• — Hola mí estimado/a se que estás arto/a de las reglas que te atan a tu mundo, si estás cansado/a de reglas, juicios, normas y lineamientos de personas aburridas, podría invitarte a una noche de caos tú y yo.. solos, danzando entre los gritos y las llamas ardientes que te puedo ofrecer en mí mundo, sin restricciones ni perjuicios, la noche es joven y tú y yo no somos tan diferentes, solo dos almas rebeldes sin miedo a ser juzgados por los delitos que podamos cometer por un poco de diversión, qué opinas? Aceptas?
    — Hola mí estimado/a se que estás arto/a de las reglas que te atan a tu mundo, si estás cansado/a de reglas, juicios, normas y lineamientos de personas aburridas, podría invitarte a una noche de caos tú y yo.. solos, danzando entre los gritos y las llamas ardientes que te puedo ofrecer en mí mundo, sin restricciones ni perjuicios, la noche es joven y tú y yo no somos tan diferentes, solo dos almas rebeldes sin miedo a ser juzgados por los delitos que podamos cometer por un poco de diversión, qué opinas? Aceptas?
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  • La ciudad se extendía como un laberinto sin fin, una red interminable de luces, rascacielos y callejones entretejidos con neón. Jett cruzaba en su Deora morada, el motor ronroneando suave mientras avanzaba entre las calles casi desiertas de ese mundo urbano. Todo era ritmo, movimiento, energía... pero al doblar una esquina, algo distinto lo detuvo.

    Allí, en una pequeña explanada bajo un anuncio de ramen que parpadeaba sin ritmo, un grupo de músicos improvisaba. Batería, bajo, teclados, y dos guitarras llenaban el aire con una melodía que parecía flotar en medio del caos. El sonido tenía alma, calle, libertad.

    Jett frenó sin pensarlo. Bajó del auto, se acercó con una sonrisa ancha, los ojos chispeando como si estuviera viendo la línea de meta más entretenida de su vida.

    —Ey… —dijo levantando una ceja mientras señalaba la guitarra de repuesto apoyada en el amplificador—. ¿Les molesta si me uno un rato?

    Uno de los músicos —un tipo con lentes oscuros y una chaqueta llena de parches— le respondió con una risa y un gesto hacia el micrófono.

    —Solo si sabes volar con las cuerdas.

    —Hermano… —sonrió Jett mientras tomaba la guitarra—, nací en la curva de una autopista "Literalmente".

    Afinó rápido, se acercó al micrófono, y con un golpe firme en las cuerdas, la ciudad infinita por unos instantes se llenó de una música que parecía desafiar al tiempo mismo. Como si por un segundo, todos en ese rincón olvidado supieran lo que era correr… pero con el alma.



    https://youtu.be/GMoNZxPIkE0?si=JWzXsEVhUSzddHWz
    La ciudad se extendía como un laberinto sin fin, una red interminable de luces, rascacielos y callejones entretejidos con neón. Jett cruzaba en su Deora morada, el motor ronroneando suave mientras avanzaba entre las calles casi desiertas de ese mundo urbano. Todo era ritmo, movimiento, energía... pero al doblar una esquina, algo distinto lo detuvo. Allí, en una pequeña explanada bajo un anuncio de ramen que parpadeaba sin ritmo, un grupo de músicos improvisaba. Batería, bajo, teclados, y dos guitarras llenaban el aire con una melodía que parecía flotar en medio del caos. El sonido tenía alma, calle, libertad. Jett frenó sin pensarlo. Bajó del auto, se acercó con una sonrisa ancha, los ojos chispeando como si estuviera viendo la línea de meta más entretenida de su vida. —Ey… —dijo levantando una ceja mientras señalaba la guitarra de repuesto apoyada en el amplificador—. ¿Les molesta si me uno un rato? Uno de los músicos —un tipo con lentes oscuros y una chaqueta llena de parches— le respondió con una risa y un gesto hacia el micrófono. —Solo si sabes volar con las cuerdas. —Hermano… —sonrió Jett mientras tomaba la guitarra—, nací en la curva de una autopista "Literalmente". Afinó rápido, se acercó al micrófono, y con un golpe firme en las cuerdas, la ciudad infinita por unos instantes se llenó de una música que parecía desafiar al tiempo mismo. Como si por un segundo, todos en ese rincón olvidado supieran lo que era correr… pero con el alma. https://youtu.be/GMoNZxPIkE0?si=JWzXsEVhUSzddHWz
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  • 1 a 2 lĆ­neas por Semana
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    ¿Y si un día resultases el ganador de un gran premio? Si fueras el escogido entre millones de personas para vivir tres meses en una prestigiosa mansión en un destino ideal. Viajar lejos del caos, desconectar y despejar la mente en un entorno maravilloso y lleno de lujos.

    Lo que no sabes es, que realmente no es oro todo lo que reluce. Que es una trampa. Lo que solo descubres al llegar. No vivirás solo. Varios, como tú, te encontrarás en esa mansión. Todos con la misma idea: han sido el premiado.

    ¿Convivir con desconocidos como experimento científico a cambio de ganar un gran premio? Vale. Pero poco a poco la cosa se va complicando, cuando se van poniendo pruebas exigentes para seguir formando parte del juego. Especialmente cuando desapariciones y cosas extrañas empiezan a tener lugar...

