• suspiro estirandose -habitacion para bebe check.... deberia hlaberle a Luka sobre casarnos y las cosas sobre la boda?... supongo que ya veremos eso despues-
    suspiro estirandose -habitacion para bebe check.... deberia hlaberle a [nova_charcoal_rat_394] sobre casarnos y las cosas sobre la boda?... supongo que ya veremos eso despues-
    Me encocora
    Me gusta
    3
    3 turnos 0 maullidos 122 vistas

  • " Norman Osborn para presidente, ¡es hora de un cambio!
    En tiempos de crisis, necesitamos un líder que se atreva a tomar decisiones difíciles."

    Como empresario y visionario, sé que la clave para el éxito es la innovación y la determinación.
    —Reparte botones con su cara a montones para toda la gente del miting—



    " Norman Osborn para presidente, ¡es hora de un cambio! En tiempos de crisis, necesitamos un líder que se atreva a tomar decisiones difíciles." Como empresario y visionario, sé que la clave para el éxito es la innovación y la determinación. —Reparte botones con su cara a montones para toda la gente del miting—
    Me gusta
    Me encocora
    Me enjaja
    Me shockea
    5
    1 turno 1 maullido 606 vistas
  • respiro ondo observando las imagenes - Luka mas te vale hacerte cargo que si no pasaras de inmortal a mortal- suspiro rascandose las sienes -..... supongo que Jean Phantomhive sera como un hermano mayor, pensar que por andar con la calentura dije que si al sin condon... pero bueno, cuidar e cuidado bebes toda mi vida, parir uno no sera muy diferente verdad?.... verdad?-
    respiro ondo observando las imagenes - [nova_charcoal_rat_394] mas te vale hacerte cargo que si no pasaras de inmortal a mortal- suspiro rascandose las sienes -..... supongo que [littl3gr3y] sera como un hermano mayor, pensar que por andar con la calentura dije que si al sin condon... pero bueno, cuidar e cuidado bebes toda mi vida, parir uno no sera muy diferente verdad?.... verdad?-
    Me gusta
    Me shockea
    2
    15 turnos 0 maullidos 245 vistas
  • -antes quienes me interrumpian en mi tiempo de baño eran mis niños- se rio un poco -pero supongo que la mirada que tiene Luka no es muy distinta cuando me encuentra asi- sonrio de forma coqueta

    #SeductiveSunday
    -antes quienes me interrumpian en mi tiempo de baño eran mis niños- se rio un poco -pero supongo que la mirada que tiene [nova_charcoal_rat_394] no es muy distinta cuando me encuentra asi- sonrio de forma coqueta #SeductiveSunday
    Me encocora
    1
    6 turnos 0 maullidos 298 vistas
  • En su día libre, Orihime se encontraba en la tranquilidad de si apartamento, en un descanso bien merecido tras la arduas semana de esfuerzo. La ciudad, siempre vibrante, parecía un lugar diferente cuando no estaba corriendo de un lado a otro en su jornada habitual. Decidió salir a caminar sola, sin rumbo fijo, disfrutando del sol cálido que acariciaba su rostro.

    Las calles estaban llenas de vida, pero a ella no le importaba la multitud que pasaba a su alrededor. Solo quería respirar, dejar que la brisa despejara sus pensamientos y simplemente ser. Sus pasos, ligeros y tranquilos, la llevaron por calles que ya conocía bien, pero con un aire renovado. La gente se cruzaba con ella sin reconocer la agitada vida que llevaba en su día a día. Nadie sabía lo que pasaba tras su sonrisa constante y su actitud optimista.

