• ROL ABIERTO-

    -Antigua China,- En la hermosa y reciente entrada de la primavera, cada atardecer era un mágico espectacuo entre aquellas lejanas montañas donde la pequeña Secta Jixuan se comenzaba a alzar desde sus tiernos inicios, de pocos discipulos pero muy diligentes, asi como personas de servicio que eran un poco mayores o ancianos que solian brindar sabiduría a ls jovenes.
    Un hermoso espacio rodeado de montañas que servían de murallas y fieles centinelas; desde su despertar con los primeros rayos de sol, hasta la apacible noche con ese resplandor lunar que bañaba cada rincón de aquel pacifico sitio y sus moradores.

    Siendo cuidado por sus dos maestros principales, Xiao Xingchen conocido tambien como suave brisa y brillante Luna, y Xue Yang Chengmei, un antiguo cultivador de practicas de energía resentida, aunque ahora gracias a su encuentro con ese joven monje sus dias de travesuras habian sido remplazadas por alegrias y juegos.

    Al culminar sus actividades por la tarde, despues de enseñar a los jovenes estudiantes y practicar un poco de metitación se tomó un momento para poder darse una ducha en el manantial, dejando sus interiores puestos sobre sus hombros y asi relajar sus musculos del ejercicio diario, no solo de practico de esgrima sino tambien cuidar el huerto y los alrededores requerian su atencion-
    ROL ABIERTO- -Antigua China,- En la hermosa y reciente entrada de la primavera, cada atardecer era un mágico espectacuo entre aquellas lejanas montañas donde la pequeña Secta Jixuan se comenzaba a alzar desde sus tiernos inicios, de pocos discipulos pero muy diligentes, asi como personas de servicio que eran un poco mayores o ancianos que solian brindar sabiduría a ls jovenes. Un hermoso espacio rodeado de montañas que servían de murallas y fieles centinelas; desde su despertar con los primeros rayos de sol, hasta la apacible noche con ese resplandor lunar que bañaba cada rincón de aquel pacifico sitio y sus moradores. Siendo cuidado por sus dos maestros principales, Xiao Xingchen conocido tambien como suave brisa y brillante Luna, y Xue Yang Chengmei, un antiguo cultivador de practicas de energía resentida, aunque ahora gracias a su encuentro con ese joven monje sus dias de travesuras habian sido remplazadas por alegrias y juegos. Al culminar sus actividades por la tarde, despues de enseñar a los jovenes estudiantes y practicar un poco de metitación se tomó un momento para poder darse una ducha en el manantial, dejando sus interiores puestos sobre sus hombros y asi relajar sus musculos del ejercicio diario, no solo de practico de esgrima sino tambien cuidar el huerto y los alrededores requerian su atencion-
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Según sus votos... El mejor personaje que roleado desde que llegue a este sitio a sido Li Mei en primer lugar y Polaris en el segundo... Increible cómo le va cariño a ellas dos.
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  • https://m.youtube.com/watch?v=MeIghGj6ON4&pp=ygUfZmFsbGluZyBhd2F5IGZyb20gbWUgZHJ1bXMgb25seQ%3D%3D

    *Sentado en su batería se colocaba sus audifonos bloqueadores de sonido y empezaba a tocar esta canción en batería*
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  • Mumei se sentía agotada.

    El peso de tantas responsabilidades hacía que se caiga en el fondo de sus pensamientos.

    Pensamientos no tan buenos, en donde cuestionaba su propósito, su deber, su propia vida. ¿Era tan difícil ser feliz? ¿No se suponía que la guardiana de la civilizacion debía...comportarse?

    Tantas dudas en su mente le generaron un pequeño sentimiento de soledad, y su escape de la realidad era subir a los precipicios más altos, a seguir torturándose con el "¿qué hubiera pasado si...?"

    Se sentía harta.

    "¿Qué pasaría si me caigo?"
    Mumei se sentía agotada. El peso de tantas responsabilidades hacía que se caiga en el fondo de sus pensamientos. Pensamientos no tan buenos, en donde cuestionaba su propósito, su deber, su propia vida. ¿Era tan difícil ser feliz? ¿No se suponía que la guardiana de la civilizacion debía...comportarse? Tantas dudas en su mente le generaron un pequeño sentimiento de soledad, y su escape de la realidad era subir a los precipicios más altos, a seguir torturándose con el "¿qué hubiera pasado si...?" Se sentía harta. "¿Qué pasaría si me caigo?"
    Me entristece
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  • — Mumei acababa de convocar a Fauna al bosque, ya que suponía que quizá en aquél lugar, su mayor podría sentirse más cómoda.
    Mientras la esperaba, decidió subirse a la rama de un árbol y empezar a hablar con su pequeño amigo de papel. ¿Que si estaba nerviosa? Pues ¡Claro que lo estaba! Era prácticamente la segunda vez que podría hablar con aquella guardiana después de muchísimo tiempo.

