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⏍ Aᴄʟᴀʀᴀᴄɪᴏɴᴇs: Monorrol
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ㅤ —𝑪𝒉𝒐𝒔𝒐... —su voz era un susurro que flotaba en la habitación, cargado de una mezcla de desesperación y ternura—. Dicen que te estás rindiendo, pero yo no lo creo... No quiero creerlo. —Su mano temblorosa se aferraba a la de él, fría y sin respuesta, pero aún llena de un calor invisible que ella se negaba a dejar ir—. Por favor, lucha… —sus ojos comenzaron a nublarse, pero ella parpadeó rápidamente, negándose a dejar caer las lágrimas. No quería sentirse débil, necesitaba ser fuerte—. Sé que quieres luchar, lo sé. No me obligues a decidir dejarte ir... aún te queda tanto por vivir... vivir como un humano… por favor, no te vayas a un lugar donde no pueda seguirte…
ㅤ El silencio en la habitación del hospital era abrumador, roto solo por el suave pitido del monitor cardíaco que marcaba el pulso lento y constante de Choso, como un reloj que agonizaba en la cuenta regresiva hacia un final inevitable.
ㅤ El aire estaba impregnado de ese olor aséptico característico, una mezcla de desinfectante y medicamentos, que apenas lograba ocultar la sensación de desesperanza que impregnaba cada rincón.
ㅤ 𝑼𝒏𝒂 𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒂𝒏𝒕𝒆𝒔...
ㅤ El pasillo del hospital era un túnel sin fin, sus paredes blancas y frías parecían acercarse cada vez más, ahogándola con cada paso.
ㅤ 𝒀𝒖𝒌𝒊 avanzaba con la cabeza baja, como si el peso de la conversación que acababa de tener la arrastrara hacia el suelo. Recordaba cada palabra del hechicero médico, cada una de ellas como una puñalada lenta y precisa.
ㅤ —Lamento decirle que, por nuestra parte, está todo hecho, señorita Tsukumo. —La voz del médico había sido profesional, carente de emoción, pero no carente de empatía—. Los daños que sufrió Choso tras el ataque de Sukuna fueron de tal magnitud que su cuerpo es incapaz de recuperarse completamente. Durante todo el tiempo que lleva hospitalizado, podemos decir que su evolución se ha estancado. Eso significa que tan solo estamos prolongando su vida de una forma casi artificial y… quizá debería plantearse que lo mejor para él sería dejarle descansar en paz.
ㅤ 𝒀𝒖𝒌𝒊 no había dicho nada en ese momento, simplemente asintió. Su garganta estaba cerrada por un nudo de angustia imposible de deshacer, y dentro de ella algo se rompía, se fragmentaba en mil pedazos irreparables.
ㅤ —No tiene que tomar una decisión hoy, ni mañana… tómese el tiempo que necesite antes de tomar una decisión —añadió el doctor con formalidad—. Lamento no tener mejores noticias, señorita Tsukumo. Espero que tenga un buen día a pesar de las circunstancias.
ㅤ «Buen día...»
ㅤ Aquellas palabras resonaban en su cabeza con un tono hueco, casi absurdo en su banalidad. ¿Cómo podía alguien tener un buen día después de escuchar algo así? ¿Cómo podía siquiera pensar en otra cosa que no fuera el rostro de Choso, pálido y quieto, casi irreconocible, consumido por el dolor y el sufrimiento?
ㅤ «Y en aquel momento sentí cómo todo se rompía dentro de mí. Mi alma, mí corazón, mi esperanza...»
ㅤ Cada una de esas cosas que la mantenían en pie, que la empujaban hacia adelante, parecían ahora frágiles, como si una ráfaga de viento pudiera desvanecerlas para siempre.
ㅤ Después de sobrevivir al ataque de Kenjaku, 𝒀𝒖𝒌𝒊 había pasado una larga temporada en el hospital. Había luchado, día tras día, para recuperarse, a pesar de que su cuerpo y su mente estaban al borde de la rendición. Pero entonces recibió la noticia: 𝑪𝒉𝒐𝒔𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒃𝒂 𝒈𝒓𝒂𝒗𝒆𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒉𝒆𝒓𝒊𝒅𝒐...
ㅤ Herido de una forma que parecía imposible de sanar, sí, pero aún había vida en él.
ㅤ La noticia fue un golpe para 𝒀𝒖𝒌𝒊 pero, al mismo tiempo, una fuente de fuerza inagotable.
ㅤ No estaba dispuesta a quedarse postrada en una cama mientras él la necesitaba.
ㅤ Contra todo pronóstico, contra las órdenes de los médicos, 𝒀𝒖𝒌𝒊 se levantó y salió del hospital antes de lo previsto. Choso la necesitaba, y eso era lo único que a ella le importaba.
ㅤ Cuando llegó a su habitación, su corazón se detuvo por un momento. Lo encontró postrado en la cama, su cuerpo inerte y sin vida aparente. Parecía que dormía, pero el sueño en el que estaba sumido no era natural, no era uno del que pudiera despertar por su cuenta. Era un coma profundo, un abismo oscuro del cual no había garantías de retorno.
