• - Night and snow -

    Como andaba de viaje, se encontraba hospedándose en un hotel, sin embargo, empezó a nevar fuerte esa noche y las carreteras fueron bloqueadas por la nieve acumulada y los establecimientos cerrados. A pesar de que viajaba en su moto para recorrer la ciudad, se detuvo por la fuerte ventisca y se apoyó contra la pared de un departamento. No pensó que algún día le llegaría a suceder eso, realmente estaba en desventaja esa noche.
    - Night and snow - Como andaba de viaje, se encontraba hospedándose en un hotel, sin embargo, empezó a nevar fuerte esa noche y las carreteras fueron bloqueadas por la nieve acumulada y los establecimientos cerrados. A pesar de que viajaba en su moto para recorrer la ciudad, se detuvo por la fuerte ventisca y se apoyó contra la pared de un departamento. No pensó que algún día le llegaría a suceder eso, realmente estaba en desventaja esa noche.
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  • Reflexiones de Mia:

    A ver todo esta mal con los elfos, ¿porque?. Veamos....

    • Dunmer: tirados a cosas oscuras y turbias.

    • Altmer: con más ego que Maradona y algo de ideología del señor del bigote chistoso que quiso ser pintor.

    •Bosmer: caníbales.

    •Dwemer: Arrogantes que juegan a ser dioses.

    Los únicos sanos ahí los elfos de las nieves que si luego pasaron a ser Falmer pero fue por los pinxis Dwemer.

    En conclusión, se merece el reseteo de parte de papá Alduin de este ciclo y rehacer uno nuevo pero sin los elfos....

    Ok ya... hago silencio...

    -Se va a leer sus libros-
    Reflexiones de Mia: A ver todo esta mal con los elfos, ¿porque?. Veamos.... • Dunmer: tirados a cosas oscuras y turbias. • Altmer: con más ego que Maradona y algo de ideología del señor del bigote chistoso que quiso ser pintor. •Bosmer: caníbales. •Dwemer: Arrogantes que juegan a ser dioses. Los únicos sanos ahí los elfos de las nieves que si luego pasaron a ser Falmer pero fue por los pinxis Dwemer. En conclusión, se merece el reseteo de parte de papá Alduin de este ciclo y rehacer uno nuevo pero sin los elfos.... Ok ya... hago silencio... -Se va a leer sus libros-
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  • -estaba en un viaje de nogocios, despues de una larga reunion de negociaciones, me fui a esquiar, estando en uno de los alpes, disfrutando del aire frio y la nieve fria-

    haaaaa~ que vista
    -estaba en un viaje de nogocios, despues de una larga reunion de negociaciones, me fui a esquiar, estando en uno de los alpes, disfrutando del aire frio y la nieve fria- haaaaa~ que vista
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  • ────El amor de verano es como una nieve de limón: fresco, dulce… y sí, puede que se derrita, pero deja un sabor que no se olvida.
    ────El amor de verano es como una nieve de limón: fresco, dulce… y sí, puede que se derrita, pero deja un sabor que no se olvida.
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  • Fragmento – Nieve Rota

    El mundo humano le había parecido hermoso al principio. El calor de una fogata, la risa de unos niños, el sabor dulce de una fruta… Luna apenas comenzaba a entender las emociones, los gestos, los sonidos. Su cabello blanco, largo como el silencio, contrastaba con el color de su inocencia.

    Pero aquella noche, el mundo le enseñó su rostro más cruel.

    La nieve crujía bajo sus pies cuando la arrastraron. El bosque, mudo testigo, no supo defenderla. Ni la luna quiso mirar. Las manos ajenas no buscaban comprenderla, solo romperla.

    Y cuando todo terminó, su pequeño cuerpo quedó allí, tirado como un secreto que nadie debía descubrir. La sangre tiñó la blancura del suelo, como un grito que la nieve no pudo callar. Temblaba, no solo de frío… sino del dolor nuevo, inentendible, que nacía desde adentro y no pararía jamás.

