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    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ Raza: Híbrida
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    La Última Santa, el Último Héroe. - Legado del Error.

    Hubo una vez un joven optimista, bendecido por la Diosa. Su destino era claro: traer la paz al mundo derrotando al Señor Demonio. Desde niño entrenó con fe, esperando el día en que su amiga de la infancia, elegida como la Santa a los diez años, regresara a su lado. Ella poseía la gracia divina, capaz de sanar casi cualquier herida… excepto las suyas propias.

    Separados por el deber, él recibió la bendición dos años después. Con ella, la espada sagrada capaz de herir al mal. Años pasaron. Cuando el héroe cumplió diecinueve, se reencontró con la Santa, ahora una joven de dieciocho. Junto a ellos se unió el hijo del maestro del héroe, un guerrero valiente. Los tres partieron en su misión sagrada.

    Derrotaron a los soldados del Señor Demonio, pero sabían que el verdadero enemigo no estaba en su continente. Solo sus generales cruzaban el mar. Para enfrentarlo, debían volverse más fuertes. Un sabio les enseñó entonces el ritual del sello: si el héroe fallaba, la Santa podría sellar al demonio. Ella aprendió a invocar el sello. Él, a debilitar al enemigo. El guerrero los protegía.

    Antes de partir al continente oscuro, buscaron el apoyo de los reinos. Si el reino Ishtar los respaldaba, los demás seguirían. Pero entonces, llegó la noticia: una general del Señor Demonio se acercaba a Ishtar. Los tres corrieron a advertirles, pero sabían que no llegarían a tiempo. Decidieron interceptarla en una aldea.

    La trampa estaba lista. Los aldeanos confiaron… demasiado. Al ver que la general era una jovencita, creyeron que podrían capturarla. Salieron a pelear, arruinando el plan. La general los derrotó con facilidad. El héroe tuvo que intervenir. En un acto desesperado, pidió a la Santa que usara el sello. El guerrero logró herir a la general, pero murió en el intento.

    El héroe, cegado por la rabia, luchó para vengarlo. La Santa invocó el sello. La general quedó inmovilizada. El héroe creyó que habían ganado. Pero no sabían que ella era la hija del Señor Demonio. Una híbrida. El sello no funcionó del todo.

    Sin dudarlo, la general lanzó su espada. Atravesó el pecho de la Santa. La mató al instante.

    El héroe gritó, maldijo, atacó. Pero fue derrotado. Herido en el suelo, escuchó la verdad: la general no pensaba atacar la aldea. Su misión era formar una alianza con Ishtar. Pero por culpa del héroe, ahora arrasaría con todo.

    Tomó su cabeza. Leyó su mente. Le dijo los nombres de sus amigos, de quienes lo cuidaron en el orfanato. Le prometió que cuando los matara, les diría que fue culpa suya.

    Y entonces lo mató.

    La general cayó al suelo, apoyándose con las manos. Su soldado más fiel, la guerrera Onix, se acercó.

    —¿De verdad harás todo eso? —preguntó.

    Jennifer, la hija del Señor Demonio, sonrió con cansancio.

    —No. Solo lo dije porque me hizo enojar.


    Loki al lector
    "Oh valla... ¿No es hermosa la ironía? El héroe murió creyendo que salvaría el mundo. La santa murió creyendo que sellaría al mal. Y al final… la hija del mal es la única capaz de hacerlo."

    "Ah, lector… ¿crees que el héroe y la santa merecían un final feliz? Él, cegado por su fe, provocó la ruina. Ella, incapaz de sanar sus propias heridas, murió por un destino impuesto. ¿De verdad llamas a eso justicia? Yo digo que la ironía es más honesta que la esperanza."
    La Última Santa, el Último Héroe. - Legado del Error. Hubo una vez un joven optimista, bendecido por la Diosa. Su destino era claro: traer la paz al mundo derrotando al Señor Demonio. Desde niño entrenó con fe, esperando el día en que su amiga de la infancia, elegida como la Santa a los diez años, regresara a su lado. Ella poseía la gracia divina, capaz de sanar casi cualquier herida… excepto las suyas propias. Separados por el deber, él recibió la bendición dos años después. Con ella, la espada sagrada capaz de herir al mal. Años pasaron. Cuando el héroe cumplió diecinueve, se reencontró con la Santa, ahora una joven de dieciocho. Junto a ellos se unió el hijo del maestro del héroe, un guerrero valiente. Los tres partieron en su misión sagrada. Derrotaron a los soldados del Señor Demonio, pero sabían que el verdadero enemigo no estaba en su continente. Solo sus generales cruzaban el mar. Para enfrentarlo, debían volverse más fuertes. Un sabio les enseñó entonces el ritual del sello: si el héroe fallaba, la Santa podría sellar al demonio. Ella aprendió a invocar el sello. Él, a debilitar al enemigo. El guerrero los protegía. Antes de partir al continente oscuro, buscaron el apoyo de los reinos. Si el reino Ishtar los respaldaba, los demás seguirían. Pero entonces, llegó la noticia: una general del Señor Demonio se acercaba a Ishtar. Los tres corrieron a advertirles, pero sabían que no llegarían a tiempo. Decidieron interceptarla en una aldea. La trampa estaba lista. Los aldeanos confiaron… demasiado. Al ver que la general era una jovencita, creyeron que podrían capturarla. Salieron a pelear, arruinando el plan. La general los derrotó con facilidad. El héroe tuvo que intervenir. En un acto desesperado, pidió a la Santa que usara el sello. El guerrero logró herir a la general, pero murió en el intento. El héroe, cegado por la rabia, luchó para vengarlo. La Santa invocó el sello. La general quedó inmovilizada. El héroe creyó que habían ganado. Pero no sabían que ella era la hija del Señor Demonio. Una híbrida. El sello no funcionó del todo. Sin dudarlo, la general lanzó su espada. Atravesó el pecho de la Santa. La mató al instante. El héroe gritó, maldijo, atacó. Pero fue derrotado. Herido en el suelo, escuchó la verdad: la general no pensaba atacar la aldea. Su misión era formar una alianza con Ishtar. Pero por culpa del héroe, ahora arrasaría con todo. Tomó su cabeza. Leyó su mente. Le dijo los nombres de sus amigos, de quienes lo cuidaron en el orfanato. Le prometió que cuando los matara, les diría que fue culpa suya. Y entonces lo mató. La general cayó al suelo, apoyándose con las manos. Su soldado más fiel, la guerrera Onix, se acercó. —¿De verdad harás todo eso? —preguntó. Jennifer, la hija del Señor Demonio, sonrió con cansancio. —No. Solo lo dije porque me hizo enojar. Loki al lector "Oh valla... ¿No es hermosa la ironía? El héroe murió creyendo que salvaría el mundo. La santa murió creyendo que sellaría al mal. Y al final… la hija del mal es la única capaz de hacerlo." "Ah, lector… ¿crees que el héroe y la santa merecían un final feliz? Él, cegado por su fe, provocó la ruina. Ella, incapaz de sanar sus propias heridas, murió por un destino impuesto. ¿De verdad llamas a eso justicia? Yo digo que la ironía es más honesta que la esperanza."
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  • La noche seguía su curso en silencio, y las luces de la ciudad se filtraban por las ventanas amplias del ático.
    Luna Aurelian Reis permanecía de pie frente al espejo, la misma mirada perdida que tantas veces había llevado cuando el peso del mundo se posaba sobre sus hombros. Pero ahora era distinto: no había lágrimas, ni rabia, ni vacío. Solo una calma fría… esa que llega cuando por fin se acepta que algunas batallas no se ganan, solo se sobrellevan.

