• -Finalmente después de un largo viaje en el expreso Astral, llegaron a Jairo VI, la vista de Belolog es hermosa, desde la crisis de Estelaron (el cáncer de los mundos), se quedo observando lo hermoso que se miraba.

    El sol salía al horizonte, el frío había comenzado a menguar, aun el mundo estaba cubierto de nieve pero pronto comenzaría a llenarse de vida, mostró una nostalgica sonrisa, mientras esperaba la llegada de los demás trazacaminos, pues había sido invitados a un evento especial por lo que el expreso Astral, opto por pasar un momento en el lugar. -

    Con esto puedo estar distraída.

    -Comentó mientras lleva su mano a su pecho, aveces dolía otras no tanto, es algo que ya debía esta familiarzada, aun así por sus amigos, trato de estar mejor para no aguarles la fiesta. -
    -Finalmente después de un largo viaje en el expreso Astral, llegaron a Jairo VI, la vista de Belolog es hermosa, desde la crisis de Estelaron (el cáncer de los mundos), se quedo observando lo hermoso que se miraba. El sol salía al horizonte, el frío había comenzado a menguar, aun el mundo estaba cubierto de nieve pero pronto comenzaría a llenarse de vida, mostró una nostalgica sonrisa, mientras esperaba la llegada de los demás trazacaminos, pues había sido invitados a un evento especial por lo que el expreso Astral, opto por pasar un momento en el lugar. - Con esto puedo estar distraída. -Comentó mientras lleva su mano a su pecho, aveces dolía otras no tanto, es algo que ya debía esta familiarzada, aun así por sus amigos, trato de estar mejor para no aguarles la fiesta. -
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  • ⚔•Ⱬ₳ⱤɆ₭ ₳₦Đ ₦Ʉ₮₮•⚔



    {Isman había sido enviado a cuidar de los caballos, lejos de aquella conversación “para adultos”. El joven protestó al inicio, pero la mirada de Nutt fue suficiente para callarlo y hacerlo marchar.}




    {Nutt y Zarek se acomodaron en el suelo frente a una pequeña mesa baja de madera. Sobre ella descansaba un ajedrez.
    Nutt movió el primer peón con calma.}



    —¿Recuerdas la última vez que jugamos? En ese entonces habíamos apostado que tu hermana tendría niñas antes de que nacieran los pequeños príncipes.



    {Zarek hizo una breve mueca. Claro que lo recordaba. El recuerdo pesaba en su pecho como una cadena. Su hermana, marcada por lo que todos llamaban “La maldición de los mellizos" incapaz de dar a luz a niñas, condenada a parir solo varones. Una carga que él sentía como propia, casi un castigo divino paralelo al suyo: piel tan pálida como la nieve, vulnerable al sol como si fuese un pecador maldecido.}


    —Lo recuerdo.


    {Respondió al fin, con su voz cortante.
    El juego avanzó lentamente. Zarek desplegó una defensa clásica, fría y calculadora, cerrando el centro con peones como si levantara murallas. Nutt, en cambio, movía con un aire despreocupado, casi burlón, sacrificando un alfil aquí, un peón allá.}


    —Si gano, iré contigo al mundo humano.


    {Dijo Nutt mientras avanzaba su caballo, clavándolo contra la reina rival.
    Zarek detuvo su peón en el aire. Lo miró con sorpresa y un poco de desconfianza.}


    —¿Qué estás diciendo? ¿Para qué querrías venir conmigo?


    —Porque es mi deber cuidar de ti. No solo soy tu guardia mayor real, también soy tu amigo.


    {Respondió Nutt, con una sonrisa orgullosa. Era obvio que la situación le divertía.
    Zarek arqueó una ceja. El movimiento lo distrajo, y dejó a su rey ligeramente expuesto al enroque rival.
    Nutt prosiguió, avanzando su torre.}


    —Además… los humanos me despiertan curiosidad. He escuchado que han avanzado tanto que ya ni siquiera necesitan esforzarse para vivir. Sus máquinas, sus aparatos, hacen todo por ellos. ¿No sería sabio estudiarlos, descubrir si acaso no se preparan para una invasión humano-cósmica?


