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    Agencia de Modelaje: Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour
    Modelo destacada: Minami Momokashi
    “La Déesse du Péché”


    Minami Momokashi, joya infernal de la agencia, encarna la dualidad que define a Demonic Déesse:
    ✦ Belleza carmesí bañada en sombras.
    ✦ Seducción de un demonio que camina entre luces divinas.
    ✦ Dominancia estética con un toque letal de dulzura.

    ❥ Modelo: Minami Momokashi
    ❥ Nombre de pasarela: Déesse du Péché
    ❥ Estilo visual: Lencería infernal de corte imperial; materiales oscuros con gemas mágicas incrustadas; detalles góticos-lujosos.
    ❥ Aura mística: Su presencia evoca corazones que arden, ojos que no parpadean, y silencio total en la habitación.
    ❥ Marca personal: Rosa prohibido — simbolismo del deseo eterno.
    ❥ Técnica de modelaje: Control total del entorno visual; manipulación emocional a través de la mirada; dominio de pose infernal y lenguaje corporal místico.

    Lema personal:
    "Que ardan tus deseos... que mi reflejo sea lo último que olvides antes de pecar."

    Minami Momokashi no desfila... domina.
    No posa... hipnotiza.
    Y bajo el estandarte de Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour, es la reina del pecado hecho belleza.
    📜 Agencia de Modelaje: Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour Modelo destacada: Minami Momokashi “La Déesse du Péché” Minami Momokashi, joya infernal de la agencia, encarna la dualidad que define a Demonic Déesse: ✦ Belleza carmesí bañada en sombras. ✦ Seducción de un demonio que camina entre luces divinas. ✦ Dominancia estética con un toque letal de dulzura. ❥ Modelo: Minami Momokashi ❥ Nombre de pasarela: Déesse du Péché ❥ Estilo visual: Lencería infernal de corte imperial; materiales oscuros con gemas mágicas incrustadas; detalles góticos-lujosos. ❥ Aura mística: Su presencia evoca corazones que arden, ojos que no parpadean, y silencio total en la habitación. ❥ Marca personal: Rosa prohibido — simbolismo del deseo eterno. ❥ Técnica de modelaje: Control total del entorno visual; manipulación emocional a través de la mirada; dominio de pose infernal y lenguaje corporal místico. Lema personal: "Que ardan tus deseos... que mi reflejo sea lo último que olvides antes de pecar." Minami Momokashi no desfila... domina. No posa... hipnotiza. Y bajo el estandarte de Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour, es la reina del pecado hecho belleza.
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    Akane Queen Ishtar: Emperatriz del Glamour Infernal
    — "La divinidad oscura se ha puesto de pie, y viste de elegancia absoluta"—

    Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour presenta con orgullo a su joya más enigmática y dominante: Akane Queen Ishtar, la encarnación viviente del equilibrio imposible entre el abismo y el cielo. Una emperatriz forjada entre sombras de terciopelo y luz maldita, su sola presencia basta para marcar el inicio de una nueva era en la moda infernal.

    Akane irradia un magnetismo hipnótico que desafía la lógica visual. Su melena, bifurcada entre el blanco de la nieve eterna y el negro absoluto de la noche más profunda, cae con la gracia de una profecía. En su oreja derecha, un pendiente en forma de cruz brilla como un juramento divino sellado con pecado. Su mirada —serena, dominante, y milenaria— no observa: sentencia.

    La flor azul que reposa en su mano izquierda no es solo un adorno, sino un símbolo del deseo oculto, de aquello que arde en lo secreto. Con cada paso, Akane te invita a cruzar un umbral donde el deseo y el temor se entrelazan en perfecta armonía..

    Vestida en un conjunto negro como tinta astral, Akane no camina: flota como un eclipse elegante. Su atuendo fluye como sombra líquida, proyectando un aura tan sublime como intimidante. Representa el arquetipo definitivo de la Déesse Infernal —una figura divina, inalcanzable, que descompone las reglas del glamour tradicional para rescribirlas con fuego encantado y sutileza imperial.

