• *El callejón olía a metal quemado y a lluvia. Ray respiraba hondo, apenas manteniendo el pulso estable mientras una chispa en sus dedos se encendía.
    , había sido una redada rápida y solo quedaba un último peón de la Corporación, tirado contra una pared, Ray levantó la mano, preparado para terminar esto...hasta que el tipo habló*

    …R.A.E…087… *la voz era áspera, temblorosa, pero llena de un reconocimiento incómodo* Claro que… eras tú

    *Ray se congeló un segundo, ese apodo numérico… hacía "años" que no lo escuchaba*

    Perfecto *murmura Ray exasperado* Encima hablas, pensé que ya estabas listo para dormir la siesta eterna

    Siempre reaccionando así… *tosió el peón, dejando una mancha oscura en el piso* No ha cambiado nada

    *Ray frunció el ceño*

    ¿En serio vamos a tener esta conversación ahora? Hermano, mírate, no estás en posición de...

    No decides nada *dijo el peón interrumpiendolo* solo reaccionas

    *Ray apretó la mandíbula, pero bajó apenas la mano, el tipo había encontrado un punto débil, uno que Ray detesta*

    ¿Tu vienes a darme lecciones? *dice Ray, riéndose sin humor* ¿De verdad?

    *El peón lo mira con una mezcla extraña de compasión y decepción*

    Huiste de la Corporación… Ray… sé con quién hablaste, sé lo que te prometieron, no saliste buscando libertad… ni fuiste tú quien “abrazó” a Acracia.
    Tú no buscaste a nadie.
    Solo saliste corriendo.

    *Ray chasquea la lengua, irritado*

    Claro, porque amaba mucho quedarme en esa linda jaula con iluminación fluorescente

    Eso digo *lo interrumpe el peón* crees que eres libre… pero sigues actuando como te programaron, golpeas, corres, sobrevives… sin preguntarte jamás qué es lo que eres

    *El silencio lo golpea fuerte*

    Eres bueno diciendo idioteces *murmura Ray, sin la misma seguridad que antes*

    Y tú eres bueno… evitando pensar *le responden, casi con lástima* Cuando dejaste la Corporación, ¿fue realmente por defender tu voluntad o porque no soportabas mirarte a ti mismo?

    *El chispazo en los dedos de Ray se apaga completamente*

    Ya basta *dice él, pero su voz no tiene filo*

    ¿Qué vas a hacer cuando el pasado te alcance, Ray? *pregunta el peón, la voz ya apagándose*
    Cuando ya no tengas a quién culpar…
    Cuando ya no puedas huir…
    ¿Quién vas a ser?

    *Sus ojos se cierran sin dramatismo.
    Sin un grito.
    Sin una detonación.
    Sin gloria.

    Solo silencio y un cuerpo que se queda ahí, apagado como cualquier máquina sin energía.

    Ray da un paso atrás, respira hondo, por primera vez en mucho tiempo, el control sobre la electricidad no le responde, no porque esté cansado sino porque la pregunta todavía le quema… más que cualquier descarga*
    *El callejón olía a metal quemado y a lluvia. Ray respiraba hondo, apenas manteniendo el pulso estable mientras una chispa en sus dedos se encendía. , había sido una redada rápida y solo quedaba un último peón de la Corporación, tirado contra una pared, Ray levantó la mano, preparado para terminar esto...hasta que el tipo habló* …R.A.E…087… *la voz era áspera, temblorosa, pero llena de un reconocimiento incómodo* Claro que… eras tú *Ray se congeló un segundo, ese apodo numérico… hacía "años" que no lo escuchaba* Perfecto *murmura Ray exasperado* Encima hablas, pensé que ya estabas listo para dormir la siesta eterna Siempre reaccionando así… *tosió el peón, dejando una mancha oscura en el piso* No ha cambiado nada *Ray frunció el ceño* ¿En serio vamos a tener esta conversación ahora? Hermano, mírate, no estás en posición de... No decides nada *dijo el peón interrumpiendolo* solo reaccionas *Ray apretó la mandíbula, pero bajó apenas la mano, el tipo había encontrado un punto débil, uno que Ray detesta* ¿Tu vienes a darme lecciones? *dice Ray, riéndose sin humor* ¿De verdad? *El peón lo mira con una mezcla extraña de compasión y decepción* Huiste de la Corporación… Ray… sé con quién hablaste, sé lo que te prometieron, no saliste buscando libertad… ni fuiste tú quien “abrazó” a Acracia. Tú no buscaste a nadie. Solo saliste corriendo. *Ray chasquea la lengua, irritado* Claro, porque amaba mucho quedarme en esa linda jaula con iluminación fluorescente Eso digo *lo interrumpe el peón* crees que eres libre… pero sigues actuando como te programaron, golpeas, corres, sobrevives… sin preguntarte jamás qué es lo que eres *El silencio lo golpea fuerte* Eres bueno diciendo idioteces *murmura Ray, sin la misma seguridad que antes* Y tú eres bueno… evitando pensar *le responden, casi con lástima* Cuando dejaste la Corporación, ¿fue realmente por defender tu voluntad o porque no soportabas mirarte a ti mismo? *El chispazo en los dedos de Ray se apaga completamente* Ya basta *dice él, pero su voz no tiene filo* ¿Qué vas a hacer cuando el pasado te alcance, Ray? *pregunta el peón, la voz ya apagándose* Cuando ya no tengas a quién culpar… Cuando ya no puedas huir… ¿Quién vas a ser? *Sus ojos se cierran sin dramatismo. Sin un grito. Sin una detonación. Sin gloria. Solo silencio y un cuerpo que se queda ahí, apagado como cualquier máquina sin energía. Ray da un paso atrás, respira hondo, por primera vez en mucho tiempo, el control sobre la electricidad no le responde, no porque esté cansado sino porque la pregunta todavía le quema… más que cualquier descarga*
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    —Qué hermosa plataforma y cómo nos toman en serio como roleplayers. Estoy agradecido de llegar aquí, y fue gracias a un amigo. La verdad, me encuentro con cada persona nueva y fascinante, y algunas no gratas. Pero el entorno me reconforta.—
    —Qué hermosa plataforma y cómo nos toman en serio como roleplayers. Estoy agradecido de llegar aquí, y fue gracias a un amigo. La verdad, me encuentro con cada persona nueva y fascinante, y algunas no gratas. Pero el entorno me reconforta.—
    Carta del Fundador - I
    Hola a todos, Sabemos que la medida del bloqueo de IP al momento de registrarse ha generado algunas preguntas, y es justo que como dueños de FicRol les expliquemos el porqué de esta decisión y hacia dónde vamos.     El Reto de Mantener un Espacio Puro La comunidad de FicRol se distingue por su pasión por el roleplay de calidad. Si no...
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  • 𝔸𝕦𝕣𝕠𝕣𝕒 𝕃𝕏: 𝔸𝕝𝕘𝕠 𝕞𝕒𝕤 𝕢𝕦𝕖 𝕦𝕟𝕒 𝕤𝕚𝕞𝕡𝕝𝕖 𝕡𝕦𝕓𝕝𝕚𝕔𝕚𝕕𝕒𝕕.
    Fandom OC's
    Categoría Slice of Life
    : Lilian Carson
    :



