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    [ ¡Me urge uno de esos roles empalagosos y románticos que te hacen creer en el amor! (?) ]
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  • ❝ — 𝑷𝒐𝒓 𝒎á𝒔 𝒂ñ𝒐𝒔 𝒉𝒆𝒓𝒎𝒐𝒔𝒐𝒔 𝒚 𝒅𝒖𝒍𝒄𝒆𝒔.❞





    — La vida suele traernos sorpresitas hermosas y otra feas. Aunque para mí simplemente es el disfrute de cada día al poder tener a mi lado aquellas personas que se ganaron un cariño por mi parte. Únicas y con una personalidad resaltante. Es interesante el camino que me ah llevado mis acciones, no me quejo, es divertido. Conocí personas nuevas, amistades que se hacen más fuertes y una "famila" que ah ido creciendo con el tiempo. Es lo más cercano que eh tenido a una.

    Espero de todo corazón que pasen un excelente día. Con todo mi cariño les deseo lo mejor, incluso si son italianos que tienen por alguna razón, un interés romántico en Hitler por la gran cantidad de mención a este y que atentan con mi comida favorita porque no pueden entender que a veces lo dulce y lo salado en uno solo puede crear un sabor tan increíble. . . Pfft jajaja, especialmente a esa o esas personitas. Que dios ilumine a los fascistas.

    Viva la piña y el Mango de Papaya. Tengan un feliz año nuevo.
    ❝ — 𝑷𝒐𝒓 𝒎á𝒔 𝒂ñ𝒐𝒔 𝒉𝒆𝒓𝒎𝒐𝒔𝒐𝒔 𝒚 𝒅𝒖𝒍𝒄𝒆𝒔.❞ — La vida suele traernos sorpresitas hermosas y otra feas. Aunque para mí simplemente es el disfrute de cada día al poder tener a mi lado aquellas personas que se ganaron un cariño por mi parte. Únicas y con una personalidad resaltante. Es interesante el camino que me ah llevado mis acciones, no me quejo, es divertido. Conocí personas nuevas, amistades que se hacen más fuertes y una "famila" que ah ido creciendo con el tiempo. Es lo más cercano que eh tenido a una. Espero de todo corazón que pasen un excelente día. Con todo mi cariño les deseo lo mejor, incluso si son italianos que tienen por alguna razón, un interés romántico en Hitler por la gran cantidad de mención a este y que atentan con mi comida favorita porque no pueden entender que a veces lo dulce y lo salado en uno solo puede crear un sabor tan increíble. . . Pfft jajaja, especialmente a esa o esas personitas. Que dios ilumine a los fascistas. Viva la piña y el Mango de Papaya. Tengan un feliz año nuevo.
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    Quiero un rol gay bien romántico ahre, alguien se apunta ?/
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  • ¿Es posible burlar a la muerte?

    Para Kazuo, esto era algo innato. Había burlado a la muerte por más de 1,200 año. Pero ahora la cuenta regresiva se sentía más cerca que nunca. En un acto de amor, Kazuo vinculó su alma a la de Elizabeth. El día en que ella dé su último suspiro, él la acompañará.

    Aunque morir por amor suene muy romántico, Kazuo tenía la certeza de que volvería a reencarnar siendo quien es. Pero... ¿podría vivir una nueva vida sin ella? ¿Cómo sabría si ella se reencarnaría? ¿Y él, recordaría algo?

    Eran demasiados cabos sueltos, demasiada incertidumbre que el zorro no estaba dispuesto a asumir. Había dedicado sus últimas semanas a buscar información en libros, documentos y escritos de cualquier tipo que pudieran darle pistas sobre algo, algún hilo del que poder tirar.

    Algunos textos hablaban de un lugar más allá de Kyoto, un lugar en ruinas tan, o incluso más, antiguo que él. Decidió salir en la noche, solo... Probablemente recibiría una reprimenda, pero iba a ser un viaje de ida y vuelta en la misma noche; casi tendría que ir como un espíritu, en su forma de zorro, a través del bosque. Llevar a alguien con él haría imposible alcanzar esa velocidad.

