Hablan de ídolos y han olvidado nombrar a los escultores. Profesan igualdad, pero reniegan de la renuncia. Ruegan por los deseos, olvidándose de la dignidad que surge del proceso. Se atreven a amar, pero han descuidado sus propios templos. Reprimen los intereses tras palabras rimbombantes.
Esperarlos es desviar la mirada, fingir ignorancia. Deben recordar constantemente las palabras de quienes antaño fueron iluminados, sin dejar por ello de ser humanos.
No se trata de imitar al mártir desollado, sino de aprender a razonar incluso frente a aquello que parece no someterse a juicio alguno.
Esperarlos es desviar la mirada, fingir ignorancia. Deben recordar constantemente las palabras de quienes antaño fueron iluminados, sin dejar por ello de ser humanos.
No se trata de imitar al mártir desollado, sino de aprender a razonar incluso frente a aquello que parece no someterse a juicio alguno.
Hablan de ídolos y han olvidado nombrar a los escultores. Profesan igualdad, pero reniegan de la renuncia. Ruegan por los deseos, olvidándose de la dignidad que surge del proceso. Se atreven a amar, pero han descuidado sus propios templos. Reprimen los intereses tras palabras rimbombantes.
Esperarlos es desviar la mirada, fingir ignorancia. Deben recordar constantemente las palabras de quienes antaño fueron iluminados, sin dejar por ello de ser humanos.
No se trata de imitar al mártir desollado, sino de aprender a razonar incluso frente a aquello que parece no someterse a juicio alguno.
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