• 🐾 El Día de las Bestias Eternas
    Fandom Mitologica
    Categoría Original
    El Inframundo despierta con un murmullo antiguo.
    Desde los abismos más hondos del Erebo hasta las riberas del Leteo, una vibración recorre las sombras: un llamado que ni los vivos ni los muertos pueden ignorar.
    Hoy no hay lamentos. Hoy no hay castigos.
    Hoy, incluso en la oscuridad más profunda, se celebra la existencia de lo salvaje.
    Es el Día de los Animales, y los reinos del más allá se preparan para honrar a quienes han custodiado las fronteras de la eternidad.

    En el gran salón de obsidiana, donde los muros laten como un corazón dormido, las antorchas se encienden una a una con fuego azul.
    Las criaturas del Inframundo se congregan: lobos de humo, aves de ceniza, serpientes de fuego líquido y caballos hechos de polvo y viento.
    Todas aguardan en silencio.
    El trono vacío brilla con reflejos de piedra viva.
    Y en el centro del salón, Cerbero emerge de las sombras.

    El guardián de las Puertas del Hades camina con paso firme, las tres cabezas en perfecta armonía, los ojos ardiendo como soles en la penumbra.
    A su alrededor, las almas se inclinan, reconociendo en él no solo al protector, sino al símbolo eterno de la lealtad y la fuerza.

    Desde lo alto, Perséfone, Reina del Inframundo, desciende envuelta en un resplandor tenue.
    En sus manos sostiene una corona forjada con hierro de estrella caída, adornada con tres gemas:
    una roja por la furia,
    una negra por la noche,
    y una blanca por la lealtad.

    A su lado, una presencia luminosa se acerca: Albina, la cabra blanca del Inframundo.
    Su pelaje brilla como la luna sobre la piedra, y donde sus pezuñas tocan el suelo, florecen pequeñas flores grises, las únicas que crecen en aquel reino sin sol.
    Las criaturas se apartan en respeto; la conocen como mensajera de paz y consejera de las almas olvidadas.

    Perséfone levanta la corona y, con voz que es decreto y bendición, pronuncia:

    “Hoy, el Inframundo celebra el Día de las Bestias Eternas.
    Hoy, las criaturas que sirven, vigilan y aman son honradas.
    Cerbero, guardián del Umbral, tu lealtad ha sido tu trono.
    Desde este instante, no serás solo guardián… serás Rey de las Bestias Eternas.
    Y tú, Albina, serás su guía, su conciencia, su equilibrio.”

    Cuando la corona toca las tres frentes de Cerbero, una ola de fuego blanco recorre el salón.
    El suelo vibra, los ríos cambian su curso, y las almas aúllan con júbilo.
    Las tres cabezas del nuevo rey alzan su mirada en silencio: no hay palabras, solo un rugido interno que el universo siente.

    Albina da un paso adelante.
    De su presencia emana calma, y una flor nace en medio del fuego: la primera flor del Inframundo.
    La Reina sonríe, y con ese gesto, el orden del reino cambia para siempre.
    El trono ya no pertenece al miedo, sino al equilibrio.

    Entonces, las puertas del salón se abren.
    Una marea de luz y sombras invade el aire.
    Comienza el Desfile de los Fieles.

    Por los corredores de piedra líquida, las criaturas del Inframundo marchan en honor a sus nuevos soberanos.
    Los Lobos del Leteo avanzan primero, con pelaje translúcido y ojos de agua.
    Sus pasos resuenan como tambores lejanos.
    Sobre ellos vuelan los Cuervos de Estigia, cuyas plumas de humo caen lentamente como ceniza brillante.
    Las Serpientes del Erebo reptan entre las columnas, formando símbolos sagrados que parpadean con fuego antes de desvanecerse.
    Y desde las llanuras de Tártaro llegan los Caballos de Ceniza, trotando en el aire, dejando huellas de luz efímera.

    Cerbero avanza entre ellos, majestuoso, silencioso.
    Sus cabezas giran lentamente, observando a cada una de las criaturas con atención.
    No impone dominio, sino presencia.
    A su lado, Albina camina despacio, irradiando serenidad.
    Una pequeña alma —una liebre hecha de humo— se acerca temerosa.
    Albina la mira con ternura y, al tocarla con su frente, la transforma en un destello que asciende hasta las estrellas del techo abismal.