ㅤ Su cuerpo estaba cubierto de heridas graves, algunas aún vendadas, otras visibles. Marcas crudas de una batalla que no había terminado para él. Pero mientras su corazón latiera, aunque fuera con la ayuda de máquinas, la esperanza de 𝒀𝒖𝒌𝒊 latiría con él.
ㅤ Los días pasaban, cada uno más largo que el anterior. Las sombras se alargaban en la habitación, y ella permanecía a su lado, día y noche, esperando y rogando por lo que ya solo parecía un milagro.
ㅤ Yuji y ella eran todo lo que le quedaba a Choso, y Yuji estaba demasiado ocupado enfrentándose a Sukuna.
ㅤ Eso dejaba a 𝒀𝒖𝒌𝒊 sola, luchando no solo contra la desesperanza que crecía en su pecho, sino también contra el miedo paralizante de que quizás, tal vez, Choso no volviera a ver la luz de un nuevo día.
ㅤ Aquella mañana, la noticia que más temía vino de la mano de ese mismo doctor. 𝒀𝒖𝒌𝒊 lo supo en el instante en que vio la expresión en su rostro, una mezcla de compasión y resignación, que hizo que el mundo se detuviera a su alrededor.
ㅤ Sus palabras, aunque amables, eran un golpe implacable.
ㅤ «—Quizás debería considerar… dejarlo descansar...»
ㅤ ¿𝑸ué debería de hacer? La pregunta giraba en su mente como una tormenta, cada posible respuesta más dolorosa que la anterior. ¿𝑬ra egoísta por querer obligar a Choso a luchar un poco más? —se preguntaba—. ¿𝑶 era noble por no rendirse ni dejar que él se rindiera?
ㅤ Ahora, mientras miraba el rostro pálido de Choso, la respuesta no era más clara que antes. Solo sabía que no estaba lista para decirle adiós para siempre.
ㅤ —𝑪𝒉𝒐𝒔𝒐… —repitió con su voz en apenas un susurro—, por favor… lucha un poco más...
ㅤ Las lágrimas, finalmente, rompieron el dique y comenzaron a correr libremente por sus mejillas. El dolor en su pecho era insoportable, como si su corazón se estuviera desgarrando. Y tal vez lo estaba haciendo.
ㅤ Pero mientras la esperanza latiera en su corazón, aunque solo fuera un débil eco, no podía rendirse. No lo haría. 𝑳ucharía con él y por él hasta el final.
ㅤ
ㅤ[choso]
⏍
#YukiTsukumo
⏍ Fᥲᥒdom
#JujutsuKaisen
⏍
#2D #Personajes2D #Comunidad2D ────𝐘𝐮𝐤𝐢───────────── ✦
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ㅤ —𝑪𝒉𝒐𝒔𝒐... —su voz era un susurro que flotaba en la habitación, cargado de una mezcla de desesperación y ternura—. Dicen que te estás rindiendo, pero yo no lo creo... No quiero creerlo. —Su mano temblorosa se aferraba a la de él, fría y sin respuesta, pero aún llena de un calor invisible que ella se negaba a dejar ir—. Por favor, lucha… —sus ojos comenzaron a nublarse, pero ella parpadeó rápidamente, negándose a dejar caer las lágrimas. No quería sentirse débil, necesitaba ser fuerte—. Sé que quieres luchar, lo sé. No me obligues a decidir dejarte ir... aún te queda tanto por vivir... vivir como un humano… por favor, no te vayas a un lugar donde no pueda seguirte…
ㅤ El silencio en la habitación del hospital era abrumador, roto solo por el suave pitido del monitor cardíaco que marcaba el pulso lento y constante de Choso, como un reloj que agonizaba en la cuenta regresiva hacia un final inevitable.
ㅤ El aire estaba impregnado de ese olor aséptico característico, una mezcla de desinfectante y medicamentos, que apenas lograba ocultar la sensación de desesperanza que impregnaba cada rincón.
ㅤ 𝑼𝒏𝒂 𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒂𝒏𝒕𝒆𝒔...
ㅤ El pasillo del hospital era un túnel sin fin, sus paredes blancas y frías parecían acercarse cada vez más, ahogándola con cada paso.
ㅤ 𝒀𝒖𝒌𝒊 avanzaba con la cabeza baja, como si el peso de la conversación que acababa de tener la arrastrara hacia el suelo. Recordaba cada palabra del hechicero médico, cada una de ellas como una puñalada lenta y precisa.
ㅤ —Lamento decirle que, por nuestra parte, está todo hecho, señorita Tsukumo. —La voz del médico había sido profesional, carente de emoción, pero no carente de empatía—. Los daños que sufrió Choso tras el ataque de Sukuna fueron de tal magnitud que su cuerpo es incapaz de recuperarse completamente. Durante todo el tiempo que lleva hospitalizado, podemos decir que su evolución se ha estancado. Eso significa que tan solo estamos prolongando su vida de una forma casi artificial y… quizá debería plantearse que lo mejor para él sería dejarle descansar en paz.
