• ~> Música para acompañar: https://www.youtube.com/watch?v=uml2NbccHvg&list=PLytf_Royf7bLjlypY1si5QoydpFf0j7-r&index=1 <~

    Una noche sin luna ni aurora, cuando el Yggdrasil murmuraba secretos antiguos y los lobos celestiales dormían, una figura cruzó el puente Bifröst. No era un dios nórdico, ni un gigante de hielo, ni un alma caída en combate. Era más viejo que la guerra y más suave que la muerte.

    Morfeo, el dios griego de los sueños, había llegado al Reino de Asgard.

    Su andar no hacía ruido. Su sombra no tenía forma. Donde él pasaba, las estrellas titilaban con recuerdos que no eran suyos. Y aunque Heimdall, el vigilante de todos los mundos, lo vio acercarse, no alzó su espada. En lugar de eso, cerró los ojos... y soñó con su madre.

    La presencia del dios de los sueños  no fue anunciada por cuernos ni trovadores, ni siquiera por los cuervos de Odín. Llegó como llega el sueño: sin ruido, sin permiso, pero imposible de ignorar. 

    No caminaba: deslizaba su sombra sobre el color y la luz del camino de arco iris de Bifröst . Los Einherjar se inquietaron en sus salones. Los videntes dejaron caer sus runas sin interpretarlas. Hasta las Nornas, que tejían el destino en la base del Yggdrasil, miraron hacia arriba, con los dedos suspendidos en el aire.

    El viajero del Reino Onírico había llegado a Asgard. No como un enemigo, ni aliado, más bien llegaba como un mensajero, en busca del Allfather.

    ~> Música para acompañar: https://www.youtube.com/watch?v=uml2NbccHvg&list=PLytf_Royf7bLjlypY1si5QoydpFf0j7-r&index=1 <~ Una noche sin luna ni aurora, cuando el Yggdrasil murmuraba secretos antiguos y los lobos celestiales dormían, una figura cruzó el puente Bifröst. No era un dios nórdico, ni un gigante de hielo, ni un alma caída en combate. Era más viejo que la guerra y más suave que la muerte. Morfeo, el dios griego de los sueños, había llegado al Reino de Asgard. Su andar no hacía ruido. Su sombra no tenía forma. Donde él pasaba, las estrellas titilaban con recuerdos que no eran suyos. Y aunque Heimdall, el vigilante de todos los mundos, lo vio acercarse, no alzó su espada. En lugar de eso, cerró los ojos... y soñó con su madre. La presencia del dios de los sueños  no fue anunciada por cuernos ni trovadores, ni siquiera por los cuervos de Odín. Llegó como llega el sueño: sin ruido, sin permiso, pero imposible de ignorar.  No caminaba: deslizaba su sombra sobre el color y la luz del camino de arco iris de Bifröst . Los Einherjar se inquietaron en sus salones. Los videntes dejaron caer sus runas sin interpretarlas. Hasta las Nornas, que tejían el destino en la base del Yggdrasil, miraron hacia arriba, con los dedos suspendidos en el aire. El viajero del Reino Onírico había llegado a Asgard. No como un enemigo, ni aliado, más bien llegaba como un mensajero, en busca del Allfather.
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  • Dia en la playa.
    Despues que mi abuela Jennifer Qᵘᵉᵉⁿ rompiera uno de mis cuernos en el combate de entrenamiento, la abuela 𝐀yane 𝐈𝐬𝐡𝐭𝐚𝐫 la obligo a llevarnos a la playa para relajarnos.

    Dia en la playa. Despues que mi abuela [Jeni] rompiera uno de mis cuernos en el combate de entrenamiento, la abuela [Ayane_Ishtar] la obligo a llevarnos a la playa para relajarnos.
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  • Frente a ti hay un claro vivo.
    Ardillas rojas husmean entre hojas otoñales, cautelosas. El aire huele a tierra húmeda y sidra caliente.

    Desde el camino, más adelante, escuchas una voz cantando con ritmo constante, como una canción de trabajo.

