Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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Rex *voz grave, serena, cargada de juicio*

Hermano… ¿alguna vez te has preguntado en qué momento los ángeles dejaron de servir a la Luz y comenzaron a adorarse a sí mismos?

*Da unos pasos, las alas plegadas, la mirada firme.*

Se dicen guardianes del orden, mensajeros de la voluntad divina… pero su corazón late al ritmo de la avaricia. No desean proteger el cielo, desean poseerlo.
La codicia los cegó: primero quisieron autoridad, luego veneración… y ahora se creen dioses.

*Aprieta el puño.*

Olvidaron que el poder no se reclama, se sostiene con sacrificio.
Ellos no crean… consumen. No guían… imponen.
Y lo peor no es que se equivoquen, hermano…

lo peor es que jamás admitirán su caída, porque para un ángel orgulloso, aceptar el error es peor que caer al abismo.

*Suspira, con una media sonrisa amarga.*

Tal vez por eso temen tanto a los demonios y a los humanos…
porque en nuestra fragilidad aún existe algo que ellos perdieron hace siglos:
conciencia.

Recuérdalo bien, hermano…
quien se proclama dios por codicia, ya ha firmado su propia ruina.
Rex *voz grave, serena, cargada de juicio* Hermano… ¿alguna vez te has preguntado en qué momento los ángeles dejaron de servir a la Luz y comenzaron a adorarse a sí mismos? *Da unos pasos, las alas plegadas, la mirada firme.* Se dicen guardianes del orden, mensajeros de la voluntad divina… pero su corazón late al ritmo de la avaricia. No desean proteger el cielo, desean poseerlo. La codicia los cegó: primero quisieron autoridad, luego veneración… y ahora se creen dioses. *Aprieta el puño.* Olvidaron que el poder no se reclama, se sostiene con sacrificio. Ellos no crean… consumen. No guían… imponen. Y lo peor no es que se equivoquen, hermano… lo peor es que jamás admitirán su caída, porque para un ángel orgulloso, aceptar el error es peor que caer al abismo. *Suspira, con una media sonrisa amarga.* Tal vez por eso temen tanto a los demonios y a los humanos… porque en nuestra fragilidad aún existe algo que ellos perdieron hace siglos: conciencia. Recuérdalo bien, hermano… quien se proclama dios por codicia, ya ha firmado su propia ruina.
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