• •Kafka• ×ⁱᵛᵃⁿ ᵇᵒʸᵏᵃ× /publicacion star, perdon por tardar./ -boyka estaba haciendo un ritual de invocación, a su alrededor habia algunas velas, calaveras y esencias mágicas, al terminar de hacer un circulo en el suelo recito unas palabras. quizás el ritual fallo y apareció un ente que no esperaba- que es este lugar?? ¿freddy??
    [BEY0ND] /publicacion star, perdon por tardar./ -boyka estaba haciendo un ritual de invocación, a su alrededor habia algunas velas, calaveras y esencias mágicas, al terminar de hacer un circulo en el suelo recito unas palabras. quizás el ritual fallo y apareció un ente que no esperaba- que es este lugar?? ¿freddy??
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  • A primera hora juntó a todos sus capitanes y hombres de confianza, no importaba donde estuvieran, ni lo que hicieran, necesitaba de tener a todos reunidos en el enorme cuarto de guerra donde ya esperaba a todos.

    La emperatriz vestía con la regalía de batalla, incluida su máscara, algo que sorprendió a todos los presentes, es como si estuviera en un llamado a la pelea y muchos temían que iba a ser el caso, un suceso que arruinaría la paz que habían tenido desde la llegada a aquel lugar.

    — Nuestros astrólogos han identificado la presencia de movimientos en las estrellas, nuestros enemigos vienen en camino —

    El cuarto se lleno de cuchicheos, todos aquellos presentes conocían de quien se trataban, otro Imperio, muy distinto a ellos, con grandes dioses y poderes que provenían de sus bendiciones, fieros guerreros, casi tan terribles como la propia emperatriz y peor aún, poseedores de un poder que les daba la ventaja en batalla contra cualquier guerrero de Nameia, una invocación poderosa que podía arrasar con facilidad el campo de batalla.

    Los rostros de algunos mostraban preocupación, incluso un deje de miedo, pero ella, la emperatriz Nanjala golpeo con fuerza su armadura para provocar un estruendo poderoso que resonaba en la habitación.

    — Bajaremos ¡ahora mismo! tomaremos las calles, entraremos a lo más profundo de Ravndal, ¡ encontraremos el Aparatus Imperiata ! ¡ LO OCUPAREMOS ! ¡ Y DESTRUIREMOS A NUESTROS ENEMIGOS ! —

    Los hombres y mujeres presentes comienzan a golpear sus armaduras al son de la emperatriz, quien esta lista para la batalla, sabe que si sus oponentes llegan, podría significar el final de su búsqueda por el Aparatus Imperiata, misma que le llevó a ese planeta y específicamente, a aquella ciudad, el lugar donde anteriormente dominaba el antiguo dueño del objeto, un ser multiplanar conocido solamente como "El Emperador".

    Físicamente, muestra templanza, valor, pero por dentro, por segunda vez en su vida tiene miedo, conoce al oponente y sabe que sus poderes solo pueden ser enfrentados con el Aparatus Imperiata, un objeto creado por el propio Primus para crear el orden, la maquinaría perfecta, aquella en la cuál toda la maquinaría de Nameia esta basada. Tenerla significaría alcanzar el poder de Primus y así podrían arrasar con cualquiera que se enfrente con ellos, incluso aquellos que usan magia quedarían sin defensa ante el poder del Aparatus Imperiata.

