• Aquel era un día aburrido. No tenía deberes de la universidad y tampoco tenía trabajos recientes por los cuales debiera preocuparse; tampoco había hecho planes para salir, y sus hermanas habían aprovechado el día para ir a visitar a los abuelos. ¿En qué momento había pensado que era buena idea quedarse en casa para hacer nada? Quizás en el momento que no le habían dado la opción de acompañarlas. Tanto Irina como Irisha habían dejado la residencia familiar antes de que él despertara de su segundo sueño. Nikolay había tenido problemas para dormir la noche anterior y, aunque se había despertado temprano, el sueño le había terminado de vencer haciéndolo despertarse cerca del medio día.

    Casi toda la tarde, luego del almuerzo, sea había pasado mirando su teléfono celular en búsqueda de una actividad interesante, algo que ver o que hacer para aventurarse a salir de casa. Sin embargo, mientras que bajaba en su línea de tiempo en Facebook, se encontró con un video que captó su atención: Era un drama chino, con un título un tanto largo y absurdo, que usaba una voz robótica y común de mujer para traducir a su idioma. ¿Esas eran las novelas chinas que sus hermanas ocasionalmente veían? Quizá. No sabía qué tenían de interesantes pero, conforme la historia fue avanzando, se sintió más y más metido en ella hasta que el video finalizó. Estaba incompleto, era la parte uno de dos, se había quedado en la mejor parte y ahora necesitaba entender qué había pasado y si Lin Sunsheng había logrado vengarse de su hermana por lo que le hiciera en su vida pasada.

    A pesar de entrar al perfil del dueño y revisar sus últimos videos, Nikolay no pudo encontrarlo. Era absurdo que tuviesen un montón de videos de historias similares pero que, en los primeros treinta, no estuviese la continuación de la historia que quería. Aún así, prefirió no darle demasiada atención y se metió a otra historia. ¿Por qué casi todas tocaban el mismo tema de una segunda vida para vengarse? ¿por qué muchas veces la venganza se veía tan lejana? Eran un tanto absurdos, porque los intentos de la protagonista siempre se veían forzados de alguna manera estúpida, y ni hablar de las veces en que terminaba quedándose sola sin ningún apoyo delante de los maleantes. Era una fórmula sosa, repetitiva... Y aún así era bastante adictiva.

    Nikolay había visto ya unos ocho o diez videos similares, de una duración de entre veinte a treinta minutos, se había olvidado por completo del mundo exterior hasta que su teléfono le advirtió que la batería estaba próxima a terminarse. Fue allí donde notó que el tiempo se le había ido en nada: No había buscado una actividad que hacer, no había visto algun restaurante o café para visitar y, al final del día, no había salido de casa como un adolescente de su edad.

    Y si... ¿Y si él también tenía la oportunidad de renacer, algún día, para enmendar sus errores del pasado? Nikolay suspiró y apoyó la cabeza contra el espaldar del asiento. Sin duda, muchas cosas serian diferentes, muchas otras cambiarían y, probablemente, no tendría que verse forzado a guardad silencio por el resto de su vida ante las amenazas de un familiar cercano.