    El desfile se extiende durante horas eternas.
    Sobre ellos, el cielo del Inframundo se cubre de luces verdes y violetas: auroras imposibles que ondulan como espíritus danzantes.
    Cada chispa que cae es el eco de un alma animal que regresa por un instante para rendir homenaje.

    Cuando la procesión llega al círculo central, Albina se detiene.
    Su luz se expande como un manto que cubre a Cerbero, a las criaturas, a todo el reino.
    Por un breve momento, el Inframundo entero respira al unísono.
    No hay condena. No hay dolor.
    Solo respeto.
    Solo comunión.

    El fuego se atenúa, las criaturas se disuelven lentamente en el aire, dejando tras de sí rastros de luz.
    El silencio regresa, pero es un silencio distinto: un silencio lleno de vida.
    En el centro, Cerbero permanece inmóvil, imponente.
    Albina se recuesta a su lado, sus ojos reflejando el resplandor de las llamas que no consumen.

    Desde su trono, Perséfone observa en silencio, y una leve sonrisa cruza su rostro.
    El Inframundo ha cambiado.
    Bajo su tierra y bajo su ley, ahora reina la fuerza, pero también la compasión.

    Y así, mientras las últimas brasas del desfile flotan en el aire, los abismos entienden su nueva verdad:
    que incluso en la oscuridad más profunda, los animales tienen un reino, un rey y una guardiana.
    Y que, cada año, en el Día de las Bestias Eternas, el Inframundo entero recordará que la lealtad es la forma más pura del alma.
    El Inframundo despierta con un murmullo antiguo. Desde los abismos más hondos del Erebo hasta las riberas del Leteo, una vibración recorre las sombras: un llamado que ni los vivos ni los muertos pueden ignorar. Hoy no hay lamentos. Hoy no hay castigos. Hoy, incluso en la oscuridad más profunda, se celebra la existencia de lo salvaje. Es el Día de los Animales, y los reinos del más allá se preparan para honrar a quienes han custodiado las fronteras de la eternidad. En el gran salón de obsidiana, donde los muros laten como un corazón dormido, las antorchas se encienden una a una con fuego azul. Las criaturas del Inframundo se congregan: lobos de humo, aves de ceniza, serpientes de fuego líquido y caballos hechos de polvo y viento. Todas aguardan en silencio. El trono vacío brilla con reflejos de piedra viva. Y en el centro del salón, Cerbero emerge de las sombras. El guardián de las Puertas del Hades camina con paso firme, las tres cabezas en perfecta armonía, los ojos ardiendo como soles en la penumbra. A su alrededor, las almas se inclinan, reconociendo en él no solo al protector, sino al símbolo eterno de la lealtad y la fuerza. Desde lo alto, Perséfone, Reina del Inframundo, desciende envuelta en un resplandor tenue. En sus manos sostiene una corona forjada con hierro de estrella caída, adornada con tres gemas: una roja por la furia, una negra por la noche, y una blanca por la lealtad. A su lado, una presencia luminosa se acerca: Albina, la cabra blanca del Inframundo. Su pelaje brilla como la luna sobre la piedra, y donde sus pezuñas tocan el suelo, florecen pequeñas flores grises, las únicas que crecen en aquel reino sin sol. Las criaturas se apartan en respeto; la conocen como mensajera de paz y consejera de las almas olvidadas. Perséfone levanta la corona y, con voz que es decreto y bendición, pronuncia: “Hoy, el Inframundo celebra el Día de las Bestias Eternas. Hoy, las criaturas que sirven, vigilan y aman son honradas. Cerbero, guardián del Umbral, tu lealtad ha sido tu trono. Desde este instante, no serás solo guardián… serás Rey de las Bestias Eternas. Y tú, Albina, serás su guía, su conciencia, su equilibrio.” Cuando la corona toca las tres frentes de Cerbero, una ola de fuego blanco recorre el salón. El suelo vibra, los ríos cambian su curso, y las almas aúllan con júbilo. Las tres cabezas del nuevo rey alzan su mirada en silencio: no hay palabras, solo un rugido interno que el universo siente. Albina da un paso adelante. De su presencia emana calma, y una flor nace en medio del fuego: la primera flor del Inframundo. La Reina sonríe, y con ese gesto, el orden del reino cambia para siempre. El trono ya no pertenece al miedo, sino al equilibrio. Entonces, las puertas del salón se abren. Una marea de luz y sombras invade el aire. Comienza el Desfile de los Fieles. Por los corredores de piedra líquida, las criaturas del Inframundo marchan en honor a sus nuevos soberanos. Los Lobos del Leteo avanzan primero, con pelaje translúcido y ojos de agua. Sus pasos resuenan como tambores lejanos. Sobre ellos vuelan los Cuervos de Estigia, cuyas plumas de humo caen lentamente como ceniza brillante. Las Serpientes del Erebo reptan entre las columnas, formando símbolos sagrados que parpadean con fuego antes de desvanecerse. Y desde las llanuras de Tártaro llegan los Caballos de Ceniza, trotando en el aire, dejando huellas de luz efímera. Cerbero avanza entre ellos, majestuoso, silencioso. Sus cabezas giran lentamente, observando a cada una de las criaturas con atención. No impone dominio, sino presencia. A su lado, Albina camina despacio, irradiando serenidad. Una pequeña alma —una liebre hecha de humo— se acerca temerosa. Albina la mira con ternura y, al tocarla con su frente, la transforma en un destello que asciende hasta las estrellas del techo abismal. El desfile se extiende durante horas eternas. Sobre ellos, el cielo del Inframundo se cubre de luces verdes y violetas: auroras imposibles que ondulan como espíritus danzantes. Cada chispa que cae es el eco de un alma animal que regresa por un instante para rendir homenaje. Cuando la procesión llega al círculo central, Albina se detiene. Su luz se expande como un manto que cubre a Cerbero, a las criaturas, a todo el reino. Por un breve momento, el Inframundo entero respira al unísono. No hay condena. No hay dolor. Solo respeto. Solo comunión. El fuego se atenúa, las criaturas se disuelven lentamente en el aire, dejando tras de sí rastros de luz. El silencio regresa, pero es un silencio distinto: un silencio lleno de vida. En el centro, Cerbero permanece inmóvil, imponente. Albina se recuesta a su lado, sus ojos reflejando el resplandor de las llamas que no consumen. Desde su trono, Perséfone observa en silencio, y una leve sonrisa cruza su rostro. El Inframundo ha cambiado. Bajo su tierra y bajo su ley, ahora reina la fuerza, pero también la compasión. Y así, mientras las últimas brasas del desfile flotan en el aire, los abismos entienden su nueva verdad: que incluso en la oscuridad más profunda, los animales tienen un reino, un rey y una guardiana. Y que, cada año, en el Día de las Bestias Eternas, el Inframundo entero recordará que la lealtad es la forma más pura del alma.
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    Individual
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    Cualquier línea
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  • El bosque de la bestia
    Fandom OC
    Categoría Aventura
    Contexto:

