• ¿Por qué tantas restricciones? Soy inofensiva ~
    ¿Por qué tantas restricciones? Soy inofensiva ~
    Me encocora
    Me gusta
    Me endiabla
    14
    15 turnos 0 maullidos
  • Perdono cualquier ofensa menos que le tomen directo del envase al jugo de naranja y encima lo guarden destapado
    Perdono cualquier ofensa menos que le tomen directo del envase al jugo de naranja y encima lo guarden destapado
    Me enjaja
    Me shockea
    Me gusta
    Me endiabla
    12
    9 turnos 0 maullidos
  • No suelo relajarme, pero últimamente hay muchos intrusos en Fenris. Aún así he decidido tomarme un descanso... ¿Y vienes a interrumpirlo? Habla rápido
    No suelo relajarme, pero últimamente hay muchos intrusos en Fenris. Aún así he decidido tomarme un descanso... ¿Y vienes a interrumpirlo? Habla rápido
    Me encocora
    Me gusta
    Me endiabla
    6
    1 turno 0 maullidos
  • Crímenes de guerra
    Fandom Mercenaries
    Categoría Fantasía
    Se dice que las grandes historias comienzan con un héroe defendiendo al desprotegido, haciendo gala de sus habilidades en combate y su perspicaz lengua de oro en las discusiones. Pero esta historia no es igual, no comienza en ninguna guerra, ni un espectacular combate mano a mano con el villano de turno. Ésta historia tiene su origen en un pequeño poblado perteneciente al reino de Fenris, en una aldea en su mayoría habitada por campesinos, peleteros y zapateros. Rodeada de verdes praderas y extensas tierras de cultivo, dónde la gente prosperaba con el sudor de su frente y las ampollas en sus manos, rogando por sobrevivir a los fríos inviernos y a los calurosos veranos.

    En una posada poco visitada por extranjeros, ya que casi siempre era un lugar tranquilo.
    El murmullo de la muchedumbre dentro del local era audible desde unos metros de la puerta de madera gruesa abierta al público. El sol había caído hacía un par de horas.
    Varias antorchas alumbraban la entrada de la posada invitando a la gente a entrar.
    En aquel entonces era poco común el que una posada ofreciera bebida y comida a cualquier persona. Para poder comer y beber en las posadas, debías hospedarte en ellas, pero en aquel pueblo fueron más visionarios y permitían a cualquiera con monedas para pagar el consumo de las viandas.

    Una muchacha de cabellos rubios y baja estatura entró al lugar, portaba una vestimenta un tanto extraña para los ojos que le seguían con la mirada: una especie de peto corto rojo, un faldón y unas pierneras del mismo color que cubrían sus muslos, espinillas y botas. Aunque lo que más llamaría la atención, era la espada que llevaba en la espalda, de un tamaño normal, pero debido a la estatura de su portadora, se veía enorme.

    Dio unos pasos hasta llegar a la barra y tomar asiento escalando la silla. El posadero, quién a diferencia de ella era enorme, calvo y malencarado le sonrió, curioso por su apariencia.

    ─¿Qué le sirvo, señorita? ─preguntó con voz ronca.

    ─Una cerveza y una habitación para pasar la noche.

    ─Tengo dos tipos de cerveza; una fuerte y una más ligera. Tengo una habitación disponible subiendo las escaleras. Son 2 monedas de oro o 10 de plata, pago por adelantado ─ respondió expectante.

    La mujer se arqueó hacia su costado derecho, desamarrando y cogiendo un saco con monedas, se veía gordo y guardado peligrosamente. Tomó de el saco un par de monedas de oro y las puso sobre la húmeda madera.
    ─Cerveza ligera y la habitación. ¿Cuánto es de la cerveza?

    El hombre tomó las monedas, pero se notó una incomodidad en su rostro que no pudo contener haciendo una mueca de preocupación.
    ─No debería de andar con ese saco tan a la vista, es peligroso. La cerveza cuesta una moneda de plata, pero por pagar con oro, le daré esta cómo parte del hospedaje.