    Al acercarte, ves un grifo albino descansando a la sombra. Abre un ojo brillante, gélido, y te sigue con la mirada, hay cosas esparcidas alrededor, una taza, un petate, una fogata apagada y unas hojas con dibujos. Más allá, sentada en un suelo despejado frente a una piedra cortada, hay una mujer de cabello blanco, piel azul y ojos afilados, dos blancos cuernos adornados con joyas nacen de su cabeza, y lleva puesta una brillante chaqueta roja. mas abajo, un gato blanco y amarillo duerme plácidamente sobre su regazo, mientras ella talla lo que parece ser una caja de madera y canta.

    El viento se arremolina a su alrededor. Ella alza la vista, te observa con una suave sonrisa, levanta una mano de saludo… y vuelve a su trabajo.
    Frente a ti hay un claro vivo. Ardillas rojas husmean entre hojas otoñales, cautelosas. El aire huele a tierra húmeda y sidra caliente. Desde el camino, más adelante, escuchas una voz cantando con ritmo constante, como una canción de trabajo. Al acercarte, ves un grifo albino descansando a la sombra. Abre un ojo brillante, gélido, y te sigue con la mirada, hay cosas esparcidas alrededor, una taza, un petate, una fogata apagada y unas hojas con dibujos. Más allá, sentada en un suelo despejado frente a una piedra cortada, hay una mujer de cabello blanco, piel azul y ojos afilados, dos blancos cuernos adornados con joyas nacen de su cabeza, y lleva puesta una brillante chaqueta roja. mas abajo, un gato blanco y amarillo duerme plácidamente sobre su regazo, mientras ella talla lo que parece ser una caja de madera y canta. El viento se arremolina a su alrededor. Ella alza la vista, te observa con una suave sonrisa, levanta una mano de saludo… y vuelve a su trabajo.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Fauna Ventisca

    Una figura femenina con una estética fantástica y elegante, ideal para representar la identidad visual de una compañía de modelaje que busca destacar en campañas temáticas y de alta moda. Su distintiva combinación de cabello verde, orejas puntiagudas y cuernos negros proyecta una imagen intrigante y memorable, perfecta para editoriales que fusionan lo vanguardista con lo etéreo.
    Fauna Ventisca 💚 Una figura femenina con una estética fantástica y elegante, ideal para representar la identidad visual de una compañía de modelaje que busca destacar en campañas temáticas y de alta moda. Su distintiva combinación de cabello verde, orejas puntiagudas y cuernos negros proyecta una imagen intrigante y memorable, perfecta para editoriales que fusionan lo vanguardista con lo etéreo.
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  • ¿Alguna vez han sentido que el mundo les pide *apagarse?

    La pregunta flota en el aire, susurrada entre el rumor de la ciudad, proyectada en las paredes de callejones y plazas mediante un hechizo de eco ilusorio. Las letras brillan en rosa neón y azul eléctrico antes de estallar en cientos de mariposas de luz.

    Kai aparece de repente en medio de la plaza, no en un escenario, sino *entre la gente*: sus cuernos de coral irradian un suave resplandor, y el dije de su cola dibuja espirales doradas en el aire. No hay anuncios grandilocuentes ni discursos preparados. Solo él, con los puños ligeramente cerrados, como si sostuviera algo invisible.

    A mí también.

    Abre las manos. De ellas surge una ciudad en miniatura, hecha de luz: Aethelburg, pero *distinta*. En ella, figuras de todas las razas y formas se mueven sin miedo, se toman de las manos, comparten pan. Un niño tiefling ríe mientras trepa a los hombros de un guardia humano; dos mujeres orco y elfa tejen coronas de flores juntas. La ilusión es tan vívida que huele a canela y hierba fresca.

    No es un sueño. Es lo que ya somos—solo que alguien se empeña en ocultarlo.