    (Eres un/a viajero/aventurero que necesita atravesar el bosque de la bestia y te perdiste)


    El ocaso púrpura se colaba entre las copas de los árboles, llevándose consigo la luz solar que había servido como guía al viajero/a que atravesaba ese bosque. Además, las nubes comenzaban a oscurecerse junto con el cielo, cubriendo la luna y las estrellas. Estába oscuro, no había una sola luz en el bosque más allá de un par de luciérnagas que merodeaban por la zona.

    Esto era malo, el bosque de las bestias era dominado por diferentes criaturas, cazadores, carroñeros, todos con habilidades sobrenaturales que conocían el bosque como la palma de sus patas. El viento aullaba violentamente, sacudiendo los árboles, apagando las lámparas que podría cargar el viajero. Y la tierra fangosa hundía a quien caminara sobre ella, dificultando caminar o correr.

    Finalmente, chocó con una roca que estába suelta, y al tocar, sonaba hueco. Era una cueva, una larga por lo visto. La piedra que tapaba parcialmente la entrada no era demasiado pesada, y aunque no era fácil ver, el camino no era demasiado inclinado ni empedrado. Pero entre la oscuridad se escuchaba un siseo constante. Y el viajero continuaba sentiendo que algo lo observaba. Tras dar un par de pasos más, sintió algo crujir bajo sus pies, y finalmente, una voz susurró detrás del sujeto.