    Amiguito, ¿crees que le llegue a caer bien después de todo? No lo sé, tengo nervios y cierto miedo.

    — Claramente, su creación no hablaba, simplemente estaba ahí para acompañarla, y eso le bastaba. Mumei era una chica muy sensible, y disfrutaba la compañía, aunque sea solo sentarse en silencio, y su amiguito era su mayor compañía. El estuvo en el peor momento de Mumei, donde ella llegaba a cuestionarse su propia existencia. Y en su mejor momento, donde había hablado con sus amigas por primera vez.

    Ceres Fauna
    — Mumei acababa de convocar a Fauna al bosque, ya que suponía que quizá en aquél lugar, su mayor podría sentirse más cómoda. Mientras la esperaba, decidió subirse a la rama de un árbol y empezar a hablar con su pequeño amigo de papel. ¿Que si estaba nerviosa? Pues ¡Claro que lo estaba! Era prácticamente la segunda vez que podría hablar con aquella guardiana después de muchísimo tiempo. Amiguito, ¿crees que le llegue a caer bien después de todo? No lo sé, tengo nervios y cierto miedo. — Claramente, su creación no hablaba, simplemente estaba ahí para acompañarla, y eso le bastaba. Mumei era una chica muy sensible, y disfrutaba la compañía, aunque sea solo sentarse en silencio, y su amiguito era su mayor compañía. El estuvo en el peor momento de Mumei, donde ella llegaba a cuestionarse su propia existencia. Y en su mejor momento, donde había hablado con sus amigas por primera vez. [Ceresfaun4]
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  • You who I pray to, I desolate too
    Consecrate you, I love and hate you
    Hum a hymn to, Scylla I swim to
    Watch a whirlpool spin and jump into
    You know you make me wanna run away
    Kingdom come, you make me wanna stay
    Magnify you, sanctify you
    Glorify, you make me wanna die too


    Mais ma meilleure ennemie, c'est toi
    Fuis-moi, le pire, c'est toi et moi, et moi
    You who I pray to, I desolate too Consecrate you, I love and hate you Hum a hymn to, Scylla I swim to Watch a whirlpool spin and jump into You know you make me wanna run away Kingdom come, you make me wanna stay Magnify you, sanctify you Glorify, you make me wanna die too Mais ma meilleure ennemie, c'est toi Fuis-moi, le pire, c'est toi et moi, et moi
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  • — La jóven Mumei se sentía ciertamente cansada, pero, al mismo tiempo alegre de poder ver a sus amigas de nuevo. Cerró sus ojos durante unos segundos para meditar aun estando encima de aquél poste.

    Qué lindo estar de nuevo...
    — La jóven Mumei se sentía ciertamente cansada, pero, al mismo tiempo alegre de poder ver a sus amigas de nuevo. Cerró sus ojos durante unos segundos para meditar aun estando encima de aquél poste. Qué lindo estar de nuevo...
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  • 𝖕𝖚𝖑𝖘𝖎𝖔𝖓
    Fandom OC
    Categoría Original
             ────────────────────┐
             𝗿𝗲𝗰𝘂𝗲𝗿𝗱𝗼, 𝗰𝘂𝗿𝘀𝗮𝗱𝗼 𝗲𝗻 𝗱𝘄𝗺𝗮
             ! 𝘵𝘸: 𝘮𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘴𝘢𝘯𝘨𝘳𝘦
           └────────────────────


    El sol se ocultaba con pereza en el horizonte, dibujando sombras que se extendían a lo largo de la sala de entrenamiento, estirándose más y más a medida que el tiempo pasaba. El eco de sus pasos y movimientos se sentía nítido en tal soledad, como si el mundo se redujera a ese intercambio entre ellos.

    Por supuesto que la práctica más común era el entrenamiento de meister y arma, pero este combate entre Dmitry y Yua cumplía un propósito distinto: sin transformaciones ni resonancia en la que apoyarse, se veían obligados a comunicarse con algo más que palabras o técnica. Era otra forma de leer al otro, de escuchar su alma en el movimiento, en las pausas, en la duda. Era entrenamiento, sí… pero también una conversación. Una manera más visceral y cruda de conocerse que ambos preferían.

    Había pasado suficiente tiempo como para que el cansancio dejara de ser una idea y empezara a sentirse en cada movimiento, cada respiración. Ella se movía con naturalidad, como si la gravedad no le afectara del mismo modo que al resto. Ligera, veloz, impredecible. Dimitry echó un suspiro pesado y lento, girando lentamente sobre sus talones, sus ojos siguiendo los movimientos de Yua con una precisión quirúrgica; midiendo, calculando.

    —¿Una última? —Murmuró sin urgencia.

