libertad se convirtió en una trampa, en un agujero oscuro que no vio venir. Alguien a quien consideraba un amigo, lo más cercano a ello.

    Cuando sus ojos se abrieron, estaba dentro de una casa antigua con arquitectura japonesa, todo era demasiado silencioso, demasiado ajeno

    Fue la primera alerta

    Buscó a alguien, a cualquiera, y cuando una mujer abrió la boca, el idioma japonés se le clavó como una daga en el oído

    La habían secuestrado y la habían llevado a un país donde no entendía el idioma, donde no tenía poder, donde no era nadie

    — ¡Voy a matarte, Ryo! — gritó con rabia

    Su cabello rojo era un desastre, su respiración desordenada, y los extraños la miraban como si fuera un espectro fuera de lugar.

    Se había olvidado de lo lejos que Kyo estaba dispuesto a llegar para sacarla del camino, alejarla tanto de Kiev como de Ryan, y lo había logrado, porque aunque Ryan fue el primero en desaparecer, a ella la empujaron aún más lejos

    ¿Qué tan difícil podía ser sobrevivir a esto?

    Esperó durante tres días la llegada del japonés, pero ninguna sombra se acercó, no tenía dinero, ni identificación, ni un contacto, ni un maldito plan para regresar a Albania

    Era un desastre, y no solo por fuera

    Intentó conseguir dinero, buscar salidas, improvisar, pero todo era ajeno, todo era hostil, todo estaba en su contra

    Y al final, terminó por involucrarse con los yakuza, fue inevitable, uno de ellos intentó tocarla y sin pensarlo le rompió el brazo, y cuando el resto vino a buscar explicaciones, ya era tarde

    No tuvo más opción que hundirse en ese mundo, meterse en los bajos fondos, adaptarse, ensuciarse, sobrevivir con lo poco que tenía, con lo que recordaba, con las ganas de volver a casa y verlos de nuevo

    Días, semanas, meses

    Todo era una cuenta regresiva


    — .... —

    El humo se disipaba con tranquilidad mientras ella lo observaba, solo tenía que terminar el contrato, solo eso y nada más.

    Estaba en una habitación japonesa, sentada con elegancia, vestía una yukata roja que dejaba parte de sus hombros al descubierto, el cabello recogido a medias, su piel marcada por el cansancio pero su sonrisa intacta, los dedos firmes alrededor de la pipa que encendía con lentitud, la mirada tranquila de quien lleva dentro una tormenta

    — ¿Es un trato? — sus labios soltaron las palabras tan suaves como venenosos mientras caminaba alrededor del hombre que tenía frente a ella, sus pasos suaves, calculados, su tono dulce como veneno — te lo prometo... esto te traerá más beneficios a ti que a mí. — Sus dedos recorrieron los hombros ajenos.

    El humo se escapaba de sus labios con naturalidad mientras se agachaba para sentarse, la yukata se deslizaba lo justo para jugar con su atención, su presencia era un arma, y ese hombre no tenía idea de en qué momento había bajado la guardia

    Estaba acompañado, claro, pero Rubi no se inmutó, los observó con la serenidad de quien ya había hecho esto muchas veces

    No podía decir nada más, cualquier palabra de más lo arruinaría, solo le quedaban unas frases suaves, una sonrisa y esa forma suya de mentir como si no lo hiciera, aunque sus dedos se aferraban a la tela roja que la envolvía.

    — Bien, es un trato — dijo él, haciendo un gesto japonés con la cabeza

    Rubi sonrió, como si acabara de escuchar una melodía perfecta. Aplaudió suavemente, juntó las manos con elegancia.

    Los hombres ingresaron a la sala con los papeles. El sello. El final.

    ¿Estaba contenta?
    Más que eso.
    El contrato era el precio exacto de su libertad.
    Su pasaje de regreso.

    Y mientras firmaban, aquella pregunta flotó por su cabeza, silenciosa, cálida y dolorosa:

    ¿Cómo estarían los chicos...?
    ❝ — 𝑬𝒏𝒕𝒐𝒏𝒄𝒆𝒔 ¿𝑬𝒔 𝒖𝒏 𝒕𝒓𝒂𝒕𝒐? ❞ Fue de un cerrar de ojos Un día atendía papeles mientras Kiev aún no despertaba, Ryan se había ido, sin dejar una nota, ni una palabra, absolutamente nada. Aunque sabía que el rescate de Kiev lo había afectado de sobremanera, no creyó que terminaría provocando un mal dentro de su cabeza, algo que terminaría atormentandolo. Trato de hablar, pero ella era la menos indicada para hacerlo, porque también tenía sus propios problemas. Su ausencia ocurrió de la nada. Estaba cansada y exhausta, había tomado el control de todo de forma repentina para que la mafia no cayera, ordenó documentos, firmó contratos, controló los negocios, cuidó de Kiev como si fuera su enfermera, y las dudas la carcomían lentamente... ¿por qué no despertaba?, ¿por qué sus heridas no sanaban?, ¿por qué parecía tan simple, tan tranquilo? Su cuerpo no sanaba, parecía un simple mortal... Fue una de tanta noches, bebía unas copas, mientras hablaba con Kyo, su supuesta libertad se convirtió en una trampa, en un agujero oscuro que no vio venir. Alguien a quien consideraba un amigo, lo más cercano a ello. Cuando sus ojos se abrieron, estaba dentro de una casa antigua con arquitectura japonesa, todo era demasiado silencioso, demasiado ajeno Fue la primera alerta Buscó a alguien, a cualquiera, y cuando una mujer abrió la boca, el idioma japonés se le clavó como una daga en el oído La habían secuestrado y la habían llevado a un país donde no entendía el idioma, donde no tenía poder, donde no era nadie — ¡Voy a matarte, Ryo! — gritó con rabia Su cabello rojo era un desastre, su respiración desordenada, y los extraños la miraban como si fuera un espectro fuera de lugar. Se había olvidado de lo lejos que Kyo estaba dispuesto a llegar para sacarla del camino, alejarla tanto de Kiev como de Ryan, y lo había logrado, porque aunque Ryan fue el primero en desaparecer, a ella la empujaron aún más lejos ¿Qué tan difícil podía ser sobrevivir a esto? Esperó durante tres días la llegada del japonés, pero ninguna sombra se acercó, no tenía dinero, ni identificación, ni un contacto, ni un maldito plan para regresar a Albania Era un desastre, y no solo por fuera Intentó conseguir dinero, buscar salidas, improvisar, pero todo era ajeno, todo era hostil, todo estaba en su contra Y al final, terminó por involucrarse con los yakuza, fue inevitable, uno de ellos intentó tocarla y sin pensarlo le rompió el brazo, y cuando el resto vino a buscar explicaciones, ya era tarde No tuvo más opción que hundirse en ese mundo, meterse en los bajos fondos, adaptarse, ensuciarse, sobrevivir con lo poco que tenía, con lo que recordaba, con las ganas de volver a casa y verlos de nuevo Días, semanas, meses Todo era una cuenta regresiva — .... — El humo se disipaba con tranquilidad mientras ella lo observaba, solo tenía que terminar el contrato, solo eso y nada más. Estaba en una habitación japonesa, sentada con elegancia, vestía una yukata roja que dejaba parte de sus hombros al descubierto, el cabello recogido a medias, su piel marcada por el cansancio pero su sonrisa intacta, los dedos firmes alrededor de la pipa que encendía con lentitud, la mirada tranquila de quien lleva dentro una tormenta — ¿Es un trato? — sus labios soltaron las palabras tan suaves como venenosos mientras caminaba alrededor del hombre que tenía frente a ella, sus pasos suaves, calculados, su tono dulce como veneno — te lo prometo... esto te traerá más beneficios a ti que a mí. — Sus dedos recorrieron los hombros ajenos. El humo se escapaba de sus labios con naturalidad mientras se agachaba para sentarse, la yukata se deslizaba lo justo para jugar con su atención, su presencia era un arma, y ese hombre no tenía idea de en qué momento había bajado la guardia Estaba acompañado, claro, pero Rubi no se inmutó, los observó con la serenidad de quien ya había hecho esto muchas veces No podía decir nada más, cualquier palabra de más lo arruinaría, solo le quedaban unas frases suaves, una sonrisa y esa forma suya de mentir como si no lo hiciera, aunque sus dedos se aferraban a la tela roja que la envolvía. — Bien, es un trato — dijo él, haciendo un gesto japonés con la cabeza Rubi sonrió, como si acabara de escuchar una melodía perfecta. Aplaudió suavemente, juntó las manos con elegancia. Los hombres ingresaron a la sala con los papeles. El sello. El final. ¿Estaba contenta? Más que eso. El contrato era el precio exacto de su libertad. Su pasaje de regreso. Y mientras firmaban, aquella pregunta flotó por su cabeza, silenciosa, cálida y dolorosa: ¿Cómo estarían los chicos...?
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  • -decidi, salir un rato para despues parar en un cafe, llegando despues a mi empresa de nuevo suspirando levemente, soltando un suspiro algo grueso, para despues carraspear volviendo a mirar y firmar contratos-
    -decidi, salir un rato para despues parar en un cafe, llegando despues a mi empresa de nuevo suspirando levemente, soltando un suspiro algo grueso, para despues carraspear volviendo a mirar y firmar contratos-
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  • —Escuchame..el plan es emboscarlo en la estratosfera,el y los demás corderitos buscaran algun planeta lejos de aqui aunque se que no encontraran nada de nada alli afuera,tu lo agarras de su capa y me lo lanzas a mi,le atravieso el corazon con un puñetazo y botin para los dos,¿captas?..