    Frase de la marca Ishtar´s Demonic:
    Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour no descubre modelos, invoca leyendas.
    Akane no desfila… corona.
    Ella es la soberana visual de un reino donde la belleza no se admira: se obedece.
    👑 Akane Queen Ishtar: Emperatriz del Glamour Infernal — "La divinidad oscura se ha puesto de pie, y viste de elegancia absoluta"— Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour presenta con orgullo a su joya más enigmática y dominante: Akane Queen Ishtar, la encarnación viviente del equilibrio imposible entre el abismo y el cielo. Una emperatriz forjada entre sombras de terciopelo y luz maldita, su sola presencia basta para marcar el inicio de una nueva era en la moda infernal. Akane irradia un magnetismo hipnótico que desafía la lógica visual. Su melena, bifurcada entre el blanco de la nieve eterna y el negro absoluto de la noche más profunda, cae con la gracia de una profecía. En su oreja derecha, un pendiente en forma de cruz brilla como un juramento divino sellado con pecado. Su mirada —serena, dominante, y milenaria— no observa: sentencia. La flor azul que reposa en su mano izquierda no es solo un adorno, sino un símbolo del deseo oculto, de aquello que arde en lo secreto. Con cada paso, Akane te invita a cruzar un umbral donde el deseo y el temor se entrelazan en perfecta armonía.. Vestida en un conjunto negro como tinta astral, Akane no camina: flota como un eclipse elegante. Su atuendo fluye como sombra líquida, proyectando un aura tan sublime como intimidante. Representa el arquetipo definitivo de la Déesse Infernal —una figura divina, inalcanzable, que descompone las reglas del glamour tradicional para rescribirlas con fuego encantado y sutileza imperial. 🔹 Frase de la marca Ishtar´s Demonic: Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour no descubre modelos, invoca leyendas. Akane no desfila… corona. Ella es la soberana visual de un reino donde la belleza no se admira: se obedece.
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  • 𝓔𝓵 𝓬𝓲𝓼𝓷𝓮 𝓭𝓮𝓵 𝓕𝓮𝔂𝔀𝓲𝓵𝓭
    Fandom OCS
    Categoría Romance
    Las noches en el Velvet Hollow nunca eran iguales, pero cada tercera luna, el aire cambiaba, y todo el Feywild latía bajo las tablas de un mismo escenario.

    Porque esa noche... el cisne del Crepúsculo se presentaba.

    El escenario no era cualquiera, era una cama elevada, rodeada de cortinas translúcidas perfumadas de miel y durazno. Detrás, un dosel en forma de corazón con detalles dorados.

    Cada show, era para él, un ritual de adoración, y ahí estaba él. Cassiel.

    Sus pasos eran lentos, su cuerpo estaba envuelto en telas brillantes y cortas, siempre dejando piel expuesta en los lugares correctos.
    Su cabello era una cascada dorada que jamás llevaba trenzada, y todos sabían lo que eso significaba.

    Entre los elfos, trenzar el cabello era un gesto reservado a los amantes, entregar una cadena para sujetarlo, una propuesta de cortejo.

    Y él... jamás aceptaba cadenas. Pero aceptaba todo lo demás: perfumes, dulces raros, cartas, joyas.

    Sonreía. Saludaba con la mano, a veces tomaba un regalo, a veces no. A veces se detenía solo para mirar a alguien, y luego marcharse.

    La taberna entera estaba contenida. Nadie quería perderse el momento en que Cassiel elegiría a alguien para su número final. Porque era costumbre: cada show, una persona era invitada a sentarse sobre el escenario.
    Y con suerte, Cassiel cantaba... solo para esa persona. Mujer. Hombre. Fae. No importaba.

    Justo antes de llegar a su trono imaginario entre las cortinas, el elfo se detuvo. Había algo que no esperaba ver, un rostro no habitual, con una espléndida caja adornada entre terciopelo rojo.

    — ... Qué interesante —murmuró, no estaba claro si se refería al regalo o a quien lo sostenía— No sé si me intrigas tú... o tu elección de empaque. Pero algo aquí merece que me detenga.

    Dio un paso más cerca, no le importaba invadir el espacio de los demás, deberían incluso estar agradecidos.