    Llegó a aquellas ruinas, un amasijo de escombros cubiertos por la densidad del bosque, pero que emanaban un aura especial. Aquel sitio había sido antaño un lugar sagrado de extrema importancia. Seguramente, había sido destruido antes de la unificación de Japón; de ahí su estado.

    En una de las paredes había runas, símbolos y kanjis más antiguos que él mismo. Eran pocos los conocimientos que escapaban al saber del zorro, pero aquello era algo más grande que él: un conocimiento arcano. Decidió anotar todos los símbolos, memorizarlos e intentar encajar un significado con otro. Después de varias horas de recopilación, decidió marcharse de esas ruinas. No sabía si había encontrado el hilo que buscaba, pero al menos ya tenía más de lo que había podido averiguar hasta ahora.
    ¿Es posible burlar a la muerte? Para Kazuo, esto era algo innato. Había burlado a la muerte por más de 1,200 año. Pero ahora la cuenta regresiva se sentía más cerca que nunca. En un acto de amor, Kazuo vinculó su alma a la de Elizabeth. El día en que ella dé su último suspiro, él la acompañará. Aunque morir por amor suene muy romántico, Kazuo tenía la certeza de que volvería a reencarnar siendo quien es. Pero... ¿podría vivir una nueva vida sin ella? ¿Cómo sabría si ella se reencarnaría? ¿Y él, recordaría algo? Eran demasiados cabos sueltos, demasiada incertidumbre que el zorro no estaba dispuesto a asumir. Había dedicado sus últimas semanas a buscar información en libros, documentos y escritos de cualquier tipo que pudieran darle pistas sobre algo, algún hilo del que poder tirar. Algunos textos hablaban de un lugar más allá de Kyoto, un lugar en ruinas tan, o incluso más, antiguo que él. Decidió salir en la noche, solo... Probablemente recibiría una reprimenda, pero iba a ser un viaje de ida y vuelta en la misma noche; casi tendría que ir como un espíritu, en su forma de zorro, a través del bosque. Llevar a alguien con él haría imposible alcanzar esa velocidad. Llegó a aquellas ruinas, un amasijo de escombros cubiertos por la densidad del bosque, pero que emanaban un aura especial. Aquel sitio había sido antaño un lugar sagrado de extrema importancia. Seguramente, había sido destruido antes de la unificación de Japón; de ahí su estado. En una de las paredes había runas, símbolos y kanjis más antiguos que él mismo. Eran pocos los conocimientos que escapaban al saber del zorro, pero aquello era algo más grande que él: un conocimiento arcano. Decidió anotar todos los símbolos, memorizarlos e intentar encajar un significado con otro. Después de varias horas de recopilación, decidió marcharse de esas ruinas. No sabía si había encontrado el hilo que buscaba, pero al menos ya tenía más de lo que había podido averiguar hasta ahora.
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  • — ¡No puede ser, no puede ser, no puede ser! —

    La drámatica chica se había metido de lleno en su serie, el interes romántico del protagonista y él se habían dado su primer beso, junto a una promesa de amor eterno.

    — ¡¡¡Ay nooo!!!, ¿Pero solo la esta engañando para salir de prisión?, ¡Pero que cruél! —

    Si, ella estaba viendo Prisión Break
    — ¡No puede ser, no puede ser, no puede ser! — La drámatica chica se había metido de lleno en su serie, el interes romántico del protagonista y él se habían dado su primer beso, junto a una promesa de amor eterno. — ¡¡¡Ay nooo!!!, ¿Pero solo la esta engañando para salir de prisión?, ¡Pero que cruél! — Si, ella estaba viendo Prisión Break
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  • —Uno de los cuervos, por qué si, ya se lleva bien con algunos al ver estos que siguen aquí. Le han dado el soplo de que pronto es el cumpleaños de Sebastián. Así que, aunque no sabe si le van las cosas cursis... Va a ver qué puede hacer por qué, por otro lado, no tiene pinta de que hayan tenido demasiados gestos románticos con él —
    —Uno de los cuervos, por qué si, ya se lleva bien con algunos al ver estos que siguen aquí. Le han dado el soplo de que pronto es el cumpleaños de Sebastián. Así que, aunque no sabe si le van las cosas cursis... Va a ver qué puede hacer por qué, por otro lado, no tiene pinta de que hayan tenido demasiados gestos románticos con él —
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  • Trece días. Un total de trece días necesitó el zorro para estar en buena forma. Habría necesitado menos, pero las heridas fueron brutales. Además, a mitad de su recuperación, tuvo que dar parte de su energía vital para ayudar a un amigo.

