• ℌ𝔦𝔡𝔢 𝔞𝔫𝔡 𝔖𝔢𝔢𝔨 (c/Calamitus)
    Categoría Acción
    ㅤCurioso rumor circulaba de boca en boca estos últimos días, moviéndose entre susurros deformados del bajo mundo dónde las atrocidades más grandes se mostraban orgullosas, pero por debajo de la mesa, las palabras que hablaban de él se movían con cautela, como si mencionarlo estuviera prohibido, como si el que lo supiera estuviera condenado.

    ㅤPor los bosques cercanos los no muertos por la noche merodeaban, almas que no encontraban su descanso se alimentaban de aquellos que temían a lo que en la oscuridad acechaba. Marionetas fúnebres y almas que se deslizaban llenas con resentimiento dejando una estela de aroma fétido a su paso, listos para abalanzarse contra el primer desafortunado que perdía los pasos a casa, así habían sido los últimos cien años, tierra de muertos que los dioses no deseaban tocar, pues era mejor tenerlos allí que dispersar fantasmas y espíritus a una ciudad que había perdido la habilidad de lidiar con ellos en los últimos dos milenios.

    ㅤPero los rumores no iban de las criaturas nocturnas que allí eran olvidadas, iba más bien de lo que se había descubierto hace poco tiempo, aquello que nadie sabía desde hace cuánto había estado sucediendo, pero sin duda cuando las cosas se dieron a conocer, más de un cuerpo tembló en su lugar.

    ㅤ¿Cómo podría explicarlo?¿Quién podría explicarlo? Las voces que llegaban eran bajas y temblorosas, pero lo que Lixue había escuchado era algo parecido a un mito, pues las palabras no eran claras pero rezaban sobre cómo aquello que habitaba en las penumbras eran aterrorizados por algo más grande, más peligroso que la propia muerte. Todas las historias iniciaban con el relato de un joven extranjero, que perdido en altas horas de la madrugada decidió usar el bosque como su atajo, escéptico de las leyendas, no creía en fantasmas, pero a medio camino algo lo interceptó, espíritus furiosos que se atravesaron en su camino, decapitados y descorazonados, fantasmas que parecieron morir en formas horribles querían unir al muchacho a aquel desafortunado grupo, pero tal como aparecieron, tal se desvanecieron, el joven suspiró aliviado, pero aquel aliento fue devuelto y contenido en su pecho junto con cada latido de su corazón… Aquí es dónde la historia varía y las voces se desaniman.

    ㅤAlgunos dicen que el joven salió de aquel bosque gritando aterrado, diciendo que había una criatura de cinco metros que quiso devorarlo, otros dicen que fue arrojado de entre los árboles y que entre las oscuridad de aquel lugar unos ojos rojos los observaban desde unos respetables tres metros. Muchos especulan de que se trata, ¿un demonio?¿Una criatura mágica?¿un hombre lobo? Sea lo que sea, ahora estaba en los musitos de todos, esa criatura que era capaz de espantar a aquellos que no tienen miedo, de ahuyentar la muerte y atravesar la oscuridad.

    ㅤTodos querían saber qué era pero nadie se atrevía a entrar a aquel lugar.

    ㅤO casi nadie.

    ㅤEn aquel bajo lugar, una figura parecía no pertenecer a aquel mundo. Una joven de cabello negro recogido en un peinado de corona poseía un aspecto fino y delicado, con una tez blanquecina que contrastaba elegante con el abanico negro en su mano. Parecía una muñeca de porcelana ajena a todo lo que ocurría a su alrededor. Pero aunque su vista no se levantaba de la copa de vino tinto, escuchaba con atención cada palabra, cada detalle, sonriendo en sus adentros.

    ㅤLixue… o debería decir, Yingzi, era una reconocida cazadora del mercado negro (no un mercado negro común, por supuesto, ella estaba aún más bajo de que eso) esperando con paciencia la llegada de un cliente, pero aunque se aproximaba un trabajo que dejaría una de sus mayores ganancias, no podía no pensar en la revelación que ante sus oídos ahora se develaba. ¿A qué criatura estarán haciendo referencia todos los cazafortunas de aquel espantoso lugar?

    ㅤFinalmente, al frente suyo, un hombre vestido de negro con ojos agraviados se presentó llegando por parte de Lixue, quién se suponia era su socio. El trabajo era sencillo, pero coincidentemente le llevaría al bosque de pesadilla, el pago sería doble ya que nadie dentro del negocio deseaba inmiscuir sus asuntos en aquel lugar, pero como Lixue pregaba con tanta facilidad, si el precio es justo, no hay tarea que no se pueda llevar a cabo y por supuesto, ahora tenía una excusa para adentrarse en lo profundo, fingiendo que tenía una asunto pendiente además de la curiosidad por aquella bestia.