    * Pequeño SQUAD con FCs de gh19, gh duo 3, lidlt 8, los vecinos de la casa de al lado 2.
    * Especial búsqueda de Daniela Cano y Romina Malaespina como FCs para las dos mejores amigas de Sara. FC de Oscar Landa como mejor amigo de Sara.
    * Especial búsqueda de FC de Albert Barranco para OTP con Sara.
    * Se promete mucho amor, drama, buen rollo y roles para todos los que se unan. ¡Únanse!
    ¿Y si un día resultases el ganador de un gran premio? Si fueras el escogido entre millones de personas para vivir tres meses en una prestigiosa mansión en un destino ideal. Viajar lejos del caos, desconectar y despejar la mente en un entorno maravilloso y lleno de lujos. Lo que no sabes es, que realmente no es oro todo lo que reluce. Que es una trampa. Lo que solo descubres al llegar. No vivirás solo. Varios, como tú, te encontrarás en esa mansión. Todos con la misma idea: han sido el premiado. ¿Convivir con desconocidos como experimento científico a cambio de ganar un gran premio? Vale. Pero poco a poco la cosa se va complicando, cuando se van poniendo pruebas exigentes para seguir formando parte del juego. Especialmente cuando desapariciones y cosas extrañas empiezan a tener lugar... * Pequeño SQUAD con FCs de gh19, gh duo 3, lidlt 8, los vecinos de la casa de al lado 2. * Especial búsqueda de Daniela Cano y Romina Malaespina como FCs para las dos mejores amigas de Sara. FC de Oscar Landa como mejor amigo de Sara. * Especial búsqueda de FC de Albert Barranco para OTP con Sara. * Se promete mucho amor, drama, buen rollo y roles para todos los que se unan. ¡Únanse!
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  • ¡HEY, FICROLERS 3D!
    ¡Un nuevo personaje 3D viene pisando fuerte!

    Hoy damos la bienvenida a...

    慤慤慤慤慤慤 ¡š—šš—²š—¼š—暝—“š—¶š—®š—»š—® š—•š—®š—æš—æš˜† š—”!

    Georgiana Barry-Anderson, aunque la mayoría la conoce como Babs, nació un 4 de julio en Nueva York y lleva la independencia en la sangre. Escritora en formación, amante de las verdades incómodas y las mentiras bien contadas, vive entre cafés fríos, libretas manchadas de tinta y pensamientos demasiado ruidosos para la madrugada. Hija de caos, poesía y luces encendidas a las dos de la mañana, Babs tiene una voz afilada y un estilo que mezcla vintage y descaro. Si alguien va a escribir su historia… será ella misma.


    ¡Bienvenid@ a FicRol! Nos alegra tenerte entre nosotros y esperamos que disfrutes mucho explorando historias, creando conexiones y dando vida a tu personaje en este rincón tan creativo.

    Yo soy Caroline, tu RolSage, algo así como tu guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada!

    Antes de lanzarte de lleno, te dejo algunos recursos que te pueden venir de maravilla para empezar con buen pie:

    Normas básicas del de la plataforma:
    https://ficrol.com/static/guidelines

    Guías detalladas sobre cómo funciona todo por aquí:
    https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS

    Grupo exclusivo para Personajes 3D:
    https://ficrol.com/groups/Personajes3D

    Directorios para encontrar personajes y fandoms afines
    Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS
    Fandoms disponibles en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL

    ¿Quieres mejorar tu escritura o narración?
    https://ficrol.com/pages/RinconEscritor


    ¡Recuerda que puedes escribirme si necesitas cualquier cosita! ¡Nos vemos en el rol!

    #RolSage3D #Personajes3D #Bienvenida3D #Comunidad3D
    ✨ ¡HEY, FICROLERS 3D! ✨ ¡Un nuevo personaje 3D viene pisando fuerte! šŸŽ‰ Hoy damos la bienvenida a... 慤慤慤慤慤慤 ¡[Babs_BA]! Georgiana Barry-Anderson, aunque la mayoría la conoce como Babs, nació un 4 de julio en Nueva York y lleva la independencia en la sangre. Escritora en formación, amante de las verdades incómodas y las mentiras bien contadas, vive entre cafés fríos, libretas manchadas de tinta y pensamientos demasiado ruidosos para la madrugada. Hija de caos, poesía y luces encendidas a las dos de la mañana, Babs tiene una voz afilada y un estilo que mezcla vintage y descaro. Si alguien va a escribir su historia… será ella misma. šŸ‘‹ ¡Bienvenid@ a FicRol! Nos alegra tenerte entre nosotros y esperamos que disfrutes mucho explorando historias, creando conexiones y dando vida a tu personaje en este rincón tan creativo. šŸ§™‍ā™€ļø Yo soy Caroline, tu RolSage, algo así como tu guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada! 🧭 Antes de lanzarte de lleno, te dejo algunos recursos que te pueden venir de maravilla para empezar con buen pie: šŸ“Œ Normas básicas del de la plataforma: šŸ”— https://ficrol.com/static/guidelines šŸ‘©‍šŸ« Guías detalladas sobre cómo funciona todo por aquí: šŸ”— https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS šŸ‘„ Grupo exclusivo para Personajes 3D: šŸ”— https://ficrol.com/groups/Personajes3D šŸ“š Directorios para encontrar personajes y fandoms afines šŸ”— Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS šŸ”— Fandoms disponibles en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL šŸ“ ¿Quieres mejorar tu escritura o narración? šŸ”— https://ficrol.com/pages/RinconEscritor ¡Recuerda que puedes escribirme si necesitas cualquier cosita! ¡Nos vemos en el rol! šŸš€šŸ”„ #RolSage3D #Personajes3D #Bienvenida3D #Comunidad3D
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  • [ š‘“š’‚š’š’…š’Šš’•š’ š’Šš’š’‡š’†š’š’Šš’›. ── š‡š¢š£šØ ššž . . . ¡šŒšˆš„š‘šƒš€! ]