    La proyección se desvanece cuando un grupo de encapuchados de la Orden irrumpe en la plaza, pero Kai no se inmuta. En cambio, *sonríe*. Con un chasquido de dedos, cada sombra bajo sus capas cobra vida: serpientes de luz se enroscan en sus tobillos, flores de fuego frío brotan donde pisan. No para dañarlos, sino para marcarlos.

    Miren bien, Llama Pura. Sus tinieblas nos pertenecen ahora.

    Se vuelve hacia la multitud, especialmente hacia los rostros jóvenes escondidos entre la gente. Les guiña un ojo mientras su voz se multiplica por los callejones, gracias a un encantamiento de eco robado a un altavoz de la Orden.

    No necesitamos permiso para brillar. Hoy, mañana, siempre… la calle es nuestra galería.

    Y entonces, como si fuera una conspiración, sucede: en ventanas y balcones, pequeños hologramas aparecen. Son gestos espontáneos—un corazón aquí, un puño levantado allá—creados por aprendices, artistas callejeros, cualquiera que haya guardado un hechizo en el bolsillo esperando este momento.

    Kai no lo planeó. Pero ahora ríe, genuino, mientras extiende los brazos:
    ¡Ja! ¿Ven? Esto nunca fue sobre mí.

    La luz colectiva ilumina su rostro cuando mira hacia la torre del Consejo, desafiante.

    Es solo el principio.
    ¿Alguna vez han sentido que el mundo les pide *apagarse? La pregunta flota en el aire, susurrada entre el rumor de la ciudad, proyectada en las paredes de callejones y plazas mediante un hechizo de eco ilusorio. Las letras brillan en rosa neón y azul eléctrico antes de estallar en cientos de mariposas de luz. Kai aparece de repente en medio de la plaza, no en un escenario, sino *entre la gente*: sus cuernos de coral irradian un suave resplandor, y el dije de su cola dibuja espirales doradas en el aire. No hay anuncios grandilocuentes ni discursos preparados. Solo él, con los puños ligeramente cerrados, como si sostuviera algo invisible. A mí también. Abre las manos. De ellas surge una ciudad en miniatura, hecha de luz: Aethelburg, pero *distinta*. En ella, figuras de todas las razas y formas se mueven sin miedo, se toman de las manos, comparten pan. Un niño tiefling ríe mientras trepa a los hombros de un guardia humano; dos mujeres orco y elfa tejen coronas de flores juntas. La ilusión es tan vívida que huele a canela y hierba fresca. No es un sueño. Es lo que ya somos—solo que alguien se empeña en ocultarlo. La proyección se desvanece cuando un grupo de encapuchados de la Orden irrumpe en la plaza, pero Kai no se inmuta. En cambio, *sonríe*. Con un chasquido de dedos, cada sombra bajo sus capas cobra vida: serpientes de luz se enroscan en sus tobillos, flores de fuego frío brotan donde pisan. No para dañarlos, sino para marcarlos. Miren bien, Llama Pura. Sus tinieblas nos pertenecen ahora. Se vuelve hacia la multitud, especialmente hacia los rostros jóvenes escondidos entre la gente. Les guiña un ojo mientras su voz se multiplica por los callejones, gracias a un encantamiento de eco robado a un altavoz de la Orden. No necesitamos permiso para brillar. Hoy, mañana, siempre… la calle es nuestra galería. Y entonces, como si fuera una conspiración, sucede: en ventanas y balcones, pequeños hologramas aparecen. Son gestos espontáneos—un corazón aquí, un puño levantado allá—creados por aprendices, artistas callejeros, cualquiera que haya guardado un hechizo en el bolsillo esperando este momento. Kai no lo planeó. Pero ahora ríe, genuino, mientras extiende los brazos: ¡Ja! ¿Ven? Esto nunca fue sobre mí. La luz colectiva ilumina su rostro cuando mira hacia la torre del Consejo, desafiante. Es solo el principio.
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  • El genio entre los árboles sangrantes
    Fandom Oc
    Categoría Fantasía
    El bosque sangrante se extiende sin final aparente, tan extraño, tan peculiar, y tan silenciosamente tétrico. Al fondo, una vez recorrido el sendero, está la recompensa, el señor que habita entre las hojas sangrientas que caen como lluvia. De rodillas está, como si te hubiera estado esperando desde siempre, frente al fin del camino, junto a una tetera y dos tazas de porcelana que yacen frente a él.