    ㅤYingzi sonrió y tomó el pago asegurando que esa misma noche iniciaría su labor, levantándose despreocupada de la mesa, saludó y se retiró dejando aquel par de ojos, ahora atónitos detrás. No solo era la curiosidad la que le impulsaba a adelantar el plazo, saber que algo grande le esperaba en las sombras, algo que representaba un posible gran ingreso en su futuro provocaba que se mordiera el labio ante la impaciencia y expectativa.

    ㅤSolo eran cuarenta minutos hasta las afueras, y en todo ese tiempo el camino pareció alargarse hasta la eternidad, lograba divisar los árboles a lo lejos pero parecía nunca llegar a ellos.

    ㅤFinalmente, el aire pesaba y aquella sensación quería absorberla hasta lo más profundo, hasta el corazón de aquel lugar. Los vehículos no llegaban hasta allí, los hombres pasaban kilómetros lejos de aquella zona, pero LiXue había aprendido la discreción y aunque el espíritu de aquel zorro era de utilidad, pues poder adoptar otra forma era una ventaja en sus negocios, aún se colocó una máscara de zorro que cubría la mayor parte de su rostro.

    ㅤEl vestido no era el adecuado ni el usual para la ocasión, aún así creía que no sería molestia aunque al adentrarse algunas ramas se atoraran en la inflada falda.

    ㅤEl silencio reinaba en el lugar, para nada lo habitual según lo que recordaba, los lamentos que en cada ocasión rondaban por el lugar esta vez se hacían notables gracias a su ausencia, el olor de las ánimas tampoco se infiltraba por su desarrollado olfato que podría distinguir a una persona en un kilómetro. Sin dudas algo había cambiado, pero lejos de alterarle, robó de sus labios una sonrisa, ¿En serio los muertos se ocultaban por miedo a algo más grande?

    ㅤEn silencio y con agilidad trepó a un árbol quedando a lo que lucian aproximadamente tres metros de altura, la visión mejoraba pero aún así su objetivo no estaba a la vista, y esa otra cosa tampoco; aunque si lo pensaba bien, no sabía ni siquiera como se veía.

    ㅤCon un talismán de contención en una mano, arrojó una cerilla encendida al suelo antes de materializar una daga mediana en su diestra libre. El suelo debajo empezaba a arder, la llama inicial era especial, alimentado con la energía de un núcleo de fuego era el cebo perfecto para las criaturas hambrientas de calor espiritual, o en su defecto, lo que sea que habitara ese lugar tendría que apresurarse si no deseaba que su hogar se redujera a cenizas. Sea cuál sea, LiXue miraba hacía abajo, con su figura oculta en las sombras, esperando con paciencia y expectativa el desarrollo de esta noche.