    ─Oh, gracias. Qué amable de su parte. Tendré en cuenta lo que me ha dicho del dinero ─sonrió con amabilidad y cogió el tarro y bebió de él un gran trago.
    Se dice que las grandes historias comienzan con un héroe defendiendo al desprotegido, haciendo gala de sus habilidades en combate y su perspicaz lengua de oro en las discusiones. Pero esta historia no es igual, no comienza en ninguna guerra, ni un espectacular combate mano a mano con el villano de turno. Ésta historia tiene su origen en un pequeño poblado perteneciente al reino de Fenris, en una aldea en su mayoría habitada por campesinos, peleteros y zapateros. Rodeada de verdes praderas y extensas tierras de cultivo, dónde la gente prosperaba con el sudor de su frente y las ampollas en sus manos, rogando por sobrevivir a los fríos inviernos y a los calurosos veranos. En una posada poco visitada por extranjeros, ya que casi siempre era un lugar tranquilo. El murmullo de la muchedumbre dentro del local era audible desde unos metros de la puerta de madera gruesa abierta al público. El sol había caído hacía un par de horas. Varias antorchas alumbraban la entrada de la posada invitando a la gente a entrar. En aquel entonces era poco común el que una posada ofreciera bebida y comida a cualquier persona. Para poder comer y beber en las posadas, debías hospedarte en ellas, pero en aquel pueblo fueron más visionarios y permitían a cualquiera con monedas para pagar el consumo de las viandas. Una muchacha de cabellos rubios y baja estatura entró al lugar, portaba una vestimenta un tanto extraña para los ojos que le seguían con la mirada: una especie de peto corto rojo, un faldón y unas pierneras del mismo color que cubrían sus muslos, espinillas y botas. Aunque lo que más llamaría la atención, era la espada que llevaba en la espalda, de un tamaño normal, pero debido a la estatura de su portadora, se veía enorme. Dio unos pasos hasta llegar a la barra y tomar asiento escalando la silla. El posadero, quién a diferencia de ella era enorme, calvo y malencarado le sonrió, curioso por su apariencia. ─¿Qué le sirvo, señorita? ─preguntó con voz ronca. ─Una cerveza y una habitación para pasar la noche. ─Tengo dos tipos de cerveza; una fuerte y una más ligera. Tengo una habitación disponible subiendo las escaleras. Son 2 monedas de oro o 10 de plata, pago por adelantado ─ respondió expectante. La mujer se arqueó hacia su costado derecho, desamarrando y cogiendo un saco con monedas, se veía gordo y guardado peligrosamente. Tomó de el saco un par de monedas de oro y las puso sobre la húmeda madera. ─Cerveza ligera y la habitación. ¿Cuánto es de la cerveza? El hombre tomó las monedas, pero se notó una incomodidad en su rostro que no pudo contener haciendo una mueca de preocupación. ─No debería de andar con ese saco tan a la vista, es peligroso. La cerveza cuesta una moneda de plata, pero por pagar con oro, le daré esta cómo parte del hospedaje. ─Oh, gracias. Qué amable de su parte. Tendré en cuenta lo que me ha dicho del dinero ─sonrió con amabilidad y cogió el tarro y bebió de él un gran trago.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    4
    2 turnos 0 maullidos
  • Prueba realizada con éxito, un nuevo mecanismo de defensa a distancia que no dependa de municiones, sino su propio núcleo de energía, la debilidad más común luego del análisis de la mayoría de los individuos al ser base carbón, fuego o deshidratación extrema.
    Prueba realizada con éxito, un nuevo mecanismo de defensa a distancia que no dependa de municiones, sino su propio núcleo de energía, la debilidad más común luego del análisis de la mayoría de los individuos al ser base carbón, fuego o deshidratación extrema.
    Me gusta
    Me encocora
    Me shockea
    3
    0 turnos 0 maullidos
  • El hidromiel no tuvo piedad esta vez... Fenris sobrevivió al invierno y yo al alcohol

    Prometo beber con más dignidad
    El hidromiel no tuvo piedad esta vez... Fenris sobrevivió al invierno y yo al alcohol Prometo beber con más dignidad
    Me gusta
    Me encocora
    5
    0 turnos 0 maullidos
  • ¡Finalmente había llegado el mes de las fiestas navideñas y de fin de año! Si bien las maldiciones y sus otros deberes no hacían distinción si se trataba de alguna fecha importante o día feriado, al menos ese día su carga de trabajo no era tanta. Estaba seguro de que Ijichi podía lidiar con algo de eso por su cuenta, sin necesidad de su intervención… Cuando regresaran debería recompensarlo con algún premio.