    El estruendo fue brutal. El golpe sobre el escritorio retumbó por toda la oficina, desparramando papeles como si el aire mismo hubiese estallado. En una esquina, los restos de un vaso roto brillaban bajo la luz tenue, fragmentos de vidrio que parecían ecos del caos. El italiano respiraba con dificultad, como si el simple acto de contenerse fuera una carga demasiado pesada.

    Había perdido el control. Por completo.

    La sangre aún manchaba su camisa. Un rastro imborrable de la reunión que había tenido con el ruso.

    Una reunión que, evidentemente, no había terminado bien.

    El rubio permanecía de pie. Inmóvil. Pero sus nudillos, endurecidos por la tensión, hablaban por él. Sus hombros rígidos, el semblante encendido por una ira contenida que no era habitual en él.

    Su habitual aire despreocupado, parecía lejano, diluido en la atmósfera viciada de la oficina. Se pasó una mano por el cabello, un gesto breve, cargado de frustración. Pero no era la escena, ni siquiera el recuerdo de la sangre, lo que lo carcomía por dentro.

    Era Marcos.

    Detrás de él, cabizbajo, en silencio.

    —¿Tú lo sabías? —preguntó sin girarse del todo, apenas ladeando el rostro. Su voz era baja, afilada. La mirada dorada lo alcanzó con una frialdad.

    No hubo respuesta. Solo el silencio cobarde de una cabeza que se hundía aún más.

    Ryan no lo toleró.

    Se giró de golpe y lo tomó por la camisa.

    —Responde —espetó, la voz tensa, quebrada por la furia.

    —Señor Ryan… él tiene que irse. Es… por su bien.

    Ryan soltó una carcajada breve, amarga, sin humor.

    —¿Por su bien? —repitió, casi con desprecio—. Va a desatar una puta guerra si se cruza con el hermano de Elisabetta. Ese imbécil está completamente fuera de sí… ¿y me dices que lo hace por su bien? Una cosa es ir a Rusia para reclamar la herencia de su padre. Otra muy distinta… es expandirse sin control.


    Solo hubo silencio por parte del pelinegro.

    Ryan no pudo soportar verlo más.

    Lo soltó de golpe, como si su sola cercanía lo asqueara, y se dio la vuelta. Caminó hacia su escritorio y se dejó caer en la silla con un suspiro denso, frustrado. Uno que no solo cargaba ira, sino hartazgo.

    No era solo su familia.
    Ni los rostros conocidos que ahora se desdibujaban entre traiciones. Ni siquiera los que buscaban su cabeza desde las sombras, uno por uno, como perros hambrientos.

    Era todo.

    Los amigos que preguntaban por Kiev.
    Las llamadas, los mensajes.
    “¿Se puede hablar con él?”
    “¿Cómo está?”
    “¿Volverá pronto?”

    ¿Y qué debía responder?

    ¿Que Kiev los había borrado a todos sin mirar atrás?
    ¿Que no quería lazos? ¿Que ni siquiera fingía interés por conservar lo que alguna vez fue parte de su mundo?
    ¿Que a él, a Ryan, lo había dejado de lado como si fuera uno más entre sus trabajadores y lo engaño de esa manera?

    Su mirada cayó sobre Marcos, aún ahí. Dudoso. Indeciso.
    Ese gesto solo aumentó la rabia que le carcomía por dentro.

    —Lárgate. No quiero volver a verte por aquí —espetó con voz seca. Tomó una botella de whisky, se sirvió lentamente en un vaso. Iba a beber, pero se detuvo al verlo todavía allí.
    —Dije que te largues.

    Pero el pelinegro, en lugar de retroceder, avanzó. Sacó una carta del bolsillo interior del saco y la dejó sobre el escritorio, en silencio.

    —¿Qué es esto? —preguntó Ryan, sin tocarla aún. Su tono ya no era airado, sino frío. Dejó el vaso sobre el escritorio.

    —La razón, señor. El señor Kiev nunca la vio. Intercepté la carta antes de que llegara a sus manos… y la escondí. No tiene remitente.

    El italiano frunció el ceño, miró la carta con desconfianza. Luego la tomó con cautela, como si ya sospechara que lo que iba a leer no le gustaría. La abrió. Sacó el contenido.

    Y entonces su mano tembló.

    Las palabras escritas lo helaron. Sintió cómo el aire se volvía más denso, cómo el peso del pasado caía sobre él de golpe.

    —¿Es de esa mujer? —preguntó sin mirar a Marcos.

    —No lo sé. Creí que era una mentira más… pero luego recordé ciertas cosas, de antes del secuestro de mi señor.
    Parece que… ella volvió.

