• [Fatal Female]

    No quieras jugar con fuego porque vas a terminar por quemarte, yo ya solo avise pues aunque me vea indefensa puedo llegar a ser peligrosa.
    [Fatal Female] No quieras jugar con fuego porque vas a terminar por quemarte, yo ya solo avise pues aunque me vea indefensa puedo llegar a ser peligrosa.
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    No sigo caminos. Los inauguro.
    Mi mapa es el eco de mis propios pasos.

    ( Toma pluma y se sienta en su pequeño estudio y escribe en silencio solo sus pensamientos )

    Veo cómo estudian mis movimientos,
    buscando el secreto en mis cimientos.
    Toman notas, intentan replicar
    la fuerza que emana de mi singular andar.
    Levantan sus muros con miedo y con prisa...
    Donde otros ven límites, yo construyo oportunidades.
    Convierto sus finales en mi punto de acción,
    soy la arquitecta de mi propia rebelión.

    ()
    Y me observas, anhelando entender
    el fuego que tengo, mi forma de ser.
    Pero es inútil, no pierdas tu aliento...
    No se puede copiar lo que se lleva por dentro.

    ()
    ¡Porque soy el ejemplo que los demás intentan imitar y jamás logran alcanzar!
    ¡Soy el diseño maestro, el plan original!
    ¡No hay manual que descifre mi composición,
    porque no soy la mejor, soy la que viene después de la palabra perfección!
    Mi nombre es la meta que nunca tocarás,
    soy el horizonte que siempre verás... a lo lejos.

    ()
    Para el que lucha, soy su inspiración,
    la prueba viviente de que existe la opción.
    Me ven y entienden que se puede volar
    más allá de este cielo, más allá del mar.
    Pero para el que cede, el que vive en temor...
    mi simple existencia es un cruel recordatorio de su error.
    Soy la inspiración de los que aspiran y la pesadilla de los que fracasan.

    ()
    Me preguntas por qué no me uno a tu juego,
    por qué no respondo a tu infantil ruego.
    La respuesta es simple, es una ley natural,
    un axioma que tu mente no puede procesar...
    No compito, porque donde estoy no hay rivales.

    (se para deja la pluma en su diario y grita por la ventana ala fría noche )

    ¡PORQUE SOY EL EJEMPLO QUE LOS DEMÁS INTENTAN IMITAR Y JAMÁS LOGRAN ALCANZAR!
    ¡SOY EL DISEÑO MAESTRO, EL PLAN ORIGINAL!
    ¡NO HAY MANUAL QUE DESCIFRE MI COMPOSICIÓN,
    PORQUE NO SOY LA MEJOR, SOY LA QUE VIENE DESPUÉS DE LA PALABRA PERFECCIÓN!
    ¡MI NOMBRE ES LA META QUE NUNCA TOCARÁS,
    SOY EL HORIZONTE QUE SIEMPRE VERÁS... A LO LEJOS!

    https://www.youtube.com/watch?v=MHY79OdNQ2Y&list=RDMHY79OdNQ2Y&start_radio=1

    No sigo caminos. Los inauguro. Mi mapa es el eco de mis propios pasos. ( Toma pluma y se sienta en su pequeño estudio y escribe en silencio solo sus pensamientos ) Veo cómo estudian mis movimientos, buscando el secreto en mis cimientos. Toman notas, intentan replicar la fuerza que emana de mi singular andar. Levantan sus muros con miedo y con prisa... Donde otros ven límites, yo construyo oportunidades. Convierto sus finales en mi punto de acción, soy la arquitecta de mi propia rebelión. () Y me observas, anhelando entender el fuego que tengo, mi forma de ser. Pero es inútil, no pierdas tu aliento... No se puede copiar lo que se lleva por dentro. () ¡Porque soy el ejemplo que los demás intentan imitar y jamás logran alcanzar! ¡Soy el diseño maestro, el plan original! ¡No hay manual que descifre mi composición, porque no soy la mejor, soy la que viene después de la palabra perfección! Mi nombre es la meta que nunca tocarás, soy el horizonte que siempre verás... a lo lejos. () Para el que lucha, soy su inspiración, la prueba viviente de que existe la opción. Me ven y entienden que se puede volar más allá de este cielo, más allá del mar. Pero para el que cede, el que vive en temor... mi simple existencia es un cruel recordatorio de su error. Soy la inspiración de los que aspiran y la pesadilla de los que fracasan. () Me preguntas por qué no me uno a tu juego, por qué no respondo a tu infantil ruego. La respuesta es simple, es una ley natural, un axioma que tu mente no puede procesar... No compito, porque donde estoy no hay rivales. (se para deja la pluma en su diario y grita por la ventana ala fría noche ) ¡PORQUE SOY EL EJEMPLO QUE LOS DEMÁS INTENTAN IMITAR Y JAMÁS LOGRAN ALCANZAR! ¡SOY EL DISEÑO MAESTRO, EL PLAN ORIGINAL! ¡NO HAY MANUAL QUE DESCIFRE MI COMPOSICIÓN, PORQUE NO SOY LA MEJOR, SOY LA QUE VIENE DESPUÉS DE LA PALABRA PERFECCIÓN! ¡MI NOMBRE ES LA META QUE NUNCA TOCARÁS, SOY EL HORIZONTE QUE SIEMPRE VERÁS... A LO LEJOS! https://www.youtube.com/watch?v=MHY79OdNQ2Y&list=RDMHY79OdNQ2Y&start_radio=1
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    Rex *voz grave, serena, cargada de juicio*

    Hermano… ¿alguna vez te has preguntado en qué momento los ángeles dejaron de servir a la Luz y comenzaron a adorarse a sí mismos?