    Mientras caminaba, se detuvo frente a una pequeña tienda de flores. El aroma de las flores frescas la envolvió, y una sonrisa se dibujó en su rostro. A veces, los momentos más simples, como caminar por la ciudad en silencio, eran los que más necesitaba. Sin prisa, sin obligaciones, solo Orihime y el mundo que le ofrecía su espacio.
    En su día libre, Orihime se encontraba en la tranquilidad de si apartamento, en un descanso bien merecido tras la arduas semana de esfuerzo. La ciudad, siempre vibrante, parecía un lugar diferente cuando no estaba corriendo de un lado a otro en su jornada habitual. Decidió salir a caminar sola, sin rumbo fijo, disfrutando del sol cálido que acariciaba su rostro. Las calles estaban llenas de vida, pero a ella no le importaba la multitud que pasaba a su alrededor. Solo quería respirar, dejar que la brisa despejara sus pensamientos y simplemente ser. Sus pasos, ligeros y tranquilos, la llevaron por calles que ya conocía bien, pero con un aire renovado. La gente se cruzaba con ella sin reconocer la agitada vida que llevaba en su día a día. Nadie sabía lo que pasaba tras su sonrisa constante y su actitud optimista. Mientras caminaba, se detuvo frente a una pequeña tienda de flores. El aroma de las flores frescas la envolvió, y una sonrisa se dibujó en su rostro. A veces, los momentos más simples, como caminar por la ciudad en silencio, eran los que más necesitaba. Sin prisa, sin obligaciones, solo Orihime y el mundo que le ofrecía su espacio.
    Me encocora
    Me gusta
    5
    0 turnos 0 maullidos 328 vistas
  • -muy bien Luka , biemvenido a mi orfanato, ponte comodo meintras yo trabajo en la cocina- sus ojos brillaban con emocion, ya extrañaba cocinar para otros
    -muy bien [nova_charcoal_rat_394], biemvenido a mi orfanato, ponte comodo meintras yo trabajo en la cocina- sus ojos brillaban con emocion, ya extrañaba cocinar para otros
    Me gusta
    1
    93 turnos 0 maullidos 589 vistas
  • *Jill cuál seguía aprendiendo a cocinar con el libro de cocina que usaba para aprender, preparaba unos simples y fáciles huevos acompañados de un poco de carne que en realidad sería para su fiel acompañante peludo, Torgal esperando que le gustara al ser una novata*

    Un poquito más y ya estaría...
    *Jill cuál seguía aprendiendo a cocinar con el libro de cocina que usaba para aprender, preparaba unos simples y fáciles huevos acompañados de un poco de carne que en realidad sería para su fiel acompañante peludo, Torgal esperando que le gustara al ser una novata* Un poquito más y ya estaría...
    Me gusta
    Me encocora
    2
    0 turnos 0 maullidos 241 vistas
  • -como tu no hay de verdad Luka - rodo los ojos riendose un poco -es lindo tener a alguien en quien confiar despues de tanto...- murmuro observando y sosteniendo la llave, una sonrisa sincera formandose en su rostro entre mas la veia
    -como tu no hay de verdad [nova_charcoal_rat_394] - rodo los ojos riendose un poco -es lindo tener a alguien en quien confiar despues de tanto...- murmuro observando y sosteniendo la llave, una sonrisa sincera formandose en su rostro entre mas la veia
    Me encocora
    Me gusta
    Me enjaja
    4
    0 turnos 0 maullidos 330 vistas
  • 𝘌𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘴𝘰𝘮𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘺 𝘭𝘶𝘻
    Fandom Ninguno
    Categoría Fantasía
    〈 Rol con Svetla Le’ron ♡ 〉

    El viento murmuraba entre los árboles, susurrando antiguas melodías que solo la naturaleza comprendía, una canción ancestral tejida con las huellas de generaciones pasadas. Cada brisa que cruzaba el claro parecía tener una voz propia, modulada por el crujir suave de las ramas y el suspiro de las hojas que se mecían en su danza. Los árboles, imponentes y sabios, se erguían en una formación que hablaba de un orden primordial, más allá de la percepción humana; sus troncos, gruesos y rugosos, estaban marcados por las cicatrices de siglos, testigos de tormentas, inviernos y veranos interminables. Sus raíces, hundidas en lo profundo de la tierra, parecían como venas vivas, respirando al ritmo de la misma tierra que nutría todo lo que los rodeaba.