    —Mi nombre es Hēdonē, y te concederé un deseo.

    Exclamó el gigante gris, aquél cuya cornamenta parece emitir un destello ancestral desde las profundidades de las grietas en sus cuernos.
    El bosque sangrante se extiende sin final aparente, tan extraño, tan peculiar, y tan silenciosamente tétrico. Al fondo, una vez recorrido el sendero, está la recompensa, el señor que habita entre las hojas sangrientas que caen como lluvia. De rodillas está, como si te hubiera estado esperando desde siempre, frente al fin del camino, junto a una tetera y dos tazas de porcelana que yacen frente a él. —Mi nombre es Hēdonē, y te concederé un deseo. Exclamó el gigante gris, aquél cuya cornamenta parece emitir un destello ancestral desde las profundidades de las grietas en sus cuernos.
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    10
    Estado
    Disponible
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  • - Aqui en esta foto se puede observar a una pequeña Freya.. a punto de tener el mejor dia de su vida o el peor de todos.. ese dia una Freya de 4 años, fue a su primer dia de jardin de niños, al llegar, todos la miraban con desprecio por sus ojos tantoo como cuernos, ella trato de hacer lo mejor para hacer amigos pero nadie la queria, ni los maestros, aun asi a ella no le importo al menos.. eso no era lo que demostraba, pero paso asi hasta que llego un maestro nuevo, pero ese maestro a pesar de ser la única persona que lo trataba bien, decia ser su "amigo", ese dia era como cualquier otro, jugo con sus juguetes también paso algo especial con su "amigo" pero aun asi no lo recuerda, solo recuerda haber llorado, llendo a los brazos de sus papas, desde ahi solo recuerda algo feliz.. su papa le habia dado su camara para sentirse mejor.. de ahi salio esta bella foto. Atras estaba su papá con un regalo especial, era un "diario" el cual podria escribir sus locuras tanto como anécdotas creo que fue el dia mas feliz al menos.. asi era como lo recuerda.. -
    - Aqui en esta foto se puede observar a una pequeña Freya.. a punto de tener el mejor dia de su vida o el peor de todos.. ese dia una Freya de 4 años, fue a su primer dia de jardin de niños, al llegar, todos la miraban con desprecio por sus ojos tantoo como cuernos, ella trato de hacer lo mejor para hacer amigos pero nadie la queria, ni los maestros, aun asi a ella no le importo al menos.. eso no era lo que demostraba, pero paso asi hasta que llego un maestro nuevo, pero ese maestro a pesar de ser la única persona que lo trataba bien, decia ser su "amigo", ese dia era como cualquier otro, jugo con sus juguetes también paso algo especial con su "amigo" pero aun asi no lo recuerda, solo recuerda haber llorado, llendo a los brazos de sus papas, desde ahi solo recuerda algo feliz.. su papa le habia dado su camara para sentirse mejor.. de ahi salio esta bella foto. Atras estaba su papá con un regalo especial, era un "diario" el cual podria escribir sus locuras tanto como anécdotas creo que fue el dia mas feliz al menos.. asi era como lo recuerda.. -
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  • Mas fuerte y orgullosa en Azul

    El sol parecía brillar más fuerte para la pequeña Ogresa demonio mientras cruzaba la calle, su cola demoníaca se balanceaba con cada paso, y sus cuernos oscuros brillando bajo la luz. A su alrededor, la gente la reconocía de inmediato. Un par de elfos que tomaban café en la terraza de una tienda se inclinaron ligeramente en señal de respeto, al mismo tiempo, un grupo de estudiantes la observó con fascinación, susurros de admiración flotaba entre ellos.

