• 𝐃𝐢𝐧𝐧𝐞𝐫 𝐢𝐬 𝐫𝐞𝐚𝐝𝐲
    Fandom Harry Potter
    Categoría Slice of Life
    Sería toda una mentira decir que la negativa de 𝐀𝐥𝐢𝐜𝐞 𝐈𝐈 𝐋𝐨𝐧𝐠𝐛𝐨𝐭𝐭𝐨𝐦 a cenar con él no le había afectado. Y no entendía bien porqué le había molestado tanto. No es que no quisiera cenar con ella, pero una cosa era cierta, y es que todo había empezado como una broma, una forma de hacerla rabiar.

    Pero conforme seguían hablando, y seguía diciendo en voz alta el plan de cenar, más le apetecía. Sabía que Alice tenía motivos de sobra para rechazarlo, y el primero era que él era idiota. Siempre la había ignorado, o no la había tratado como una más, y ahora venía con exigencias.
    Pero James siempre tenía un plan.

    No se podía creer que estuviese en la puerta de Alice esperando a que le abriesen. Había llamado, y llevaba bolsas llenas de comida en ambas manos. Estando ahí no le podía rechazar, ¿verdad?
    Sería toda una mentira decir que la negativa de [L0stTheMagic] a cenar con él no le había afectado. Y no entendía bien porqué le había molestado tanto. No es que no quisiera cenar con ella, pero una cosa era cierta, y es que todo había empezado como una broma, una forma de hacerla rabiar. Pero conforme seguían hablando, y seguía diciendo en voz alta el plan de cenar, más le apetecía. Sabía que Alice tenía motivos de sobra para rechazarlo, y el primero era que él era idiota. Siempre la había ignorado, o no la había tratado como una más, y ahora venía con exigencias. Pero James siempre tenía un plan. No se podía creer que estuviese en la puerta de Alice esperando a que le abriesen. Había llamado, y llevaba bolsas llenas de comida en ambas manos. Estando ahí no le podía rechazar, ¿verdad?
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  • El reencuentro bajo la luz de la luna
    Fandom Varios
    Categoría Drama
    La luna llena brillaba en lo alto del cielo nocturno, bañando la mansión en un resplandor fantasmal. Los meses habían pasado como una serie interminable de noches solitarias. Desde aquella fatídica fiesta donde todo se había desmoronado, ni Heinrich ni Kazuo habían vuelto a verse. La relación que alguna vez compartieron, tan profunda y cercana, se había desgastado como un hilo que se deshilacha con cada tirón. Y en medio de todo ese caos emocional, Heinrich había sucumbido a su agotamiento, permitiéndome, su alter, tomar las riendas mientras él se refugiaba en un letargo

    Sabía que el tiempo sin alimentarnos adecuadamente estaba comenzando a pasar factura. Los instintos vampíricos, esa sed abrasadora, no podían ser ignorados por mucho más. Y, a pesar de mi mayor fortaleza emocional y frialdad, no podía negar que el cuerpo que compartíamos necesitaba el lazo que habíamos forjado con Kazuo. La sangre del kitsune era única, un elixir que, más allá de la simple nutrición, había sostenido a Heinrich en momentos de desesperación.

    Sin embargo, esta vez no era solo una cuestión de hambre. También era un asunto pendiente que, tarde o temprano, debía resolverse. No podía permitir que Heinrich se escondiera para siempre. El peso de la culpa, de las palabras no dichas, de las heridas no sanadas... todo aquello no desaparecería por sí sol

    De pie junto a la ventana, dejé que la brisa fría de la noche rozara mi piel pálida. Cerré los ojos y me concentré, invocando el vínculo que aún compartíamos con Kazuo . Sabía que él podía sentirlo, esa conexión que habíamos cultivado con cada encuentro, con cada gota de sangre que había compartido con nosotros. Era una invitación, una llamada silenciosa que atravesaba la distancia entre nosotros.

