• 𝑺𝒆𝒂𝒓𝒄𝒉 𝒂𝒏𝒅 𝑭𝒊𝒏𝒅 (c/ Xie YanZhan)
    Categoría Slice of Life
    ㅤEn su mano portaba una pequeña piedra roja, aquella forma perfectamente redonda le daba una imagen simple y barata, no obstante el rostro del joven lucía nervioso antes de apretar su puño sobre aquella pequeña gema nuevamente. LiXue daba dos pasos y sentía la necesidad de revisar que en su mano aún se encontrara esa pequeña posesión. Era en momentos como esos que se arrepentía totalmente de la decisión de jugar con su destino, desafiando a aquel demonio zorro y robando su alma.

    ㅤSi, Lixue se había tornado en un demonio más poderoso aunque aún no fuera lo suficientemente fuerte, había puesto en vista que era capaz de mucho más de lo que todos creían de alguien como él, incluso se había impresionado a sí mismo en aquel entonces.

    ㅤO así había sido hasta que las consecuencias se presentaron de forma que cambiaría el resto de su vida de un modo bastante inconveniente.

    ㅤClaro que había escuchado con anterioridad que los demonios conocidos como Húli Jïng eran portadores de una joya que contenía la esencia de su alma, pues cada libro de demonología hablaba de cómo estos doblegarían su voluntad si esta piedra se les era arrebatada, concederían deseos o se convertirían en fieles esclavos con tal de asegurar su integridad; y cuando él se hizo con una de ellas pudo comprobar todo lo que aquellos antiguos textos profesaban entre sus amarillentas páginas.

    ㅤAsí es, Lixue había tenido bajo su control a una de estas maravillosas criaturas luego de robarle su alma, para descontento del reino demoníaco, era el alma de una de un Húli Jïng de avanzado rango, el ser todopoderoso que luego de desarrollar sus habilidades por siglos, había sido emboscado por un débil remanente cuyos huesos se aplastarían bajo el peso de la pata de esta criatura.

    ㅤNo obstante, el joven de apellido Song había logrado lo que otros ni siquiera hubieran imaginado antes de morir y había logrado hacer que uno de los espíritus más temidos se hincara de rodillas y pidiera por piedad incluso teniendo la oportunidad de obtener un deseo o eliminar la sangre celestial que por su torrente circulaba, tendría el pase al reino de los demonios totalmente asegurada.

    ㅤPero no era así cómo quería hacerlo y él tenía sus propios planes. Allí, en el limbo entre el reino de los mortales y la entrada a lo que muchos describieron como el infierno, Lixue apretó su puño concentrado cada esfuerzo y energía en su palma y frente a cientos de ojos atónitos, aquel demonio se volvió cenizas. Con suficiencia, Lixue miró al frente y con una mirada comunicó con claridad su intención “Me desharé de cada uno de ustedes”.

    ㅤPero su mirada desafiante se opacó con rapidez en el momento en que se vió envuelto en una nube de cenizas que apretaba su pecho hasta asfixiarlo a tal punto que en cada bocanada desesperada de aire aspiraba un poco de aquel ceniciento que lo abrazaba y prontamente en su mano apretada volvió a sentir una sensación familiar, una que apenas unos instantes atrás había experimentado. En su puño, los pequeños trozos que anteriormente se habían incrustado en su piel parecían tener propia memoria, volviendo a juntarse en una misma pieza como la original que se había destrozado anteriormente.

    ㅤPodía sentir que algo en él había cambiado notoriamente y su mente, a pesar del shock, había sido capaz de hilar los puntos y aunque nunca había visto, escuchado o leído de que algo como eso pudiera pasar, luego de aquel evento la realidad de Lixue ahora era otra.

    ㅤTal cómo aquel día, su mano se apretaba con fuerza alrededor de este nuevo artefacto que ahora contenía parte de su alma, temiendo cuál sería su destino si lo perdía de vista, por lo que siempre solía llevarlo encima en un pequeño collar, sin embargo, esta no era una piedra normal y cada cadena terminaba corroída y desgastada en cuestión de meses incluso si la encantaba, el proceso era desgastante. En la búsqueda de una solución un poco más duradera, en un libro creyó encontrar algo útil sobre artefactos que cargaran con una energía propia, tal como esas espadas antiguas indestructibles que poseían un núcleo propio, existían todo tipos de artefactos de este estilo, el problema sería encontrarlos o dar con una persona que pudiera hacerlos, teniendo en cuenta que actualmente el número de cultivadores y alquimistas se había reducido.

    ㅤSus contactos se habían puesto en marcha para encontrar un fabricante, pero en lo que la búsqueda daba frutos, alguien le había recomendado una tienda de antigüedades cuya energía era un tanto peculiar, presumiblemente por que en ella se albergaban artefactos especiales, quizás entre ellos podría encontrar lo que necesitaba.

    ㅤAfortunadamente el lugar estaba tan cerca de la cafetería que podía ubicarlo con facilidad, y aunque esa sensación nerviosa persistía en cada paso que daba en la acera, la familiaridad del lugar le otorgaba un poco más de seguridad y eliminar cualquier vestigio de preocupación en su rostro a la hora de entrar en la tienda fue bastante sencillo, aunque estaba seguro que en la oscuridad del lugar, sus expresiones no importaban básicamente porque apenas se podía distinguir algo allí.

    ㅤㅤ⸻ Buenas tardes.

    ㅤHabló con su voz haciéndose notar entre las paredes. No veía un timbre, tampoco ningún empleado, pero oía pequeños movimientos y a su nariz un aroma distinto llegaba para hacerse destacar sobre el típico aroma a polvo y paso del tiempo que usualmente tienen los artefactos que allí se podrían alojar.

    ㅤEn la espera de que alguien apareciera, apoyó parte de su cuerpo sobre el mostrador de entrada, sabía que había alguien cerca, solo era cuestión de esperar por una respuesta.

    Yan Zhan Xie
    ㅤEn su mano portaba una pequeña piedra roja, aquella forma perfectamente redonda le daba una imagen simple y barata, no obstante el rostro del joven lucía nervioso antes de apretar su puño sobre aquella pequeña gema nuevamente. LiXue daba dos pasos y sentía la necesidad de revisar que en su mano aún se encontrara esa pequeña posesión. Era en momentos como esos que se arrepentía totalmente de la decisión de jugar con su destino, desafiando a aquel demonio zorro y robando su alma. ㅤSi, Lixue se había tornado en un demonio más poderoso aunque aún no fuera lo suficientemente fuerte, había puesto en vista que era capaz de mucho más de lo que todos creían de alguien como él, incluso se había impresionado a sí mismo en aquel entonces. ㅤO así había sido hasta que las consecuencias se presentaron de forma que cambiaría el resto de su vida de un modo bastante inconveniente. ㅤClaro que había escuchado con anterioridad que los demonios conocidos como Húli Jïng eran portadores de una joya que contenía la esencia de su alma, pues cada libro de demonología hablaba de cómo estos doblegarían su voluntad si esta piedra se les era arrebatada, concederían deseos o se convertirían en fieles esclavos con tal de asegurar su integridad; y cuando él se hizo con una de ellas pudo comprobar todo lo que aquellos antiguos textos profesaban entre sus amarillentas páginas. ㅤAsí es, Lixue había tenido bajo su control a una de estas maravillosas criaturas luego de robarle su alma, para descontento del reino demoníaco, era el alma de una de un Húli Jïng de avanzado rango, el ser todopoderoso que luego de desarrollar sus habilidades por siglos, había sido emboscado por un débil remanente cuyos huesos se aplastarían bajo el peso de la pata de esta criatura. ㅤNo obstante, el joven de apellido Song había logrado lo que otros ni siquiera hubieran imaginado antes de morir y había logrado hacer que uno de los espíritus más temidos se hincara de rodillas y pidiera por piedad incluso teniendo la oportunidad de obtener un deseo o eliminar la sangre celestial que por su torrente circulaba, tendría el pase al reino de los demonios totalmente asegurada. ㅤPero no era así cómo quería hacerlo y él tenía sus propios planes. Allí, en el limbo entre el reino de los mortales y la entrada a lo que muchos describieron como el infierno, Lixue apretó su puño concentrado cada esfuerzo y energía en su palma y frente a cientos de ojos atónitos, aquel demonio se volvió cenizas. Con suficiencia, Lixue miró al frente y con una mirada comunicó con claridad su intención “Me desharé de cada uno de ustedes”. ㅤPero su mirada desafiante se opacó con rapidez en el momento en que se vió envuelto en una nube de cenizas que apretaba su pecho hasta asfixiarlo a tal punto que en cada bocanada desesperada de aire aspiraba un poco de aquel ceniciento que lo abrazaba y prontamente en su mano apretada volvió a sentir una sensación familiar, una que apenas unos instantes atrás había experimentado. En su puño, los pequeños trozos que anteriormente se habían incrustado en su piel parecían tener propia memoria, volviendo a juntarse en una misma pieza como la original que se había destrozado anteriormente. ㅤPodía sentir que algo en él había cambiado notoriamente y su mente, a pesar del shock, había sido capaz de hilar los puntos y aunque nunca había visto, escuchado o leído de que algo como eso pudiera pasar, luego de aquel evento la realidad de Lixue ahora era otra. ㅤTal cómo aquel día, su mano se apretaba con fuerza alrededor de este nuevo artefacto que ahora contenía parte de su alma, temiendo cuál sería su destino si lo perdía de vista, por lo que siempre solía llevarlo encima en un pequeño collar, sin embargo, esta no era una piedra normal y cada cadena terminaba corroída y desgastada en cuestión de meses incluso si la encantaba, el proceso era desgastante. En la búsqueda de una solución un poco más duradera, en un libro creyó encontrar algo útil sobre artefactos que cargaran con una energía propia, tal como esas espadas antiguas indestructibles que poseían un núcleo propio, existían todo tipos de artefactos de este estilo, el problema sería encontrarlos o dar con una persona que pudiera hacerlos, teniendo en cuenta que actualmente el número de cultivadores y alquimistas se había reducido. ㅤSus contactos se habían puesto en marcha para encontrar un fabricante, pero en lo que la búsqueda daba frutos, alguien le había recomendado una tienda de antigüedades cuya energía era un tanto peculiar, presumiblemente por que en ella se albergaban artefactos especiales, quizás entre ellos podría encontrar lo que necesitaba. ㅤAfortunadamente el lugar estaba tan cerca de la cafetería que podía ubicarlo con facilidad, y aunque esa sensación nerviosa persistía en cada paso que daba en la acera, la familiaridad del lugar le otorgaba un poco más de seguridad y eliminar cualquier vestigio de preocupación en su rostro a la hora de entrar en la tienda fue bastante sencillo, aunque estaba seguro que en la oscuridad del lugar, sus expresiones no importaban básicamente porque apenas se podía distinguir algo allí. ㅤ ㅤㅤ⸻ Buenas tardes. ㅤHabló con su voz haciéndose notar entre las paredes. No veía un timbre, tampoco ningún empleado, pero oía pequeños movimientos y a su nariz un aroma distinto llegaba para hacerse destacar sobre el típico aroma a polvo y paso del tiempo que usualmente tienen los artefactos que allí se podrían alojar. ㅤEn la espera de que alguien apareciera, apoyó parte de su cuerpo sobre el mostrador de entrada, sabía que había alguien cerca, solo era cuestión de esperar por una respuesta. ㅤ [legend_malachite_lobster_769]
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  • El mago Yukine empuja la pesada puerta de madera del bar. Al entrar, una mezcla de luces tenues y sombras danzantes lo envuelven. El aire está cargado de una mezcla de aromas: hierbas exóticas, pociones burbujeantes y el inconfundible olor a magia antigua.
    El bar está lleno de seres mitológicos de todo tipo. En una esquina, un grupo de elfos discute animadamente sobre la última moda en arcos encantados. Cerca de la barra, un centauro sorbe una bebida espumosa mientras conversa con una sirena que ha encontrado un asiento en un tanque de agua especialmente diseñado para ella. En una mesa central, un dragón en forma humana lanza dados mágicos en un juego de azar con un gnomo y un troll.
    Yukine avanza con paso seguro, su capa ondeando ligeramente detrás de él. Sus ojos brillan con una luz azulada, reflejo de su poder interior. Se acerca a la barra, donde el barman, un duende de aspecto astuto, le sonríe.