    *Da unos pasos, las alas plegadas, la mirada firme.*

    Se dicen guardianes del orden, mensajeros de la voluntad divina… pero su corazón late al ritmo de la avaricia. No desean proteger el cielo, desean poseerlo.
    La codicia los cegó: primero quisieron autoridad, luego veneración… y ahora se creen dioses.

    *Aprieta el puño.*

    Olvidaron que el poder no se reclama, se sostiene con sacrificio.
    Ellos no crean… consumen. No guían… imponen.
    Y lo peor no es que se equivoquen, hermano…

    lo peor es que jamás admitirán su caída, porque para un ángel orgulloso, aceptar el error es peor que caer al abismo.

    *Suspira, con una media sonrisa amarga.*

    Tal vez por eso temen tanto a los demonios y a los humanos…
    porque en nuestra fragilidad aún existe algo que ellos perdieron hace siglos:
    conciencia.

    Recuérdalo bien, hermano…
    quien se proclama dios por codicia, ya ha firmado su propia ruina.
    Rex *voz grave, serena, cargada de juicio* Hermano… ¿alguna vez te has preguntado en qué momento los ángeles dejaron de servir a la Luz y comenzaron a adorarse a sí mismos? *Da unos pasos, las alas plegadas, la mirada firme.* Se dicen guardianes del orden, mensajeros de la voluntad divina… pero su corazón late al ritmo de la avaricia. No desean proteger el cielo, desean poseerlo. La codicia los cegó: primero quisieron autoridad, luego veneración… y ahora se creen dioses. *Aprieta el puño.* Olvidaron que el poder no se reclama, se sostiene con sacrificio. Ellos no crean… consumen. No guían… imponen. Y lo peor no es que se equivoquen, hermano… lo peor es que jamás admitirán su caída, porque para un ángel orgulloso, aceptar el error es peor que caer al abismo. *Suspira, con una media sonrisa amarga.* Tal vez por eso temen tanto a los demonios y a los humanos… porque en nuestra fragilidad aún existe algo que ellos perdieron hace siglos: conciencia. Recuérdalo bien, hermano… quien se proclama dios por codicia, ya ha firmado su propia ruina.
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  • ¿Algo que quieran preguntarle a la abuela acerca de su madre? Aprovechen porque solo la ven una vez a la semana...
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  • — Se habían quedado dormidos, cuando finalmente el trabajo les había dado un descanso, al instante se organizaron para pasar todo el día juntos. Salieron, cenaron, hicieron alguna tontería y terminaron en casa de Daniel, como ya se estaba haciendo casi costumbre. Como era de esperarse, una vez puertas adentro, la desesperación por el cuerpo del otro floreció en un instante, empujándolos a la acción sin tenerle el más mínimo cuidado a lo demás.
    Se les fue el tiempo, siempre les pasaba cuando estaban juntos haciendo cualquier cosa, a Daniel no le importaba, sentía que últimamente podría dedicarle cada instante de su tiempo sin ningún remordimiento, era perfecto.

    Eventualmente se quedaron dormidos, pretendieron ver una película, pero el cansancio de sus cuerpos los derrotó en minutos. Estaban cansados por el largo día, pero no parecían cansarse de estar juntos, por eso, al despertar después de un rato, ya con los brazos adormecidos por la posición incómoda en el sofá, el más jóven murmuró algo sobre que se quedara esa noche, mientras se ponía de pie —aún adormilado— y se dirigía a la habitación tomándolo torpemente se la mano.

    Una vez allí ocurrieron dos cosas, que por separado no hubieran tenido ningún efecto, pero que juntas podían desatar unas cuantas intrigas en el mayor y un problema para Daniel.
    Dejó la luz encendida, a veces lo hacia, una tenue luz fría que armonizaba la habitación y, aún entre su sueño, se quitó la camiseta que llevaba — probablemente por el calor, una costumbre que ya tenía al dormir — y así se acostó al lado de su novio, quedando dormido al instante.

    Daniel dormía profundamente, tenía el sueño muy pesado y había que sacudirlo un poco para despertarlo, se encontraba boca abajo, con sus brazos debajo de la cabeza y el cuerpo semi destapado. Fue en esa posición, bajo la luz débil, que en la espalda del modelo podía distinguirse algo peculiar: dos marcas perfectamente simétricas, arriba y al centro, a ambos lados de la columna, allí parecían hacerse espejo y no se veían como manchas en la piel, tenían un ligero relieve, como cicatrices.

    Al ver eso cualquiera podría conectar un par de cables y entender porque Daniel siempre ocultaba su espalda, lo hacía de forma sutil, pero lo hacía. Restricciones en la ropa que modelaba, rechazos a sesiones en la playa, evitar en encaje y las aberturas, en la intimidad la luz siempre apagada, jamás le daba la espalda a Eunwoo cuando lo tenía muy cerca. Todo eso parecian pequeños descuidos o coincidencias, pero bajo análisis tenía sentido y es que no era algo fácil de ignorar si se veía, sobre todo en un modelo.