    Esperé, dejando que la noche llevase mi mensaje como un susurro en el viento. Sabía que él lo escucharía, que lo sentiría. Era hora de enfrentar lo que habíamos dejado sin resolver, por el bien de Heinrich...
    La luna llena brillaba en lo alto del cielo nocturno, bañando la mansión en un resplandor fantasmal. Los meses habían pasado como una serie interminable de noches solitarias. Desde aquella fatídica fiesta donde todo se había desmoronado, ni Heinrich ni Kazuo habían vuelto a verse. La relación que alguna vez compartieron, tan profunda y cercana, se había desgastado como un hilo que se deshilacha con cada tirón. Y en medio de todo ese caos emocional, Heinrich había sucumbido a su agotamiento, permitiéndome, su alter, tomar las riendas mientras él se refugiaba en un letargo Sabía que el tiempo sin alimentarnos adecuadamente estaba comenzando a pasar factura. Los instintos vampíricos, esa sed abrasadora, no podían ser ignorados por mucho más. Y, a pesar de mi mayor fortaleza emocional y frialdad, no podía negar que el cuerpo que compartíamos necesitaba el lazo que habíamos forjado con Kazuo. La sangre del kitsune era única, un elixir que, más allá de la simple nutrición, había sostenido a Heinrich en momentos de desesperación. Sin embargo, esta vez no era solo una cuestión de hambre. También era un asunto pendiente que, tarde o temprano, debía resolverse. No podía permitir que Heinrich se escondiera para siempre. El peso de la culpa, de las palabras no dichas, de las heridas no sanadas... todo aquello no desaparecería por sí sol De pie junto a la ventana, dejé que la brisa fría de la noche rozara mi piel pálida. Cerré los ojos y me concentré, invocando el vínculo que aún compartíamos con [8KazuoAihara8]. Sabía que él podía sentirlo, esa conexión que habíamos cultivado con cada encuentro, con cada gota de sangre que había compartido con nosotros. Era una invitación, una llamada silenciosa que atravesaba la distancia entre nosotros. Esperé, dejando que la noche llevase mi mensaje como un susurro en el viento. Sabía que él lo escucharía, que lo sentiría. Era hora de enfrentar lo que habíamos dejado sin resolver, por el bien de Heinrich...
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  • —Se asoma. Ve en panorama pero solo bebe un poquito de té, mientras observa como todo arde —
    —Se asoma. Ve en panorama pero solo bebe un poquito de té, mientras observa como todo arde —
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  • Shoko estaba sentada en el alféizar de su ventana, observando el cielo teñido de tonos anaranjados mientras el sol se ocultaba tras los edificios del campus. En la distancia, podía escuchar los ecos lejanos de estudiantes jugando, riendo, viviendo vidas que parecían tan normales, tan mundanas.

    Con un suspiro, dejó caer su espalda contra el marco de la ventana. Sus días estaban llenos de exorcismos, entrenamientos y largas horas aprendiendo a salvar vidas en un mundo que la mayoría de las personas nunca conocería. No podía evitar pensar en cómo habría sido crecer sin maldiciones, sin este peso invisible. Quizá habría pasado más tiempo preocupándose por exámenes o clubes escolares en lugar de proteger su vida o la de sus compañeros.

    “¿Es raro que me sienta envidiosa?” murmuró para sí misma, revolviendo su cabello con una mano. Había veces que la normalidad parecía un lujo inalcanzable, una fantasía que nunca podría tocar.

    Sus pensamientos vagaron hacia algo más trivial pero igual de incómodo: el hecho de que nunca había tenido un novio, ni siquiera un pretendiente. Claro, eso no era exactamente una prioridad cuando se vivía entre maldiciones y misiones constantes, pero… ¿acaso era tan extraño querer experimentar algo típico? Un beso, por ejemplo. Algo que otras chicas de su edad parecían dar por sentado.

    Cerró los ojos, tratando de imaginar cómo sería. ¿Emocionante? ¿Incómodo? ¿Una completa decepción? Sus mejillas se tiñeron levemente de rojo al darse cuenta de que no tenía ni idea. Todo lo que sabía venía de películas o novelas que rara vez tenía tiempo de terminar.

    Entonces, un pensamiento surgió, absurdo al principio, pero difícil de ignorar. Había alguien en quien confiaba completamente, alguien que no se reiría de ella ni aprovecharía la situación. Suguru.

    La idea la hizo apretar los labios. Era ridículo, pero también tenía sentido de alguna manera. Suguru siempre había sido tranquilo, considerado y, sobre todo, respetuoso. Si había alguien con quien podía confiar para algo tan embarazoso, era él.

    Antes de darse cuenta, ya estaba bajándose del alféizar y caminando hacia la puerta de su habitación. Su corazón latía con fuerza mientras avanzaba por el pasillo, los ecos de sus pasos resonando en la quietud. Al llegar frente a la puerta de Suguru, alzó la mano para tocar, pero dudó un segundo.

    “Solo dilo rápido. No lo pienses demasiado,” se dijo en voz baja, intentando convencerse.