    Yan Zhan Xie
    ㅤCurioso rumor circulaba de boca en boca estos últimos días, moviéndose entre susurros deformados del bajo mundo dónde las atrocidades más grandes se mostraban orgullosas, pero por debajo de la mesa, las palabras que hablaban de él se movían con cautela, como si mencionarlo estuviera prohibido, como si el que lo supiera estuviera condenado. ㅤPor los bosques cercanos los no muertos por la noche merodeaban, almas que no encontraban su descanso se alimentaban de aquellos que temían a lo que en la oscuridad acechaba. Marionetas fúnebres y almas que se deslizaban llenas con resentimiento dejando una estela de aroma fétido a su paso, listos para abalanzarse contra el primer desafortunado que perdía los pasos a casa, así habían sido los últimos cien años, tierra de muertos que los dioses no deseaban tocar, pues era mejor tenerlos allí que dispersar fantasmas y espíritus a una ciudad que había perdido la habilidad de lidiar con ellos en los últimos dos milenios. ㅤPero los rumores no iban de las criaturas nocturnas que allí eran olvidadas, iba más bien de lo que se había descubierto hace poco tiempo, aquello que nadie sabía desde hace cuánto había estado sucediendo, pero sin duda cuando las cosas se dieron a conocer, más de un cuerpo tembló en su lugar. ㅤ¿Cómo podría explicarlo?¿Quién podría explicarlo? Las voces que llegaban eran bajas y temblorosas, pero lo que Lixue había escuchado era algo parecido a un mito, pues las palabras no eran claras pero rezaban sobre cómo aquello que habitaba en las penumbras eran aterrorizados por algo más grande, más peligroso que la propia muerte. Todas las historias iniciaban con el relato de un joven extranjero, que perdido en altas horas de la madrugada decidió usar el bosque como su atajo, escéptico de las leyendas, no creía en fantasmas, pero a medio camino algo lo interceptó, espíritus furiosos que se atravesaron en su camino, decapitados y descorazonados, fantasmas que parecieron morir en formas horribles querían unir al muchacho a aquel desafortunado grupo, pero tal como aparecieron, tal se desvanecieron, el joven suspiró aliviado, pero aquel aliento fue devuelto y contenido en su pecho junto con cada latido de su corazón… Aquí es dónde la historia varía y las voces se desaniman. ㅤAlgunos dicen que el joven salió de aquel bosque gritando aterrado, diciendo que había una criatura de cinco metros que quiso devorarlo, otros dicen que fue arrojado de entre los árboles y que entre las oscuridad de aquel lugar unos ojos rojos los observaban desde unos respetables tres metros. Muchos especulan de que se trata, ¿un demonio?¿Una criatura mágica?¿un hombre lobo? Sea lo que sea, ahora estaba en los musitos de todos, esa criatura que era capaz de espantar a aquellos que no tienen miedo, de ahuyentar la muerte y atravesar la oscuridad. ㅤTodos querían saber qué era pero nadie se atrevía a entrar a aquel lugar. ㅤO casi nadie. ㅤEn aquel bajo lugar, una figura parecía no pertenecer a aquel mundo. Una joven de cabello negro recogido en un peinado de corona poseía un aspecto fino y delicado, con una tez blanquecina que contrastaba elegante con el abanico negro en su mano. Parecía una muñeca de porcelana ajena a todo lo que ocurría a su alrededor. Pero aunque su vista no se levantaba de la copa de vino tinto, escuchaba con atención cada palabra, cada detalle, sonriendo en sus adentros. ㅤLixue… o debería decir, Yingzi, era una reconocida cazadora del mercado negro (no un mercado negro común, por supuesto, ella estaba aún más bajo de que eso) esperando con paciencia la llegada de un cliente, pero aunque se aproximaba un trabajo que dejaría una de sus mayores ganancias, no podía no pensar en la revelación que ante sus oídos ahora se develaba. ¿A qué criatura estarán haciendo referencia todos los cazafortunas de aquel espantoso lugar? ㅤFinalmente, al frente suyo, un hombre vestido de negro con ojos agraviados se presentó llegando por parte de Lixue, quién se suponia era su socio. El trabajo era sencillo, pero coincidentemente le llevaría al bosque de pesadilla, el pago sería doble ya que nadie dentro del negocio deseaba inmiscuir sus asuntos en aquel lugar, pero como Lixue pregaba con tanta facilidad, si el precio es justo, no hay tarea que no se pueda llevar a cabo y por supuesto, ahora tenía una excusa para adentrarse en lo profundo, fingiendo que tenía una asunto pendiente además de la curiosidad por aquella bestia. ㅤYingzi sonrió y tomó el pago asegurando que esa misma noche iniciaría su labor, levantándose despreocupada de la mesa, saludó y se retiró dejando aquel par de ojos, ahora atónitos detrás. No solo era la curiosidad la que le impulsaba a adelantar el plazo, saber que algo grande le esperaba en las sombras, algo que representaba un posible gran ingreso en su futuro provocaba que se mordiera el labio ante la impaciencia y expectativa. ㅤSolo eran cuarenta minutos hasta las afueras, y en todo ese tiempo el camino pareció alargarse hasta la eternidad, lograba divisar los árboles a lo lejos pero parecía nunca llegar a ellos. ㅤFinalmente, el aire pesaba y aquella sensación quería absorberla hasta lo más profundo, hasta el corazón de aquel lugar. Los vehículos no llegaban hasta allí, los hombres pasaban kilómetros lejos de aquella zona, pero LiXue había aprendido la discreción y aunque el espíritu de aquel zorro era de utilidad, pues poder adoptar otra forma era una ventaja en sus negocios, aún se colocó una máscara de zorro que cubría la mayor parte de su rostro. ㅤEl vestido no era el adecuado ni el usual para la ocasión, aún así creía que no sería molestia aunque al adentrarse algunas ramas se atoraran en la inflada falda. ㅤEl silencio reinaba en el lugar, para nada lo habitual según lo que recordaba, los lamentos que en cada ocasión rondaban por el lugar esta vez se hacían notables gracias a su ausencia, el olor de las ánimas tampoco se infiltraba por su desarrollado olfato que podría distinguir a una persona en un kilómetro. Sin dudas algo había cambiado, pero lejos de alterarle, robó de sus labios una sonrisa, ¿En serio los muertos se ocultaban por miedo a algo más grande? ㅤEn silencio y con agilidad trepó a un árbol quedando a lo que lucian aproximadamente tres metros de altura, la visión mejoraba pero aún así su objetivo no estaba a la vista, y esa otra cosa tampoco; aunque si lo pensaba bien, no sabía ni siquiera como se veía. ㅤCon un talismán de contención en una mano, arrojó una cerilla encendida al suelo antes de materializar una daga mediana en su diestra libre. El suelo debajo empezaba a arder, la llama inicial era especial, alimentado con la energía de un núcleo de fuego era el cebo perfecto para las criaturas hambrientas de calor espiritual, o en su defecto, lo que sea que habitara ese lugar tendría que apresurarse si no deseaba que su hogar se redujera a cenizas. Sea cuál sea, LiXue miraba hacía abajo, con su figura oculta en las sombras, esperando con paciencia y expectativa el desarrollo de esta noche. [legend_malachite_lobster_769]
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  • O como me vería si....
    +Usando mi miel, tomó la apariencia parecida a mi buena amiga Loona The Wolf +
    Oh! jajajajaja me veo genial!
    O como me vería si.... +Usando mi miel, tomó la apariencia parecida a mi buena amiga [flare_olive_fox_398] + Oh! jajajajaja me veo genial!
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  • Hora de Empacar: Matsuri AU
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    Heinrich observaba el caos que había dejado en su salón: cajas a medio empacar, libros esparcidos por el suelo, y un par de baúles antiguos abiertos, mostrando su contenido polvoriento. Decidir qué llevar consigo y qué dejar atrás resultaba ser una tarea abrumadora, especialmente después de siglos de acumular recuerdos, muchos de los cuales no había tocado en décadas. Sin embargo, esta vez todo era diferente. Iba a mudarse. A compartir un espacio con Matsuri.

