• Víctima de un desquiciado, el Rey del Norte fue condenado a un destino peor que la muerte misma; reposando en su solitario trono; en aquella misma amplia sala donde hace años atrás el hechicero corrupto hizo a su esposa e hijos vomitar sus propios órganos y girar su piel de adentro hacia afuera.

    La oscuridad lo rodea, abrazándolo, ni esposa, ni herederos, ni ejército lo custodian, no es necesario; su confianza ha sido depositada únicamente en las manos de dos mujeres que le son fieles con promesas de exterminio, de purga, de destrucción.

    El tiempo de los diálogos y las visitas de embajadores ha muerto, y con ello cualquier rastro de compasión, ya la paz ya no tiene lugar en su reino. En su lugar, la espada, el escudo y el fuego son los nuevos jueces de la justicia.

    Ciego, no por falta de vista, sino por su dolor y su alma rota, se vuelve sordo al los gritos de aquellos que claman por su benevolencia. Sus ojos, una vez estuvieron llenos de esperanza, ahora se han sellado con el velo del dolor y la venganza. La democracia, se ha desvanecido como un espejismo; lo único real es el castigo, la tortura, la muerte.

    La magia, ya no una herramienta de creación, sino un pecado mortal, es erradicada con la brutalidad, asesinando a las familias enteras de aquellos malditos por el don que un día los hizo sentir superiores a otros humanos.

    No hay descanso en la oscuridad porque detrás de la máscara de plata se oculta un rostro de hombre roto. Un hombre que en otro tiempo amó, que abrazó a su esposa y protegió a sus hijos, ahora convertidos en sombras de lo que una vez fueron.
    Víctima de un desquiciado, el Rey del Norte fue condenado a un destino peor que la muerte misma; reposando en su solitario trono; en aquella misma amplia sala donde hace años atrás el hechicero corrupto hizo a su esposa e hijos vomitar sus propios órganos y girar su piel de adentro hacia afuera. La oscuridad lo rodea, abrazándolo, ni esposa, ni herederos, ni ejército lo custodian, no es necesario; su confianza ha sido depositada únicamente en las manos de dos mujeres que le son fieles con promesas de exterminio, de purga, de destrucción. El tiempo de los diálogos y las visitas de embajadores ha muerto, y con ello cualquier rastro de compasión, ya la paz ya no tiene lugar en su reino. En su lugar, la espada, el escudo y el fuego son los nuevos jueces de la justicia. Ciego, no por falta de vista, sino por su dolor y su alma rota, se vuelve sordo al los gritos de aquellos que claman por su benevolencia. Sus ojos, una vez estuvieron llenos de esperanza, ahora se han sellado con el velo del dolor y la venganza. La democracia, se ha desvanecido como un espejismo; lo único real es el castigo, la tortura, la muerte. La magia, ya no una herramienta de creación, sino un pecado mortal, es erradicada con la brutalidad, asesinando a las familias enteras de aquellos malditos por el don que un día los hizo sentir superiores a otros humanos. No hay descanso en la oscuridad porque detrás de la máscara de plata se oculta un rostro de hombre roto. Un hombre que en otro tiempo amó, que abrazó a su esposa y protegió a sus hijos, ahora convertidos en sombras de lo que una vez fueron.
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  • - Soy la oscuridad. -

    Cada pequeño átomo oscurecido rodeándolos pulsó al mismo tiempo, bailando al compás de las palabras, gritando en el lenguaje de la noche y la ausencia de luz. Adoraba el aroma de la adrenalina de la misma manera que una persona agobiada eternamente desearía colocar un cigarrillo entre sus labios, soñaba con ese olor, lo saboreaba en sus sueños. Pero como todo adicto doméstico, se llenó los pulmones del aroma húmedo de la bruma y dejó esa pequeña abominación en la parte de atrás de su mente.

    Cuando el sol aun tenia potestad sobre mi persona, era una monarca, una política, ahora soy una profesional solitaria buscando la comunidad que alguna vez tuve en mi castillo. Verás, alguien eterno no acumula libros, busca acopiar sabios.