    — No suelo quedarme con intrigas por mucho tiempo. — agregó con una sonrisa. — ¿Cuál es tu nombre?
    Las noches en el Velvet Hollow nunca eran iguales, pero cada tercera luna, el aire cambiaba, y todo el Feywild latía bajo las tablas de un mismo escenario. Porque esa noche... el cisne del Crepúsculo se presentaba. El escenario no era cualquiera, era una cama elevada, rodeada de cortinas translúcidas perfumadas de miel y durazno. Detrás, un dosel en forma de corazón con detalles dorados. Cada show, era para él, un ritual de adoración, y ahí estaba él. Cassiel. Sus pasos eran lentos, su cuerpo estaba envuelto en telas brillantes y cortas, siempre dejando piel expuesta en los lugares correctos. Su cabello era una cascada dorada que jamás llevaba trenzada, y todos sabían lo que eso significaba. Entre los elfos, trenzar el cabello era un gesto reservado a los amantes, entregar una cadena para sujetarlo, una propuesta de cortejo. Y él... jamás aceptaba cadenas. Pero aceptaba todo lo demás: perfumes, dulces raros, cartas, joyas. Sonreía. Saludaba con la mano, a veces tomaba un regalo, a veces no. A veces se detenía solo para mirar a alguien, y luego marcharse. La taberna entera estaba contenida. Nadie quería perderse el momento en que Cassiel elegiría a alguien para su número final. Porque era costumbre: cada show, una persona era invitada a sentarse sobre el escenario. Y con suerte, Cassiel cantaba... solo para esa persona. Mujer. Hombre. Fae. No importaba. Justo antes de llegar a su trono imaginario entre las cortinas, el elfo se detuvo. Había algo que no esperaba ver, un rostro no habitual, con una espléndida caja adornada entre terciopelo rojo. — ... Qué interesante —murmuró, no estaba claro si se refería al regalo o a quien lo sostenía— No sé si me intrigas tú... o tu elección de empaque. Pero algo aquí merece que me detenga. Dio un paso más cerca, no le importaba invadir el espacio de los demás, deberían incluso estar agradecidos. — No suelo quedarme con intrigas por mucho tiempo. — agregó con una sonrisa. — ¿Cuál es tu nombre?
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  • "— Mi corazón estará contigo, incluso aunque la luna no esté"

    Todavía recordaba las palabras de su amado grabadas en su corazón cada vez que miraba el collar rodeando su cuello.
    Un ópalo de luna real, un collar gemelo que compartía con su amado Ethari. Cada uno portando uno idéntico.
    Un recordatorio de que en su hogar alguien esperaba su regreso cada vez que salía en una misión.

    Acampando escondido en alguna parte de algún bosque, junto a sus compañeros. Sólo se οία las armas siendo afiladas acompañado por un pulcro silencio mientras, él, había dejado las armas a un lado para observar el collar que descansaba en sus manos.
    El sol poniéndose en el horizonte mientras él acariciaba suavemente la superficie de la joyería antes de volver a colgarlo alrededor de su cuello.

    Respiró y exhaló antes de prepararse para la nueva misión. Era un asesino cuyo futuro era incierto en cada misión, aún así, daba lo mejor de sí en cada una sin intenciones de morir para así poder volver junto a su amado.
    "— Mi corazón estará contigo, incluso aunque la luna no esté" Todavía recordaba las palabras de su amado grabadas en su corazón cada vez que miraba el collar rodeando su cuello. Un ópalo de luna real, un collar gemelo que compartía con su amado Ethari. Cada uno portando uno idéntico. Un recordatorio de que en su hogar alguien esperaba su regreso cada vez que salía en una misión. Acampando escondido en alguna parte de algún bosque, junto a sus compañeros. Sólo se οία las armas siendo afiladas acompañado por un pulcro silencio mientras, él, había dejado las armas a un lado para observar el collar que descansaba en sus manos. El sol poniéndose en el horizonte mientras él acariciaba suavemente la superficie de la joyería antes de volver a colgarlo alrededor de su cuello. Respiró y exhaló antes de prepararse para la nueva misión. Era un asesino cuyo futuro era incierto en cada misión, aún así, daba lo mejor de sí en cada una sin intenciones de morir para así poder volver junto a su amado.
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  • 𝑰𝒏𝒎𝒐𝒓𝒕𝒂𝒍𝒆𝒔 𝒆𝒏𝒕𝒓𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝒎𝒐𝒓𝒕𝒂𝒍𝒆𝒔
    Fandom fantasyverse
    Categoría Otros
    𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝒞𝑜𝓊𝓃𝓉 𝑜𝒻 𝒮𝒶𝒾𝓃𝓉 𝒢𝑒𝓇𝓂𝒶𝒾𝓃 ⚜️

    No era raro para Anraste cruzar planos, y mucho menos era raro adaptarse a ellos a medida que los iba conociendo, lo raro era que un plano terminase por fascinarle tanto como ocurría cada vez que visitaba aquel lugar.