    Se pasó una mano por su cabello pelirrojo, enredando los dedos entre los mechones mientras soltaba un suspiro frustrado. "¿Cómo se supone que hago esto solo?" murmuró para sí mismo, mirando su alrededor. La idea de empaquetar su vida para irse era más difícil de lo que había anticipado, y aunque nunca le había gustado pedir ayuda, en este caso… quizás sería diferente. Después de todo, ahora no estaba solo.

    Con una torpeza que le era característica, Heinrich sacó su celular de uno de los bolsillos de su abrigo, ese que Matsuri le había insistido que comenzara a usar. Al principio, sus dedos temblaban un poco al deslizar por la pantalla táctil, pero tras varios intentos logró encontrar el contacto de Matsuri, marcado con un pequeño corazón que había colocado sin saber exactamente cómo.

    —Vamos, vamos... solo presionar aquí... y... —murmuró, con la voz llena de concentración.

    El tono de llamada comenzó a sonar, y Heinrich se quedó en silencio, su nerviosismo aumentando con cada segundo. Justo cuando estaba a punto de colgar por la vergüenza, escuchó la familiar voz de Matsuri al otro lado de la línea.

    —Ehh... Matsuri... yo... —Heinrich tragó saliva, sintiéndose torpe—. Me preguntaba si... ¿podrías ayudarme a... empacar? Es que... —Miró el desastre que había hecho en la casa, y sintió que sus mejillas se encendían—. No soy muy bueno en esto. Hay tantas cosas y... no sé por dónde empezar.