    Había allí un dejo de delicadeza, como cada palabra y movimiento estaba curiosamente estudiado para representar algo fácilmente comprensible y de fácil digestión. Estaba actuando como una mujer humana, gentil, e increíblemente intensivo. Imposible de ignorar, los espacios entre las palabras, esa rectitud casi artificial entre movimientos y gestos como si una fuerza exterior estuviera jugando con una muñeca de porcelana. Con la misma ternura con la que se presentó frente a él, dejó que su máscara se deslizara lo suficiente para que la oscuridad que llevaba dentro se depositara sobre su interpretación como una fina tela semitransparente. Lo más valioso que era capaz de ofrendarle, era honestidad, y esa quedó completamente desnuda cuando sonrió sin tapujos. Revelando sus colmillos.

    James Benjamin Blackwood
    - Soy la oscuridad. - Cada pequeño átomo oscurecido rodeándolos pulsó al mismo tiempo, bailando al compás de las palabras, gritando en el lenguaje de la noche y la ausencia de luz. Adoraba el aroma de la adrenalina de la misma manera que una persona agobiada eternamente desearía colocar un cigarrillo entre sus labios, soñaba con ese olor, lo saboreaba en sus sueños. Pero como todo adicto doméstico, se llenó los pulmones del aroma húmedo de la bruma y dejó esa pequeña abominación en la parte de atrás de su mente. Cuando el sol aun tenia potestad sobre mi persona, era una monarca, una política, ahora soy una profesional solitaria buscando la comunidad que alguna vez tuve en mi castillo. Verás, alguien eterno no acumula libros, busca acopiar sabios. Había allí un dejo de delicadeza, como cada palabra y movimiento estaba curiosamente estudiado para representar algo fácilmente comprensible y de fácil digestión. Estaba actuando como una mujer humana, gentil, e increíblemente intensivo. Imposible de ignorar, los espacios entre las palabras, esa rectitud casi artificial entre movimientos y gestos como si una fuerza exterior estuviera jugando con una muñeca de porcelana. Con la misma ternura con la que se presentó frente a él, dejó que su máscara se deslizara lo suficiente para que la oscuridad que llevaba dentro se depositara sobre su interpretación como una fina tela semitransparente. Lo más valioso que era capaz de ofrendarle, era honestidad, y esa quedó completamente desnuda cuando sonrió sin tapujos. Revelando sus colmillos. [Wendigo]
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  • James caminaba por las calles oscuras de Nueva York, las luces de la ciudad reflejándose en los charcos de agua sucia mientras la lluvia fina caía sobre su sombrero cowboy. Sus pasos resonaban solitarios en las aceras desiertas. Estaba sumido en sus pensamientos, cuando una figura apareció de entre las sombras, deteniéndolo en seco.

    Era una mujer, alta, de porte elegante. No se veía amenazante, pero desde el primer instante algo en ella lo hizo estremecerse. Había algo en esos ojos fríos y profundos... Y en la rosa que le ofrecía.

    Había algo que ponía en alerta a la parte humana de James. Sin pensarlo, dio un paso atrás, sintiendo un frío recorrerle la espalda. La humanidad en él gritaba advertencias, le instaba a marcharse. Había algo terriblemente mal en esta mujer, una oscuridad que pulsaba desde el centro de su ser, envolviéndola como un manto invisible, pero fue entonces cuando el wendigo dentro de él punzó en su interior.

    El olor. No el perfume floral de la rosa, sino un aroma sutil, de muerte y descomposición que sólo su parte bestial podía percibir. Aquella mujer no era simplemente una amenaza; era algo más. El wendigo la reconocía como a un igual, un emisario de la muerte, alguien que caminaba en el mismo delgado hilo entre lo vivo y lo muerto.

    James alargó lentamente la mano, sus dedos tomando el tallo con tanta delicadeza como precaución. La fragancia de la flor llenaba el aire, pero lo sintió artificial, como la mujer misma. No obstante, el wendigo en él rugía de reconocimiento. Sabía que esa flor no era un símbolo de amor o ternura, sino un mensaje, un preludio de algo más oscuro.