    {Zarek lo observó unos segundos en silencio… y de pronto, estalló en una carcajada grave y sonora. El golpe de su puño contra la mesa hizo temblar las piezas, desacomodando algunas. Se estiró un poco para tomar el jarrón de vino y llenó una copa dorada hasta el borde.}


    —Nutt, Nutt…


    {Dijo, negando con la cabeza.}


    —Los humanos conocerán sus juguetes mejor que nadie, pero han perdido algo esencial: la conexión con lo divino, con lo natural, con la magia. ¿Qué son ellos sin eso? Nada. ¿Crees que una máquina que solo funciona enchufada podría enfrentarse al caos, a los demonios, a los dioses mismos?


    {El silencio cayó unos segundos entre ambos. Nutt no pudo negar que su rey tenía un punto. Aun así, no podía subestimar a los humanos. Había en ellos algo fascinante. Los admiraba y les temía al mismo tiempo.}


    {El juego continuó. Zarek intentó un contraataque por el flanco derecho, avanzando su reina para presionar al rey enemigo. Nutt, sin embargo, lo dejó avanzar con aparente descuido, retrocediendo piezas, cediendo terreno, hasta que la trampa estuvo lista.}


    {Un movimiento de caballo cortó toda vía de escape. Su torre, oculta hasta ese instante en la retaguardia, se deslizó con precisión.}


    —De todas formas… iré contigo.


    {Murmuró Nutt, inclinándose sobre el tablero, con una chispa de triunfo en los ojos.}


    —Primero debes ganarme.


    {Respondió Zarek con arrogancia, llevando su reina al ataque final.}


    {Pero apenas terminó de pronunciar esas palabras, Nutt adelantó su alfil, encajando la pieza con un golpe suave contra el tablero.}


    —Jaque mate.


    {El rey, atrapado sin escapatoria, quedó inmóvil bajo las piezas enemigas.
    Zarek miró el tablero en silencio. Luego a su amigo. Y finalmente, bebió un largo trago de vino antes de dejar escapar una sonrisa ladeada, cansada y cómplice.}
    ⚔•Ⱬ₳ⱤɆ₭ ₳₦Đ ₦Ʉ₮₮•⚔ {Isman había sido enviado a cuidar de los caballos, lejos de aquella conversación “para adultos”. El joven protestó al inicio, pero la mirada de Nutt fue suficiente para callarlo y hacerlo marchar.} {Nutt y Zarek se acomodaron en el suelo frente a una pequeña mesa baja de madera. Sobre ella descansaba un ajedrez. Nutt movió el primer peón con calma.} —¿Recuerdas la última vez que jugamos? En ese entonces habíamos apostado que tu hermana tendría niñas antes de que nacieran los pequeños príncipes. {Zarek hizo una breve mueca. Claro que lo recordaba. El recuerdo pesaba en su pecho como una cadena. Su hermana, marcada por lo que todos llamaban “La maldición de los mellizos" incapaz de dar a luz a niñas, condenada a parir solo varones. Una carga que él sentía como propia, casi un castigo divino paralelo al suyo: piel tan pálida como la nieve, vulnerable al sol como si fuese un pecador maldecido.} —Lo recuerdo. {Respondió al fin, con su voz cortante. El juego avanzó lentamente. Zarek desplegó una defensa clásica, fría y calculadora, cerrando el centro con peones como si levantara murallas. Nutt, en cambio, movía con un aire despreocupado, casi burlón, sacrificando un alfil aquí, un peón allá.} —Si gano, iré contigo al mundo humano. {Dijo Nutt mientras avanzaba su caballo, clavándolo contra la reina rival. Zarek detuvo su peón en el aire. Lo miró con sorpresa y un poco de desconfianza.} —¿Qué estás diciendo? ¿Para qué querrías venir conmigo? —Porque es mi deber cuidar de ti. No solo soy tu guardia mayor real, también soy tu amigo. {Respondió Nutt, con una sonrisa orgullosa. Era obvio que la situación le divertía. Zarek arqueó una ceja. El movimiento lo distrajo, y dejó a su rey ligeramente expuesto al enroque rival. Nutt prosiguió, avanzando su torre.} —Además… los humanos me despiertan curiosidad. He escuchado que han avanzado tanto que ya ni siquiera necesitan esforzarse para vivir. Sus máquinas, sus aparatos, hacen todo por ellos. ¿No sería sabio estudiarlos, descubrir si acaso no se preparan para una invasión humano-cósmica? {Zarek lo observó unos segundos en silencio… y de pronto, estalló en una carcajada grave y sonora. El golpe de su puño contra la mesa hizo temblar las piezas, desacomodando algunas. Se estiró un poco para tomar el jarrón de vino y llenó una copa dorada hasta el borde.} —Nutt, Nutt… {Dijo, negando con la cabeza.} —Los humanos conocerán sus juguetes mejor que nadie, pero han perdido algo esencial: la conexión con lo divino, con lo natural, con la magia. ¿Qué son ellos sin eso? Nada. ¿Crees que una máquina que solo funciona enchufada podría enfrentarse al caos, a los demonios, a los dioses mismos? {El silencio cayó unos segundos entre ambos. Nutt no pudo negar que su rey tenía un punto. Aun así, no podía subestimar a los humanos. Había en ellos algo fascinante. Los admiraba y les temía al mismo tiempo.} {El juego continuó. Zarek intentó un contraataque por el flanco derecho, avanzando su reina para presionar al rey enemigo. Nutt, sin embargo, lo dejó avanzar con aparente descuido, retrocediendo piezas, cediendo terreno, hasta que la trampa estuvo lista.} {Un movimiento de caballo cortó toda vía de escape. Su torre, oculta hasta ese instante en la retaguardia, se deslizó con precisión.} —De todas formas… iré contigo. {Murmuró Nutt, inclinándose sobre el tablero, con una chispa de triunfo en los ojos.} —Primero debes ganarme. {Respondió Zarek con arrogancia, llevando su reina al ataque final.} {Pero apenas terminó de pronunciar esas palabras, Nutt adelantó su alfil, encajando la pieza con un golpe suave contra el tablero.} —Jaque mate. {El rey, atrapado sin escapatoria, quedó inmóvil bajo las piezas enemigas. Zarek miró el tablero en silencio. Luego a su amigo. Y finalmente, bebió un largo trago de vino antes de dejar escapar una sonrisa ladeada, cansada y cómplice.}
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  • ~ La niña que heredó la luna~