    A primera hora juntó a todos sus capitanes y hombres de confianza, no importaba donde estuvieran, ni lo que hicieran, necesitaba de tener a todos reunidos en el enorme cuarto de guerra donde ya esperaba a todos. La emperatriz vestía con la regalía de batalla, incluida su máscara, algo que sorprendió a todos los presentes, es como si estuviera en un llamado a la pelea y muchos temían que iba a ser el caso, un suceso que arruinaría la paz que habían tenido desde la llegada a aquel lugar. — Nuestros astrólogos han identificado la presencia de movimientos en las estrellas, nuestros enemigos vienen en camino — El cuarto se lleno de cuchicheos, todos aquellos presentes conocían de quien se trataban, otro Imperio, muy distinto a ellos, con grandes dioses y poderes que provenían de sus bendiciones, fieros guerreros, casi tan terribles como la propia emperatriz y peor aún, poseedores de un poder que les daba la ventaja en batalla contra cualquier guerrero de Nameia, una invocación poderosa que podía arrasar con facilidad el campo de batalla. Los rostros de algunos mostraban preocupación, incluso un deje de miedo, pero ella, la emperatriz Nanjala golpeo con fuerza su armadura para provocar un estruendo poderoso que resonaba en la habitación. — Bajaremos ¡ahora mismo! tomaremos las calles, entraremos a lo más profundo de Ravndal, ¡ encontraremos el Aparatus Imperiata ! ¡ LO OCUPAREMOS ! ¡ Y DESTRUIREMOS A NUESTROS ENEMIGOS ! — Los hombres y mujeres presentes comienzan a golpear sus armaduras al son de la emperatriz, quien esta lista para la batalla, sabe que si sus oponentes llegan, podría significar el final de su búsqueda por el Aparatus Imperiata, misma que le llevó a ese planeta y específicamente, a aquella ciudad, el lugar donde anteriormente dominaba el antiguo dueño del objeto, un ser multiplanar conocido solamente como "El Emperador". Físicamente, muestra templanza, valor, pero por dentro, por segunda vez en su vida tiene miedo, conoce al oponente y sabe que sus poderes solo pueden ser enfrentados con el Aparatus Imperiata, un objeto creado por el propio Primus para crear el orden, la maquinaría perfecta, aquella en la cuál toda la maquinaría de Nameia esta basada. Tenerla significaría alcanzar el poder de Primus y así podrían arrasar con cualquiera que se enfrente con ellos, incluso aquellos que usan magia quedarían sin defensa ante el poder del Aparatus Imperiata.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    #Cuarzo
    Amplifica la energía y actúa como un "puente" entre el invocador y yo. Potencia tanto las intenciones del invocador como mis poderes de conexión, facilitando una comunicación clara y directa.
    También purifica el espacio, eliminando cualquier interferencia que pueda afectar la invocación, y gracias a esto se permite una mayor claridad a la hora de manifestar mi esencia espiritual.

    «Esencia espiritual», me refiero a que probablemente me vea como un ente etéreo al primer contacto, mientras mas sea frecuente la invocación probablemente la manifestación sea más física.
    #Cuarzo Amplifica la energía y actúa como un "puente" entre el invocador y yo. Potencia tanto las intenciones del invocador como mis poderes de conexión, facilitando una comunicación clara y directa. También purifica el espacio, eliminando cualquier interferencia que pueda afectar la invocación, y gracias a esto se permite una mayor claridad a la hora de manifestar mi esencia espiritual. «Esencia espiritual», me refiero a que probablemente me vea como un ente etéreo al primer contacto, mientras mas sea frecuente la invocación probablemente la manifestación sea más física.
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  • -atendiendo al llamado de invocación, valentino despierta su apariencia real preparado para la noche sangrienta -

    #subtramadehalloween
    -atendiendo al llamado de invocación, valentino despierta su apariencia real preparado para la noche sangrienta - #subtramadehalloween
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  • La demonio una vez recolectada la sangre suficiente comienza el ritual de invocación para Zagreo the Dark Demon Greek Mitology arrodillandose en cuánto termina el ritual.


    -Mi señor, príncipe de todo El Hades, señor de Asfodelos, amo de los campos de castigó , me permito invocarlo para hacer uso del emblema otorgado ....
    La demonio una vez recolectada la sangre suficiente comienza el ritual de invocación para [Dark_Demon] arrodillandose en cuánto termina el ritual. -Mi señor, príncipe de todo El Hades, señor de Asfodelos, amo de los campos de castigó , me permito invocarlo para hacer uso del emblema otorgado ....
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  • Fue durante el último equinoccio de otoño que Tolek invocó las fuerzas del clan Chérnikov, una práctica que sólo es necesaria cuando se trata de hechizos poderosos. Su clan está muerto, pero sus fantasmas aún pueden caminar la tierra de los vivos y son especialmente poderosos durante estas épocas tan cercanas a la noche de los muertos.

