• Los gritos, la respiración entrecortada, el golpe seco del enemigo, el corazón latiendo con tanta fuerza que parecía querer salirse del pecho… todo se sentía demasiado real dentro de aquella pesadilla. No podía despertar. Quería huir, escapar de ese recuerdo en el que casi deja de existir, pero la memoria era más fuerte. Sintió otra vez la frialdad de la pared contra su espalda, el roce áspero de la piedra, el sonido del monstruo acercándose… hasta que sus garras la atravesaron.

    Se incorporó de golpe, jadeando, con el sudor corriéndole por la frente y el dolor punzante en el costado recordándole que, aunque solo fue un sueño, aquello había ocurrido de verdad.

    Le tomó varios minutos recuperar el aliento. Sus ojos recorrieron el lugar, tratando de ubicarse, de recordarse viva. Esperaba que Kazuo siguiera descansando; la noche anterior lo había notado agotado, su magia le había cobrado un precio alto.

    Con lentitud, se incorporó. Sus pies descalzos tocaron el suelo frío y su ropa, aún desgarrada a la altura del abdomen, le recordaba la fragilidad del cuerpo que habitaba. Caminó hacia la salida, deslizó la puerta corrediza con cuidado y sonrió apenas al sentir los primeros rayos del sol sobre su rostro.

    Dio unos pasos más, dejando que la brisa jugueteara con su cabello. Alzó el rostro hacia el cielo, dejando que el calor la envolviera por completo. Soltó un suspiro largo, casi tembloroso.
    Solo había sido una pesadilla… una horrible pesadilla.
    Los gritos, la respiración entrecortada, el golpe seco del enemigo, el corazón latiendo con tanta fuerza que parecía querer salirse del pecho… todo se sentía demasiado real dentro de aquella pesadilla. No podía despertar. Quería huir, escapar de ese recuerdo en el que casi deja de existir, pero la memoria era más fuerte. Sintió otra vez la frialdad de la pared contra su espalda, el roce áspero de la piedra, el sonido del monstruo acercándose… hasta que sus garras la atravesaron. Se incorporó de golpe, jadeando, con el sudor corriéndole por la frente y el dolor punzante en el costado recordándole que, aunque solo fue un sueño, aquello había ocurrido de verdad. Le tomó varios minutos recuperar el aliento. Sus ojos recorrieron el lugar, tratando de ubicarse, de recordarse viva. Esperaba que [8KazuoAihara8] siguiera descansando; la noche anterior lo había notado agotado, su magia le había cobrado un precio alto. Con lentitud, se incorporó. Sus pies descalzos tocaron el suelo frío y su ropa, aún desgarrada a la altura del abdomen, le recordaba la fragilidad del cuerpo que habitaba. Caminó hacia la salida, deslizó la puerta corrediza con cuidado y sonrió apenas al sentir los primeros rayos del sol sobre su rostro. Dio unos pasos más, dejando que la brisa jugueteara con su cabello. Alzó el rostro hacia el cielo, dejando que el calor la envolviera por completo. Soltó un suspiro largo, casi tembloroso. Solo había sido una pesadilla… una horrible pesadilla.
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  • Llevó tres días sin tomar ni una sola gota de sangre, si continúo así voy acabar convertido en piedra. Stefan Salvatore me encerró en una de las celdas que hay en el sótano de la casa, sigo sin creer aún que haya logrado vencerme.
    Llevó tres días sin tomar ni una sola gota de sangre, si continúo así voy acabar convertido en piedra. [ThcxSalvatore_1] me encerró en una de las celdas que hay en el sótano de la casa, sigo sin creer aún que haya logrado vencerme.
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  • —Infernales días, supongo...

    Da un sorbito de café, suspirando relajado y aún aperezado.

    —Hoy no pretendo hacer nada, me siento agotado...
    —Infernales días, supongo... Da un sorbito de café, suspirando relajado y aún aperezado. —Hoy no pretendo hacer nada, me siento agotado...
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  • Archivo Personal — Diario de Rei Arakawa
    Ubicación: Oficina en Shinjuku, Tokio.
    Fecha: 15 de noviembre, 2025
    Hora: 00:17 A.M.

