• Un cascarón.
    Un cascarón es lo que siento a mi al rededor.
    Lo curioso es... Que antes no sabía que lo tenía. (?
    Antes no me daba cuenta que estaba ahí.
    Algunas veces yo crecía, al punto de sentir que ese cascarón me apretaba, me cortaba el aire, me comprimía.
    Y ahora... Ahora sé que está ahí.
    Puedo tocarlo, sentir en mis dedos su porosa y dura textura.
    Tan frágil... Como reventar un hilo jalando sus lados.
    La siguiente curiosidad es ... Quee no quiero romperlo, pero hay situaciones que me hacen tener que salir de ese cascarón.

    Cuando salgo de ahí, hay tanto aire ligero que puedo respirar... la claridad de la luz del exterior expande mi visión.
    Los sonidos se vuelven tan claros que te sientes en sincronía con el tiempo.
    al brindar tu presencia sientes que te salen Alas.
    Y El ambiente se vuelve uno con tu piel.
    El aroma se convierte en dulce... Y el sabor se vuelve fresco.

    A eso... Le llamo tiempos perfectos.

    Pero como todo ciclo va y viene, punto de retorno o al igual que el inicio de una era tiene un fin.
    Él cascarón vuelve a crecer.

    Se crea desde el punto más pequeñito sin vista alguna y cuando menos me doy cuenta... Uy
    ¿Qué es eso?

    Un cascarón.
    Un cascarón es lo que siento a mi al rededor.
    Lo curioso es... Que antes no sabía que lo tenía. (?
    Antes...
    Un cascarón. Un cascarón es lo que siento a mi al rededor. Lo curioso es... Que antes no sabía que lo tenía. (? Antes no me daba cuenta que estaba ahí. Algunas veces yo crecía, al punto de sentir que ese cascarón me apretaba, me cortaba el aire, me comprimía. Y ahora... Ahora sé que está ahí. Puedo tocarlo, sentir en mis dedos su porosa y dura textura. Tan frágil... Como reventar un hilo jalando sus lados. La siguiente curiosidad es ... Quee no quiero romperlo, pero hay situaciones que me hacen tener que salir de ese cascarón. Cuando salgo de ahí, hay tanto aire ligero que puedo respirar... la claridad de la luz del exterior expande mi visión. Los sonidos se vuelven tan claros que te sientes en sincronía con el tiempo. al brindar tu presencia sientes que te salen Alas. Y El ambiente se vuelve uno con tu piel. El aroma se convierte en dulce... Y el sabor se vuelve fresco. A eso... Le llamo tiempos perfectos. Pero como todo ciclo va y viene, punto de retorno o al igual que el inicio de una era tiene un fin. Él cascarón vuelve a crecer. Se crea desde el punto más pequeñito sin vista alguna y cuando menos me doy cuenta... Uy ¿Qué es eso? Un cascarón. Un cascarón es lo que siento a mi al rededor. Lo curioso es... Que antes no sabía que lo tenía. (? Antes...
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  • Encuentros fortuitos
    Fandom OC
    Categoría Original
    𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑
    › Rol con › 𝐒𝐢𝐧𝐞𝐚𝐝

    La noche con sus luces envolvía la ciudad, pero en el interior de aquel bar, el tiempo parecía detenerse. El ambiente era una mezcla de luces neones y emociones intensas, dónde el murmullo de la multitud se mezclaba con la música alta, creando una atmósfera de euforia. Hyeon ingresó al local, con la mirada analizando a cada uno de los presentes.

    El bar era un punto de encuentro, dónde todo tipo de personas, cruzaban vidas y destinos sin siquiera saberlo. Artistas bohemios con atuendos extravagantes se mezclaban con empresarios de traje impecable. Políticos corruptos intentaban pasar desapercibidos, y estafadores profesionales buscaban a su próxima víctima entre los jóvenes más ingenuos que solo buscaban diversión. Chicas buscando venganza en los labios de algún desconocido, sin saber que se trata de un peligroso traficante, y quizás algún alma solitaria ahogando sus penas en la barra, mientras la noche continuaba tejiendo sus propias historias.

    Hyeon analizaba cada presencia, cada detalle y gesto, buscando oportunidades, y anticipando posibles amenazas. Se dirigió hacia la barra y tomó asiento, observando a la joven bartender, quién preparaba los cócteles con una gracia hipnótica.

    —Un Old Fashioned, por favor —pidió, con su habitual tono glacial, sin rastro de emoción en su voz.