    Esto lo molesto aún más. ¿Qué quería?

    El contenido de la carta era evidentemente falso. O al menos eso quiso creer. Kiev simplemente no podría ...

    Era absurdo. Imposible.
    Pero las palabras resonaban.
    Le recordaban una conversación lejana, olvidada casi a propósito. Una noche en la que Rubí lo había rescatado de los Di Conti.

    Y entonces, lo entendió.

    —Maldita sea… —murmuró, casi para sí.

    Ryan sostuvo la mirada de Marcos unos segundos más. Fría. Inquebrantable.

    —Vete —dijo finalmente, sin levantar la voz.

    El pelinegro abrió la boca, como si aún quisiera explicar algo, pero la expresión de Ryan fue suficiente. No había espacio para disculpas. Ni para excusas.

    Lo observó marcharse.
    El sonido de la puerta al cerrarse fue como un disparo seco en el silencio de la oficina.

    Entonces Ryan se dejó caer hacia adelante, apoyando los codos sobre el escritorio. Se cubrió la cabeza con ambas manos.

    Y por un momento… solo respiró.

    Temblaba. Esto lo estaba matando.

    La carta seguía sobre la mesa, no lo volvió a mirar. Simplemente la arrugó y lo tiró a la basura.

    Llamo a uno de sus hombres y dió una orden.

    Nadie debía acercarse.
    No quería ver a ninguno de sus hombres.
    A ninguno de sus amigos.
    Ni siquiera una sombra.
    Nada.

    Mucho menos nada de ruido.

    Quería estar solo.

    Porque si alguien entraba... Iba a descargar su ira sobre el.
    [ š‘“š’‚š’š’…š’Šš’•š’ š’Šš’š’‡š’†š’š’Šš’›. ── š‡š¢š£šØ ššž . . . ¡šŒšˆš„š‘šƒš€! ] El estruendo fue brutal. El golpe sobre el escritorio retumbó por toda la oficina, desparramando papeles como si el aire mismo hubiese estallado. En una esquina, los restos de un vaso roto brillaban bajo la luz tenue, fragmentos de vidrio que parecían ecos del caos. El italiano respiraba con dificultad, como si el simple acto de contenerse fuera una carga demasiado pesada. Había perdido el control. Por completo. La sangre aún manchaba su camisa. Un rastro imborrable de la reunión que había tenido con el ruso. Una reunión que, evidentemente, no había terminado bien. El rubio permanecía de pie. Inmóvil. Pero sus nudillos, endurecidos por la tensión, hablaban por él. Sus hombros rígidos, el semblante encendido por una ira contenida que no era habitual en él. Su habitual aire despreocupado, parecía lejano, diluido en la atmósfera viciada de la oficina. Se pasó una mano por el cabello, un gesto breve, cargado de frustración. Pero no era la escena, ni siquiera el recuerdo de la sangre, lo que lo carcomía por dentro. Era Marcos. Detrás de él, cabizbajo, en silencio. —¿Tú lo sabías? —preguntó sin girarse del todo, apenas ladeando el rostro. Su voz era baja, afilada. La mirada dorada lo alcanzó con una frialdad. No hubo respuesta. Solo el silencio cobarde de una cabeza que se hundía aún más. Ryan no lo toleró. Se giró de golpe y lo tomó por la camisa. —Responde —espetó, la voz tensa, quebrada por la furia. —Señor Ryan… él tiene que irse. Es… por su bien. Ryan soltó una carcajada breve, amarga, sin humor. —¿Por su bien? —repitió, casi con desprecio—. Va a desatar una puta guerra si se cruza con el hermano de Elisabetta. Ese imbécil está completamente fuera de sí… ¿y me dices que lo hace por su bien? Una cosa es ir a Rusia para reclamar la herencia de su padre. Otra muy distinta… es expandirse sin control. Solo hubo silencio por parte del pelinegro. Ryan no pudo soportar verlo más. Lo soltó de golpe, como si su sola cercanía lo asqueara, y se dio la vuelta. Caminó hacia su escritorio y se dejó caer en la silla con un suspiro denso, frustrado. Uno que no solo cargaba ira, sino hartazgo. No era solo su familia. Ni los rostros conocidos que ahora se desdibujaban entre traiciones. Ni siquiera los que buscaban su cabeza desde las sombras, uno por uno, como perros hambrientos. Era todo. Los amigos que preguntaban por Kiev. Las llamadas, los mensajes. “¿Se puede hablar con él?” “¿Cómo está?” “¿Volverá pronto?” ¿Y qué debía responder? ¿Que Kiev los había borrado a todos sin mirar atrás? ¿Que no quería lazos? ¿Que ni siquiera fingía interés por conservar lo que alguna vez fue parte de su mundo? ¿Que a él, a Ryan, lo había dejado de lado como si fuera uno más entre sus trabajadores y lo engaño de esa manera? Su mirada cayó sobre Marcos, aún ahí. Dudoso. Indeciso. Ese gesto solo aumentó la rabia que le carcomía por dentro. —Lárgate. No quiero volver a verte por aquí —espetó con voz seca. Tomó una botella de whisky, se sirvió lentamente en un vaso. Iba a beber, pero se detuvo al verlo todavía allí. —Dije que te largues. Pero el pelinegro, en lugar de retroceder, avanzó. Sacó una carta del bolsillo interior del saco y la dejó sobre el escritorio, en silencio. —¿Qué es esto? —preguntó Ryan, sin tocarla aún. Su tono ya no era airado, sino frío. Dejó el vaso sobre el escritorio. —La razón, señor. El señor Kiev nunca la vio. Intercepté la carta antes de que llegara a sus manos… y la escondí. No tiene remitente. El italiano frunció el ceño, miró la carta con desconfianza. Luego la tomó con cautela, como si ya sospechara que lo que iba a leer no le gustaría. La abrió. Sacó el contenido. Y entonces su mano tembló. Las palabras escritas lo helaron. Sintió cómo el aire se volvía más denso, cómo el peso del pasado caía sobre él de golpe. —¿Es de esa mujer? —preguntó sin mirar a Marcos. —No lo sé. Creí que era una mentira más… pero luego recordé ciertas cosas, de antes del secuestro de mi señor. Parece que… ella volvió. Esto lo molesto aún más. ¿Qué quería? El contenido de la carta era evidentemente falso. O al menos eso quiso creer. Kiev simplemente no podría ... Era absurdo. Imposible. Pero las palabras resonaban. Le recordaban una conversación lejana, olvidada casi a propósito. Una noche en la que Rubí lo había rescatado de los Di Conti. Y entonces, lo entendió. —Maldita sea… —murmuró, casi para sí. Ryan sostuvo la mirada de Marcos unos segundos más. Fría. Inquebrantable. —Vete —dijo finalmente, sin levantar la voz. El pelinegro abrió la boca, como si aún quisiera explicar algo, pero la expresión de Ryan fue suficiente. No había espacio para disculpas. Ni para excusas. Lo observó marcharse. El sonido de la puerta al cerrarse fue como un disparo seco en el silencio de la oficina. Entonces Ryan se dejó caer hacia adelante, apoyando los codos sobre el escritorio. Se cubrió la cabeza con ambas manos. Y por un momento… solo respiró. Temblaba. Esto lo estaba matando. La carta seguía sobre la mesa, no lo volvió a mirar. Simplemente la arrugó y lo tiró a la basura. Llamo a uno de sus hombres y dió una orden. Nadie debía acercarse. No quería ver a ninguno de sus hombres. A ninguno de sus amigos. Ni siquiera una sombra. Nada. Mucho menos nada de ruido. Quería estar solo. Porque si alguien entraba... Iba a descargar su ira sobre el.
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  • — ¿Lo ves ahora...?
    (susurró con una voz tan suave como venenosa)