    Su reflejo se multiplicaba, fragmentado, como si el vidrio se empeñara en recordarle que no era solo una —que había muchas Lunas coexistiendo: la madre, la empresaria, la hermana, la mujer que amó demasiado.
    El eco de los flashes de la gala aún resonaba en su mente, junto con las preguntas de los medios sobre su regreso, sobre REI-TECH, sobre su vida sentimental.
    Pero nadie preguntaba por lo importante: por cómo había logrado mantenerse en pie después de tanto.

    Ajustó el collar de oro en su cuello, un diseño sencillo pero simbólico, regalo de su hermano Constantin años atrás.
    Suspiró.
    El reflejo frente a ella parpadeó —o al menos eso le pareció. La imagen distorsionada mostraba un leve movimiento, como si una de sus versiones en el espejo la observara directamente.

    —“A veces te pierdes entre todas las que fuiste, ¿verdad?” —susurró una voz conocida, suave y grave a la vez.

    Luna no se giró. No necesitaba hacerlo para saber quién era.
    Yūrei Veyrith se materializó en la penumbra, su silueta etérea mezclándose con la luz tenue. Aquella híbrida entre demonio y ángel seguía siendo igual de imponente, aunque la distancia entre ambas ahora era casi tangible.

    —Pensé que no volverías —murmuró Luna, sin apartar la vista del espejo.

    —No vine a quedarme. Solo quería verte… verte de verdad —respondió Yūrei, con un dejo de tristeza en la voz—. Lo lograste, Luna. REI-TECH está en la cima otra vez. Pero tú… —dio un paso más cerca— ¿sigues siendo feliz ahí arriba?

    Luna se giró lentamente, sus ojos azules brillando con ese tono melancólico que siempre la había definido.
    —La felicidad no fue nunca mi objetivo. Solo la paz.

    Un silencio denso se apoderó del lugar. Las dos mujeres quedaron frente a frente, cargando con años de amor, culpa e inseguridades no resueltas.
    Y por un instante, en medio de aquel reflejo múltiple, parecieron dos fantasmas que se buscaban sin encontrarse del todo.

    —Entonces espero que la hayas hallado —dijo finalmente Yūrei, su voz desvaneciéndose junto a su figura, que se disipó como niebla bajo la luz.

    Luna volvió a quedar sola. Se observó una vez más en el espejo, y esta vez su reflejo no se movió. Solo le devolvió una mirada firme, serena, con una chispa de fuego en el fondo.

    “Sí… la encontré. A mi manera.”

    Tomó aire, apagó las luces y salió del cuarto, dejando atrás el eco de una historia que, aunque rota, seguía viva en su memoria.

    Yūrei Veyrith
    La noche seguía su curso en silencio, y las luces de la ciudad se filtraban por las ventanas amplias del ático. Luna Aurelian Reis permanecía de pie frente al espejo, la misma mirada perdida que tantas veces había llevado cuando el peso del mundo se posaba sobre sus hombros. Pero ahora era distinto: no había lágrimas, ni rabia, ni vacío. Solo una calma fría… esa que llega cuando por fin se acepta que algunas batallas no se ganan, solo se sobrellevan. Su reflejo se multiplicaba, fragmentado, como si el vidrio se empeñara en recordarle que no era solo una —que había muchas Lunas coexistiendo: la madre, la empresaria, la hermana, la mujer que amó demasiado. El eco de los flashes de la gala aún resonaba en su mente, junto con las preguntas de los medios sobre su regreso, sobre REI-TECH, sobre su vida sentimental. Pero nadie preguntaba por lo importante: por cómo había logrado mantenerse en pie después de tanto. Ajustó el collar de oro en su cuello, un diseño sencillo pero simbólico, regalo de su hermano Constantin años atrás. Suspiró. El reflejo frente a ella parpadeó —o al menos eso le pareció. La imagen distorsionada mostraba un leve movimiento, como si una de sus versiones en el espejo la observara directamente. —“A veces te pierdes entre todas las que fuiste, ¿verdad?” —susurró una voz conocida, suave y grave a la vez. Luna no se giró. No necesitaba hacerlo para saber quién era. Yūrei Veyrith se materializó en la penumbra, su silueta etérea mezclándose con la luz tenue. Aquella híbrida entre demonio y ángel seguía siendo igual de imponente, aunque la distancia entre ambas ahora era casi tangible. —Pensé que no volverías —murmuró Luna, sin apartar la vista del espejo. —No vine a quedarme. Solo quería verte… verte de verdad —respondió Yūrei, con un dejo de tristeza en la voz—. Lo lograste, Luna. REI-TECH está en la cima otra vez. Pero tú… —dio un paso más cerca— ¿sigues siendo feliz ahí arriba? Luna se giró lentamente, sus ojos azules brillando con ese tono melancólico que siempre la había definido. —La felicidad no fue nunca mi objetivo. Solo la paz. Un silencio denso se apoderó del lugar. Las dos mujeres quedaron frente a frente, cargando con años de amor, culpa e inseguridades no resueltas. Y por un instante, en medio de aquel reflejo múltiple, parecieron dos fantasmas que se buscaban sin encontrarse del todo. —Entonces espero que la hayas hallado —dijo finalmente Yūrei, su voz desvaneciéndose junto a su figura, que se disipó como niebla bajo la luz. Luna volvió a quedar sola. Se observó una vez más en el espejo, y esta vez su reflejo no se movió. Solo le devolvió una mirada firme, serena, con una chispa de fuego en el fondo. “Sí… la encontré. A mi manera.” Tomó aire, apagó las luces y salió del cuarto, dejando atrás el eco de una historia que, aunque rota, seguía viva en su memoria. [shade_emerald_donkey_775]
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    AGENCIA ISHTAR’S DEMONIC DÈESSE INFERNAL GLAMOUR
    Dossier Interno — División de las Diosas Carmesí

    Nombre del Modelo: Azuka 𝐈𝐬𝐡𝐭𝐚𝐫 Yokin
    Alias: La Soberana Carmesí del Juicio Eterno ♱

    Ficha:
    ♨ Nombre Completo: Azuka Ishtar Yokin
    ♨ Alias: La Soberana Carmesí del Juicio Eterno
    ♨ Edad Aparente: 27 años
    ♨Linaje: Ishtar-Yokin (Híbrida de Diosa y Forjadora Infernal)
    ♨ Altura: 1.83 m
    ♨ Elemento Dominante: Fuego Espiritual Carmesí
    ♨ Rango de Poder: Clase S – Deidad de Juicio
    ♨ Especialidad: Moda bélica, modelaje ceremonial, desfiles temáticos infernales
    ♨ Arma Simbólica: Judicator, lanza de energía viva con núcleo de alma ardiente
    ♨ Debilidad: Su alma vibra en conflicto constante entre misericordia y destrucción; si duda, su poder se descontrola.