    – Estás pisando mis ramas –

    Contexto: (Eres un/a viajero/aventurero que necesita atravesar el bosque de la bestia y te perdiste) El ocaso púrpura se colaba entre las copas de los árboles, llevándose consigo la luz solar que había servido como guía al viajero/a que atravesaba ese bosque. Además, las nubes comenzaban a oscurecerse junto con el cielo, cubriendo la luna y las estrellas. Estába oscuro, no había una sola luz en el bosque más allá de un par de luciérnagas que merodeaban por la zona. Esto era malo, el bosque de las bestias era dominado por diferentes criaturas, cazadores, carroñeros, todos con habilidades sobrenaturales que conocían el bosque como la palma de sus patas. El viento aullaba violentamente, sacudiendo los árboles, apagando las lámparas que podría cargar el viajero. Y la tierra fangosa hundía a quien caminara sobre ella, dificultando caminar o correr. Finalmente, chocó con una roca que estába suelta, y al tocar, sonaba hueco. Era una cueva, una larga por lo visto. La piedra que tapaba parcialmente la entrada no era demasiado pesada, y aunque no era fácil ver, el camino no era demasiado inclinado ni empedrado. Pero entre la oscuridad se escuchaba un siseo constante. Y el viajero continuaba sentiendo que algo lo observaba. Tras dar un par de pasos más, sintió algo crujir bajo sus pies, y finalmente, una voz susurró detrás del sujeto. – Estás pisando mis ramas –
    Tipo
    Individual
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    Estado
    Disponible
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Tenlo en cuenta al responder.
    Agencia Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour
    Modelo Estrella: Lili Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar

    Perfil General
    Nombre: Lili Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar
    ♡ Linaje: Hija de Ayane (herencia de la Luna) y descendiente directa de la línea caótica de Jennifer Queen.
    ♡ Edad Aparente: 19 años
    ♡ Raza: Umbrélun (fusión prohibida entre caos, luz y luna).
    ♡ Afiliación: Agencia de Modelaje Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour.
    ♡ Rol dentro de la Agencia: Imagen de frescura, encanto juvenil y seducción lunar.

    Descripción Física
    ❁ Cabello: Rosado luminoso heredado de Ayane, que puede mutar en tonalidades oscuras o plateadas según sus transformaciones de súcubo.
    ❁ Ojos: Azul celeste que bajo estados de conexión con la luna se tornan carmesíes.
    ❁ Apariencia: Figura delicada pero cargada de magnetismo, cuerpo trabajado para la elegancia de pasarela y la sensualidad de editorial.
    ❁ Aura: Una mezcla enigmática de ternura angelical y tentación caótica.

    Historia Personal
    “Soy la más pequeña de la familia, siempre dispuesta a complacer a mis mayores. Respeto profundamente la jerarquía y los lazos de sangre. Mi vida se equilibra entre los días alegres de feria, risas y compras, y las noches solemnes donde mi espada y yo caminamos entre las sombras de la luna.”

    Criada bajo la dualidad de la luz de su madre Selin y el caos heredado de Jennifer Queen, Lili representa lo imposible: la unión entre sombra y claridad. Su naturaleza Umbrélun la hace inestable, pero también única en el universo Ishtar.