    « Ojalá mi vida fuese como ese drama chino de Sunsheng. »
    Aquel era un día aburrido. No tenía deberes de la universidad y tampoco tenía trabajos recientes por los cuales debiera preocuparse; tampoco había hecho planes para salir, y sus hermanas habían aprovechado el día para ir a visitar a los abuelos. ¿En qué momento había pensado que era buena idea quedarse en casa para hacer nada? Quizás en el momento que no le habían dado la opción de acompañarlas. Tanto Irina como Irisha habían dejado la residencia familiar antes de que él despertara de su segundo sueño. Nikolay había tenido problemas para dormir la noche anterior y, aunque se había despertado temprano, el sueño le había terminado de vencer haciéndolo despertarse cerca del medio día. Casi toda la tarde, luego del almuerzo, sea había pasado mirando su teléfono celular en búsqueda de una actividad interesante, algo que ver o que hacer para aventurarse a salir de casa. Sin embargo, mientras que bajaba en su línea de tiempo en Facebook, se encontró con un video que captó su atención: Era un drama chino, con un título un tanto largo y absurdo, que usaba una voz robótica y común de mujer para traducir a su idioma. ¿Esas eran las novelas chinas que sus hermanas ocasionalmente veían? Quizá. No sabía qué tenían de interesantes pero, conforme la historia fue avanzando, se sintió más y más metido en ella hasta que el video finalizó. Estaba incompleto, era la parte uno de dos, se había quedado en la mejor parte y ahora necesitaba entender qué había pasado y si Lin Sunsheng había logrado vengarse de su hermana por lo que le hiciera en su vida pasada. A pesar de entrar al perfil del dueño y revisar sus últimos videos, Nikolay no pudo encontrarlo. Era absurdo que tuviesen un montón de videos de historias similares pero que, en los primeros treinta, no estuviese la continuación de la historia que quería. Aún así, prefirió no darle demasiada atención y se metió a otra historia. ¿Por qué casi todas tocaban el mismo tema de una segunda vida para vengarse? ¿por qué muchas veces la venganza se veía tan lejana? Eran un tanto absurdos, porque los intentos de la protagonista siempre se veían forzados de alguna manera estúpida, y ni hablar de las veces en que terminaba quedándose sola sin ningún apoyo delante de los maleantes. Era una fórmula sosa, repetitiva... Y aún así era bastante adictiva. Nikolay había visto ya unos ocho o diez videos similares, de una duración de entre veinte a treinta minutos, se había olvidado por completo del mundo exterior hasta que su teléfono le advirtió que la batería estaba próxima a terminarse. Fue allí donde notó que el tiempo se le había ido en nada: No había buscado una actividad que hacer, no había visto algun restaurante o café para visitar y, al final del día, no había salido de casa como un adolescente de su edad. Y si... ¿Y si él también tenía la oportunidad de renacer, algún día, para enmendar sus errores del pasado? Nikolay suspiró y apoyó la cabeza contra el espaldar del asiento. Sin duda, muchas cosas serian diferentes, muchas otras cambiarían y, probablemente, no tendría que verse forzado a guardad silencio por el resto de su vida ante las amenazas de un familiar cercano. « Ojalá mi vida fuese como ese drama chino de Sunsheng. »
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  • Quietud. Concentración. Precisión. Y lo más importante: talento.

    Un conjunto de atributos que, sin duda, el joven amo de la familia poseía y desplegaba en estos precisos momentos.
    De hecho, era la viva imagen: los ojos fijos en la tarea con la precisión de un cirujano y rostro profundamente ensimismado en la pintura.
    El pincel se deslizaba cuidadosamente sobre el lienzo de calcio, pintando al adorable conejo antropomórfico y brindándole vida con sus vibrantes colores.

    —¡Está listo! —exclamó con expresión satisfecha, levantando el huevo y mostrándolo con orgullo.

    Todos aplaudieron.

    —¡Excelente, joven amo! —dijo el cocinero.

    —¡Este año se ha esmerado! —añadió la sirvienta.

    —¡Se ve lindo! —se sumó el jardinero.

    —Ese conejo se ve delicioso —dijo una de las serpientes de Snake, a quien se le había abierto el apetito viendo al pequeño animal dibujado.

    —Como era de esperarse del joven amo, un trabajo impecable —aplaudió el mayordomo.

    Sus padres asintieron con aprobación.

    Pero entre todos ellos, quien mostró más ímpetu fue la tía Lizzy.

    —¡Es taaan bonito~! —se acercó, para observalo de cerca con los ojos brillantes. —¿¡Puedo quedármelo!?

    —Yo— pero antes de que pudiera responderle, fue interrumpido por su padre.

    —No puedes —dijo Charles Grey, con una ceja arqueada y una sonrisa competitiva. —Tienes que ganártelo en la búsqueda

    Por alguna razón, entre ellos existía una rivalidad que Jean entendía como estrictamente deportiva. Ambos eran usuarios de florete, maestros en la esgrima, y no perdían oportunidad para medir su fuerza en cada ocasión.
    Y cuando se hablaba de competiciones, su otro padre, el conde Phantomhive, no podía evitar unirse con esa sonrisa arrogante y con Sebastián guiándolo en cada paso.

