En la habitación hacia frio, el vaho era visible con la respiración, ante el la niña de 15 años a la cual había dado su primera comunión hacía unos años había desaparecido, se retorcía blasfemando.
—¡Satanas dominus meus est et condemnavit homines!
—En el nombre de dios deja a su hija. —Ezequiel se cuadro ante el demonio que había en la cama. —¡El poder de cristo te obliga!
El ser se quedo quieto y dos juegos de pupilas se hicieron presentes cuando clavo la mirada en el párroco.
—Oh Ezequiel, el nazareno llora en su cruz, le habéis fallado, habéis prostituido su palabra. Dime padre ¿a cuantas monjas te has fornicado? O no son…de tu agrado…prefieres los hombres…—Se paso las manos por el cuerpo de manera obscena. —¿más jóvenes quizás?
Ezequiel roció con el Acetre al ser impío. Que retrocedió siseando como una áspid.
—¡Silencio! ¿Cuál es tu nombre demonio?
—Llegas tarde cura…—El ser volvió su voz gruesa y tenebrosa. —¡PADRE EZEQUIEL LA ZORRA ES MIA, ARDERA EN EL INFIERNO!
El padre abrió los ojos incorporándose de la cama, solo era un sueño, un recuerdo se dijo para calmar su corazón desbocado. Miro el reloj digital de la mesita, los números verdes marcaban las 3:33 Am.
Tosió un poco tenia la garganta seca, y se acerco al mueble bar donde se sirvió un vaso de wiski, miro la estatuilla de cristo de la pared.
—Por favor, no me mires asi, es solo para dormir el dolor.
En la habitación hacia frio, el vaho era visible con la respiración, ante el la niña de 15 años a la cual había dado su primera comunión hacía unos años había desaparecido, se retorcía blasfemando.
—¡Satanas dominus meus est et condemnavit homines!
—En el nombre de dios deja a su hija. —Ezequiel se cuadro ante el demonio que había en la cama. —¡El poder de cristo te obliga!
El ser se quedo quieto y dos juegos de pupilas se hicieron presentes cuando clavo la mirada en el párroco.
—Oh Ezequiel, el nazareno llora en su cruz, le habéis fallado, habéis prostituido su palabra. Dime padre ¿a cuantas monjas te has fornicado? O no son…de tu agrado…prefieres los hombres…—Se paso las manos por el cuerpo de manera obscena. —¿más jóvenes quizás?
Ezequiel roció con el Acetre al ser impío. Que retrocedió siseando como una áspid.
—¡Silencio! ¿Cuál es tu nombre demonio?
—Llegas tarde cura…—El ser volvió su voz gruesa y tenebrosa. —¡PADRE EZEQUIEL LA ZORRA ES MIA, ARDERA EN EL INFIERNO!
El padre abrió los ojos incorporándose de la cama, solo era un sueño, un recuerdo se dijo para calmar su corazón desbocado. Miro el reloj digital de la mesita, los números verdes marcaban las 3:33 Am.
Tosió un poco tenia la garganta seca, y se acerco al mueble bar donde se sirvió un vaso de wiski, miro la estatuilla de cristo de la pared.
—Por favor, no me mires asi, es solo para dormir el dolor.