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    //JAJA, pinché psicópata maaaan. Cuándo me dijo que me iba a spamear regalos creí que era broma, y entró a fic esperando a lo mejor una respuesta o talvez un regalo de alguien; Y VEO QUE TENGO COMO 20 NOTIFICACIONES, y todas de regalos de Lucifer XD. Nah, esq es un amor de persona.//
    //JAJA, pinché psicópata maaaan. Cuándo me dijo que me iba a spamear regalos creí que era broma, y entró a fic esperando a lo mejor una respuesta o talvez un regalo de alguien; Y VEO QUE TENGO COMO 20 NOTIFICACIONES, y todas de regalos de Lucifer XD. Nah, esq es un amor de persona.//
    Lucifer 𝕾𝖆𝖒𝖆𝖊𝖑 𝕸𝖔𝖗𝖓𝖎𝖓𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗 "— A LA VERGA!. No llores no llores no llores..." "— Hazme un hijo porfavor!... Ay, perdona me emocione un poquito jeje... Muchas gracias enserio; se te quiere, Y MUCHO!"
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    // Si tardo en contestar roles es por;

    1. Las notificaciones a veces son una mierda. No me importa que si veis que tardo y me veis activo me dejéis un mensajito en plan: (Oye, por si acaso te aviso que contesté al rol). No me importa en absoluto y lo agradezco de corazón.

    2- Me gusta tomarme mi tiempo para responder. Porque quiero disfrutar y que disfrutes la historia. No quiero acciones simples o vacías. Me gusta que mi personaje le busque sentido a las cosas y que el ambiente se sienta al detalle.

    3- Soy disléxico en grado alto. Tengo que repasar muchas veces lo escrito y aún así después siempre encuentro fallos que antes no vi. Es algo frustrante

    Gracias a todes por la paciencia
    // Si tardo en contestar roles es por; 1. Las notificaciones a veces son una mierda. No me importa que si veis que tardo y me veis activo me dejéis un mensajito en plan: (Oye, por si acaso te aviso que contesté al rol). No me importa en absoluto y lo agradezco de corazón. 2- Me gusta tomarme mi tiempo para responder. Porque quiero disfrutar y que disfrutes la historia. No quiero acciones simples o vacías. Me gusta que mi personaje le busque sentido a las cosas y que el ambiente se sienta al detalle. 3- Soy disléxico en grado alto. Tengo que repasar muchas veces lo escrito y aún así después siempre encuentro fallos que antes no vi. Es algo frustrante 😮‍💨 Gracias a todes por la paciencia 🙏❤️ :STK-25:
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    ;; Qué recuerdos cuando hace dos años no teníamos notificaciones push. Jo, me encanta cuanto ha evolucionado ficrol, en realidad.
    ;; Qué recuerdos cuando hace dos años no teníamos notificaciones push. Jo, me encanta cuanto ha evolucionado ficrol, en realidad.
    ;; ¿Os imagináis despertar, mirar el teléfono y ver 4, 5, 10 notificaciones push de FicRol avisando de respuestas, reacciones o DMs en vuestras cuentas? Así como que de sorpresa hayan implantado las notificaciones push en mitad de la noche.

    Yo ese día creo que me moriré, sí lo digo.
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  • El fin del mundo
    Fandom OC Original
    Categoría Original
    𝕯𝖊𝖗𝖆𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑

    Como rara vez pasaba, la alarma nunca sonó, y la mañana la tomó por sorpresa como quien despierta en una ciudad que ha decidido moverse sin avisarle. Lilian se tuvo que incorporar de un salto, el cabello rubio desordenado en un halo que apenas contenía con los dedos, y dejó la taza a medio terminar sobre la mesita y salió de su apartamento con la chaqueta aún desabrochada, una manga por dentro de una prisa que parecía tener su propia cadencia. Toronto respiraba frío y concreto; el pavimento olía a lluvia reciente y a gasolina, y los edificios levantaban ojos de vidrio que la miraban pasar. Corrió bajando las escaleras a prisa saludando solo a la vieja Lauren que como siempre le dijo “buenos días lili” y ella tan amable aunque con prisas respondido “buenos días señora Lau” aunque parecía tonto, la vieja Lau era su mejor amiga en el edificio, ambas igual de solas, una vez en el suelo corrió como quien huye de un recuerdo, sin mirar atrás, con la certeza inexplicable de que si se detenía el día la alcanzaría.