    Tocó dos veces.
    Apenas escuchó el chirrido de la puerta al empezar a abrirse, y que Suguru pudiera detenerse, las palabras salieron de su boca, rápidas y cortas:

    — Quiero que me beses. —

    El sonrojo que inundó su rostro no era por la emoción de la propuesta, ni por la curiosidad que la impulsaba a dar el paso. Era el calor de exponer esa vulnerabilidad, ese lado curioso y emocional que siempre trataba de mantener oculto bajo capas de indiferencia. No era como si estuviera nerviosa por el beso en sí, sino por mostrar una parte de sí misma que no acostumbraba compartir, especialmente con alguien como Suguru.

    Los latidos de su corazón aumentaron, no por el gesto, sino por la incomodidad de ser vista de esa manera, tan abierta y sin reservas.
    Suguru Geto
    Shoko estaba sentada en el alféizar de su ventana, observando el cielo teñido de tonos anaranjados mientras el sol se ocultaba tras los edificios del campus. En la distancia, podía escuchar los ecos lejanos de estudiantes jugando, riendo, viviendo vidas que parecían tan normales, tan mundanas. Con un suspiro, dejó caer su espalda contra el marco de la ventana. Sus días estaban llenos de exorcismos, entrenamientos y largas horas aprendiendo a salvar vidas en un mundo que la mayoría de las personas nunca conocería. No podía evitar pensar en cómo habría sido crecer sin maldiciones, sin este peso invisible. Quizá habría pasado más tiempo preocupándose por exámenes o clubes escolares en lugar de proteger su vida o la de sus compañeros. “¿Es raro que me sienta envidiosa?” murmuró para sí misma, revolviendo su cabello con una mano. Había veces que la normalidad parecía un lujo inalcanzable, una fantasía que nunca podría tocar. Sus pensamientos vagaron hacia algo más trivial pero igual de incómodo: el hecho de que nunca había tenido un novio, ni siquiera un pretendiente. Claro, eso no era exactamente una prioridad cuando se vivía entre maldiciones y misiones constantes, pero… ¿acaso era tan extraño querer experimentar algo típico? Un beso, por ejemplo. Algo que otras chicas de su edad parecían dar por sentado. Cerró los ojos, tratando de imaginar cómo sería. ¿Emocionante? ¿Incómodo? ¿Una completa decepción? Sus mejillas se tiñeron levemente de rojo al darse cuenta de que no tenía ni idea. Todo lo que sabía venía de películas o novelas que rara vez tenía tiempo de terminar. Entonces, un pensamiento surgió, absurdo al principio, pero difícil de ignorar. Había alguien en quien confiaba completamente, alguien que no se reiría de ella ni aprovecharía la situación. Suguru. La idea la hizo apretar los labios. Era ridículo, pero también tenía sentido de alguna manera. Suguru siempre había sido tranquilo, considerado y, sobre todo, respetuoso. Si había alguien con quien podía confiar para algo tan embarazoso, era él. Antes de darse cuenta, ya estaba bajándose del alféizar y caminando hacia la puerta de su habitación. Su corazón latía con fuerza mientras avanzaba por el pasillo, los ecos de sus pasos resonando en la quietud. Al llegar frente a la puerta de Suguru, alzó la mano para tocar, pero dudó un segundo. “Solo dilo rápido. No lo pienses demasiado,” se dijo en voz baja, intentando convencerse. Tocó dos veces. Apenas escuchó el chirrido de la puerta al empezar a abrirse, y que Suguru pudiera detenerse, las palabras salieron de su boca, rápidas y cortas: — Quiero que me beses. — El sonrojo que inundó su rostro no era por la emoción de la propuesta, ni por la curiosidad que la impulsaba a dar el paso. Era el calor de exponer esa vulnerabilidad, ese lado curioso y emocional que siempre trataba de mantener oculto bajo capas de indiferencia. No era como si estuviera nerviosa por el beso en sí, sino por mostrar una parte de sí misma que no acostumbraba compartir, especialmente con alguien como Suguru. Los latidos de su corazón aumentaron, no por el gesto, sino por la incomodidad de ser vista de esa manera, tan abierta y sin reservas. [Suguru.Geto]
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  • ¡Shoko! ....... ¡Shoko!

    - va corriendo alegremente a abrazarla ignorando a Gojo -
    ¡Shoko! ....... ¡Shoko! - va corriendo alegremente a abrazarla ignorando a Gojo -
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  • ℰ𝑛𝑡𝑟𝑒𝑛𝑎𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠 𝑎 𝑙𝑎 𝑙𝑢𝑧 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑙𝑢𝑛𝑎
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    Categoría Slice of Life
    — ROL ABIERTO

    Como de costumbre Nesta iba a entrenar, pero a diferencia de lo que se acostumbraba de ella, no estaba yendo a entrenar a la luz del día y mucho menos en el campo de entrenamiento de los Ilyrios, estaba yendo al lago Sidra.