    𝄆 Frase Emblemática:
    “Soy hija de la luna y del caos, pero mi luz nunca será apagada.”
    𝄆 Facción: Familia Ishtar – Agencia Demonic Dèesse Infernal Glamour
    𝄆 Alias: La Princesa Lunar del Caos
    𝄆 Arma: Espada Veythra (Reliquia Dracónica)
    𝄆 Título: Portadora de Veythra, Hija del Eclipse
    📜 Agencia Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour Modelo Estrella: Lili Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar ✨🌙 🌹 Perfil General Nombre: Lili Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar ♡ Linaje: Hija de Ayane (herencia de la Luna) y descendiente directa de la línea caótica de Jennifer Queen. ♡ Edad Aparente: 19 años ♡ Raza: Umbrélun (fusión prohibida entre caos, luz y luna). ♡ Afiliación: Agencia de Modelaje Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour. ♡ Rol dentro de la Agencia: Imagen de frescura, encanto juvenil y seducción lunar. 🦋 Descripción Física ❁ Cabello: Rosado luminoso heredado de Ayane, que puede mutar en tonalidades oscuras o plateadas según sus transformaciones de súcubo. ❁ Ojos: Azul celeste que bajo estados de conexión con la luna se tornan carmesíes. ❁ Apariencia: Figura delicada pero cargada de magnetismo, cuerpo trabajado para la elegancia de pasarela y la sensualidad de editorial. ❁ Aura: Una mezcla enigmática de ternura angelical y tentación caótica. 🌓 Historia Personal “Soy la más pequeña de la familia, siempre dispuesta a complacer a mis mayores. Respeto profundamente la jerarquía y los lazos de sangre. Mi vida se equilibra entre los días alegres de feria, risas y compras, y las noches solemnes donde mi espada y yo caminamos entre las sombras de la luna.” Criada bajo la dualidad de la luz de su madre Selin y el caos heredado de Jennifer Queen, Lili representa lo imposible: la unión entre sombra y claridad. Su naturaleza Umbrélun la hace inestable, pero también única en el universo Ishtar. 𝄆 Frase Emblemática: “Soy hija de la luna y del caos, pero mi luz nunca será apagada.” 🌙 𝄆 Facción: Familia Ishtar – Agencia Demonic Dèesse Infernal Glamour 𝄆 Alias: La Princesa Lunar del Caos 𝄆 Arma: Espada Veythra (Reliquia Dracónica) 𝄆 Título: Portadora de Veythra, Hija del Eclipse
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  • — Ya es mi mujer.

    La ceremonia fue como desearon, en la playa, algo íntimo, durante el atardecer, ahora viene la luna que ilumina la oscura noche y le pone nervioso, luna llena y ella licántropa... Llevaban sin tocarse desde que fue violado, al menos conseguía acercarse más, pudo besarla sin sentir ese rechazo como semanas atrás, solo su cercanía le daba asco. Pero hoy... Estaba preciosa y ella merecía este mágico día aceptando que aunque el vínculo esté roto, algo nuevo puede surgir.
    — Ya es mi mujer. La ceremonia fue como desearon, en la playa, algo íntimo, durante el atardecer, ahora viene la luna que ilumina la oscura noche y le pone nervioso, luna llena y ella licántropa... Llevaban sin tocarse desde que fue violado, al menos conseguía acercarse más, pudo besarla sin sentir ese rechazo como semanas atrás, solo su cercanía le daba asco. Pero hoy... Estaba preciosa y ella merecía este mágico día aceptando que aunque el vínculo esté roto, algo nuevo puede surgir.
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  • Me vi tendido en la tierra húmeda, yaciendo como un muñeco roto, mientras mi piel se deshacía en un lento festín para la podredumbre. Mis huesos, expuestos a la luna, el viento se filtraba a través de mis costillas . La hierba se aferraba a mi cuerpo, reclamando lo que alguna vez fue carne, y las raíces abrazaban mis costillas. Sentí el tiempo deslizarse, y sin embargo, en esa muerte palpable, había una calma extraña, una belleza amarga en ser devorado por la tierra.

    -Arielle abre los ojos lentamente. La luz de la luna filtrada entre los árboles le recuerda que se encuentra sobre el suelo húmedo del bosque-

    Otra vez ese sueño... ¿Dónde está ese niño de cabello rosa?...digo... ¿Dónde esta Alarion? Ahora cada vez que despierto solo lo busco a él...

    Me vi tendido en la tierra húmeda, yaciendo como un muñeco roto, mientras mi piel se deshacía en un lento festín para la podredumbre. Mis huesos, expuestos a la luna, el viento se filtraba a través de mis costillas . La hierba se aferraba a mi cuerpo, reclamando lo que alguna vez fue carne, y las raíces abrazaban mis costillas. Sentí el tiempo deslizarse, y sin embargo, en esa muerte palpable, había una calma extraña, una belleza amarga en ser devorado por la tierra. -Arielle abre los ojos lentamente. La luz de la luna filtrada entre los árboles le recuerda que se encuentra sobre el suelo húmedo del bosque- Otra vez ese sueño... ¿Dónde está ese niño de cabello rosa?...digo... ¿Dónde esta Alarion? Ahora cada vez que despierto solo lo busco a él...
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  • La fuga no fue perfecta, pero sí lo bastante sigilosa como para engañar a las cámaras y a los guardias somnolientos. Anomaly había dejado un rastro mínimo de alquitrán en las cerraduras, nada que no pudiera pasar por corrosión natural. Sabe que el reloj corre: dos, quizás tres horas antes de que los técnicos noten su ausencia en los monitores, pero no necesita más para disfrutar del aire libre y la naturaleza.