    Para Akane, este era su estado ideal. En esta forma nadie la ignoraba. No era solo una niña más en medio de la multitud. Era alguien especial, alguien fuerte, alguien que la gente notaba. Y eso le gustaba.

    Empujó la puerta del pequeño restaurante y entró con confianza. El olor a carne asada le abrió el apetito aún más. Se acercó al mostrador, ignorando la mirada curiosa del joven cajero. No era un gesto de hostilidad, sino de costumbre, sabía que la gente siempre se fijaba en ella cuando estaba con esa forma.

    "Una hamburguesa doble con queso y papas grandes" —dijo con una sonrisa, apoyando los codos en el mostrador.

    El empleado reaccionó de inmediato, asintiendo con entusiasmo mientras anotaba la orden. Quizás, si hubiera estado en su forma humana (y más infantil), simplemente habría pasado desapercibida, sin recibir esa atención tan palpable. Pero con esta forma, con esta piel azul, con su porte imponente, era el centro de la escena.

    Tomó su bandeja y se dirigió a una mesa junto a la ventana. Mientras mordía su hamburguesa, observó el reflejo de sus cuernos en el vidrio. Por un momento se preguntó si alguna vez querría volver a su forma humana para hacer cosas normales. Pero descartó la idea con otro mordisco. Esta nueva version de ella era la que realmente disfrutaba. La transformación que adquirió unos días atrás era digna de su sangre Ishtar y Queen.

    ¿Para qué volver atrás?
    Mas fuerte y orgullosa en Azul El sol parecía brillar más fuerte para la pequeña Ogresa demonio mientras cruzaba la calle, su cola demoníaca se balanceaba con cada paso, y sus cuernos oscuros brillando bajo la luz. A su alrededor, la gente la reconocía de inmediato. Un par de elfos que tomaban café en la terraza de una tienda se inclinaron ligeramente en señal de respeto, al mismo tiempo, un grupo de estudiantes la observó con fascinación, susurros de admiración flotaba entre ellos. Para Akane, este era su estado ideal. En esta forma nadie la ignoraba. No era solo una niña más en medio de la multitud. Era alguien especial, alguien fuerte, alguien que la gente notaba. Y eso le gustaba. Empujó la puerta del pequeño restaurante y entró con confianza. El olor a carne asada le abrió el apetito aún más. Se acercó al mostrador, ignorando la mirada curiosa del joven cajero. No era un gesto de hostilidad, sino de costumbre, sabía que la gente siempre se fijaba en ella cuando estaba con esa forma. "Una hamburguesa doble con queso y papas grandes" —dijo con una sonrisa, apoyando los codos en el mostrador. El empleado reaccionó de inmediato, asintiendo con entusiasmo mientras anotaba la orden. Quizás, si hubiera estado en su forma humana (y más infantil), simplemente habría pasado desapercibida, sin recibir esa atención tan palpable. Pero con esta forma, con esta piel azul, con su porte imponente, era el centro de la escena. Tomó su bandeja y se dirigió a una mesa junto a la ventana. Mientras mordía su hamburguesa, observó el reflejo de sus cuernos en el vidrio. Por un momento se preguntó si alguna vez querría volver a su forma humana para hacer cosas normales. Pero descartó la idea con otro mordisco. Esta nueva version de ella era la que realmente disfrutaba. La transformación que adquirió unos días atrás era digna de su sangre Ishtar y Queen. ¿Para qué volver atrás?
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  • ¡I Demon Ninja!

    En el patio del kinder, mientras sus compañeras corren y jugar, Akane se acomoda debajo de un árbol con su libreta y sus lápices de colores. La pequeña prodigio del dibujo, con la lengua apenas asomando de concentración, empieza a dibujar su yo adulta, una demonio de piel verde, cuernos puntiagudos, cola ondulante y un traje ninja que haría orgullosa a su madre Yuna. "Soy la reina ninja del inframundo."