    ─ ¿Quién eres? ─preguntó, su voz grave y controlada, aunque sentía una lucha interna por mantener la calma. El wendigo empujaba, queriendo dominar la situación, mientras su lado humano lo instaba a correr, a alejarse de aquello que claramente traía consigo una amenaza, pero no había sobrevivido más de doscientos años cuerdo sin ser capaz de dominarse... Y al monstruo en su interior.

    Viorica Tepes 𝕯𝖗𝖆𝖈𝖚𝖑𝖆
    James caminaba por las calles oscuras de Nueva York, las luces de la ciudad reflejándose en los charcos de agua sucia mientras la lluvia fina caía sobre su sombrero cowboy. Sus pasos resonaban solitarios en las aceras desiertas. Estaba sumido en sus pensamientos, cuando una figura apareció de entre las sombras, deteniéndolo en seco. Era una mujer, alta, de porte elegante. No se veía amenazante, pero desde el primer instante algo en ella lo hizo estremecerse. Había algo en esos ojos fríos y profundos... Y en la rosa que le ofrecía. Había algo que ponía en alerta a la parte humana de James. Sin pensarlo, dio un paso atrás, sintiendo un frío recorrerle la espalda. La humanidad en él gritaba advertencias, le instaba a marcharse. Había algo terriblemente mal en esta mujer, una oscuridad que pulsaba desde el centro de su ser, envolviéndola como un manto invisible, pero fue entonces cuando el wendigo dentro de él punzó en su interior. El olor. No el perfume floral de la rosa, sino un aroma sutil, de muerte y descomposición que sólo su parte bestial podía percibir. Aquella mujer no era simplemente una amenaza; era algo más. El wendigo la reconocía como a un igual, un emisario de la muerte, alguien que caminaba en el mismo delgado hilo entre lo vivo y lo muerto. James alargó lentamente la mano, sus dedos tomando el tallo con tanta delicadeza como precaución. La fragancia de la flor llenaba el aire, pero lo sintió artificial, como la mujer misma. No obstante, el wendigo en él rugía de reconocimiento. Sabía que esa flor no era un símbolo de amor o ternura, sino un mensaje, un preludio de algo más oscuro. ─ ¿Quién eres? ─preguntó, su voz grave y controlada, aunque sentía una lucha interna por mantener la calma. El wendigo empujaba, queriendo dominar la situación, mientras su lado humano lo instaba a correr, a alejarse de aquello que claramente traía consigo una amenaza, pero no había sobrevivido más de doscientos años cuerdo sin ser capaz de dominarse... Y al monstruo en su interior. [vittoriaomorte226543]
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  • La oscuridad de la noche se cierne sobre nosotros, que pasen un feliz Halloween, no olviden vuesrros dulces y calabazas, porque en esta noche no se sabe qué podría cruzarse en el camino
    La oscuridad de la noche se cierne sobre nosotros, que pasen un feliz Halloween, no olviden vuesrros dulces y calabazas, porque en esta noche no se sabe qué podría cruzarse en el camino
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  • -de la nada el ladron apareceria con un traje de jack o lantern claramente no robado y gracias a la llama de su interior pareceria que la calabaza se enciende-

    Les deseo un grato halloween a todos los seres de noche~

    -como si nada desapareceria en la oscuridad-
    -de la nada el ladron apareceria con un traje de jack o lantern claramente no robado y gracias a la llama de su interior pareceria que la calabaza se enciende- Les deseo un grato halloween a todos los seres de noche~ -como si nada desapareceria en la oscuridad-
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  • 𝓤𝓷 𝓮𝓿𝓮𝓷𝓽𝓸 𝓭𝓮𝓵 𝓢𝓸𝓵𝓼𝓽𝓲𝓬𝓲𝓸 𝓭𝓮 𝓞𝓽𝓸ñ𝓸.

    En cuanto el Ilyrio entreo por las puertas del comercio, el sastre, quien estaba dando los últimos retoques a un hermoso vestido, se quedó de piedra. Este por largos segundos se queda tan callado y tan quieto que pareciera que se había quedado sin aíre en los pulmones. Finalmente este reaccionó.