    Heinrich observaba el caos que había dejado en su salón: cajas a medio empacar, libros esparcidos por el suelo, y un par de baúles antiguos abiertos, mostrando su contenido polvoriento. Decidir qué llevar consigo y qué dejar atrás resultaba ser una tarea abrumadora, especialmente después de siglos de acumular recuerdos, muchos de los cuales no había tocado en décadas. Sin embargo, esta vez todo era diferente. Iba a mudarse. A compartir un espacio con Matsuri. Se pasó una mano por su cabello pelirrojo, enredando los dedos entre los mechones mientras soltaba un suspiro frustrado. "¿Cómo se supone que hago esto solo?" murmuró para sí mismo, mirando su alrededor. La idea de empaquetar su vida para irse era más difícil de lo que había anticipado, y aunque nunca le había gustado pedir ayuda, en este caso… quizás sería diferente. Después de todo, ahora no estaba solo. Con una torpeza que le era característica, Heinrich sacó su celular de uno de los bolsillos de su abrigo, ese que Matsuri le había insistido que comenzara a usar. Al principio, sus dedos temblaban un poco al deslizar por la pantalla táctil, pero tras varios intentos logró encontrar el contacto de Matsuri, marcado con un pequeño corazón que había colocado sin saber exactamente cómo. —Vamos, vamos... solo presionar aquí... y... —murmuró, con la voz llena de concentración. El tono de llamada comenzó a sonar, y Heinrich se quedó en silencio, su nerviosismo aumentando con cada segundo. Justo cuando estaba a punto de colgar por la vergüenza, escuchó la familiar voz de Matsuri al otro lado de la línea. —Ehh... Matsuri... yo... —Heinrich tragó saliva, sintiéndose torpe—. Me preguntaba si... ¿podrías ayudarme a... empacar? Es que... —Miró el desastre que había hecho en la casa, y sintió que sus mejillas se encendían—. No soy muy bueno en esto. Hay tantas cosas y... no sé por dónde empezar.
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  • Carmina había notado que, con el paso de los años, su abuela Lucia se movía más despacio, y los largos días en la tienda comenzaban a dejar huellas en su ánimo y su salud. Aunque siempre había sido un pilar en el negocio familiar, ahora se veía en la necesidad de descansar más, y Carmina se preocupaba cada vez que la veía suspirar al final de la jornada.

    Una tarde, tras cerrar la tienda, Carmina se quedó mirando el ventanal. La idea de traer a alguien más para ayudar rondaba su mente desde hacía semanas, pero ahora la sentía como una necesidad inminente. Al día siguiente, decidió prepararlo todo. Con una caligrafía esmerada, escribió en un cartel de papel suave:

    "Se busca empleado para tienda familiar. Preguntar por Carmina."

    Con una sonrisa esperanzada, colgó el anuncio en el ventanal. El cartel ondeaba con la brisa, y Carmina se quedó un momento contemplándolo, pensando en la llegada de alguien que pudiera ayudarles a aliviar el peso que tanto su abuela como ella llevaban sobre sus hombros. No sabía quién respondería, pero estaba segura de que cualquier ayuda sería bienvenida. Lucia, por su parte, observaba desde el fondo de la tienda y, al ver el gesto decidido de su nieta, sintió una mezcla de nostalgia y orgullo.

    Sachi Sugimoto
    Carmina había notado que, con el paso de los años, su abuela Lucia se movía más despacio, y los largos días en la tienda comenzaban a dejar huellas en su ánimo y su salud. Aunque siempre había sido un pilar en el negocio familiar, ahora se veía en la necesidad de descansar más, y Carmina se preocupaba cada vez que la veía suspirar al final de la jornada. Una tarde, tras cerrar la tienda, Carmina se quedó mirando el ventanal. La idea de traer a alguien más para ayudar rondaba su mente desde hacía semanas, pero ahora la sentía como una necesidad inminente. Al día siguiente, decidió prepararlo todo. Con una caligrafía esmerada, escribió en un cartel de papel suave: "Se busca empleado para tienda familiar. Preguntar por Carmina." Con una sonrisa esperanzada, colgó el anuncio en el ventanal. El cartel ondeaba con la brisa, y Carmina se quedó un momento contemplándolo, pensando en la llegada de alguien que pudiera ayudarles a aliviar el peso que tanto su abuela como ella llevaban sobre sus hombros. No sabía quién respondería, pero estaba segura de que cualquier ayuda sería bienvenida. Lucia, por su parte, observaba desde el fondo de la tienda y, al ver el gesto decidido de su nieta, sintió una mezcla de nostalgia y orgullo. [tidal_gold_snake_986]
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  • Estuvo extraviado tanto tiempo, que se le hacía extraño volver a ver conocidos. No le desagradaba, aunque con el estado deplorable en el que estaba, era algo vergonzoso.

    —¿De qué me perdí?— sarcasmo en su pregunta, claramente. Aunque, se podía denotar una pequeña sonrisa de alivio, ya estaba en casa.
    Estuvo extraviado tanto tiempo, que se le hacía extraño volver a ver conocidos. No le desagradaba, aunque con el estado deplorable en el que estaba, era algo vergonzoso. —¿De qué me perdí?— sarcasmo en su pregunta, claramente. Aunque, se podía denotar una pequeña sonrisa de alivio, ya estaba en casa.
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  • Había sido una noche extremadamente larga, pero todo había valido la pena.
    Finalmente podía presumir de un nuevo cuerpo temporal, habiendo abandonado el de arcilla que estaba cada vez en peor estado, ocupando ahora uno de tela, como si de una muñeca vudú se tratase, disfrutando el poder volver a mover los brazos con libertad a pesar que las costuras eran una extraña sensación.