    Pronto, sus compañeras se acercan curiosas, hasta que ven el dibujo. “¡Qué miedo! ¿Esa eres tú?” dice una de ellas con ojos abiertos como platos. Akane pone su mejor cara seria y responde con voz grave: “Sí... Y si me enojan, me transformo en esto. Así que mejor no me hagan enfadar.” Sus compañeras gritan y salen corriendo en desbandada mientras Akane suelta una carcajada que hace eco por todo el patio.
    Momentos después, la profesora, con el rostro lleno de una mezcla de indignación y confusión, llega junto a Akane.

    Akane, con su pequeño cuerpo tambaleándose por el corredor del kinder, sigue a la profesora mientras observa que la llevan a la oficina del director. Al cruzar la puerta y ver a su madre Sasha Ishtar esperando, Akane frena por un instante, pero no porque tenga miedo, en realidad es mucho más divertida en su mente de niña traviesa.

    “Esto es peor de lo que pensaba,” piensa, tragándose una sonrisa. “Mami Sasha está aquí. Seguro que el director ya está temblando porque somos una familia de demonios. ¡Apuesto a que cree que, si me porto mal, Mami se transforma en un dragón gigante! ¿O será que él cree que yo ya tengo poderes mágicos?”


    la profesora y Akane entran a la oficina, esta no es la primera vez, por lo que Sasha, con los brazos cruzados pero una leve sonrisa que no logra ocultar. “Akane,” dice con voz solemne, “¿qué hiciste ahora?”

    Akane, sin poder contener la risa, responde: “¡Madre, creo que le tienen miedo a mi transformación!” Sasha niega con la cabeza mientras trata de no reírse, sabiendo que su hija había heredado su chispa y travesura. Y mientras la profesora intenta explicar la situación, Sasha le responde con calma: “No se preocupe, ella solo está... explorando su creatividad.”

    Mientras los adultos hablan, Akane siente que su imaginación vuela más alto, y para mantener su compostura, juega con sus manos, fingiendo estar pensativa. Pero cuando Sasha gira para mirarla con un ligero levantamiento de ceja, ella suelta una risita apenas audible.

    “Si Mamá supiera que el director cree que somos como los monstruos de las películas…” piensa mientras se muerde el labio para no estallar en carcajadas.




    ¡I Demon Ninja! En el patio del kinder, mientras sus compañeras corren y jugar, Akane se acomoda debajo de un árbol con su libreta y sus lápices de colores. La pequeña prodigio del dibujo, con la lengua apenas asomando de concentración, empieza a dibujar su yo adulta, una demonio de piel verde, cuernos puntiagudos, cola ondulante y un traje ninja que haría orgullosa a su madre Yuna. "Soy la reina ninja del inframundo." Pronto, sus compañeras se acercan curiosas, hasta que ven el dibujo. “¡Qué miedo! ¿Esa eres tú?” dice una de ellas con ojos abiertos como platos. Akane pone su mejor cara seria y responde con voz grave: “Sí... Y si me enojan, me transformo en esto. Así que mejor no me hagan enfadar.” Sus compañeras gritan y salen corriendo en desbandada mientras Akane suelta una carcajada que hace eco por todo el patio. Momentos después, la profesora, con el rostro lleno de una mezcla de indignación y confusión, llega junto a Akane. Akane, con su pequeño cuerpo tambaleándose por el corredor del kinder, sigue a la profesora mientras observa que la llevan a la oficina del director. Al cruzar la puerta y ver a su madre [SashaIshtar] esperando, Akane frena por un instante, pero no porque tenga miedo, en realidad es mucho más divertida en su mente de niña traviesa. “Esto es peor de lo que pensaba,” piensa, tragándose una sonrisa. “Mami Sasha está aquí. Seguro que el director ya está temblando porque somos una familia de demonios. ¡Apuesto a que cree que, si me porto mal, Mami se transforma en un dragón gigante! ¿O será que él cree que yo ya tengo poderes mágicos?” la profesora y Akane entran a la oficina, esta no es la primera vez, por lo que Sasha, con los brazos cruzados pero una leve sonrisa que no logra ocultar. “Akane,” dice con voz solemne, “¿qué hiciste ahora?” Akane, sin poder contener la risa, responde: “¡Madre, creo que le tienen miedo a mi transformación!” Sasha niega con la cabeza mientras trata de no reírse, sabiendo que su hija había heredado su chispa y travesura. Y mientras la profesora intenta explicar la situación, Sasha le responde con calma: “No se preocupe, ella solo está... explorando su creatividad.” Mientras los adultos hablan, Akane siente que su imaginación vuela más alto, y para mantener su compostura, juega con sus manos, fingiendo estar pensativa. Pero cuando Sasha gira para mirarla con un ligero levantamiento de ceja, ella suelta una risita apenas audible. “Si Mamá supiera que el director cree que somos como los monstruos de las películas…” piensa mientras se muerde el labio para no estallar en carcajadas.
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  • "Caminando con los Muertos" (Parte III)