    Las hojas, de un verde profundo y casi vibrante, danzaban suavemente al compás del viento. La luz que se filtraba entre las ramas creaba una sinfonía de sombras, que se estiraban y se contraían, como si jugaran con la luz misma. Cada movimiento de estas era una susurrante revelación, una historia contada en un lenguaje antiguo, entendible solo para aquellos que supieran escuchar con el alma. El aire, que acariciaba la piel con su frescura, estaba impregnado con la fragancia envolvente de las flores silvestres, pequeñas joyas del campo que se alzaban como un tapiz multicolor entre la hierba alta. El aroma era un recordatorio de la vida que florecía sin restricciones, ajena a las manos del hombre, pura y sin contaminar.

    La tierra, mojada por la reciente lluvia, exhalaba un aroma cálido, profundo como el suspiro de la naturaleza misma. Cada rincón del claro parecía vibrar con la promesa de vida renovada, un respiro que solo los rincones alejados del mundo podían ofrecer. El suelo, cubierto de musgo y hojas caídas, crujía suavemente bajo cada paso, como si el propio suelo tuviera conciencia de su ser. A veces, el eco lejano del canto de un pájaro, o el crujido de un pequeño roedor en la maleza rompía el silencio, trayendo consigo la sensación de que la vida nunca dejaba de moverse.

    Era un lugar apartado, despojado de la influencia de los castillos altivos, que se alzaban como monumentos de poder e indiferencia a la belleza de lo natural. Ahí, no existían las murmuraciones de los pueblos bulliciosos, ni el constante clamor de los mercados o las forjas. En su lugar, sólo existía la pureza inquebrantable del entorno, donde el tiempo parecía haberse detenido, olvidado entre las sombras del pasado. No había rastro de la humanidad, de sus pesares, de sus ambiciones, solo la eterna danza de la naturaleza, que se renovaba constantemente, ajena a los destinos de aquellos que vivían más allá de su alcance. La luz del sol se descomponía en haces que caían suavemente sobre el suelo, creando un paisaje de sombras y claridad que se alternaban como una melodía en constante transformación.

    Pero entre todo aquello, entre la vida que brotaba en el silencio, algo sobresalía. Algo que no pertenecía a ese rincón olvidado de la tierra. Una figura, solitaria y solemne, caminaba en medio de la quietud del claro, su presencia desafiando todo lo que ese lugar representaba: pureza, vida, frescura. Ella no era de ese mundo, ni de los mundos que deberían haberla acogido. Era un eco de lo que debió haber sido, un vestigio de lo que alguna vez brilló, pero que la oscuridad había mancillado.

    Su figura era una contradicción en movimiento. Un ser atrapado entre lo que era y lo que ya no era, suspendido en ese espacio intermedio donde las expectativas se disuelven y el destino es incierto. Su manto negro, pesado y solemne, ondeaba suavemente en el aire, absorbiendo la luz del sol como si fuera parte de la misma nada.

    El cabello, de un color dorado desvaído, caía en ondas suaves sobre sus hombros. El brillo del trigo maduro, de la vida a punto de ser cosechada, se entrelazaba con el viento, creando una especie de halo irreal. Pero lo que realmente atraía la mirada eran sus ojos como el ámbar incandescente, llameantes y profundos que reflejaban las cenizas de un sol olvidado, y la luz de una luna que ya no existía en este mundo. Eran ojos que no pertenecían a alguien inocente ni a alguien purificado; eran ojos de alguien que había contemplado la parte de una eternidad en su peor forma, que había desvelado el sufrimiento del tiempo y lo había aceptado como parte de su ser.

    Su armadura, a medio camino entre lo antiguo y lo desgastado, se abrazaba a su cuerpo con la misma delicadeza que la sombra se abrazaba a la luna. Unas placas de metal oscuro cubrían sus hombros, el torso, las piernas, pero en su centro, donde la batalla había dejado sus huellas, las marcas de la guerra eran claras. La armadura estaba mellada, rota en algunas partes, como si hubiera sido desgarrada por el paso de muchas luchas. Los surcos en el metal, las abolladuras y grietas eran la prueba de que había peleado, de que había resistido y caído, pero aún estaba de pie.