    El brujo ha preparado un círculo de invocación en aquella zona más especial del bosque que custodia: el manantial. Allí, bajo la atenta mirada de una familia de curiosos kitsune, un par dríades y ninfas, y alguna que otra criatura peculiar más, el clan Chérnikov se reúne entorno a una hoguera mágica que arde con un fuego de color blanco poco común. El fantasma de los hombres más cercanos de su clan, quienes son su padre y los hermanos de su padre, rodean el fuego más de cerca que las mujeres, quienes mantienen un coro de protección e invocación alrededor.

    Es a su padre a quien Tolek ofrece un anillo dorado adornado con una tierna florecilla púrpura, que acaba de retirar de su dedo, antes despidiéndose de este con un beso. El hombre lo recibe con cuidado y recita las mismas palabras que las mujeres, uniéndose al coro por un momento, justo antes de lanzarlo a la hoguera.

    Las llamas se avivan y crecen tornándose doradas por un momento.

    Luego, el brujo ofrece un colgante que retira de su cuello y que despide del mismo modo, con un sentido beso, antes de ofrecérselo a su padre.

    Las llamas lo reciben con otra explosión de brillo dorado.
    El espectáculo de luces fascina a las criaturas que lo atestiguan, lejos de quemar a nadie ni de ponerles en riesgo.
    Por otro lado, el brujo ya es incapaz de contener las lágrimas que le ahogan los ojos.

    Lo siguiente es un anillo de plata rosa, una coronita que despide con una lágrima que cae sin querer, antes de ofrecerlo a su padre. El brujo se limpia los ojos con el revés de la manga justo a tiempo para ver la explosión de humo rosa que deja a todos ciegos alrededor, inundados, además, por un penetrante olor a chicle.

    Esta vez, todas los espectadores vivos tosen.

    Finalmente, el brujo se quita su característico abrigo de piel... pero le cuesta entregarlo. Antes, se abraza y aferra la prenda con un profundo cariño, y luego la deja ir con la vista otra vez empañada, pero le da igual. De todos modos, nadie ve nada por culpa de la nube rosa chicle, hasta que el siguiente estallido eleva las llamas a lo más alto y por encima de las copas de los árboles, lenguas de fuego de color negro que abrasan el aire circundante capaces de consumir todo a su alrededor. Pero el canto de las mujeres no es en vano, nada ni nadie se quema ni sufre.

    Y así, el brujo agacha la cabeza como si la nuca le pesara mucho más de la cuenta, un peso que pronto desaparece, sin embargo. Creyendo que todo ha terminado, el brujo se extraña al escuchar que el canto persiste, aunque ha cambiado de letra y ritmo, y que su padre aún espera frente a él.

    — No tengo nada más que entregar... —pronuncia Tolek.

    Su padre le mira el pecho.

    — No, la amatista se queda —declara el brujo, con voz tajante.

    Pero su padre aún le mira el pecho.
    Al parecer, lo que sea que esté sucediendo no tiene algo que ver con la amatista.

    Entonces, frente a los ojos del brujo, su padre parece cambiar de forma. Su rostro se desfigura, su cráneo queda expuesto, de su cabeza crecen grandes astas y su cabello se alarga en negras hebras. Su espalda se encorva, pero a la vez se estira dándole mucha más altura de la normal, sus manos se convierten en garras y sus piernas son las de una cabra. Y sin embargo, Tolek no muestra miedo, al contrario, se arrodilla al igual que lo hacen todos los demás de su clan alrededor, aunque con cierta dificultad debido a su cojera.