    ¿Cuánto había pasado desde la última vez que bailó sola? Tal vez todavía vivía su madre, tal vez.

    Nesta vio aquella noche estrellada tan perfecta que Velaris ofrecía reflejada en la superficie del lago y soltó todo el aire de sus pulmones preparándose.

    https://open.spotify.com/intl-es/track/4aPeXmCZBng66ZHgHr9p4s?si=fd0cff756542421f

    Como si de una intensa música se tratase, una que hablaba y sonaba a dolor, sufrimiento, muerte y libertad, Nesta extendió los brazos hacia atrás, su pierna izquierda la colocó de puntillas y su pierna derecha se echó hacia atrás, lentamente sus brazos fueron bajando poco a poco y empezaron a moverse como si fueran las hermosas alas de un cisne negro.

    Nesta giró sobre si misma sobre la punta de su pie, y el agua de la orilla, la que estaba cerca del cuerpo de Nesta, se levantó ante el ágil movimiento, salpicando hacia todos lados.

    Ness dio un salto alzando ambos brazos sobre su cabeza dibujando con estos un circulo sobre ella, ambos pies se agitaron en el aire. Era el movimiento que se esperaría de un elegante cisne negro.

    Unas perladas gotas de sudor decoraron la frente y el escote de Nesta que se dedicaba a dar giros, saltos, a un movimientos tan delicado como las alas de una mariposa, a sus manos subiendo y bajando.

    Y entonces sintió otra presencia cerca de ella, pero ignorando completamente la presencia ajena, alzó el mentón cual dama de alta cuna y siguió su elegante danza de cisne.
    — ROL ABIERTO Como de costumbre Nesta iba a entrenar, pero a diferencia de lo que se acostumbraba de ella, no estaba yendo a entrenar a la luz del día y mucho menos en el campo de entrenamiento de los Ilyrios, estaba yendo al lago Sidra. ¿Cuánto había pasado desde la última vez que bailó sola? Tal vez todavía vivía su madre, tal vez. Nesta vio aquella noche estrellada tan perfecta que Velaris ofrecía reflejada en la superficie del lago y soltó todo el aire de sus pulmones preparándose. https://open.spotify.com/intl-es/track/4aPeXmCZBng66ZHgHr9p4s?si=fd0cff756542421f Como si de una intensa música se tratase, una que hablaba y sonaba a dolor, sufrimiento, muerte y libertad, Nesta extendió los brazos hacia atrás, su pierna izquierda la colocó de puntillas y su pierna derecha se echó hacia atrás, lentamente sus brazos fueron bajando poco a poco y empezaron a moverse como si fueran las hermosas alas de un cisne negro. Nesta giró sobre si misma sobre la punta de su pie, y el agua de la orilla, la que estaba cerca del cuerpo de Nesta, se levantó ante el ágil movimiento, salpicando hacia todos lados. Ness dio un salto alzando ambos brazos sobre su cabeza dibujando con estos un circulo sobre ella, ambos pies se agitaron en el aire. Era el movimiento que se esperaría de un elegante cisne negro. Unas perladas gotas de sudor decoraron la frente y el escote de Nesta que se dedicaba a dar giros, saltos, a un movimientos tan delicado como las alas de una mariposa, a sus manos subiendo y bajando. Y entonces sintió otra presencia cerca de ella, pero ignorando completamente la presencia ajena, alzó el mentón cual dama de alta cuna y siguió su elegante danza de cisne.
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  • Un libro se abre, el ojo despierta, Dime, ¿qué ves en la página abierta? ¿Qué miras más allá del papel? Revela intenciones, dame luz fiel.

    Enséñame a ver lo que ocultan, En sombras y secretos que sepultan, Dame claridad en la oscuridad, Guíame con tu verdad.