    ♨Frase Emblemática:
    “Mi fuego no destruye... purifica lo que ya no merece existir.”

    Historia y Origen
    Azuka Ishtar Yokin nació de la unión de dos linajes antiguos: el Clan Ishtar, símbolo de la supremacía divina, y la Casa Yokin, conocida por su dominio sobre la alquimia abismal y las forjas de almas.
    Criada en el corazón del Dominio Carmesí, fue entrenada en combate ritual, danza infernal y etiqueta celestial.
    Su despertar ocurrió durante la Ceremonia del Eclipse Carmesí, donde su cuerpo fue marcado por el fuego abismal de las deidades caídas. Desde entonces, su piel emana un resplandor ígneo cuando invoca su poder completo.

    Fue descubierta por la Emperatriz Sasha Ishtar, quien la designó como una de las Tres Rosas del Trono Infernal, junto a Lili y Aerith, siendo Azuka la más letal del trío.
    Hoy es una de las imágenes más reconocidas de la agencia, símbolo de poder, disciplina y belleza sobrenatural.

    Descripción General
    Azuka Ishtar Yokin es una manifestación viviente de la belleza infernal y el poder absoluto. Su figura combina la majestuosidad de una diosa guerrera con la elegancia sobrenatural de una reina del inframundo.
    Con una presencia tan imponente como seductora, Azuka encarna el equilibrio entre feminidad divina y destrucción celestial. Cada movimiento suyo es calculado, etéreo, una danza entre fuego y acero.

    Su apariencia está inspirada en la imponente Hindenburg de Azur Lane:
    una silueta perfecta, armadura ceremonial ajustada con detalles carmesí y dorados, largas trenzas oscuras con reflejos rojos y una mirada que puede reducir a cenizas la voluntad de cualquier ser.
    Sus alas metálicas y adornos de guerra no son simple estética, sino símbolos de su rango y poder, forjados con magia ancestral del linaje Yokin.

    Personalidad
    Azuka es una mujer de temple firme, mirada dominante y voz profunda, con una calma que intimida.
    No necesita levantar la voz para hacerse respetar: su presencia es suficiente para doblegar voluntades.
    Representa la disciplina del fuego, la devoción al arte de la perfección, y la sensualidad como forma de autoridad.
    Pese a su naturaleza severa, posee un magnetismo que atrae tanto el deseo como la obediencia.

    Apariencia Física:
    ♚ Cabello: Largo, oscuro con destellos rojizos metálicos, trenzado en secciones nobles.
    ♚ Ojos: Rojo fuego con destellos dorados, mirada felina e hipnótica.
    ♚ Piel: Clara, con un leve resplandor carmesí cuando invoca su poder.
    ♚ Vestimenta: Armadura ceremonial negro-escarlata con detalles dorados, corset reforzado, hombreras talladas y falda dividida que revela botas de guerra de diseño infernal.
    ♚ Complementos: Alas mecánicas ornamentadas, joyas negras flotantes y guantes rituales grabados con sellos demoníacos.

    Cita Interna (Archivo Ishtar ϟ#AZ-010)
    “Azuka no desfila, sentencia.
    Su presencia es un recordatorio de que incluso en el infierno… la belleza tiene autoridad.”
    — Sasha Ishtar, La Emperatriz del Clan
    💋 AGENCIA ISHTAR’S DEMONIC DÈESSE INFERNAL GLAMOUR 📜 Dossier Interno — División de las Diosas Carmesí 💠 Nombre del Modelo: Azuka 𝐈𝐬𝐡𝐭𝐚𝐫 Yokin Alias: La Soberana Carmesí del Juicio Eterno ♱ 🌑Ficha: ♨ Nombre Completo: Azuka Ishtar Yokin ♨ Alias: La Soberana Carmesí del Juicio Eterno ♨ Edad Aparente: 27 años ♨Linaje: Ishtar-Yokin (Híbrida de Diosa y Forjadora Infernal) ♨ Altura: 1.83 m ♨ Elemento Dominante: Fuego Espiritual Carmesí ♨ Rango de Poder: Clase S – Deidad de Juicio ♨ Especialidad: Moda bélica, modelaje ceremonial, desfiles temáticos infernales ♨ Arma Simbólica: Judicator, lanza de energía viva con núcleo de alma ardiente ♨ Debilidad: Su alma vibra en conflicto constante entre misericordia y destrucción; si duda, su poder se descontrola. ♨Frase Emblemática: “Mi fuego no destruye... purifica lo que ya no merece existir.” ⚔️ Historia y Origen Azuka Ishtar Yokin nació de la unión de dos linajes antiguos: el Clan Ishtar, símbolo de la supremacía divina, y la Casa Yokin, conocida por su dominio sobre la alquimia abismal y las forjas de almas. Criada en el corazón del Dominio Carmesí, fue entrenada en combate ritual, danza infernal y etiqueta celestial. Su despertar ocurrió durante la Ceremonia del Eclipse Carmesí, donde su cuerpo fue marcado por el fuego abismal de las deidades caídas. Desde entonces, su piel emana un resplandor ígneo cuando invoca su poder completo. Fue descubierta por la Emperatriz Sasha Ishtar, quien la designó como una de las Tres Rosas del Trono Infernal, junto a Lili y Aerith, siendo Azuka la más letal del trío. Hoy es una de las imágenes más reconocidas de la agencia, símbolo de poder, disciplina y belleza sobrenatural. 🌹 Descripción General Azuka Ishtar Yokin es una manifestación viviente de la belleza infernal y el poder absoluto. Su figura combina la majestuosidad de una diosa guerrera con la elegancia sobrenatural de una reina del inframundo. Con una presencia tan imponente como seductora, Azuka encarna el equilibrio entre feminidad divina y destrucción celestial. Cada movimiento suyo es calculado, etéreo, una danza entre fuego y acero. Su apariencia está inspirada en la imponente Hindenburg de Azur Lane: una silueta perfecta, armadura ceremonial ajustada con detalles carmesí y dorados, largas trenzas oscuras con reflejos rojos y una mirada que puede reducir a cenizas la voluntad de cualquier ser. Sus alas metálicas y adornos de guerra no son simple estética, sino símbolos de su rango y poder, forjados con magia ancestral del linaje Yokin. 🩸 Personalidad Azuka es una mujer de temple firme, mirada dominante y voz profunda, con una calma que intimida. No necesita levantar la voz para hacerse respetar: su presencia es suficiente para doblegar voluntades. Representa la disciplina del fuego, la devoción al arte de la perfección, y la sensualidad como forma de autoridad. Pese a su naturaleza severa, posee un magnetismo que atrae tanto el deseo como la obediencia. 💎 Apariencia Física: ♚ Cabello: Largo, oscuro con destellos rojizos metálicos, trenzado en secciones nobles. ♚ Ojos: Rojo fuego con destellos dorados, mirada felina e hipnótica. ♚ Piel: Clara, con un leve resplandor carmesí cuando invoca su poder. ♚ Vestimenta: Armadura ceremonial negro-escarlata con detalles dorados, corset reforzado, hombreras talladas y falda dividida que revela botas de guerra de diseño infernal. ♚ Complementos: Alas mecánicas ornamentadas, joyas negras flotantes y guantes rituales grabados con sellos demoníacos. 🕯️ Cita Interna (Archivo Ishtar ϟ#AZ-010) “Azuka no desfila, sentencia. Su presencia es un recordatorio de que incluso en el infierno… la belleza tiene autoridad.” — Sasha Ishtar, La Emperatriz del Clan
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  • "𝑂ℎ, 𝐶𝑎𝑛𝑎𝑑𝑎"
    Fandom The Originals
    Categoría Aventura
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ༄ 🇸​🇹​🇦​🇷​🇹​🇪​🇷​ 🇹​🇴​...
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ⤹ Freya Mikaelson