    El que se encuentra frente a él no es otra más que una de las formas que adopta el dios patrono de los Chérnikov, Weles. Y el que se presente en ese momento es un honor que toma por sorpresa al único que no lo esperaba, el brujo cojo.

    Weles, rodeado de un aura de misterio y quietud aterradora, extiende una mano para posarla sobre la cabeza del brujo cojo frente a él. Tolek siente la rugosa presión de los dedos del dios y sólo puede pensar en que ha venido a por su alma, al fin, como castigo por la ingratitud que acaba de cometer al sacrificar los recuerdos de sus seres queridos. Pero no puede estar más equivocado, el dios se muestra paciente al esperar un momento de travieso suspenso antes de obrar, y Tolek puede sentir como su pantorrilla izquierda se endurece y cruje como si estuviera hecha de madera, de raíces que se retuercen flexibles, pero a la vez rígidas bajo su piel. Y de pronto, como si al fin se deshiciera de una sanguijuela que llevara pegada a la pierna constantemente, el dolor desaparece.

    #ElBrujoCojo
    Fue durante el último equinoccio de otoño que Tolek invocó las fuerzas del clan Chérnikov, una práctica que sólo es necesaria cuando se trata de hechizos poderosos. Su clan está muerto, pero sus fantasmas aún pueden caminar la tierra de los vivos y son especialmente poderosos durante estas épocas tan cercanas a la noche de los muertos. El brujo ha preparado un círculo de invocación en aquella zona más especial del bosque que custodia: el manantial. Allí, bajo la atenta mirada de una familia de curiosos kitsune, un par dríades y ninfas, y alguna que otra criatura peculiar más, el clan Chérnikov se reúne entorno a una hoguera mágica que arde con un fuego de color blanco poco común. El fantasma de los hombres más cercanos de su clan, quienes son su padre y los hermanos de su padre, rodean el fuego más de cerca que las mujeres, quienes mantienen un coro de protección e invocación alrededor. Es a su padre a quien Tolek ofrece un anillo dorado adornado con una tierna florecilla púrpura, que acaba de retirar de su dedo, antes despidiéndose de este con un beso. El hombre lo recibe con cuidado y recita las mismas palabras que las mujeres, uniéndose al coro por un momento, justo antes de lanzarlo a la hoguera. Las llamas se avivan y crecen tornándose doradas por un momento. Luego, el brujo ofrece un colgante que retira de su cuello y que despide del mismo modo, con un sentido beso, antes de ofrecérselo a su padre. Las llamas lo reciben con otra explosión de brillo dorado. El espectáculo de luces fascina a las criaturas que lo atestiguan, lejos de quemar a nadie ni de ponerles en riesgo. Por otro lado, el brujo ya es incapaz de contener las lágrimas que le ahogan los ojos. Lo siguiente es un anillo de plata rosa, una coronita que despide con una lágrima que cae sin querer, antes de ofrecerlo a su padre. El brujo se limpia los ojos con el revés de la manga justo a tiempo para ver la explosión de humo rosa que deja a todos ciegos alrededor, inundados, además, por un penetrante olor a chicle. Esta vez, todas los espectadores vivos tosen. Finalmente, el brujo se quita su característico abrigo de piel... pero le cuesta entregarlo. Antes, se abraza y aferra la prenda con un profundo cariño, y luego la deja ir con la vista otra vez empañada, pero le da igual. De todos modos, nadie ve nada por culpa de la nube rosa chicle, hasta que el siguiente estallido eleva las llamas a lo más alto y por encima de las copas de los árboles, lenguas de fuego de color negro que abrasan el aire circundante capaces de consumir todo a su alrededor. Pero el canto de las mujeres no es en vano, nada ni nadie se quema ni sufre. Y así, el brujo agacha la cabeza como si la nuca le pesara mucho más de la cuenta, un peso que pronto desaparece, sin embargo. Creyendo que todo ha terminado, el brujo se extraña al escuchar que el canto persiste, aunque ha cambiado de letra y ritmo, y que su padre aún espera frente a él. — No tengo nada más que entregar... —pronuncia Tolek. Su padre le mira el pecho. — No, la amatista se queda —declara el brujo, con voz tajante. Pero su padre aún le mira el pecho. Al parecer, lo que sea que esté sucediendo no tiene algo que ver con la amatista. Entonces, frente a los ojos del brujo, su padre parece cambiar de forma. Su rostro se desfigura, su cráneo queda expuesto, de su cabeza crecen grandes astas y su cabello se alarga en negras hebras. Su espalda se encorva, pero a la vez se estira dándole mucha más altura de la normal, sus manos se convierten en garras y sus piernas son las de una cabra. Y sin embargo, Tolek no muestra miedo, al contrario, se arrodilla al igual que lo hacen todos los demás de su clan alrededor, aunque con cierta dificultad debido a su cojera. El que se encuentra frente a él no es otra más que una de las formas que adopta el dios patrono de los Chérnikov, Weles. Y el que se presente en ese momento es un honor que toma por sorpresa al único que no lo esperaba, el brujo cojo. Weles, rodeado de un aura de misterio y quietud aterradora, extiende una mano para posarla sobre la cabeza del brujo cojo frente a él. Tolek siente la rugosa presión de los dedos del dios y sólo puede pensar en que ha venido a por su alma, al fin, como castigo por la ingratitud que acaba de cometer al sacrificar los recuerdos de sus seres queridos. Pero no puede estar más equivocado, el dios se muestra paciente al esperar un momento de travieso suspenso antes de obrar, y Tolek puede sentir como su pantorrilla izquierda se endurece y cruje como si estuviera hecha de madera, de raíces que se retuercen flexibles, pero a la vez rígidas bajo su piel. Y de pronto, como si al fin se deshiciera de una sanguijuela que llevara pegada a la pierna constantemente, el dolor desaparece. #ElBrujoCojo
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  • >A pesar de que el hombre halla planeado aquella trampa para vencer a bill nuevamente con una nueva arma, por alguna razon le emocionaba lo que pasaria, tanto asi que su nerviosismo empezo a atacar, se miraba en un espejo mientras acomodaba su corbata<