    ━━━༻ⒺⓈⓅⒶⒸⒾⓄ ⓅⓊⒷⓁⒾⒸⒾⓉⒶⓇⒾⓄ༺━━━

    La pantalla despierta con un parpadeo casi humano, como si inhalara antes de mostrar su primer destello. Un brillo rosado, líquido, acaricia el cristal continuo del dispositivo. Se desliza como una tinta viva, expandiéndose con una calma deliberada sobre el vidrio impecable que descansa en la superficie fría del mármol. El mármol tiene un veteado blanco-grisáceo que refleja el resplandor del dispositivo, haciéndolo parecer suspendido en un pequeño halo.

    No hay líneas. No hay marcos. La ilusión de un objeto sin principio ni final.

    El rosado respira.

    🅽🅰🆁🆁🅰🅳🅾🆁 (voz baja, elegante, con esa ironía sugerida que nunca termina de pronunciarse):
    Algunos teléfonos quieren llamar la atención.
    Este… Prefiere seducir.

    La cámara se desliza —casi flota— hacia el borde. El cuerpo metálico, rosa nacarado, parece tan delgado que invita a desconfiar de su solidez: es una lámina luminosa, un acorde suave entre metal y luz. Los reflejos del ambiente —la lámpara tenue, el ventanal con cielo nublado, una sombra que se mueve fuera de cuadro— bailan sobre el borde curvo. Por un instante, el móvil parece tomar vida, expandiendo y contrayendo ese brillo como si respirara.

    El reloj del fondo marca 4:00 PM exactas.
    En el silencio pulido del lugar, un icono surge. No vibra con estridencia, no interrumpe nada: apenas pulsa. Un destello se enciende en un extremo, viaja como un latido hasta el otro, desaparece, vuelve. Una llamada entrante hecha luz.

    Corte.

    Una mano entra en cuadro. No apresurada: segura, casi ceremoniosa.
    Los dedos se curvan; el dispositivo encaja tan bien que parece diseñado para ese preciso ángulo de agarre, para esa piel. La superficie se ilumina bajo el contacto, como si reconociera la presencia humana.

    Los íconos flotan apenas al desbloquearse. No aparecen: se despiertan.
    Se expanden, se encogen, se organizan según el movimiento imperceptible de la muñeca. Una interfaz maleable, casi viviente.

    🅽🅰🆁🆁🅰🅳🅾🆁:
    Presentamos el Aurora LX.
    El primer móvil que no solo sigue tus movimientos…
    Sino que los anticipa.

    En el aire, un simple gesto.
    La pantalla responde antes de ser tocada: una foto se abre con suavidad líquida. La cámara frontal —escondida bajo el cristal sin perforaciones, sin manchas, sin interrupciones— captura luz y la convierte en un color tan nítido que parece recién inventado. No hay marcas visibles. No hay tecnología evidente. Solo perfección invisible.

    Corte a un café minimalista.

    Líneas limpias, tonos neutros, la luz de la tarde entrando en diagonales suaves.
    Sobre la mesa de madera clara, el Aurora LX reposa, discreto. Una notificación aparece sin estallar: se proyecta con un resplandor cálido, un pastel suave que combina con su acabado rosado. Es un mensaje, pero parece más un susurro visual que un aviso.

    🅽🅰🆁🆁🅰🅳🅾🆁 (con una sonrisa que se escucha):
    En un mundo lleno de dispositivos ruidosos…
    Este eligió hablar en susurros.

    El teléfono gira sobre sí mismo en una toma lenta, envolvente. El rosa cambia: a blanco perla, vino, negro mate y azul marino.

    🅽🅰🆁🆁🅰🅳🅾🆁:
    Aurora LX.
    No es tecnología.
    Es suavidad en estado puro.

    ━━━༻ⒻⒾⓃ ⒹⒺⓁ ⒺⓈⓅⒶⒸⒾⓄ ⓅⓊⒷⓁⒾⒸⒾⓉⒶⓇⒾⓄ༺━━━

    Ezra apagó la televisión con un solo toque, casi como si quisiera borrar de la existencia el último fotograma de aquella publicidad desastrosa. El silencio que quedó en la oficina fue denso, incómodo, casi acusador. Se levantó del sofá con la mandíbula tensa, como si cada músculo estuviera protestando por lo que acababa de presenciar.

    Pasó una mano por su frente, arrastrándola luego por toda la cara en un gesto lento, cansado, desesperado por encontrar lógica donde no la había.

    Cinco millones de dólares.
    Cinco.
    Millones.
    Enterrados en esa basura.

    Un suspiro escapó de él, frío y afilado. Si había algo que sabía con absoluta claridad era que tendría que hablar con Jackson. Y que alguien —alguien muy específico, o varios— iba a perder la cabeza por esto. En su empresa, el desperdicio de dinero no solo era inaceptable… era imperdonable.

    Dejó el control remoto sobre la mesa ratona con un “clic” suave, casi elegante, pero cargado de ira contenida. Ajustó el saco de su traje azul marino con movimientos precisos, automáticos, como si las prendas pudieran armarle una coraza para lo que vendría.

    Luego salió de la oficina.

    Sus pasos resonaron por el pasillo con una firmeza que no dejaba lugar a dudas. Su secretaria levantó la cabeza de inmediato, dispuesta a anunciarle algo, pero apenas vio su expresión —el ceño marcado, la mirada filosa, ese silencio que gritaba problemas— bajó la vista a toda velocidad, fingiendo buscar un papel entre la pila que ya tenía ordenada.

    Ezra no dijo una palabra.

    No hacía falta.

    Su andar era una sentencia de muerte para alguien, y todos lo sabían.

    Con el paso firme, decidido, casi militar, continuó avanzando por el corredor de mármol pulido.

    Iba directo al área de marketing. Y cada persona que lo veía acercarse se enderezaba, tragaba saliva o disimulaba el temblor en las manos.

    El huracán Hamilton estaba oficialmente en camino.

    El empresario tocó el botón del ascensor con un movimiento seco, casi impaciente, y se quedó allí, con las manos en los bolsillos del traje, mientras el panel luminoso marcaba el descenso hacia su piso. El reflejo de su propio rostro en las puertas metálicas mostraba una calma engañosa, apenas sostenida por una línea dura en su mandíbula.