    - Bu....buenas tardes señor Azriel. Un honor tenerle en mi humilde tienda.-

    Azriel asentía suavemente con la cabeza, de esa forma tranquila y pétrea que tanto le caracterizaba.

    Si bien el Cantor de Sombras había pensado en ir al Solsticio con su habitual ropa de cuero. Pero últimamente habían pasado muchas cosas, demasiada... Sentía que esa noche también podía estar llena de cambios. Por lo que decidió ir al sastre para buscar algo apropiado para la ocasión.

    - Buenas tardes. Siento venir con tan poco tiempo. Pero...¿Podría ayudarme a elegir un buen atuendo para este Solsticio?- Decía este no muy convencido de sus palabras.

    El sastre abría sus ojos como platos. No esperaba que el famoso y temido Cantor de Sombras estuviese interesado en ese tipo de cosas. Pero aún así este asiente con seguridad y firmeza, aceptando aquel reto.

    - Por supuesto. Déjelo en mis manos. Confíe en mi, no se va a arrepentir.- Decía este con un porte profesional.

    El sastre y Azriel se sientan en una mesa, y mientras toman un té, este se encarga de hacer varios bocetos sobre lo que tenía en mente para el Ilyrio. Wau... Desde luego no esperaba que le propusiera ese tipo de diseños. Pero aquel hombre se le veía seguro y convencido de su idea.

    - Confíe en mi. Estoy seguro de que esto le representa de una forma sublime. Ejem... Ese cuerpo merece ser lucido mi señor..- Dice esto intentando disimular su atrevimiento tomando un sorbito de té.

    Azriel, enarca sus cejas, pero una leve sonrisa se dibuja en sus labios. Este asiente de forma tranquila, conforme con la decisión del sastre.

    - Me pongo en sus manos. Usted es el profesional aquí. Así que me dejó hacer. - Decía Azriel con divertida coqueteria dando su visto bueno. Aquello relajó el ambiente de inmediato.

    Aquellas prendas revelaban muchas cosas; Revelaban su oscuridad, su silencio, su calma, incluso su debilidad. Era un diseño exquisito a pesar de la sobriedad de su color. Desde luego, aunque pretendía pasar desapercibido como un cuervo en la penumbra, esto desde luego quedaba lejos de no suceder.
    𝓤𝓷 𝓮𝓿𝓮𝓷𝓽𝓸 𝓭𝓮𝓵 𝓢𝓸𝓵𝓼𝓽𝓲𝓬𝓲𝓸 𝓭𝓮 𝓞𝓽𝓸ñ𝓸. En cuanto el Ilyrio entreo por las puertas del comercio, el sastre, quien estaba dando los últimos retoques a un hermoso vestido, se quedó de piedra. Este por largos segundos se queda tan callado y tan quieto que pareciera que se había quedado sin aíre en los pulmones. Finalmente este reaccionó. - Bu....buenas tardes señor Azriel. Un honor tenerle en mi humilde tienda.- Azriel asentía suavemente con la cabeza, de esa forma tranquila y pétrea que tanto le caracterizaba. Si bien el Cantor de Sombras había pensado en ir al Solsticio con su habitual ropa de cuero. Pero últimamente habían pasado muchas cosas, demasiada... Sentía que esa noche también podía estar llena de cambios. Por lo que decidió ir al sastre para buscar algo apropiado para la ocasión. - Buenas tardes. Siento venir con tan poco tiempo. Pero...¿Podría ayudarme a elegir un buen atuendo para este Solsticio?- Decía este no muy convencido de sus palabras. El sastre abría sus ojos como platos. No esperaba que el famoso y temido Cantor de Sombras estuviese interesado en ese tipo de cosas. Pero aún así este asiente con seguridad y firmeza, aceptando aquel reto. - Por supuesto. Déjelo en mis manos. Confíe en mi, no se va a arrepentir.- Decía este con un porte profesional. El sastre y Azriel se sientan en una mesa, y mientras toman un té, este se encarga de hacer varios bocetos sobre lo que tenía en mente para el Ilyrio. Wau... Desde luego no esperaba que le propusiera ese tipo de diseños. Pero aquel hombre se le veía seguro y convencido de su idea. - Confíe en mi. Estoy seguro de que esto le representa de una forma sublime. Ejem... Ese cuerpo merece ser lucido mi señor..- Dice esto intentando disimular su atrevimiento tomando un sorbito de té. Azriel, enarca sus cejas, pero una leve sonrisa se dibuja en sus labios. Este asiente de forma tranquila, conforme con la decisión del sastre. - Me pongo en sus manos. Usted es el profesional aquí. Así que me dejó hacer. - Decía Azriel con divertida coqueteria dando su visto bueno. Aquello relajó el ambiente de inmediato. Aquellas prendas revelaban muchas cosas; Revelaban su oscuridad, su silencio, su calma, incluso su debilidad. Era un diseño exquisito a pesar de la sobriedad de su color. Desde luego, aunque pretendía pasar desapercibido como un cuervo en la penumbra, esto desde luego quedaba lejos de no suceder.
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  • Luz en oscuridad, sol en luna, oro en plata .... Ja ja ja