    Tras la llamada de Klaus en mitad de la noche, la cual no les había pillado por sorpresa, gracias a los increíbles poderes y la conexión con sus hermanos de su esposa, habían gestionado la vuelta del hibrido en un tiempo record.
    Y es que con el apellido Mikaelson y la cantidad de dinero, bienes y posesiones que la familia había acumulado durante los siglos, no había nada que no fuera sencillo de conseguir.

    Cualquiera podría pensar que después de la primera llegada, del primer resucitado, la sorpresa iría disminuyendo ante la segunda proeza, pero ni mucho menos, no cuando la familia había perdido a tantas personas a lo largo de los años. Estaban todos anhelantes por tener noticias de los seres queridos que faltaban, a pesar de no saber a qué se debían aquellos milagros, ni si los podían tildar como tal.
    Elijah había sido el siguiente, y entre ambos hermanos, no habían dejado de aparecer más personas, licántropos, otros vampiros… el fenómeno no se limitaba tan solo a la familia Mikaelson. Y Keelan no sabía si eso era una buena, o una mala señal.

    La última en regresar había sido Hayley, y el más elegante de los hermanos había sido el encargado de viajar a por ella.

    Keelan no era un hombre cotilla, pero no había que ser un lince para ver la emoción contenía en los ojos de Elijah al recibir noticias sobre la vuelta de la híbrida. Quizás si conseguían esquivar la bala que estaba claro que se dirigía hacia ellos, pudieran volver a tener todos una segunda oportunidad.
    Klaus y Hayley como padres.
    Elijah y Hayley como pareja… y todos como familia, como una familia que no enfrentaba un peligro mortal cada semana. Porque no estaba dispuesto a permitir que aquello ocurriera, no ahora que estaban todos, no con Nik en sus vidas…

    El lobo está presente en aquella reunión familiar tras la llegada de Hayley, escucha y comparte el buen humor que reina en el ambiente, pero se mantiene en un segundo plano haciendo gala de su carácter más reservado.

    Tan solo cuando Elijah propone aquel “plan de búsqueda” sus ojos saltan del original a su mujer, y de esta al mapa que había usado para localizar a sus hermanos, el cual seguía allí, en una pequeña mesa junto con el péndulo.

    >> Al final Freya había encontrado dos señales realmente claras, más fuertes que cualquiera, señales de criaturas sobrenaturales que habían vuelto a la vida y que quizás les dieran, con sus marcas, más información sobre que estaba ocurriendo.
    Hayley y Elijah habían resuelto rastrear la señal de Idaho, y la propia Freya estaba preparándose para viajar a Canadá donde se encontraba su segundo sujeto.

    El último de los Malraux entra en la habitación cargando a un Nik por completo dormido después de estar jugando hasta el agotamiento con Rebekah y Marcel.
    Tras depositar al niño de forma delicada en su cama, el moreno se dirige hacia el armario, abriendo este de par en par y mirándolo con ojo crítico.

    — ¿Crees que nuestra ropa de abrigo será suficiente en Canadá? Como médico te puedo decir que la hipotermia es algo muy serio…

    Su comentario obtiene lo que busca, la mirada de confusión de su esposa, una mirada que él combate con su mejor sonrisa, mientras se acerca a ella y la atrapa por la cintura.