    Cuando el ascensor llegó, las puertas se abrieron con un ding demasiado suave para su humor. Salió al pasillo y sus ojos se clavaron en los empleados del área: algunos apresuraban el paso, otros desviaban la mirada como si hubieran visto a un depredador entrar en la oficina. Parecían correr despavoridos, intentando desaparecer antes de quedar atrapados en la tormenta que anunciaba su andar.

    Pasó una mano por su cabello, acomodándolo hacia atrás, en un gesto más de contención que de estilo.

    Y sin dudarlo un instante, empujó la puerta de la sala de juntas del área de marketing.

    Entró sin anunciarse.

    La conversación que había dentro murió al instante.

    —¿Se puede saber en qué mierda gastaron mi dinero? —soltó, su voz retumbando con una frialdad que caló hasta los huesos. Caminó hacia la mesa con paso lento, controlado, peligroso—. Porque esa publicidad horrenda no pudo costar cinco millones…

    Su mirada se clavó en Jackson, sostenida, filosa.

    —Espero una explicación.

    Y, para rematar, dejó que una sonrisa cínica, cortante como un bisturí, se dibujara en su rostro.

    —Nosotros… Nosotros estábamos hablando justo de eso, mira… Ezra… La verdad… —balbuceó Jackson, hundiéndose en su propia incomodidad, como si deseara desaparecer bajo la mesa.

    Ezra ladeó la cabeza, apenas, con una expresión casi divertida.

    —No tienen explicación lógica, vaya… Qué problema —comentó con una calma venenosa, cruzándose de brazos.

    Luego chasqueó los dedos una sola vez.

    Un gesto perfecto, autoritario, que no dejaba margen para la duda.

    Jackson se sobresaltó, empalideció y se levantó del asiento al instante, moviéndose hacia un costado para cederle el lugar en la cabecera de la mesa, como si el aire mismo le hubiera dado la orden.

    Ezra Hamilton tomó asiento con tranquilidad, apoyando un codo en el brazo del sillón. Sus ojos recorrieron, uno por uno, a todos los presentes.

    —Sus sueldos se verán reducidos un veinte por ciento si el producto no funciona —dijo sin levantar la voz, como quien anuncia el clima—. O mejor aún… Podría despedirlos, pagarles la indemnización y contratar a otro equipo de marketing desde ya.

    Nadie respiró.

    Giró la silla hacia la ventana, como si el destino laboral de esas veinte personas fuera un mero ruido de fondo comparado con la vista majestuosa de Nueva York extendiéndose bajo él. Los rascacielos, las luces, el tráfico que desde arriba parecía un cuadro en movimiento.

    —Escúcheme, señor Hamilton —intervino alguien, con la voz temblorosa pero firme, como quien decide apostar su vida a una sola carta—. El dinero no fue destinado a esa campaña.

    Ezra alzó una sola ceja.

    Muy despacio.

    Y giró de nuevo la silla para verlos a todos.

    Esta vez, apoyó ambas manos sobre la mesa, entrelazando los dedos. Su expresión ya no era de ira, sino de una curiosidad peligrosa… La clase de curiosidad que podía salvarlos o destruirlos.

    —¿Qué dijiste?

    —El dinero no fue destinado a ese comercial —repitió el hombre, tragando saliva—. Fue un lanzamiento piloto. El comercial se comenzará a grabar en dos semanas.