    El autobús al centro no era más que una línea entre su vida de mañanas y sus horas de tarde: el pequeño restaurante familiar en el corazón del centro —las mesas con mantel a cuadros, la cocina que olía a pan recién hecho y sopa de pollo— la esperaba para sostenerla con su ritmo sencillo, solo pedir ordenes, hacer sonreír a niños y tal vez escuchar uno que otro chisme.

    A mitad de cuadra, dando una vuelta choco aprisa con alguien, su cuerpo claramente cayo a el suelo, pero el tiempo no aguardaba
    -Lo siento.. perdona- Su bufanda junto a su celular ambos cayeron, pero apenas se dio cuenta, simplemente tomo rápido su bufanda de cuadros con solo un objetivo, no perder el autobús, olvidado por completo su celular en el suelo junto al desconocido, gracias a sus ágiles piernas logro subir sin notar el peso que había dejado atrás. En su cabeza ya repetía sonrisas, nombres de clientes, el orden de la mesa tres. El conductor le dio un gesto corto, la ciudad desfiló y ella tomo asiento, respirando finalmente por poder llegar a el trabajo, No fue hasta que las luces del restaurante —esas lámparas que parecían pequeñas lunas de consumo— la saludaron con su cálida indiferencia que sintió el hueco. Buscó el teléfono en el bolsillo con la misma delicadeza con la que abre un libro por la página correcta, y el frío de la ausencia le golpeó en el estómago.

    Miró el autobús irse esperando que le devolviera lo que le había quitado. El teléfono no apareció. Un murmullo sin nombre se paseó por su garganta —molesto, urgente— pero lo tragó. Había una regla antigua que sostenía: perder cosas casi nunca era tan peligroso como perder el control en público.

    Se permitió, apenas un segundo, la imagen de su teléfono tumbado en la acera, la pantalla encendida con notificaciones ajenas; la posibilidad de que un desconocido lo hubiera recogido y curioseara sus mensajes —esas líneas íntimas donde, por la noche, vaciaba todo lo que la existencia le negaba— la dejó con la piel de gallina. Su escritura, sus borradores sin guardar, las confesiones dirigidas a personajes que solo existían para ella; todo eso podía estar en manos ajenas. La idea le ardió como un hierro caliente.