    “¿Qué te trae por aquí, mago?”

    pregunta el duende mientras limpia un vaso con un trapo que parece tener vida propia.

    “He venido en busca de información,”

    responde Yukine, su voz resonando con autoridad.

    “Dicen que aquí se puede encontrar a los más sabios y a los más astutos de todos los reinos.”

    El duende asiente, sus ojos brillando con curiosidad.

    “Has venido al lugar correcto. Pero aquí, la información tiene un precio.”

    Yukine sonríe levemente, sacando una pequeña bolsa de su capa y dejándola sobre la barra. El tintineo de las monedas de oro resuena en el bar, atrayendo la atención de varios de los presentes.

    “Entonces, empecemos,”

    dice Yukine, preparándose para desentrañar los secretos que lo han llevado hasta este lugar.
    El duende toma la bolsa de monedas y la guarda rápidamente en un bolsillo de su chaleco.

    “Muy bien, mago Yukine. ¿Qué es lo que deseas saber?”

    Yukine se inclina ligeramente hacia adelante, su voz baja pero firme.

    “Estoy buscando información sobre un antiguo artefacto, el Orbe de Eterna Luz. Se dice que tiene el poder de restaurar el equilibrio entre los reinos.”

    El duende frunce el ceño, sus ojos brillando con una mezcla de interés y preocupación.

    “El Orbe de Eterna Luz… No es un objeto común. Muchos lo han buscado, pero pocos han regresado.”

    Desde una mesa cercana, una figura encapuchada se levanta y se acerca a la barra.

    “He oído hablar de ese artefacto,”

    dice la figura, revelando un rostro parcialmente cubierto por cicatrices.

    “Soy Lidica, una exploradora de tierras lejanas. He visto mapas y escuchado leyendas sobre el Orbe.”

    Yukine la observa con atención.

    “¿Estás dispuesta a compartir lo que sabes?”

    Lidica asiente lentamente.

    “A cambio de tu ayuda en una misión que tengo pendiente. Necesito recuperar un cristal de poder de las ruinas de un antiguo templo. Es un lugar peligroso, pero con tus habilidades, podríamos tener éxito.”

    Yukine considera la propuesta por un momento antes de asentir.

    “De acuerdo. Te ayudaré con tu misión, y a cambio, tú me guiarás hacia el Orbe de Eterna Luz.”

    El duende sonríe, satisfecho con el acuerdo.

    “Parece que tenemos un trato. Pero tened cuidado, ambos. Este bar está lleno de oídos curiosos y no todos son de fiar.”

    Con el pacto sellado, Yukine y Lidica se preparan para partir hacia su peligrosa aventura, sabiendo que el destino de los reinos podría depender de su éxito.
    Yukine y Lidica abandonan el bar “El Caldero Místico” y se adentran en la noche, sus pasos resonando en las calles empedradas. La luna llena ilumina su camino mientras se dirigen hacia las ruinas del antiguo templo donde se encuentra el cristal de poder que Lidica necesita recuperar.

    “El templo está a unos días de viaje desde aquí,”

    explica Lidica mientras caminan.

    “Está rodeado de un bosque encantado, lleno de criaturas mágicas y trampas antiguas. Tendremos que estar en guardia en todo momento.”

    Yukine asiente, su mirada fija en el horizonte.

    “Estoy preparado. Cuéntame más sobre este cristal de poder.”

    Lidica suspira, recordando las historias que había escuchado desde niña.

    “El Cristal de la Aurora es un artefacto antiguo que perteneció a mis ancestros. Se dice que tiene la capacidad de amplificar la magia de su portador, pero también puede ser peligroso si cae en las manos equivocadas. Mi familia ha estado buscándolo durante generaciones, y creo que finalmente estoy cerca de encontrarlo.”

    A medida que avanzan, el paisaje cambia gradualmente de la ciudad a un denso bosque. Los árboles altos y retorcidos parecen susurrar secretos antiguos, y la luz de la luna apenas penetra el espeso follaje.

    “Debemos acampar aquí por la noche,”

    sugiere Lidica, señalando un claro en el bosque.

    “Es mejor no adentrarse en el templo sin descansar primero.”

    Yukine asiente y comienza a preparar un pequeño campamento. Mientras encienden una fogata, Lidica saca un mapa antiguo y lo extiende sobre el suelo.

    “Este es el templo,”

    dice, señalando una estructura en el centro del mapa.

    “Hay varias entradas, pero la mayoría están protegidas por trampas mágicas. Con tu ayuda, creo que podemos desactivarlas y llegar al cristal.”

    Yukine estudia el mapa con atención.

    “Mañana al amanecer, nos dirigiremos al templo. Debemos estar preparados para cualquier cosa.”

    Con el plan trazado, ambos se acomodan junto a la fogata, sus pensamientos llenos de la misión que les espera. La noche avanza lentamente, y el bosque parece cobrar vida con los sonidos de criaturas nocturnas y el susurro del viento entre los árboles.
    El amancer y la salida del sol es el indicio que un nuevo día a iniciado, Yukine y Lidica se despiertan y preparan algo de desayuno, dan una segunda revisada al pan trasado con anterioridad y desmontan el campamento hecho, recogiendo las lonas y apagando la totalidad del fuego restante usando magia de agua, poniéndose en marcha una vez mas.
    Mientras Yukine y Lidica avanzan por el bosque encantado, una sensación de que son observados los invade, poniéndolos algo tensos y expectantes, de repente y entre los arbustos una criatura emerge, poniendo a Yukine y Lidica en alerta, Yukine por instinto acumulo mana en ambas manos preparándose para el combate mientras Lidica desenvaina su espada y se ponen posición defensiva.

    “¿Quiénes sois y qué buscáis en mi bosque?”

    pregunta el Leshy, su voz resonando como un eco entre los árboles.
    Yukine a ver a la criatura disipa su mana y hace un gesto a Lidica para que enfunde su arma, Yukine da un paso adelante, mostrando respeto.

    “Somos viajeros en busca de un antiguo templo. No queremos causar daño a tu bosque.”

    El Leshy los observa detenidamente antes de asentir lentamente.

    "Te conozco mago eres aquel que fue elegido como mediador, La elemental de tierra nos dijo de tu elección y pronto encuentro"

    el Leshy asintió y les señalo en dirección al sur

    “El templo que buscáis está protegido por antiguos encantamientos. Si prometéis no dañar el bosque, os guiaré hasta allí.”

    Lidica y Yukine asienten, agradecidos por la ayuda del Leshy. Con su guía, avanzan más profundamente en el bosque, sabiendo que han ganado un poderoso aliado en su búsqueda al menos de manera temporal.
    Una vez llegaron a la entrada del templo el Leshy se paro nuevamente frente a ellos

    "eh cumplido mi parte del trato mediador, espero cumplas la tuya"

    luego de estas palabras el leshy desaparecio entre el musgo del suelo, Yukine y Lidica se miraron el uno al otro y asintieron con decisión y entraron al templo.
    El interior del antiguo templo es un lugar impresionante y lleno de misterio. Al entrar, Yukine y Lidica se encuentran en un vasto salón principal, iluminado por la luz tenue que se filtra a través de las grietas en el techo de piedra. Las paredes están cubiertas de intrincados grabados y frescos que representan escenas de antiguas leyendas y batallas épicas.
    Altas columnas de piedra, decoradas con runas y símbolos antiguos, se alinean a lo largo del salón. Algunas de estas columnas están parcialmente cubiertas de musgo y enredaderas, mostrando el paso del tiempo
    A lo largo de las paredes, hay estatuas de antiguos guardianes del templo, figuras imponentes con expresiones severas y armas en mano. Estas estatuas parecen vigilar a los intrusos con ojos de piedra En el centro del salón, hay un gran altar de mármol, adornado con gemas y metales preciosos. Sobre el altar, hay un pedestal vacío donde alguna vez estuvo el Cristal de poder
    Desde el salón principal, varios pasadizos oscuros se extienden hacia las profundidades del templo. Estos pasadizos están llenos de trampas y desafíos, diseñados para proteger los secretos del templo El techo del salón está decorado con un mosaico de colores brillantes que representa el cielo nocturno y las constelaciones. Este mosaico parece brillar con una luz propia, añadiendo un aire mágico al lugar
    El suelo está hecho de grandes losas de piedra, algunas de las cuales están grabadas con patrones geométricos y símbolos mágicos. A medida que caminan, Yukine y Lidica pueden sentir una energía antigua emanando del suelo
    El ambiente dentro del templo es solemne y reverente, con un silencio que solo es roto por el eco de sus pasos. Cada rincón del lugar parece estar impregnado de historia y magia, Yukine y Lidica saben que deben proceder con cautela.
    Mientras Yukine y Lyria avanzan hacia el altar central, una perturbación mágica se siente en el aire. Las runas en las columnas comienzan a brillar intensamente y el suelo tiembla bajo sus pies.
    Yukine siente la energía mágica acumulándose y sabe que algo está a punto de suceder. Alza su bastón y murmura un conjuro de protección.

    "Lidica, prepárate. Algo se aproxima."

    Lidica desenvaina sus dagas, las hojas brillando con runas de fuego y hielo. Se coloca en posición defensiva junto a Yukine.

    "Estoy lista. Lo que sea que venga, lo enfrentaremos juntos."

    Las estatuas de los guardianes a lo largo del salón empiezan a moverse, desprendiéndose del polvo y el musgo. Sus ojos de piedra brillan con una luz roja y sus armas relucen bajo la luz del templo. Con pasos pesados, avanzan hacia los intrusos, levantando sus espadas y lanzas.
    El primer guardián levanta su espada y lanza un golpe poderoso hacia Yukine. Yukine levanta su mano justo a tiempo, bloqueando el ataque con un escudo de energía mágica. El impacto resuena a través del templo, pero Yukine se mantiene firme.
    Otro guardián se abalanza hacia Lyria con una lanza. Lidica esquiva ágilmente el ataque, rodando hacia un lado y contraatacando con una de sus dagas. La hoja encantada deja una cicatriz ardiente en el brazo de piedra del guardián.
    Un tercer guardián intenta sorprender a Yukine por detrás, pero Yukine está preparado. Gira rápidamente y lanza un hechizo de viento, empujando al guardián hacia atrás y haciéndolo chocar contra una columna.
    Yukine y Lidica se coordinan perfectamente, luchando espalda con espalda. Yukine lanza hechizos de fuego y hielo, debilitando a los guardianes mientras Lidica utiliza su agilidad para esquivar y golpear con precisión.
    El combate continúa, con los guardianes atacando implacablemente y Yukine y Lidica defendiendo cada golpe con destreza y magia. El templo retumba con el sonido de la batalla, y ambos saben que deben mantenerse enfocados si quieren salir victoriosos.
    El combate se vuelve más frenético cuando Yukine decide utilizar una combinación de hechizos más avanzada. Alza su mano y, con un movimiento rápido, lanza un hechizo de cadena de relámpagos. La cadena de relámpagos salta de un guardián a otro, chisporroteando y dejando marcas de quemaduras en sus superficies de piedra. Los guardianes retroceden momentáneamente, dándoles a Yukine y Lidica un respiro para reagruparse.
    Lidica aprovecha el momento para lanzar una de sus pociones explosivas a los pies del guardián más cercano. La explosión resulta en un destello cegador seguido de una onda de choque que desestabiliza la estructura del guardián. Con una agilidad impresionante, Lyria se desliza bajo el guardián tambaleante y clava su daga en las articulaciones de piedra, causándole un daño crítico.
    A pesar de estar envuelto en llamas, el guardián lanza un ataque feroz hacia Yukine. Yukine levanta su escudo de energía justo a tiempo, pero el impacto lo hace retroceder unos pasos. El escudo parpadea, mostrando signos de desgaste.
    El guardián herido en la pierna intenta golpear a Lidica con su lanza. Lidica esquiva con agilidad, pero el guardián la sigue de cerca, lanzando una serie de ataques rápidos. Lyria bloquea algunos con sus dagas, pero uno de los golpes logra rozarle el brazo, causando un corte superficial.
    Un tercer guardián, habiendo chocado contra la columna, se reincorpora y lanza un ataque desde la distancia. Alza su mano y una ráfaga de energía oscura se dirige hacia Yukine y Lidica. Yukine desvía la energía con su mano, pero siente la fuerza del impacto.
    Viendo la oportunidad, Yukine decide recurrir a su hechizo de lanza de hielo, creando una lanza hecha de hielo puro y lanzándola con precisión hacia el corazón de piedra del segundo guardián. La lanza penetra la piedra con un sonido agudo, y el guardián se desploma en una nube de polvo.
    Lidica, con su agilidad intacta, hace uso de su habilidad "Golpe Sombrío". Se desvanece momentáneamente en una sombra y reaparece detrás del último guardián, donde clava sus dos dagas encantadas en su espalda. Las runas de fuego y hielo se activan simultáneamente, causando una explosión elemental que destruye al guardián desde dentro.
    El silencio vuelve al templo, interrumpido solo por los ecos de la batalla que aún resuenan en las paredes. Yukine y Lidica, respirando con dificultad, se miran y asienten, sabiendo que han superado una prueba importante.
    Una vez derrotados los guardianes, el altar que antes estaba vacio ahora resuena, vibra y se ilumina por momentos, Lidica se pone de pie y observa anonadada como de este emerge lo que ha estado buscando durante anos.
    una luz suave y resplandeciente. Lidica da un paso adelante, sus ojos llenos de asombro y reverencia.