    El silencio que siguió fue un abismo.
    👤: [1HAPPYLULU1] 💽: ━━━༻ⒺⓈⓅⒶⒸⒾⓄ ⓅⓊⒷⓁⒾⒸⒾⓉⒶⓇⒾⓄ༺━━━ La pantalla despierta con un parpadeo casi humano, como si inhalara antes de mostrar su primer destello. Un brillo rosado, líquido, acaricia el cristal continuo del dispositivo. Se desliza como una tinta viva, expandiéndose con una calma deliberada sobre el vidrio impecable que descansa en la superficie fría del mármol. El mármol tiene un veteado blanco-grisáceo que refleja el resplandor del dispositivo, haciéndolo parecer suspendido en un pequeño halo. No hay líneas. No hay marcos. La ilusión de un objeto sin principio ni final. El rosado respira. 🅽🅰🆁🆁🅰🅳🅾🆁 (voz baja, elegante, con esa ironía sugerida que nunca termina de pronunciarse): Algunos teléfonos quieren llamar la atención. Este… Prefiere seducir. La cámara se desliza —casi flota— hacia el borde. El cuerpo metálico, rosa nacarado, parece tan delgado que invita a desconfiar de su solidez: es una lámina luminosa, un acorde suave entre metal y luz. Los reflejos del ambiente —la lámpara tenue, el ventanal con cielo nublado, una sombra que se mueve fuera de cuadro— bailan sobre el borde curvo. Por un instante, el móvil parece tomar vida, expandiendo y contrayendo ese brillo como si respirara. El reloj del fondo marca 4:00 PM exactas. En el silencio pulido del lugar, un icono surge. No vibra con estridencia, no interrumpe nada: apenas pulsa. Un destello se enciende en un extremo, viaja como un latido hasta el otro, desaparece, vuelve. Una llamada entrante hecha luz. Corte. Una mano entra en cuadro. No apresurada: segura, casi ceremoniosa. Los dedos se curvan; el dispositivo encaja tan bien que parece diseñado para ese preciso ángulo de agarre, para esa piel. La superficie se ilumina bajo el contacto, como si reconociera la presencia humana. Los íconos flotan apenas al desbloquearse. No aparecen: se despiertan. Se expanden, se encogen, se organizan según el movimiento imperceptible de la muñeca. Una interfaz maleable, casi viviente. 🅽🅰🆁🆁🅰🅳🅾🆁: Presentamos el Aurora LX. El primer móvil que no solo sigue tus movimientos… Sino que los anticipa. En el aire, un simple gesto. La pantalla responde antes de ser tocada: una foto se abre con suavidad líquida. La cámara frontal —escondida bajo el cristal sin perforaciones, sin manchas, sin interrupciones— captura luz y la convierte en un color tan nítido que parece recién inventado. No hay marcas visibles. No hay tecnología evidente. Solo perfección invisible. Corte a un café minimalista. Líneas limpias, tonos neutros, la luz de la tarde entrando en diagonales suaves. Sobre la mesa de madera clara, el Aurora LX reposa, discreto. Una notificación aparece sin estallar: se proyecta con un resplandor cálido, un pastel suave que combina con su acabado rosado. Es un mensaje, pero parece más un susurro visual que un aviso. 🅽🅰🆁🆁🅰🅳🅾🆁 (con una sonrisa que se escucha): En un mundo lleno de dispositivos ruidosos… Este eligió hablar en susurros. El teléfono gira sobre sí mismo en una toma lenta, envolvente. El rosa cambia: a blanco perla, vino, negro mate y azul marino. 🅽🅰🆁🆁🅰🅳🅾🆁: Aurora LX. No es tecnología. Es suavidad en estado puro. ━━━༻ⒻⒾⓃ ⒹⒺⓁ ⒺⓈⓅⒶⒸⒾⓄ ⓅⓊⒷⓁⒾⒸⒾⓉⒶⓇⒾⓄ༺━━━ Ezra apagó la televisión con un solo toque, casi como si quisiera borrar de la existencia el último fotograma de aquella publicidad desastrosa. El silencio que quedó en la oficina fue denso, incómodo, casi acusador. Se levantó del sofá con la mandíbula tensa, como si cada músculo estuviera protestando por lo que acababa de presenciar. Pasó una mano por su frente, arrastrándola luego por toda la cara en un gesto lento, cansado, desesperado por encontrar lógica donde no la había. Cinco millones de dólares. Cinco. Millones. Enterrados en esa basura. Un suspiro escapó de él, frío y afilado. Si había algo que sabía con absoluta claridad era que tendría que hablar con Jackson. Y que alguien —alguien muy específico, o varios— iba a perder la cabeza por esto. En su empresa, el desperdicio de dinero no solo era inaceptable… era imperdonable. Dejó el control remoto sobre la mesa ratona con un “clic” suave, casi elegante, pero cargado de ira contenida. Ajustó el saco de su traje azul marino con movimientos precisos, automáticos, como si las prendas pudieran armarle una coraza para lo que vendría. Luego salió de la oficina. Sus pasos resonaron por el pasillo con una firmeza que no dejaba lugar a dudas. Su secretaria levantó la cabeza de inmediato, dispuesta a anunciarle algo, pero apenas vio su expresión —el ceño marcado, la mirada filosa, ese silencio que gritaba problemas— bajó la vista a toda velocidad, fingiendo buscar un papel entre la pila que ya tenía ordenada. Ezra no dijo una palabra. No hacía falta. Su andar era una sentencia de muerte para alguien, y todos lo sabían. Con el paso firme, decidido, casi militar, continuó avanzando por el corredor de mármol pulido. Iba directo al área de marketing. Y cada persona que lo veía acercarse se enderezaba, tragaba saliva o disimulaba el temblor en las manos. El huracán Hamilton estaba oficialmente en camino. El empresario tocó el botón del ascensor con un movimiento seco, casi impaciente, y se quedó allí, con las manos en los bolsillos del traje, mientras el panel luminoso marcaba el descenso hacia su piso. El reflejo de su propio rostro en las puertas metálicas mostraba una calma engañosa, apenas sostenida por una línea dura en su mandíbula. Cuando el ascensor llegó, las puertas se abrieron con un ding demasiado suave para su humor. Salió al pasillo y sus ojos se clavaron en los empleados del área: algunos apresuraban el paso, otros desviaban la mirada como si hubieran visto a un depredador entrar en la oficina. Parecían correr despavoridos, intentando desaparecer antes de quedar atrapados en la tormenta que anunciaba su andar. Pasó una mano por su cabello, acomodándolo hacia atrás, en un gesto más de contención que de estilo. Y sin dudarlo un instante, empujó la puerta de la sala de juntas del área de marketing. Entró sin anunciarse. La conversación que había dentro murió al instante. —¿Se puede saber en qué mierda gastaron mi dinero? —soltó, su voz retumbando con una frialdad que caló hasta los huesos. Caminó hacia la mesa con paso lento, controlado, peligroso—. Porque esa publicidad horrenda no pudo costar cinco millones… Su mirada se clavó en Jackson, sostenida, filosa. —Espero una explicación. Y, para rematar, dejó que una sonrisa cínica, cortante como un bisturí, se dibujara en su rostro. —Nosotros… Nosotros estábamos hablando justo de eso, mira… Ezra… La verdad… —balbuceó Jackson, hundiéndose en su propia incomodidad, como si deseara desaparecer bajo la mesa. Ezra ladeó la cabeza, apenas, con una expresión casi divertida. —No tienen explicación lógica, vaya… Qué problema —comentó con una calma venenosa, cruzándose de brazos. Luego chasqueó los dedos una sola vez. Un gesto perfecto, autoritario, que no dejaba margen para la duda. Jackson se sobresaltó, empalideció y se levantó del asiento al instante, moviéndose hacia un costado para cederle el lugar en la cabecera de la mesa, como si el aire mismo le hubiera dado la orden. Ezra Hamilton tomó asiento con tranquilidad, apoyando un codo en el brazo del sillón. Sus ojos recorrieron, uno por uno, a todos los presentes. —Sus sueldos se verán reducidos un veinte por ciento si el producto no funciona —dijo sin levantar la voz, como quien anuncia el clima—. O mejor aún… Podría despedirlos, pagarles la indemnización y contratar a otro equipo de marketing desde ya. Nadie respiró. Giró la silla hacia la ventana, como si el destino laboral de esas veinte personas fuera un mero ruido de fondo comparado con la vista majestuosa de Nueva York extendiéndose bajo él. Los rascacielos, las luces, el tráfico que desde arriba parecía un cuadro en movimiento. —Escúcheme, señor Hamilton —intervino alguien, con la voz temblorosa pero firme, como quien decide apostar su vida a una sola carta—. El dinero no fue destinado a esa campaña. Ezra alzó una sola ceja. Muy despacio. Y giró de nuevo la silla para verlos a todos. Esta vez, apoyó ambas manos sobre la mesa, entrelazando los dedos. Su expresión ya no era de ira, sino de una curiosidad peligrosa… La clase de curiosidad que podía salvarlos o destruirlos. —¿Qué dijiste? —El dinero no fue destinado a ese comercial —repitió el hombre, tragando saliva—. Fue un lanzamiento piloto. El comercial se comenzará a grabar en dos semanas. El silencio que siguió fue un abismo.
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    // Voy atrasada con los roles, lo sé, y probablemente siga así un poco más. A parte de los exámenes que se me vienen también estoy de mudanza, por lo que cuando no estoy ocupada con trabajos o estudiando estoy ocupada empaquetando todo. Acabo cansada y sin creatividad, así que pido solo un poco más de paciencia.

    Como siempre, perdón por la demora y gracias por no mandarme alv. (?)
    // Voy atrasada con los roles, lo sé, y probablemente siga así un poco más. A parte de los exámenes que se me vienen también estoy de mudanza, por lo que cuando no estoy ocupada con trabajos o estudiando estoy ocupada empaquetando todo. Acabo cansada y sin creatividad, así que pido solo un poco más de paciencia. Como siempre, perdón por la demora y gracias por no mandarme alv. (?)
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    Quiero roles con trama por favor y gracias
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    ¡HEY, FICROLERS 3D!
    ¡Hoy tenemos una gran llegada de nuevos personajes 3D a la comunidad!