    El jóven y su novio nunca habían dormido juntos hasta entonces, al menos no se habían quedado a dormir juntos por las noches, por lo que tal descuido no sería posible hasta entonces, donde el jóven dormía tranquilamente, sin advertir nada de lo que pasaba en el mundo real.—

    Eunwoo Kim
    — Se habían quedado dormidos, cuando finalmente el trabajo les había dado un descanso, al instante se organizaron para pasar todo el día juntos. Salieron, cenaron, hicieron alguna tontería y terminaron en casa de Daniel, como ya se estaba haciendo casi costumbre. Como era de esperarse, una vez puertas adentro, la desesperación por el cuerpo del otro floreció en un instante, empujándolos a la acción sin tenerle el más mínimo cuidado a lo demás. Se les fue el tiempo, siempre les pasaba cuando estaban juntos haciendo cualquier cosa, a Daniel no le importaba, sentía que últimamente podría dedicarle cada instante de su tiempo sin ningún remordimiento, era perfecto. Eventualmente se quedaron dormidos, pretendieron ver una película, pero el cansancio de sus cuerpos los derrotó en minutos. Estaban cansados por el largo día, pero no parecían cansarse de estar juntos, por eso, al despertar después de un rato, ya con los brazos adormecidos por la posición incómoda en el sofá, el más jóven murmuró algo sobre que se quedara esa noche, mientras se ponía de pie —aún adormilado— y se dirigía a la habitación tomándolo torpemente se la mano. Una vez allí ocurrieron dos cosas, que por separado no hubieran tenido ningún efecto, pero que juntas podían desatar unas cuantas intrigas en el mayor y un problema para Daniel. Dejó la luz encendida, a veces lo hacia, una tenue luz fría que armonizaba la habitación y, aún entre su sueño, se quitó la camiseta que llevaba — probablemente por el calor, una costumbre que ya tenía al dormir — y así se acostó al lado de su novio, quedando dormido al instante. Daniel dormía profundamente, tenía el sueño muy pesado y había que sacudirlo un poco para despertarlo, se encontraba boca abajo, con sus brazos debajo de la cabeza y el cuerpo semi destapado. Fue en esa posición, bajo la luz débil, que en la espalda del modelo podía distinguirse algo peculiar: dos marcas perfectamente simétricas, arriba y al centro, a ambos lados de la columna, allí parecían hacerse espejo y no se veían como manchas en la piel, tenían un ligero relieve, como cicatrices. Al ver eso cualquiera podría conectar un par de cables y entender porque Daniel siempre ocultaba su espalda, lo hacía de forma sutil, pero lo hacía. Restricciones en la ropa que modelaba, rechazos a sesiones en la playa, evitar en encaje y las aberturas, en la intimidad la luz siempre apagada, jamás le daba la espalda a Eunwoo cuando lo tenía muy cerca. Todo eso parecian pequeños descuidos o coincidencias, pero bajo análisis tenía sentido y es que no era algo fácil de ignorar si se veía, sobre todo en un modelo. El jóven y su novio nunca habían dormido juntos hasta entonces, al menos no se habían quedado a dormir juntos por las noches, por lo que tal descuido no sería posible hasta entonces, donde el jóven dormía tranquilamente, sin advertir nada de lo que pasaba en el mundo real.— [whisper_scarlet_hawk_977]
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  • Estoy seguro que no lo vas a recordar

    -comento terminando de doblar el cuello de su camisa observando el reflejo en el espejo, sacudió sus alas antes de esconderlas lo mejor que pudo tras su espalda, se sentó sobre la mesa poniéndose la exagerada cantidad de anillos, cadenas y demás decoraciones. Una a una con extremo cuidado de que cada objeto quedará en su lugar.

    Le costó , más de unos minutos, Quizás unas horas pero al fin había logrado vestirse para la ocasión . Se recostó sobre la cama esperando a que su invitado ¿Quizás cliente? No..... Algo más.....

    Trago saliva ¿A esas alturas que son? Socios, amigos, ,camaradas... Quizás pa...parej.... No eso último jamás pasaría, solo es un puto más nadie, ni siquiera esa persona lo vería más que como la puta que era...

    Tomo la copa de licor que su robot le ofrecía para relajar los nervios de su amo, miro la puerta esperando a que apareciera aquel ser . Es conciente de que es extremadamente poco probable de que el entienda porque está vestido así y no con menos ropa para lo que estaba por pasar, pero al menos en su mente no se olvida cuando conoció por primera vez a Vox el usaba esa misma ropa, aún sin aquel sombrero que nunca se quitaba ya que meses después sería un regalo de su parte. Miro de reojo a su sirviente robot. Esa ropa significaba mucho para el, fue el inicio de lo que realmente pudo llamar vida -