    Yua sonrió, desafiante, y volvió a lanzarse hacia él con la misma energía desbordante que la caracterizaba. Buscaba abrir una brecha, una grieta en su defensa. Se movía con agilidad, fintando a la izquierda para desviar la atención de Dima antes de pivotar hacia la derecha. Él bloqueó el primer golpe con el antebrazo, pero ella ya se había impulsado hacia su flanco, intentando colarse por su guardia.

    Sus movimientos eran rápidos, casi como una coreografía que no perdía el factor orgánico. Claro que se conocían lo suficiente como para anticiparse mutuamente, pero no tanto como para dejar de sorprenderse. Yua giró sobre sí misma y volvió a arremeter, esta vez desde abajo. Dmitry se vio obligado a retroceder, su respiración controlada, ojos fijos en ella. Esperaba el siguiente paso. Siempre había uno más.

    Fue entonces cuando notó un pequeño desliz.

    El filo apenas perceptible del arma de práctica que él sostenía —una extensión incompleta de su forma real— rozó su mejilla cuando ella se acercó más de la cuenta. Fue un instante, una fracción de segundo; el impacto fue leve, el sonido inexistente. Pero la sangre, no…

    Una fina línea roja se dibujó sobre su piel, cruzando su pómulo izquierdo, justo debajo del ojo. Brillante. Escarlata. Inesperada. Yua apenas reaccionó. Soltó una risa rápida, como si no le diera importancia.

    —¿Esa fue tu manera toda zen de decir que me estoy parando como un poste? Qué considerado… —bromeó con sarcasmo, apartándolo de un gentil empujón.

    Él no respondió. No podía. En aquel momento, sintió que el tiempo se ralentizó sólo para él, casi en trance, mientras observaba la forma en que la sangre se deslizaba con suavidad por la curva de su rostro. El contraste con su piel. El recuerdo del primer combate real que compartieron. El día en que despertó su forma de arma. Aquella pulsión que sentía desde la boca de su estómago mientras contemplaba aquella línea carmesí… No era preocupación, ni era deseo. Era… otra cosa mucho más primitiva. Mucho más íntima.

    Un leve rubor comenzó a subirle por el cuello, extendiéndose hasta sus mejillas y orejas. No era visible a simple vista, pero él lo sentía con bastante claridad. Un calor incómodo que inundó su cuerpo. Se obligó a apartar la vista.

    —Mala mía —exhaló, alborotando su cabello con frustración, como si estuviera tratando de centrarse nuevamente en sí.

    Yua se cruzó de brazos, girando sus ojos mientras barría el rastro de aquella línea granate con el dorso de la mano.

    —Ay, bebi, tampoco para tanto. Es sparring… —Hizo una pequeña pausa, como si algo hubiera recordado un detalle sumamente importante—. Pero si esto me deja una marca, el próximo entrenamiento te la devuelvo. ¿Volvemos a casa ya? Estoy que apesto, me quiero dar un baño urgente.

    Dmitry asintió en silencio, mientras se preparaba para juntar sus cosas y retirarse junto a su meister. Si bien aparentaba estar presente, su mente estaba atrapada en otro lugar, aún procesando lo que acababa de pasar. ¿Qué era eso? ¿Una respuesta instintiva? ¿Un reflejo condicionado? ¿O algo más profundo… más difícil de aceptar? No sabía qué lo había provocado exactamente. ¿La sangre? ¿Ella? ¿La combinación de ambos? ¿Y si no podía contenerlo la próxima vez? O peor, ¿y si se tornaba en algo peligroso para ambos? Tenía demasiadas preguntas, y todas indicaban que sería algo oscuro de indagar. En cualquier caso, no podía dejar que Yua sospechara de nada. No mientras todavía no supiera responderse estas dudas.