    —Te agradezco por esto, Alastor Brown... Aunque... ¿Realmente era necesario el vestirme como una muñeca?

    Aquello parecía más a gusto personal ajeno, pero lo dejaría pasar por ahora, estirándose y suspirando aliviado, le daba más tiempo hasta recuperar su verdadero cuerpo.

    —Al menos resistirá un poco mejor... O eso espero.
    Había sido una noche extremadamente larga, pero todo había valido la pena. Finalmente podía presumir de un nuevo cuerpo temporal, habiendo abandonado el de arcilla que estaba cada vez en peor estado, ocupando ahora uno de tela, como si de una muñeca vudú se tratase, disfrutando el poder volver a mover los brazos con libertad a pesar que las costuras eran una extraña sensación. —Te agradezco por esto, [Alast0r99]... Aunque... ¿Realmente era necesario el vestirme como una muñeca? Aquello parecía más a gusto personal ajeno, pero lo dejaría pasar por ahora, estirándose y suspirando aliviado, le daba más tiempo hasta recuperar su verdadero cuerpo. —Al menos resistirá un poco mejor... O eso espero.
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  • ¡Lo cuidare muchísimo! ¡Lo prometo! Muchas gracias, Iᴄʜɪɢᴏ Kᴜʀᴏsᴀᴋɪ
    ¡Lo cuidare muchísimo! ¡Lo prometo! Muchas gracias, [flash_olive_octopus_712]
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  • El aroma del café recién molido llenaba la pequeña cocina de la casa de su abuela. Carmina, de pie frente a la estufa, giraba la espátula con suavidad, removiendo unos huevos que chisporroteaban en la sartén. El silencio de la mañana la envolvía, roto solo por el leve gorgoteo de la cafetera y el crujido del pan en el tostador. No era común que su abuela le pidiera ayuda para preparar el desayuno. Ella, que siempre había sido una figura llena de energía y diligencia, de esas que no se quedaban quietas ni un momento.

    Sin embargo, en los últimos días, la notaba más fatigada, más lenta, y eso le había inquietado. La escena de su abuela pidiéndole ayuda esa misma mañana regresó a su mente: la había encontrado en la mesa de la cocina, con las manos rodeando una taza de té que apenas había bebido, sus ojos cargados de un cansancio que Carmina no había visto antes.

    "¿Podrías encargarte del desayuno hoy, querida? Creo que me vendría bien descansar un poco más," le había dicho, sonriendo con esa ternura tan suya, aunque a Carmina le pareció que su sonrisa había sido algo triste. El recuerdo le hizo suspirar, y mientras volcaba los huevos en un plato y los decoraba con un toque de perejil fresco, un nudo empezó a formarse en su pecho.

    Conforme iba colocando cada parte del desayuno —los huevos, el pan tostado, el café negro—, su mente divagaba, recorriendo aquellos días en los que su abuelo Pietro aún estaba con ellas. Habían pasado ya unos años desde que él partió, pero el dolor todavía la acompañaba, como una sombra silenciosa. Recordaba cómo había sido verlo debilitarse, cómo su risa franca se volvió un susurro, hasta que, un día, solo quedó el eco de su voz en la casa.

    Carmina se mordió el labio, tratando de alejar esos pensamientos oscuros. Pero el miedo era inevitable. Su abuela, a quien tanto amaba, era ahora la figura más fuerte que le quedaba, el lazo que la mantenía unida a esos recuerdos de amor y calidez que tanto atesoraba. Verla vulnerable la hacía consciente de lo frágil y efímero de la vida, y ese pensamiento le helaba el corazón. ¿Y si un día también la perdía a ella?

    "Es solo un poco de cansancio," se decía para tranquilizarse, mientras apretaba el borde de la encimera, buscando en la madera fría un ancla que la sostuviera. Pero no podía evitar preguntarse: ¿cuánto tiempo le quedaba con su abuela? ¿Cuántos desayunos más prepararía para ella, o cuántas tardes más compartirían en el jardín, charlando sobre cualquier cosa mientras el sol caía?

    Sacudió la cabeza y respiró hondo. Al terminar de preparar la bandeja con el desayuno, la sostuvo con ambas manos, observando por un instante el esmero en cada detalle. Sabía que cada minuto contaba, y que, aunque el temor seguía presente, quería asegurarse de hacer feliz a su abuela cada día que le fuera posible. Con ese pensamiento, llevó la bandeja a la mesa donde su abuela la esperaba, y en el instante en que ella sonrió al verla, Carmina sintió una chispa de alivio.

