#BitchLife #SupernaturalLife
Las horas de la noche fueron una verdadera tortura. A pesar de haberse refugiado en el alcohol, su mente no encontraba descanso. El paso de aquellas criaturas sobrenaturales cuya existencia recientemente se ha vuelto tan evidente parece haber lastimado su psique, lo atormenta. Un hormigueo constante le recorre la piel, haciéndole sentir que, en cualquier momento, una de ellas podría caer sobre él.
Buscó refugio en el bar, pero hallarlo vacío no ayuda. Los pensamientos intrusivos lo asaltan sin cesar, imágenes y sensaciones que no puede borrar ni con tragos ni con distracciones.
Exhausto, pero incapaz de entregarse al sueño, decide quedarse en la barra, apoyando la cabeza sobre sus brazos mientras intenta, sin éxito, calmar su mente.
Finalmente, con las primeras luces del amanecer colándose por las ventanas del bar, el agotamiento lo vence y cae dormido, con el rostro apoyado en la fría superficie de la barra.
Las horas de la noche fueron una verdadera tortura. A pesar de haberse refugiado en el alcohol, su mente no encontraba descanso. El paso de aquellas criaturas sobrenaturales cuya existencia recientemente se ha vuelto tan evidente parece haber lastimado su psique, lo atormenta. Un hormigueo constante le recorre la piel, haciéndole sentir que, en cualquier momento, una de ellas podría caer sobre él.
Buscó refugio en el bar, pero hallarlo vacío no ayuda. Los pensamientos intrusivos lo asaltan sin cesar, imágenes y sensaciones que no puede borrar ni con tragos ni con distracciones.
Exhausto, pero incapaz de entregarse al sueño, decide quedarse en la barra, apoyando la cabeza sobre sus brazos mientras intenta, sin éxito, calmar su mente.
Finalmente, con las primeras luces del amanecer colándose por las ventanas del bar, el agotamiento lo vence y cae dormido, con el rostro apoyado en la fría superficie de la barra.
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Las horas de la noche fueron una verdadera tortura. A pesar de haberse refugiado en el alcohol, su mente no encontraba descanso. El paso de aquellas criaturas sobrenaturales cuya existencia recientemente se ha vuelto tan evidente parece haber lastimado su psique, lo atormenta. Un hormigueo constante le recorre la piel, haciéndole sentir que, en cualquier momento, una de ellas podría caer sobre él.
Buscó refugio en el bar, pero hallarlo vacío no ayuda. Los pensamientos intrusivos lo asaltan sin cesar, imágenes y sensaciones que no puede borrar ni con tragos ni con distracciones.
Exhausto, pero incapaz de entregarse al sueño, decide quedarse en la barra, apoyando la cabeza sobre sus brazos mientras intenta, sin éxito, calmar su mente.
Finalmente, con las primeras luces del amanecer colándose por las ventanas del bar, el agotamiento lo vence y cae dormido, con el rostro apoyado en la fría superficie de la barra.