    "Lo hemos encontrado,"

    susurra, extendiendo una mano hacia el cristal.

    "por fin lo he encontrado, luego de siglos de busqueda, he cumplido la mision de mi familia y ahora yo y mis desendientes debemos continuar la custodia y proteccion de el cristal ."

    Yukine se acerca a su lado, su energía mágica resonando con la del cristal sorprendido por este hecho deja salir su aura magica haciendo que resuene con mayor intensidad con el cristal Con una profunda respiración, extiende sus manos hacia el Cristal . La luz del cristal se intensifica y un cálido resplandor envuelve a Yukine. La energía empieza a fluir desde el cristal hacia él, recorriendo su cuerpo como un río de pura magia. Sus ojos brillan con un azul intenso mientras siente cómo su propia magia se fusiona con la del cristal.
    De repente, una figura comienza a formarse frente a ellos, emergiendo de la luz del cristal. Es una entidad de luz pura, con forma humanoide, pero sus rasgos son etéreos y cambiantes, como si estuviera hecha del mismo resplandor del cristal.

    "Yukine,"

    dice la entidad con una voz que resuena como un coro de ecos armoniosos,

    "yo soy el Guardián del Cristal, una manifestación de su esencia."

    Yukine, todavía envuelto en la energía del cristal, inclina la cabeza en señal de respeto.

    "¿Por qué me ha elegido el cristal? ¿Por qué me otorga sus poderes?"

    La entidad de luz se acerca, su presencia irradiando calidez y serenidad.

    "El Cristal posee un gran poder, uno que puede restaurar el equilibrio o causar destrucción, dependiendo de las intenciones de su portador. Te ha elegido a ti porque eres tu quien fue escogido por lo elementales como mediador."

    Lidica observa la escena con reverencia, sus ojos llenos de asombro.

    "¿Qué debemos hacer ahora?"

    pregunta ella.
    La entidad sonríe suavemente.

    "El trabajo de tu familia, el cual desempeño por siglos hoy se ha cumplido, su salvaguarda era fundamental para que hoy el cristal pudiera entregar sus poderes al mediador."

    "Yukine, ahora que has absorbido los poderes del cristal, te has convertido en su guardián. Debes utilizar este poder para cerrar las brechas que amenazan los reinos y restaurar el equilibrio. Pero recuerda, con gran poder viene una gran responsabilidad."

    Yukine asiente, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, pero también una sensación de propósito y claridad.

    "Lo haré. Protegeré el equilibrio"

    La luz que forma la entidad comienza a desvanecerse, pero su voz permanece clara.

    "El Cristal ha confiado en ti, Yukine. Usa su poder con sabiduría y valentía. El destino de los reinos está ahora en tus manos."