    Me veo bien ?
    Estoy seguro que no lo vas a recordar -comento terminando de doblar el cuello de su camisa observando el reflejo en el espejo, sacudió sus alas antes de esconderlas lo mejor que pudo tras su espalda, se sentó sobre la mesa poniéndose la exagerada cantidad de anillos, cadenas y demás decoraciones. Una a una con extremo cuidado de que cada objeto quedará en su lugar. Le costó , más de unos minutos, Quizás unas horas pero al fin había logrado vestirse para la ocasión . Se recostó sobre la cama esperando a que su invitado ¿Quizás cliente? No..... Algo más..... Trago saliva ¿A esas alturas que son? Socios, amigos, ,camaradas... Quizás pa...parej.... No eso último jamás pasaría, solo es un puto más nadie, ni siquiera esa persona lo vería más que como la puta que era... Tomo la copa de licor que su robot le ofrecía para relajar los nervios de su amo, miro la puerta esperando a que apareciera aquel ser . Es conciente de que es extremadamente poco probable de que el entienda porque está vestido así y no con menos ropa para lo que estaba por pasar, pero al menos en su mente no se olvida cuando conoció por primera vez a [FuckA1astor] el usaba esa misma ropa, aún sin aquel sombrero que nunca se quitaba ya que meses después sería un regalo de su parte. Miro de reojo a su sirviente robot. Esa ropa significaba mucho para el, fue el inicio de lo que realmente pudo llamar vida - Me veo bien ?
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  • Ok, ya entedimos porque lyra y yo tenemos el pelo castaño........pero alguien exoliqueme como mamá se veia asi de joven!!

    -miraba la foto, con la boca abierta, pensando como mamá antes se veia asi de joven, y como ah cambiado tanto-

    Papá, enserio mamá era asi de adolescente antes de conocerte?

    Viktor Kaelith Veyrith
    Ok, ya entedimos porque lyra y yo tenemos el pelo castaño........pero alguien exoliqueme como mamá se veia asi de joven!! -miraba la foto, con la boca abierta, pensando como mamá antes se veia asi de joven, y como ah cambiado tanto- Papá, enserio mamá era asi de adolescente antes de conocerte? [fusion_pearl_frog_373] :STK-98:
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    — ​El aire de la noche sobre el Gran Santuario Narukami era fresco, pero los pétalos de cerezo que cubrían el estanque privado no se movían, inmovilizados en un silencio melancólico. Una única linterna de piedra luchaba por iluminar las sombras.

    ​La sacerdotisa se sentaba en el borde de granito pulido, un contraste de carne pálida y kimono rojo y blanco contra la oscuridad circundante. Sus pies, delicados y sin adorno, apenas rozaban la superficie del agua quieta. El reflejo de la luna en la poza se distorsionaba sutilmente con el roce de sus dedos.

    ​Llevaba un pétalo de sakura entre el pulgar y el índice, examinándolo con una intensidad inapropiada para un objeto tan efímero. Sus ojos, normalmente llenos de picardía y calculada astucia, estaban velados por una quietud que no era paz, sino represión.

    ​—Estos pétalos... se aferran a la rama hasta que el viento se los lleva—murmuró, su voz suave y plana, desprovista del habitual timbre melifluo. —Es la naturaleza de las cosas, supongo. Y sin embargo...—
    ​Ella giró el diminuto fragmento floral, la luz de la linterna capturando por un instante el brillo solitario de sus ojos. Había una punzada de amargura que apenas lograba contener.

    ​—Uno pensaría que, siendo un ser de esta longevidad y posición, estaría por encima de la simple esperanza. Una quimera, en el mejor de los casos. La certeza es una comodidad tan vulgar. Y la decepción... es simplemente la consecuencia lógica de haber albergado una fantasía, ¿no es así?—
    ​Cerró los ojos, no por consuelo, sino como si intentara bloquear una visión persistente. Cuando los abrió, su mirada se perdió en el agua, buscando sin éxito el consuelo de las estrellas. La persona que había partido no estaba aquí, pero su ausencia se sentía como un peso tangible sobre los hombros de Miko.

    ​—Me pregunto si el recuerdo de esta estúpida orilla tiene el mismo peso para ella que lo tiene para mí,—continuó, su tono volviéndose ligeramente más frío, más aislador. —Probablemente no. La distancia difumina los colores, y con el tiempo, hasta la imagen más vívida se convierte en una simple anécdota. Una lección para la zorra sabia, supongo.—