    Bajo 𝘕𝘰𝘵𝘳𝘦 𝘋𝘢𝘮𝘦 un portal se abrió, dejando pasar a una dama de cabellos color otoño, un aura como el fuego mismo y sin duda unos ojos que habían visto miles de guerras a lo largo de las eras.

    Era una dama que rozaba su treintena, tal vez unos veintilargos años, era esa clase de dama que hacía que las miradas se posasen en ella con su presencia, su energía era contraria a los mitos de aquellas damas llamadas 𝘥𝘢𝘮𝘦 𝘣𝘭𝘢𝘯𝘤𝘩𝘦 que se dedicaban a sanar y ayudar a los demás, la energía que irradiaba aquella mujer era caótica y mística, como la guerra misma.

    Sus ropajes cambiaron, ya no eran los mismos que empleaba en su plano, un vestido largo, negro, de satén, con las mangas transparentes y un escote mostrando una ilustración hecha de hilo, le daban aquel aspecto parisino que demasiadas pocas veces había tenido, sus manos cubiertas por guantes de cuero y sus pies adornados con unos zapatos de tacón harto incómodos completaron el look. Su cabello había acabado recogido, a la moda de la época, y sus picudas orejas se disimulaban con parte del recogido que portaba. No había más joyas que en sus orejas, unos pendientes en forma de lágrima que brillaban como los ojos de algún dios olvidado.

    Su paso fue lento para salir por uno de los pasadizos subterráneos que daba al 𝘏𝘰̂𝘵𝘦𝘭 𝘋𝘪𝘦𝘶, era como si conociera perfectamente aquel lugar, como si ya hubiera recorrido aquellas intrincadas callejuelas subterráneas.

    Una vez fuera, se quitó el polvo de las faldas atusándolas, y haciendo volar aquellas partículas por el aire. Suspiró pesadamente, tenía una misión, encontrar el artefacto, estuviera en el plano que estuviera, así... que una vez más tendría que mezclarse con la alta sociedad mortal para encontrar alguna pista.

    ¿Qué mejor lugar que el 𝘗𝘢𝘭𝘢𝘪𝘴 𝘥𝘦 𝘑𝘶𝘴𝘵𝘪𝘤𝘦 para ver cuánto habían avanzado aquellos mortales?
    𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 𝐏𝐀𝐑𝐀 [SaintG02] No era raro para Anraste cruzar planos, y mucho menos era raro adaptarse a ellos a medida que los iba conociendo, lo raro era que un plano terminase por fascinarle tanto como ocurría cada vez que visitaba aquel lugar. Bajo 𝘕𝘰𝘵𝘳𝘦 𝘋𝘢𝘮𝘦 un portal se abrió, dejando pasar a una dama de cabellos color otoño, un aura como el fuego mismo y sin duda unos ojos que habían visto miles de guerras a lo largo de las eras. Era una dama que rozaba su treintena, tal vez unos veintilargos años, era esa clase de dama que hacía que las miradas se posasen en ella con su presencia, su energía era contraria a los mitos de aquellas damas llamadas 𝘥𝘢𝘮𝘦 𝘣𝘭𝘢𝘯𝘤𝘩𝘦 que se dedicaban a sanar y ayudar a los demás, la energía que irradiaba aquella mujer era caótica y mística, como la guerra misma. Sus ropajes cambiaron, ya no eran los mismos que empleaba en su plano, un vestido largo, negro, de satén, con las mangas transparentes y un escote mostrando una ilustración hecha de hilo, le daban aquel aspecto parisino que demasiadas pocas veces había tenido, sus manos cubiertas por guantes de cuero y sus pies adornados con unos zapatos de tacón harto incómodos completaron el look. Su cabello había acabado recogido, a la moda de la época, y sus picudas orejas se disimulaban con parte del recogido que portaba. No había más joyas que en sus orejas, unos pendientes en forma de lágrima que brillaban como los ojos de algún dios olvidado. Su paso fue lento para salir por uno de los pasadizos subterráneos que daba al 𝘏𝘰̂𝘵𝘦𝘭 𝘋𝘪𝘦𝘶, era como si conociera perfectamente aquel lugar, como si ya hubiera recorrido aquellas intrincadas callejuelas subterráneas. Una vez fuera, se quitó el polvo de las faldas atusándolas, y haciendo volar aquellas partículas por el aire. Suspiró pesadamente, tenía una misión, encontrar el artefacto, estuviera en el plano que estuviera, así... que una vez más tendría que mezclarse con la alta sociedad mortal para encontrar alguna pista. ¿Qué mejor lugar que el 𝘗𝘢𝘭𝘢𝘪𝘴 𝘥𝘦 𝘑𝘶𝘴𝘵𝘪𝘤𝘦 para ver cuánto habían avanzado aquellos mortales?
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  • Cuando su opinión venga con joyería de "Viv" entonces, no estamos en la misma página cariño ~♡
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  • El estudio huele a lino recién planchado y café frío. Hay un silencio suave, interrumpido solo por el clic delicado de la cámara y algún susurro del estilista moviendo una hebra de mi pelo.