    Mientras Lilith disfrutaba de tomar fotografías a la naturaleza y una que otra persona que pasaa por el bosque capturando la atención de la joven vio a un padre y su hija compartiendo un helado, un momento donde solo importaban ellos, recordando entonces aquel momento en que solo fueron ella y su padre.

    "Una fría noche en el invernadero privado de la finca Blackwood una noche que prevee un cruel invierno por venir, pasadas las diez, la nieve cae suave. El mundo está en silencio.

    Víctor Blackwood está sentado en un sillón de hierro forjado, rodeado de plantas dormidas. En sus manos, una copa de vino que no ha tocado. Frente a él, una pequeña figura se mueve entre las sombras con pasos suaves, como si el suelo la conociera.

    Lilith, con su abrigo negro demasiado grande y su cabello blanco desordenado, aparece entre las ramas. Tiene una flor marchita en la mano.

    —Papá… ¿las flores también se mueren cuando están tristes?— susurra en una tono suave y triste

    Víctor la observa. Su rostro, siempre severo, se suaviza.

    —Las flores mueren cuando dejan de luchar contra el frío, Pero algunas… renacen en primavera—

    Lilith se acerca. Se sube al regazo de su padre sin pedir permiso. Él la acomoda con una naturalidad que no tiene con nadie más.

    —¿Y mamá? ¿Ella era una flor?

    Víctor cierra los ojos un instante. El vino sigue intacto.

    —Tu madre era una tormenta disfrazada de jardín.... Y tú… tú eres su luna—

    Lilith sonríe feliz de aquella respuesta pues conoció muy poco a su madre, cansada y con frío poya la cabeza en el pecho de su padre

    —¿Entonces soy peligrosa?—

    —Desde que naciste— musitó con una sonrisa triste

    Ella saca un papel arrugado de su bolsillo. Es un dibujo: un castillo, una corona, y una figura pequeña con cabello blanco y con emoción y una brillo singular en su mirada se lo muestra a su padre

    —Esta soy yo, Pero no tengo espada, porque no quiero pelear. Quiero mandar—

    Víctor ríe, por primera vez en semanas. Una risa baja, rota, pero real.

    —¿Y cómo mandarás sin pelear?—

    —Con palabras. Y con miradas y si eso no funciona… con silencio.. como tú lo haces papá —

    Víctor la abraza más fuerte. En ella ve a su esposa. En ella ve algo más peligroso: una heredera que no necesita gritar para ser escuchada.