    (Una fotografía reciente está pegada en la esquina superior de la página. En ella, Rei y Owen Eiga aparecen juntos: un recuerdo guardado tras una cacería agotadora pero que acabó reforzando su amistad. Al fondo, Shinjuku ilumina la escena con su preciosa hora dorada.)

    “Nunca me gustaron los vínculos.
    No tienen sentido para alguien que lleva vivo más de mil doscientos años.
    Las personas envejecen, cambian, se van…
    Y yo sigo aquí.

    He visto generaciones nacer y morir, ciudades arder y reconstruirse, imperios levantarse para luego caer bajo su propio peso. Con el tiempo aprendes que todo lo que te une a alguien termina siendo un recordatorio de que tú no puedes quedarte.

    Pero, aunque lo intento, no puedo evitarlo.
    A veces la vida te cruza con almas que te dejan una marca, aunque sepas que algún día desaparecerán.

    Owen fue una de esas almas.
    Cuando lo conocí, pensé que era un mocoso impulsivo, un hechicero demasiado joven y orgulloso de su don. Un chico que hablaba más rápido de lo que pensaba, y que creía que podía enfrentarse al mundo sin ayuda de nadie.”

    —Rei sonríe por lo bajo mientras escribe, dejando caer ceniza del cigarrillo sobre el borde del cenicero.—

    “Y con el tiempo... sigue siendo igual de impulsivo.
    Pero también es mi mejor amigo.
    Mi hermano.

    No lo digo seguido —supongo que porque las palabras, como la gente, también se desgastan—
    pero si algún día dejo de existir, quiero que este diario sirva como prueba de que en algún momento, incluso yo, tuve a alguien a quien llamar familia.”

    (El texto termina con el trazo leve de una firma: “R. Arakawa”.
    Abajo, una mancha circular de café, y la ceniza de un cigarrillo apagado.)
    Archivo Personal — Diario de Rei Arakawa Ubicación: Oficina en Shinjuku, Tokio. Fecha: 15 de noviembre, 2025 Hora: 00:17 A.M. (Una fotografía reciente está pegada en la esquina superior de la página. En ella, Rei y [cyclone_aqua_hawk_244] aparecen juntos: un recuerdo guardado tras una cacería agotadora pero que acabó reforzando su amistad. Al fondo, Shinjuku ilumina la escena con su preciosa hora dorada.) “Nunca me gustaron los vínculos. No tienen sentido para alguien que lleva vivo más de mil doscientos años. Las personas envejecen, cambian, se van… Y yo sigo aquí. He visto generaciones nacer y morir, ciudades arder y reconstruirse, imperios levantarse para luego caer bajo su propio peso. Con el tiempo aprendes que todo lo que te une a alguien termina siendo un recordatorio de que tú no puedes quedarte. Pero, aunque lo intento, no puedo evitarlo. A veces la vida te cruza con almas que te dejan una marca, aunque sepas que algún día desaparecerán. Owen fue una de esas almas. Cuando lo conocí, pensé que era un mocoso impulsivo, un hechicero demasiado joven y orgulloso de su don. Un chico que hablaba más rápido de lo que pensaba, y que creía que podía enfrentarse al mundo sin ayuda de nadie.” —Rei sonríe por lo bajo mientras escribe, dejando caer ceniza del cigarrillo sobre el borde del cenicero.— “Y con el tiempo... sigue siendo igual de impulsivo. Pero también es mi mejor amigo. Mi hermano. No lo digo seguido —supongo que porque las palabras, como la gente, también se desgastan— pero si algún día dejo de existir, quiero que este diario sirva como prueba de que en algún momento, incluso yo, tuve a alguien a quien llamar familia.” (El texto termina con el trazo leve de una firma: “R. Arakawa”. Abajo, una mancha circular de café, y la ceniza de un cigarrillo apagado.)
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  • Tras salir de las duchas aquella tarde, entra en su celda mientras se seca el cabello con una toalla y no puede evitar advertir la lanza situada sobre su colchón. Extrañada, frunce las cejas y se gira para preguntar a su compañera de dormitorio, quien se encuentra afilando su machete en el pasillo central.

    ⸻ Margot, ¿has dejado tú esa lanza? ⸻ preguntó a su compañera, quien negó con la cabeza y sonrió como si supiera algo que ella no sabia.

    ⸻Parece que tienes un admirador secreto. O no tanto... ⸻ respondió la mujer.