    ¡Mis esclavos! Hoy a llegado el día de destrozar a los rebeldes que se niegan a permitir que el imperio de las gemas domine el mundo ¡A matarlos!
    Despierten mis esclavos se acabó el juego

    #subtramadehalloween
    Luz en oscuridad, sol en luna, oro en plata .... Ja ja ja ¡Mis esclavos! Hoy a llegado el día de destrozar a los rebeldes que se niegan a permitir que el imperio de las gemas domine el mundo ¡A matarlos! Despierten mis esclavos se acabó el juego #subtramadehalloween
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  • Casa de muñecas

    ∆ Especial de Halloween. No leer si no toleras en contenido explícito o fuerte ∆

    ∆ Para una mejor inmersión escuchar el siguiente link https://youtu.be/ZrANEuUvoIw?si=-9HK-2HFzvXk-ItP

    Las paredes manchadas y escurriendo de sangre, el ventilador del techo rechinaba luchando por seguir dando lentar vueltas con colgando tres cabezas atadas en sus aspas. Tenian un corte burde en el cuello donde por donde pequeña inicicion pasaban hasta un la nuca por donde se mantenían amarrados con los intestinos en cada una de las apas.

    Cada una había sido "cuidadosamente" manejada dándoles un aspecto único, la primera le habia sacado los ojos de las cuencas dejando que colgarán solo por los nervios oculares, dejando que los ojos calleran casi a su boca que estaba abierta en un grito muerto de horror, la segunda cabeza tenia los ojos vueltos para atrás mientras que una sonrisa habia sido dibudaja con sangre desde el labio superior hasta el final de los pómulos pues la mandíbula había sido rota dejando la parte inferior colgando y la tercera cabeza estaba con los párpados cosidos dejando expuestos sus ojos, las venas aún se mantenían marcadas de sus muertos ojos que brillanban con tintineante iluminación de la casa, mientras de su boca aún escurrían espesas gotas de sangre que manchaban los hilos que mantenían su expresión parecida a una de esas tristes pinturas de payasos pero habia dejado su lengua de fuera para darle un toque divertido.

    En las paredes estaban escritas las ultimas palabras con su propia sangre.

    "Aléjate"

    "No quiero morir"

    "Ayuda"

    "Socorro"

    "Por favor"

    Estas palabras se repetían una y otra vez en toda la casa, junto a las marcas de manos, rasguños en el tapiz y partes humanas regadas.

    En la mesa principal estaban los cuerpos sentados como si preparan para cenar, los brazos, trozos y piernas amarrados con tanta fuerza a las sillas que sus pálidas extremidades mantenían un horrible color morado verdoso.

    Todos estaban bien vestidos con sus manos apuntadas, dejadas en cada plato frente a ellos "listos para comer" pero no para ellos, si no que para las larvas de las moscas que se movían bajo piel y devoran la carne, y las moscas rondaban cerca de la mesa y disfrutando de la carne expuesta de sus cuellos cercenados, mientras como centro de mesa yacía los tres corazones atravezados y sujetados con costillas extraídas de los cuerpos en donde las heridas heran cubiertas por la ropa empapada de sangre se undia. Las copas estaban decoradas con dorajas de ojos y llenas de acido.