    — No pensaras que vas a ir sola hasta Canadá para buscar a una criatura sobrenatural resucitada de la que no sabemos absolutamente nada, y que quizás no quiere que la encuentren, ¿verdad? Tu eres más lista que eso, Freya.
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ༄ 🇸​🇹​🇦​🇷​🇹​🇪​🇷​ 🇹​🇴​... ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ⤹ [THE0LDERSISTER] Tras la llamada de Klaus en mitad de la noche, la cual no les había pillado por sorpresa, gracias a los increíbles poderes y la conexión con sus hermanos de su esposa, habían gestionado la vuelta del hibrido en un tiempo record. Y es que con el apellido Mikaelson y la cantidad de dinero, bienes y posesiones que la familia había acumulado durante los siglos, no había nada que no fuera sencillo de conseguir. Cualquiera podría pensar que después de la primera llegada, del primer resucitado, la sorpresa iría disminuyendo ante la segunda proeza, pero ni mucho menos, no cuando la familia había perdido a tantas personas a lo largo de los años. Estaban todos anhelantes por tener noticias de los seres queridos que faltaban, a pesar de no saber a qué se debían aquellos milagros, ni si los podían tildar como tal. Elijah había sido el siguiente, y entre ambos hermanos, no habían dejado de aparecer más personas, licántropos, otros vampiros… el fenómeno no se limitaba tan solo a la familia Mikaelson. Y Keelan no sabía si eso era una buena, o una mala señal. La última en regresar había sido Hayley, y el más elegante de los hermanos había sido el encargado de viajar a por ella. Keelan no era un hombre cotilla, pero no había que ser un lince para ver la emoción contenía en los ojos de Elijah al recibir noticias sobre la vuelta de la híbrida. Quizás si conseguían esquivar la bala que estaba claro que se dirigía hacia ellos, pudieran volver a tener todos una segunda oportunidad. Klaus y Hayley como padres. Elijah y Hayley como pareja… y todos como familia, como una familia que no enfrentaba un peligro mortal cada semana. Porque no estaba dispuesto a permitir que aquello ocurriera, no ahora que estaban todos, no con Nik en sus vidas… El lobo está presente en aquella reunión familiar tras la llegada de Hayley, escucha y comparte el buen humor que reina en el ambiente, pero se mantiene en un segundo plano haciendo gala de su carácter más reservado. Tan solo cuando Elijah propone aquel “plan de búsqueda” sus ojos saltan del original a su mujer, y de esta al mapa que había usado para localizar a sus hermanos, el cual seguía allí, en una pequeña mesa junto con el péndulo. >> Al final Freya había encontrado dos señales realmente claras, más fuertes que cualquiera, señales de criaturas sobrenaturales que habían vuelto a la vida y que quizás les dieran, con sus marcas, más información sobre que estaba ocurriendo. Hayley y Elijah habían resuelto rastrear la señal de Idaho, y la propia Freya estaba preparándose para viajar a Canadá donde se encontraba su segundo sujeto. El último de los Malraux entra en la habitación cargando a un Nik por completo dormido después de estar jugando hasta el agotamiento con Rebekah y Marcel. Tras depositar al niño de forma delicada en su cama, el moreno se dirige hacia el armario, abriendo este de par en par y mirándolo con ojo crítico. — ¿Crees que nuestra ropa de abrigo será suficiente en Canadá? Como médico te puedo decir que la hipotermia es algo muy serio… Su comentario obtiene lo que busca, la mirada de confusión de su esposa, una mirada que él combate con su mejor sonrisa, mientras se acerca a ella y la atrapa por la cintura. — No pensaras que vas a ir sola hasta Canadá para buscar a una criatura sobrenatural resucitada de la que no sabemos absolutamente nada, y que quizás no quiere que la encuentren, ¿verdad? Tu eres más lista que eso, Freya.
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  • La campanilla de la puerta tintineó suavemente cuando Kaelith entró en la cafetería-bar de su hermano, un lugar elegante y cálido, donde las luces bajas acariciaban los muebles de madera oscura y los cristales brillaban con reflejos ámbar. Noah había tenido que ausentarse por una reunión importante, y por primera vez en semanas, Kaelith se veía obligado a encargarse de atender el lugar personalmente.

    Respiró hondo, ajustando la chaqueta de su traje oscuro y dejando que la calma que siempre emanaba fluyera. Su cabello blanco caía ligeramente sobre sus hombros mientras sus ojos plateados recorrían el espacio, evaluando cada detalle con precisión. No necesitaba instrucciones: la disposición de las mesas, los copas en la barra, incluso los gestos de los clientes eran notas en la sinfonía que él controlaba con naturalidad.

    —Bienvenidos —dijo con voz profunda, medida, mientras un cliente se acercaba al mostrador—. ¿Desean algo en especial?

    Su presencia era suficiente para que las conversaciones bajaran unos tonos y todos los presentes sintieran, aunque fuera subconscientemente, que estaban bajo su control. Kaelith movía cada taza y plato con delicadeza, sirviendo cafés y cocteles como si fueran rituales de precisión. No era un simple acto de cortesía; cada movimiento mostraba su disciplina, su atención al detalle y, en cierto modo, su autoridad innata.

    Mientras equilibraba una bandeja con varios cafés, notó un pequeño destello en la esquina del bar: Kurogane, su lobo espiritual, apenas visible, observando con sus ojos azul eléctrico cualquier indicio de problemas. Kaelith sonrió apenas perceptiblemente; la presencia del espíritu le daba seguridad y un recordatorio de que, aunque pareciera todo control y calma, siempre estaba listo para lo inesperado.

    —Aquí tienen —anunció, dejando las bebidas frente a los clientes con un gesto preciso, casi ceremonial—. Que disfruten.

    A medida que el flujo de personas continuaba, Kaelith caminaba entre las mesas con pasos medidos, corrigiendo un detalle en una servilleta, ajustando un asiento, asegurándose de que todo fuera perfecto. Para él, atender el bar no era simplemente una tarea; era un juego de estrategia, observación y control, y lo hacía sin esfuerzo, aunque la gente solo viera un hombre elegante sirviendo cafés.

    Cuando una bandeja se le resbaló casi imperceptiblemente, Kaelith reaccionó con rapidez sobrehumana, atrapándola antes de que cayera. Nadie notó el instante, salvo Kurogane, que emitió un leve gruñido de aprobación, invisible para los demás. Sonrió internamente. Incluso en tareas mundanas, su instinto de lobo y su naturaleza híbrida se mostraban sutilmente, como un recordatorio de que no era solo un empresario o un hermano: era Kaelith Veiryth, Alfa, híbrido, protector.

    Mientras servía un último café a una pareja sentada junto a la ventana, pensó en Noah. “Hoy será un buen día… aunque no me gusta estar lejos del control total de mi mundo, al menos aquí todo está bajo mi supervisión.” Su mirada plateada recorrió la barra y, por un instante, sus ojos se encontraron con Kurogane. Un vínculo silencioso, una promesa tácita: cuidaría este lugar, este mundo, mientras fuera necesario, con la misma fiereza con la que protegería a su hermano o a cualquier aliado.
    La campanilla de la puerta tintineó suavemente cuando Kaelith entró en la cafetería-bar de su hermano, un lugar elegante y cálido, donde las luces bajas acariciaban los muebles de madera oscura y los cristales brillaban con reflejos ámbar. Noah había tenido que ausentarse por una reunión importante, y por primera vez en semanas, Kaelith se veía obligado a encargarse de atender el lugar personalmente. Respiró hondo, ajustando la chaqueta de su traje oscuro y dejando que la calma que siempre emanaba fluyera. Su cabello blanco caía ligeramente sobre sus hombros mientras sus ojos plateados recorrían el espacio, evaluando cada detalle con precisión. No necesitaba instrucciones: la disposición de las mesas, los copas en la barra, incluso los gestos de los clientes eran notas en la sinfonía que él controlaba con naturalidad. —Bienvenidos —dijo con voz profunda, medida, mientras un cliente se acercaba al mostrador—. ¿Desean algo en especial? Su presencia era suficiente para que las conversaciones bajaran unos tonos y todos los presentes sintieran, aunque fuera subconscientemente, que estaban bajo su control. Kaelith movía cada taza y plato con delicadeza, sirviendo cafés y cocteles como si fueran rituales de precisión. No era un simple acto de cortesía; cada movimiento mostraba su disciplina, su atención al detalle y, en cierto modo, su autoridad innata. Mientras equilibraba una bandeja con varios cafés, notó un pequeño destello en la esquina del bar: Kurogane, su lobo espiritual, apenas visible, observando con sus ojos azul eléctrico cualquier indicio de problemas. Kaelith sonrió apenas perceptiblemente; la presencia del espíritu le daba seguridad y un recordatorio de que, aunque pareciera todo control y calma, siempre estaba listo para lo inesperado. —Aquí tienen —anunció, dejando las bebidas frente a los clientes con un gesto preciso, casi ceremonial—. Que disfruten. A medida que el flujo de personas continuaba, Kaelith caminaba entre las mesas con pasos medidos, corrigiendo un detalle en una servilleta, ajustando un asiento, asegurándose de que todo fuera perfecto. Para él, atender el bar no era simplemente una tarea; era un juego de estrategia, observación y control, y lo hacía sin esfuerzo, aunque la gente solo viera un hombre elegante sirviendo cafés. Cuando una bandeja se le resbaló casi imperceptiblemente, Kaelith reaccionó con rapidez sobrehumana, atrapándola antes de que cayera. Nadie notó el instante, salvo Kurogane, que emitió un leve gruñido de aprobación, invisible para los demás. Sonrió internamente. Incluso en tareas mundanas, su instinto de lobo y su naturaleza híbrida se mostraban sutilmente, como un recordatorio de que no era solo un empresario o un hermano: era Kaelith Veiryth, Alfa, híbrido, protector. Mientras servía un último café a una pareja sentada junto a la ventana, pensó en Noah. “Hoy será un buen día… aunque no me gusta estar lejos del control total de mi mundo, al menos aquí todo está bajo mi supervisión.” Su mirada plateada recorrió la barra y, por un instante, sus ojos se encontraron con Kurogane. Un vínculo silencioso, una promesa tácita: cuidaría este lugar, este mundo, mientras fuera necesario, con la misma fiereza con la que protegería a su hermano o a cualquier aliado.
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  • 𖤐 Presentación de Kurogane