    Pero lo que realmente la definía, lo que la hacía imposible de ignorar, eran sus alas. Un par de alas, majestuosas en su caída, que se desplegaban con una lentitud casi dolorosa. No blancas, no puras, sino bañadas en una neblina de polvo gris, un gris ceniciento que parecía llevar consigo la marca de un fuego que nunca terminó de consumirla. Eran alas malditas, alas que no sabían si pertenecían a un ángel caído o a una criatura condenada. Aun así, la belleza era innegable, en su tormento, en su suciedad. Las plumas, aunque desgastadas y manchadas, mantenían una fuerza solemne, un recordatorio de una majestuosidad que había sido, pero ya no era.

    Aquel ser, atrapado entre lo humano y lo divino, entre la condena y la salvación, se arrodilló en el centro del claro. El suelo era frío bajo sus rodillas, pero no parecía importarle. Sus ojos, fijos en el pequeño racimo de flores que crecía junto a ella, se suavizaron, como si el simple gesto de observar las pequeñas criaturas de la tierra le ofreciera una tregua, aunque breve, de la guerra interna que libraba. Sus manos, endurecidas por el acero, por la lucha, por el sufrimiento, se extendieron lentamente hacia las flores y con una delicadeza inesperada, tocó los pétalos con la punta de sus dedos, apenas una caricia, pero llena de la reverencia de alguien que aún sabe lo que es sentir.

    Los pétalos eran suaves, frágiles, como si pudieran desvanecerse en cualquier momento, pero las tocó con una quietud que contrastaba con la tormenta que era su vida. En sus ojos, había una chispa, una sombra de algo profundo, algo que no se revelaba fácilmente: nostalgia. Nostalgia de algo perdido, de algo que tal vez nunca fue suyo, pero que había sido tocado por su existencia. La flor, en su simpleza, en su fragilidad, le ofrecía algo que el mundo ya no podía: consuelo.