    Pero por fin, Kazuo estaba en marcha. Ese Ōmukade había crecido a sus anchas desde su último encuentro. Últimamente, en ese tiempo había atacado una aldea cercana, pero, por gracia divina, solo se cobró víctimas de ganado.

    El zorro, esta vez sí, con sus cinco sentidos puestos, fue en busca del demonio escalopendra, aquel que era capaz de matar y comer dragones. Recorrió todo el valle y la montaña en busca de su rastro. Recordaba su olor; si algo se le daba bien al zorro era recordar aromas, cada matiz que incluso podía saborear en la lengua. Tras una larga caminata, lo encontró: ese rastro que olía a podredumbre y muerte, como si algo estuviera comiendo cadáveres en descomposición. En este punto, el zorro bajó su ritmo, sintiendo cómo esa capa de miasma aumentaba a medida que se acercaba.

    Kazuo era tremendamente silencioso; no se escuchaba ni el crujir de las ramas bajo sus pies, igual que un fantasma. Afinaba su oído; cualquier leve sonido hacía que girara su cabeza de forma brusca, como cuando los cazadores acechan a una presa. Y así era: Kazuo era el cazador y el Ōmukade, su presa. La noche se había cernido sobre él. De seguro, Elisabeth le reprendería por no avisarla para que lo acompañara. Pero no le entusiasmaba darle como regalo de compromiso una noche de matanza a un demonio. Desde luego, era poco romántico.

    "¡Clic!" —Un crujido.

    Ese crujido no lo había emitido Kazuo. Tampoco lo habría provocado ningún animal, ya que la densidad del ambiente era inaguantable para cualquier ser que no estuviera preparado para soportarlo. El zorro se puso en cuclillas, posando sus dos manos sobre la tierra e inclinándose levemente hacia delante, como un gato que se agazapa antes de cernirse sobre su presa. Un silencio sepulcral se instalaba en el ambiente; Parecía que incluso el aire había dejado de correr.

    Fue entonces cuando aquel demonio, tan grande como un dragón, emergió de la oscuridad, profiriendo un rugido ensordecedor. Este, igual que la última vez, se dirigió una carga hacia Kazuo, pero este, rápido, tomó impulso en dirección hacia la criatura. A punto de colisionar el uno con el otro, Kazuo sacó sus garras, clavándolas apenas en el caparazón de su cabeza. Su coraza era terriblemente dura; Debería haberle pedido a Elisabeth un poco de su saliva, ya que esta es venenosa para los Ōmukade. Tras aguantar todo lo posible el agarre, aprovechó la inercia de su cuerpo para elevarse sobre la cabeza del demonio, quedando durante unas milésimas de segundo en pie sobre este con una sola mano. Sin soltar su agarre, dobló su tronco para que sus pies y piernas caigan en cuclillas sobre la cabeza del insecto gigante. Con una fuerza sobrehumana, hizo presión con sus piernas hacia abajo, soltando su agarre en el momento justo en que estas hacían más presión sobre la cabeza del demonio. El impulso que tomó el zorro hizo que la cabeza del contrario se estampara de boca contra el suelo, como si Kazuo hubiera lanzado un proyecto con sus piernas.

    Mientras una polvareda se levantaba por el impacto del Ōmukade contra el suelo, el zorro caía con gracia sobre la rama de un árbol cercano.

    —Esto va a terminar rápido... —decía él con esa calma que a veces podía resultar inquietante.

    Tras unos segundos, el demonio se levantaba. Este retorcía su cuerpo con dolor y furia. Kazuo pensó que, si no podía atravesar su corazón, lo molería a golpes hasta que esta cediera.

    Durante largos minutos, ambos yōkais se regalaban una serenata de golpes. Kazuo era quien más golpe daba y quien más los esquivaba, aunque se llevó alguno que otro en el camino. El demonio escalopendra comenzaba a estar cansado y cada vez más débil. En un último movimiento, Kazuo volvió a embestir de frente, algo bastante necio por su parte, ya que el demonio no era tonto y ya había visto antes de ese ataque.