    A la sombra de Kaelith Veiryth siempre está Kurogane, su lobo espiritual y compañero inseparable. No es solo un guardián; es una extensión viva del poder híbrido de Kaelith, nacido junto a él y vinculado a su alma desde el primer instante.

    De pelaje plateado con destellos oscuros que recorren su lomo y patas, Kurogane posee ojos azul eléctrico que brillan en la noche como dos faros sobrenaturales. Su presencia impone respeto y una sensación de vigilancia constante; aunque se mantenga quieto o en reposo, siempre percibe el peligro antes que cualquier otro.

    Kurogane puede manifestarse a voluntad en tamaño y fuerza, alternando entre un lobo de tamaño medio y un colosal espíritu protector que refleja la esencia de Kaelith. Sus movimientos son silenciosos, casi etéreos, y su lealtad hacia su Alfa es absoluta. En batalla o en momentos de peligro, Kurogane actúa con instinto y precisión, siendo tanto escudo como espada.

    Más allá de la protección, Kurogane también es compañero emocional. Con Kaelith comparte un vínculo que trasciende palabras: emociones, intenciones y alertas se transmiten sin necesidad de hablar, creando una sincronía perfecta entre humano y espíritu. Su existencia es un recordatorio de que Kaelith no camina solo, incluso cuando decide adentrarse en la soledad de la noche o los caminos más peligrosos.

    Kurogane no es visible para cualquiera; solo aquellos sensibles a lo sobrenatural pueden percibir su forma. Para los demás, es un aura de poder y misterio que acompaña a Kaelith, aunque nadie pueda nombrarlo ni tocarlo.

    En esencia, Kurogane representa la parte más salvaje y pura de Kaelith, su instinto protector, su poder latente y la conexión profunda con su naturaleza híbrida. Mientras Kaelith camine entre luces y sombras, Kurogane siempre estará a su lado, firme, silencioso y listo para actuar.
    𖤐 Presentación de Kurogane A la sombra de Kaelith Veiryth siempre está Kurogane, su lobo espiritual y compañero inseparable. No es solo un guardián; es una extensión viva del poder híbrido de Kaelith, nacido junto a él y vinculado a su alma desde el primer instante. De pelaje plateado con destellos oscuros que recorren su lomo y patas, Kurogane posee ojos azul eléctrico que brillan en la noche como dos faros sobrenaturales. Su presencia impone respeto y una sensación de vigilancia constante; aunque se mantenga quieto o en reposo, siempre percibe el peligro antes que cualquier otro. Kurogane puede manifestarse a voluntad en tamaño y fuerza, alternando entre un lobo de tamaño medio y un colosal espíritu protector que refleja la esencia de Kaelith. Sus movimientos son silenciosos, casi etéreos, y su lealtad hacia su Alfa es absoluta. En batalla o en momentos de peligro, Kurogane actúa con instinto y precisión, siendo tanto escudo como espada. Más allá de la protección, Kurogane también es compañero emocional. Con Kaelith comparte un vínculo que trasciende palabras: emociones, intenciones y alertas se transmiten sin necesidad de hablar, creando una sincronía perfecta entre humano y espíritu. Su existencia es un recordatorio de que Kaelith no camina solo, incluso cuando decide adentrarse en la soledad de la noche o los caminos más peligrosos. Kurogane no es visible para cualquiera; solo aquellos sensibles a lo sobrenatural pueden percibir su forma. Para los demás, es un aura de poder y misterio que acompaña a Kaelith, aunque nadie pueda nombrarlo ni tocarlo. En esencia, Kurogane representa la parte más salvaje y pura de Kaelith, su instinto protector, su poder latente y la conexión profunda con su naturaleza híbrida. Mientras Kaelith camine entre luces y sombras, Kurogane siempre estará a su lado, firme, silencioso y listo para actuar.
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  • Café de Llamas Ocultas
    Fandom OC
    Categoría Original
    El aroma del café recién molido se mezclaba con el tenue humo de las velas y la iluminación cálida del local. Razhiel Noah Veiryth, conocido para todos como Noah, se movía con la elegancia natural de un Alfa, ajustando con cuidado la disposición de las mesas mientras su zorro etéreo, Inari, descansaba sobre el mostrador, observando todo con ojos que parecían brillar en la penumbra.

    Un cliente desconocido cruzó la puerta y la campanilla anunció su llegada. Noah se acercó, un leve destello carmesí reflejándose en su mirada, sin perder la sonrisa que ocultaba la intensidad de su naturaleza híbrida.

    —Bienvenido —dijo, con voz cálida pero firme—. Espero que encuentres aquí lo que buscas. No es un café común, pero para quienes saben mirar, cada rincón tiene su propósito.

    Inari se estiró y un brillo rojizo recorrió su pelaje mientras, casi imperceptiblemente, unas colas etéreas danzaban en el aire, como recordatorio silencioso del poder que compartían. Noah observó al visitante con atención, evaluando instintos y aura, mientras servía una bebida especial que sólo los verdaderamente atentos podrían notar.

    —Siéntate —continuó—, y mientras lo haces, respira. Aquí estás seguro… aunque nada es tan simple como parece.