ㅤ 𝒀𝒖𝒌𝒊 no había dicho nada en ese momento, simplemente asintió. Su garganta estaba cerrada por un nudo de angustia imposible de deshacer, y dentro de ella algo se rompía, se fragmentaba en mil pedazos irreparables.
ㅤ —No tiene que tomar una decisión hoy, ni mañana… tómese el tiempo que necesite antes de tomar una decisión —añadió el doctor con formalidad—. Lamento no tener mejores noticias, señorita Tsukumo. Espero que tenga un buen día a pesar de las circunstancias.
ㅤ «Buen día...»
ㅤ Aquellas palabras resonaban en su cabeza con un tono hueco, casi absurdo en su banalidad. ¿Cómo podía alguien tener un buen día después de escuchar algo así? ¿Cómo podía siquiera pensar en otra cosa que no fuera el rostro de Choso, pálido y quieto, casi irreconocible, consumido por el dolor y el sufrimiento?
ㅤ «Y en aquel momento sentí cómo todo se rompía dentro de mí. Mi alma, mí corazón, mi esperanza...»
ㅤ Cada una de esas cosas que la mantenían en pie, que la empujaban hacia adelante, parecían ahora frágiles, como si una ráfaga de viento pudiera desvanecerlas para siempre.
ㅤ Después de sobrevivir al ataque de Kenjaku, 𝒀𝒖𝒌𝒊 había pasado una larga temporada en el hospital. Había luchado, día tras día, para recuperarse, a pesar de que su cuerpo y su mente estaban al borde de la rendición. Pero entonces recibió la noticia: 𝑪𝒉𝒐𝒔𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒃𝒂 𝒈𝒓𝒂𝒗𝒆𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒉𝒆𝒓𝒊𝒅𝒐...
ㅤ Herido de una forma que parecía imposible de sanar, sí, pero aún había vida en él.
ㅤ La noticia fue un golpe para 𝒀𝒖𝒌𝒊 pero, al mismo tiempo, una fuente de fuerza inagotable.
ㅤ No estaba dispuesta a quedarse postrada en una cama mientras él la necesitaba.
ㅤ Contra todo pronóstico, contra las órdenes de los médicos, 𝒀𝒖𝒌𝒊 se levantó y salió del hospital antes de lo previsto. Choso la necesitaba, y eso era lo único que a ella le importaba.
ㅤ Cuando llegó a su habitación, su corazón se detuvo por un momento. Lo encontró postrado en la cama, su cuerpo inerte y sin vida aparente. Parecía que dormía, pero el sueño en el que estaba sumido no era natural, no era uno del que pudiera despertar por su cuenta. Era un coma profundo, un abismo oscuro del cual no había garantías de retorno.
ㅤ Su cuerpo estaba cubierto de heridas graves, algunas aún vendadas, otras visibles. Marcas crudas de una batalla que no había terminado para él. Pero mientras su corazón latiera, aunque fuera con la ayuda de máquinas, la esperanza de 𝒀𝒖𝒌𝒊 latiría con él.
ㅤ Los días pasaban, cada uno más largo que el anterior. Las sombras se alargaban en la habitación, y ella permanecía a su lado, día y noche, esperando y rogando por lo que ya solo parecía un milagro.
ㅤ Yuji y ella eran todo lo que le quedaba a Choso, y Yuji estaba demasiado ocupado enfrentándose a Sukuna.
ㅤ Eso dejaba a 𝒀𝒖𝒌𝒊 sola, luchando no solo contra la desesperanza que crecía en su pecho, sino también contra el miedo paralizante de que quizás, tal vez, Choso no volviera a ver la luz de un nuevo día.
ㅤ Aquella mañana, la noticia que más temía vino de la mano de ese mismo doctor. 𝒀𝒖𝒌𝒊 lo supo en el instante en que vio la expresión en su rostro, una mezcla de compasión y resignación, que hizo que el mundo se detuviera a su alrededor.
ㅤ Sus palabras, aunque amables, eran un golpe implacable.
ㅤ «—Quizás debería considerar… dejarlo descansar...»
ㅤ ¿𝑸ué debería de hacer? La pregunta giraba en su mente como una tormenta, cada posible respuesta más dolorosa que la anterior. ¿𝑬ra egoísta por querer obligar a Choso a luchar un poco más? —se preguntaba—. ¿𝑶 era noble por no rendirse ni dejar que él se rindiera?
ㅤ Ahora, mientras miraba el rostro pálido de Choso, la respuesta no era más clara que antes. Solo sabía que no estaba lista para decirle adiós para siempre.
ㅤ —𝑪𝒉𝒐𝒔𝒐… —repitió con su voz en apenas un susurro—, por favor… lucha un poco más...
ㅤ Las lágrimas, finalmente, rompieron el dique y comenzaron a correr libremente por sus mejillas. El dolor en su pecho era insoportable, como si su corazón se estuviera desgarrando. Y tal vez lo estaba haciendo.
ㅤ Pero mientras la esperanza latiera en su corazón, aunque solo fuera un débil eco, no podía rendirse. No lo haría. 𝑳ucharía con él y por él hasta el final.
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