    ¿Porque carajos me siento asi?... ¿me habra hecho algo?... Talves estoy bajo un... truco de ese maldito triangulo...

    >se dijo mientras se miraba en el espejo, solto un suspiro para salir de su habitación con una pistola un tanto extraña en su saco, algo que usaria despues<

    Ugh... como llamare a bill... solo digo su nombre? Tsk... se me olvido ese detalle..

    >prendio una pequeña vela como si estuviese haciendo la invocación del triángulo<

    ¿Funcionara?....

    Bill Cipher
    >A pesar de que el hombre halla planeado aquella trampa para vencer a bill nuevamente con una nueva arma, por alguna razon le emocionaba lo que pasaria, tanto asi que su nerviosismo empezo a atacar, se miraba en un espejo mientras acomodaba su corbata< ¿Porque carajos me siento asi?... ¿me habra hecho algo?... Talves estoy bajo un... truco de ese maldito triangulo... >se dijo mientras se miraba en el espejo, solto un suspiro para salir de su habitación con una pistola un tanto extraña en su saco, algo que usaria despues< Ugh... como llamare a bill... solo digo su nombre? Tsk... se me olvido ese detalle.. >prendio una pequeña vela como si estuviese haciendo la invocación del triángulo< ¿Funcionara?.... [legend_lavender_wolf_984]
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  • Iona, conocida entre unos pocos como Lepus, es una entidad mística que elige cuándo y cómo revelarse a los humanos. Habita en la ciudad moderna, oculta entre la multitud, pero su verdadera naturaleza solo es perceptible bajo condiciones muy particulares. Existen varias formas en las que alguien puede verla o interactuar con ella:

    1. Cuando ella lo decide: Iona controla cuándo desea ser vista. Si decide mostrarse, lo hará con intención, permitiendo que una persona la perciba. Sin embargo, su presencia no es fácil de retener en la memoria: aquellos que la ven suelen olvidarla poco después, como si su mente se negase a reconocer lo sobrenatural de su existencia.