    Tess le dedicó un mohín burlón y volvió a entrar en su celda. Se acercó a la lanza y descubrió la nota anexa al lado de la lanza. Nota que, por supuesto abrió y leyó notando una amplia sonrisa en sus labios conforme leía que la lanza era un regalo de Daryl Dixon .

    ⸻ ¿Sabes dónde está Daryl? ⸻le preguntó Tess en voz alta a su amiga.

    ⸻Puede que esté haciendo la guardia esta noche... ⸻respondió Margot.
    Tras salir de las duchas aquella tarde, entra en su celda mientras se seca el cabello con una toalla y no puede evitar advertir la lanza situada sobre su colchón. Extrañada, frunce las cejas y se gira para preguntar a su compañera de dormitorio, quien se encuentra afilando su machete en el pasillo central. ⸻ Margot, ¿has dejado tú esa lanza? ⸻ preguntó a su compañera, quien negó con la cabeza y sonrió como si supiera algo que ella no sabia. ⸻Parece que tienes un admirador secreto. O no tanto... ⸻ respondió la mujer. Tess le dedicó un mohín burlón y volvió a entrar en su celda. Se acercó a la lanza y descubrió la nota anexa al lado de la lanza. Nota que, por supuesto abrió y leyó notando una amplia sonrisa en sus labios conforme leía que la lanza era un regalo de [DIX0N]. ⸻ ¿Sabes dónde está Daryl? ⸻le preguntó Tess en voz alta a su amiga. ⸻Puede que esté haciendo la guardia esta noche... ⸻respondió Margot.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Mi batería social se agota tan rápido, mi finwë es tan sociable a veces. //
    :STK-31: Mi batería social se agota tan rápido, mi finwë es tan sociable a veces. //
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  • Estuve muy desaparecida es que... Mi día fue muy agotador, que mejor que aparecer con mi gatito, pero me siento algo emocionada, tengo un contrato con un estudio de fotografía y me gusta, empezaré a trabajar poco a poco allí
    Estuve muy desaparecida es que... Mi día fue muy agotador, que mejor que aparecer con mi gatito, pero me siento algo emocionada, tengo un contrato con un estudio de fotografía y me gusta, empezaré a trabajar poco a poco allí
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  • Solo reproduce cualquier canción

    No era raro que a inicio del invierno el grupo que lo conocían de la orquesta le invitaran a salir a beber, siempre lo hacían cuadrando los tiempos necesarios para que él saliera, como si estuviesen a una agrupación conspirativa que se enfoca única y exclusivamente en salir a beber juntos, lo agradecía, muchas veces se olvidaba de lo divertido que era no estar preocupado, con los tiempos sobre su espalda, agotando su cuerpo hasta más no poder. Esa noche ya todos estaban un poco pasados de copas, hablando algunos más coherentes que otros, pero Yuiichi solo estaba callado con una sonrisa boba que no mostraba los dientes, nunca le gusto mostrar los dientes por el colmillo que sobresalía de forma suave. Por lo general, mantenía su rostro sereno, caracterizado por la expresión que muchas veces solo denotaba incomodidad, pero en ese momento solo tenía la sonrisa por el obvio estado de ebriedad era bastante adorable de ver.

    No supo en qué momento, pero soltaron papelillo en el ambiente del bar en el que estaban, algo de verdad muy bonito de ver. Por lo general no bebía, y si lo hacía no era en exceso, no quería terminar muriendo tan joven, además de que tenía una resistencia al alcohol en números negativos, pero a veces le era difícil medirse, en especial cuando sus amigos hacían juegos tontos que todo el mundo pensaba que habían quedado en la universidad. A pesar de todo, no podía evitar la risa baja que le hacía mostrar su rostro más pequeño ante las expresiones que se le escapaban.

    Había tenido días tranquilos a pesar del ajetreo de la ciudad, apenas le dieran las vacaciones su primer viaje sería estar un tiempo en su casa de la infancia, cada navidad se juntaban todos en la familia y de verdad es que era algo agradable, salir al mar de vez en cuando con el aire gélido en su piel y el olor a salitre en el ambiente era algo que le llenaba. A pesar de eso, estar donde su padre había fallecido era algo que le oprimía el pecho de vez en cuando.