    Respiró, respiró otra vez. La profesionalidad la abrazó como un viejo abrigo: sonrisa pulida, paso controlado, saludos precisos, un aura cálida que decía que todo estaba perfecto, cuando internamente grita y se desesperaba, muchos podrían decir que exageraban cuando los jóvenes decían que el celular era su todo, en el caso de Lilian, con una mala memoria y plena confianza en que jamas perdería su celular, si, era fin del mundo
    [nova_navy_mouse_914] Como rara vez pasaba, la alarma nunca sonó, y la mañana la tomó por sorpresa como quien despierta en una ciudad que ha decidido moverse sin avisarle. Lilian se tuvo que incorporar de un salto, el cabello rubio desordenado en un halo que apenas contenía con los dedos, y dejó la taza a medio terminar sobre la mesita y salió de su apartamento con la chaqueta aún desabrochada, una manga por dentro de una prisa que parecía tener su propia cadencia. Toronto respiraba frío y concreto; el pavimento olía a lluvia reciente y a gasolina, y los edificios levantaban ojos de vidrio que la miraban pasar. Corrió bajando las escaleras a prisa saludando solo a la vieja Lauren que como siempre le dijo “buenos días lili” y ella tan amable aunque con prisas respondido “buenos días señora Lau” aunque parecía tonto, la vieja Lau era su mejor amiga en el edificio, ambas igual de solas, una vez en el suelo corrió como quien huye de un recuerdo, sin mirar atrás, con la certeza inexplicable de que si se detenía el día la alcanzaría. El autobús al centro no era más que una línea entre su vida de mañanas y sus horas de tarde: el pequeño restaurante familiar en el corazón del centro —las mesas con mantel a cuadros, la cocina que olía a pan recién hecho y sopa de pollo— la esperaba para sostenerla con su ritmo sencillo, solo pedir ordenes, hacer sonreír a niños y tal vez escuchar uno que otro chisme. A mitad de cuadra, dando una vuelta choco aprisa con alguien, su cuerpo claramente cayo a el suelo, pero el tiempo no aguardaba -Lo siento.. perdona- Su bufanda junto a su celular ambos cayeron, pero apenas se dio cuenta, simplemente tomo rápido su bufanda de cuadros con solo un objetivo, no perder el autobús, olvidado por completo su celular en el suelo junto al desconocido, gracias a sus ágiles piernas logro subir sin notar el peso que había dejado atrás. En su cabeza ya repetía sonrisas, nombres de clientes, el orden de la mesa tres. El conductor le dio un gesto corto, la ciudad desfiló y ella tomo asiento, respirando finalmente por poder llegar a el trabajo, No fue hasta que las luces del restaurante —esas lámparas que parecían pequeñas lunas de consumo— la saludaron con su cálida indiferencia que sintió el hueco. Buscó el teléfono en el bolsillo con la misma delicadeza con la que abre un libro por la página correcta, y el frío de la ausencia le golpeó en el estómago. Miró el autobús irse esperando que le devolviera lo que le había quitado. El teléfono no apareció. Un murmullo sin nombre se paseó por su garganta —molesto, urgente— pero lo tragó. Había una regla antigua que sostenía: perder cosas casi nunca era tan peligroso como perder el control en público. Se permitió, apenas un segundo, la imagen de su teléfono tumbado en la acera, la pantalla encendida con notificaciones ajenas; la posibilidad de que un desconocido lo hubiera recogido y curioseara sus mensajes —esas líneas íntimas donde, por la noche, vaciaba todo lo que la existencia le negaba— la dejó con la piel de gallina. Su escritura, sus borradores sin guardar, las confesiones dirigidas a personajes que solo existían para ella; todo eso podía estar en manos ajenas. La idea le ardió como un hierro caliente. Respiró, respiró otra vez. La profesionalidad la abrazó como un viejo abrigo: sonrisa pulida, paso controlado, saludos precisos, un aura cálida que decía que todo estaba perfecto, cuando internamente grita y se desesperaba, muchos podrían decir que exageraban cuando los jóvenes decían que el celular era su todo, en el caso de Lilian, con una mala memoria y plena confianza en que jamas perdería su celular, si, era fin del mundo
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    // A ver, gentecita bonita. Necesito ayuda: ¿Dejé a alguien sin responder? Las notificaciones me van del asco y siento que algo me está faltando, pero no encuentro qué :(
    // A ver, gentecita bonita. Necesito ayuda: ¿Dejé a alguien sin responder? Las notificaciones me van del asco y siento que algo me está faltando, pero no encuentro qué :(
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    A los que andan espiando, los vuelvo cuervos, ranas, cachorros de lobo o esqueletos.
    ¿qué quieren?

    Edit:

    Wey ya, jajajajaja toda la pantallla llena de notificaciones
    A los que andan espiando, los vuelvo cuervos, ranas, cachorros de lobo o esqueletos. ¿qué quieren? Edit: Wey ya, jajajajaja toda la pantallla llena de notificaciones
    Me shockea
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  • - le empiezan a llover notificaciones de gatos(?)-

    Con un gato me basta no quiero más!!!
    Dejenmeee!!!
    - le empiezan a llover notificaciones de gatos(?)- Con un gato me basta no quiero más!!! Dejenmeee!!!
    Me enjaja
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  • ATLANTA — 2:47 A.M.

    Los tacones de Naoki resonaban con autoridad en el mármol del aeropuerto, como si cada paso marcara su territorio otra vez. Atlanta había sobrevivido sin ella por una semana… apenas.

    Apenas cruzó la terminal, el teléfono vibró por quinta vez. Mensajes, notificaciones, llamadas perdidas. Fans, prensa, haters, uno que otro ex que siempre la recordaba justo cuando brillaba. Típico.

    Naoki no respondió. Solo levantó la mirada, gafas oscuras en pleno amanecer y una sonrisa torcida, como si el cansancio no le afectara, como si la gira con la WWE no le hubiera quitado el alma, el sueño y dos uñas postizas. Aún así, su aura estaba intacta. Impecable. Desafiante. Imantada.