    Las alas, al agacharse, se arrastraron suavemente por el suelo, como si también ellas quisieran descansar, aliviar su peso. La imagen de aquel ángel mancillado, de aquella alma rota, quedó suspendida en el aire entre lo que fue y lo que podría haber sido. Y mientras la flor se mecía en el viento, ella permaneció allí, inmóvil atrapada en sus propios pensamientos.
    〈 Rol con [Svetlaler0n] ♡ 〉 El viento murmuraba entre los árboles, susurrando antiguas melodías que solo la naturaleza comprendía, una canción ancestral tejida con las huellas de generaciones pasadas. Cada brisa que cruzaba el claro parecía tener una voz propia, modulada por el crujir suave de las ramas y el suspiro de las hojas que se mecían en su danza. Los árboles, imponentes y sabios, se erguían en una formación que hablaba de un orden primordial, más allá de la percepción humana; sus troncos, gruesos y rugosos, estaban marcados por las cicatrices de siglos, testigos de tormentas, inviernos y veranos interminables. Sus raíces, hundidas en lo profundo de la tierra, parecían como venas vivas, respirando al ritmo de la misma tierra que nutría todo lo que los rodeaba. Las hojas, de un verde profundo y casi vibrante, danzaban suavemente al compás del viento. La luz que se filtraba entre las ramas creaba una sinfonía de sombras, que se estiraban y se contraían, como si jugaran con la luz misma. Cada movimiento de estas era una susurrante revelación, una historia contada en un lenguaje antiguo, entendible solo para aquellos que supieran escuchar con el alma. El aire, que acariciaba la piel con su frescura, estaba impregnado con la fragancia envolvente de las flores silvestres, pequeñas joyas del campo que se alzaban como un tapiz multicolor entre la hierba alta. El aroma era un recordatorio de la vida que florecía sin restricciones, ajena a las manos del hombre, pura y sin contaminar. La tierra, mojada por la reciente lluvia, exhalaba un aroma cálido, profundo como el suspiro de la naturaleza misma. Cada rincón del claro parecía vibrar con la promesa de vida renovada, un respiro que solo los rincones alejados del mundo podían ofrecer. El suelo, cubierto de musgo y hojas caídas, crujía suavemente bajo cada paso, como si el propio suelo tuviera conciencia de su ser. A veces, el eco lejano del canto de un pájaro, o el crujido de un pequeño roedor en la maleza rompía el silencio, trayendo consigo la sensación de que la vida nunca dejaba de moverse. Era un lugar apartado, despojado de la influencia de los castillos altivos, que se alzaban como monumentos de poder e indiferencia a la belleza de lo natural. Ahí, no existían las murmuraciones de los pueblos bulliciosos, ni el constante clamor de los mercados o las forjas. En su lugar, sólo existía la pureza inquebrantable del entorno, donde el tiempo parecía haberse detenido, olvidado entre las sombras del pasado. No había rastro de la humanidad, de sus pesares, de sus ambiciones, solo la eterna danza de la naturaleza, que se renovaba constantemente, ajena a los destinos de aquellos que vivían más allá de su alcance. La luz del sol se descomponía en haces que caían suavemente sobre el suelo, creando un paisaje de sombras y claridad que se alternaban como una melodía en constante transformación. Pero entre todo aquello, entre la vida que brotaba en el silencio, algo sobresalía. Algo que no pertenecía a ese rincón olvidado de la tierra. Una figura, solitaria y solemne, caminaba en medio de la quietud del claro, su presencia desafiando todo lo que ese lugar representaba: pureza, vida, frescura. Ella no era de ese mundo, ni de los mundos que deberían haberla acogido. Era un eco de lo que debió haber sido, un vestigio de lo que alguna vez brilló, pero que la oscuridad había mancillado. Su figura era una contradicción en movimiento. Un ser atrapado entre lo que era y lo que ya no era, suspendido en ese espacio intermedio donde las expectativas se disuelven y el destino es incierto. Su manto negro, pesado y solemne, ondeaba suavemente en el aire, absorbiendo la luz del sol como si fuera parte de la misma nada. El cabello, de un color dorado desvaído, caía en ondas suaves sobre sus hombros. El brillo del trigo maduro, de la vida a punto de ser cosechada, se entrelazaba con el viento, creando una especie de halo irreal. Pero lo que realmente atraía la mirada eran sus ojos como el ámbar incandescente, llameantes y profundos que reflejaban las cenizas de un sol olvidado, y la luz de una luna que ya no existía en este mundo. Eran ojos que no pertenecían a alguien inocente ni a alguien purificado; eran ojos de alguien que había contemplado la parte de una eternidad en su peor forma, que había desvelado el sufrimiento del tiempo y lo había aceptado como parte de su ser. Su armadura, a medio camino entre lo antiguo y lo desgastado, se abrazaba a su cuerpo con la misma delicadeza que la sombra se abrazaba a la luna. Unas placas de metal oscuro cubrían sus hombros, el torso, las piernas, pero en su centro, donde la batalla había dejado sus huellas, las marcas de la guerra eran claras. La armadura estaba mellada, rota en algunas partes, como si hubiera sido desgarrada por el paso de muchas luchas. Los surcos en el metal, las abolladuras y grietas eran la prueba de que había peleado, de que había resistido y caído, pero aún estaba de pie. Pero lo que realmente la definía, lo que la hacía imposible de ignorar, eran sus alas. Un par de alas, majestuosas en su caída, que se desplegaban con una lentitud casi dolorosa. No blancas, no puras, sino bañadas en una neblina de polvo gris, un gris ceniciento que parecía llevar consigo la marca de un fuego que nunca terminó de consumirla. Eran alas malditas, alas que no sabían si pertenecían a un ángel caído o a una criatura condenada. Aun así, la belleza era innegable, en su tormento, en su suciedad. Las plumas, aunque desgastadas y manchadas, mantenían una fuerza solemne, un recordatorio de una majestuosidad que había sido, pero ya no era. Aquel ser, atrapado entre lo humano y lo divino, entre la condena y la salvación, se arrodilló en el centro del claro. El suelo era frío bajo sus rodillas, pero no parecía importarle. Sus ojos, fijos en el pequeño racimo de flores que crecía junto a ella, se suavizaron, como si el simple gesto de observar las pequeñas criaturas de la tierra le ofreciera una tregua, aunque breve, de la guerra interna que libraba. Sus manos, endurecidas por el acero, por la lucha, por el sufrimiento, se extendieron lentamente hacia las flores y con una delicadeza inesperada, tocó los pétalos con la punta de sus dedos, apenas una caricia, pero llena de la reverencia de alguien que aún sabe lo que es sentir. Los pétalos eran suaves, frágiles, como si pudieran desvanecerse en cualquier momento, pero las tocó con una quietud que contrastaba con la tormenta que era su vida. En sus ojos, había una chispa, una sombra de algo profundo, algo que no se revelaba fácilmente: nostalgia. Nostalgia de algo perdido, de algo que tal vez nunca fue suyo, pero que había sido tocado por su existencia. La flor, en su simpleza, en su fragilidad, le ofrecía algo que el mundo ya no podía: consuelo. Las alas, al agacharse, se arrastraron suavemente por el suelo, como si también ellas quisieran descansar, aliviar su peso. La imagen de aquel ángel mancillado, de aquella alma rota, quedó suspendida en el aire entre lo que fue y lo que podría haber sido. Y mientras la flor se mecía en el viento, ella permaneció allí, inmóvil atrapada en sus propios pensamientos.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me encocora
    1
    2 turnos 0 maullidos 711 vistas
  • Piratas del South Blue
    Fandom One Piece
    Categoría Anime / Mangas
    ¡ATENCIÓN, SUEÑADORES, INCONFORMES Y LOCOS CON SED DE GLORIA!