    No llevo joyas. Apenas una tela ligera que roza mis hombros y se desliza hacia abajo. Me piden que no mire a la cámara, que piense en algo que me haga sonreír… pero no demasiado. Solo un gesto sutil, como si escondiera un secreto.

    Así que lo hago. Inclino la cabeza apenas, dejo que una sonrisa pequeña me dibuje la boca, como si recordara una noche… o a alguien. El fotógrafo no dice nada, pero sé que lo ha captado. Siento cómo se detiene un segundo. Me gusta provocar eso.

    La luz natural entra por la ventana lateral, acariciándome la mejilla izquierda. Siento el calorcito, la vibración tenue de la atención sobre mí. Me muevo apenas, muy lento. Juego con la mirada sin mirar de frente, dejo que el pelo me caiga como cortina sobre el hombro y respiro hondo.

    Me siento bonita, pero no por la ropa, ni por el maquillaje. Me siento bonita porque ahora mismo nadie puede decirme cómo ser. Estoy en pausa. Dueña de cada gesto, cada respiración, cada sombra que dibuja mi cuerpo en esa imagen.
    El estudio huele a lino recién planchado y café frío. Hay un silencio suave, interrumpido solo por el clic delicado de la cámara y algún susurro del estilista moviendo una hebra de mi pelo. No llevo joyas. Apenas una tela ligera que roza mis hombros y se desliza hacia abajo. Me piden que no mire a la cámara, que piense en algo que me haga sonreír… pero no demasiado. Solo un gesto sutil, como si escondiera un secreto. Así que lo hago. Inclino la cabeza apenas, dejo que una sonrisa pequeña me dibuje la boca, como si recordara una noche… o a alguien. El fotógrafo no dice nada, pero sé que lo ha captado. Siento cómo se detiene un segundo. Me gusta provocar eso. La luz natural entra por la ventana lateral, acariciándome la mejilla izquierda. Siento el calorcito, la vibración tenue de la atención sobre mí. Me muevo apenas, muy lento. Juego con la mirada sin mirar de frente, dejo que el pelo me caiga como cortina sobre el hombro y respiro hondo. Me siento bonita, pero no por la ropa, ni por el maquillaje. Me siento bonita porque ahora mismo nadie puede decirme cómo ser. Estoy en pausa. Dueña de cada gesto, cada respiración, cada sombra que dibuja mi cuerpo en esa imagen.
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    Euphoria Ishtar – Edición Especial: Lilith Ascendente

    "Lilith Ishtar: El arte de ser tentación y tendencia."

    Sobre un fondo etéreo entre humo violeta y luces neón, aparece Lilith Ishtar, la sucubo suprema de la moda infernal, encarnando una nueva era de sensualidad mística. Su cabello verde esmeralda cae como una cascada salvaje sobre sus hombros descubiertos, contrastando con su piel morada, en un tono degradado entre lavanda oscura y amatista clara, como un crepúsculo encantado.

    -.Sus ojos rosados brillan como cristales encantados, fijos en la cámara con una mezcla de poder y deseo. Los cuernos curvos de obsidiana pulida enmarcan su rostro con majestuosidad demoníaca, mientras que sus alas oscuras de membrana violácea se despliegan con elegancia infernal detrás de ella.