    —Prométeme que nunca dejarás que te apaguen— sus palabras mostraba nostálgia pero un amor sincero a la más pequeña de sus 11 hijos

    —Solo si tú prometes que siempre me mirarás como ahora—

    Él no responde. Solo la besa en la frente. La flor marchita cae al suelo. Y en ese instante, Víctor Blackwood deja de ser el hombre que gobierna imperios… y se convierte en un padre que teme perder lo único que aún le da luz. "


    Apagó su cámara para bajarla y sacar su móvil con la única intension de llamar a su padre,

    — papá ¿Estás ocupado? ... Genial ...tu luna te tiene una propuesta — sin más se alejaba lentamente del parque en dirección al estacionamiento para poder subir a su auto caminando con ese aire diversión y dulcura que solo ella sabía da a la perfección
    ~ La niña que heredó la luna~ Mientras Lilith disfrutaba de tomar fotografías a la naturaleza y una que otra persona que pasaa por el bosque capturando la atención de la joven vio a un padre y su hija compartiendo un helado, un momento donde solo importaban ellos, recordando entonces aquel momento en que solo fueron ella y su padre. "Una fría noche en el invernadero privado de la finca Blackwood una noche que prevee un cruel invierno por venir, pasadas las diez, la nieve cae suave. El mundo está en silencio. Víctor Blackwood está sentado en un sillón de hierro forjado, rodeado de plantas dormidas. En sus manos, una copa de vino que no ha tocado. Frente a él, una pequeña figura se mueve entre las sombras con pasos suaves, como si el suelo la conociera. Lilith, con su abrigo negro demasiado grande y su cabello blanco desordenado, aparece entre las ramas. Tiene una flor marchita en la mano. —Papá… ¿las flores también se mueren cuando están tristes?— susurra en una tono suave y triste Víctor la observa. Su rostro, siempre severo, se suaviza. —Las flores mueren cuando dejan de luchar contra el frío, Pero algunas… renacen en primavera— Lilith se acerca. Se sube al regazo de su padre sin pedir permiso. Él la acomoda con una naturalidad que no tiene con nadie más. —¿Y mamá? ¿Ella era una flor? Víctor cierra los ojos un instante. El vino sigue intacto. —Tu madre era una tormenta disfrazada de jardín.... Y tú… tú eres su luna— Lilith sonríe feliz de aquella respuesta pues conoció muy poco a su madre, cansada y con frío poya la cabeza en el pecho de su padre —¿Entonces soy peligrosa?— —Desde que naciste— musitó con una sonrisa triste Ella saca un papel arrugado de su bolsillo. Es un dibujo: un castillo, una corona, y una figura pequeña con cabello blanco y con emoción y una brillo singular en su mirada se lo muestra a su padre —Esta soy yo, Pero no tengo espada, porque no quiero pelear. Quiero mandar— Víctor ríe, por primera vez en semanas. Una risa baja, rota, pero real. —¿Y cómo mandarás sin pelear?— —Con palabras. Y con miradas y si eso no funciona… con silencio.. como tú lo haces papá — Víctor la abraza más fuerte. En ella ve a su esposa. En ella ve algo más peligroso: una heredera que no necesita gritar para ser escuchada. —Prométeme que nunca dejarás que te apaguen— sus palabras mostraba nostálgia pero un amor sincero a la más pequeña de sus 11 hijos —Solo si tú prometes que siempre me mirarás como ahora— Él no responde. Solo la besa en la frente. La flor marchita cae al suelo. Y en ese instante, Víctor Blackwood deja de ser el hombre que gobierna imperios… y se convierte en un padre que teme perder lo único que aún le da luz. " Apagó su cámara para bajarla y sacar su móvil con la única intension de llamar a su padre, — papá ¿Estás ocupado? ... Genial ...tu luna te tiene una propuesta — sin más se alejaba lentamente del parque en dirección al estacionamiento para poder subir a su auto caminando con ese aire diversión y dulcura que solo ella sabía da a la perfección
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  • -Esta vez estaba de visita en Loufu, Stelle y los demás fueron a hablar con el general, mientras Robin salió a dar un paseo por las calles, no imagina como se miraba todo cuando Phantiya atacó.

    Ahora todo están en paz y las personas se recuperan de las heridas de ese encuentro.

    Camino, un rato más hasta que decidió descansar bajo un árbol de cerezo, el cual dejaba caer sobre ella delicados pétalos como si fueran copos de nieve.