    Después de una extensa conversación sobre qué harían para navidad que comenzó después de un largo rato jugando, Yuiichi se excusó un momento para salir a tomar aire, apenas podía caminar bien sin tropezar con sus propios zapatos y decidió no salir con su chaqueta, pero debido al alcohol no sentía con fuerza el clima gélido que estaba a su alrededor, sólo tenía su camisa blanca con un jean casual con algunos parches hechos en bordado tradicional que hacía su padre cuando él estaba más joven, tenía papelitos metalizados en el cabello y parte de la camisa al momento que salió del local, solo andaba sonriendo mientras miraba a la gente pasar por la calle, apoyado bajo los faroles neón del lugar siendo opacado por la leve capa de nieve vieja que se había asentado en distintos lugares.
    Solo reproduce cualquier canción No era raro que a inicio del invierno el grupo que lo conocían de la orquesta le invitaran a salir a beber, siempre lo hacían cuadrando los tiempos necesarios para que él saliera, como si estuviesen a una agrupación conspirativa que se enfoca única y exclusivamente en salir a beber juntos, lo agradecía, muchas veces se olvidaba de lo divertido que era no estar preocupado, con los tiempos sobre su espalda, agotando su cuerpo hasta más no poder. Esa noche ya todos estaban un poco pasados de copas, hablando algunos más coherentes que otros, pero Yuiichi solo estaba callado con una sonrisa boba que no mostraba los dientes, nunca le gusto mostrar los dientes por el colmillo que sobresalía de forma suave. Por lo general, mantenía su rostro sereno, caracterizado por la expresión que muchas veces solo denotaba incomodidad, pero en ese momento solo tenía la sonrisa por el obvio estado de ebriedad era bastante adorable de ver. No supo en qué momento, pero soltaron papelillo en el ambiente del bar en el que estaban, algo de verdad muy bonito de ver. Por lo general no bebía, y si lo hacía no era en exceso, no quería terminar muriendo tan joven, además de que tenía una resistencia al alcohol en números negativos, pero a veces le era difícil medirse, en especial cuando sus amigos hacían juegos tontos que todo el mundo pensaba que habían quedado en la universidad. A pesar de todo, no podía evitar la risa baja que le hacía mostrar su rostro más pequeño ante las expresiones que se le escapaban. Había tenido días tranquilos a pesar del ajetreo de la ciudad, apenas le dieran las vacaciones su primer viaje sería estar un tiempo en su casa de la infancia, cada navidad se juntaban todos en la familia y de verdad es que era algo agradable, salir al mar de vez en cuando con el aire gélido en su piel y el olor a salitre en el ambiente era algo que le llenaba. A pesar de eso, estar donde su padre había fallecido era algo que le oprimía el pecho de vez en cuando. Después de una extensa conversación sobre qué harían para navidad que comenzó después de un largo rato jugando, Yuiichi se excusó un momento para salir a tomar aire, apenas podía caminar bien sin tropezar con sus propios zapatos y decidió no salir con su chaqueta, pero debido al alcohol no sentía con fuerza el clima gélido que estaba a su alrededor, sólo tenía su camisa blanca con un jean casual con algunos parches hechos en bordado tradicional que hacía su padre cuando él estaba más joven, tenía papelitos metalizados en el cabello y parte de la camisa al momento que salió del local, solo andaba sonriendo mientras miraba a la gente pasar por la calle, apoyado bajo los faroles neón del lugar siendo opacado por la leve capa de nieve vieja que se había asentado en distintos lugares.
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  • -aquel hombre se encontraba sentado frente a la barra de madera gastada, el ambiente del bar envuelto en un ambiente tranquilo e incluso familiar para el y el murmullo constante de conversaciones ajenas hacían de ese lugar un nue lugar para finalmente dejar de pensar. Entre sus dedos descansaba una botella de cerveza, las gotas de condensación resbalaban lentamente por el vidrio, reflejando la luz amarillenta de las lámparas. Sus ojos, cansados pero atentos, permanecían fijos en la pantalla del televisor que colgaba en la pared. En ella, una reportera relataba los detalles del último caso en el que había trabajado, con esa voz ensayada que busca dramatismo donde para el solo era un día más de trabajo -

    Supongo que las noticias vuelan bastante rápido...