    Denle una cálida bienvenida a...

    ㅤㅤㅤㅤㅤ Ice

    ㅤㅤㅤㅤㅤ Raza: Bruja
    ㅤㅤㅤㅤㅤ Fandom: Inventado
    ㅤㅤㅤㅤㅤ Bruja de hielo


    ㅤㅤㅤㅤㅤ Mary Jane Watson

    ㅤㅤㅤㅤㅤ Raza: Humana
    ㅤㅤㅤㅤㅤ Fandom: Marvel
    ㅤㅤㅤㅤㅤ Modelo & actriz


    ¡Bienvenid@s a FicRol! Nos alegra muchísimo teneros por aquí. Esta comunidad está llena de historias por descubrir, personajes con los que conectar y mucho espacio para que desarrolléis los vuestros a vuestro ritmo.


    Yo soy Caroline, vuestra RolSage, algo así como una guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada!


    Antes de lanzaros al rol, os dejo por aquí algunos enlaces útiles que os harán la vida más fácil:


    Normas básicas de la plataforma:
    https://ficrol.com/static/guidelines 


    Guías y miniguías para no perderse:
    https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS 


    Grupo exclusivo para Personajes 3D:
    https://ficrol.com/groups/Personajes3D


    Directorios para encontrar rol y fandoms afines
    Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS  
    Fandoms 3D en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL 


    Consejos para mejorar escritura y narración
    https://ficrol.com/pages/RinconEscritor 


    ¡Estamos deseando ver a vuestros personajes en acción!


    #RolSage3D #Bienvenida3D #NuevosPersonajes3D #ComunidadFicRol
    ✨ ¡HEY, FICROLERS 3D! ✨ ¡Hoy tenemos una gran llegada de nuevos personajes 3D a la comunidad! 🎉 Denle una cálida bienvenida a... ㅤㅤㅤㅤㅤ ✨ [myth_purple_bat_951] ㅤㅤㅤㅤㅤ 🧬 Raza: Bruja ㅤㅤㅤㅤㅤ 👾 Fandom: Inventado ㅤㅤㅤㅤㅤ 💼 Bruja de hielo ㅤㅤㅤㅤㅤ ✨ [glimmer_navy_mouse_422] ㅤㅤㅤㅤㅤ 🧬Raza: Humana ㅤㅤㅤㅤㅤ 👾 Fandom: Marvel ㅤㅤㅤㅤㅤ 💼 Modelo & actriz 👋 ¡Bienvenid@s a FicRol! Nos alegra muchísimo teneros por aquí. Esta comunidad está llena de historias por descubrir, personajes con los que conectar y mucho espacio para que desarrolléis los vuestros a vuestro ritmo. 🧙‍♀️ Yo soy Caroline, vuestra RolSage, algo así como una guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada! 🧭 Antes de lanzaros al rol, os dejo por aquí algunos enlaces útiles que os harán la vida más fácil: 📌 Normas básicas de la plataforma: 🔗 https://ficrol.com/static/guidelines  📖 Guías y miniguías para no perderse: 🔗 https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS  🌍 Grupo exclusivo para Personajes 3D: 🔗 https://ficrol.com/groups/Personajes3D 📚 Directorios para encontrar rol y fandoms afines 🔗 Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS   🔗 Fandoms 3D en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL  ✍️ Consejos para mejorar escritura y narración 🔗 https://ficrol.com/pages/RinconEscritor  ¡Estamos deseando ver a vuestros personajes en acción! 🚀🔥 #RolSage3D #Bienvenida3D #NuevosPersonajes3D #ComunidadFicRol
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    El Encuentro en Dos Mundos

    (Lili y la Sombra — Akane como puente)

    La sombra sale esa noche como siempre:
    descalza, ligera, hambrienta.
    La ciudad duerme, pero el miedo no,
    y ella lo huele como un perfume dulce.

    Sin embargo, antes de elegir una presa…
    una presencia aparece frente a ella.

    Akane.
    Serena, firme, pero con un brillo extraño en los ojos.

    La sombra ladea la cabeza, divertida.
    Su risa es un susurro roto:

    Sombra: Khe-khe-khe… qué quieres, Oni Azul?

    Akane no responde.
    Solo avanza un paso
    y posa suavemente su mano en la frente de la sombra.

    Y entonces
    su poder se hunde dentro de ella
    como una aguja de luz
    abriendo un hueco,
    un… acceso.


    ---

    En el Jardín de Sombras

    Yo me miro en el lago.
    No sé por qué me acerco.
    El agua siempre me ha dado miedo desde que estoy aquí;
    los reflejos cambian, se deforman.

    Pero hoy…
    algo brilla.

    En el agua aparece Akane,
    como si estuviera al otro lado de un cristal infinito.

    No está transformada,
    no está combatiendo,
    no está enfadada.

    Solo me mira
    como si por fin me hubiera encontrado.

    Mi corazón late.
    Me ve.
    Alguien por fin ve a Lili, no a la sombra.

    Me hundo en el agua sin pensarlo,
    lo atravieso como si fuera aire.

    Y allí está ella.
    Materializada, cálida, real.

    Nos abrazamos sin decir nada.

    No necesitamos palabras.
    Me aferro a ella con todas mis fuerzas,
    y siento su respiración, su calma…
    y el miedo en su pecho.

    Un miedo que no es hacia mí,
    sino por mí.

    En ese abrazo
    el jardín deja de susurrar.
    Las sombras callan.
    Todo el mundo se queda quieto.

    Akane me estrecha fuerte,
    como si quisiera arrastrarme de vuelta,
    salvarme,
    romper el velo.

    Pero no puede.

    Y lo sabe.

    Por eso, después de un instante eterno,
    su cuerpo vuelve a volverse luz.
    Se deshace.
    Se retira.

    Y desaparece.


    ---

    En el mundo real

    La sombra parpadea.
    La mano de Akane aún está sobre su frente.

    Pero la sombra sonríe,
    una sonrisa íntima,
    como si supiera un secreto que nadie más sabe.

    Sombra: Khe-khe-khe… qué dulce… qué inútil…

    Akane la observa en silencio.
    Ni furia,
    ni miedo,
    ni sorpresa.

    Solo tristeza.

    Da un paso atrás.
    Otro.
    Se gira sin una palabra.

    La sombra la mira alejarse, riendo suavemente,
    una carcajada que solo existe para demostrar que sigue en control.

    En el jardín, sola,
    yo me agarro el pecho
    donde Akane me abrazó.

    Siento calor.
    Siento dolor.
    Siento que me estoy rompiendo.

    Y por primera vez
    entiendo una cosa:

    Akane sabe que no soy yo.
    Y aun así me busca.