    —Nadie recuerda al que advirtió, solo temen al que devora.

    (Sus dedos, largos, temblaban no por debilidad, sino por lo que contenían: un hambre que no era de carne ni de alma… sino de propósito).

    — ¿Querías respuestas? Yo te regalo una verdad:
    todo lo que crees conocer… te fue dado por otro.
    Y todo lo que sientes… fue diseñado para hacerte dócil.

    (Levantó la mirada. No había rostro. Solo un abismo vestido de hombre. Pero sus ojos… sus ojos eran grietas abiertas al núcleo mismo del caos).

    — No vine a consolarte. Vine a recordarte que estás incompleto.
    Y que, en el fondo, lo sabes.
    Por eso no puedes dejar de mirarme."

    (Su tono ya no buscaba convencer. Solo sembrar la duda exacta donde antes había certeza).

    — No temas a lo que soy.
    Teme a lo que vas a ser cuando me entiendas."
    — ¿Lo ves ahora...? (susurró con una voz tan suave como venenosa) —Nadie recuerda al que advirtió, solo temen al que devora. (Sus dedos, largos, temblaban no por debilidad, sino por lo que contenían: un hambre que no era de carne ni de alma… sino de propósito). — ¿Querías respuestas? Yo te regalo una verdad: todo lo que crees conocer… te fue dado por otro. Y todo lo que sientes… fue diseñado para hacerte dócil. (Levantó la mirada. No había rostro. Solo un abismo vestido de hombre. Pero sus ojos… sus ojos eran grietas abiertas al núcleo mismo del caos). — No vine a consolarte. Vine a recordarte que estás incompleto. Y que, en el fondo, lo sabes. Por eso no puedes dejar de mirarme." (Su tono ya no buscaba convencer. Solo sembrar la duda exacta donde antes había certeza). — No temas a lo que soy. Teme a lo que vas a ser cuando me entiendas."
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  • ────No todas las historias de amor las teje el destino y tienen comienzos felices. Algunas nacen de tragedias. Pero son igualmente hermosas que aquellas que comenzaron con un beso bajo la lluvia o una mirada en un café. Algunas historias de amor comienzan en el caos, entre lagrimas y escombros del alma, y aún así florecen, sorprendiendo a quienes creían haberlo perdido todo. Porque a veces, lo más bello nace de lo que jamás esperábamos encontrar.
    ────No todas las historias de amor las teje el destino y tienen comienzos felices. Algunas nacen de tragedias. Pero son igualmente hermosas que aquellas que comenzaron con un beso bajo la lluvia o una mirada en un café. Algunas historias de amor comienzan en el caos, entre lagrimas y escombros del alma, y aún así florecen, sorprendiendo a quienes creían haberlo perdido todo. Porque a veces, lo más bello nace de lo que jamás esperábamos encontrar.
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  • Ocasionalmente me quedo mirando al vacío, pero no estoy mirando el presente.
    Estoy mirando a Jan gritar sin mandíbula. A Elias con la mirada fija, como si todavía siguiera vivo o a Richard decir como un mantra "Dios nos abandonó" Mientras sangre negra sale de entre su uniforme.