    Con esas palabras, la entidad desaparece, dejando a Yukine y Lidica en la sala central del templo. La luz del cristal se integra completamente en Yukine, y él siente una nueva fuerza y conexión con la magia del mundo.
    El mago Yukine empuja la pesada puerta de madera del bar. Al entrar, una mezcla de luces tenues y sombras danzantes lo envuelven. El aire está cargado de una mezcla de aromas: hierbas exóticas, pociones burbujeantes y el inconfundible olor a magia antigua. El bar está lleno de seres mitológicos de todo tipo. En una esquina, un grupo de elfos discute animadamente sobre la última moda en arcos encantados. Cerca de la barra, un centauro sorbe una bebida espumosa mientras conversa con una sirena que ha encontrado un asiento en un tanque de agua especialmente diseñado para ella. En una mesa central, un dragón en forma humana lanza dados mágicos en un juego de azar con un gnomo y un troll. Yukine avanza con paso seguro, su capa ondeando ligeramente detrás de él. Sus ojos brillan con una luz azulada, reflejo de su poder interior. Se acerca a la barra, donde el barman, un duende de aspecto astuto, le sonríe. “¿Qué te trae por aquí, mago?” pregunta el duende mientras limpia un vaso con un trapo que parece tener vida propia. “He venido en busca de información,” responde Yukine, su voz resonando con autoridad. “Dicen que aquí se puede encontrar a los más sabios y a los más astutos de todos los reinos.” El duende asiente, sus ojos brillando con curiosidad. “Has venido al lugar correcto. Pero aquí, la información tiene un precio.” Yukine sonríe levemente, sacando una pequeña bolsa de su capa y dejándola sobre la barra. El tintineo de las monedas de oro resuena en el bar, atrayendo la atención de varios de los presentes. “Entonces, empecemos,” dice Yukine, preparándose para desentrañar los secretos que lo han llevado hasta este lugar. El duende toma la bolsa de monedas y la guarda rápidamente en un bolsillo de su chaleco. “Muy bien, mago Yukine. ¿Qué es lo que deseas saber?” Yukine se inclina ligeramente hacia adelante, su voz baja pero firme. “Estoy buscando información sobre un antiguo artefacto, el Orbe de Eterna Luz. Se dice que tiene el poder de restaurar el equilibrio entre los reinos.” El duende frunce el ceño, sus ojos brillando con una mezcla de interés y preocupación. “El Orbe de Eterna Luz… No es un objeto común. Muchos lo han buscado, pero pocos han regresado.” Desde una mesa cercana, una figura encapuchada se levanta y se acerca a la barra. “He oído hablar de ese artefacto,” dice la figura, revelando un rostro parcialmente cubierto por cicatrices. “Soy Lidica, una exploradora de tierras lejanas. He visto mapas y escuchado leyendas sobre el Orbe.” Yukine la observa con atención. “¿Estás dispuesta a compartir lo que sabes?” Lidica asiente lentamente. “A cambio de tu ayuda en una misión que tengo pendiente. Necesito recuperar un cristal de poder de las ruinas de un antiguo templo. Es un lugar peligroso, pero con tus habilidades, podríamos tener éxito.” Yukine considera la propuesta por un momento antes de asentir. “De acuerdo. Te ayudaré con tu misión, y a cambio, tú me guiarás hacia el Orbe de Eterna Luz.” El duende sonríe, satisfecho con el acuerdo. “Parece que tenemos un trato. Pero tened cuidado, ambos. Este bar está lleno de oídos curiosos y no todos son de fiar.” Con el pacto sellado, Yukine y Lidica se preparan para partir hacia su peligrosa aventura, sabiendo que el destino de los reinos podría depender de su éxito. Yukine y Lidica abandonan el bar “El Caldero Místico” y se adentran en la noche, sus pasos resonando en las calles empedradas. La luna llena ilumina su camino mientras se dirigen hacia las ruinas del antiguo templo donde se encuentra el cristal de poder que Lidica necesita recuperar. “El templo está a unos días de viaje desde aquí,” explica Lidica mientras caminan. “Está rodeado de un bosque encantado, lleno de criaturas mágicas y trampas antiguas. Tendremos que estar en guardia en todo momento.” Yukine asiente, su mirada fija en el horizonte. “Estoy preparado. Cuéntame más sobre este cristal de poder.” Lidica suspira, recordando las historias que había escuchado desde niña. “El Cristal de la Aurora es un artefacto antiguo que perteneció a mis ancestros. Se dice que tiene la capacidad de amplificar la magia de su portador, pero también puede ser peligroso si cae en las manos equivocadas. Mi familia ha estado buscándolo durante generaciones, y creo que finalmente estoy cerca de encontrarlo.” A medida que avanzan, el paisaje cambia gradualmente de la ciudad a un denso bosque. Los árboles altos y retorcidos parecen susurrar secretos antiguos, y la luz de la luna apenas penetra el espeso follaje. “Debemos acampar aquí por la noche,” sugiere Lidica, señalando un claro en el bosque. “Es mejor no adentrarse en el templo sin descansar primero.” Yukine asiente y comienza a preparar un pequeño campamento. Mientras encienden una fogata, Lidica saca un mapa antiguo y lo extiende sobre el suelo. “Este es el templo,” dice, señalando una estructura en el centro del mapa. “Hay varias entradas, pero la mayoría están protegidas por trampas mágicas. Con tu ayuda, creo que podemos desactivarlas y llegar al cristal.” Yukine estudia el mapa con atención. “Mañana al amanecer, nos dirigiremos al templo. Debemos estar preparados para cualquier cosa.” Con el plan trazado, ambos se acomodan junto a la fogata, sus pensamientos llenos de la misión que les espera. La noche avanza lentamente, y el bosque parece cobrar vida con los sonidos de criaturas nocturnas y el susurro del viento entre los árboles. El amancer y la salida del sol es el indicio que un nuevo día a iniciado, Yukine y Lidica se despiertan y preparan algo de desayuno, dan una segunda revisada al pan trasado con anterioridad y desmontan el campamento hecho, recogiendo las lonas y apagando la totalidad del fuego restante usando magia de agua, poniéndose en marcha una vez mas. Mientras Yukine y Lidica avanzan por el bosque encantado, una sensación de que son observados los invade, poniéndolos algo tensos y expectantes, de repente y entre los arbustos una criatura emerge, poniendo a Yukine y Lidica en alerta, Yukine por instinto acumulo mana en ambas manos preparándose para el combate mientras Lidica desenvaina su espada y se ponen posición defensiva. “¿Quiénes sois y qué buscáis en mi bosque?” pregunta el Leshy, su voz resonando como un eco entre los árboles. Yukine a ver a la criatura disipa su mana y hace un gesto a Lidica para que enfunde su arma, Yukine da un paso adelante, mostrando respeto. “Somos viajeros en busca de un antiguo templo. No queremos causar daño a tu bosque.” El Leshy los observa detenidamente antes de asentir lentamente. "Te conozco mago eres aquel que fue elegido como mediador, La elemental de tierra nos dijo de tu elección y pronto encuentro" el Leshy asintió y les señalo en dirección al sur “El templo que buscáis está protegido por antiguos encantamientos. Si prometéis no dañar el bosque, os guiaré hasta allí.” Lidica y Yukine asienten, agradecidos por la ayuda del Leshy. Con su guía, avanzan más profundamente en el bosque, sabiendo que han ganado un poderoso aliado en su búsqueda al menos de manera temporal. Una vez llegaron a la entrada del templo el Leshy se paro nuevamente frente a ellos "eh cumplido mi parte del trato mediador, espero cumplas la tuya" luego de estas palabras el leshy desaparecio entre el musgo del suelo, Yukine y Lidica se miraron el uno al otro y asintieron con decisión y entraron al templo. El interior del antiguo templo es un lugar impresionante y lleno de misterio. Al entrar, Yukine y Lidica se encuentran en un vasto salón principal, iluminado por la luz tenue que se filtra a través de las grietas en el techo de piedra. Las paredes están cubiertas de intrincados grabados y frescos que representan escenas de antiguas leyendas y batallas épicas. Altas columnas de piedra, decoradas con runas y símbolos antiguos, se alinean a lo largo del salón. Algunas de estas columnas están parcialmente cubiertas de musgo y enredaderas, mostrando el paso del tiempo A lo largo de las paredes, hay estatuas de antiguos guardianes del templo, figuras imponentes con expresiones severas y armas en mano. Estas estatuas parecen vigilar a los intrusos con ojos de piedra En el centro del salón, hay un gran altar de mármol, adornado con gemas y metales preciosos. Sobre el altar, hay un pedestal vacío donde alguna vez estuvo el Cristal de poder Desde el salón principal, varios pasadizos oscuros se extienden hacia las profundidades del templo. Estos pasadizos están llenos de trampas y desafíos, diseñados para proteger los secretos del templo El techo del salón está decorado con un mosaico de colores brillantes que representa el cielo nocturno y las constelaciones. Este mosaico parece brillar con una luz propia, añadiendo un aire mágico al lugar El suelo está hecho de grandes losas de piedra, algunas de las cuales están grabadas con patrones geométricos y símbolos mágicos. A medida que caminan, Yukine y Lidica pueden sentir una energía antigua emanando del suelo El ambiente dentro del templo es solemne y reverente, con un silencio que solo es roto por el eco de sus pasos. Cada rincón del lugar parece estar impregnado de historia y magia, Yukine y Lidica saben que deben proceder con cautela. Mientras Yukine y Lyria avanzan hacia el altar central, una perturbación mágica se siente en el aire. Las runas en las columnas comienzan a brillar intensamente y el suelo tiembla bajo sus pies. Yukine siente la energía mágica acumulándose y sabe que algo está a punto de suceder. Alza su bastón y murmura un conjuro de protección. "Lidica, prepárate. Algo se aproxima." Lidica desenvaina sus dagas, las hojas brillando con runas de fuego y hielo. Se coloca en posición defensiva junto a Yukine. "Estoy lista. Lo que sea que venga, lo enfrentaremos juntos." Las estatuas de los guardianes a lo largo del salón empiezan a moverse, desprendiéndose del polvo y el musgo. Sus ojos de piedra brillan con una luz roja y sus armas relucen bajo la luz del templo. Con pasos pesados, avanzan hacia los intrusos, levantando sus espadas y lanzas. El primer guardián levanta su espada y lanza un golpe poderoso hacia Yukine. Yukine levanta su mano justo a tiempo, bloqueando el ataque con un escudo de energía mágica. El impacto resuena a través del templo, pero Yukine se mantiene firme. Otro guardián se abalanza hacia Lyria con una lanza. Lidica esquiva ágilmente el ataque, rodando hacia un lado y contraatacando con una de sus dagas. La hoja encantada deja una cicatriz ardiente en el brazo de piedra del guardián. Un tercer guardián intenta sorprender a Yukine por detrás, pero Yukine está preparado. Gira rápidamente y lanza un hechizo de viento, empujando al guardián hacia atrás y haciéndolo chocar contra una columna. Yukine y Lidica se coordinan perfectamente, luchando espalda con espalda. Yukine lanza hechizos de fuego y hielo, debilitando a los guardianes mientras Lidica utiliza su agilidad para esquivar y golpear con precisión. El combate continúa, con los guardianes atacando implacablemente y Yukine y Lidica defendiendo cada golpe con destreza y magia. El templo retumba con el sonido de la batalla, y ambos saben que deben mantenerse enfocados si quieren salir victoriosos. El combate se vuelve más frenético cuando Yukine decide utilizar una combinación de hechizos más avanzada. Alza su mano y, con un movimiento rápido, lanza un hechizo de cadena de relámpagos. La cadena de relámpagos salta de un guardián a otro, chisporroteando y dejando marcas de quemaduras en sus superficies de piedra. Los guardianes retroceden momentáneamente, dándoles a Yukine y Lidica un respiro para reagruparse. Lidica aprovecha el momento para lanzar una de sus pociones explosivas a los pies del guardián más cercano. La explosión resulta en un destello cegador seguido de una onda de choque que desestabiliza la estructura del guardián. Con una agilidad impresionante, Lyria se desliza bajo el guardián tambaleante y clava su daga en las articulaciones de piedra, causándole un daño crítico. A pesar de estar envuelto en llamas, el guardián lanza un ataque feroz hacia Yukine. Yukine levanta su escudo de energía justo a tiempo, pero el impacto lo hace retroceder unos pasos. El escudo parpadea, mostrando signos de desgaste. El guardián herido en la pierna intenta golpear a Lidica con su lanza. Lidica esquiva con agilidad, pero el guardián la sigue de cerca, lanzando una serie de ataques rápidos. Lyria bloquea algunos con sus dagas, pero uno de los golpes logra rozarle el brazo, causando un corte superficial. Un tercer guardián, habiendo chocado contra la columna, se reincorpora y lanza un ataque desde la distancia. Alza su mano y una ráfaga de energía oscura se dirige hacia Yukine y Lidica. Yukine desvía la energía con su mano, pero siente la fuerza del impacto. Viendo la oportunidad, Yukine decide recurrir a su hechizo de lanza de hielo, creando una lanza hecha de hielo puro y lanzándola con precisión hacia el corazón de piedra del segundo guardián. La lanza penetra la piedra con un sonido agudo, y el guardián se desploma en una nube de polvo. Lidica, con su agilidad intacta, hace uso de su habilidad "Golpe Sombrío". Se desvanece momentáneamente en una sombra y reaparece detrás del último guardián, donde clava sus dos dagas encantadas en su espalda. Las runas de fuego y hielo se activan simultáneamente, causando una explosión elemental que destruye al guardián desde dentro. El silencio vuelve al templo, interrumpido solo por los ecos de la batalla que aún resuenan en las paredes. Yukine y Lidica, respirando con dificultad, se miran y asienten, sabiendo que han superado una prueba importante. Una vez derrotados los guardianes, el altar que antes estaba vacio ahora resuena, vibra y se ilumina por momentos, Lidica se pone de pie y observa anonadada como de este emerge lo que ha estado buscando durante anos. una luz suave y resplandeciente. Lidica da un paso adelante, sus ojos llenos de asombro y reverencia. "Lo hemos encontrado," susurra, extendiendo una mano hacia el cristal. "por fin lo he encontrado, luego de siglos de busqueda, he cumplido la mision de mi familia y ahora yo y mis desendientes debemos continuar la custodia y proteccion de el cristal ." Yukine se acerca a su lado, su energía mágica resonando con la del cristal sorprendido por este hecho deja salir su aura magica haciendo que resuene con mayor intensidad con el cristal Con una profunda respiración, extiende sus manos hacia el Cristal . La luz del cristal se intensifica y un cálido resplandor envuelve a Yukine. La energía empieza a fluir desde el cristal hacia él, recorriendo su cuerpo como un río de pura magia. Sus ojos brillan con un azul intenso mientras siente cómo su propia magia se fusiona con la del cristal. De repente, una figura comienza a formarse frente a ellos, emergiendo de la luz del cristal. Es una entidad de luz pura, con forma humanoide, pero sus rasgos son etéreos y cambiantes, como si estuviera hecha del mismo resplandor del cristal. "Yukine," dice la entidad con una voz que resuena como un coro de ecos armoniosos, "yo soy el Guardián del Cristal, una manifestación de su esencia." Yukine, todavía envuelto en la energía del cristal, inclina la cabeza en señal de respeto. "¿Por qué me ha elegido el cristal? ¿Por qué me otorga sus poderes?" La entidad de luz se acerca, su presencia irradiando calidez y serenidad. "El Cristal posee un gran poder, uno que puede restaurar el equilibrio o causar destrucción, dependiendo de las intenciones de su portador. Te ha elegido a ti porque eres tu quien fue escogido por lo elementales como mediador." Lidica observa la escena con reverencia, sus ojos llenos de asombro. "¿Qué debemos hacer ahora?" pregunta ella. La entidad sonríe suavemente. "El trabajo de tu familia, el cual desempeño por siglos hoy se ha cumplido, su salvaguarda era fundamental para que hoy el cristal pudiera entregar sus poderes al mediador." "Yukine, ahora que has absorbido los poderes del cristal, te has convertido en su guardián. Debes utilizar este poder para cerrar las brechas que amenazan los reinos y restaurar el equilibrio. Pero recuerda, con gran poder viene una gran responsabilidad." Yukine asiente, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, pero también una sensación de propósito y claridad. "Lo haré. Protegeré el equilibrio" La luz que forma la entidad comienza a desvanecerse, pero su voz permanece clara. "El Cristal ha confiado en ti, Yukine. Usa su poder con sabiduría y valentía. El destino de los reinos está ahora en tus manos." Con esas palabras, la entidad desaparece, dejando a Yukine y Lidica en la sala central del templo. La luz del cristal se integra completamente en Yukine, y él siente una nueva fuerza y conexión con la magia del mundo.
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    | ¡Feliz Halloween! |

    -------

    Ataviado con una túnica negra de bordes en púrpura oscuro y un clásico sombrero puntiagudo de bruja, Junior recorría los pasillos sosteniendo en una de sus manos una pequeña calabaza tallada, a modo de cubeta, repleta de caramelos y paletas de la compañía Funtom. De hecho, llevaba en la boca una paleta de sabor frutilla, con el palillo asomando de forma casual, lo cual le daba el aspecto de un niño cualquiera en lugar del joven amo de la casa.

    El motivo de su disfraz, que, cabe decir, no fue elegido por él sino por Mey Rin, se debía a la tradición anual de su padre, quien organizaba una festividad en el Día de Brujas para los niños del pueblo, invitándolos a recorrer los jardines en una búsqueda de dulces.

    "Incluso mi padre tiene cierto lado generoso", pensó.

    Como conde de estas tierras, resultaba lógico que organizara actividades para mantener la simpatía de su gente. Sin embargo, a Junior le venían a la mente diversos métodos que no implicaban una fiesta infantil… aunque era claro que su padre lo hacía por otras razones.

    —¡Joven amo! —llamó Bard, acercándose con un semblante urgente.

    —¿Qué ocurre?

    —Lo hemos estado buscando, ¿dónde se había metido?

    —Ah —dejó salir Junior, sin mucha brillantez.

    Se había tomado su tiempo a propósito, para irritar a su padre, entreteniéndose pintando sobre un lienzo algo alusivo a Halloween. No obstante, perdió la noción del tiempo, y, cuando quiso darse cuenta, ya atardecía en el exterior.

    Con ello dicho, el joven amo y el cocinero emprendieron camino hacia el salón.

    —Joven amo.

    —¿Sí, Bard?

    —No es nada.

    Junior soltó un bufido.

    —Sí, sí. Lo sé. Me veo ridículo.

    Pero, dada la hora, cambiaron de rumbo y se dirigieron al vestíbulo. Este se hallaba sorprendentemente alegre y bullicioso, un espectáculo poco frecuente en la sombría mansión. Mas lo que realmente destacaba era la presencia de su padre. Conociendo el desagrado que este sentía por tales eventos, resultaba peculiar verlo entre los niños, claro que en sentido figurado, pues en realidad no se acercaba a nadie, y los infantes ya comenzaban a despedirse.

    —Conde Phantomhive —anunció, aproximándose.

    —Junior —dijo su padre con calma, frunciendo el ceño al instante. —Llegas tarde.

    Verlo molesto resultaba gratificante, y Junior dejó escapar una ligera sonrisa.

    —Mis disculpas. Me distraje pintando y perdí la noción del tiempo.

    Ciel suspiró, lanzando una mirada hacia los niños, quienes contaban sus caramelos junto a sus padres.

    —Te perdiste la búsqueda.

    Junior asintió.

    —Sí, qué lástima.

    El tono de su voz delataba su total falta de remordimiento. Se había perdido toda la fiesta, pero para él no tenía importancia. No era como si fuera su primera vez.