    Con una mirada vigilante, Hyeon esperaba la aparición de un viejo socio, un hombre que le debía dinero y que parecía haber desaparecido. Sabiendo que frecuentaba el lugar, decidió aguardar su aparición, aprovechando la espera para entablar conversación con la joven bartender.

    —Veo que prepara los cócteles con una elegancia que contrasta con el ambiente de este lugar —soltó en un intento de abrir conversación— me pregunto que la atrajó a trabajar en un lugar como este…
    🔸𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 › Rol con › [sweet_but_psycho] La noche con sus luces envolvía la ciudad, pero en el interior de aquel bar, el tiempo parecía detenerse. El ambiente era una mezcla de luces neones y emociones intensas, dónde el murmullo de la multitud se mezclaba con la música alta, creando una atmósfera de euforia. Hyeon ingresó al local, con la mirada analizando a cada uno de los presentes. El bar era un punto de encuentro, dónde todo tipo de personas, cruzaban vidas y destinos sin siquiera saberlo. Artistas bohemios con atuendos extravagantes se mezclaban con empresarios de traje impecable. Políticos corruptos intentaban pasar desapercibidos, y estafadores profesionales buscaban a su próxima víctima entre los jóvenes más ingenuos que solo buscaban diversión. Chicas buscando venganza en los labios de algún desconocido, sin saber que se trata de un peligroso traficante, y quizás algún alma solitaria ahogando sus penas en la barra, mientras la noche continuaba tejiendo sus propias historias. Hyeon analizaba cada presencia, cada detalle y gesto, buscando oportunidades, y anticipando posibles amenazas. Se dirigió hacia la barra y tomó asiento, observando a la joven bartender, quién preparaba los cócteles con una gracia hipnótica. —Un Old Fashioned, por favor —pidió, con su habitual tono glacial, sin rastro de emoción en su voz. Con una mirada vigilante, Hyeon esperaba la aparición de un viejo socio, un hombre que le debía dinero y que parecía haber desaparecido. Sabiendo que frecuentaba el lugar, decidió aguardar su aparición, aprovechando la espera para entablar conversación con la joven bartender. —Veo que prepara los cócteles con una elegancia que contrasta con el ambiente de este lugar —soltó en un intento de abrir conversación— me pregunto que la atrajó a trabajar en un lugar como este…
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
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  • Claro que había recibido la invitación, el teléfono marcaba más de 60 llamadas, entre ellas de su madre, las cuales contesto inmediatamente. 

    — No seré capaz de soportarlo, debí decírselo cuando pude.

     Su mirada estaba fija en el atardecer, tras esas gafas de sol, la briza del mar lograba sentirla en la piel como caricias cálidas. — El amor de mi vida, se casará en esta primavera. Como si fueran palabras al viento, el francés cerró los ojos y volvió a recargarse en la camilla bajo la sombrilla de  playa. 
    Claro que había recibido la invitación, el teléfono marcaba más de 60 llamadas, entre ellas de su madre, las cuales contesto inmediatamente.  — No seré capaz de soportarlo, debí decírselo cuando pude.  Su mirada estaba fija en el atardecer, tras esas gafas de sol, la briza del mar lograba sentirla en la piel como caricias cálidas. — El amor de mi vida, se casará en esta primavera. Como si fueran palabras al viento, el francés cerró los ojos y volvió a recargarse en la camilla bajo la sombrilla de  playa. 
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  • — Sinvergüenza, te hemos estado llamando, ¡Contesta, granuja! .

    || Esta más enfadado porque no lo invitó a ver culitos al caribe. (?
    — Sinvergüenza, te hemos estado llamando, ¡Contesta, granuja! . || Esta más enfadado porque no lo invitó a ver culitos al caribe. (?
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  • ¡HEY, FICROLERS 3D!
    ¡Tenemos un nuevo personaje 3D entre nosotros!

    ¡Denle una gran bienvenida a...

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡Lia Russel!


    ¡Bienvenida a FicRol! Estamos felices de tenerte por aquí y esperamos que te sientas en casa. Esta plataforma es un gran lugar para explorar historias, conectar con otros personajes y desarrollar el tuyo. ¡Estamos ansiosos por verte en acción!