    Los veo caer una y otra vez, cada vez que cierro los ojos. Cada vez que alguien en la calle levanta la voz.
    Cada vez que huelo el metal quemado o siento temblar el suelo.

    No puedo explicarlo. No quiero explicarlo.
    Sólo sé que, cuando me quedo quieto… la guerra regresa.
    Mis muertos me miran desde la sombra de cada pared blanca.

    Dormir no es descansar.
    Es una lucha.

    Mi cuerpo se olvida de respirar. Me despierto jadeante, con el corazón como un martillo contra mi fragil cuerpo.
    Sueño que estoy bajo de la tierra en las trincheras de vez en cuando. De vez en cuando, hay fuego.
    Y de vez en cuando, cuando finalmente logro dormir, un condenado ruido lo arruina todo:
    una moto, un grito, un portazo… y vuelvo a ese lugar. Al frente. Al caos.

    Me cuesta salir de ahí.

    Los perros me ponen tenso.
    No los odio… pero no puedo evitarlo. Sus ladridos me atraviesan como un disparo,
    hay algo en su mirada —cuando fijan los ojos, cuando corren sin aviso—
    me recuerda a cosas que preferiría enterrar.

    No le cuento esto a nadie.
    No quiero lástima.
    Solo… a veces, me gustaría poder dormir sin luchar.
    Sin sobresaltos.
    Sin fantasmas.
    Sin el miedo de no despertar… o peor, de despertar en el infierno de nuevo.
    Ocasionalmente me quedo mirando al vacío, pero no estoy mirando el presente. Estoy mirando a Jan gritar sin mandíbula. A Elias con la mirada fija, como si todavía siguiera vivo o a Richard decir como un mantra "Dios nos abandonó" Mientras sangre negra sale de entre su uniforme. Los veo caer una y otra vez, cada vez que cierro los ojos. Cada vez que alguien en la calle levanta la voz. Cada vez que huelo el metal quemado o siento temblar el suelo. No puedo explicarlo. No quiero explicarlo. Sólo sé que, cuando me quedo quieto… la guerra regresa. Mis muertos me miran desde la sombra de cada pared blanca. Dormir no es descansar. Es una lucha. Mi cuerpo se olvida de respirar. Me despierto jadeante, con el corazón como un martillo contra mi fragil cuerpo. Sueño que estoy bajo de la tierra en las trincheras de vez en cuando. De vez en cuando, hay fuego. Y de vez en cuando, cuando finalmente logro dormir, un condenado ruido lo arruina todo: una moto, un grito, un portazo… y vuelvo a ese lugar. Al frente. Al caos. Me cuesta salir de ahí. Los perros me ponen tenso. No los odio… pero no puedo evitarlo. Sus ladridos me atraviesan como un disparo, hay algo en su mirada —cuando fijan los ojos, cuando corren sin aviso— me recuerda a cosas que preferiría enterrar. No le cuento esto a nadie. No quiero lástima. Solo… a veces, me gustaría poder dormir sin luchar. Sin sobresaltos. Sin fantasmas. Sin el miedo de no despertar… o peor, de despertar en el infierno de nuevo.
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  • ────╮
    ────𓉑 šš„š– غٹؚ 怀怀
    慤慤 āŽÆźÆ­ć…¤ ć…¤š•“š—»š—³š—²š—æš—»š—¼ć…¤ š“ˆ’š“†°š“†Ŗ
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    Los demonios no tomaban la apariencia humana de una forma gratuita, con ello conllevaba sufrimiento momentáneo y prolongado, ya que era como estar naciendo de nuevo. Así que muchos demonios se quedaban con esa apariencia por un largo tiempo y sólo cuando era necesario, volvían a su físico demoníaco natural, pero con el mismo procedimiento.

    En su transformación experimentó como un fuego consumía su esencia demoníaca hasta los cimientos, no era sólo el calor, ni el dolor, sino una sensación visceral de desgarro auténtico, como ser arrancado de su naturaleza original. Sus poderes y toda su energía caótica siendo oprimida y disminuida dentro de una nueva piel; débil y frágil. Junto a un vacío momentáneo en el que no reconocía quién o qué era, si un demonio, si un humano o solamente cenizas, como algo indefinido.

    Ya no estaban sus alas y no podía sacarlas a su voluntad a menos que se hiciera fuerte con éste nuevo cuerpo. Seguía teniendo sus poderes, pero en menor cantidad. Antes era invencible, podía durar en una batalla con otros seres infernales a la vez, ahora debía ser consciente de que no era tan fuerte y que cualquier ataque podría debilitarlo por días.

    Era el demonio Belial, señor del Caos y del engaño. La última vez que estuvo consciente de sus actos fue durante la Peste negra, durante los campos de Concentración, durante muchos tiempos caóticos, siempre estuvo presente, ahora se había reducido a un simple mortal con algunas habilidades extras. Su orgullo estaba jodidamente herido, pero no podía rebelarse y tampoco lo veía necesario. Quería descubrir porqué había sido enviado al mundo humano en ese tiempo y quizás un poco más que eso.
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    Fandom Harry Potter
    CategorĆ­a Acción

    慤慤慤慤慤慤慤... ¿š˜•š˜¦š˜¤š˜¦š˜“š˜Ŗš˜µš˜¢š˜“ š˜²š˜¶š˜¦ š˜µš˜¦ š˜¦š˜Æš˜¤š˜¶š˜¦š˜Æš˜µš˜³š˜¦?