    Se recarga contra el tronco mirando al cielo, de formar tranquila, aunque nostalgica. Cerro los ojos mientras comenzó a entonar una dulce melodia qué cantaba con todo su corazón. -

    https://youtu.be/xMFv3N6aoSk?si=lgShIIYGOLTSQcGo

    -Solo esa melodia fue lo que rompio el silencio que hace unos momentos reinaba. -
    -Esta vez estaba de visita en Loufu, Stelle y los demás fueron a hablar con el general, mientras Robin salió a dar un paseo por las calles, no imagina como se miraba todo cuando Phantiya atacó. Ahora todo están en paz y las personas se recuperan de las heridas de ese encuentro. Camino, un rato más hasta que decidió descansar bajo un árbol de cerezo, el cual dejaba caer sobre ella delicados pétalos como si fueran copos de nieve. Se recarga contra el tronco mirando al cielo, de formar tranquila, aunque nostalgica. Cerro los ojos mientras comenzó a entonar una dulce melodia qué cantaba con todo su corazón. - https://youtu.be/xMFv3N6aoSk?si=lgShIIYGOLTSQcGo -Solo esa melodia fue lo que rompio el silencio que hace unos momentos reinaba. -
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  • -El expreso Astral, fue de visita a Jairo IV, pues Bronya les contacto para un evento que pronto daría lugar, Robin por su parte junto a Stelle y Pela fueron a ver como iba las zonas afectadas por el Hielo eterno, mal producto de Estelaron (Cáncer de los mundos).

    Robin había ido bien abrigada pero aun asi no pudo evitar sentir demasiado frio, se quedo quieta en la nieve de la zona, mientras Stelle estaba junto a Pela, quien estaba estudiando como iba la evolución y la recuperación del mundo luego de la crisis.

    La nieve aun no cede, Pela estaba con ganas y esperanzas de ver finalmente que Jairo se recupere, conocer el verde de los campos y el azul del cielo, pues Pela nació cuando ya estaba causado estragos el Estelaron.

    Mientras eso sucede, Robin estaba sentada soplando sus manos para calentarse mirando a Stelle y Pela ocupadas, se le hacia chistoso eso porque sabe que Stelle no es muy hábil con lo científico, aunque eso no evita que este junto a Pela ayudado.

    Mmmm ¿tal vez sea que la protege?... Pues aun hay criaturas producidas cuando estaba todo en crisis por el Estelaron, un efecto que aun perdura pero por suerte son ahora escasas pues la guardia Crinigenia, les ha estado dado caza.-


    Mm, uff... Espero que termine pronto, ya no siento las manos.

    -Comentó buscado calentarse las manos. -
    -El expreso Astral, fue de visita a Jairo IV, pues Bronya les contacto para un evento que pronto daría lugar, Robin por su parte junto a Stelle y Pela fueron a ver como iba las zonas afectadas por el Hielo eterno, mal producto de Estelaron (Cáncer de los mundos). Robin había ido bien abrigada pero aun asi no pudo evitar sentir demasiado frio, se quedo quieta en la nieve de la zona, mientras Stelle estaba junto a Pela, quien estaba estudiando como iba la evolución y la recuperación del mundo luego de la crisis. La nieve aun no cede, Pela estaba con ganas y esperanzas de ver finalmente que Jairo se recupere, conocer el verde de los campos y el azul del cielo, pues Pela nació cuando ya estaba causado estragos el Estelaron. Mientras eso sucede, Robin estaba sentada soplando sus manos para calentarse mirando a Stelle y Pela ocupadas, se le hacia chistoso eso porque sabe que Stelle no es muy hábil con lo científico, aunque eso no evita que este junto a Pela ayudado. Mmmm ¿tal vez sea que la protege?... Pues aun hay criaturas producidas cuando estaba todo en crisis por el Estelaron, un efecto que aun perdura pero por suerte son ahora escasas pues la guardia Crinigenia, les ha estado dado caza.- Mm, uff... Espero que termine pronto, ya no siento las manos. -Comentó buscado calentarse las manos. -
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  • ---

    Retén de la alborada.

    Quién a la suerte gobierna, a la suerte aguarda.

    Pecas de cínico, oriundo enjambre de mi tempestad.

    Agua que bebes del riachuelo de flor de beso eterno.

    Quién le hace a las estrellas, maromas de templos.

    Por deleite, por las rosas con espinas, soy tuyo en sueños.

    Aunque en sueños no existas más.