    ​Dejó caer el pétalo en el agua. La onda mínima que creó fue la única perturbación en el estanque. Miko retiró sus pies, secándolos con lentitud metódica, y luego se abrazó con un brazo, un gesto instintivo que inmediatamente corrigió, volviendo a su postura habitual de elegante desinterés. Estaba tratando de convencerse a sí misma de que su aislamiento era un acto de voluntad, no una consecuencia de un dolor.
    ​—No es tristeza. Es... una irritación calculada,— declaró al aire vacío. —Como una historia con un final que ya conocías, pero que aun así te molesta. Mi papel es aquí, inamovible, como este Santuario. El suyo es seguir. No es que esperara... otra cosa.—
    ​Se puso de pie, su vestimenta ondeando con el movimiento, y miró hacia el cielo. El cariño, para ella, era una carga, un lastre que ahora se resentía de llevar sola.
    ​—El cariño es un ancla con una cadena demasiado larga. Te crees libre hasta que el otro zarpa y sientes el tirón. Reprimida, sí. Aislada, por elección. Porque, francamente, tener un corazón que se siente... decepcionado... es una debilidad impropia de una Sacerdotisa Principal. Mañana, seré de nuevo solo la Gran Sacerdotisa Yae Miko. Ahora... solo soy yo.—
    🌸— ​El aire de la noche sobre el Gran Santuario Narukami era fresco, pero los pétalos de cerezo que cubrían el estanque privado no se movían, inmovilizados en un silencio melancólico. Una única linterna de piedra luchaba por iluminar las sombras. ​La sacerdotisa se sentaba en el borde de granito pulido, un contraste de carne pálida y kimono rojo y blanco contra la oscuridad circundante. Sus pies, delicados y sin adorno, apenas rozaban la superficie del agua quieta. El reflejo de la luna en la poza se distorsionaba sutilmente con el roce de sus dedos. ​Llevaba un pétalo de sakura entre el pulgar y el índice, examinándolo con una intensidad inapropiada para un objeto tan efímero. Sus ojos, normalmente llenos de picardía y calculada astucia, estaban velados por una quietud que no era paz, sino represión. ​—Estos pétalos... se aferran a la rama hasta que el viento se los lleva—murmuró, su voz suave y plana, desprovista del habitual timbre melifluo. —Es la naturaleza de las cosas, supongo. Y sin embargo...— ​Ella giró el diminuto fragmento floral, la luz de la linterna capturando por un instante el brillo solitario de sus ojos. Había una punzada de amargura que apenas lograba contener. ​—Uno pensaría que, siendo un ser de esta longevidad y posición, estaría por encima de la simple esperanza. Una quimera, en el mejor de los casos. La certeza es una comodidad tan vulgar. Y la decepción... es simplemente la consecuencia lógica de haber albergado una fantasía, ¿no es así?— ​Cerró los ojos, no por consuelo, sino como si intentara bloquear una visión persistente. Cuando los abrió, su mirada se perdió en el agua, buscando sin éxito el consuelo de las estrellas. La persona que había partido no estaba aquí, pero su ausencia se sentía como un peso tangible sobre los hombros de Miko. ​—Me pregunto si el recuerdo de esta estúpida orilla tiene el mismo peso para ella que lo tiene para mí,—continuó, su tono volviéndose ligeramente más frío, más aislador. —Probablemente no. La distancia difumina los colores, y con el tiempo, hasta la imagen más vívida se convierte en una simple anécdota. Una lección para la zorra sabia, supongo.— ​Dejó caer el pétalo en el agua. La onda mínima que creó fue la única perturbación en el estanque. Miko retiró sus pies, secándolos con lentitud metódica, y luego se abrazó con un brazo, un gesto instintivo que inmediatamente corrigió, volviendo a su postura habitual de elegante desinterés. Estaba tratando de convencerse a sí misma de que su aislamiento era un acto de voluntad, no una consecuencia de un dolor. ​—No es tristeza. Es... una irritación calculada,— declaró al aire vacío. —Como una historia con un final que ya conocías, pero que aun así te molesta. Mi papel es aquí, inamovible, como este Santuario. El suyo es seguir. No es que esperara... otra cosa.— ​Se puso de pie, su vestimenta ondeando con el movimiento, y miró hacia el cielo. El cariño, para ella, era una carga, un lastre que ahora se resentía de llevar sola. ​—El cariño es un ancla con una cadena demasiado larga. Te crees libre hasta que el otro zarpa y sientes el tirón. Reprimida, sí. Aislada, por elección. Porque, francamente, tener un corazón que se siente... decepcionado... es una debilidad impropia de una Sacerdotisa Principal. Mañana, seré de nuevo solo la Gran Sacerdotisa Yae Miko. Ahora... solo soy yo.—
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  • "Todos somos monstruos aquí..."
    Fandom The Walking Dead
    Categoría Drama
    ㅤㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ∽『𝗦𝗧𝗔𝗥𝗧𝗘𝗥』∽
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ Negan Smith



    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤNo hubiera dado ni un dólar por la probabilidad de volver a encontrarse con Rick, Daryl o Maggie. Cuando el Gobernador llegó a la prisión pensó que todo su mundo se iba al infierno, que tenía que volver a empezar. Y, en ese momento, totalmente sola. Pero el destino era azaroso y, cuando después de casi dos años había vuelto a escuchar la moto de Daryl, la cual la llevó de regreso con las personas que mejor conocía en el mundo, decidió que no desaprovecharía aquella oportunidad. Volver con el grupo de la prisión había sido como volver a casa… La sensación de inquietud y de miedo se había disipado en cuanto volvio a abrazar a Michonne, a Rick o a Maggie… Incluso fue bien recibida por amigos que el grupo había hecho en el camino hasta llegar a Washington. Nombres como Rosita, Eugene, Tara, Aaron o Gabriel ahora eran tan conocidos para ella como el suyo propio.

    Alexandria era grande y estaba repleta de personas e historias. Y todas ellas le fueron reveladas. Algunas en detalle. Otras no tanto…

    -¿Dónde esta Carl? -le preguntó a Rick la misma noche que llegó. Sabia cual era la respuesta, pero necesitaba confirmarlo.

    -Carl… -parecía que al líder de Alexandria le costaba trabajo pronunciar aquel nombre. Sus manos unidas una contra la otra frotaron sus palmas de forma algo nerviosa mientras tambien trataba de contener un nervioso tic en la pierna- Él murió…- resolvió el ex – sheriff- Murió por salvar a alguien. A Siddiq…


    Becca asintió, había podido entender que el tal Siddiq era el medico en la comunidad.

    “¿Dónde está Carol?”

    “Vive en El Reino..:”

    Y aquella respuesta parecía sencilla pero escondía un mundo expandido mucho más grande de lo que Becca se imaginaba. Sus amigos habían prosperado en Alexandria y habían abierto horizontes. Ahora hermanados con comunidades como Hilltop o El Reino. Todo aprecia más grande, pero la sensación que Becca tuvo era que todo se hacia mas pequeño. Todos estaban tan… lejos…

    Y se hizo mucho más pequeña el día que Rick murió.