    El Ōmukade, habiendo aprendido la lección, levantó su cabeza para atrapar el cuerpo de Kazuo, uniendo sus dientes afilados en su carne. Pero de pronto, como si fuera vapor, el cuerpo de Kazuo desapareció, dejando una leve neblina a su paso y una hoja otoñal flotando donde antes estaba su cuerpo, hasta que esta cayó al suelo. Kazuo había desaparecido. El demonio, desconcertado, giró sus ojos telescópicos de un lado a otro buscando al zorro. Pero Kazuo no estaba en su campo de visión. El zorro, como si de un truco de mágia se tratase, estaba justo debajo de la cabeza del Ōmukade, concretamente bajo su mandíbula. Ahí había un punto frágil; un área de su corazón había cedido por los constantes golpes que le había propinado. La mano de Kazuo se llenaba de llamas color zafiro, llamas capaces de purificar y quemar aquello que no puede ser purificado por nada. Juntó y puso rectos los dedos de su mano para, posteriormente, clavar sus garras de una sola estocada en la tráquea del monstruo, atravesándola con facilidad.

    El Ōmukade rugía, rugía con desesperación y dolor. Su cuerpo de escalopendra se retorcía de un lado a otro, volcando árboles y maleza, dejando un destrozo a su paso. Kazuo, insatisfecho, aún con su mano introducida, hizo florecer sus llamas color zafiro, haciendo que la criatura comenzara a arder desde dentro. Segundos más tarde, mientras aún se retorcía de dolor, llamas azules salían crepitantes entre los huecos de su coraza, por su boca y por sus ojos.

    Era un golpe incompatible con la vida, totalmente mortal. Saca sus manos del interior, su cuerpo dejó de moverse progresivamente, quedando solo algunos espasmos residuales de movimiento. Kazuo observaba cómo el cuerpo del demonio que casi lo mata se consumía. ¿Cómo podía haber sido tan descuidado con un demonio tan inferior a él?

    —Esto por haber preocupado a Liz, infeliz —decía Kazuo de forma seria, pero con una calma nuevamente inquietante.