    —Vamos. Te haré algo para cenar por la molestia —dijo sin mirarla, extendiendo un paño húmedo en su dirección—. Postre incluido.
             ────────────────────┐          𝗿𝗲𝗰𝘂𝗲𝗿𝗱𝗼, 𝗰𝘂𝗿𝘀𝗮𝗱𝗼 𝗲𝗻 𝗱𝘄𝗺𝗮          ! 𝘵𝘸: 𝘮𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘴𝘢𝘯𝘨𝘳𝘦        └──────────────────── El sol se ocultaba con pereza en el horizonte, dibujando sombras que se extendían a lo largo de la sala de entrenamiento, estirándose más y más a medida que el tiempo pasaba. El eco de sus pasos y movimientos se sentía nítido en tal soledad, como si el mundo se redujera a ese intercambio entre ellos. Por supuesto que la práctica más común era el entrenamiento de meister y arma, pero este combate entre Dmitry y Yua cumplía un propósito distinto: sin transformaciones ni resonancia en la que apoyarse, se veían obligados a comunicarse con algo más que palabras o técnica. Era otra forma de leer al otro, de escuchar su alma en el movimiento, en las pausas, en la duda. Era entrenamiento, sí… pero también una conversación. Una manera más visceral y cruda de conocerse que ambos preferían. Había pasado suficiente tiempo como para que el cansancio dejara de ser una idea y empezara a sentirse en cada movimiento, cada respiración. Ella se movía con naturalidad, como si la gravedad no le afectara del mismo modo que al resto. Ligera, veloz, impredecible. Dimitry echó un suspiro pesado y lento, girando lentamente sobre sus talones, sus ojos siguiendo los movimientos de Yua con una precisión quirúrgica; midiendo, calculando. —¿Una última? —Murmuró sin urgencia. Yua sonrió, desafiante, y volvió a lanzarse hacia él con la misma energía desbordante que la caracterizaba. Buscaba abrir una brecha, una grieta en su defensa. Se movía con agilidad, fintando a la izquierda para desviar la atención de Dima antes de pivotar hacia la derecha. Él bloqueó el primer golpe con el antebrazo, pero ella ya se había impulsado hacia su flanco, intentando colarse por su guardia. Sus movimientos eran rápidos, casi como una coreografía que no perdía el factor orgánico. Claro que se conocían lo suficiente como para anticiparse mutuamente, pero no tanto como para dejar de sorprenderse. Yua giró sobre sí misma y volvió a arremeter, esta vez desde abajo. Dmitry se vio obligado a retroceder, su respiración controlada, ojos fijos en ella. Esperaba el siguiente paso. Siempre había uno más. Fue entonces cuando notó un pequeño desliz. El filo apenas perceptible del arma de práctica que él sostenía —una extensión incompleta de su forma real— rozó su mejilla cuando ella se acercó más de la cuenta. Fue un instante, una fracción de segundo; el impacto fue leve, el sonido inexistente. Pero la sangre, no… Una fina línea roja se dibujó sobre su piel, cruzando su pómulo izquierdo, justo debajo del ojo. Brillante. Escarlata. Inesperada. Yua apenas reaccionó. Soltó una risa rápida, como si no le diera importancia. —¿Esa fue tu manera toda zen de decir que me estoy parando como un poste? Qué considerado… —bromeó con sarcasmo, apartándolo de un gentil empujón. Él no respondió. No podía. En aquel momento, sintió que el tiempo se ralentizó sólo para él, casi en trance, mientras observaba la forma en que la sangre se deslizaba con suavidad por la curva de su rostro. El contraste con su piel. El recuerdo del primer combate real que compartieron. El día en que despertó su forma de arma. Aquella pulsión que sentía desde la boca de su estómago mientras contemplaba aquella línea carmesí… No era preocupación, ni era deseo. Era… otra cosa mucho más primitiva. Mucho más íntima. Un leve rubor comenzó a subirle por el cuello, extendiéndose hasta sus mejillas y orejas. No era visible a simple vista, pero él lo sentía con bastante claridad. Un calor incómodo que inundó su cuerpo. Se obligó a apartar la vista. —Mala mía —exhaló, alborotando su cabello con frustración, como si estuviera tratando de centrarse nuevamente en sí. Yua se cruzó de brazos, girando sus ojos mientras barría el rastro de aquella línea granate con el dorso de la mano. —Ay, bebi, tampoco para tanto. Es sparring… —Hizo una pequeña pausa, como si algo hubiera recordado un detalle sumamente importante—. Pero si esto me deja una marca, el próximo entrenamiento te la devuelvo. ¿Volvemos a casa ya? Estoy que apesto, me quiero dar un baño urgente. Dmitry asintió en silencio, mientras se preparaba para juntar sus cosas y retirarse junto a su meister. Si bien aparentaba estar presente, su mente estaba atrapada en otro lugar, aún procesando lo que acababa de pasar. ¿Qué era eso? ¿Una respuesta instintiva? ¿Un reflejo condicionado? ¿O algo más profundo… más difícil de aceptar? No sabía qué lo había provocado exactamente. ¿La sangre? ¿Ella? ¿La combinación de ambos? ¿Y si no podía contenerlo la próxima vez? O peor, ¿y si se tornaba en algo peligroso para ambos? Tenía demasiadas preguntas, y todas indicaban que sería algo oscuro de indagar. En cualquier caso, no podía dejar que Yua sospechara de nada. No mientras todavía no supiera responderse estas dudas. —Vamos. Te haré algo para cenar por la molestia —dijo sin mirarla, extendiendo un paño húmedo en su dirección—. Postre incluido.
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  • Xue Yang
    Aún recuerdas nuestros años en ciudad Yi?
    [XueChengmei] Aún recuerdas nuestros años en ciudad Yi?
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  • No estas nervioso verdad A-Yang?
    Xue Yang
    No estas nervioso verdad A-Yang? [XueChengmei]
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