    Tenía cinco años cuando su padre comenzó esta tradición, y a los trece, ya la encontraba tediosa.

    Ciel negó con la cabeza, y apoyándose en su bastón, se dispuso a retirarse.

    —No necesitas continuar con esto —dijo Junior repentinamente, deteniendo a Ciel.

    —¿A qué te refieres? —preguntó, sin volverse.

    —No hace falta que sigas organizando una fiesta cada año para que haga amigos.

    Ciel guardó silencio, y al estar de espaldas, sus expresiones resultaban indescifrables. Junior solo lo observó alejarse, sin emitir respuesta alguna.

    Nadie lo estaba observando, por lo que se tomó la libertad de esbozar una sonrisa amplia, incluso feliz.

    —Gracias, padre.

    Que hubiera tenido este tipo de detalle cada año, solo por él, le brindaba a su corazón una calidez que, a veces, creía perdida.

    —Pero ya soy demasiado grande para estas trivialidades —murmuró.

    Luego miró su atuendo.

    —Además, este disfraz es espantoso.

    Esperaba que Mey Rin no se ofendiera por haberse mostrado tan poco con aquel atuendo.
    | ¡Feliz Halloween! | ------- Ataviado con una túnica negra de bordes en púrpura oscuro y un clásico sombrero puntiagudo de bruja, Junior recorría los pasillos sosteniendo en una de sus manos una pequeña calabaza tallada, a modo de cubeta, repleta de caramelos y paletas de la compañía Funtom. De hecho, llevaba en la boca una paleta de sabor frutilla, con el palillo asomando de forma casual, lo cual le daba el aspecto de un niño cualquiera en lugar del joven amo de la casa. El motivo de su disfraz, que, cabe decir, no fue elegido por él sino por Mey Rin, se debía a la tradición anual de su padre, quien organizaba una festividad en el Día de Brujas para los niños del pueblo, invitándolos a recorrer los jardines en una búsqueda de dulces. "Incluso mi padre tiene cierto lado generoso", pensó. Como conde de estas tierras, resultaba lógico que organizara actividades para mantener la simpatía de su gente. Sin embargo, a Junior le venían a la mente diversos métodos que no implicaban una fiesta infantil… aunque era claro que su padre lo hacía por otras razones. —¡Joven amo! —llamó Bard, acercándose con un semblante urgente. —¿Qué ocurre? —Lo hemos estado buscando, ¿dónde se había metido? —Ah —dejó salir Junior, sin mucha brillantez. Se había tomado su tiempo a propósito, para irritar a su padre, entreteniéndose pintando sobre un lienzo algo alusivo a Halloween. No obstante, perdió la noción del tiempo, y, cuando quiso darse cuenta, ya atardecía en el exterior. Con ello dicho, el joven amo y el cocinero emprendieron camino hacia el salón. —Joven amo. —¿Sí, Bard? —No es nada. Junior soltó un bufido. —Sí, sí. Lo sé. Me veo ridículo. Pero, dada la hora, cambiaron de rumbo y se dirigieron al vestíbulo. Este se hallaba sorprendentemente alegre y bullicioso, un espectáculo poco frecuente en la sombría mansión. Mas lo que realmente destacaba era la presencia de su padre. Conociendo el desagrado que este sentía por tales eventos, resultaba peculiar verlo entre los niños, claro que en sentido figurado, pues en realidad no se acercaba a nadie, y los infantes ya comenzaban a despedirse. —Conde Phantomhive —anunció, aproximándose. —Junior —dijo su padre con calma, frunciendo el ceño al instante. —Llegas tarde. Verlo molesto resultaba gratificante, y Junior dejó escapar una ligera sonrisa. —Mis disculpas. Me distraje pintando y perdí la noción del tiempo. Ciel suspiró, lanzando una mirada hacia los niños, quienes contaban sus caramelos junto a sus padres. —Te perdiste la búsqueda. Junior asintió. —Sí, qué lástima. El tono de su voz delataba su total falta de remordimiento. Se había perdido toda la fiesta, pero para él no tenía importancia. No era como si fuera su primera vez. Tenía cinco años cuando su padre comenzó esta tradición, y a los trece, ya la encontraba tediosa. Ciel negó con la cabeza, y apoyándose en su bastón, se dispuso a retirarse. —No necesitas continuar con esto —dijo Junior repentinamente, deteniendo a Ciel. —¿A qué te refieres? —preguntó, sin volverse. —No hace falta que sigas organizando una fiesta cada año para que haga amigos. Ciel guardó silencio, y al estar de espaldas, sus expresiones resultaban indescifrables. Junior solo lo observó alejarse, sin emitir respuesta alguna. Nadie lo estaba observando, por lo que se tomó la libertad de esbozar una sonrisa amplia, incluso feliz. —Gracias, padre. Que hubiera tenido este tipo de detalle cada año, solo por él, le brindaba a su corazón una calidez que, a veces, creía perdida. —Pero ya soy demasiado grande para estas trivialidades —murmuró. Luego miró su atuendo. —Además, este disfraz es espantoso. Esperaba que Mey Rin no se ofendiera por haberse mostrado tan poco con aquel atuendo.
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    "Día 1. ¡Consigue decoración tenebrosa! (spoiler: esta cobra vida y deberás atraparla)"

    -------

    Ese día, la mismísima mansión Phantomhive se había disfrazado. El conde había invitado a todos los niños del pueblo de sus tierras, y los sirvientes habían organizado la comida y las decoraciones en el gran salón, donde se celebraría la festividad por Halloween.
    Junior tenía seis años en ese entonces, y se había asomado por curiosidad, ya que era una ocasión inusual. El conde Phantomhive rara vez organizaba este tipo de fiestas; es más, las eludía.
    Así que podría decirse que fue la primera vez que Junior presenciaba una fiesta propiamente dicha de Halloween.
    Los años anteriores solo había festejado con los sirvientes, con su primo y, si el conde estaba de buen humor, también con él. Por lo tanto, Junior mentiría si dijera que no estaba emocionado.
    Pero su fisgoneo fue notado por Mey Rin, la sirvienta, quien, con una sonrisa alegre, lo arrastró hacia el interior del salón para que la ayudara a decorar. Como un caballero, si una dama le pedía ayuda con algo, Junior no podía negarse. Además, no era la primera vez que la ayudaba a colocar este tipo de decoraciones, incluso lo hacía en Navidad. Asintió sin chistar y, sabiendo qué hacer, fue hacia la caja de decoraciones y tomó una de papel que representaba a un clásico fantasma: una sábana con ojos que no asustaría a nadie... Ah, excepto a su primo.
    Pero cuando se dispuso a colocarla en una pared, el papelito pareció removerse en su mano. Junior se extrañó, pensando primero que podría ser el viento, pero las ventanas estaban cerradas...
    —¡Oh, no! ¿Qué está pasando con las decoraciones? —exclamó de repente Mey Rin, acercándose a cerrar las ventanas pensando que era el viento arruinando su arduo trabajo.
    Junior la miró y entendió rápidamente. Las decoraciones habían empezado a moverse solas, como si fueran impulsadas por el viento, pero en realidad eran impulsadas por algo más.
    De repente, notaron que las figuras de papel posaban sus pies en el suelo, en el caso de las brujas y los monstruos de la literatura, y comenzaban a caminar en manada, acercándose a ellos con intenciones desconocidas, que no parecían nada buenas... incluso le pareció ver que las brujas sonreían con malicia.
    —Esto es una alucinación, ¿verdad? —inquirió Junior, mirando a la sirvienta, que estaba igual de estupefacta que él, aunque parecía más asustada.
    Pronto se vieron rodeados por un centenar de decoraciones, y cada vez estaban más acorralados. Eran demasiados y no tenían mucho espacio para seguir retrocediendo...
    —¡Ay, Dios mío! —decía Mey Rin atemorizada. Junior, en cambio, arqueó una ceja.
    Luego de la sorpresa inicial y lo absurdo de la situación, comenzó a pensar que tal vez estaba soñando.
    Por supuesto, habían habido señales desde el principio: el conde Phantomhive no organizaba fiestas ni sonreía, y hoy en el desayuno le había dedicado una suave sonrisa cuando le avisó de la celebración. Y ahora sucedía esto...
    —¡Qué absurdo! —dijo Junior, y viendo que había un Frankenstein cerca de su pie, lo pisó.
    Era solo papel, ¿qué podía hacerle?
    Los papeles reanimados frenaron en seco, observando la acción de Junior y mirándose entre ellos.
    Tenían expresiones de sorpresa, como si no se hubieran esperado que Junior hiciera eso al pobre Frankenstein, pero luego, como si se hubieran enfadado, arremetieron contra ellos, atacándolos en masa.
    Eran de papel, no es como si hicieran mucho daño, pero de todas formas era molesto.
    Entre la sirvienta y el joven amo los alejaron como pudieron, a manotazos y patadas. Fue Mey Rin quien terminó por agarrarlo de la mano y arrastrarlo fuera del salón, cerrando la puerta y apoyándose luego en ella, con el rostro lleno de confusión.
    —¿Qué acaba de pasar? —preguntó luego de un rato de silencio, mirando a Junior como si él supiera la respuesta. Era natural que se dirigiera a él, ya que normalmente tenía respuesta para todo, pero en esta ocasión, ni siquiera él lo sabía con certeza.
    —No tengo idea.
    Se miraron entre sí, sin saber qué decirse. Fue Junior quien habló después de que estuvieron un buen rato sin emitir palabra.
    —Debemos entrar y comprobarlo.
    —¡Esas cosas siguen ahí!
    —¿A qué le temes? Es solo papel, ni siquiera nos ha hecho daño.
    —¡Sí, pero están poseídas! ¿Quién sabe si pueden maldecirte?
    Junior rodó los ojos. La sirvienta y sus cuentos paranormales... aunque, dado que las decoraciones habían cobrado vida y este parecía ser un sueño con una lógica absurda...
    Ignorando el temor de la sirvienta, Junior abrió la puerta y se encontró con...
    —No hay nada.
    —¿¡Cómo!?
    La sirvienta entró al escucharlo decir eso. Y en efecto, no había nada. Bueno, en realidad estaban las decoraciones de calabazas entre otras, pero todas las decoraciones de papel habían desaparecido, dándole un aspecto bastante vacío al salón.
    —¡Oh, no! ¡Debemos encontrarlas, esto debe estar decorado para cuando lleguen los niños! —dijo Mey Rin, y de repente, salió corriendo hacia el pasillo.
    Junior alzó una ceja. ¿Acaso no les tenía miedo? ¿Por qué, de repente, salió corriendo a buscarlas?
    Con una expresión indiferente, fue tras ella.
    Era su deber seguirla y ayudarla. Aunque fuera un sueño, un caballero debía ir al rescate de una dama en peligro.
    "Que absurdo".
    Aun cuando pensara que lo fuera, Junior esbozó una sonrisa.
    -------
    #Inkfest
    "Día 1. ¡Consigue decoración tenebrosa! (spoiler: esta cobra vida y deberás atraparla)" ------- Ese día, la mismísima mansión Phantomhive se había disfrazado. El conde había invitado a todos los niños del pueblo de sus tierras, y los sirvientes habían organizado la comida y las decoraciones en el gran salón, donde se celebraría la festividad por Halloween. Junior tenía seis años en ese entonces, y se había asomado por curiosidad, ya que era una ocasión inusual. El conde Phantomhive rara vez organizaba este tipo de fiestas; es más, las eludía. Así que podría decirse que fue la primera vez que Junior presenciaba una fiesta propiamente dicha de Halloween. Los años anteriores solo había festejado con los sirvientes, con su primo y, si el conde estaba de buen humor, también con él. Por lo tanto, Junior mentiría si dijera que no estaba emocionado. Pero su fisgoneo fue notado por Mey Rin, la sirvienta, quien, con una sonrisa alegre, lo arrastró hacia el interior del salón para que la ayudara a decorar. Como un caballero, si una dama le pedía ayuda con algo, Junior no podía negarse. Además, no era la primera vez que la ayudaba a colocar este tipo de decoraciones, incluso lo hacía en Navidad. Asintió sin chistar y, sabiendo qué hacer, fue hacia la caja de decoraciones y tomó una de papel que representaba a un clásico fantasma: una sábana con ojos que no asustaría a nadie... Ah, excepto a su primo. Pero cuando se dispuso a colocarla en una pared, el papelito pareció removerse en su mano. Junior se extrañó, pensando primero que podría ser el viento, pero las ventanas estaban cerradas... —¡Oh, no! ¿Qué está pasando con las decoraciones? —exclamó de repente Mey Rin, acercándose a cerrar las ventanas pensando que era el viento arruinando su arduo trabajo. Junior la miró y entendió rápidamente. Las decoraciones habían empezado a moverse solas, como si fueran impulsadas por el viento, pero en realidad eran impulsadas por algo más. De repente, notaron que las figuras de papel posaban sus pies en el suelo, en el caso de las brujas y los monstruos de la literatura, y comenzaban a caminar en manada, acercándose a ellos con intenciones desconocidas, que no parecían nada buenas... incluso le pareció ver que las brujas sonreían con malicia. —Esto es una alucinación, ¿verdad? —inquirió Junior, mirando a la sirvienta, que estaba igual de estupefacta que él, aunque parecía más asustada. Pronto se vieron rodeados por un centenar de decoraciones, y cada vez estaban más acorralados. Eran demasiados y no tenían mucho espacio para seguir retrocediendo... —¡Ay, Dios mío! —decía Mey Rin atemorizada. Junior, en cambio, arqueó una ceja. Luego de la sorpresa inicial y lo absurdo de la situación, comenzó a pensar que tal vez estaba soñando. Por supuesto, habían habido señales desde el principio: el conde Phantomhive no organizaba fiestas ni sonreía, y hoy en el desayuno le había dedicado una suave sonrisa cuando le avisó de la celebración. Y ahora sucedía esto... —¡Qué absurdo! —dijo Junior, y viendo que había un Frankenstein cerca de su pie, lo pisó. Era solo papel, ¿qué podía hacerle? Los papeles reanimados frenaron en seco, observando la acción de Junior y mirándose entre ellos. Tenían expresiones de sorpresa, como si no se hubieran esperado que Junior hiciera eso al pobre Frankenstein, pero luego, como si se hubieran enfadado, arremetieron contra ellos, atacándolos en masa. Eran de papel, no es como si hicieran mucho daño, pero de todas formas era molesto. Entre la sirvienta y el joven amo los alejaron como pudieron, a manotazos y patadas. Fue Mey Rin quien terminó por agarrarlo de la mano y arrastrarlo fuera del salón, cerrando la puerta y apoyándose luego en ella, con el rostro lleno de confusión. —¿Qué acaba de pasar? —preguntó luego de un rato de silencio, mirando a Junior como si él supiera la respuesta. Era natural que se dirigiera a él, ya que normalmente tenía respuesta para todo, pero en esta ocasión, ni siquiera él lo sabía con certeza. —No tengo idea. Se miraron entre sí, sin saber qué decirse. Fue Junior quien habló después de que estuvieron un buen rato sin emitir palabra. —Debemos entrar y comprobarlo. —¡Esas cosas siguen ahí! —¿A qué le temes? Es solo papel, ni siquiera nos ha hecho daño. —¡Sí, pero están poseídas! ¿Quién sabe si pueden maldecirte? Junior rodó los ojos. La sirvienta y sus cuentos paranormales... aunque, dado que las decoraciones habían cobrado vida y este parecía ser un sueño con una lógica absurda... Ignorando el temor de la sirvienta, Junior abrió la puerta y se encontró con... —No hay nada. —¿¡Cómo!? La sirvienta entró al escucharlo decir eso. Y en efecto, no había nada. Bueno, en realidad estaban las decoraciones de calabazas entre otras, pero todas las decoraciones de papel habían desaparecido, dándole un aspecto bastante vacío al salón. —¡Oh, no! ¡Debemos encontrarlas, esto debe estar decorado para cuando lleguen los niños! —dijo Mey Rin, y de repente, salió corriendo hacia el pasillo. Junior alzó una ceja. ¿Acaso no les tenía miedo? ¿Por qué, de repente, salió corriendo a buscarlas? Con una expresión indiferente, fue tras ella. Era su deber seguirla y ayudarla. Aunque fuera un sueño, un caballero debía ir al rescate de una dama en peligro. "Que absurdo". Aun cuando pensara que lo fuera, Junior esbozó una sonrisa. ------- #Inkfest
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  • La noche envolvía la ciudad en un manto de silencio interrumpido solo por el sonido lejano de automóviles y el murmullo ocasional de los transeúntes. Las luces parpadeantes de los edificios iluminaban las calles empedradas, y entre las sombras, una figura caminaba con pasos ligeros, casi flotando sobre el suelo.