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    Índice de guías:
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  • ¿Sabéis qué ocurre cuando un hada se queda sin su polvo especial?
    Ese polvo dorado que emana del Gran Árbol de las Hadas, la esencia misma de su existencia. Sin él, un hada deja de serlo. Sus alas se marchitan, su luz se apaga y su alma se convierte en un reflejo opaco de lo que fue.

    Eso le pasó a Iera.

    Desterrada. No por un enemigo, no por un extraño… sino por su propio hermano. Aquel a quien amaba más que a nadie, aquél con quien compartió risas bajo la luna plateada, quien una vez le prometió protegerla.

    Pero el amor de su hermano se pudrió en veneno. Y cuando la ambición consumió su corazón, Iera fue la primera en pagar el precio. La arrojó fuera del reino, lejos del Árbol, lejos de todo lo que la mantenía con vida.

    Al principio, luchó. Buscó formas de suplir la magia que le faltaba. Pero el polvo de hada no tiene sustituto. Y pronto llegaron los síntomas.

    Las alas de Iera fueron las primeras en quebrarse, como hojas secas en otoño. Su piel, antaño luminosa, se cubrió de grietas que supuraban dolor. Su voz se tornó un eco débil, incapaz de invocar los hechizos que una vez tejía con facilidad. Y su corazón… su corazón latía con menos fuerza cada día.

    Fue entonces cuando él apareció.

    Con su porte orgulloso y su mirada de hielo, su hermano la contempló con satisfacción. La había estado esperando, saboreando el momento en que la vería arrodillada, hundida en la miseria, más cercana a la muerte que a la vida.

    —Mírate, Iera— susurró, con una sonrisa torcida. —No queda nada de ti—

    Ella no respondió. No tenía fuerzas. Solo lo miró, con esos ojos llenos de tristeza infinita, preguntándose cómo el niño con el que una vez jugó en los jardines de su hogar se había convertido en su peor enemigo.

    Él se inclinó, sujetándola por el mentón con una suavidad cruel.

    —Duele, ¿verdad?— susurró con satisfacción. —Verte convertida en nada, me encanta—

    Las lágrimas resbalaron por el rostro de Iera. No porque temiera morir. Sino porque, en el fondo, aún guardaba un pequeño y absurdo deseo: que su hermano la abrazara como antes, que le dijera que todo había sido un error.

    Pero ese momento nunca llegó.

    Cuando su cuerpo cayó en el agua oscura, cuando su último aliento se escapó de sus labios, él simplemente la observó… y sonrió.

    Porque no hay mayor placer que ver a alguien quebrarse bajo tus propias manos.

    Y él se aseguró de que Iera sufriera hasta el último instante.
    ¿Sabéis qué ocurre cuando un hada se queda sin su polvo especial? Ese polvo dorado que emana del Gran Árbol de las Hadas, la esencia misma de su existencia. Sin él, un hada deja de serlo. Sus alas se marchitan, su luz se apaga y su alma se convierte en un reflejo opaco de lo que fue. Eso le pasó a Iera. Desterrada. No por un enemigo, no por un extraño… sino por su propio hermano. Aquel a quien amaba más que a nadie, aquél con quien compartió risas bajo la luna plateada, quien una vez le prometió protegerla. Pero el amor de su hermano se pudrió en veneno. Y cuando la ambición consumió su corazón, Iera fue la primera en pagar el precio. La arrojó fuera del reino, lejos del Árbol, lejos de todo lo que la mantenía con vida. Al principio, luchó. Buscó formas de suplir la magia que le faltaba. Pero el polvo de hada no tiene sustituto. Y pronto llegaron los síntomas. Las alas de Iera fueron las primeras en quebrarse, como hojas secas en otoño. Su piel, antaño luminosa, se cubrió de grietas que supuraban dolor. Su voz se tornó un eco débil, incapaz de invocar los hechizos que una vez tejía con facilidad. Y su corazón… su corazón latía con menos fuerza cada día. Fue entonces cuando él apareció. Con su porte orgulloso y su mirada de hielo, su hermano la contempló con satisfacción. La había estado esperando, saboreando el momento en que la vería arrodillada, hundida en la miseria, más cercana a la muerte que a la vida. —Mírate, Iera— susurró, con una sonrisa torcida. —No queda nada de ti— Ella no respondió. No tenía fuerzas. Solo lo miró, con esos ojos llenos de tristeza infinita, preguntándose cómo el niño con el que una vez jugó en los jardines de su hogar se había convertido en su peor enemigo. Él se inclinó, sujetándola por el mentón con una suavidad cruel. —Duele, ¿verdad?— susurró con satisfacción. —Verte convertida en nada, me encanta— Las lágrimas resbalaron por el rostro de Iera. No porque temiera morir. Sino porque, en el fondo, aún guardaba un pequeño y absurdo deseo: que su hermano la abrazara como antes, que le dijera que todo había sido un error. Pero ese momento nunca llegó. Cuando su cuerpo cayó en el agua oscura, cuando su último aliento se escapó de sus labios, él simplemente la observó… y sonrió. Porque no hay mayor placer que ver a alguien quebrarse bajo tus propias manos. Y él se aseguró de que Iera sufriera hasta el último instante.
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  • -Caminando por el jardín de uno de los tantos inversionistas que ofrecen a sus hijas para obtener lo que desean siendo odservador por ellos -