    Un aura de misterio, calidez y poder envolvía a Noah, dejando claro que aquel lugar no era simplemente un café, sino un refugio donde lo sobrenatural y lo humano se encontraban bajo la protección de un Alfa que conocía cada secreto de su reino.
    El aroma del café recién molido se mezclaba con el tenue humo de las velas y la iluminación cálida del local. Razhiel Noah Veiryth, conocido para todos como Noah, se movía con la elegancia natural de un Alfa, ajustando con cuidado la disposición de las mesas mientras su zorro etéreo, Inari, descansaba sobre el mostrador, observando todo con ojos que parecían brillar en la penumbra. Un cliente desconocido cruzó la puerta y la campanilla anunció su llegada. Noah se acercó, un leve destello carmesí reflejándose en su mirada, sin perder la sonrisa que ocultaba la intensidad de su naturaleza híbrida. —Bienvenido —dijo, con voz cálida pero firme—. Espero que encuentres aquí lo que buscas. No es un café común, pero para quienes saben mirar, cada rincón tiene su propósito. Inari se estiró y un brillo rojizo recorrió su pelaje mientras, casi imperceptiblemente, unas colas etéreas danzaban en el aire, como recordatorio silencioso del poder que compartían. Noah observó al visitante con atención, evaluando instintos y aura, mientras servía una bebida especial que sólo los verdaderamente atentos podrían notar. —Siéntate —continuó—, y mientras lo haces, respira. Aquí estás seguro… aunque nada es tan simple como parece. Un aura de misterio, calidez y poder envolvía a Noah, dejando claro que aquel lugar no era simplemente un café, sino un refugio donde lo sobrenatural y lo humano se encontraban bajo la protección de un Alfa que conocía cada secreto de su reino.
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    Combate Épico: Akane Queen Ishtar vs Azuka Ishtar Yokin
    “Rompe linajes” vs “La heredera ardiente”

    ♤ Escenario: Arenal maldito del Valle Eterno — Un territorio sellado por el linaje Ishtar, donde los ecos del pasado resuenan con cada paso, y el cielo es teñido de rojo por la historia de sangre y traición.

    Habilidades y Presencias:

    Akane Queen Ishtar
    ✮ Portadora de un linaje híbrido entre la cruel emperatriz ogresa Jennifer y la familia real Ishtar.

    ✮ Control parcial de una energía oscura que se alimenta de emociones profundas como rabia, amor y orgullo.

    ✮ Espadachina instintiva, con una técnica salvaje que combina fuerza bruta y precisión emocional.

    ✮ Su energía puede deformar sombras y tensar el entorno como si el aire mismo se volviera cuchilla.

    Azuka Ishtar Yokin
    ♨ Heredera directa del fuego ancestral de los Ishtar.

    ♨ Su aura incandescente puede elevar la temperatura del ambiente, afectando el espacio mismo.

    ♨ Posee un dominio impecable del combate cuerpo a cuerpo, elegante y demoledor.

    ♨ Sus flamas no queman por calor, sino por juicio: son manifestación del linaje, del castigo, del honor.

    El Choque
    Desde las primeras palabras, el enfrentamiento era inevitable. Las declaraciones de Azuka menospreciando a Yuna, madre de Akane, fueron la chispa que encendió una batalla que no solo era física, sino ideológica: linaje contra elección, pureza contra mezcla, poder heredado contra fuerza construida.

    Akane, aún con menos experiencia, mostró una rabia refinada, visceral y precisa. Sus ataques eran brutales, pero no ciegos. Cada golpe llevaba consigo años de humillación acumulada, de respeto negado, de amor protegido con furia.

    Azuka resistía. Con una postura elegante, arrogante, sus movimientos eran pulidos, medidos. Defendía no solo su posición, sino su visión del mundo. Pero poco a poco, Akane empezó a penetrar su defensa, cortándola, sangrándola… haciéndola sentir.

    En un giro inesperado, Azuka reveló parte de su verdadera forma, envolviéndose en llamas doradas que la transformaron en una entidad divina y bestial a la vez. Un solo movimiento bastó para atravesar a Akane, dejándola al borde del colapso. Pero en lugar de caer, la híbrida se levantó, y con rabia ancestral, le arrancó el cuerno a su hermana.

    Ese acto no fue un golpe… fue una declaración de independencia. Un símbolo.

    Resultado: Inconcluso:
    Azuka se retiró, herida pero no derrotada. Reconoció a su hermana como algo más que una “híbrida”. La llamó por su nombre.

    Akane, en cambio, quedó sangrante, tambaleante… pero de pie. No ganó. No perdió. Rompio algo mucho más grande que un cuerpo: un sistema.

    Ambas quedaron marcadas. La guerra no terminó, solo cambió de forma.

    Frase final:
    Azuka:
    "Si cortas un cuerno de mi cabeza, dejaré de llamarte híbrida… y te llamaré por tu nombre."

    Akane:
    "No fui forjada para heredar tronos… fui forjada para romperlos."
    ⚔️ Combate Épico: Akane Queen Ishtar vs Azuka Ishtar Yokin “Rompe linajes” vs “La heredera ardiente” ♤ Escenario: Arenal maldito del Valle Eterno — Un territorio sellado por el linaje Ishtar, donde los ecos del pasado resuenan con cada paso, y el cielo es teñido de rojo por la historia de sangre y traición. 🩸 Habilidades y Presencias: 🔮 Akane Queen Ishtar ✮ Portadora de un linaje híbrido entre la cruel emperatriz ogresa Jennifer y la familia real Ishtar. ✮ Control parcial de una energía oscura que se alimenta de emociones profundas como rabia, amor y orgullo. ✮ Espadachina instintiva, con una técnica salvaje que combina fuerza bruta y precisión emocional. ✮ Su energía puede deformar sombras y tensar el entorno como si el aire mismo se volviera cuchilla. 🔥 Azuka Ishtar Yokin ♨ Heredera directa del fuego ancestral de los Ishtar. ♨ Su aura incandescente puede elevar la temperatura del ambiente, afectando el espacio mismo. ♨ Posee un dominio impecable del combate cuerpo a cuerpo, elegante y demoledor. ♨ Sus flamas no queman por calor, sino por juicio: son manifestación del linaje, del castigo, del honor. 💥 El Choque Desde las primeras palabras, el enfrentamiento era inevitable. Las declaraciones de Azuka menospreciando a Yuna, madre de Akane, fueron la chispa que encendió una batalla que no solo era física, sino ideológica: linaje contra elección, pureza contra mezcla, poder heredado contra fuerza construida. Akane, aún con menos experiencia, mostró una rabia refinada, visceral y precisa. Sus ataques eran brutales, pero no ciegos. Cada golpe llevaba consigo años de humillación acumulada, de respeto negado, de amor protegido con furia. Azuka resistía. Con una postura elegante, arrogante, sus movimientos eran pulidos, medidos. Defendía no solo su posición, sino su visión del mundo. Pero poco a poco, Akane empezó a penetrar su defensa, cortándola, sangrándola… haciéndola sentir. En un giro inesperado, Azuka reveló parte de su verdadera forma, envolviéndose en llamas doradas que la transformaron en una entidad divina y bestial a la vez. Un solo movimiento bastó para atravesar a Akane, dejándola al borde del colapso. Pero en lugar de caer, la híbrida se levantó, y con rabia ancestral, le arrancó el cuerno a su hermana. Ese acto no fue un golpe… fue una declaración de independencia. Un símbolo. ⚖️ Resultado: Inconcluso: Azuka se retiró, herida pero no derrotada. Reconoció a su hermana como algo más que una “híbrida”. La llamó por su nombre. Akane, en cambio, quedó sangrante, tambaleante… pero de pie. No ganó. No perdió. Rompio algo mucho más grande que un cuerpo: un sistema. Ambas quedaron marcadas. La guerra no terminó, solo cambió de forma. 🩸 Frase final: Azuka: "Si cortas un cuerno de mi cabeza, dejaré de llamarte híbrida… y te llamaré por tu nombre." Akane: "No fui forjada para heredar tronos… fui forjada para romperlos."
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  • Akane frente al espejo
    (2 días después del conflicto)