    Lepus avanzaba sin ser vista, su presencia etérea se deslizaba entre los humanos como un susurro en la oscuridad. Su cabello blanco como la luna se movía con la brisa nocturna, y sus ojos turquesa observaban el mundo a su alrededor, siempre alerta, siempre observadora. Aunque sus pies tocaban la acera, no dejaban huella, y su sombra nunca se proyectaba bajo las farolas. Nadie la percibía; para los humanos, era tan invisible como el viento.

    A su paso, las figuras humanas continuaban con sus vidas, indiferentes a la presencia de una entidad que existía más allá de su comprensión. Iona, como en tantas otras noches, sentía una mezcla de curiosidad y distanciamiento. Miraba los rostros de los caminantes, sus expresiones cargadas de pensamientos que jamás serían pronunciados. Eran secretos tan profundos como el abismo del que ella venía, y por un breve momento, se preguntaba qué sería vivir con una fragilidad tan presente, donde cada paso parecía impulsado por el temor de lo efímero.

    Bajo su capa oscura, los símbolos esotéricos apenas eran visibles, pero resonaban con el poder de lo oculto. En sus manos, el pequeño amuleto de conejo, su símbolo, descansaba con una ligera vibración. El viento frío le trajo el aroma de las flores de una tienda cercana, y su mente divagó hacia los rituales que la aguardaban, las invocaciones que surgirían al amanecer. Aquellos que la necesitaban vendrían, como siempre, aunque no supieran que la habían llamado.

    Se detuvo frente a una vieja librería, observando cómo un anciano cerraba la puerta y apagaba las luces del interior. En sus ojos brillaba una tristeza profunda, algo que Lepus reconocía de inmediato. Una parte de ella quiso acercarse, pero sabía que no era el momento. No todos los que sufrían debían verla, no todos podían recordar su rostro cuando la oscuridad se disipaba. Así era su labor, y ella aceptaba el papel que le había sido impuesto por el destino.

    El viento susurró su nombre en algún rincón lejano de la ciudad, y Lepus lo escuchó. Era hora de partir. Con un último vistazo a las calles vacías, siguió su camino, invisible, inalcanzable, pero siempre presente.

    La noche envolvía la ciudad en un manto de silencio interrumpido solo por el sonido lejano de automóviles y el murmullo ocasional de los transeúntes. Las luces parpadeantes de los edificios iluminaban las calles empedradas, y entre las sombras, una figura caminaba con pasos ligeros, casi flotando sobre el suelo. Lepus avanzaba sin ser vista, su presencia etérea se deslizaba entre los humanos como un susurro en la oscuridad. Su cabello blanco como la luna se movía con la brisa nocturna, y sus ojos turquesa observaban el mundo a su alrededor, siempre alerta, siempre observadora. Aunque sus pies tocaban la acera, no dejaban huella, y su sombra nunca se proyectaba bajo las farolas. Nadie la percibía; para los humanos, era tan invisible como el viento. A su paso, las figuras humanas continuaban con sus vidas, indiferentes a la presencia de una entidad que existía más allá de su comprensión. Iona, como en tantas otras noches, sentía una mezcla de curiosidad y distanciamiento. Miraba los rostros de los caminantes, sus expresiones cargadas de pensamientos que jamás serían pronunciados. Eran secretos tan profundos como el abismo del que ella venía, y por un breve momento, se preguntaba qué sería vivir con una fragilidad tan presente, donde cada paso parecía impulsado por el temor de lo efímero. Bajo su capa oscura, los símbolos esotéricos apenas eran visibles, pero resonaban con el poder de lo oculto. En sus manos, el pequeño amuleto de conejo, su símbolo, descansaba con una ligera vibración. El viento frío le trajo el aroma de las flores de una tienda cercana, y su mente divagó hacia los rituales que la aguardaban, las invocaciones que surgirían al amanecer. Aquellos que la necesitaban vendrían, como siempre, aunque no supieran que la habían llamado. Se detuvo frente a una vieja librería, observando cómo un anciano cerraba la puerta y apagaba las luces del interior. En sus ojos brillaba una tristeza profunda, algo que Lepus reconocía de inmediato. Una parte de ella quiso acercarse, pero sabía que no era el momento. No todos los que sufrían debían verla, no todos podían recordar su rostro cuando la oscuridad se disipaba. Así era su labor, y ella aceptaba el papel que le había sido impuesto por el destino. El viento susurró su nombre en algún rincón lejano de la ciudad, y Lepus lo escuchó. Era hora de partir. Con un último vistazo a las calles vacías, siguió su camino, invisible, inalcanzable, pero siempre presente.
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  • En las profundidades del abismo, donde la oscuridad reina y el eco de los gritos nunca se apaga, algo antinatural despertó.

    Nacida de la angustia y moldeada por el sufrimiento, esta criatura no tenía nombre ni forma definida al principio.

    Solo era un amasijo de odio, una masa informe que deseaba una cosa: destruir todo lo que la había condenado a su existencia sin vida.
    Pero con el tiempo, empezó a observar. Desde las sombras, sus ojos deformes y múltiples, ocultos en pliegues retorcidos de carne viscosa, se fijaron en los humanos. Observó su andar, sus gestos, sus expresiones.

    Y aprendió.

    Al principio, fue torpe. Caminaba entre ellos imitando sus movimientos con espasmos grotescos, sus labios imprecisos intentaban formar palabras que salían como jadeos y gruñidos. Pero la criatura persistió.
    Sus miembros deformes se alargaron, se moldearon. Su piel se estiró, cambiando de textura y color hasta que adquirió una apariencia suave, pálida, casi humana. Sus ojos, una vez pozos oscuros sin vida, adoptaron un brillo cristalino, aunque hueco. Una vez que perfeccionó su fachada, ya no era solo una burla grotesca de lo humano, sino que ahora parecía pertenecer a ellos, como si nunca hubiera sido otra cosa.

    Pero por dentro, seguía siendo una pesadilla. Las cosas que yacían bajo esa piel falsa eran una amalgama de tejidos abominables. Tentáculos retorcidos se enredaban en torno a órganos inservibles; filamentos negros, como raíces podridas, pulsaban con un ritmo que imitaba el latido de un corazón. No había sangre en sus venas, sino una sustancia espesa y oscura, más parecida a la bilis que a cualquier cosa que dé vida. Su boca, oculta bajo dientes perfectos, estaba llena de lenguas divididas y mandíbulas que podían abrirse de formas imposibles, preparadas para desgarrar la carne de sus víctimas.