    Descuida querida no muerdo a menos que lo desees así que cuéntame dime qué es lo que anhela tu ansioso corazón

    -Besando tu mano sonriendote seductor-
    -Caminando por el jardín de uno de los tantos inversionistas que ofrecen a sus hijas para obtener lo que desean siendo odservador por ellos - Descuida querida no muerdo a menos que lo desees así que cuéntame dime qué es lo que anhela tu ansioso corazón -Besando tu mano sonriendote seductor-
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  • Un nuevo comienzo
    Fandom OC
    Categoría Romance
    A la mañana siguiente, Miller despertó con el sonido del bullicio que provenía del área de emergencias. Afuera, se escuchaban pasos apresurados, voces entremezcladas de médicos y enfermeras, el chirrido de camillas en movimiento. Se removió ligeramente en su asiento, sintiendo la rigidez en su espalda por haber pasado la noche ahí. Aún sujetaba la mano de Eun-Woo, su agarre se había aflojado en algún momento, pero no la había soltado del todo. Levantó la vista y vio que su pareja aún dormía, su respiración tranquila. Sin embargo, antes de poder despertar del todo, una enfermera entró acompañada de un médico joven, listos para revisar su estado y hacer un ultrasonido rápido.

    Miller apenas estaba conectando sus pensamientos cuando la imagen apareció en la pantalla. Fue un instante extraño, casi irreal. Allí, en ese pequeño monitor, pudo ver un diminuto bultito que, según el médico, era su bebé. Su bebé. Las palabras resonaron en su mente con una intensidad abrumadora. Fue como si un balde de agua helada lo despertara por completo, pero a diferencia de la noche anterior, esta vez la sensación fue diferente. Se sintió envuelto en una calidez indescriptible, una felicidad que no sabía que podía experimentar de esa forma. Mientras miraba la pantalla, unas cuantas lágrimas silenciosas comenzaron a rodar por su mejilla.

    Valoraron el estado de Eun-Woo y, poco después del desayuno, se confirmó que estaba lo suficientemente estable para recibir el alta. Miller sintió alivio al escuchar la noticia, aunque su instinto protector se intensificó al instante. Era un buen momento para salir del hospital, especialmente porque Eun detestaba la comida de hospital, y ahora que podían ir a casa, se aseguraría de que descansara en un ambiente más cómodo. Para la cena, todo estaría en calma y podrían empezar a procesar lo que estaba ocurriendo con más tranquilidad.