    Su venganza no había sido porque lo hubiera estado a punto de matar, sino por el mal rato que pasó Elisabeth cuando lo encontró moribundo. Finalmente, el zorro se volvió y puso rumbo a su templo, esperando que no se le hubiera hecho demasiado tarde para cenar.
    Trece días. Un total de trece días necesitó el zorro para estar en buena forma. Habría necesitado menos, pero las heridas fueron brutales. Además, a mitad de su recuperación, tuvo que dar parte de su energía vital para ayudar a un amigo. Pero por fin, Kazuo estaba en marcha. Ese Ōmukade había crecido a sus anchas desde su último encuentro. Últimamente, en ese tiempo había atacado una aldea cercana, pero, por gracia divina, solo se cobró víctimas de ganado. El zorro, esta vez sí, con sus cinco sentidos puestos, fue en busca del demonio escalopendra, aquel que era capaz de matar y comer dragones. Recorrió todo el valle y la montaña en busca de su rastro. Recordaba su olor; si algo se le daba bien al zorro era recordar aromas, cada matiz que incluso podía saborear en la lengua. Tras una larga caminata, lo encontró: ese rastro que olía a podredumbre y muerte, como si algo estuviera comiendo cadáveres en descomposición. En este punto, el zorro bajó su ritmo, sintiendo cómo esa capa de miasma aumentaba a medida que se acercaba. Kazuo era tremendamente silencioso; no se escuchaba ni el crujir de las ramas bajo sus pies, igual que un fantasma. Afinaba su oído; cualquier leve sonido hacía que girara su cabeza de forma brusca, como cuando los cazadores acechan a una presa. Y así era: Kazuo era el cazador y el Ōmukade, su presa. La noche se había cernido sobre él. De seguro, Elisabeth le reprendería por no avisarla para que lo acompañara. Pero no le entusiasmaba darle como regalo de compromiso una noche de matanza a un demonio. Desde luego, era poco romántico. "¡Clic!" —Un crujido. Ese crujido no lo había emitido Kazuo. Tampoco lo habría provocado ningún animal, ya que la densidad del ambiente era inaguantable para cualquier ser que no estuviera preparado para soportarlo. El zorro se puso en cuclillas, posando sus dos manos sobre la tierra e inclinándose levemente hacia delante, como un gato que se agazapa antes de cernirse sobre su presa. Un silencio sepulcral se instalaba en el ambiente; Parecía que incluso el aire había dejado de correr. Fue entonces cuando aquel demonio, tan grande como un dragón, emergió de la oscuridad, profiriendo un rugido ensordecedor. Este, igual que la última vez, se dirigió una carga hacia Kazuo, pero este, rápido, tomó impulso en dirección hacia la criatura. A punto de colisionar el uno con el otro, Kazuo sacó sus garras, clavándolas apenas en el caparazón de su cabeza. Su coraza era terriblemente dura; Debería haberle pedido a Elisabeth un poco de su saliva, ya que esta es venenosa para los Ōmukade. Tras aguantar todo lo posible el agarre, aprovechó la inercia de su cuerpo para elevarse sobre la cabeza del demonio, quedando durante unas milésimas de segundo en pie sobre este con una sola mano. Sin soltar su agarre, dobló su tronco para que sus pies y piernas caigan en cuclillas sobre la cabeza del insecto gigante. Con una fuerza sobrehumana, hizo presión con sus piernas hacia abajo, soltando su agarre en el momento justo en que estas hacían más presión sobre la cabeza del demonio. El impulso que tomó el zorro hizo que la cabeza del contrario se estampara de boca contra el suelo, como si Kazuo hubiera lanzado un proyecto con sus piernas. Mientras una polvareda se levantaba por el impacto del Ōmukade contra el suelo, el zorro caía con gracia sobre la rama de un árbol cercano. —Esto va a terminar rápido... —decía él con esa calma que a veces podía resultar inquietante. Tras unos segundos, el demonio se levantaba. Este retorcía su cuerpo con dolor y furia. Kazuo