    —No estaba hablando con nadie,no habia nadie con el pero su mente enferma lo engaño haciendole creer que hablaba con Shiesty Mark,una de las variantes que murio durante la invasion,su episodio de locura no duraria mucho,pues Omni-Mark aparecio y lo vio hablar solo—

    Omni-Mark:"¿y a ti que te pasa ahora?"

    —Siniester Mark se giro rápidamente y sonrio de manera macabra—

    —Hablando del diablo..¿listo para-...?

    —Siniester Mark busco a Shiesty Mark por doquier pero no encontro a nadie,pensando que lo dejo solo por miedo—

    —No importa,mas para mi..

    —Siniester Mark arremetio contra Omni-Mark,buscando derribarlo para darle el golpe de gracia—
    —Escuchame..el plan es emboscarlo en la estratosfera,el y los demás corderitos buscaran algun planeta lejos de aqui aunque se que no encontraran nada de nada alli afuera,tu lo agarras de su capa y me lo lanzas a mi,le atravieso el corazon con un puñetazo y botin para los dos,¿captas?.. —No estaba hablando con nadie,no habia nadie con el pero su mente enferma lo engaño haciendole creer que hablaba con Shiesty Mark,una de las variantes que murio durante la invasion,su episodio de locura no duraria mucho,pues Omni-Mark aparecio y lo vio hablar solo— Omni-Mark:"¿y a ti que te pasa ahora?" —Siniester Mark se giro rápidamente y sonrio de manera macabra— —Hablando del diablo..¿listo para-...? —Siniester Mark busco a Shiesty Mark por doquier pero no encontro a nadie,pensando que lo dejo solo por miedo— —No importa,mas para mi.. —Siniester Mark arremetio contra Omni-Mark,buscando derribarlo para darle el golpe de gracia—
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  • — ¿Y qué si me gustan las flores? A ti te gustan los medios tratos y las palabras ambiguas. —
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  • Capítulo II — La Furia Silenciosa de la Adolescente Maldita

    A los dieciséis años, Luna no era una adolescente común. Mientras otras chicas aprendían a maquillarse o soñaban con amores de verano, ella ya había fundado una empresa internacional:
    NoxTech International, una firma de inteligencia artificial, vigilancia, armamento tecnológico y comercio internacional.

    Su abuelo la ayudó a abrir las puertas, pero fue su mente —afilada como un cristal roto— la que selló contratos, aplastó competencia y estableció alianzas con gobiernos sin rostro.
    A ojos del mundo, era una prodigio callada, excéntrica, con una mirada que nadie podía sostener por mucho tiempo. Su empresa se convirtió en su escudo, pero también en su arma.

    Sin embargo, conforme crecía su imperio… crecía ella.

    La maldición de las Tres Caras ya no se ocultaba fácilmente.

    Fase Humana (La Más Frágil)
    Durante el día, Luna usaba su “máscara humana”:
    Cabello blanco como el invierno, ojos marrones que reflejaban demasiado, y una piel cubierta de tatuajes que se movían lentamente, como serpientes dormidas bajo su piel.
    Era en esta fase donde sentía hambre, cansancio, e incluso algo parecido a soledad. En la humanidad estaba su herencia más débil, pero también la más dolorosa.

    Era en esta forma donde soñaba con su madre, con su risa, con sus manos cubriéndola del frío. Donde aún recordaba el olor de la leña y el canto de las aves en las montañas.

    Pero en cada despertar… volvía la ira.

    Fase Celestial (La Memoria del Padre)
    Durante la noche, bajo la luz de la luna llena o cuando tocaba la electricidad con las manos, su cuerpo cambiaba. Su piel brillaba en tonos dorados y azulados, sus ojos se volvían plateados, y una voz surgía de su garganta que no parecía humana: la voz del dios olvidado.