    —Lo lamento, Lizzy —dijo Ciel. —Pero así se ha establecido.

    La susodicha hizo un puchero, pero, en pocos segundos, asintió, de lo más dispuesta a participar.

    —¡Entonces! —miró a Jean con determinación—, ¡guardalo bien, porque vendré a buscarlo cuando gane!

    Asintió, curioso por averiguar si, efectivamente, cumpliría con su palabra y ganaría.

    .
    .
    .

    Efectivamente… tía Lizzy perdió.

    Ciel había ganado, pero, miró a Jean en busca de su autorización, y entendiendo sus intenciones, él asintió.

    —Toma —le ofreció el huevo decorado con una sonrisa. —Yo ya tengo muchos como estos, y estoy seguro que Jean quiere que obtengas este.

    Jean asintió para secundarlo.

    Conmovida, su tía lo abrazó fuertemente, y en una muestra de gran torpeza, su padre soltó el huevo y este cayó al suelo, quebrándose en pedazos.

    —Ah —dejó salir tontamente Ciel.

    Ese día, Jean tuvo que pintar otro huevo para detener las lágrimas de su tía.

    ___

    | Escrito express. Realmente no es de los mejores. Pero no podía dejar de imaginarme a Jean decorando un huevo, lo demás un agregado improvisado jkajka.

    Esto no conecta con ninguna trama.
    Quietud. Concentración. Precisión. Y lo más importante: talento. Un conjunto de atributos que, sin duda, el joven amo de la familia poseía y desplegaba en estos precisos momentos. De hecho, era la viva imagen: los ojos fijos en la tarea con la precisión de un cirujano y rostro profundamente ensimismado en la pintura. El pincel se deslizaba cuidadosamente sobre el lienzo de calcio, pintando al adorable conejo antropomórfico y brindándole vida con sus vibrantes colores. —¡Está listo! —exclamó con expresión satisfecha, levantando el huevo y mostrándolo con orgullo. Todos aplaudieron. —¡Excelente, joven amo! —dijo el cocinero. —¡Este año se ha esmerado! —añadió la sirvienta. —¡Se ve lindo! —se sumó el jardinero. —Ese conejo se ve delicioso —dijo una de las serpientes de Snake, a quien se le había abierto el apetito viendo al pequeño animal dibujado. —Como era de esperarse del joven amo, un trabajo impecable —aplaudió el mayordomo. Sus padres asintieron con aprobación. Pero entre todos ellos, quien mostró más ímpetu fue la tía Lizzy. —¡Es taaan bonito~! —se acercó, para observalo de cerca con los ojos brillantes. —¿¡Puedo quedármelo!? —Yo— pero antes de que pudiera responderle, fue interrumpido por su padre. —No puedes —dijo Charles Grey, con una ceja arqueada y una sonrisa competitiva. —Tienes que ganártelo en la búsqueda Por alguna razón, entre ellos existía una rivalidad que Jean entendía como estrictamente deportiva. Ambos eran usuarios de florete, maestros en la esgrima, y no perdían oportunidad para medir su fuerza en cada ocasión. Y cuando se hablaba de competiciones, su otro padre, el conde Phantomhive, no podía evitar unirse con esa sonrisa arrogante y con Sebastián guiándolo en cada paso. —Lo lamento, Lizzy —dijo Ciel. —Pero así se ha establecido. La susodicha hizo un puchero, pero, en pocos segundos, asintió, de lo más dispuesta a participar. —¡Entonces! —miró a Jean con determinación—, ¡guardalo bien, porque vendré a buscarlo cuando gane! Asintió, curioso por averiguar si, efectivamente, cumpliría con su palabra y ganaría. . . . Efectivamente… tía Lizzy perdió. Ciel había ganado, pero, miró a Jean en busca de su autorización, y entendiendo sus intenciones, él asintió. —Toma —le ofreció el huevo decorado con una sonrisa. —Yo ya tengo muchos como estos, y estoy seguro que Jean quiere que obtengas este. Jean asintió para secundarlo. Conmovida, su tía lo abrazó fuertemente, y en una muestra de gran torpeza, su padre soltó el huevo y este cayó al suelo, quebrándose en pedazos. —Ah —dejó salir tontamente Ciel. Ese día, Jean tuvo que pintar otro huevo para detener las lágrimas de su tía. ___ | Escrito express. Realmente no es de los mejores. Pero no podía dejar de imaginarme a Jean decorando un huevo, lo demás un agregado improvisado jkajka. Esto no conecta con ninguna trama.
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  • Volando por los cielos en búsqueda de algún demonio revoltoso.
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  • Voy a empezar a esconder los huevos por el bosque, para que empiece la búsqueda.
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  • — ¡Un día perfecto para zarpar! ¿"Búsqueda y rescate", le llaman ahora? ¡Jah! ¡No es más que otro día de pesca para mí!
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  • Ecos
    Fandom Alternative Universe
    Categoría Drama
    Rol privado: [phantom_pink_hippo_912]