    Sus ojos, antes grandes de curiosidad, se quedaron fijos en el cielo gris. Aún no entendía por qué el mundo era así. Aún no comprendía por qué los humanos decían amar, si sabían destruir.

    Esa noche, Luna no murió. Pero algo dentro de ella se rompió para siempre.
    Fragmento – Nieve Rota El mundo humano le había parecido hermoso al principio. El calor de una fogata, la risa de unos niños, el sabor dulce de una fruta… Luna apenas comenzaba a entender las emociones, los gestos, los sonidos. Su cabello blanco, largo como el silencio, contrastaba con el color de su inocencia. Pero aquella noche, el mundo le enseñó su rostro más cruel. La nieve crujía bajo sus pies cuando la arrastraron. El bosque, mudo testigo, no supo defenderla. Ni la luna quiso mirar. Las manos ajenas no buscaban comprenderla, solo romperla. Y cuando todo terminó, su pequeño cuerpo quedó allí, tirado como un secreto que nadie debía descubrir. La sangre tiñó la blancura del suelo, como un grito que la nieve no pudo callar. Temblaba, no solo de frío… sino del dolor nuevo, inentendible, que nacía desde adentro y no pararía jamás. Sus ojos, antes grandes de curiosidad, se quedaron fijos en el cielo gris. Aún no entendía por qué el mundo era así. Aún no comprendía por qué los humanos decían amar, si sabían destruir. Esa noche, Luna no murió. Pero algo dentro de ella se rompió para siempre.
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    Hilos de plata

    Akake despertó a medianoche con una idea en su mente, se había despedido de su transformación de pequeña goblina, pero ¿qué pasaría con su transformación de Ogresa demonio? ¿Acaso aun estaba ahi? ¿habría cambiado luego de dejar atrás su lado infantil con la goblina?

    Bajo de su cama y salió al patio trasero de su casa, se concentró. El recuerdo de la ogresa demonio estaba ahí, intacto en su mente: piel azul (como la de su madre Sasha), cabello como nieve caída, poder devastador corriendo por sus venas.

    Akane cerró los ojos y gritó en silencio, llamando a esa forma. Pero algo la bloqueaba, una barrera invisible. El poder estaba ahí. Lo sentía. Podía saborearlo. Y sin embargo, no se desataba.

    Su cuerpo tembló. No por debilidad, sino por algo más... el poder no era aun suficiente. Entonces ocurrió.

    Un calor le recorrió la espalda, seguido de un zumbido agudo detrás de sus ojos. El cambio no fue doloroso, fue hermoso y extraño. Su cabello cayó sobre sus hombros como seda nueva, ahora completamente blanco. Pero no un blanco apagado como la ceniza, sino luminoso, vibrante, como filamentos de plata encantada. Brillaba con su propio fulgor, reflejando luz incluso en la penumbra.

    Akane abrió los ojos. Respiró profundo. Algo era distinto. Su cuerpo se sentía más liviano, su pulso más feroz. Saltó hacia una rama cercana por instinto y la alcanzó con una gracia que antes le era ajena. Los movimientos eran fluidos, precisos. Sus sentidos afinados.

    "Esto no es lo que buscaba" -susurró- "pero es algo. Algo nuevo, algo diferente, hermoso."