    En la sala habían más cuerpos, aún que estos conservaban las cabezas, sus miradas estaban por detrás de sus espaldas por el cuello roto negándose a ver al gran escrito en carmín con sus propias vidas "HAPPY HALLOWEEN".

    Todos estaban sujetos de las manos por cuerdas dañadas y sucias, hechas de sus propios cabellos que asfixiaban las extremidades, sus cuerpos estaban habiertos y los de la extremo a extremo aún tenían sus tripas pegados a ellos mientras los debas los tenían arrancadas y unidos a los extremos habían sido extendidos por toda la sala para decorarla, con sus ojos ecocidos al igual que sus sonrisas, ensuiadas por negras manchas de sangre podrida. Mientras en un plato hondo de vidrio en la mesa de centro estaban diferentes horga os cortados en pequeños cubos, sus pulmones habían sido fina minamente cortados en pequeñas láminas y estaban regados por toda la sala como si se tratará de confeti, así como sus hígados que estaban en un gran plato plato cortados en finas laminas como carnes frias y sus riñones estaban en otro plato rebanados y con palillos incrustados. Los sillones goteaban la negra sangre mientras se pronunciaban más sus figuras con sus fluidos sobre la tela de los muebles.

    En las escaleras habían dos niñas sentadas, partidas a la mitad y cosidas, que se movían en leves temblores. Sus pechos auecados en perfectos circulos dejaban entre ver sombras correr en donde se suponía que debería estar sus corazones sin embargo aún unido a sus cuerpos por delgados tejidos podridos descansaba en sus manos. Las ratas ya habían comenzado a comerse las caras de las niñas, dejando a una con la mitad de la cara roída y haci con sus dedos donde la otra ya no contaba con uno de sus brazos unidos al cuerpo y con apenas la cuarta parte de sus palidos dedos, en donde una de las rata, sujetaba el corazón con sus pequeñas manitas enterrando sus garras en la carne mientras roía el negro organo con desesperación.

    En el segundo piso las puertas de las habitaciones estaban forrados con piel pegadas con clavos torcidos y oxidados.

    En cada habitación, sobre la cama había una pequeña caja adornada con mucho cuidado estando sobre ellas pequeñas notas con escritos ilegibles. Unos pequeños regalos sorpresa para los futuros visitantes que vinieran a la fiesta.

    Bajo las camas habían cuerpos desollados, cubiertos de ormigas que entraban por sus bocas, ojos, nariz y orejas. Mientras en el piso se esparcían desde la cama hasta la puerta un gran mancha de sangre seca.

    En el baño, el lavabo estaba lleno de cabello cubierto de sangre y suciedad del cual parte había caído al piso.

    La tina están llena de agua contamida de sangre y en ella flotaban pequeños e hinchados bebes azules con manchas verdes piel.

    El aire estaba infestado por el nauseabundo a carne podrida, los insectos se arrastraban por todas partes y la casa solo era iluminada por las suaves luces de las velas.

    Las ventanas estaban tapdas por dentro con papel negro por lo que no se podía ver nada por fuera más que el débil parpadear de las velas que derretían sobre los candelabros de manos engarrotadas que había hecho y distribuido por toda la casa, en unas, los dedos tenian delgadas velas y en la palma había una más gruesa pero pequeñas, otros eran puños cerrados donde sujetaban las velas que se derretían la cera caliente cosibana la piel dejando supurante marcas.

    Había sido algo complicado conseguir todos pero valía la pena, todo estaba perfecto y ahora quienes fueran que entrarán por la blanca puerta de la entrada, la única puerta que mantenian un limpio y buen estando, vivirían un auténtico halloween en esta "casa de muñecas".

    - Feliz Halloween~ -

    Dijo en un canturreó alegre parada enmedio del pasillo principal, siendo mi figura cubierta por la oscuridad así como las evidencias de las cosas que había hecho, dejando únicamente a la vista mis ojos amarillos que era lo único que sobre salía entre la penumbra.