    *De repente, un colosal ojo surgió de entre las llamas, un ojo omnisciente que todo lo observaba*

    ???: El Ojo revelará los secretos ocultos y las verdades no dichas… Pero estarás condenado a conocer…

    No importa… Es mejor saber que perecer en la ignorancia…

    👁️ Un libro se abre, el ojo despierta, Dime, ¿qué ves en la página abierta? ¿Qué miras más allá del papel? Revela intenciones, dame luz fiel. Enséñame a ver lo que ocultan, En sombras y secretos que sepultan, Dame claridad en la oscuridad, Guíame con tu verdad. *De repente, un colosal ojo surgió de entre las llamas, un ojo omnisciente que todo lo observaba* ???: El Ojo revelará los secretos ocultos y las verdades no dichas… Pero estarás condenado a conocer… No importa… Es mejor saber que perecer en la ignorancia… 💀
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  • El viento aulló a través de las columnas de piedra desmoronadas, levantando polvo y fragmentos de un pasado ya olvidado. La elfa oscura permaneció inmóvil, sus misteriosos ojos explorando las ruinas cubiertas de maleza. Se había sentido atraída hacia ese lugar, como por una fuerza invisible. El aire estaba cargado por el peso de los recuerdos y, sin embargo, permanecían fuera de su alcance.

    Con paso calculado, se adentró más en las ruinas. Su corazón latía con fuerza en su pecho, un tamborileo de anticipación, más trato de ignorarlo, como siempre hacía. Este lugar guardaba secretos que ella necesitaba desbloquear. Sentía una extraña conexión con ello, como un hilo que a lo desconocido.

    A medida que se aventuraba más, se topó con una cámara oculta, cuya entrada estaba velada por enredaderas y musgo. Con aire reservado, apartó el follaje y entró. La cámara estaba iluminada por un único rayo de luz solar, iluminando un altar desgastado en su centro.

    Se acercó al altar, los dedos rozando su fría superficie, la cual parecía ser hogar a un libro que no se veía alterado por el paso del tiempo.

    ¿Por qué lo habían abandonado? ¿Qué había pasado?

    No lo sabía, pero no tenía demasiado interés en descubrirlo.

    El viento aulló a través de las columnas de piedra desmoronadas, levantando polvo y fragmentos de un pasado ya olvidado. La elfa oscura permaneció inmóvil, sus misteriosos ojos explorando las ruinas cubiertas de maleza. Se había sentido atraída hacia ese lugar, como por una fuerza invisible. El aire estaba cargado por el peso de los recuerdos y, sin embargo, permanecían fuera de su alcance. Con paso calculado, se adentró más en las ruinas. Su corazón latía con fuerza en su pecho, un tamborileo de anticipación, más trato de ignorarlo, como siempre hacía. Este lugar guardaba secretos que ella necesitaba desbloquear. Sentía una extraña conexión con ello, como un hilo que a lo desconocido. A medida que se aventuraba más, se topó con una cámara oculta, cuya entrada estaba velada por enredaderas y musgo. Con aire reservado, apartó el follaje y entró. La cámara estaba iluminada por un único rayo de luz solar, iluminando un altar desgastado en su centro. Se acercó al altar, los dedos rozando su fría superficie, la cual parecía ser hogar a un libro que no se veía alterado por el paso del tiempo. ¿Por qué lo habían abandonado? ¿Qué había pasado? No lo sabía, pero no tenía demasiado interés en descubrirlo.
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  • Nunca había oído su nombre, quizás lo había ignorado pero en cuanto lo vio sis ojos se abrieron lo suficiente para admirar y de su boca solo salio un contundente "Oh" que no pudo detener al ver al tal 𝐆𝐚𝐬𝐭𝐨́𝐧
    Nunca había oído su nombre, quizás lo había ignorado pero en cuanto lo vio sis ojos se abrieron lo suficiente para admirar y de su boca solo salio un contundente "Oh" que no pudo detener al ver al tal [ilyrian.boy]
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  • — Necesito salir a tomar aire. Aunque... adore tu compañía Iglesia, prefiero salir a matar algo a quedarme esperando a que mis muy ocupado amigos tengan tiempo para acompañarme.

    Saco el movil colocando los numeros de sus amigos y escribió.

    "Salí a hacer ronda a la ciudad. No se preocupen volveré con todas mi extremidades.

    P.D.: Alec deja de ignorarme por tu novio brujo.

    P.D.X2: Clary, deja de ignorarme por tu amigo ex mundano, no vampirico y vuelve a casa, porfavor."
    — Necesito salir a tomar aire. Aunque... adore tu compañía Iglesia, prefiero salir a matar algo a quedarme esperando a que mis muy ocupado amigos tengan tiempo para acompañarme. Saco el movil colocando los numeros de sus amigos y escribió. "Salí a hacer ronda a la ciudad. No se preocupen volveré con todas mi extremidades. P.D.: Alec deja de ignorarme por tu novio brujo. P.D.X2: Clary, deja de ignorarme por tu amigo ex mundano, no vampirico y vuelve a casa, porfavor."
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