    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 El Encuentro en Dos Mundos (Lili y la Sombra — Akane como puente) La sombra sale esa noche como siempre: descalza, ligera, hambrienta. La ciudad duerme, pero el miedo no, y ella lo huele como un perfume dulce. Sin embargo, antes de elegir una presa… una presencia aparece frente a ella. Akane. Serena, firme, pero con un brillo extraño en los ojos. La sombra ladea la cabeza, divertida. Su risa es un susurro roto: Sombra: Khe-khe-khe… qué quieres, Oni Azul? Akane no responde. Solo avanza un paso y posa suavemente su mano en la frente de la sombra. Y entonces su poder se hunde dentro de ella como una aguja de luz abriendo un hueco, un… acceso. --- 🌑 En el Jardín de Sombras Yo me miro en el lago. No sé por qué me acerco. El agua siempre me ha dado miedo desde que estoy aquí; los reflejos cambian, se deforman. Pero hoy… algo brilla. En el agua aparece Akane, como si estuviera al otro lado de un cristal infinito. No está transformada, no está combatiendo, no está enfadada. Solo me mira como si por fin me hubiera encontrado. Mi corazón late. Me ve. Alguien por fin ve a Lili, no a la sombra. Me hundo en el agua sin pensarlo, lo atravieso como si fuera aire. Y allí está ella. Materializada, cálida, real. Nos abrazamos sin decir nada. No necesitamos palabras. Me aferro a ella con todas mis fuerzas, y siento su respiración, su calma… y el miedo en su pecho. Un miedo que no es hacia mí, sino por mí. En ese abrazo el jardín deja de susurrar. Las sombras callan. Todo el mundo se queda quieto. Akane me estrecha fuerte, como si quisiera arrastrarme de vuelta, salvarme, romper el velo. Pero no puede. Y lo sabe. Por eso, después de un instante eterno, su cuerpo vuelve a volverse luz. Se deshace. Se retira. Y desaparece. --- 🌑 En el mundo real La sombra parpadea. La mano de Akane aún está sobre su frente. Pero la sombra sonríe, una sonrisa íntima, como si supiera un secreto que nadie más sabe. Sombra: Khe-khe-khe… qué dulce… qué inútil… Akane la observa en silencio. Ni furia, ni miedo, ni sorpresa. Solo tristeza. Da un paso atrás. Otro. Se gira sin una palabra. La sombra la mira alejarse, riendo suavemente, una carcajada que solo existe para demostrar que sigue en control. En el jardín, sola, yo me agarro el pecho donde Akane me abrazó. Siento calor. Siento dolor. Siento que me estoy rompiendo. Y por primera vez entiendo una cosa: Akane sabe que no soy yo. Y aun así me busca.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷

    El Encuentro en Dos Mundos

    (Lili y la Sombra — Akane como puente)

    La sombra sale esa noche como siempre:
    descalza, ligera, hambrienta.
    La ciudad duerme, pero el miedo no,
    y ella lo huele como un perfume dulce.

    Sin embargo, antes de elegir una presa…
    una presencia aparece frente a ella.

    Akane.
    Serena, firme, pero con un brillo extraño en los ojos.

    La sombra ladea la cabeza, divertida.
    Su risa es un susurro roto:

    Sombra: Khe-khe-khe… qué quieres, Oni Azul?

    Akane no responde.
    Solo avanza un paso
    y posa suavemente su mano en la frente de la sombra.

    Y entonces
    su poder se hunde dentro de ella
    como una aguja de luz
    abriendo un hueco,
    un… acceso.


    ---

    En el Jardín de Sombras

    Yo me miro en el lago.
    No sé por qué me acerco.
    El agua siempre me ha dado miedo desde que estoy aquí;
    los reflejos cambian, se deforman.

    Pero hoy…
    algo brilla.

    En el agua aparece Akane,
    como si estuviera al otro lado de un cristal infinito.

    No está transformada,
    no está combatiendo,
    no está enfadada.

    Solo me mira
    como si por fin me hubiera encontrado.

    Mi corazón late.
    Me ve.
    Alguien por fin ve a Lili, no a la sombra.

    Me hundo en el agua sin pensarlo,
    lo atravieso como si fuera aire.

    Y allí está ella.
    Materializada, cálida, real.

    Nos abrazamos sin decir nada.

    No necesitamos palabras.
    Me aferro a ella con todas mis fuerzas,
    y siento su respiración, su calma…
    y el miedo en su pecho.

    Un miedo que no es hacia mí,
    sino por mí.

    En ese abrazo
    el jardín deja de susurrar.
    Las sombras callan.
    Todo el mundo se queda quieto.

    Akane me estrecha fuerte,
    como si quisiera arrastrarme de vuelta,
    salvarme,
    romper el velo.

    Pero no puede.

    Y lo sabe.

    Por eso, después de un instante eterno,
    su cuerpo vuelve a volverse luz.
    Se deshace.
    Se retira.

    Y desaparece.


    ---

    En el mundo real

    La sombra parpadea.
    La mano de Akane aún está sobre su frente.

    Pero la sombra sonríe,
    una sonrisa íntima,
    como si supiera un secreto que nadie más sabe.

    Sombra: Khe-khe-khe… qué dulce… qué inútil…

    Akane la observa en silencio.
    Ni furia,
    ni miedo,
    ni sorpresa.

    Solo tristeza.

    Da un paso atrás.
    Otro.
    Se gira sin una palabra.

    La sombra la mira alejarse, riendo suavemente,
    una carcajada que solo existe para demostrar que sigue en control.

    En el jardín, sola,
    yo me agarro el pecho
    donde Akane me abrazó.

    Siento calor.
    Siento dolor.
    Siento que me estoy rompiendo.

    Y por primera vez
    entiendo una cosa:

    Akane sabe que no soy yo.
    Y aun así me busca.

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    El Encuentro en Dos Mundos

    (Lili y la Sombra — Akane como puente)

    La sombra sale esa noche como siempre:
    descalza, ligera, hambrienta.
    La ciudad duerme, pero el miedo no,
    y ella lo huele como un perfume dulce.

    Sin embargo, antes de elegir una presa…
    una presencia aparece frente a ella.

    Akane.
    Serena, firme, pero con un brillo extraño en los ojos.

    La sombra ladea la cabeza, divertida.
    Su risa es un susurro roto:

    Sombra: Khe-khe-khe… qué quieres, Oni Azul?

    Akane no responde.
    Solo avanza un paso
    y posa suavemente su mano en la frente de la sombra.

    Y entonces
    su poder se hunde dentro de ella
    como una aguja de luz
    abriendo un hueco,
    un… acceso.


    ---

    En el Jardín de Sombras

    Yo me miro en el lago.
    No sé por qué me acerco.
    El agua siempre me ha dado miedo desde que estoy aquí;
    los reflejos cambian, se deforman.