    #Rol #Gore #Hallowen #Original #Terror
    Casa de muñecas ∆ Especial de Halloween. No leer si no toleras en contenido explícito o fuerte ∆ ∆ Para una mejor inmersión escuchar el siguiente link https://youtu.be/ZrANEuUvoIw?si=-9HK-2HFzvXk-ItP ∆ Las paredes manchadas y escurriendo de sangre, el ventilador del techo rechinaba luchando por seguir dando lentar vueltas con colgando tres cabezas atadas en sus aspas. Tenian un corte burde en el cuello donde por donde pequeña inicicion pasaban hasta un la nuca por donde se mantenían amarrados con los intestinos en cada una de las apas. Cada una había sido "cuidadosamente" manejada dándoles un aspecto único, la primera le habia sacado los ojos de las cuencas dejando que colgarán solo por los nervios oculares, dejando que los ojos calleran casi a su boca que estaba abierta en un grito muerto de horror, la segunda cabeza tenia los ojos vueltos para atrás mientras que una sonrisa habia sido dibudaja con sangre desde el labio superior hasta el final de los pómulos pues la mandíbula había sido rota dejando la parte inferior colgando y la tercera cabeza estaba con los párpados cosidos dejando expuestos sus ojos, las venas aún se mantenían marcadas de sus muertos ojos que brillanban con tintineante iluminación de la casa, mientras de su boca aún escurrían espesas gotas de sangre que manchaban los hilos que mantenían su expresión parecida a una de esas tristes pinturas de payasos pero habia dejado su lengua de fuera para darle un toque divertido. En las paredes estaban escritas las ultimas palabras con su propia sangre. "Aléjate" "No quiero morir" "Ayuda" "Socorro" "Por favor" Estas palabras se repetían una y otra vez en toda la casa, junto a las marcas de manos, rasguños en el tapiz y partes humanas regadas. En la mesa principal estaban los cuerpos sentados como si preparan para cenar, los brazos, trozos y piernas amarrados con tanta fuerza a las sillas que sus pálidas extremidades mantenían un horrible color morado verdoso. Todos estaban bien vestidos con sus manos apuntadas, dejadas en cada plato frente a ellos "listos para comer" pero no para ellos, si no que para las larvas de las moscas que se movían bajo piel y devoran la carne, y las moscas rondaban cerca de la mesa y disfrutando de la carne expuesta de sus cuellos cercenados, mientras como centro de mesa yacía los tres corazones atravezados y sujetados con costillas extraídas de los cuerpos en donde las heridas heran cubiertas por la ropa empapada de sangre se undia. Las copas estaban decoradas con dorajas de ojos y llenas de acido. En la sala habían más cuerpos, aún que estos conservaban las cabezas, sus miradas estaban por detrás de sus espaldas por el cuello roto negándose a ver al gran escrito en carmín con sus propias vidas "HAPPY HALLOWEEN". Todos estaban sujetos de las manos por cuerdas dañadas y sucias, hechas de sus propios cabellos que asfixiaban las extremidades, sus cuerpos estaban habiertos y los de la extremo a extremo aún tenían sus tripas pegados a ellos mientras los debas los tenían arrancadas y unidos a los extremos habían sido extendidos por toda la sala para decorarla, con sus ojos ecocidos al igual que sus sonrisas, ensuiadas por negras manchas de sangre podrida. Mientras en un plato hondo de vidrio en la mesa de centro estaban diferentes horga os cortados en pequeños cubos, sus pulmones habían sido fina minamente cortados en pequeñas láminas y estaban regados por toda la sala como si se tratará de confeti, así como sus hígados que estaban en un gran plato plato cortados en finas laminas como carnes frias y sus riñones estaban en otro plato rebanados y con palillos incrustados. Los sillones goteaban la negra sangre mientras se pronunciaban más sus figuras con sus fluidos sobre la tela de los muebles. En las escaleras habían dos niñas sentadas, partidas a la mitad y cosidas, que se movían en leves temblores. Sus pechos auecados en perfectos circulos dejaban entre ver sombras correr en donde se suponía que debería estar sus corazones sin embargo aún unido a sus cuerpos por delgados tejidos podridos descansaba en sus manos. Las ratas ya habían comenzado a comerse las caras de las niñas, dejando a una con la mitad de la cara roída y haci con sus dedos donde la otra ya no contaba con uno de sus brazos unidos al cuerpo y con apenas la cuarta parte de sus palidos dedos, en donde una de las rata, sujetaba el corazón con sus pequeñas manitas enterrando sus garras en la carne mientras roía el negro organo con desesperación. En el segundo piso las puertas de las habitaciones estaban forrados con piel pegadas con clavos torcidos y oxidados. En cada habitación, sobre la cama había una pequeña caja adornada con mucho cuidado estando sobre ellas pequeñas notas con escritos ilegibles. Unos pequeños regalos sorpresa para los futuros visitantes que vinieran a la fiesta. Bajo las camas habían cuerpos desollados, cubiertos de ormigas que entraban por sus bocas, ojos, nariz y orejas. Mientras en el piso se esparcían desde la cama hasta la puerta un gran mancha de sangre seca. En el baño, el lavabo estaba lleno de cabello cubierto de sangre y suciedad del cual parte había caído al piso. La tina están llena de agua contamida de sangre y en ella flotaban pequeños e hinchados bebes azules con manchas verdes piel. El aire estaba infestado por el nauseabundo a carne podrida, los insectos se arrastraban por todas partes y la casa solo era iluminada por las suaves luces de las velas. Las ventanas estaban tapdas por dentro con papel negro por lo que no se podía ver nada por fuera más que el débil parpadear de las velas que derretían sobre los candelabros de manos engarrotadas que había hecho y distribuido por toda la casa, en unas, los dedos tenian delgadas velas y en la palma había una más gruesa pero pequeñas, otros eran puños cerrados donde sujetaban las velas que se derretían la cera caliente cosibana la piel dejando supurante marcas. Había sido algo complicado conseguir todos pero valía la pena, todo estaba perfecto y ahora quienes fueran que entrarán por la blanca puerta de la entrada, la única puerta que mantenian un limpio y buen estando, vivirían un auténtico halloween en esta "casa de muñecas". - Feliz Halloween~ - Dijo en un canturreó alegre parada enmedio del pasillo principal, siendo mi figura cubierta por la oscuridad así como las evidencias de las cosas que había hecho, dejando únicamente a la vista mis ojos amarillos que era lo único que sobre salía entre la penumbra. #Rol #Gore #Hallowen #Original #Terror
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  • #Halloween #Demonio. Oscuridad. Agua. # Truco o trato
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    27 turnos 0 maullidos 602 vistas
  • Es un grave error subestimar la posibilidad de que la maquinaria y la magia puedan entrelazarse en un mismo destino en la época actual.