pensó que, si no podía atravesar su corazón, lo molería a golpes hasta que esta cediera. Durante largos minutos, ambos yōkais se regalaban una serenata de golpes. Kazuo era quien más golpe daba y quien más los esquivaba, aunque se llevó alguno que otro en el camino. El demonio escalopendra comenzaba a estar cansado y cada vez más débil. En un último movimiento, Kazuo volvió a embestir de frente, algo bastante necio por su parte, ya que el demonio no era tonto y ya había visto antes de ese ataque. El Ōmukade, habiendo aprendido la lección, levantó su cabeza para atrapar el cuerpo de Kazuo, uniendo sus dientes afilados en su carne. Pero de pronto, como si fuera vapor, el cuerpo de Kazuo desapareció, dejando una leve neblina a su paso y una hoja otoñal flotando donde antes estaba su cuerpo, hasta que esta cayó al suelo. Kazuo había desaparecido. El demonio, desconcertado, giró sus ojos telescópicos de un lado a otro buscando al zorro. Pero Kazuo no estaba en su campo de visión. El zorro, como si de un truco de mágia se tratase, estaba justo debajo de la cabeza del Ōmukade, concretamente bajo su mandíbula. Ahí había un punto frágil; un área de su corazón había cedido por los constantes golpes que le había propinado. La mano de Kazuo se llenaba de llamas color zafiro, llamas capaces de purificar y quemar aquello que no puede ser purificado por nada. Juntó y puso rectos los dedos de su mano para, posteriormente, clavar sus garras de una sola estocada en la tráquea del monstruo, atravesándola con facilidad. El Ōmukade rugía, rugía con desesperación y dolor. Su cuerpo de escalopendra se retorcía de un lado a otro, volcando árboles y maleza, dejando un destrozo a su paso. Kazuo, insatisfecho, aún con su mano introducida, hizo florecer sus llamas color zafiro, haciendo que la criatura comenzara a arder desde dentro. Segundos más tarde, mientras aún se retorcía de dolor, llamas azules salían crepitantes entre los huecos de su coraza, por su boca y por sus ojos. Era un golpe incompatible con la vida, totalmente mortal. Saca sus manos del interior, su cuerpo dejó de moverse progresivamente, quedando solo algunos espasmos residuales de movimiento. Kazuo observaba cómo el cuerpo del demonio que casi lo mata se consumía. ¿Cómo podía haber sido tan descuidado con un demonio tan inferior a él? —Esto por haber preocupado a Liz, infeliz —decía Kazuo de forma seria, pero con una calma nuevamente inquietante. Su venganza no había sido porque lo hubiera estado a punto de matar, sino por el mal rato que pasó Elisabeth cuando lo encontró moribundo. Finalmente, el zorro se volvió y puso rumbo a su templo, esperando que no se le hubiera hecho demasiado tarde para cenar.
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  • -ver a mis niños irse del orfanato cuando son adultos siempre me parte el alma, aún recuerdo cuando llegaron como niños pequeños o bebes- se limpio las lágrimas y sonrió contento abrazando a su niña antes de que se vaya a la universidad -podra no tener suerte en el amor romántico, pero siempre tengo suerte con tener los hijos más amorosos del mundo- beso en la frente a su niña recordando el primer abrazo que le dió cuando llego al orfanato
    -ver a mis niños irse del orfanato cuando son adultos siempre me parte el alma, aún recuerdo cuando llegaron como niños pequeños o bebes- se limpio las lágrimas y sonrió contento abrazando a su niña antes de que se vaya a la universidad -podra no tener suerte en el amor romántico, pero siempre tengo suerte con tener los hijos más amorosos del mundo- beso en la frente a su niña recordando el primer abrazo que le dió cuando llego al orfanato
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  • Una pequeña sorpresa
    Fandom Crossover
    Categoría Romance
    Rol privado con : Adám First Man y Lute