    Los vestigios del tiempo siguen su curso, el hoy se vuelve ayer, esa línea crece y cuando se dió cuenta habían pasado ya varias décadas. La evolución de la cuenta y el crecimiento de la humanidad, las mejoras de sus herramientas más para un mal que para un buen siempre dejan residuos calcinados bajo sus pies.

    Nolan, quizás se ha preguntado más de una vez el porque continúa luchando para mantener esa delgada linea entre el deber y la colisión. No había nadie con quién compartir sus pensamientos, no tenía de quien agarrarse cuando el frío del pasado le nublaba el pensamiento, no tenía claro un hogar en el cual pudiera refugiarse cuando su cuerpo dolería y su cabeza estallará.

    Estaba solo más por compromiso que por devoción. La esperanza se quiebra, la búsqueda no da ningún resultado aunque es lo único que le quedaba para seguir de pie. Solo ahí en la bruma del abismo, en la soledad de las alturas podía concebir algo de perdón por sus crímenes.

    La ciudad es tan frágil más brillante como el Sol de medio día, sus habitantes en gloria o descenso de sus vidas siguen su curso ajenos a lo que se guarda en las entrañas del vacío sobre las sombras.

    De pie, contempla lo que ha protegido o al menos lo que considera que es el resultado de sus convicciones. Sus ojos vacios no demuestran más que una frágil línea que se desploma con las luces artificiales, su estructura corporal es un ancla implacable que no se mece a ningún lado, sus agudos sentidos están despiertos.

    Cada voz, cada petición de ayuda, cada escena de amor o desprecio, cualquier cosa que sucede la escucha con presión más decide ignorar por completo los recursos que no son debatibles con su misión.

    Salvó por aquello que se tiñe de negro y lo acompaña en esa sepulcral soledad. No lo vió venir, su aura es tan callada que al girar su rostro vio esa estructura femenina contemplar el mismo abismo que él.

    ⸻ ¿Piensa que este mundo vale o no la pena?. — Le cuestiona pero sin cruzar miradas.
    Rol privado: [phantom_pink_hippo_912] Los vestigios del tiempo siguen su curso, el hoy se vuelve ayer, esa línea crece y cuando se dió cuenta habían pasado ya varias décadas. La evolución de la cuenta y el crecimiento de la humanidad, las mejoras de sus herramientas más para un mal que para un buen siempre dejan residuos calcinados bajo sus pies. Nolan, quizás se ha preguntado más de una vez el porque continúa luchando para mantener esa delgada linea entre el deber y la colisión. No había nadie con quién compartir sus pensamientos, no tenía de quien agarrarse cuando el frío del pasado le nublaba el pensamiento, no tenía claro un hogar en el cual pudiera refugiarse cuando su cuerpo dolería y su cabeza estallará. Estaba solo más por compromiso que por devoción. La esperanza se quiebra, la búsqueda no da ningún resultado aunque es lo único que le quedaba para seguir de pie. Solo ahí en la bruma del abismo, en la soledad de las alturas podía concebir algo de perdón por sus crímenes. La ciudad es tan frágil más brillante como el Sol de medio día, sus habitantes en gloria o descenso de sus vidas siguen su curso ajenos a lo que se guarda en las entrañas del vacío sobre las sombras. De pie, contempla lo que ha protegido o al menos lo que considera que es el resultado de sus convicciones. Sus ojos vacios no demuestran más que una frágil línea que se desploma con las luces artificiales, su estructura corporal es un ancla implacable que no se mece a ningún lado, sus agudos sentidos están despiertos. Cada voz, cada petición de ayuda, cada escena de amor o desprecio, cualquier cosa que sucede la escucha con presión más decide ignorar por completo los recursos que no son debatibles con su misión. Salvó por aquello que se tiñe de negro y lo acompaña en esa sepulcral soledad. No lo vió venir, su aura es tan callada que al girar su rostro vio esa estructura femenina contemplar el mismo abismo que él. ⸻ ¿Piensa que este mundo vale o no la pena?. — Le cuestiona pero sin cruzar miradas.
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    10
    Estado
    Disponible
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  • Surcando los Cielos en búsqueda de algún yaoguai (demonio) revoltoso que puede estar perturbando la paz de los mortales y otros monjes.
    Surcando los Cielos en búsqueda de algún yaoguai (demonio) revoltoso que puede estar perturbando la paz de los mortales y otros monjes.
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  • Matsunaga Okiko (松永 沖子)