    He surcado los cielos montando un dragón imponente, cuyas alas brillaban con la fuerza de un metal antiguo y misterioso.
    Mi corcel, forjado en los fuegos de mi ambición, es un símbolo viviente de mi poder, mientras que mi armadura reluce como un faro de valor en la oscuridad.
    Juntos, somos la encarnación de la leyenda, desafiando los límites de lo posible y forjando nuestro camino hacia la gloria.

    Lucharé para demostrar que somos magia, todos y cada uno de nosotros no somos producto de la casualidad.
    Somos la prueba máxima del amor de la tierra a nosotros.

    Es un grave error subestimar la posibilidad de que la maquinaria y la magia puedan entrelazarse en un mismo destino en la época actual. He surcado los cielos montando un dragón imponente, cuyas alas brillaban con la fuerza de un metal antiguo y misterioso. Mi corcel, forjado en los fuegos de mi ambición, es un símbolo viviente de mi poder, mientras que mi armadura reluce como un faro de valor en la oscuridad. Juntos, somos la encarnación de la leyenda, desafiando los límites de lo posible y forjando nuestro camino hacia la gloria. Lucharé para demostrar que somos magia, todos y cada uno de nosotros no somos producto de la casualidad. Somos la prueba máxima del amor de la tierra a nosotros.
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