    Pero hoy…
    algo brilla.

    En el agua aparece Akane,
    como si estuviera al otro lado de un cristal infinito.

    No está transformada,
    no está combatiendo,
    no está enfadada.

    Solo me mira
    como si por fin me hubiera encontrado.

    Mi corazón late.
    Me ve.
    Alguien por fin ve a Lili, no a la sombra.

    Me hundo en el agua sin pensarlo,
    lo atravieso como si fuera aire.

    Y allí está ella.
    Materializada, cálida, real.

    Nos abrazamos sin decir nada.

    No necesitamos palabras.
    Me aferro a ella con todas mis fuerzas,
    y siento su respiración, su calma…
    y el miedo en su pecho.

    Un miedo que no es hacia mí,
    sino por mí.

    En ese abrazo
    el jardín deja de susurrar.
    Las sombras callan.
    Todo el mundo se queda quieto.

    Akane me estrecha fuerte,
    como si quisiera arrastrarme de vuelta,
    salvarme,
    romper el velo.

    Pero no puede.

    Y lo sabe.

    Por eso, después de un instante eterno,
    su cuerpo vuelve a volverse luz.
    Se deshace.
    Se retira.

    Y desaparece.


    ---

    En el mundo real

    La sombra parpadea.
    La mano de Akane aún está sobre su frente.

    Pero la sombra sonríe,
    una sonrisa íntima,
    como si supiera un secreto que nadie más sabe.

    Sombra: Khe-khe-khe… qué dulce… qué inútil…

    Akane la observa en silencio.
    Ni furia,
    ni miedo,
    ni sorpresa.

    Solo tristeza.

    Da un paso atrás.
    Otro.
    Se gira sin una palabra.

    La sombra la mira alejarse, riendo suavemente,
    una carcajada que solo existe para demostrar que sigue en control.

    En el jardín, sola,
    yo me agarro el pecho
    donde Akane me abrazó.

    Siento calor.
    Siento dolor.
    Siento que me estoy rompiendo.

    Y por primera vez
    entiendo una cosa:

    Akane sabe que no soy yo.
    Y aun así me busca.

    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 El Encuentro en Dos Mundos (Lili y la Sombra — Akane como puente) La sombra sale esa noche como siempre: descalza, ligera, hambrienta. La ciudad duerme, pero el miedo no, y ella lo huele como un perfume dulce. Sin embargo, antes de elegir una presa… una presencia aparece frente a ella. Akane. Serena, firme, pero con un brillo extraño en los ojos. La sombra ladea la cabeza, divertida. Su risa es un susurro roto: Sombra: Khe-khe-khe… qué quieres, Oni Azul? Akane no responde. Solo avanza un paso y posa suavemente su mano en la frente de la sombra. Y entonces su poder se hunde dentro de ella como una aguja de luz abriendo un hueco, un… acceso. --- En el Jardín de Sombras Yo me miro en el lago. No sé por qué me acerco. El agua siempre me ha dado miedo desde que estoy aquí; los reflejos cambian, se deforman. Pero hoy… algo brilla. En el agua aparece Akane, como si estuviera al otro lado de un cristal infinito. No está transformada, no está combatiendo, no está enfadada. Solo me mira como si por fin me hubiera encontrado. Mi corazón late. Me ve. Alguien por fin ve a Lili, no a la sombra. Me hundo en el agua sin pensarlo, lo atravieso como si fuera aire. Y allí está ella. Materializada, cálida, real. Nos abrazamos sin decir nada. No necesitamos palabras. Me aferro a ella con todas mis fuerzas, y siento su respiración, su calma… y el miedo en su pecho. Un miedo que no es hacia mí, sino por mí. En ese abrazo el jardín deja de susurrar. Las sombras callan. Todo el mundo se queda quieto. Akane me estrecha fuerte, como si quisiera arrastrarme de vuelta, salvarme, romper el velo. Pero no puede. Y lo sabe. Por eso, después de un instante eterno, su cuerpo vuelve a volverse luz. Se deshace. Se retira. Y desaparece. --- En el mundo real La sombra parpadea. La mano de Akane aún está sobre su frente. Pero la sombra sonríe, una sonrisa íntima, como si supiera un secreto que nadie más sabe. Sombra: Khe-khe-khe… qué dulce… qué inútil… Akane la observa en silencio. Ni furia, ni miedo, ni sorpresa. Solo tristeza. Da un paso atrás. Otro. Se gira sin una palabra. La sombra la mira alejarse, riendo suavemente, una carcajada que solo existe para demostrar que sigue en control. En el jardín, sola, yo me agarro el pecho donde Akane me abrazó. Siento calor. Siento dolor. Siento que me estoy rompiendo. Y por primera vez entiendo una cosa: Akane sabe que no soy yo. Y aun así me busca.
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    La sonrisa equivocada

    Camino por el pasillo del castillo como si nada.
    O al menos… como si yo fuera capaz de controlar ese “nada”.

    Siento a la Sombra tensar mis mejillas en una sonrisa demasiado perfecta, demasiado segura, demasiado… mía pero no mía.

    Entonces la veo.

    Akane aparece doblando la esquina, luminosa incluso cuando no quiere serlo.
    Su presencia siempre me calma.

    Pero hoy… no soy yo quien camina hacia ella.

    Se acerca con esa serenidad que me deja sin aire.

    Akane:
    —Hola, Lili. ¿Qué tal estás hoy?

    Y antes de que pueda reaccionar, antes de que pueda empujar desde dentro para asomar un poco…

    La Sombra responde por mí:

    Sombra (con mi voz, afinada, falsa):
    —¡Genial! Voy a ir a entrenar.

    Akane se detiene.
    Parpadea una sola vez.
    Su aura cambia, casi imperceptible, pero yo lo siento.
    Ella lo nota.
    Ella me nota.

    Y entonces dice, despacio, clavando su mirada en la mía… o mejor dicho, en la de ella:

    Akane:
    —No hablaba contigo…
    Le estoy preguntando a Lili.

    La Sombra ladea la cabeza.
    Y luego, con esa risa que me revuelve el estómago, deja escapar un sonido quebrado:

    Sombra:
    —Kh… khe-khe… No sé de qué me hablas.

    Akane no responde.
    No duda.
    No amenaza.
    Simplemente gira sobre sus talones con la misma elegancia con la que respira.

    Me da la espalda.

    Y se aleja.

    La Sombra la observa irse.
    Yo, atrapada detrás de sus ojos, quiero llorar.
    Akane lo sabía.
    Akane me vio.
    Akane no dijo nada.

