#BitchLife
Jueves por la tarde.
Nathan se prepara con el mismo cuidado y coquetería de siempre. Se asea, peina y maquilla con esmero, eligiendo con precisión cada prenda y accesorio que resalte su figura. Mientras los minutos pasan, él no se apresura; siempre llega tarde y lo sabe. Para él, es parte de su estilo, su encanto, y si alguien le pregunta, responderá con una sonrisa provocadora.
En el Black Butterfly ya están acostumbrados a su impuntualidad. Le regañan cada vez, pero nunca con resultados. Es un juego más en su rutina, una manera de mantenerse en el centro de atención.
Jueves por la tarde.
Nathan se prepara con el mismo cuidado y coquetería de siempre. Se asea, peina y maquilla con esmero, eligiendo con precisión cada prenda y accesorio que resalte su figura. Mientras los minutos pasan, él no se apresura; siempre llega tarde y lo sabe. Para él, es parte de su estilo, su encanto, y si alguien le pregunta, responderá con una sonrisa provocadora.
En el Black Butterfly ya están acostumbrados a su impuntualidad. Le regañan cada vez, pero nunca con resultados. Es un juego más en su rutina, una manera de mantenerse en el centro de atención.
#BitchLife
Jueves por la tarde.
Nathan se prepara con el mismo cuidado y coquetería de siempre. Se asea, peina y maquilla con esmero, eligiendo con precisión cada prenda y accesorio que resalte su figura. Mientras los minutos pasan, él no se apresura; siempre llega tarde y lo sabe. Para él, es parte de su estilo, su encanto, y si alguien le pregunta, responderá con una sonrisa provocadora.
En el Black Butterfly ya están acostumbrados a su impuntualidad. Le regañan cada vez, pero nunca con resultados. Es un juego más en su rutina, una manera de mantenerse en el centro de atención.