    Emergió al exterior con cierto recelo, con torpeza de quien aprendió a caminar en pasillos de concreto bajo vigilancia constante. Esperó sentir la brisa tibia de la noche, el rumor de insectos, el olor de los pinos, pero lo que la recibió fue una cortina helada de lluvia.

    La noche esta cerrada, el cielo apenas una mancha sin luna, y el bosque se alza oscuro y húmedo alrededor de ella.

    El frío la atraviesa enseguida; el alquitrán bajo su piel no sabe guardar calor, y pronto comienza a tiritar. Aun así, levanta el rostro, dejando que las gotas resbalen por sus mejillas, y una sonrisa se dibuja en su rostro ante la maravillosa y contradictoria sensación de sentirse viva bajo los pinchazos del agua helada en la piel.
    La fuga no fue perfecta, pero sí lo bastante sigilosa como para engañar a las cámaras y a los guardias somnolientos. Anomaly había dejado un rastro mínimo de alquitrán en las cerraduras, nada que no pudiera pasar por corrosión natural. Sabe que el reloj corre: dos, quizás tres horas antes de que los técnicos noten su ausencia en los monitores, pero no necesita más para disfrutar del aire libre y la naturaleza. Emergió al exterior con cierto recelo, con torpeza de quien aprendió a caminar en pasillos de concreto bajo vigilancia constante. Esperó sentir la brisa tibia de la noche, el rumor de insectos, el olor de los pinos, pero lo que la recibió fue una cortina helada de lluvia. La noche esta cerrada, el cielo apenas una mancha sin luna, y el bosque se alza oscuro y húmedo alrededor de ella. El frío la atraviesa enseguida; el alquitrán bajo su piel no sabe guardar calor, y pronto comienza a tiritar. Aun así, levanta el rostro, dejando que las gotas resbalen por sus mejillas, y una sonrisa se dibuja en su rostro ante la maravillosa y contradictoria sensación de sentirse viva bajo los pinchazos del agua helada en la piel.
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  • Respiración de la Oscuridad Cuarta Postura: Colmillos de la Luna Roja
    Respiración de la Oscuridad Cuarta Postura: Colmillos de la Luna Roja
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  • —Lilibeth no extrañaba casi nada de su hogar pero si extrañaba las festividades que daban inicio al Lunarae, su festividad favorita donde se celebra un Festival lunar de otoño, dedicado a la magia y al tránsito entre la vida y la muerte.—
    —Lilibeth no extrañaba casi nada de su hogar pero si extrañaba las festividades que daban inicio al Lunarae, su festividad favorita donde se celebra un Festival lunar de otoño, dedicado a la magia y al tránsito entre la vida y la muerte.—
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  • 𝐀𝐔: 𝐊𝐚𝐳𝐮𝐨

    El silencio de la noche apenas se veía interrumpido por el crujir de la hojarasca húmeda bajo las botas de Heinrich. El vampiro avanzaba despacio, con las manos entrelazadas tras la espalda, como si aquel paseo fuera parte de un ritual privado. La luna bañaba su cabello rojizo con un resplandor pálido, y el contraste con sus ojos rojos lo hacía parecer una criatura extraída de una pintura prohibida.

    El aire estaba cargado con el aroma de la tierra y la savia, mezclado con el lejano murmullo de algún arroyo oculto entre los árboles. No había prisa en sus pasos; después de siglos, Heinrich había aprendido a saborear los momentos de calma… aunque sabía bien que, en cualquier instante, la quietud podía romperse.

    Se detuvo en un claro, alzó la cabeza y dejó escapar un leve suspiro, cerrando los ojos como si intentara escuchar algo más allá de los sonidos naturales.