    —¿Estás bien? —le preguntaba Miller cada quince minutos, sin poder evitarlo. Ahora que era más consciente de que Eun llevaba a su hijo en su vientre, quería cuidarlo como un lobo protector. No iba a permitir que le faltara nada, y aunque Eun probablemente se hartaría de su preocupación excesiva, Miller no podía hacer otra cosa más que asegurarse de que todo estuviera en orden. Ahora tenía una nueva razón para luchar, y no pensaba fallarles.
    A la mañana siguiente, Miller despertó con el sonido del bullicio que provenía del área de emergencias. Afuera, se escuchaban pasos apresurados, voces entremezcladas de médicos y enfermeras, el chirrido de camillas en movimiento. Se removió ligeramente en su asiento, sintiendo la rigidez en su espalda por haber pasado la noche ahí. Aún sujetaba la mano de Eun-Woo, su agarre se había aflojado en algún momento, pero no la había soltado del todo. Levantó la vista y vio que su pareja aún dormía, su respiración tranquila. Sin embargo, antes de poder despertar del todo, una enfermera entró acompañada de un médico joven, listos para revisar su estado y hacer un ultrasonido rápido. Miller apenas estaba conectando sus pensamientos cuando la imagen apareció en la pantalla. Fue un instante extraño, casi irreal. Allí, en ese pequeño monitor, pudo ver un diminuto bultito que, según el médico, era su bebé. Su bebé. Las palabras resonaron en su mente con una intensidad abrumadora. Fue como si un balde de agua helada lo despertara por completo, pero a diferencia de la noche anterior, esta vez la sensación fue diferente. Se sintió envuelto en una calidez indescriptible, una felicidad que no sabía que podía experimentar de esa forma. Mientras miraba la pantalla, unas cuantas lágrimas silenciosas comenzaron a rodar por su mejilla. Valoraron el estado de Eun-Woo y, poco después del desayuno, se confirmó que estaba lo suficientemente estable para recibir el alta. Miller sintió alivio al escuchar la noticia, aunque su instinto protector se intensificó al instante. Era un buen momento para salir del hospital, especialmente porque Eun detestaba la comida de hospital, y ahora que podían ir a casa, se aseguraría de que descansara en un ambiente más cómodo. Para la cena, todo estaría en calma y podrían empezar a procesar lo que estaba ocurriendo con más tranquilidad. —¿Estás bien? —le preguntaba Miller cada quince minutos, sin poder evitarlo. Ahora que era más consciente de que Eun llevaba a su hijo en su vientre, quería cuidarlo como un lobo protector. No iba a permitir que le faltara nada, y aunque Eun probablemente se hartaría de su preocupación excesiva, Miller no podía hacer otra cosa más que asegurarse de que todo estuviera en orden. Ahora tenía una nueva razón para luchar, y no pensaba fallarles.
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    Individual
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    Terminado
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  • La mañana en la ciudad era tranquila y silenciosa, rota solo por las sirenas lejanas y el eco de pasos apresurados en un callejón angosto. Cuatro ladrones corrían con bolsas llenas de billetes robados, creyéndose a salvo. Pero entonces, un viento violento los envolvió, seguido de un relámpago rojo y dorado que cegó sus ojos por un instante.

    —Vaya, vaya… —la voz sonó detrás de ellos, luego a la izquierda… y de pronto, a la derecha—. ¿Van a alguna parte... Además de la cárcel?.

    Los ladrones se giraron en todas direcciones, pero no había nadie… hasta que uno sintió un golpecito en su hombro. Se giró sobresaltado y ahí estaba: el velocista, apoyado contra la pared con los brazos cruzados y una sonrisa burlona bajo su máscara.

    —Deberían estirar antes de hacer ejercicio. No querrán calambres, ¿o sí?

    Uno de los criminales sacó un arma, pero antes de que siquiera pudiera apuntar, sintió un golpe en la mano. La pistola había desaparecido… ahora flotaba en el aire frente a ellos.

    —¿Buscabas esto? —preguntó el héroe, dándole vueltas a la pistola con un dedo antes de dejarla caer al suelo—. Saben, podrían simplemente rendirse. Ahorramos tiempo, yo vuelvo a casa a cenar, y ustedes evitan una vergüenza mayor.

    Uno de los ladrones intentó huir. Dio dos pasos… y se estampó contra un muro de ladrillos. Pero cuando parpadeó, se dio cuenta de que no era un muro. Era el velocista, sonriéndole desde su nueva posición.

    —Uy, qué mal, amigo. Intentaste irte por la salida rápida, y adivina quién es más rápido.

    Los ladrones intercambiaron miradas. Uno trató de arrojar su bolsa de dinero como distracción, otro intentó correr en dirección contraria… pero cada intento era frustrado en un abrir y cerrar de ojos. Uno fue desarmado antes de que su puño completara el trayecto. Otro terminó atado con su propia sudadera en un parpadeo.

    En menos de cinco segundos, los cuatro estaban apilados en el suelo, con las bolsas de dinero perfectamente ordenadas a un lado.

    —Bueno, ha sido divertido —dijo el héroe, sacudiéndose el polvo de las manos—. Pero me temo que la ley y yo tenemos una cita.

    Antes de que alguien pudiera protestar, un vendaval lo envolvió de nuevo. Y cuando los ladrones abrieron los ojos… él ya no estaba. A lo lejos, el sonido de sirenas se acercaba.

    Los ladrones solo pudieron suspirar, derrotados.