    En esta fase, Luna tenía visiones. Veía los pasillos del Reino Celestial, las traiciones, los banquetes manchados de sangre, y el momento exacto en que los dioses decretaron la desaparición de su padre.

    La fase celestial le daba conocimiento, clarividencia, control sobre la energía y el metal.
    Pero le arrebataba su cuerpo durante horas. A veces despertaba en ciudades que no conocía, hablando lenguas muertas.

    Fase Demoníaca (El Legado de la Maldición)
    La peor parte. La cara que no controlaba.

    Aparecía cuando sentía miedo extremo, ira profunda o culpa. Su cuerpo se retorcía, sus huesos se alargaban, su rostro se dividía en fisuras, y dos cuernos oscuros emergían.
    Su voz se transformaba en un eco rasgado. Sus ojos se teñían de rojo con una pupila vertical, y su sombra se alargaba como si estuviera viva.

    En esa fase, Luna no pensaba… sobrevivía.

    En más de una ocasión, sus enemigos desaparecieron sin dejar rastro. Rumores en la red oscura hablaban de una "dama blanca" que aparecía cuando te atrevías a tocar lo prohibido.
    A veces, ella misma se encontraba con sangre en las manos, sin recordar cómo llegó ahí.

    La Adolescente que Nadie Puede Amar
    Mientras su nombre se volvía leyenda en el mundo corporativo, Luna no podía tener amigos, ni amantes, ni aliados verdaderos.
    Cada intento de acercarse a alguien terminaba en una tragedia: pesadillas, fiebre, locura… o muerte.

    Los dioses habían sido crueles.
    No le bastaba con que nadie la adorara.
    También la habían condenado a destruir todo lo que tocara.

    Por eso, cuando Luna cumplió 18 años, tomó una decisión que selló su destino:

    “Si no puedo ser amada… seré temida.
    Si mi nombre no puede ser una plegaria… que sea una maldición.”

    Desde entonces, Luna ha trabajado desde las sombras, construyendo su red global de influencia, infiltrando templos antiguos, destruyendo cultos secretos, y descubriendo los nombres verdaderos de los dioses que la maldijeron.

    Porque la hija del dios olvidado no ha olvidado nada.
    Y sabe que, algún día, las tres caras de su maldición…
    se convertirán en armas.
    Capítulo II — La Furia Silenciosa de la Adolescente Maldita A los dieciséis años, Luna no era una adolescente común. Mientras otras chicas aprendían a maquillarse o soñaban con amores de verano, ella ya había fundado una empresa internacional: NoxTech International, una firma de inteligencia artificial, vigilancia, armamento tecnológico y comercio internacional. Su abuelo la ayudó a abrir las puertas, pero fue su mente —afilada como un cristal roto— la que selló contratos, aplastó competencia y estableció alianzas con gobiernos sin rostro. A ojos del mundo, era una prodigio callada, excéntrica, con una mirada que nadie podía sostener por mucho tiempo. Su empresa se convirtió en su escudo, pero también en su arma. Sin embargo, conforme crecía su imperio… crecía ella. La maldición de las Tres Caras ya no se ocultaba fácilmente. 🔹 Fase Humana (La Más Frágil) Durante el día, Luna usaba su “máscara humana”: Cabello blanco como el invierno, ojos marrones que reflejaban demasiado, y una piel cubierta de tatuajes que se movían lentamente, como serpientes dormidas bajo su piel. Era en esta fase donde sentía hambre, cansancio, e incluso algo parecido a soledad. En la humanidad estaba su herencia más débil, pero también la más dolorosa. Era en esta forma donde soñaba con su madre, con su risa, con sus manos cubriéndola del frío. Donde aún recordaba el olor de la leña y el canto de las aves en las montañas. Pero en cada despertar… volvía la ira. 🔸 Fase Celestial (La Memoria del Padre) Durante la noche, bajo la luz de la luna llena o cuando tocaba la electricidad con las manos, su cuerpo cambiaba. Su piel brillaba en tonos dorados y azulados, sus ojos se volvían plateados, y una voz surgía de su garganta que no parecía humana: la voz del dios olvidado. En esta fase, Luna tenía visiones. Veía los pasillos del Reino Celestial, las traiciones, los banquetes manchados de sangre, y el momento exacto en que los dioses decretaron la desaparición de su padre. La fase celestial le daba conocimiento, clarividencia, control sobre la energía y el metal. Pero le arrebataba su cuerpo durante horas. A veces despertaba en ciudades que no conocía, hablando lenguas muertas. 🔥 Fase Demoníaca (El Legado de la Maldición) La peor parte. La cara que no controlaba. Aparecía cuando sentía miedo extremo, ira profunda o culpa. Su cuerpo se retorcía, sus huesos se alargaban, su rostro se dividía en fisuras, y dos cuernos oscuros emergían. Su voz se transformaba en un eco rasgado. Sus ojos se teñían de rojo con una pupila vertical, y su sombra se alargaba como si estuviera viva. En esa fase, Luna no pensaba… sobrevivía. En más de una ocasión, sus enemigos desaparecieron sin dejar rastro. Rumores en la red oscura hablaban de una "dama blanca" que aparecía cuando te atrevías a tocar lo prohibido. A veces, ella misma se encontraba con sangre en las manos, sin recordar cómo llegó ahí. 🌒 La Adolescente que Nadie Puede Amar Mientras su nombre se volvía leyenda en el mundo corporativo, Luna no podía tener amigos, ni amantes, ni aliados verdaderos. Cada intento de acercarse a alguien terminaba en una tragedia: pesadillas, fiebre, locura… o muerte. Los dioses habían sido crueles. No le bastaba con que nadie la adorara. También la habían condenado a destruir todo lo que tocara. Por eso, cuando Luna cumplió 18 años, tomó una decisión que selló su destino: “Si no puedo ser amada… seré temida. Si mi nombre no puede ser una plegaria… que sea una maldición.” Desde entonces, Luna ha trabajado desde las sombras, construyendo su red global de influencia, infiltrando templos antiguos, destruyendo cultos secretos, y descubriendo los nombres verdaderos de los dioses que la maldijeron. Porque la hija del dios olvidado no ha olvidado nada. Y sabe que, algún día, las tres caras de su maldición… se convertirán en armas.
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  • La Niñez Maldita de Luna