    —Me gustaría verle de nuevo...le hecho de menos

    Kazuo
    𝐀𝐔: 𝐊𝐚𝐳𝐮𝐨 El silencio de la noche apenas se veía interrumpido por el crujir de la hojarasca húmeda bajo las botas de Heinrich. El vampiro avanzaba despacio, con las manos entrelazadas tras la espalda, como si aquel paseo fuera parte de un ritual privado. La luna bañaba su cabello rojizo con un resplandor pálido, y el contraste con sus ojos rojos lo hacía parecer una criatura extraída de una pintura prohibida. El aire estaba cargado con el aroma de la tierra y la savia, mezclado con el lejano murmullo de algún arroyo oculto entre los árboles. No había prisa en sus pasos; después de siglos, Heinrich había aprendido a saborear los momentos de calma… aunque sabía bien que, en cualquier instante, la quietud podía romperse. Se detuvo en un claro, alzó la cabeza y dejó escapar un leve suspiro, cerrando los ojos como si intentara escuchar algo más allá de los sonidos naturales. —Me gustaría verle de nuevo...le hecho de menos [8KazuoAihara8]
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  • ~|Prólogo: El legado del eclipse|~

    Se dice que los Blackwood no nacieron del mundo, sino entre mundos. Su linaje proviene de una unión prohibida entre una sacerdotisa lunar y un espíritu de las sombras, una entidad que solo existe cuando la luz y la sombra se funden.

    De esa unión nació el primer Blackwood, Alaric.

    Desde entonces el linaje Blackwood ah estado tejido con hilos de sombra y luz, marcado por una magia que se transmite no solo por enseñanza, sino por revelación, cada miembro nace con una semilla mágica única, que permanece dormida.

    A diferencia de otros clanes, donde los dones se heredan como títulos, en los Blackwood cada poder duerme, oculto en lo más profundo del alma, esperando su momento. No hay hechizo que lo despierte. No hay ritual que lo fuerce , solo la union de la luz y la oscuridad en una danza momentanea, un Eclipse.

    Cada cierto ciclo, cuando el sol y la luna se alinean en un suspiro cósmico, el velo entre lo humano y lo eterno se rasga. Es entonces cuando la magia de cada integrante se revela. Algunos reciben visiones. Otros, fuego, los mas extraordinarios poderes que les llevan años dominar, pues
    la magia en los Blackwood nunca ha sido igual. Algunos nacen con afinidad por el aire, otros por la sangre, otros por el tiempo.

    Pero... hay uno que no se repite. Uno que solo aparece cuando el eclipse coincide con el renacer de una estrella caída: el poder del fénix.

    Ese poder no se manifiesta con llamas. Se insinúa. Vibra bajo la piel. Se oculta en sueños rotos y en plumas que no deberían existir. Y cuando aparece, no hay marcha atrás, no es fuego común.. no es destrucción.. es renacimiento... es transmutación es el susurro de lo que arde sin consumir, de lo que muere para volver más fuerte
    ~|Prólogo: El legado del eclipse|~ Se dice que los Blackwood no nacieron del mundo, sino entre mundos. Su linaje proviene de una unión prohibida entre una sacerdotisa lunar y un espíritu de las sombras, una entidad que solo existe cuando la luz y la sombra se funden. De esa unión nació el primer Blackwood, Alaric. Desde entonces el linaje Blackwood ah estado tejido con hilos de sombra y luz, marcado por una magia que se transmite no solo por enseñanza, sino por revelación, cada miembro nace con una semilla mágica única, que permanece dormida. A diferencia de otros clanes, donde los dones se heredan como títulos, en los Blackwood cada poder duerme, oculto en lo más profundo del alma, esperando su momento. No hay hechizo que lo despierte. No hay ritual que lo fuerce , solo la union de la luz y la oscuridad en una danza momentanea, un Eclipse. Cada cierto ciclo, cuando el sol y la luna se alinean en un suspiro cósmico, el velo entre lo humano y lo eterno se rasga. Es entonces cuando la magia de cada integrante se revela. Algunos reciben visiones. Otros, fuego, los mas extraordinarios poderes que les llevan años dominar, pues la magia en los Blackwood nunca ha sido igual. Algunos nacen con afinidad por el aire, otros por la sangre, otros por el tiempo. Pero... hay uno que no se repite. Uno que solo aparece cuando el eclipse coincide con el renacer de una estrella caída: el poder del fénix. Ese poder no se manifiesta con llamas. Se insinúa. Vibra bajo la piel. Se oculta en sueños rotos y en plumas que no deberían existir. Y cuando aparece, no hay marcha atrás, no es fuego común.. no es destrucción.. es renacimiento... es transmutación es el susurro de lo que arde sin consumir, de lo que muere para volver más fuerte
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