    La noche era densa, pero Akane no podía dormir. Cada vez que cerraba los ojos, el ardor en su pecho se intensificaba, como si su propio poder estuviera rebelándose, descontrolado dentro de un recipiente dañado.

    Se acercó al espejo y lo que vio casi no lo reconoció. La mitad de su cabello ahora era plateado. No un cambio gradual, sino una línea clara, como una cicatriz de magia pura que partía su identidad en dos. Y debajo de sus ojos, dos sombras oscuras, no solo de cansancio, sino de algo que la estaba drenando lentamente.

    "Esa mujer me hirió peor de lo que esperaba..." murmuró sin voz, sintiendo una punzada de algo que no era odio, pero tampoco perdón.

    "Mi torrente... ¿se quebró?"

    Sintió un estremecimiento, no por frío, sino por una ausencia: la conexión con algo más grande, ese flujo espiritual que siempre había sentido recorrerla, era ahora errático, quebrado como un río que ha cambiado de cauce.

    Tal vez “esa mujer” no buscaba matarla. Tal vez buscaba algo más profundo. Un castigo. Una advertencia. O una ruptura irreversible.

    El reflejo en el espejo parpadeó. Akane retrocedió un paso, sintiendo que la habitación se volvía más estrecha, sofocante. El mundo a su alrededor se oscureció. De pronto ya no estaba en su casa.

    Estaba de pie otra vez sobre el campo de batalla, envuelta en sombras deformes. Todo era familiar… pero torcido. El cielo estaba teñido de rojo oscuro. La figura delante de ella, esa mujer, no tenía rostro al principio. Solo una silueta alargada, con los ojos encendidos como brasas contenidas.

    La voz llegó distorsionada, como si viniera desde el fondo de un pozo: "Eres una híbrida."

    Pero no sonaba como una acusación, ni siquiera como una advertencia. Sonaba como una sentencia, una condena.

    "No abrazas tu legado… la sangre de los Ishtar fluye por ti como un veneno inútil..."

    La Akane de la visión intentó moverse, gritar, reaccionar… pero no pudo. Sus pies estaban clavados al suelo, su cuerpo se deshacía en hilos de energía blanca y plateada que se desvanecían en el aire.

    "No fue así," pensó con desesperación. "No lo dijo con ese odio. ¿O sí?"

    La silueta de su hermana se acercó, y por un instante, su rostro se definió. Tenía lágrimas en los ojos… o quizás era sangre.

    "Si no te doblegas, te romperás."

    Y entonces su mano atravesó su costado como una espada una vez más, pero esta vez Akane sintió cómo algo dentro de ella estallaba, como un cristal que se parte sin remedio.

    Volvió en sí, jadeando, de rodillas frente al espejo. El pecho ardía como un horno sellado.

    "¿Fue mi mente... o fue ella quien deseó romperme de verdad?". La pregunta quedó suspendida, como ceniza en el aire.
    Akane frente al espejo (2 días después del conflicto) La noche era densa, pero Akane no podía dormir. Cada vez que cerraba los ojos, el ardor en su pecho se intensificaba, como si su propio poder estuviera rebelándose, descontrolado dentro de un recipiente dañado. Se acercó al espejo y lo que vio casi no lo reconoció. La mitad de su cabello ahora era plateado. No un cambio gradual, sino una línea clara, como una cicatriz de magia pura que partía su identidad en dos. Y debajo de sus ojos, dos sombras oscuras, no solo de cansancio, sino de algo que la estaba drenando lentamente. "Esa mujer me hirió peor de lo que esperaba..." murmuró sin voz, sintiendo una punzada de algo que no era odio, pero tampoco perdón. "Mi torrente... ¿se quebró?" Sintió un estremecimiento, no por frío, sino por una ausencia: la conexión con algo más grande, ese flujo espiritual que siempre había sentido recorrerla, era ahora errático, quebrado como un río que ha cambiado de cauce. Tal vez “esa mujer” no buscaba matarla. Tal vez buscaba algo más profundo. Un castigo. Una advertencia. O una ruptura irreversible. El reflejo en el espejo parpadeó. Akane retrocedió un paso, sintiendo que la habitación se volvía más estrecha, sofocante. El mundo a su alrededor se oscureció. De pronto ya no estaba en su casa. Estaba de pie otra vez sobre el campo de batalla, envuelta en sombras deformes. Todo era familiar… pero torcido. El cielo estaba teñido de rojo oscuro. La figura delante de ella, esa mujer, no tenía rostro al principio. Solo una silueta alargada, con los ojos encendidos como brasas contenidas. La voz llegó distorsionada, como si viniera desde el fondo de un pozo: "Eres una híbrida." Pero no sonaba como una acusación, ni siquiera como una advertencia. Sonaba como una sentencia, una condena. "No abrazas tu legado… la sangre de los Ishtar fluye por ti como un veneno inútil..." La Akane de la visión intentó moverse, gritar, reaccionar… pero no pudo. Sus pies estaban clavados al suelo, su cuerpo se deshacía en hilos de energía blanca y plateada que se desvanecían en el aire. "No fue así," pensó con desesperación. "No lo dijo con ese odio. ¿O sí?" La silueta de su hermana se acercó, y por un instante, su rostro se definió. Tenía lágrimas en los ojos… o quizás era sangre. "Si no te doblegas, te romperás." Y entonces su mano atravesó su costado como una espada una vez más, pero esta vez Akane sintió cómo algo dentro de ella estallaba, como un cristal que se parte sin remedio. Volvió en sí, jadeando, de rodillas frente al espejo. El pecho ardía como un horno sellado. "¿Fue mi mente... o fue ella quien deseó romperme de verdad?". La pregunta quedó suspendida, como ceniza en el aire.
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