    Edad: 42 años
    Estatura: 1.55 m
    Cabello: Negro azabache, ondulado, largo hasta la mitad de la espalda. Siempre recogido.
    Ojos: Negros como tinta, serenos y profundos. Su mirada evoca nostalgia por una época a la que se le tienr añoranza.
    Vestimenta: Tradicional, yukata, kimono o vestidos bastante conservadores.

    Apariencia y Estilo:
    Okiko viste con ropas tradicionales japonesas, generalmente kimonos de algodón en tonos suaves o apagados: añil, gris, verde musgo. Siempre impecable, pero sin adornos innecesarios. Su andar es silencioso, descalza en su restaurante, como si flotara entre las mesas. No lleva perfume, pero huele a arroz recién cocido, a miso y a flores de campo.


    Personalidad: Es una mujer de la era moderna con el alma de la era Edo.
    Es extremadamente callada, pero su silencio nunca incomoda… al contrario, da paz. Habla con gestos, con acciones pequeñas: una toalla húmeda y cálida para limpiar tus manos, una taza que aparece sin que la pidas, una manta cuando te ve temblar, una servilleta doblada con esmero al lado de tus lágrimas.

    Okiko es una figura maternal universal, aunque nunca haya tenido hijos propios. Cada cliente es su hijo adoptivo sin saberlo. Se nota en cómo los observa, cómo recuerda qué le duele a cada uno sin que se lo digan.

    No alza la voz. No sermonea. Pero su presencia impone una calma tan profunda que hasta el más ruidoso guarda silencio cuando ella entra.


    Historia personal:
    Nació en una pequeña aldea de montaña, donde la pérdida y la responsabilidad llegaron temprano. Su madre murió joven, y Okiko fue hermana, hija y madre para los demás. Nunca se casó. Nunca lo necesitó. Dicen que tuvo un gran amor, pero lo enterró en su corazón sin palabras.

    Se trasladó a Tokio en silencio y abrió un restaurante pequeño, de esos que solo se encuentran si los necesitas. Y si los necesitas, ella ya lo sabe.


    》Dueña del Restaurante
    "Yoru no Haha"
    (La Madre de la Noche):

    Solo abre de noche, entre la medianoche y cierra a las 6:45 a.m.
    El restaurante no tiene cartel. Las personas que entran son almas en búsqueda: de consuelo, de hogar, de alguien que no los juzgue.

    Sus recetas son humildes, casi siempre platos de la infancia japonesa: sopa de miso con arroz, nikujaga, tamagoyaki, pescado a la parrilla. Pero cada bocado es como una caricia al alma. No cocina para impresionar… cocina para sanar.