    2. Buscando sus servicios: Hay quienes, sin saber cómo, encuentran el camino hacia su tienda de flores, atraídos por la necesidad de olvidar algo: un recuerdo doloroso, un secreto imposible de cargar, o la esperanza de liberarse de un pasado que los atormenta. Estas personas no saben conscientemente que buscan a Iona, pero el destino parece guiarlos hasta su puerta. Al cruzar el umbral de su tienda, sienten una extraña familiaridad, aunque el cómo llegaron hasta allí se disuelve en un vacío de memoria.

    3. Iona te encuentra: En ocasiones, Iona misma toma la iniciativa. Si su papel como guardiana del olvido es necesario, puede aparecer en la vida de alguien sin previo aviso. A veces lo hace a través de sutiles señales, otras, de manera más directa. Su llegada puede manifestarse en sueños o en momentos de confusión, dejando una huella difícil de definir pero imposible de ignorar.

    4. A través de un ritual: Solo aquellos que conocen el verdadero nombre de Iona y los secretos de la constelación Lepus pueden invocarla mediante un ritual esotérico. Este ritual requiere precisión y ciertos objetos específicos, como una máscara de conejo, para llamarla. Si la invocación es realizada correctamente, Iona siempre aparece. Sin embargo, sus servicios como guardiana del olvido tienen un precio, aunque este no siempre es de naturaleza tangible.

    Independientemente de cómo ocurra el encuentro, Iona siempre es la que tiene el control. La mayoría de las personas que interactúan con ella no son plenamente conscientes de su naturaleza ni del impacto que tiene en sus vidas, y cuando el trabajo de Iona concluye, el olvido vuelve a sellar la experiencia, tal y como ella lo prefiere.
    Iona, conocida entre unos pocos como Lepus, es una entidad mística que elige cuándo y cómo revelarse a los humanos. Habita en la ciudad moderna, oculta entre la multitud, pero su verdadera naturaleza solo es perceptible bajo condiciones muy particulares. Existen varias formas en las que alguien puede verla o interactuar con ella: 1. Cuando ella lo decide: Iona controla cuándo desea ser vista. Si decide mostrarse, lo hará con intención, permitiendo que una persona la perciba. Sin embargo, su presencia no es fácil de retener en la memoria: aquellos que la ven suelen olvidarla poco después, como si su mente se negase a reconocer lo sobrenatural de su existencia. 2. Buscando sus servicios: Hay quienes, sin saber cómo, encuentran el camino hacia su tienda de flores, atraídos por la necesidad de olvidar algo: un recuerdo doloroso, un secreto imposible de cargar, o la esperanza de liberarse de un pasado que los atormenta. Estas personas no saben conscientemente que buscan a Iona, pero el destino parece guiarlos hasta su puerta. Al cruzar el umbral de su tienda, sienten una extraña familiaridad, aunque el cómo llegaron hasta allí se disuelve en un vacío de memoria. 3. Iona te encuentra: En ocasiones, Iona misma toma la iniciativa. Si su papel como guardiana del olvido es necesario, puede aparecer en la vida de alguien sin previo aviso. A veces lo hace a través de sutiles señales, otras, de manera más directa. Su llegada puede manifestarse en sueños o en momentos de confusión, dejando una huella difícil de definir pero imposible de ignorar. 4. A través de un ritual: Solo aquellos que conocen el verdadero nombre de Iona y los secretos de la constelación Lepus pueden invocarla mediante un ritual esotérico. Este ritual requiere precisión y ciertos objetos específicos, como una máscara de conejo, para llamarla. Si la invocación es realizada correctamente, Iona siempre aparece. Sin embargo, sus servicios como guardiana del olvido tienen un precio, aunque este no siempre es de naturaleza tangible. Independientemente de cómo ocurra el encuentro, Iona siempre es la que tiene el control. La mayoría de las personas que interactúan con ella no son plenamente conscientes de su naturaleza ni del impacto que tiene en sus vidas, y cuando el trabajo de Iona concluye, el olvido vuelve a sellar la experiencia, tal y como ella lo prefiere.
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  • En la penumbra de una luna nueva, cuando las sombras se alargan y el silencio se apodera del mundo, aquellos que buscan la ayuda de Lepus, la enigmática guardiana del olvido, deben seguir un antiguo ritual.