    ¿Pasas tus días mirando al horizonte, imaginando algo más grande que una vida ordinaria? ¡Pues deja de soñar y empieza a luchar!

    El Steam Teapot abre sus puertas a los que no teman mancharse las manos de pólvora, vapor y sueños. No importa si eres un pistolero sin rumbo, un inventor fracasado o un vagabundo con un corazón ardiente. Si tienes un anhelo que te quema el pecho, aquí tendrás un lugar.

    ¿El mundo se burla? Que se pudran. ¿Los obstáculos parecen imposibles? Los atravesaremos a cañonazos. Y si al final caemos… ¡al menos será con el timón en la mano y la bandera ondeando, no arrastrándonos como cobardes!

    Sé de los más libres del mundo. Levanta tu voz, alza tu bandera…

    ¡LA STEAM TEAPOT ESTÁ ZARPANDO!

    Y no nos detendremos hasta que los mares mismos reconozcan nuestro nombre. (o nos quedemos sin combustible.)

    ¿Te atreves a subir a bordo?


    Acotación off rol: Si eres super novato y solo haces una linea o ni siquiera viste one piece, puedes entrar, sin problemas aquí y no discriminare a nadie.
    ¡ATENCIÓN, SUEÑADORES, INCONFORMES Y LOCOS CON SED DE GLORIA! ¿Pasas tus días mirando al horizonte, imaginando algo más grande que una vida ordinaria? ¡Pues deja de soñar y empieza a luchar! El Steam Teapot abre sus puertas a los que no teman mancharse las manos de pólvora, vapor y sueños. No importa si eres un pistolero sin rumbo, un inventor fracasado o un vagabundo con un corazón ardiente. Si tienes un anhelo que te quema el pecho, aquí tendrás un lugar. ¿El mundo se burla? Que se pudran. ¿Los obstáculos parecen imposibles? Los atravesaremos a cañonazos. Y si al final caemos… ¡al menos será con el timón en la mano y la bandera ondeando, no arrastrándonos como cobardes! Sé de los más libres del mundo. Levanta tu voz, alza tu bandera… ¡LA STEAM TEAPOT ESTÁ ZARPANDO! Y no nos detendremos hasta que los mares mismos reconozcan nuestro nombre. (o nos quedemos sin combustible.) ¿Te atreves a subir a bordo? Acotación off rol: Si eres super novato y solo haces una linea o ni siquiera viste one piece, puedes entrar, sin problemas aquí y no discriminare a nadie.
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    4
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    2
    0 turnos 0 maullidos 472 vistas
Ver más resultados
Patrocinados