    A veces, simplemente un gesto leve… una taza empujada suavemente hacia ti, como diciendo “te entiendo, no hables aún.”
    Matsunaga Okiko (松永 沖子) Edad: 42 años Estatura: 1.55 m Cabello: Negro azabache, ondulado, largo hasta la mitad de la espalda. Siempre recogido. Ojos: Negros como tinta, serenos y profundos. Su mirada evoca nostalgia por una época a la que se le tienr añoranza. Vestimenta: Tradicional, yukata, kimono o vestidos bastante conservadores. Apariencia y Estilo: Okiko viste con ropas tradicionales japonesas, generalmente kimonos de algodón en tonos suaves o apagados: añil, gris, verde musgo. Siempre impecable, pero sin adornos innecesarios. Su andar es silencioso, descalza en su restaurante, como si flotara entre las mesas. No lleva perfume, pero huele a arroz recién cocido, a miso y a flores de campo. Personalidad: Es una mujer de la era moderna con el alma de la era Edo. Es extremadamente callada, pero su silencio nunca incomoda… al contrario, da paz. Habla con gestos, con acciones pequeñas: una toalla húmeda y cálida para limpiar tus manos, una taza que aparece sin que la pidas, una manta cuando te ve temblar, una servilleta doblada con esmero al lado de tus lágrimas. Okiko es una figura maternal universal, aunque nunca haya tenido hijos propios. Cada cliente es su hijo adoptivo sin saberlo. Se nota en cómo los observa, cómo recuerda qué le duele a cada uno sin que se lo digan. No alza la voz. No sermonea. Pero su presencia impone una calma tan profunda que hasta el más ruidoso guarda silencio cuando ella entra. Historia personal: Nació en una pequeña aldea de montaña, donde la pérdida y la responsabilidad llegaron temprano. Su madre murió joven, y Okiko fue hermana, hija y madre para los demás. Nunca se casó. Nunca lo necesitó. Dicen que tuvo un gran amor, pero lo enterró en su corazón sin palabras. Se trasladó a Tokio en silencio y abrió un restaurante pequeño, de esos que solo se encuentran si los necesitas. Y si los necesitas, ella ya lo sabe. 》Dueña del Restaurante "Yoru no Haha" (La Madre de la Noche): Solo abre de noche, entre la medianoche y cierra a las 6:45 a.m. El restaurante no tiene cartel. Las personas que entran son almas en búsqueda: de consuelo, de hogar, de alguien que no los juzgue. Sus recetas son humildes, casi siempre platos de la infancia japonesa: sopa de miso con arroz, nikujaga, tamagoyaki, pescado a la parrilla. Pero cada bocado es como una caricia al alma. No cocina para impresionar… cocina para sanar. A veces, simplemente un gesto leve… una taza empujada suavemente hacia ti, como diciendo “te entiendo, no hables aún.”
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Quiero hacer algo sobrenatural con hechizeros/brujas/hadas/duendes, lo que seaaaa.

    Conviertan en rana a este humano, leanme las cartas o prestenme una escoba, ¡ugh! Yo me adapto a lo que sea: *te miro* o el nuevo testamento.

    #nojao >:c
    #búsqueda
    Quiero hacer algo sobrenatural con hechizeros/brujas/hadas/duendes, lo que seaaaa. Conviertan en rana a este humano, leanme las cartas o prestenme una escoba, ¡ugh! Yo me adapto a lo que sea: *te miro* o el nuevo testamento. #nojao >:c #búsqueda
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  • Nᴇʟʟɪᴇʟ Tᴜ Oᴅᴇʟsᴄʜᴡᴀɴᴄᴋ Tras una larga búsqueda por los largos e incontables pasillos del palacio Las Noches, logra dar con ella en la zona "exterior" de dicha estructura, sitio donde se simula un día despejado y muy iluminado, totalmente contrario a la noche eterna que era su mundo.

    Una vez dio con la Arrancar, llegó por detrás de ella, la rodeó desde atrás y se asomó desde un costado de ella. —Me prometiste que iríamos a cazar de nuevo, me lo debías, ¿Qué tanto haces aquí sola y en tu forma adulta?
    [Nellchiquita1] Tras una larga búsqueda por los largos e incontables pasillos del palacio Las Noches, logra dar con ella en la zona "exterior" de dicha estructura, sitio donde se simula un día despejado y muy iluminado, totalmente contrario a la noche eterna que era su mundo. Una vez dio con la Arrancar, llegó por detrás de ella, la rodeó desde atrás y se asomó desde un costado de ella. —Me prometiste que iríamos a cazar de nuevo, me lo debías, ¿Qué tanto haces aquí sola y en tu forma adulta?
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