    —Mami’s home, —susurró para sí, dejando que las puertas automáticas se abrieran como si Atlanta fuera su amante esperándola con ansias.

    Una chaqueta negra oversized caía de sus hombros dejando ver la camiseta ajustada con el logo desgastado de Motörhead, combinada con un pantalón de cuero que claramente no era cómodo para volar, pero quién demonios pensaba en comodidad cuando se era el espectáculo.

    Sacó un cigarrillo sin prenderlo, solo por el gesto dramático de tenerlo entre los dedos mientras se acercaba al auto que ya la esperaba. El chofer apenas murmuró su nombre, y ella le respondió con un guiño ladino.

    —Tranquilo, nadie se va a poner celoso —bromeó para sí, al subir.

    Miró por la ventana mientras la ciudad pasaba, tan familiar como un ex que nunca se olvida. Recordó cada esquina, cada beso clandestino, cada pelea en el estacionamiento trasero de algún bar, cada promesa rota con sabor a tequila. Y sonrió.

    Atlanta tenía algo que ninguna otra ciudad: su caos estaba hecho a la medida del ego de Naoki.

    Sacó su teléfono, deslizó entre las notificaciones hasta abrir una conversación muy específica. No mandó texto. Solo una foto: su rostro cubierto por el celular en el baño.

    Sin palabras. Solo presencia.

    Naoki estaba de vuelta. Y eso, siempre traía consecuencias.
    ATLANTA — 2:47 A.M. Los tacones de Naoki resonaban con autoridad en el mármol del aeropuerto, como si cada paso marcara su territorio otra vez. Atlanta había sobrevivido sin ella por una semana… apenas. Apenas cruzó la terminal, el teléfono vibró por quinta vez. Mensajes, notificaciones, llamadas perdidas. Fans, prensa, haters, uno que otro ex que siempre la recordaba justo cuando brillaba. Típico. Naoki no respondió. Solo levantó la mirada, gafas oscuras en pleno amanecer y una sonrisa torcida, como si el cansancio no le afectara, como si la gira con la WWE no le hubiera quitado el alma, el sueño y dos uñas postizas. Aún así, su aura estaba intacta. Impecable. Desafiante. Imantada. —Mami’s home, —susurró para sí, dejando que las puertas automáticas se abrieran como si Atlanta fuera su amante esperándola con ansias. Una chaqueta negra oversized caía de sus hombros dejando ver la camiseta ajustada con el logo desgastado de Motörhead, combinada con un pantalón de cuero que claramente no era cómodo para volar, pero quién demonios pensaba en comodidad cuando se era el espectáculo. Sacó un cigarrillo sin prenderlo, solo por el gesto dramático de tenerlo entre los dedos mientras se acercaba al auto que ya la esperaba. El chofer apenas murmuró su nombre, y ella le respondió con un guiño ladino. —Tranquilo, nadie se va a poner celoso —bromeó para sí, al subir. Miró por la ventana mientras la ciudad pasaba, tan familiar como un ex que nunca se olvida. Recordó cada esquina, cada beso clandestino, cada pelea en el estacionamiento trasero de algún bar, cada promesa rota con sabor a tequila. Y sonrió. Atlanta tenía algo que ninguna otra ciudad: su caos estaba hecho a la medida del ego de Naoki. Sacó su teléfono, deslizó entre las notificaciones hasta abrir una conversación muy específica. No mandó texto. Solo una foto: su rostro cubierto por el celular en el baño. Sin palabras. Solo presencia. Naoki estaba de vuelta. Y eso, siempre traía consecuencias.
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  • //-Cuando me empiezan a llegar notificaciones de Miya y Santiago y yo aún no respondo (?) -

    Esperense malditos (?)



    https://vm.tiktok.com/ZMS3CyXTu/
    //-Cuando me empiezan a llegar notificaciones de Miya y Santiago y yo aún no respondo (?) - Esperense malditos (?) https://vm.tiktok.com/ZMS3CyXTu/
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    ||¿42 Notificaciones? ¿Hubo fiesta ayer y nadie me invitó? (?)
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