    A lo mejor no podía detener el paso del tiempo ni proteger a su abuela de su propio cuerpo, pero podía estar ahí para ella, acompañándola.
    El aroma del café recién molido llenaba la pequeña cocina de la casa de su abuela. Carmina, de pie frente a la estufa, giraba la espátula con suavidad, removiendo unos huevos que chisporroteaban en la sartén. El silencio de la mañana la envolvía, roto solo por el leve gorgoteo de la cafetera y el crujido del pan en el tostador. No era común que su abuela le pidiera ayuda para preparar el desayuno. Ella, que siempre había sido una figura llena de energía y diligencia, de esas que no se quedaban quietas ni un momento. Sin embargo, en los últimos días, la notaba más fatigada, más lenta, y eso le había inquietado. La escena de su abuela pidiéndole ayuda esa misma mañana regresó a su mente: la había encontrado en la mesa de la cocina, con las manos rodeando una taza de té que apenas había bebido, sus ojos cargados de un cansancio que Carmina no había visto antes. "¿Podrías encargarte del desayuno hoy, querida? Creo que me vendría bien descansar un poco más," le había dicho, sonriendo con esa ternura tan suya, aunque a Carmina le pareció que su sonrisa había sido algo triste. El recuerdo le hizo suspirar, y mientras volcaba los huevos en un plato y los decoraba con un toque de perejil fresco, un nudo empezó a formarse en su pecho. Conforme iba colocando cada parte del desayuno —los huevos, el pan tostado, el café negro—, su mente divagaba, recorriendo aquellos días en los que su abuelo Pietro aún estaba con ellas. Habían pasado ya unos años desde que él partió, pero el dolor todavía la acompañaba, como una sombra silenciosa. Recordaba cómo había sido verlo debilitarse, cómo su risa franca se volvió un susurro, hasta que, un día, solo quedó el eco de su voz en la casa. Carmina se mordió el labio, tratando de alejar esos pensamientos oscuros. Pero el miedo era inevitable. Su abuela, a quien tanto amaba, era ahora la figura más fuerte que le quedaba, el lazo que la mantenía unida a esos recuerdos de amor y calidez que tanto atesoraba. Verla vulnerable la hacía consciente de lo frágil y efímero de la vida, y ese pensamiento le helaba el corazón. ¿Y si un día también la perdía a ella? "Es solo un poco de cansancio," se decía para tranquilizarse, mientras apretaba el borde de la encimera, buscando en la madera fría un ancla que la sostuviera. Pero no podía evitar preguntarse: ¿cuánto tiempo le quedaba con su abuela? ¿Cuántos desayunos más prepararía para ella, o cuántas tardes más compartirían en el jardín, charlando sobre cualquier cosa mientras el sol caía? Sacudió la cabeza y respiró hondo. Al terminar de preparar la bandeja con el desayuno, la sostuvo con ambas manos, observando por un instante el esmero en cada detalle. Sabía que cada minuto contaba, y que, aunque el temor seguía presente, quería asegurarse de hacer feliz a su abuela cada día que le fuera posible. Con ese pensamiento, llevó la bandeja a la mesa donde su abuela la esperaba, y en el instante en que ella sonrió al verla, Carmina sintió una chispa de alivio. A lo mejor no podía detener el paso del tiempo ni proteger a su abuela de su propio cuerpo, pero podía estar ahí para ella, acompañándola.
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  • - Muy buenos días, el almuerzo estará listo para la hora prevista. Para empezar tenemos Pelmeni, que son empanadillas pequeñas hechas con carne picada, carne de res, hervidos y luego mayormente servidos con crema agria, le pongo también mostaza por si se le apetece. De primer plato; Shchi, es una sopa aparentemente simple con un complejo sabor. Mientras que puede parecer una simple sopa de repollo, es de hecho una sopa liviana, pero potente hecha de chucrut, repollo u otras hojas verdes. Shchi es una parte integral de la cocina rusa y ha sido comida casi a diario durante siglos. Disfrute de un cuenco de shchi con crema agria y una rodaja de pan negro de centeno. De segundo, Esturión, horneado con vegetales o unte algo de caviar negro en pan de salvado o en unos panqueques salados. Y de postre, Pierogi de cerezas. - Comentó educadamente a los presentes de la Mansión de la familia. - Le recuerdo que la reunión de esta tarde la han confirmado. Ahora si me disculpan. - Dijo educadamente para retirarse nuevamente.
    - Muy buenos días, el almuerzo estará listo para la hora prevista. Para empezar tenemos Pelmeni, que son empanadillas pequeñas hechas con carne picada, carne de res, hervidos y luego mayormente servidos con crema agria, le pongo también mostaza por si se le apetece. De primer plato; Shchi, es una sopa aparentemente simple con un complejo sabor. Mientras que puede parecer una simple sopa de repollo, es de hecho una sopa liviana, pero potente hecha de chucrut, repollo u otras hojas verdes. Shchi es una parte integral de la cocina rusa y ha sido comida casi a diario durante siglos. Disfrute de un cuenco de shchi con crema agria y una rodaja de pan negro de centeno. De segundo, Esturión, horneado con vegetales o unte algo de caviar negro en pan de salvado o en unos panqueques salados. Y de postre, Pierogi de cerezas. - Comentó educadamente a los presentes de la Mansión de la familia. - Le recuerdo que la reunión de esta tarde la han confirmado. Ahora si me disculpan. - Dijo educadamente para retirarse nuevamente.
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  • -Coke se arrodilló frente al altar, sosteniendo la vela entre sus dedos con cuidado. El frío del aire nocturno parecía perderse entre las llamas que titilaban al ritmo del viento, arrojando sombras danzantes sobre las flores de cempasúchil. Inhaló profundamente, dejando que el aroma dulce y nostálgico lo envolviera, y acercó la vela al fuego, encendiéndola en silencio.-