    Luna nació bajo el amparo de la luna llena, en lo profundo de un bosque donde el silencio era tan espeso como la niebla. Su madre, Elira, una humana con un corazón tan puro como el agua de manantial, se enamoró de un ser que no debía existir: Kaelthar, un dios olvidado por el tiempo, exiliado del panteón celestial por oponerse a la crueldad de sus iguales.

    Kaelthar amaba a Elira con una devoción que desafiaba la eternidad. Cuando Luna nació, el cielo tembló. Era una criatura imposible: hija de lo mortal y lo divino, portadora de un poder ancestral que podía desatar el fin o el renacer de los dioses antiguos. Por eso, al primer aliento de Luna, su existencia fue considerada una abominación.

    Sus padres huyeron. Se ocultaron en cuevas selladas por runas, en ciudades fantasmas y bajo el mar. Pero los dioses siempre encuentran lo que quieren destruir.

    Cuando Luna cumplió cinco años, los encontraron. El castigo fue cruel, inhumano:

    Elira fue devorada viva por una tribu de caníbales bendecidos por los dioses, obligando a Luna a oír sus gritos.

    Kaelthar fue reducido a polvo, su alma disuelta en el viento frente a los ojos de su hija.

    Luna fue atada a una roca, obligada a ver todo, sin poder cerrar los ojos por obra de una maldición.

    Los dioses no la mataron. La maldecían por existir. Le impusieron un castigo peor que la muerte:

    “Nunca serás adorada como tu padre. Tu nombre será sinónimo de temor. Llevarás tres caras, tres verdades:
    Una humana, para ser rechazada por los hombres.
    Una celestial, para recordar lo que jamás tendrás.
    Una demoníaca, para que hasta los monstruos huyan de ti.”

    Después de aquello, la dejaron sola. Fue su abuelo materno, un hombre duro como la piedra, el que la rescató. No sabía amar, pero sí enseñar. La entrenó en idiomas, tecnología, combate y negocios. Le enseñó a sobrevivir. Le enseñó que el mundo no es un lugar para los buenos, sino para los decididos.

    A los 16 años, Luna fundó su primera empresa: "NoxTech International", una corporación de tecnología y comercio global. En pocos años, superó fronteras y gobiernos. A sus espaldas, nadie sabía que las sombras la seguían.

    Aunque parecía humana, a veces su rostro cambiaba sin aviso:

    En la noche, su rostro celestial brillaba, con ojos plateados como estrellas, atrayendo sueños y visiones.

    En la furia o en el miedo, su rostro demoníaco emergía, con cuernos oscuros, piel de obsidiana y voz de ecos rotos.