    -murmuró con una media sonrisa antes de bajar la mirada, observando el recorrido de una gota que descendía hasta su mano. Por un instante, se quedó inmóvil, perdido entre sus pensamientos, el reflejo del televisor se dibujaba en sus pupilas como una sombra conocida; cada palabra de la periodista resonaba como un eco y el solo ponia atención repasando cada detalle en su cabeza-

    Valla que sabe cómo narrar mis días con tanta elocuencia

    -Llevó la botella a los labios, dejando que el amargor de la cerveza le recordara que seguía vivo. Afuera llovía, podía escucharlo golpear el techo del bar como un reloj invisible que marcaba un tiempo solo suyo. Entonces, el crujir de la silla a su costado lo trajo de vuelta a la realidad. Su acompañante había llegado.-

    -El hombre no volteó de inmediato. Tomó otro trago, colocó la botella con suavidad sobre la barra y solo entonces giró ligeramente el rostro, dedicando una sonrisa cordial, Habían acordado encontrarse allí para hablar. De qué exactamente, no lo sabía. Tal vez del pasado, de los fantasmas que ambos compartían, o simplemente para conocer un nuevo mundo, Sea como fuere, aquella noche no tenía nada mejor que hacer. Y en el fondo, una parte de él agradecía la distracción.-

    Llegas justo a tiempo

    -Dijo finalmente, encendiendo un cigarrillo y ofreciéndole uno al recién llegado

    Las noches siempre son menos pesadas cuando alguien más comparte el silencio.
    -aquel hombre se encontraba sentado frente a la barra de madera gastada, el ambiente del bar envuelto en un ambiente tranquilo e incluso familiar para el y el murmullo constante de conversaciones ajenas hacían de ese lugar un nue lugar para finalmente dejar de pensar. Entre sus dedos descansaba una botella de cerveza, las gotas de condensación resbalaban lentamente por el vidrio, reflejando la luz amarillenta de las lámparas. Sus ojos, cansados pero atentos, permanecían fijos en la pantalla del televisor que colgaba en la pared. En ella, una reportera relataba los detalles del último caso en el que había trabajado, con esa voz ensayada que busca dramatismo donde para el solo era un día más de trabajo - Supongo que las noticias vuelan bastante rápido... -murmuró con una media sonrisa antes de bajar la mirada, observando el recorrido de una gota que descendía hasta su mano. Por un instante, se quedó inmóvil, perdido entre sus pensamientos, el reflejo del televisor se dibujaba en sus pupilas como una sombra conocida; cada palabra de la periodista resonaba como un eco y el solo ponia atención repasando cada detalle en su cabeza- Valla que sabe cómo narrar mis días con tanta elocuencia -Llevó la botella a los labios, dejando que el amargor de la cerveza le recordara que seguía vivo. Afuera llovía, podía escucharlo golpear el techo del bar como un reloj invisible que marcaba un tiempo solo suyo. Entonces, el crujir de la silla a su costado lo trajo de vuelta a la realidad. Su acompañante había llegado.- -El hombre no volteó de inmediato. Tomó otro trago, colocó la botella con suavidad sobre la barra y solo entonces giró ligeramente el rostro, dedicando una sonrisa cordial, Habían acordado encontrarse allí para hablar. De qué exactamente, no lo sabía. Tal vez del pasado, de los fantasmas que ambos compartían, o simplemente para conocer un nuevo mundo, Sea como fuere, aquella noche no tenía nada mejor que hacer. Y en el fondo, una parte de él agradecía la distracción.- Llegas justo a tiempo -Dijo finalmente, encendiendo un cigarrillo y ofreciéndole uno al recién llegado Las noches siempre son menos pesadas cuando alguien más comparte el silencio.
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  • -Agotado, este se encontrsba sentado en él piso. Su respiracion estaba agotada, ¿cuanto duro batallando?, ¿cuantas veces esto se repetira? ...-

    ...

    -Este , tenia una mano en su propio rostro. Sonriendo, mientras empieza a reir de manera algo ironica, riendose de su estado actual-

    Estoy jodido.
    -Agotado, este se encontrsba sentado en él piso. Su respiracion estaba agotada, ¿cuanto duro batallando?, ¿cuantas veces esto se repetira? ...- ... -Este , tenia una mano en su propio rostro. Sonriendo, mientras empieza a reir de manera algo ironica, riendose de su estado actual- Estoy jodido.
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