    El hambre de la criatura era insaciable, no solo un deseo de devorar carne humana, sino un impulso primitivo de absorber su esencia, de sentir sus miedos, de saborear el terror en el último aliento de cada víctima.
    En las profundidades del abismo, donde la oscuridad reina y el eco de los gritos nunca se apaga, algo antinatural despertó. Nacida de la angustia y moldeada por el sufrimiento, esta criatura no tenía nombre ni forma definida al principio. Solo era un amasijo de odio, una masa informe que deseaba una cosa: destruir todo lo que la había condenado a su existencia sin vida. Pero con el tiempo, empezó a observar. Desde las sombras, sus ojos deformes y múltiples, ocultos en pliegues retorcidos de carne viscosa, se fijaron en los humanos. Observó su andar, sus gestos, sus expresiones. Y aprendió. Al principio, fue torpe. Caminaba entre ellos imitando sus movimientos con espasmos grotescos, sus labios imprecisos intentaban formar palabras que salían como jadeos y gruñidos. Pero la criatura persistió. Sus miembros deformes se alargaron, se moldearon. Su piel se estiró, cambiando de textura y color hasta que adquirió una apariencia suave, pálida, casi humana. Sus ojos, una vez pozos oscuros sin vida, adoptaron un brillo cristalino, aunque hueco. Una vez que perfeccionó su fachada, ya no era solo una burla grotesca de lo humano, sino que ahora parecía pertenecer a ellos, como si nunca hubiera sido otra cosa. Pero por dentro, seguía siendo una pesadilla. Las cosas que yacían bajo esa piel falsa eran una amalgama de tejidos abominables. Tentáculos retorcidos se enredaban en torno a órganos inservibles; filamentos negros, como raíces podridas, pulsaban con un ritmo que imitaba el latido de un corazón. No había sangre en sus venas, sino una sustancia espesa y oscura, más parecida a la bilis que a cualquier cosa que dé vida. Su boca, oculta bajo dientes perfectos, estaba llena de lenguas divididas y mandíbulas que podían abrirse de formas imposibles, preparadas para desgarrar la carne de sus víctimas. El hambre de la criatura era insaciable, no solo un deseo de devorar carne humana, sino un impulso primitivo de absorber su esencia, de sentir sus miedos, de saborear el terror en el último aliento de cada víctima.
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  • Hay un sueño recurrente que Yelena tiene una y otra vez...
    Casarse.
    En su sueño no existen mafias, ni obligaciones, mucho menos el miedo.
    El sueño es tan perfecto que ella ha sido correspondida por un hombre que no le importan los digitos en sus cuentas de banco, mucho menos los apellidos.
    Si no lo peculiar que son las expresiones faciales de la mujercita cuando ella cree ser muy discreta.
    Por la forma tan metódica que tiene para vestirse ella sola, o lo mucho que le gustan los platillos con patatas.
    Alguien que le cuente de qué va una película, o le explique sin pereza cómo se ve un paisaje.
    Alguien con quien durar tanto tiempo que las arrugas se apoderen de ambos y la tierra los reclame de regreso.

    Ese es el sueño de esta pobre avecilla enjaulada.
    Hay un sueño recurrente que Yelena tiene una y otra vez... Casarse. En su sueño no existen mafias, ni obligaciones, mucho menos el miedo. El sueño es tan perfecto que ella ha sido correspondida por un hombre que no le importan los digitos en sus cuentas de banco, mucho menos los apellidos. Si no lo peculiar que son las expresiones faciales de la mujercita cuando ella cree ser muy discreta. Por la forma tan metódica que tiene para vestirse ella sola, o lo mucho que le gustan los platillos con patatas. Alguien que le cuente de qué va una película, o le explique sin pereza cómo se ve un paisaje. Alguien con quien durar tanto tiempo que las arrugas se apoderen de ambos y la tierra los reclame de regreso. Ese es el sueño de esta pobre avecilla enjaulada.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
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    ❥✧ ¡Dato sorpresa sobre la creación de mi personaje!



    ✒❀ ¡La apariencia y personalidad de mishikatari fueron influenciadas por el personaje Grell de Black Butler! Mientras creaba a mishikatari decidí agregar cosas de mi Shinigami favorito, el pelo, algunas expresiones y pedazos de personalidad, lentes (Mishi no necesita lentes son más como un accesorio).


    ✒❀ En un inicio esperaba que fuera más como el Grell del anime pero termine basando más la personalidad de mishikatari en el Grell de los doujinshi; especialmente de "Good night, sweet dreams my dear" al igual que "Melting lips" (creo que así se escribía kdjdidjjd). ¡La forma de amar de mishikatari es parecida a la del grell de ambos doujinshi!

    ❥✧ ¿Me creerías si te digo que al principio Mishi sería una Shinigami?

    ✒❀ No tendría apariencia de bakeneko pero al ver el OVA de Ciel en el país de las maravillas y ver la apariencia de Grell como el carismático gato me dio una idea.



    (Debería seguir publicando más detalles? Nadie lo sabeee)
    ❥✧ ¡Dato sorpresa sobre la creación de mi personaje! ✒❀ ¡La apariencia y personalidad de mishikatari fueron influenciadas por el personaje Grell de Black Butler! Mientras creaba a mishikatari decidí agregar cosas de mi Shinigami favorito, el pelo, algunas expresiones y pedazos de personalidad, lentes (Mishi no necesita lentes son más como un accesorio). :STK-97: ✒❀ En un inicio esperaba que fuera más como el Grell del anime pero termine basando más la personalidad de mishikatari en el Grell de los doujinshi; especialmente de "Good night, sweet dreams my dear" al igual que "Melting lips" (creo que así se escribía kdjdidjjd). ¡La forma de amar de mishikatari es parecida a la del grell de ambos doujinshi! ❥✧ ¿Me creerías si te digo que al principio Mishi sería una Shinigami? ✒❀ No tendría apariencia de bakeneko pero al ver el OVA de Ciel en el país de las maravillas y ver la apariencia de Grell como el carismático gato me dio una idea. (Debería seguir publicando más detalles? Nadie lo sabeee) :STK-70:
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  • El Inicio — | Flashback |
    Fandom Original Character
    Categoría Ciencia ficción
    Ayla Klein

    ┉┅━━━┅┉

    Lo recuerdo de manera vívida. Ese momento en que las noticias en la tele, en cada comunicador, en cada holograma, anunció con desesperación la desestabilización del mundo. Justo antes de quedar completamente incomunicados, a ciegas.

    Mi hermano y yo siempre pensamos que algún día iba a ocurrir, una invasión. Pero nunca creímos que sería tan aterrador. Éramos niños, por supuesto que no íbamos a imaginar nada malo. Estuvimos muy equivocados.

    Una inmensa nave se hizo presente, de la nada, sobre el cielo. Era tan grande que oscureció todo, el sol desapareció. Y desde ahí cayeron criaturas, los extraterrestres, los demonios.

    Gritos, explosiones, gruñidos, y mucho más se escuchó afuera mientras que mi familia se resguardó dentro de casa. De nada sirvió, cabe decir, y aunque mi hermano y yo logramos sobrevivir porque nos ocultamos en el sótano a tiempo, no ocurrió lo mismo con nuestros padres.

    Estuvimos encerrados ahí abajo por mucho tiempo. Estábamos aterrados de salir y que una de esas cosas nos viera. Solo lo hicimos cuando el hambre era tal que podríamos comernos nuestra propia carne.

    Todo estaba destruido, ya ni siquiera había un solo sonido. La nave desapareció también, pero el ambiente era ta oscuro y lúgubre como cuando la vimos en el cielo.

    El panorama de toda la sangre, los cuerpos, las vísceras por doquier, era una vista que ningún niño debería presenciar nunca. Recuerdo que mis padres tenían sus rostros petrificados en expresiones de puro de terror, con los ojos casi desorbitados y sus bocas más abiertas de lo que los músculos faciales permitían.

    ┉┅━━━┅┉

    Un día llegó una nave, no sé cómo, pero nos encontraron. Militares que nos hicieron ir con ellos, dijeron que íbamos a estar a salvo y en buenas manos. Era la primera vez después de muchas semanas que veíamos a adultos con vida. Los seguimos sin pensarlo demasiado.

    De esa manera llegamos al Domo. Una cúpula gigante que camuflaba la pequeña ciudad que había dentro para evitar que los demonios encontraran a los sobrevivientes. Una invención de Darien Asker, quien dio todo para que los que quedamos estuviéramos protegidos.

    Llegamos a los laboratorios donde el mismísimo Asker nos dio la bienvenida y, con una sonrisa que parecía mostrar que nunca hubo ningún apocalipsis, nos guío hasta un gran comedor donde vimos otros niños. Todos huérfanos.

    Nos dieron comida, nos ofrecieron duchas calientes y ropa cómoda. Allí mismo nos quedamos y, luego de unos días, Asker finalmente hizo un anuncio en la hora del almuerzo.

    —Buen provecho, niños. Interrumpo un momento su comida para darles una pequeña noticia... Me complace hacerles saber que formarán parte de un proyecto. Ustedes serán el futuro de la humanidad, nos ayudarán a salir adelante, ¿qué me dicen? —éramos ilusos en ese entonces, creyendo que seríamos como superhéroes. Muchos aceptamos de inmediato sin saber que, para ser el futuro, deberíamos someternos a pruebas muy dolorosas.

    Ahí mismo ví, entre varios de los demás niños, a una en particular que se mantuvo en silencio y con una mirada de desconfianza. A juzgar por su expresión no le gustó para nada esa idea, algo que no comprendí al principio.

    ┉┅━━━┅┉

    Las pruebas comenzaron ese mismo día, primero con inyecciones que, según los doctores, "nos harían más fuertes".

    A mí nunca me gustaron las agujas, así que fue una pelea para que pudieran sentarme.

    —Ale, no seas llorón. —escuché a Elijah, mi hermano, hablar con una sonrisa. Él se lo pasaba en grande.

    Estaba a punto de responderle cuando, de nuevo, vi a la niña, también siendo forzada para que pudieran darle la inyección, pero ella... ella era más salvaje y parecía que jamás iba a dar su brazo a torcer.
    [aylaklein19] ┉┅━━━┅┉ Lo recuerdo de manera vívida. Ese momento en que las noticias en la tele, en cada comunicador, en cada holograma, anunció con desesperación la desestabilización del mundo. Justo antes de quedar completamente incomunicados, a ciegas. Mi hermano y yo siempre pensamos que algún día iba a ocurrir, una invasión. Pero nunca creímos que sería tan aterrador. Éramos niños, por supuesto que no íbamos a imaginar nada malo. Estuvimos muy equivocados. Una inmensa nave se hizo presente, de la nada, sobre el cielo. Era tan grande que oscureció todo, el sol desapareció. Y desde ahí cayeron criaturas, los extraterrestres, los demonios. Gritos, explosiones, gruñidos, y mucho más se escuchó afuera mientras que mi familia se resguardó dentro de casa. De nada sirvió, cabe decir, y aunque mi hermano y yo logramos sobrevivir porque nos ocultamos en el sótano a tiempo, no ocurrió lo mismo con nuestros padres. Estuvimos encerrados ahí abajo por mucho tiempo. Estábamos aterrados de salir y que una de esas cosas nos viera. Solo lo hicimos cuando el hambre era tal que podríamos comernos nuestra propia carne. Todo estaba destruido, ya ni siquiera había un solo sonido. La nave desapareció también, pero el ambiente era ta oscuro y lúgubre como cuando la vimos en el cielo. El panorama de toda la sangre, los cuerpos, las vísceras por doquier, era una vista que ningún niño debería presenciar nunca. Recuerdo que mis padres tenían sus rostros petrificados en expresiones de puro de terror, con los ojos casi desorbitados y sus bocas más abiertas de lo que los músculos faciales permitían. ┉┅━━━┅┉ Un día llegó una nave, no sé cómo, pero nos encontraron. Militares que nos hicieron ir con ellos, dijeron que íbamos a estar a salvo y en buenas manos. Era la primera vez después de muchas semanas que veíamos a adultos con vida. Los seguimos sin pensarlo demasiado. De esa manera llegamos al Domo. Una cúpula gigante que camuflaba la pequeña ciudad que había dentro para evitar que los demonios encontraran a los sobrevivientes. Una invención de Darien Asker, quien dio todo para que los que quedamos estuviéramos protegidos. Llegamos a los laboratorios donde el mismísimo Asker nos dio la bienvenida y, con una sonrisa que parecía mostrar que nunca hubo ningún apocalipsis, nos guío hasta un gran comedor donde vimos otros niños. Todos huérfanos. Nos dieron comida, nos ofrecieron duchas calientes y ropa cómoda. Allí mismo nos quedamos y, luego de unos días, Asker finalmente hizo un anuncio en la hora del almuerzo. —Buen provecho, niños. Interrumpo un momento su comida para darles una pequeña noticia... Me complace hacerles saber que formarán parte de un proyecto. Ustedes serán el futuro de la humanidad, nos ayudarán a salir adelante, ¿qué me dicen? —éramos ilusos en ese entonces, creyendo que seríamos como superhéroes. Muchos aceptamos de inmediato sin saber que, para ser el futuro, deberíamos someternos a pruebas muy dolorosas. Ahí mismo ví, entre varios de los demás niños, a una en particular que se mantuvo en silencio y con una mirada de desconfianza. A juzgar por su expresión no le gustó para nada esa idea, algo que no comprendí al principio. ┉┅━━━┅┉ Las pruebas comenzaron ese mismo día, primero con inyecciones que, según los doctores, "nos harían más fuertes". A mí nunca me gustaron las agujas, así que fue una pelea para que pudieran sentarme. —Ale, no seas llorón. —escuché a Elijah, mi hermano, hablar con una sonrisa. Él se lo pasaba en grande. Estaba a punto de responderle cuando, de nuevo, vi a la niña, también siendo forzada para que pudieran darle la inyección, pero ella... ella era más salvaje y parecía que jamás iba a dar su brazo a torcer.
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    La habitación solo era ilumina por la luz que emitía la televisión pegada a la pared, proyectando al otro extremo de la habitación un par de siluetas.