    Es un crujido el que retumba en el ambiente haciendo eco en el pecho del brujo como lo haría un parlante de cualquier concierto metal, pero sin ruido.

    — Amo, eso no es natural... —advierte Lester, quien ha sentido exactamente lo mismo y luce sus plumas erizadas cual gato espantado.

    Tolek no dice nada, pero aprecia la advertencia. Pronto, alza una mano para aplastar al cuervo contra su cuerpo, pues presiente la llegada de las consecuencias de la brecha rota.

    Una onda expansiva gélida empuja llevándose consigo las almas, los cadáveres fantasmales, los restos que descansaban a su alrededor. Todo vuela violentamente lejos hacia atrás, dejando al brujo y al cuervo como diminutas motas en medio de un trazo marcado sobre el lodo por un pincel gigante que hubiera barrido por encima de ellos.

    Para el brujo cuyas raíces calan intrínsecas en la naturaleza misma del frío elemental, la ráfaga le resulta energizante como una ducha helada. Marcas antiguas brillan pulsando en símbolos paganos surcando su piel cuando absorbe la esencia del impulso.

    — Puede que no sea natural de aquí ahora, pero lo fue, más que cualquier otra cosa, aunque hace ya mucho tiempo.

    Las voces de las almas que han resultado liberadas arrastran consigo una mortaja más antigua que las edades actuales, más foráneas, pero a la vez también originales. Tolek resuena con el dolor que estas arrastran y disfruta, por repulsivo que le parezca, cuando el instinto del Liche se agita en su interior exigiendo ser alimentado.

    El brujo se encoge conteniéndose a sí mismo, presiona quizás demasiado al ave sobre su hombro, aunque sólo quiera protegerle. Cierra los ojos con fuerza y respira profundo.

    — Amo, me vas a hacer puré de cuervo —protesta Lester, su voz resonando en la mente del brujo.

    Tolek sacude la cabeza con fuerza en un intento por deshacerse de la lujuria de la muerte que intenta apoderarse de él.

    — Lo siento —murmura en respuesta.

    Afloja así la presión sobre el ave, antes de alzar la cabeza enderezando el cuerpo. Ha perdido la dirección de donde apareció la brecha y hacia donde huyeron las almas ya dispersas.

    — ¿Has visto dónde ha sido eso? —Pregunta, impaciente, a su ave guía.

    Pero Lester estaba cubierto por la manota del brujo, ¿Cómo podría haber visto algo?

    — Amo, no pude. Estaba ocupado siendo estampilla.

    El brujo deja escapar un gruñido de frustración mientras observa alrededor donde no ve más que un interminable horizonte igual en todas direcciones, hasta que algo toma forma a lo lejos rompiendo la silueta monótona del más allá.

    Es la figura recortada de una criatura demasiado alta para ser humana, con cuernos saliendo de su cabeza cuyo rostro cadavérico se muestra similar al de un ciervo sin piel alguna, sus ojos destellando apenas en el vacío de sus cuencas.

    Tolek enfrenta los ojos de la criatura que, otra vez, le parece más familiar aún que la esencia liberada de la brecha rota. Es una presencia antigua, rancia y marchita como el aroma de una cueva enmohecida y encerrada, pero a la vez llena de vida como las ciénagas a la luz del sol de primavera.