    Y terminó de estrecharse aun más cuando Michonne decidió cerrar las puertas de Alexandria a forasteros y amigos después del “problema de Jocelyn”.

    Aun asi… la vida en Alexandria continuó.

    >> Habían pasado cuatro años desde que Becca llegase a aquella comunidad y ahora había dejado de ser la extraña, la forastera. Conocía a las personas que vivían allí. Sus historias. Sus batallas. Absolutamente a todos ellos. Salvo a una persona… Negan. Había escuchado ese nombre varias veces a lo largo de los años. Al principio como si mentaran al demonio, años después parecía solo un eco, un apunte a pie de página. Pero, a pesar de eso, a Becca le estaba terminantemente prohibido acercarse a la celda donde mantenían encerrado al líder del grupo que había propiciado la ultima guerra de las comunidades.

    Negan tenía un estricto y reducido horario de visitas. Tan reducido que solamente Gabriel y Michonne tenían permiso para bajar a aquella oscura celda. Pero la curiosidad podía con Becca y siempre que pasaba por delante de la casa donde Michonne vivía, echaba un rapido vistazo despreocupado al pequeño ventanuco del sótano desde donde alguna vez había logrado atisbar al reo, aunque nunca con demasiada claridad.

    >> Aquella mañana, Becca regresaba de casa de Aaron. Entre sus obligaciones como segundo medico de Alejandría (puesto que le habían asignado hace años cuando llegó) residía la de hacer el seguimiento de enfermos y pacientes en sus casas. Gracie, la hija de Aaron, llevaba unos dias enferma y Becca había pasado tan solo para hacer el seguimiento del estado de la niña. No tenia fiebre y las hierbas que le daban ayudaban bastante a que la tos remitiese poco a poco. Según su diagnóstico, en pocos dias estaría perfectamente recuperada.

    Regresó a la casa que hacía de enfermería y entró con su aire optimista de siempre, saludando a los escasos enfermos que Siddiq había considerado dejar en observación. Pero cuando entró encontró algunas caras largas.

    Rosita estaba cruzada de brazos, con aspecto cabreado. Eugene permanecía de brazos cruzados pero podía distinguirse manchas de sangre provocadas por roce con una herida. Y Siddiq tapaba la hemorragia nasal de un hombre llamado Paul Andrews.

    -Caramba. ¿Qué ha pasado? -preguntó Becca dejando su bolsa sobre una mesita auxiliar.

    Rosita chasqueó la lengua.

    -Le he dado un puñetazo.

    Becca abrió sus ojos con sorpresa, sin entender qué estaba ocurriendo allí. Pero Siddiq se apresuró a explicarle la situación.

    -Paul ha robado las llaves de la celda de Negan y… se ha tomado la justicia por su mano…- explicó- Eugene y Rosita han escuchado el estruendo y han bajado a ver qué ocurría.

    -Valeeee… -comentó Becca con cierto aire de duda, porque aun no entendía qué era lo que estaba pasando.

    -Algunas personas no pueden pasar página con lo que Negan hizo. Paul es uno de ellos. Ha golpeado a Negan y…

    Becca parpadeó alucinada.

    -¿Él está bien? ¿Lo sabe Michonne? -preguntó.

    Siddiq asintió lentamente.

    -Sí, está pensando en qué hacer con Paul… pero Negan… Está bastante magullado… Bastante herido. Paul se ha resistido y Rosita lo ha reducido rompiéndole la nariz.

    Becca miró a la interpelada, quien se encogió de hombros.

    -De acuerdo… ¿Puedo ayudar en algo? -preguntó ella.

    Siddiq asintió.

    -De hecho… Sí…- alargó una mano y señaló la sala- Yo estoy hasta arriba aquí… ¿Puedes tomar una bolsa con un botiquín y unas vendas de compresión y bajar a curar a Negan?

    Becca parpadeó alucinada.

    -Perdona… ¿Me estás diciendo que alguien ha dado una paliza a Negan y te estás ocupando primero del agresor? -preguntó Becca, sintiendo que la habían sacado de su propia realidad- Por dios, Siddiq. ¿Lo habéis dejado en la celda? ¿Por qué no lo traéis a una habitación?

    Rosita se adelantó.

    -Porque no es de fiar. Nadie quiere tenerlo cerca. No vamos a sacarlo de ahí.

    Becca la enfrentó.

    -Es una persona. Y le han pegado una paliza -señaló a Paul con un desaire de su mano diestra.

    Después bufó y se giró para tomar su bolsa y encaminarse al armario para coger vendas, gasas, alcohol, puntos de papel… es decir, todo lo que fuera necesario para curar al herido de la celda. Por supuesto tomó vendas de compresión y el anticuado ecógrafo a pilas que Eugene había arreglado.

    Se colocó delante de Rosita y extendió una mano pidiendo silenciosamente las llaves.

    >> El chasquido de la segunda puerta resonó con una especie de eco escalofriante. Joder, ¿estaba sugestionándose demasiado con respecto a la macabra leyenda de Negan? ¿O es que acaso realmente el tipo era tan demoniaco como todos decían? Estaba a un paso de averiguarlo, desde luego.