    Solo en la rutina, entre computadoras y contratos, su rostro humano le permitía pasar desapercibida.

    Luna no tenía aliados, solo empleados, enemigos y secretos. Era rica, poderosa y hermosa, pero no podía tocar a nadie sin que su piel ardiera o sus ojos revelaran la verdad.

    Los dioses la miraban desde sus tronos con desprecio. Pero también con miedo. Porque sabían que la hija del dios olvidado… nunca olvidó lo que le hicieron.

    Y en su silencio, Luna prepara su venganza. No por adoración, ni por amor.
    Sino por justicia.

    La Niñez Maldita de Luna Luna nació bajo el amparo de la luna llena, en lo profundo de un bosque donde el silencio era tan espeso como la niebla. Su madre, Elira, una humana con un corazón tan puro como el agua de manantial, se enamoró de un ser que no debía existir: Kaelthar, un dios olvidado por el tiempo, exiliado del panteón celestial por oponerse a la crueldad de sus iguales. Kaelthar amaba a Elira con una devoción que desafiaba la eternidad. Cuando Luna nació, el cielo tembló. Era una criatura imposible: hija de lo mortal y lo divino, portadora de un poder ancestral que podía desatar el fin o el renacer de los dioses antiguos. Por eso, al primer aliento de Luna, su existencia fue considerada una abominación. Sus padres huyeron. Se ocultaron en cuevas selladas por runas, en ciudades fantasmas y bajo el mar. Pero los dioses siempre encuentran lo que quieren destruir. Cuando Luna cumplió cinco años, los encontraron. El castigo fue cruel, inhumano: Elira fue devorada viva por una tribu de caníbales bendecidos por los dioses, obligando a Luna a oír sus gritos. Kaelthar fue reducido a polvo, su alma disuelta en el viento frente a los ojos de su hija. Luna fue atada a una roca, obligada a ver todo, sin poder cerrar los ojos por obra de una maldición. Los dioses no la mataron. La maldecían por existir. Le impusieron un castigo peor que la muerte: “Nunca serás adorada como tu padre. Tu nombre será sinónimo de temor. Llevarás tres caras, tres verdades: Una humana, para ser rechazada por los hombres. Una celestial, para recordar lo que jamás tendrás. Una demoníaca, para que hasta los monstruos huyan de ti.” Después de aquello, la dejaron sola. Fue su abuelo materno, un hombre duro como la piedra, el que la rescató. No sabía amar, pero sí enseñar. La entrenó en idiomas, tecnología, combate y negocios. Le enseñó a sobrevivir. Le enseñó que el mundo no es un lugar para los buenos, sino para los decididos. A los 16 años, Luna fundó su primera empresa: "NoxTech International", una corporación de tecnología y comercio global. En pocos años, superó fronteras y gobiernos. A sus espaldas, nadie sabía que las sombras la seguían. Aunque parecía humana, a veces su rostro cambiaba sin aviso: En la noche, su rostro celestial brillaba, con ojos plateados como estrellas, atrayendo sueños y visiones. En la furia o en el miedo, su rostro demoníaco emergía, con cuernos oscuros, piel de obsidiana y voz de ecos rotos. Solo en la rutina, entre computadoras y contratos, su rostro humano le permitía pasar desapercibida. Luna no tenía aliados, solo empleados, enemigos y secretos. Era rica, poderosa y hermosa, pero no podía tocar a nadie sin que su piel ardiera o sus ojos revelaran la verdad. Los dioses la miraban desde sus tronos con desprecio. Pero también con miedo. Porque sabían que la hija del dios olvidado… nunca olvidó lo que le hicieron. Y en su silencio, Luna prepara su venganza. No por adoración, ni por amor. Sino por justicia.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Retratos sin sombra: Episodio Cero — Cuando el linaje sangra (PROXIMAMENTE)

    Mucho antes de recuperar su poder, antes de despedirse de la goblina en aquel pueblo extraño, Akane enfrentó una batalla que definiría su lugar en el mundo. No como heredera… sino como ruptura.
    Retratos sin sombra: Episodio Cero — Cuando el linaje sangra (PROXIMAMENTE) Mucho antes de recuperar su poder, antes de despedirse de la goblina en aquel pueblo extraño, Akane enfrentó una batalla que definiría su lugar en el mundo. No como heredera… sino como ruptura.
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  • Estas dos semanas tengo que dejar bien atado ciertos planos y contratos, antes de dejar la empresa en manos de mi hermana Ivanna.
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