    —El cielo era un lugar muy particular. Muy parecido a Sovngarde, el reino de los muertos de su mundo. Tan vaporoso y hermoso… aunque con una diferencia bastante evidente, todos aquellos habitantes que tenían formas de lo más curiosas. Además de por supuesto lo cursi que era todo el mundo. El lado bueno era que, en forma de Angel que podía observar a aquella gente y adaptarse y de este modo, aprender ¿Y que necesitaba aprender el gran Alduin, primogénito de Akatosh de aquellas humildes almas? A ser detallista y romántico sin llegar a lo espeluznante. Cosa que sí que le había pasado, aún recordaba lo de ofrecerle su corazón y en como había resultado, también en cierta promesa por la que por el momento iba a fingir demencia.

    Y si, aquel Angel con cara de malas pulgas, cuernos y cola de lagarto se había pasado últimamente muchas horas dando vueltas por la ciudad del cielo, observando a las parejas más cursis y relamidas que pudiera haber y había llegado a una única conclusión. Por algún motivo, las almas humanas encontraban romántico algo tan trivial como una cena a la luz de las velas. Bien, pues eso iba a hacer.

    Sin decir más, volvió a la casita nido que compartía con él y Lute y se puso manos a la obra, preparando los platos que más le gustaban, y consiguiéndolo con más o menos éxito. De Lute no sabía gran cosa, así que esperó que en gustos alimenticios coincidieran más o menos. Y es que todo sería más sencillo si ellos también consumieran únicamente almas. Por qué si, también iba a invitarla a ella ya que Adán había mostrado su interés en ella y al propio dragón, aquella mujer la agradaba lo suficiente como para tener una relación mucho más estrecha si ella los deseaba a ambos. Buscó un lugar bonito del hermoso bosque del que estaban rodeados y preparó un a mesa con un delicado mantel, y velas. Además por supuesto, sillas y cubiertos. También dispuso un centro de mesa hecho con flores que encontró por el cielo y se las ingenió para comprar un ramo a cada uno y una caja de bombones. Tras esto, les hizo saber a ambos que los esperaba en aquel lugar sin decirles para que, a fin de cuentas era una sorpresa y procedió a ir a arreglarse —
    Rol privado con : [Adam1] y [Lute1] —El cielo era un lugar muy particular. Muy parecido a Sovngarde, el reino de los muertos de su mundo. Tan vaporoso y hermoso… aunque con una diferencia bastante evidente, todos aquellos habitantes que tenían formas de lo más curiosas. Además de por supuesto lo cursi que era todo el mundo. El lado bueno era que, en forma de Angel que podía observar a aquella gente y adaptarse y de este modo, aprender ¿Y que necesitaba aprender el gran Alduin, primogénito de Akatosh de aquellas humildes almas? A ser detallista y romántico sin llegar a lo espeluznante. Cosa que sí que le había pasado, aún recordaba lo de ofrecerle su corazón y en como había resultado, también en cierta promesa por la que por el momento iba a fingir demencia. Y si, aquel Angel con cara de malas pulgas, cuernos y cola de lagarto se había pasado últimamente muchas horas dando vueltas por la ciudad del cielo, observando a las parejas más cursis y relamidas que pudiera haber y había llegado a una única conclusión. Por algún motivo, las almas humanas encontraban romántico algo tan trivial como una cena a la luz de las velas. Bien, pues eso iba a hacer. Sin decir más, volvió a la casita nido que compartía con él y Lute y se puso manos a la obra, preparando los platos que más le gustaban, y consiguiéndolo con más o menos éxito. De Lute no sabía gran cosa, así que esperó que en gustos alimenticios coincidieran más o menos. Y es que todo sería más sencillo si ellos también consumieran únicamente almas. Por qué si, también iba a invitarla a ella ya que Adán había mostrado su interés en ella y al propio dragón, aquella mujer la agradaba lo suficiente como para tener una relación mucho más estrecha si ella los deseaba a ambos. Buscó un lugar bonito del hermoso bosque del que estaban rodeados y preparó un a mesa con un delicado mantel, y velas. Además por supuesto, sillas y cubiertos. También dispuso un centro de mesa hecho con flores que encontró por el cielo y se las ingenió para comprar un ramo a cada uno y una caja de bombones. Tras esto, les hizo saber a ambos que los esperaba en aquel lugar sin decirles para que, a fin de cuentas era una sorpresa y procedió a ir a arreglarse —
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
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    ¡Hola a todos!
    Esta es la primera vez que hablo como usuario aquí. Pero hay cosas que quiero decir.
    Hace una semana que llegué aquí, y ha sido genial encontrar este lugar, porque he encontrado mucho rol de calidad y ha sido muy divertido también.
    Quiero agradecer a todas las personas que han roleado conmigo en verdad. Lo he disfrutado mucho.
    Por otra parte, sinceramente a mí me gusta mucho el rol de romance. Y tengo inspiración para escribir cosas románticas, así que creo que seguiré explorando todas las posibilidades que la plataforma ofrece y pronto crearé una saga o álbum de rol romántico donde podré compartir todas esas ideas que tengo.
    Pienso que sólo subiré una imagen que sirva como la escena inicial, y a partir de ahí construir todo, dejando de lado cuestiones sobre fichas de personaje para dar prioridad a la espontaneidad, la cual siempre es fructífera y agrega esa emoción del rol por la expectativa de lo que va a pasar, y entretenerse imaginando lo que puede venir a continuación.
    Eso es lo que quería decir. Así que estaré preparando el álbum de clasificados para rol romántico que tengo en mente en estos próximos días.
    ¡Muchas gracias a todos!
    ¡Hola a todos! Esta es la primera vez que hablo como usuario aquí. Pero hay cosas que quiero decir. Hace una semana que llegué aquí, y ha sido genial encontrar este lugar, porque he encontrado mucho rol de calidad y ha sido muy divertido también. Quiero agradecer a todas las personas que han roleado conmigo en verdad. Lo he disfrutado mucho. Por otra parte, sinceramente a mí me gusta mucho el rol de romance. Y tengo inspiración para escribir cosas románticas, así que creo que seguiré explorando todas las posibilidades que la plataforma ofrece y pronto crearé una saga o álbum de rol romántico donde podré compartir todas esas ideas que tengo. Pienso que sólo subiré una imagen que sirva como la escena inicial, y a partir de ahí construir todo, dejando de lado cuestiones sobre fichas de personaje para dar prioridad a la espontaneidad, la cual siempre es fructífera y agrega esa emoción del rol por la expectativa de lo que va a pasar, y entretenerse imaginando lo que puede venir a continuación. Eso es lo que quería decir. Así que estaré preparando el álbum de clasificados para rol romántico que tengo en mente en estos próximos días. ¡Muchas gracias a todos!
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