    -bien oficiales, aquí está el dinero robado y...-, girando en dirección a a un ciudadano, -aqui está su pertenencia robada, que tenga lindo Día-.
    La mañana en la ciudad era tranquila y silenciosa, rota solo por las sirenas lejanas y el eco de pasos apresurados en un callejón angosto. Cuatro ladrones corrían con bolsas llenas de billetes robados, creyéndose a salvo. Pero entonces, un viento violento los envolvió, seguido de un relámpago rojo y dorado que cegó sus ojos por un instante. —Vaya, vaya… —la voz sonó detrás de ellos, luego a la izquierda… y de pronto, a la derecha—. ¿Van a alguna parte... Además de la cárcel?. Los ladrones se giraron en todas direcciones, pero no había nadie… hasta que uno sintió un golpecito en su hombro. Se giró sobresaltado y ahí estaba: el velocista, apoyado contra la pared con los brazos cruzados y una sonrisa burlona bajo su máscara. —Deberían estirar antes de hacer ejercicio. No querrán calambres, ¿o sí? Uno de los criminales sacó un arma, pero antes de que siquiera pudiera apuntar, sintió un golpe en la mano. La pistola había desaparecido… ahora flotaba en el aire frente a ellos. —¿Buscabas esto? —preguntó el héroe, dándole vueltas a la pistola con un dedo antes de dejarla caer al suelo—. Saben, podrían simplemente rendirse. Ahorramos tiempo, yo vuelvo a casa a cenar, y ustedes evitan una vergüenza mayor. Uno de los ladrones intentó huir. Dio dos pasos… y se estampó contra un muro de ladrillos. Pero cuando parpadeó, se dio cuenta de que no era un muro. Era el velocista, sonriéndole desde su nueva posición. —Uy, qué mal, amigo. Intentaste irte por la salida rápida, y adivina quién es más rápido. Los ladrones intercambiaron miradas. Uno trató de arrojar su bolsa de dinero como distracción, otro intentó correr en dirección contraria… pero cada intento era frustrado en un abrir y cerrar de ojos. Uno fue desarmado antes de que su puño completara el trayecto. Otro terminó atado con su propia sudadera en un parpadeo. En menos de cinco segundos, los cuatro estaban apilados en el suelo, con las bolsas de dinero perfectamente ordenadas a un lado. —Bueno, ha sido divertido —dijo el héroe, sacudiéndose el polvo de las manos—. Pero me temo que la ley y yo tenemos una cita. Antes de que alguien pudiera protestar, un vendaval lo envolvió de nuevo. Y cuando los ladrones abrieron los ojos… él ya no estaba. A lo lejos, el sonido de sirenas se acercaba. Los ladrones solo pudieron suspirar, derrotados. -bien oficiales, aquí está el dinero robado y...-, girando en dirección a a un ciudadano, -aqui está su pertenencia robada, que tenga lindo Día-.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    ¡Hola! User nuevamente haciendo acto de presencia ♡

    Lamento si hay roles que todavía no he comenzado o continuado: tengo ciertas prioridades que requieren mi atención IRL y me cuesta un poco comenzar con el tiempo que tengo disponible. El hecho, también, de que anteriormente me he tomado el tiempo de comenzar roles y mi esfuerzo ha sido devuelto con un ghosting intenso no ha ayudado a que tome la iniciativa fácilmente. Pido disculpas por ello y me pondré a responder tan pronto como pueda.

    También quiero dejar en claro que, estoy dispuesta/abierta tanto a roles como a conversaciones por privado. De vez en cuando, iré posteando alguna que otra situación que pueda quizá ayudar a que la gente interactúe con Móiril. Ladra más que muerde, por ahora.

    Gracias por leer y disculpas por la tardanza ♡
    ¡Hola! User nuevamente haciendo acto de presencia ♡ Lamento si hay roles que todavía no he comenzado o continuado: tengo ciertas prioridades que requieren mi atención IRL y me cuesta un poco comenzar con el tiempo que tengo disponible. El hecho, también, de que anteriormente me he tomado el tiempo de comenzar roles y mi esfuerzo ha sido devuelto con un ghosting intenso no ha ayudado a que tome la iniciativa fácilmente. Pido disculpas por ello y me pondré a responder tan pronto como pueda. También quiero dejar en claro que, estoy dispuesta/abierta tanto a roles como a conversaciones por privado. De vez en cuando, iré posteando alguna que otra situación que pueda quizá ayudar a que la gente interactúe con Móiril. Ladra más que muerde, por ahora. Gracias por leer y disculpas por la tardanza ♡
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