    - Las desapariciones y desmebramientos de hoy en día se están haciendo más comunes de los que a la gente le gustaría. La policía sigue tratando de encontrar al responsables pero no se sabe de este criminal más que
    su gusto por quitarle a sus víctimas ojos, corazón e hígado, las víctimas van desde personas mayores hasta niños de menos de cuatro años... -

    La reportera hacia su anuncio nocturno sobre la situación tan horrible que pasaba.

    En el sillón de la sala habían dos siluetas sentadas mirando la televisión, aún que ninguna se movía mientras a sus pies habían otras dos, una tirada en el suelo y otra sentada en el piso alfombrado.

    Pasó entre mis dedos un cuchillo que brilla con el resplandor del televisión.

    Estaba tan aburrida. Aún que matar se hacía más difícil cada vez perdía más esa emoción de euforia. Esto era igual a cuando un adicto se vuelve resistente a su droga favorita. mñMe sentía hueca, el sentimiento de vacío eterno que me perseguía ahora se aferraba con todo a mi, suspirado aún lado de mi oído.

    Suelto un quejido fastidiada antes de clavar el cuchillo a un lado mío y oevmtarme del suelo con peresa.

    - Que aburrimiento, ya no importa cuánto haga ya me sé de memoria todas sus expresiones ¿Es que no pueden hacer esto más emocionante? -

    Volteo a ver a mi espaldas viendo a la mujer y a al hombre que tenían amordazados y atados en el sillón.

    Los cables estaban atadaso en sus muñecas brazos, rodillas y tobillos para evitar que se moviran, sus bocas eran cubiertas por cinta gris para que no pudieran gritar. Respiraban erráticamente mientras me miraban aterrorizados y dolidos.

    Me hagacho y saco el cuchillo de la espalda del joven chico que ya hacía muerto, con la grimas en la cara y sangre brotando de su boca, su mirada perdida y vacía revelaban que ya tenía un rato muerto así como la sangre oscura que mancha la alfombra.

    Entre movimientos perezosos de muñeca apuntó el cuchillo entre uno y otro mientras los miro desanimada.

    - Mari de do pingue ¿A quien mataré primero? ¿A mamá o a papá? -

    Dijo pasando mis ojos de uno a otro junto al cuchillo antes de centrarme sobre el regazo del señor.

    - Hmmmm -

    Ronroneo mirándolo a los ojos mientras deslizó la hoga del cuchillo muy peligrosamente sobre la piel sudada de su cuello.

    Con mi mano libre le tomo de los cabellos de atras y tiro de su cabeza para verlo mejor antes de ir enterrando muy lentamente la punta en su cuello.

    Sus gritos eran ahogados por la cinta mientras un fino hilo de sangre escurre de la herida que le provocaba hasta que me detengo.

    Para contemplar esa expresión tan patética que tenía.

    - Aburres -

    Le dijo tajante antes de soltar su cabeza y quitar de un tirón el cuchillo, no había perforando lo suficientemente como para matarlo pero si para dejar que se desangrara tortuosamente lento.

    La mujer grito por la herida que había provocado a su esposo mientras sus mejillas se llenaban de lágrimas.

    Volteo los ojos hacia ella y me cambio a su regazo para ahora examinarla.

    - Tampoco eres divertida -

    Le habló decepcionada antes de acercar el cuchillo a su cara justo a un lado de su oreja.

    - Pero creo que puedo solucionar eso -

    Cambio mi tono a uno expectante antes de comenzar a cortar su rostro con mucho cuidado estado de fondo del noticiero y los hornos de su esposo que veía horrorizado como iba quitando la piel de la cara de su esposa hasta que está dejo de gritar de dolor y su cuerpo quedó completamente flácido, como una marioneta de cuerdas sin cuerdas.

    Con cuidado termino de quitar su cara del cuerpo y la la piel curiosa antes de darle la vuelta para ver las venas que habían en la piel resaltando por la tenue luz de fondo.

    Mi mano comenzaba a cubrirse con su sangre mientras el sillón se empapaba en un húmedo charco rojo que se deslizaba hasta la alfombra.

    Si que sangraba está mujer.

    Pongo su cara sombre la mía reteniéndola de los lado antes de guiarme al hombre y para verlo con la piel de su mujer. El espacio de los ojos estaba estirada mientras el de la boca cauida en una muñeca que se podría decir de tristeza.

    - ¿Te parezco más bonita ahora? -

    Mi voz es amortiguada por la piel para d spues despegarme de ella dejando mi rostro lleno de sangre.

    - ¿O me veo mejor así? -

    Le sonrió en burla ante mi broma tan bizarra, a lo que el hombre trata de decir algo sin lograrse terminar de entender a su vez que luchaba contra el sueño de la muerte.

    - Tranquilo en un momento arreglaré todo este dezatre -

    Le dijo con casualidad antes de clavar el cuchillo en su pecho hasta que el mango medio se india en su piel.

    - Ahora muerte ¿Si? -

    Inclinó la cabeza a su vez que le sonrió para justo después bajar de un tirón, rompiendo su hueso torácico y órganos antes de que estos salieran de su cuerpo ante la falta de soporte.

    La sonrisa en mi rostro se borra y regresa el aburrimiento mientras saco el cuchillo y tomos los intestinos del hombre para ponerlos sobre mi cuello como una bufanda antes de darme la vuelta y acercarme al televisor.

    - Mañana nos volveremos a ver... Señorita reportera -

    Hablo al aire antes de apagar el televisor.

    #Historia #Oc #Gore #Original #Violencia #+18
    ∆ No leer está publicación si no toleras el contenido fuerte ∆ La habitación solo era ilumina por la luz que emitía la televisión pegada a la pared, proyectando al otro extremo de la habitación un par de siluetas. - Las desapariciones y desmebramientos de hoy en día se están haciendo más comunes de los que a la gente le gustaría. La policía sigue tratando de encontrar al responsables pero no se sabe de este criminal más que su gusto por quitarle a sus víctimas ojos, corazón e hígado, las víctimas van desde personas mayores hasta niños de menos de cuatro años... - La reportera hacia su anuncio nocturno sobre la situación tan horrible que pasaba. En el sillón de la sala habían dos siluetas sentadas mirando la televisión, aún que ninguna se movía mientras a sus pies habían otras dos, una tirada en el suelo y otra sentada en el piso alfombrado. Pasó entre mis dedos un cuchillo que brilla con el resplandor del televisión. Estaba tan aburrida. Aún que matar se hacía más difícil cada vez perdía más esa emoción de euforia. Esto era igual a cuando un adicto se vuelve resistente a su droga favorita. mñMe sentía hueca, el sentimiento de vacío eterno que me perseguía ahora se aferraba con todo a mi, suspirado aún lado de mi oído. Suelto un quejido fastidiada antes de clavar el cuchillo a un lado mío y oevmtarme del suelo con peresa. - Que aburrimiento, ya no importa cuánto haga ya me sé de memoria todas sus expresiones ¿Es que no pueden hacer esto más emocionante? - Volteo a ver a mi espaldas viendo a la mujer y a al hombre que tenían amordazados y atados en el sillón. Los cables estaban atadaso en sus muñecas brazos, rodillas y tobillos para evitar que se moviran, sus bocas eran cubiertas por cinta gris para que no pudieran gritar. Respiraban erráticamente mientras me miraban aterrorizados y dolidos. Me hagacho y saco el cuchillo de la espalda del joven chico que ya hacía muerto, con la grimas en la cara y sangre brotando de su boca, su mirada perdida y vacía revelaban que ya tenía un rato muerto así como la sangre oscura que mancha la alfombra. Entre movimientos perezosos de muñeca apuntó el cuchillo entre uno y otro mientras los miro desanimada. - Mari de do pingue ¿A quien mataré primero? ¿A mamá o a papá? - Dijo pasando mis ojos de uno a otro junto al cuchillo antes de centrarme sobre el regazo del señor. - Hmmmm - Ronroneo mirándolo a los ojos mientras deslizó la hoga del cuchillo muy peligrosamente sobre la piel sudada de su cuello. Con mi mano libre le tomo de los cabellos de atras y tiro de su cabeza para verlo mejor antes de ir enterrando muy lentamente la punta en su cuello. Sus gritos eran ahogados por la cinta mientras un fino hilo de sangre escurre de la herida que le provocaba hasta que me detengo. Para contemplar esa expresión tan patética que tenía. - Aburres - Le dijo tajante antes de soltar su cabeza y quitar de un tirón el cuchillo, no había perforando lo suficientemente como para matarlo pero si para dejar que se desangrara tortuosamente lento. La mujer grito por la herida que había provocado a su esposo mientras sus mejillas se llenaban de lágrimas. Volteo los ojos hacia ella y me cambio a su regazo para ahora examinarla. - Tampoco eres divertida - Le habló decepcionada antes de acercar el cuchillo a su cara justo a un lado de su oreja. - Pero creo que puedo solucionar eso - Cambio mi tono a uno expectante antes de comenzar a cortar su rostro con mucho cuidado estado de fondo del noticiero y los hornos de su esposo que veía horrorizado como iba quitando la piel de la cara de su esposa hasta que está dejo de gritar de dolor y su cuerpo quedó completamente flácido, como una marioneta de cuerdas sin cuerdas. Con cuidado termino de quitar su cara del cuerpo y la la piel curiosa antes de darle la vuelta para ver las venas que habían en la piel resaltando por la tenue luz de fondo. Mi mano comenzaba a cubrirse con su sangre mientras el sillón se empapaba en un húmedo charco rojo que se deslizaba hasta la alfombra. Si que sangraba está mujer. Pongo su cara sombre la mía reteniéndola de los lado antes de guiarme al hombre y para verlo con la piel de su mujer. El espacio de los ojos estaba estirada mientras el de la boca cauida en una muñeca que se podría decir de tristeza. - ¿Te parezco más bonita ahora? - Mi voz es amortiguada por la piel para d spues despegarme de ella dejando mi rostro lleno de sangre. - ¿O me veo mejor así? - Le sonrió en burla ante mi broma tan bizarra, a lo que el hombre trata de decir algo sin lograrse terminar de entender a su vez que luchaba contra el sueño de la muerte. - Tranquilo en un momento arreglaré todo este dezatre - Le dijo con casualidad antes de clavar el cuchillo en su pecho hasta que el mango medio se india en su piel. - Ahora muerte ¿Si? - Inclinó la cabeza a su vez que le sonrió para justo después bajar de un tirón, rompiendo su hueso torácico y órganos antes de que estos salieran de su cuerpo ante la falta de soporte. La sonrisa en mi rostro se borra y regresa el aburrimiento mientras saco el cuchillo y tomos los intestinos del hombre para ponerlos sobre mi cuello como una bufanda antes de darme la vuelta y acercarme al televisor. - Mañana nos volveremos a ver... Señorita reportera - Hablo al aire antes de apagar el televisor. #Historia #Oc #Gore #Original #Violencia #+18
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