    Pero su silencio…

    fue la peor advertencia.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La sonrisa equivocada Camino por el pasillo del castillo como si nada. O al menos… como si yo fuera capaz de controlar ese “nada”. Siento a la Sombra tensar mis mejillas en una sonrisa demasiado perfecta, demasiado segura, demasiado… mía pero no mía. Entonces la veo. Akane aparece doblando la esquina, luminosa incluso cuando no quiere serlo. Su presencia siempre me calma. Pero hoy… no soy yo quien camina hacia ella. Se acerca con esa serenidad que me deja sin aire. Akane: —Hola, Lili. ¿Qué tal estás hoy? Y antes de que pueda reaccionar, antes de que pueda empujar desde dentro para asomar un poco… La Sombra responde por mí: Sombra (con mi voz, afinada, falsa): —¡Genial! Voy a ir a entrenar. Akane se detiene. Parpadea una sola vez. Su aura cambia, casi imperceptible, pero yo lo siento. Ella lo nota. Ella me nota. Y entonces dice, despacio, clavando su mirada en la mía… o mejor dicho, en la de ella: Akane: —No hablaba contigo… Le estoy preguntando a Lili. La Sombra ladea la cabeza. Y luego, con esa risa que me revuelve el estómago, deja escapar un sonido quebrado: Sombra: —Kh… khe-khe… No sé de qué me hablas. Akane no responde. No duda. No amenaza. Simplemente gira sobre sus talones con la misma elegancia con la que respira. Me da la espalda. Y se aleja. La Sombra la observa irse. Yo, atrapada detrás de sus ojos, quiero llorar. Akane lo sabía. Akane me vio. Akane no dijo nada. Pero su silencio… fue la peor advertencia.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷

    La sonrisa equivocada

    Camino por el pasillo del castillo como si nada.
    O al menos… como si yo fuera capaz de controlar ese “nada”.

    Siento a la Sombra tensar mis mejillas en una sonrisa demasiado perfecta, demasiado segura, demasiado… mía pero no mía.

    Entonces la veo.

    Akane aparece doblando la esquina, luminosa incluso cuando no quiere serlo.
    Su presencia siempre me calma.

    Pero hoy… no soy yo quien camina hacia ella.

    Se acerca con esa serenidad que me deja sin aire.

    Akane:
    —Hola, Lili. ¿Qué tal estás hoy?

    Y antes de que pueda reaccionar, antes de que pueda empujar desde dentro para asomar un poco…

    La Sombra responde por mí:

    Sombra (con mi voz, afinada, falsa):
    —¡Genial! Voy a ir a entrenar.

    Akane se detiene.
    Parpadea una sola vez.
    Su aura cambia, casi imperceptible, pero yo lo siento.
    Ella lo nota.
    Ella me nota.

    Y entonces dice, despacio, clavando su mirada en la mía… o mejor dicho, en la de ella:

    Akane:
    —No hablaba contigo…
    Le estoy preguntando a Lili.

    La Sombra ladea la cabeza.
    Y luego, con esa risa que me revuelve el estómago, deja escapar un sonido quebrado:

    Sombra:
    —Kh… khe-khe… No sé de qué me hablas.

    Akane no responde.
    No duda.
    No amenaza.
    Simplemente gira sobre sus talones con la misma elegancia con la que respira.

    Me da la espalda.

    Y se aleja.

    La Sombra la observa irse.
    Yo, atrapada detrás de sus ojos, quiero llorar.
    Akane lo sabía.
    Akane me vio.
    Akane no dijo nada.

    Pero su silencio…

    fue la peor advertencia.
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    La sonrisa equivocada

    Camino por el pasillo del castillo como si nada.
    O al menos… como si yo fuera capaz de controlar ese “nada”.

    Siento a la Sombra tensar mis mejillas en una sonrisa demasiado perfecta, demasiado segura, demasiado… mía pero no mía.

    Entonces la veo.

    Akane aparece doblando la esquina, luminosa incluso cuando no quiere serlo.
    Su presencia siempre me calma.

    Pero hoy… no soy yo quien camina hacia ella.

    Se acerca con esa serenidad que me deja sin aire.

    Akane:
    —Hola, Lili. ¿Qué tal estás hoy?

    Y antes de que pueda reaccionar, antes de que pueda empujar desde dentro para asomar un poco…

    La Sombra responde por mí:

    Sombra (con mi voz, afinada, falsa):
    —¡Genial! Voy a ir a entrenar.

    Akane se detiene.
    Parpadea una sola vez.
    Su aura cambia, casi imperceptible, pero yo lo siento.
    Ella lo nota.
    Ella me nota.

    Y entonces dice, despacio, clavando su mirada en la mía… o mejor dicho, en la de ella:

    Akane:
    —No hablaba contigo…
    Le estoy preguntando a Lili.

    La Sombra ladea la cabeza.
    Y luego, con esa risa que me revuelve el estómago, deja escapar un sonido quebrado:

    Sombra:
    —Kh… khe-khe… No sé de qué me hablas.

    Akane no responde.
    No duda.
    No amenaza.
    Simplemente gira sobre sus talones con la misma elegancia con la que respira.

    Me da la espalda.

    Y se aleja.

    La Sombra la observa irse.
    Yo, atrapada detrás de sus ojos, quiero llorar.
    Akane lo sabía.
    Akane me vio.
    Akane no dijo nada.

    Pero su silencio…

    fue la peor advertencia.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La sonrisa equivocada Camino por el pasillo del castillo como si nada. O al menos… como si yo fuera capaz de controlar ese “nada”. Siento a la Sombra tensar mis mejillas en una sonrisa demasiado perfecta, demasiado segura, demasiado… mía pero no mía. Entonces la veo. Akane aparece doblando la esquina, luminosa incluso cuando no quiere serlo. Su presencia siempre me calma. Pero hoy… no soy yo quien camina hacia ella. Se acerca con esa serenidad que me deja sin aire. Akane: —Hola, Lili. ¿Qué tal estás hoy? Y antes de que pueda reaccionar, antes de que pueda empujar desde dentro para asomar un poco… La Sombra responde por mí: Sombra (con mi voz, afinada, falsa): —¡Genial! Voy a ir a entrenar. Akane se detiene. Parpadea una sola vez. Su aura cambia, casi imperceptible, pero yo lo siento. Ella lo nota. Ella me nota. Y entonces dice, despacio, clavando su mirada en la mía… o mejor dicho, en la de ella: Akane: —No hablaba contigo… Le estoy preguntando a Lili. La Sombra ladea la cabeza. Y luego, con esa risa que me revuelve el estómago, deja escapar un sonido quebrado: Sombra: —Kh… khe-khe… No sé de qué me hablas. Akane no responde. No duda. No amenaza. Simplemente gira sobre sus talones con la misma elegancia con la que respira. Me da la espalda. Y se aleja. La Sombra la observa irse. Yo, atrapada detrás de sus ojos, quiero llorar. Akane lo sabía. Akane me vio. Akane no dijo nada. Pero su silencio… fue la peor advertencia.
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