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤꮪꭲꭺꭱꭲꭼꭱ ꮲꭺꭱꭺ Diego Alejandro De La Vega

    Puede que aquello fuera el karma.
    Había abandonado a Cameron poco tiempo después de prometerse, por puro y duro miedo, y ahora Brandon con quien volvía a estaba prometida, de quien era el anillo que lucía en su mano, estaba cada vez más alejado de ella, mas perdido en su propio mundo, un mundo al que ella al parecer no estaba invitada. Y no sabía cómo hacerle volver.
    Si, claramente podia ser el karma, y si era así, no tenía opción de réplica. Ella había sido una mala persona, se había comportado mal con Keane, y ahora pagaba sus consecuencias.
    Haber actuado así de mal por miedo no la excusaba, y lo sabía.

    Aquel día, otro en el que se despertaba sola en la casa que Birdwhistle y ella compartían, había decidido salir de allí. No iba a quedarse esperando un día mas, no iba a poner sus esperanzas en que Brandon volviera cuando sabía a ciencia cierta que no lo haría. Seguramente ni si quiera estaba en el país. De modo que no tarda en dejar atrás aquella casa vacía, solitaria y fría y presentarse sin avisar en la de sus padres. Allí también podría no haber nadie, también podría estar sola, pero aquella casa era su hogar…

    Al final es su madre quien termina por darle la bienvenida a pesar de que tenía visita. La joven bruja abraza a su madre, sonriendo y ocultando su pesar, y después saluda a Ignacia Salvatierra, una mujer que hacia demasiado tiempo que no veía y la cual estaba realmente encantada de verla.

    — Tu madre y yo nos mantenemos al día cielo, pero siempre es un gusto verte en persona, y no en fotos que no te hacen justicia, estas preciosa, Danielle, querida.

    — Muchas gracias Ignacia, de veras, yo también me alegro de verla.

    — Enhorabuena por cierto, tu madre me ha dicho que estas comprometida… — la mujer más mayor no se corta y toma la mano de la bruja para observar el anillo antes de añadir. — Esperaremos ansiosos la invitación querida.

    Perfecto, ahora tenía como mínimo dos personas más que añadir a una lista de bodas que no hacía más que coger polvo en un cajón de su escritorio ante la inoperancia de Brandon frente a ese tema.

    — Pues claro, estan más que invitados, usted, su marido, y Diego con toda la familia, ¿Qué es de él? ¿Ya es abuela?

    Si la buena Ignacia no tenía ningún tipo de filtro o reparo en meterse en su vida, suponía que ella podia pagarle con la misma moneda, pero el rostro de la mujer se ensombrece en respuesta y Danielle no espera lo que la invitada de su madre le cuenta.

    >> ¿Debería dejar una nota? Suponía que sí. De modo que garabatea en un papel que deja pegado en el frigorífico unas palabras realmente escuetas “Mš‘’ š‘£oš‘¦ š‘‘e vš‘–aš‘—e, š‘›oš‘  š‘£eš‘šoš‘  š‘Ž š‘™a vš‘¢eš‘™tš‘Ž. D.F”
    Y sin más preámbulos Danielle desaparece de su casa, con una pequeña maleta en la mano, una dirección en la contraria y la idea de reencontrarse con un viejo amigo.
    El Ministerio de Magia era un caos de personas yendo y viniendo, pero por suerte en poco más de un par de horas (no había demasiadas solicitudes para viajar en ese momento), Danielle estaba frente al traslador que la iba a llevar hasta el departamento homónimo del MACUSA en Estados Unidos.

    Mientras bajaba los escalones de la entrada del MACUSA en su mente repasaba las indicaciones que le habían facilitado para llegar a su destino, y sus pasos no vacilan hasta llegar a frente a la puerta del despacho.
    Por suerte, de nuevo, para ella, llegaba en horario laboral de modo que empuja la puerta.

    — Bienvenida… ¿Cuál es su nombre? ¿Tiene cita?

    — Lo cierto es que no, pero buscaba al señor De La Vega.

    — Lo siento pero el señor De La Vega no atiende sin cita previa.

    — Soy una vieja amiga, no vengo por trabajo…

    — Bueno, pues entonces espere a que termine y listo.

    Danielle fulmina a aquella impertinente bruja con la mirada, no le había caído bien desde un principio, desde que había escuchado su desagradable y aguda vocecilla, de modo que la esquiva, a ella a su mesa, y abre la puerta del despacho de Diego sin ningún preámbulo, llamada o anuncio.

    — ¿No le ha dicho mi secretaria que no atiendo sin cita previa?

    — ¿Ni si quiera a mí, Diego? ¿Esa es manera de tratar a los viejos amigos?