    Pero por ahora, el hechicero más poderoso del mundo disfrutaría de su breve libertad en el distrito comercial junto a sus alumnos y Nanami.

    Como era habitual al ser la persona con más dinero de todos ellos, había decidido invitarlos a comprar lo que quisieran y cargarlo todo a su cuenta. Nanami, más que por la ventaja de no gastar, había decidido ir como chaperón por no confiar del todo en su responsabilidad con los jóvenes que estaban a su cargo. Lo cual le ofendía bastante; nunca les pasaba nada a esos chicos si él estaba a cargo… Bueno, quizá un par de rasguños, pero nada grave… Eh… ¡como sea!

    El usuario del Infinito, de cualquier manera, estaba emocionado, así que con una sonrisa inauguró el día de compras.

    —¡Pueden ir a donde gusten! Cuando sea momento de pagar no olviden mandarme mensaje, estaré en la tienda de golosinas tradicionales con Megumi—comentó con una sonrisa radiante y, sin dar oportunidad a quejarse, jaló a su pareja con prisa; no quería llegar y encontrarse con una fila enorme.
    —Prometo llevarte por unos libros después.—

    El caos del distrito los envolvió enseguida, y Gojo, como si no tuviera preocupación alguna, avanzó ligero, disfrutando cada segundo de aquella libertad efímera.


    ¡Finalmente había llegado el mes de las fiestas navideñas y de fin de año! Si bien las maldiciones y sus otros deberes no hacían distinción si se trataba de alguna fecha importante o día feriado, al menos ese día su carga de trabajo no era tanta. Estaba seguro de que Ijichi podía lidiar con algo de eso por su cuenta, sin necesidad de su intervención… Cuando regresaran debería recompensarlo con algún premio. Pero por ahora, el hechicero más poderoso del mundo disfrutaría de su breve libertad en el distrito comercial junto a sus alumnos y Nanami. Como era habitual al ser la persona con más dinero de todos ellos, había decidido invitarlos a comprar lo que quisieran y cargarlo todo a su cuenta. Nanami, más que por la ventaja de no gastar, había decidido ir como chaperón por no confiar del todo en su responsabilidad con los jóvenes que estaban a su cargo. Lo cual le ofendía bastante; nunca les pasaba nada a esos chicos si él estaba a cargo… Bueno, quizá un par de rasguños, pero nada grave… Eh… ¡como sea! El usuario del Infinito, de cualquier manera, estaba emocionado, así que con una sonrisa inauguró el día de compras. —¡Pueden ir a donde gusten! Cuando sea momento de pagar no olviden mandarme mensaje, estaré en la tienda de golosinas tradicionales con Megumi—comentó con una sonrisa radiante y, sin dar oportunidad a quejarse, jaló a su pareja con prisa; no quería llegar y encontrarse con una fila enorme. —Prometo llevarte por unos libros después.— El caos del distrito los envolvió enseguida, y Gojo, como si no tuviera preocupación alguna, avanzó ligero, disfrutando cada segundo de aquella libertad efímera.
    Me gusta
    4
    0 turnos 0 maullidos
  • Dicen que si la vida te limones, deberias hacer limonada...

    Pero, ¿y si solamente me dio nieve? En mi defensa diré que la nieve me atacó.
    Dicen que si la vida te limones, deberias hacer limonada... Pero, ¿y si solamente me dio nieve? En mi defensa diré que la nieve me atacó.
    Me enjaja
    Me gusta
    5
    4 turnos 0 maullidos
  • ¿Los dioses se ofenden si sus hijos celebramos la Navidad?
    ¿Los dioses se ofenden si sus hijos celebramos la Navidad?
    0 turnos 0 maullidos
Patrocinados