    Espejismo de sirena.

    Retén de la alborada.

    Quién a la vista ríe un río de sollozante beso.

    Sobre mi frente de féretro mortal.

    Solloza la nieve de un verso en esa flor.

    Rosa roja que encandila a esta alma vieja.

    Que es tan vieja como los sueños.

    De emblemáticas estelas.

    Esa flor.

    Mis pupilas.

    De principios afines.

    Sobre los que me enredo entre tus brazos.

    Si te sueño.

    En un sueño.

    Que no es principio, ni es fin.
    --- Retén de la alborada. Quién a la suerte gobierna, a la suerte aguarda. Pecas de cínico, oriundo enjambre de mi tempestad. Agua que bebes del riachuelo de flor de beso eterno. Quién le hace a las estrellas, maromas de templos. Por deleite, por las rosas con espinas, soy tuyo en sueños. Aunque en sueños no existas más. Espejismo de sirena. Retén de la alborada. Quién a la vista ríe un río de sollozante beso. Sobre mi frente de féretro mortal. Solloza la nieve de un verso en esa flor. Rosa roja que encandila a esta alma vieja. Que es tan vieja como los sueños. De emblemáticas estelas. Esa flor. Mis pupilas. De principios afines. Sobre los que me enredo entre tus brazos. Si te sueño. En un sueño. Que no es principio, ni es fin.
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  • - Night and snow -

    Como andaba de viaje, se encontraba hospedándose en un hotel, sin embargo, empezó a nevar fuerte esa noche y las carreteras fueron bloqueadas por la nieve acumulada y los establecimientos cerrados. A pesar de que viajaba en su moto para recorrer la ciudad, se detuvo por la fuerte ventisca y se apoyó contra la pared de un departamento. No pensó que algún día le llegaría a suceder eso, realmente estaba en desventaja esa noche.
    - Night and snow - Como andaba de viaje, se encontraba hospedándose en un hotel, sin embargo, empezó a nevar fuerte esa noche y las carreteras fueron bloqueadas por la nieve acumulada y los establecimientos cerrados. A pesar de que viajaba en su moto para recorrer la ciudad, se detuvo por la fuerte ventisca y se apoyó contra la pared de un departamento. No pensó que algún día le llegaría a suceder eso, realmente estaba en desventaja esa noche.
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  • Reflexiones de Mia:

    A ver todo esta mal con los elfos, ¿porque?. Veamos....

    • Dunmer: tirados a cosas oscuras y turbias.

    • Altmer: con más ego que Maradona y algo de ideología del señor del bigote chistoso que quiso ser pintor.

    •Bosmer: caníbales.

    •Dwemer: Arrogantes que juegan a ser dioses.

    Los únicos sanos ahí los elfos de las nieves que si luego pasaron a ser Falmer pero fue por los pinxis Dwemer.

    En conclusión, se merece el reseteo de parte de papá Alduin de este ciclo y rehacer uno nuevo pero sin los elfos....

    Ok ya... hago silencio...

    -Se va a leer sus libros-
    Reflexiones de Mia: A ver todo esta mal con los elfos, ¿porque?. Veamos.... • Dunmer: tirados a cosas oscuras y turbias. • Altmer: con más ego que Maradona y algo de ideología del señor del bigote chistoso que quiso ser pintor. •Bosmer: caníbales. •Dwemer: Arrogantes que juegan a ser dioses. Los únicos sanos ahí los elfos de las nieves que si luego pasaron a ser Falmer pero fue por los pinxis Dwemer. En conclusión, se merece el reseteo de parte de papá Alduin de este ciclo y rehacer uno nuevo pero sin los elfos.... Ok ya... hago silencio... -Se va a leer sus libros-
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  • -estaba en un viaje de nogocios, despues de una larga reunion de negociaciones, me fui a esquiar, estando en uno de los alpes, disfrutando del aire frio y la nieve fria-

    haaaaa~ que vista
    -estaba en un viaje de nogocios, despues de una larga reunion de negociaciones, me fui a esquiar, estando en uno de los alpes, disfrutando del aire frio y la nieve fria- haaaaa~ que vista
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  • ────El amor de verano es como una nieve de limón: fresco, dulce… y sí, puede que se derrita, pero deja un sabor que no se olvida.
    ────El amor de verano es como una nieve de limón: fresco, dulce… y sí, puede que se derrita, pero deja un sabor que no se olvida.
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