    Veles.

    Y en cuanto Tolek le reconoce, prestándose a posar una rodilla en el fangoso suelo en reverencia al espíritu guardián de su clan, la figura desaparece.

    — ¡Amo, ese era...! —Exclama el cuervo.

    — Nos está señalando el camino.

    #ElBrujoCojo [SideBlackHole]
    "Caminando con los Muertos" (Parte III) Es un crujido el que retumba en el ambiente haciendo eco en el pecho del brujo como lo haría un parlante de cualquier concierto metal, pero sin ruido. — Amo, eso no es natural... —advierte Lester, quien ha sentido exactamente lo mismo y luce sus plumas erizadas cual gato espantado. Tolek no dice nada, pero aprecia la advertencia. Pronto, alza una mano para aplastar al cuervo contra su cuerpo, pues presiente la llegada de las consecuencias de la brecha rota. Una onda expansiva gélida empuja llevándose consigo las almas, los cadáveres fantasmales, los restos que descansaban a su alrededor. Todo vuela violentamente lejos hacia atrás, dejando al brujo y al cuervo como diminutas motas en medio de un trazo marcado sobre el lodo por un pincel gigante que hubiera barrido por encima de ellos. Para el brujo cuyas raíces calan intrínsecas en la naturaleza misma del frío elemental, la ráfaga le resulta energizante como una ducha helada. Marcas antiguas brillan pulsando en símbolos paganos surcando su piel cuando absorbe la esencia del impulso. — Puede que no sea natural de aquí ahora, pero lo fue, más que cualquier otra cosa, aunque hace ya mucho tiempo. Las voces de las almas que han resultado liberadas arrastran consigo una mortaja más antigua que las edades actuales, más foráneas, pero a la vez también originales. Tolek resuena con el dolor que estas arrastran y disfruta, por repulsivo que le parezca, cuando el instinto del Liche se agita en su interior exigiendo ser alimentado. El brujo se encoge conteniéndose a sí mismo, presiona quizás demasiado al ave sobre su hombro, aunque sólo quiera protegerle. Cierra los ojos con fuerza y respira profundo. — Amo, me vas a hacer puré de cuervo —protesta Lester, su voz resonando en la mente del brujo. Tolek sacude la cabeza con fuerza en un intento por deshacerse de la lujuria de la muerte que intenta apoderarse de él. — Lo siento —murmura en respuesta. Afloja así la presión sobre el ave, antes de alzar la cabeza enderezando el cuerpo. Ha perdido la dirección de donde apareció la brecha y hacia donde huyeron las almas ya dispersas. — ¿Has visto dónde ha sido eso? —Pregunta, impaciente, a su ave guía. Pero Lester estaba cubierto por la manota del brujo, ¿Cómo podría haber visto algo? — Amo, no pude. Estaba ocupado siendo estampilla. El brujo deja escapar un gruñido de frustración mientras observa alrededor donde no ve más que un interminable horizonte igual en todas direcciones, hasta que algo toma forma a lo lejos rompiendo la silueta monótona del más allá. Es la figura recortada de una criatura demasiado alta para ser humana, con cuernos saliendo de su cabeza cuyo rostro cadavérico se muestra similar al de un ciervo sin piel alguna, sus ojos destellando apenas en el vacío de sus cuencas. Tolek enfrenta los ojos de la criatura que, otra vez, le parece más familiar aún que la esencia liberada de la brecha rota. Es una presencia antigua, rancia y marchita como el aroma de una cueva enmohecida y encerrada, pero a la vez llena de vida como las ciénagas a la luz del sol de primavera. Veles. Y en cuanto Tolek le reconoce, prestándose a posar una rodilla en el fangoso suelo en reverencia al espíritu guardián de su clan, la figura desaparece. — ¡Amo, ese era...! —Exclama el cuervo. — Nos está señalando el camino. #ElBrujoCojo [SideBlackHole]
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