    Primero, encuentra un rincón apartado de la ciudad, un lugar donde la naturaleza aún respire a través de las grietas del concreto. Allí, bajo la noche estrellada, dibuja un círculo con sal negra y coloca en su centro una máscara de conejo hecha de madera tallada. A su alrededor, dispón flores de dahlia negras y blancas, representando la dualidad de la vida y la muerte, y enciende tres velas: una blanca, una negra y una roja.

    Con las velas encendidas, toma un trozo de pergamino y escribe con tinta plateada las palabras: "Lepus, guardiana del olvido, ven a mi llamado". Coloca el pergamino dentro del círculo y, con voz suave pero firme, repite la invocación tres veces.

    Si tu deseo es puro y tu corazón está alineado con las fuerzas del universo, una brisa fría recorrerá el lugar, apagando las velas una a una. Es entonces cuando Lepus aparecerá, envuelta en sombras, con ojos turquesa que brillan como estrellas lejanas. Su deber es eliminar las memorias que deben ser olvidadas, aquellas que pesan sobre el alma y corrompen el espíritu.

    Pero recuerda, su presencia es efímera, y una vez que Lepus cumpla su tarea, las memorias borradas desaparecerán no solo de tu mente, sino de toda existencia con la llegada de los primeros rayos de sol. El precio de su ayuda es el silencio, pues al amanecer, la memoria de su encuentro se desvanecerá como un sueño olvidado. Nunca reveles su intervención, o arriesgarás traer de vuelta aquello que debía ser olvidado.
    En la penumbra de una luna nueva, cuando las sombras se alargan y el silencio se apodera del mundo, aquellos que buscan la ayuda de Lepus, la enigmática guardiana del olvido, deben seguir un antiguo ritual. Primero, encuentra un rincón apartado de la ciudad, un lugar donde la naturaleza aún respire a través de las grietas del concreto. Allí, bajo la noche estrellada, dibuja un círculo con sal negra y coloca en su centro una máscara de conejo hecha de madera tallada. A su alrededor, dispón flores de dahlia negras y blancas, representando la dualidad de la vida y la muerte, y enciende tres velas: una blanca, una negra y una roja. Con las velas encendidas, toma un trozo de pergamino y escribe con tinta plateada las palabras: "Lepus, guardiana del olvido, ven a mi llamado". Coloca el pergamino dentro del círculo y, con voz suave pero firme, repite la invocación tres veces. Si tu deseo es puro y tu corazón está alineado con las fuerzas del universo, una brisa fría recorrerá el lugar, apagando las velas una a una. Es entonces cuando Lepus aparecerá, envuelta en sombras, con ojos turquesa que brillan como estrellas lejanas. Su deber es eliminar las memorias que deben ser olvidadas, aquellas que pesan sobre el alma y corrompen el espíritu. Pero recuerda, su presencia es efímera, y una vez que Lepus cumpla su tarea, las memorias borradas desaparecerán no solo de tu mente, sino de toda existencia con la llegada de los primeros rayos de sol. El precio de su ayuda es el silencio, pues al amanecer, la memoria de su encuentro se desvanecerá como un sueño olvidado. Nunca reveles su intervención, o arriesgarás traer de vuelta aquello que debía ser olvidado.
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