    El suelo de cemento amortiguó ligeramente sus pasos pero, daba igual, la puerta de acceso a la prisión ya había delatado su presencia. Anduvo un par de pasos por el suelo de cemento, mientras su mirada se fijaba en cada centímetro de aquella celda. Desde luego nada tenia que ver con las casas de ahí arriba. Ni siquiera con los sótanos de otras de las casas… Aquel lugar era gris y algo más frio de lo que uno puede esperar del verano en Virginia.

    Una enorme reja de hierro forjado atravesaba la estancia de una punta a otra, dejando un pasillo para los visitantes. Y dentro de la celda, sentado en un camastro de dudosa y precaria estabilidad, un hombre trataba de limpiar la sangre de una herida en su ceja.

    No queria hacer aquello como si estuviese en presencia de Hannibal Lecter. Era una persona herida y era su deber atenderlo. Por lo que, sin titubear, metió la llave en la cerradura y entró en la celda, metiéndose la llave en el bolsillo trasero del pantalón.

    -Hola -saludó ella con una sonrisa, la misma que le ponía a todos sus pacientes de ahí arriba- Me llamo Becca. Siddiq tiene varios casos de gripe asi que… estás de suerte… Soy tu médico -le dijo sin perder esa sonrisa encantadora mientras se acuclillaba delante del herido dejando a un lado su bolsa- Déjame ver…- le dijo apartando el trapo sucio con el que él se limpiaba la sangre del la ceja- Vaya… Te han hecho un buen destrozo, ¿eh? ¿Te parece si te echo un vistazo? Siddiq cree que puedes tener una costilla fracturada -de otro modo no le habría pedido que bajase vendas de compresión- Tienes que quitarte la…- carraspeó- La camisa… ¿Necesitas ayuda?