    Y mientras la luna se ocultaba detrás de las nubes, Akane sonrió. No con triunfo, sino con una paciencia feroz. Esta evolución parcial no era un obstáculo. Era un preludio.
    Hilos de plata Akake despertó a medianoche con una idea en su mente, se había despedido de su transformación de pequeña goblina, pero ¿qué pasaría con su transformación de Ogresa demonio? ¿Acaso aun estaba ahi? ¿habría cambiado luego de dejar atrás su lado infantil con la goblina? Bajo de su cama y salió al patio trasero de su casa, se concentró. El recuerdo de la ogresa demonio estaba ahí, intacto en su mente: piel azul (como la de su madre Sasha), cabello como nieve caída, poder devastador corriendo por sus venas. Akane cerró los ojos y gritó en silencio, llamando a esa forma. Pero algo la bloqueaba, una barrera invisible. El poder estaba ahí. Lo sentía. Podía saborearlo. Y sin embargo, no se desataba. Su cuerpo tembló. No por debilidad, sino por algo más... el poder no era aun suficiente. Entonces ocurrió. Un calor le recorrió la espalda, seguido de un zumbido agudo detrás de sus ojos. El cambio no fue doloroso, fue hermoso y extraño. Su cabello cayó sobre sus hombros como seda nueva, ahora completamente blanco. Pero no un blanco apagado como la ceniza, sino luminoso, vibrante, como filamentos de plata encantada. Brillaba con su propio fulgor, reflejando luz incluso en la penumbra. Akane abrió los ojos. Respiró profundo. Algo era distinto. Su cuerpo se sentía más liviano, su pulso más feroz. Saltó hacia una rama cercana por instinto y la alcanzó con una gracia que antes le era ajena. Los movimientos eran fluidos, precisos. Sus sentidos afinados. "Esto no es lo que buscaba" -susurró- "pero es algo. Algo nuevo, algo diferente, hermoso." Y mientras la luna se ocultaba detrás de las nubes, Akane sonrió. No con triunfo, sino con una paciencia feroz. Esta evolución parcial no era un obstáculo. Era un preludio.
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    Akane Queen Ishtar: Emperatriz del Glamour Infernal
    — "La divinidad oscura se ha puesto de pie, y viste de elegancia absoluta"—

    Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour presenta con orgullo a su joya más enigmática y dominante: Akane Queen Ishtar, la encarnación viviente del equilibrio imposible entre el abismo y el cielo. Una emperatriz forjada entre sombras de terciopelo y luz maldita, su sola presencia basta para marcar el inicio de una nueva era en la moda infernal.

    Akane irradia un magnetismo hipnótico que desafía la lógica visual. Su melena, bifurcada entre el blanco de la nieve eterna y el negro absoluto de la noche más profunda, cae con la gracia de una profecía. En su oreja derecha, un pendiente en forma de cruz brilla como un juramento divino sellado con pecado. Su mirada —serena, dominante, y milenaria— no observa: sentencia.

    La flor azul que reposa en su mano izquierda no es solo un adorno, sino un símbolo del deseo oculto, de aquello que arde en lo secreto. Con cada paso, Akane te invita a cruzar un umbral donde el deseo y el temor se entrelazan en perfecta armonía..

    Vestida en un conjunto negro como tinta astral, Akane no camina: flota como un eclipse elegante. Su atuendo fluye como sombra líquida, proyectando un aura tan sublime como intimidante. Representa el arquetipo definitivo de la Déesse Infernal —una figura divina, inalcanzable, que descompone las reglas del glamour tradicional para rescribirlas con fuego encantado y sutileza imperial.

    Frase de la marca Ishtar´s Demonic:
    Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour no descubre modelos, invoca leyendas.
    Akane no desfila… corona.
    Ella es la soberana visual de un reino donde la belleza no se admira: se obedece.
    👑 Akane Queen Ishtar: Emperatriz del Glamour Infernal — "La divinidad oscura se ha puesto de pie, y viste de elegancia absoluta"— Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour presenta con orgullo a su joya más enigmática y dominante: Akane Queen Ishtar, la encarnación viviente del equilibrio imposible entre el abismo y el cielo. Una emperatriz forjada entre sombras de terciopelo y luz maldita, su sola presencia basta para marcar el inicio de una nueva era en la moda infernal. Akane irradia un magnetismo hipnótico que desafía la lógica visual. Su melena, bifurcada entre el blanco de la nieve eterna y el negro absoluto de la noche más profunda, cae con la gracia de una profecía. En su oreja derecha, un pendiente en forma de cruz brilla como un juramento divino sellado con pecado. Su mirada —serena, dominante, y milenaria— no observa: sentencia. La flor azul que reposa en su mano izquierda no es solo un adorno, sino un símbolo del deseo oculto, de aquello que arde en lo secreto. Con cada paso, Akane te invita a cruzar un umbral donde el deseo y el temor se entrelazan en perfecta armonía.. Vestida en un conjunto negro como tinta astral, Akane no camina: flota como un eclipse elegante. Su atuendo fluye como sombra líquida, proyectando un aura tan sublime como intimidante. Representa el arquetipo definitivo de la Déesse Infernal —una figura divina, inalcanzable, que descompone las reglas del glamour tradicional para rescribirlas con fuego encantado y sutileza imperial. 🔹 Frase de la marca Ishtar´s Demonic: Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour no descubre modelos, invoca leyendas. Akane no desfila… corona. Ella es la soberana visual de un reino donde la belleza no se admira: se obedece.
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  • — waaah tengo que admitir que la nieve es muy hermosa, no cree mí señor? Eraster Shineray Demon