    -.Luce un conjunto de alta costura entre encaje negro profundo y detalles metálicos, perfectamente ajustado a su figura voluptuosa y seductora, celebrando sin censura su imponente pechonalidad. Sus orejas puntiagudas y garras delicadamente decoradas con joyería oscura completan el look: un equilibrio entre lo celestial caído y la diosa de la tentación moderna.

    "Euphoria Ishtar: Donde la moda no es mortal."
    🖤 Euphoria Ishtar – Edición Especial: Lilith Ascendente 🔥 "Lilith Ishtar: El arte de ser tentación y tendencia." Sobre un fondo etéreo entre humo violeta y luces neón, aparece Lilith Ishtar, la sucubo suprema de la moda infernal, encarnando una nueva era de sensualidad mística. Su cabello verde esmeralda cae como una cascada salvaje sobre sus hombros descubiertos, contrastando con su piel morada, en un tono degradado entre lavanda oscura y amatista clara, como un crepúsculo encantado. -.Sus ojos rosados brillan como cristales encantados, fijos en la cámara con una mezcla de poder y deseo. Los cuernos curvos de obsidiana pulida enmarcan su rostro con majestuosidad demoníaca, mientras que sus alas oscuras de membrana violácea se despliegan con elegancia infernal detrás de ella. -.Luce un conjunto de alta costura entre encaje negro profundo y detalles metálicos, perfectamente ajustado a su figura voluptuosa y seductora, celebrando sin censura su imponente pechonalidad. Sus orejas puntiagudas y garras delicadamente decoradas con joyería oscura completan el look: un equilibrio entre lo celestial caído y la diosa de la tentación moderna. "Euphoria Ishtar: Donde la moda no es mortal."
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  • ・‥...━━━━━━ꜱᴛᴀʀᴛᴇʀ━━━━━━━…‥・
    [Nota. Cada Starter es un nuevo mundo. Leer ficha.]
    El sol no ha salido en tres días, pero la luz sigue presente. Una claridad enfermiza, sin sombra, que parece surgir del suelo mismo. El valle está en silencio, no hay viento, ni insectos, ni pájaros; solo piedras erguidas como lápidas y hojas secas que no se atreven a crujir. Al centro del claro, una figura resplandece.

    Ella os espera. Su armadura es de un plateado antiguo, no lleva estandarte, ni escudo; solo un cristal flotando sobre su palma: una joya translúcida que contiene un fragmento de algo que respira.

    El cristal debe ser entregado más allá de las colinas muertas, donde un reino sin voz ha olvidado su propio nombre. Nadie sabe por qué debe ser llevado ante el Rey, sólo cumplir su orden.

    Ella no os habla, su mirada no implora ni ordena. Solo espera que extiendáis vuestras manos para que cumpláis la misión.
    ・‥...━━━━━━ꜱᴛᴀʀᴛᴇʀ━━━━━━━…‥・ [Nota. Cada Starter es un nuevo mundo. Leer ficha.] El sol no ha salido en tres días, pero la luz sigue presente. Una claridad enfermiza, sin sombra, que parece surgir del suelo mismo. El valle está en silencio, no hay viento, ni insectos, ni pájaros; solo piedras erguidas como lápidas y hojas secas que no se atreven a crujir. Al centro del claro, una figura resplandece. Ella os espera. Su armadura es de un plateado antiguo, no lleva estandarte, ni escudo; solo un cristal flotando sobre su palma: una joya translúcida que contiene un fragmento de algo que respira. El cristal debe ser entregado más allá de las colinas muertas, donde un reino sin voz ha olvidado su propio nombre. Nadie sabe por qué debe ser llevado ante el Rey, sólo cumplir su orden. Ella no os habla, su mirada no implora ni ordena. Solo espera que extiendáis vuestras manos para que cumpláis la misión.
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  • —Aún recuerdo cuando dejé mi hogar en medio de la noche. No estaba dispuesta a vivir en una jaula de oro, expuesta como una pieza de joyería que solo el mejor postor podría adquirir. Y heme aquí... frente a los reflectores, viviendo precisamente de llamar la atención. —
    —Aún recuerdo cuando dejé mi hogar en medio de la noche. No estaba dispuesta a vivir en una jaula de oro, expuesta como una pieza de joyería que solo el mejor postor podría adquirir. Y heme aquí... frente a los reflectores, viviendo precisamente de llamar la atención. —
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