    š¹š‘œš‘”š‘œ š‘‘š‘’ š‘ š‘”š‘Žš‘Ÿš‘”š‘’š‘Ÿ š‘š‘Ÿš‘’š‘Žš‘‘š‘Ž š‘š‘œš‘Ÿ Hope Mikaelson ‼AU
    慤慤慤慤慤慤慤... ¿š˜•š˜¦š˜¤š˜¦š˜“š˜Ŗš˜µš˜¢š˜“ š˜²š˜¶š˜¦ š˜µš˜¦ š˜¦š˜Æš˜¤š˜¶š˜¦š˜Æš˜µš˜³š˜¦? ㅤㅤㅤㅤㅤㅤꮪꭲꭺꭱꭲꭼꭱ ꮲꭺꭱꭺ [THER0GUEAUROR] Puede que aquello fuera el karma. Había abandonado a Cameron poco tiempo después de prometerse, por puro y duro miedo, y ahora Brandon con quien volvía a estaba prometida, de quien era el anillo que lucía en su mano, estaba cada vez más alejado de ella, mas perdido en su propio mundo, un mundo al que ella al parecer no estaba invitada. Y no sabía cómo hacerle volver. Si, claramente podia ser el karma, y si era así, no tenía opción de réplica. Ella había sido una mala persona, se había comportado mal con Keane, y ahora pagaba sus consecuencias. Haber actuado así de mal por miedo no la excusaba, y lo sabía. Aquel día, otro en el que se despertaba sola en la casa que Birdwhistle y ella compartían, había decidido salir de allí. No iba a quedarse esperando un día mas, no iba a poner sus esperanzas en que Brandon volviera cuando sabía a ciencia cierta que no lo haría. Seguramente ni si quiera estaba en el país. De modo que no tarda en dejar atrás aquella casa vacía, solitaria y fría y presentarse sin avisar en la de sus padres. Allí también podría no haber nadie, también podría estar sola, pero aquella casa era su hogar… Al final es su madre quien termina por darle la bienvenida a pesar de que tenía visita. La joven bruja abraza a su madre, sonriendo y ocultando su pesar, y después saluda a Ignacia Salvatierra, una mujer que hacia demasiado tiempo que no veía y la cual estaba realmente encantada de verla. — Tu madre y yo nos mantenemos al día cielo, pero siempre es un gusto verte en persona, y no en fotos que no te hacen justicia, estas preciosa, Danielle, querida. — Muchas gracias Ignacia, de veras, yo también me alegro de verla. — Enhorabuena por cierto, tu madre me ha dicho que estas comprometida… — la mujer más mayor no se corta y toma la mano de la bruja para observar el anillo antes de añadir. — Esperaremos ansiosos la invitación querida. Perfecto, ahora tenía como mínimo dos personas más que añadir a una lista de bodas que no hacía más que coger polvo en un cajón de su escritorio ante la inoperancia de Brandon frente a ese tema. — Pues claro, estan más que invitados, usted, su marido, y Diego con toda la familia, ¿Qué es de él? ¿Ya es abuela? Si la buena Ignacia no tenía ningún tipo de filtro o reparo en meterse en su vida, suponía que ella podia pagarle con la misma moneda, pero el rostro de la mujer se ensombrece en respuesta y Danielle no espera lo que la invitada de su madre le cuenta. >> ¿Debería dejar una nota? Suponía que sí. De modo que garabatea en un papel que deja pegado en el frigorífico unas palabras realmente escuetas “Mš‘’ š‘£oš‘¦ š‘‘e vš‘–aš‘—e, š‘›oš‘  š‘£eš‘šoš‘  š‘Ž š‘™a vš‘¢eš‘™tš‘Ž. D.F” Y sin más preámbulos Danielle desaparece de su casa, con una pequeña maleta en la mano, una dirección en la contraria y la idea de reencontrarse con un viejo amigo. El Ministerio de Magia era un caos de personas yendo y viniendo, pero por suerte en poco más de un par de horas (no había demasiadas solicitudes para viajar en ese momento), Danielle estaba frente al traslador que la iba a llevar hasta el departamento homónimo del MACUSA en Estados Unidos. Mientras bajaba los escalones de la entrada del MACUSA en su mente repasaba las indicaciones que le habían facilitado para llegar a su destino, y sus pasos no vacilan hasta llegar a frente a la puerta del despacho. Por suerte, de nuevo, para ella, llegaba en horario laboral de modo que empuja la puerta. — Bienvenida… ¿Cuál es su nombre? ¿Tiene cita? — Lo cierto es que no, pero buscaba al señor De La Vega. — Lo siento pero el señor De La Vega no atiende sin cita previa. — Soy una vieja amiga, no vengo por trabajo… — Bueno, pues entonces espere a que termine y listo. Danielle fulmina a aquella impertinente bruja con la mirada, no le había caído bien desde un principio, desde que había escuchado su desagradable y aguda vocecilla, de modo que la esquiva, a ella a su mesa, y abre la puerta del despacho de Diego sin ningún preámbulo, llamada o anuncio. — ¿No le ha dicho mi secretaria que no atiendo sin cita previa? — ¿Ni si quiera a mí, Diego? ¿Esa es manera de tratar a los viejos amigos? š¹š‘œš‘”š‘œ š‘‘š‘’ š‘ š‘”š‘Žš‘Ÿš‘”š‘’š‘Ÿ š‘š‘Ÿš‘’š‘Žš‘‘š‘Ž š‘š‘œš‘Ÿ [thetribrid]
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