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D #NuevoStarter #TheWalkingDead
    ㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ∽『𝗦𝗧𝗔𝗥𝗧𝗘𝗥』∽ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ [NOTEENIEANYM0RE] ㅤ ㅤ ㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤNo hubiera dado ni un dólar por la probabilidad de volver a encontrarse con Rick, Daryl o Maggie. Cuando el Gobernador llegó a la prisión pensó que todo su mundo se iba al infierno, que tenía que volver a empezar. Y, en ese momento, totalmente sola. Pero el destino era azaroso y, cuando después de casi dos años había vuelto a escuchar la moto de Daryl, la cual la llevó de regreso con las personas que mejor conocía en el mundo, decidió que no desaprovecharía aquella oportunidad. Volver con el grupo de la prisión había sido como volver a casa… La sensación de inquietud y de miedo se había disipado en cuanto volvio a abrazar a Michonne, a Rick o a Maggie… Incluso fue bien recibida por amigos que el grupo había hecho en el camino hasta llegar a Washington. Nombres como Rosita, Eugene, Tara, Aaron o Gabriel ahora eran tan conocidos para ella como el suyo propio. Alexandria era grande y estaba repleta de personas e historias. Y todas ellas le fueron reveladas. Algunas en detalle. Otras no tanto… -¿Dónde esta Carl? -le preguntó a Rick la misma noche que llegó. Sabia cual era la respuesta, pero necesitaba confirmarlo. -Carl… -parecía que al líder de Alexandria le costaba trabajo pronunciar aquel nombre. Sus manos unidas una contra la otra frotaron sus palmas de forma algo nerviosa mientras tambien trataba de contener un nervioso tic en la pierna- Él murió…- resolvió el ex – sheriff- Murió por salvar a alguien. A Siddiq… Becca asintió, había podido entender que el tal Siddiq era el medico en la comunidad. “¿Dónde está Carol?” “Vive en El Reino..:” Y aquella respuesta parecía sencilla pero escondía un mundo expandido mucho más grande de lo que Becca se imaginaba. Sus amigos habían prosperado en Alexandria y habían abierto horizontes. Ahora hermanados con comunidades como Hilltop o El Reino. Todo aprecia más grande, pero la sensación que Becca tuvo era que todo se hacia mas pequeño. Todos estaban tan… lejos… Y se hizo mucho más pequeña el día que Rick murió. Y terminó de estrecharse aun más cuando Michonne decidió cerrar las puertas de Alexandria a forasteros y amigos después del “problema de Jocelyn”. Aun asi… la vida en Alexandria continuó. >> Habían pasado cuatro años desde que Becca llegase a aquella comunidad y ahora había dejado de ser la extraña, la forastera. Conocía a las personas que vivían allí. Sus historias. Sus batallas. Absolutamente a todos ellos. Salvo a una persona… Negan. Había escuchado ese nombre varias veces a lo largo de los años. Al principio como si mentaran al demonio, años después parecía solo un eco, un apunte a pie de página. Pero, a pesar de eso, a Becca le estaba terminantemente prohibido acercarse a la celda donde mantenían encerrado al líder del grupo que había propiciado la ultima guerra de las comunidades. Negan tenía un estricto y reducido horario de visitas. Tan reducido que solamente Gabriel y Michonne tenían permiso para bajar a aquella oscura celda. Pero la curiosidad podía con Becca y siempre que pasaba por delante de la casa donde Michonne vivía, echaba un rapido vistazo despreocupado al pequeño ventanuco del sótano desde donde alguna vez había logrado atisbar al reo, aunque nunca con demasiada claridad. >> Aquella mañana, Becca regresaba de casa de Aaron. Entre sus obligaciones como segundo medico de Alejandría (puesto que le habían asignado hace años cuando llegó) residía la de hacer el seguimiento de enfermos y pacientes en sus casas. Gracie, la hija de Aaron, llevaba unos dias enferma y Becca había pasado tan solo para hacer el seguimiento del estado de la niña. No tenia fiebre y las hierbas que le daban ayudaban bastante a que la tos remitiese poco a poco. Según su diagnóstico, en pocos dias estaría perfectamente recuperada. Regresó a la casa que hacía de enfermería y entró con su aire optimista de siempre, saludando a los escasos enfermos que Siddiq había considerado dejar en observación. Pero cuando entró encontró algunas caras largas. Rosita estaba cruzada de brazos, con aspecto cabreado. Eugene permanecía de brazos cruzados pero podía distinguirse manchas de sangre provocadas por roce con una herida. Y Siddiq tapaba la hemorragia nasal de un hombre llamado Paul Andrews. -Caramba. ¿Qué ha pasado? -preguntó Becca dejando su bolsa sobre una mesita auxiliar. Rosita chasqueó la lengua. -Le he dado un puñetazo. Becca abrió sus ojos con sorpresa, sin entender qué estaba ocurriendo allí. Pero Siddiq se apresuró a explicarle la situación. -Paul ha robado las llaves de la celda de Negan y… se ha tomado la justicia por su mano…- explicó- Eugene y Rosita han escuchado el estruendo y han bajado a ver qué ocurría. -Valeeee… -comentó Becca con cierto aire de duda, porque aun no entendía qué era lo que estaba pasando. -Algunas personas no pueden pasar página con lo que Negan hizo. Paul es uno de ellos. Ha golpeado a Negan y… Becca parpadeó alucinada. -¿Él está bien? ¿Lo sabe Michonne? -preguntó. Siddiq asintió lentamente. -Sí, está pensando en qué hacer con Paul… pero Negan… Está bastante magullado… Bastante herido. Paul se ha resistido y Rosita lo ha reducido rompiéndole la nariz. Becca miró a la interpelada, quien se encogió de hombros. -De acuerdo… ¿Puedo ayudar en algo? -preguntó ella. Siddiq asintió. -De hecho… Sí…- alargó una mano y señaló la sala- Yo estoy hasta arriba aquí… ¿Puedes tomar una bolsa con un botiquín y unas vendas de compresión y bajar a curar a Negan? Becca parpadeó alucinada. -Perdona… ¿Me estás diciendo que alguien ha dado una paliza a Negan y te estás ocupando primero del agresor? -preguntó Becca, sintiendo que la habían sacado de su propia realidad- Por dios, Siddiq. ¿Lo habéis dejado en la celda? ¿Por qué no lo traéis a una habitación? Rosita se adelantó. -Porque no es de fiar. Nadie quiere tenerlo cerca. No vamos a sacarlo de ahí. Becca la enfrentó. -Es una persona. Y le han pegado una paliza -señaló a Paul con un desaire de su mano diestra. Después bufó y se giró para tomar su bolsa y encaminarse al armario para coger vendas, gasas, alcohol, puntos de papel… es decir, todo lo que fuera necesario para curar al herido de la celda. Por supuesto tomó vendas de compresión y el anticuado ecógrafo a pilas que Eugene había arreglado. Se colocó delante de Rosita y extendió una mano pidiendo silenciosamente las llaves. >> El chasquido de la segunda puerta resonó con una especie de eco escalofriante. Joder, ¿estaba sugestionándose demasiado con respecto a la macabra leyenda de Negan? ¿O es que acaso realmente el tipo era tan demoniaco como todos decían? Estaba a un paso de averiguarlo, desde luego. El suelo de cemento amortiguó ligeramente sus pasos pero, daba igual, la puerta de acceso a la prisión ya había delatado su presencia. Anduvo un par de pasos por el suelo de cemento, mientras su mirada se fijaba en cada centímetro de aquella celda. Desde luego nada tenia que ver con las casas de ahí arriba. Ni siquiera con los sótanos de otras de las casas… Aquel lugar era gris y algo más frio de lo que uno puede esperar del verano en Virginia. Una enorme reja de hierro forjado atravesaba la estancia de una punta a otra, dejando un pasillo para los visitantes. Y dentro de la celda, sentado en un camastro de dudosa y precaria estabilidad, un hombre trataba de limpiar la sangre de una herida en su ceja. No queria hacer aquello como si estuviese en presencia de Hannibal Lecter. Era una persona herida y era su deber atenderlo. Por lo que, sin titubear, metió la llave en la cerradura y entró en la celda, metiéndose la llave en el bolsillo trasero del pantalón. -Hola -saludó ella con una sonrisa, la misma que le ponía a todos sus pacientes de ahí arriba- Me llamo Becca. Siddiq tiene varios casos de gripe asi que… estás de suerte… Soy tu médico -le dijo sin perder esa sonrisa encantadora mientras se acuclillaba delante del herido dejando a un lado su bolsa- Déjame ver…- le dijo apartando el trapo sucio con el que él se limpiaba la sangre del la ceja- Vaya… Te han hecho un buen destrozo, ¿eh? ¿Te parece si te echo un vistazo? Siddiq cree que puedes tener una costilla fracturada -de otro modo no le habría pedido que bajase vendas de compresión- Tienes que quitarte la…- carraspeó- La camisa… ¿Necesitas ayuda? #Personajes3D #3D #Comunidad3D #NuevoStarter #TheWalkingDead
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