    Dice mientras le comparte la bufanda
    — waaah tengo que admitir que la nieve es muy hermosa, no cree mí señor? [Erasdemon122] Dice mientras le comparte la bufanda
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  • - “Canciones para el invierno”

    La ciudad estaba envuelta en nieve, como si alguien hubiese sacudido una bola de cristal. Las luces cálidas de los edificios dibujaban reflejos dorados en los charcos helados del asfalto. Y entre todo ese ajetreo congelado, caminaba Aria con su abrigo grueso, los audífonos cubriéndole las orejas, y una pequeña criatura sobre su cabeza: su gato blanco, Nimbus, el compañero perfecto de sus rutas sin destino.

    No necesitaba un rumbo. Solo música.

    Con cada paso, los copos de nieve parecían bailar a su alrededor, y los pensamientos se le mezclaban con la voz suave que salía de su lista de reproducción. Era una tarde más, sí, pero en su mente era una escena de película. Como siempre.

    Cerró los ojos un segundo, inspiró el aire helado, y pensó en él.

    Ese chico que solía encontrar en el café de la esquina. El que siempre tenía una libreta en las manos y un café frío en la otra. El que nunca dijo su nombre, pero le sonreía como si la conociera desde otra vida.

    —“Tal vez mañana lo vuelva a ver…” —susurró, mientras Nimbus soltaba un pequeño maullido sobre su cabeza.

    Y siguió caminando. Entre la nieve, la música y los sueños suspendidos.

    - “Canciones para el invierno” La ciudad estaba envuelta en nieve, como si alguien hubiese sacudido una bola de cristal. Las luces cálidas de los edificios dibujaban reflejos dorados en los charcos helados del asfalto. Y entre todo ese ajetreo congelado, caminaba Aria con su abrigo grueso, los audífonos cubriéndole las orejas, y una pequeña criatura sobre su cabeza: su gato blanco, Nimbus, el compañero perfecto de sus rutas sin destino. No necesitaba un rumbo. Solo música. Con cada paso, los copos de nieve parecían bailar a su alrededor, y los pensamientos se le mezclaban con la voz suave que salía de su lista de reproducción. Era una tarde más, sí, pero en su mente era una escena de película. Como siempre. Cerró los ojos un segundo, inspiró el aire helado, y pensó en él. Ese chico que solía encontrar en el café de la esquina. El que siempre tenía una libreta en las manos y un café frío en la otra. El que nunca dijo su nombre, pero le sonreía como si la conociera desde otra vida. —“Tal vez mañana lo vuelva a ver…” —susurró, mientras Nimbus soltaba un pequeño maullido sobre su cabeza. Y siguió caminando. Entre la nieve, la música y los sueños suspendidos.
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  • ¡Oh! Yo veo frutas? Ésas serán para mi zorrito.. -No muy lejos de su madriguera el hurón estaba corriendo entre la nieve cuando creyó ver algunas frutas en la cabaña cercana. Estaba en su naturaleza quererlas y ser travieso y robarlas para alimentar a su pareja- Itsuki Seom Yang
    ¡Oh! Yo veo frutas? Ésas serán para mi zorrito.. -No muy lejos de su madriguera el hurón estaba corriendo entre la nieve cuando creyó ver algunas frutas en la cabaña cercana. Estaba en su naturaleza quererlas y ser travieso y robarlas para alimentar a su pareja- [ember_magenta_fox_729]
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