    -Se quedó mirando la pequeña llama por unos instantes, como si pudiera encontrar alguna respuesta en su luz temblorosa. Sin decir nada, colocó la vela con cuidado entre las demás, permitiendo que su cálido resplandor se sumara al altar. Sus manos descansaron sobre sus rodillas, sintiendo cómo el peso invisible en su pecho se acomodaba, más ligero, pero siempre presente.-

    Siempre encuentran el camino de regreso.

    -La frase escapó de sus labios en un murmullo, más para sí mismo que para cualquier otra cosa. Había en sus palabras un extraño alivio, una aceptación silenciosa de lo inevitable. El viento fresco le acarició el rostro, llevándose con él las últimas dudas que quedaban. Estaba aquí, encendiendo esa vela como lo había prometido. Y lo haría una y otra vez, por quienes nunca olvidaría.-

    -Coke cerró los ojos por un momento, dejando que la paz del instante se asentara en su interior. Luego, sin más, se levantó despacio, ajustándose la chaqueta y sacudiendo el polvo de sus rodillas. Aún quedaba camino por recorrer, pero no importaba. Mientras hubiera una vela por encender, siempre habría un motivo para seguir adelante.-

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    Hoy es un dia especial para todos aquellos que tuvimos mascotas, en este post quien guste dejar la foto de sus mascotas en los comentarios tiene toda la libertad y un dato, la foto si es tomada de usser, pasen buen inicio de semana, un beso y abrazo.//
    -Coke se arrodilló frente al altar, sosteniendo la vela entre sus dedos con cuidado. El frío del aire nocturno parecía perderse entre las llamas que titilaban al ritmo del viento, arrojando sombras danzantes sobre las flores de cempasúchil. Inhaló profundamente, dejando que el aroma dulce y nostálgico lo envolviera, y acercó la vela al fuego, encendiéndola en silencio.- -Se quedó mirando la pequeña llama por unos instantes, como si pudiera encontrar alguna respuesta en su luz temblorosa. Sin decir nada, colocó la vela con cuidado entre las demás, permitiendo que su cálido resplandor se sumara al altar. Sus manos descansaron sobre sus rodillas, sintiendo cómo el peso invisible en su pecho se acomodaba, más ligero, pero siempre presente.- Siempre encuentran el camino de regreso. -La frase escapó de sus labios en un murmullo, más para sí mismo que para cualquier otra cosa. Había en sus palabras un extraño alivio, una aceptación silenciosa de lo inevitable. El viento fresco le acarició el rostro, llevándose con él las últimas dudas que quedaban. Estaba aquí, encendiendo esa vela como lo había prometido. Y lo haría una y otra vez, por quienes nunca olvidaría.- -Coke cerró los ojos por un momento, dejando que la paz del instante se asentara en su interior. Luego, sin más, se levantó despacio, ajustándose la chaqueta y sacudiendo el polvo de sus rodillas. Aún quedaba camino por recorrer, pero no importaba. Mientras hubiera una vela por encender, siempre habría un motivo para seguir adelante.- ═════════════════════════════════════════ Hoy es un dia especial para todos aquellos que tuvimos mascotas, en este post quien guste dejar la foto de sus mascotas en los comentarios tiene toda la libertad y un dato, la foto si es tomada de usser, pasen buen inicio de semana, un beso y abrazo.//
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