Halloween: La Niebla y la Bruja
Las calles del pueblo resplandecían en tonos naranjas y violetas. Las risas de los niños disfrazados llenaban el aire, y entre ellos caminábamos nosotras —una vampira y su lobita— compartiendo caramelos y miradas cómplices bajo la luna. Todo era juego y luz... hasta que el aire cambió.
Una niebla espesa se deslizó entre las casas, apagando faroles y voces. En un parpadeo, la fiesta murió. Las calabazas se pudrieron, las calles se cubrieron de musgo, y el pueblo se transformó en un cementerio de sombras.
En la plaza, una vieja bruja tomaba nota en un pergamino amarillento. A su alrededor, cajas repletas de niños temblorosos. “Si no vienen a comprar, márchense”, gruñó sin mirarnos siquiera.
Pero Ryu, mi lobita, guardó silencio. Su mirada lo dijo todo.
Yo di un paso adelante, tomándola de la mano.
—Esta podría ser la ocasión para sanar… si quieres.
La bruja rió, burlona, con voz de alquitrán.
—¿Justicia? ¿Tú? ¿La pequeña loba que arrastra sangre en su pasado?
Sus palabras buscaban herir, pero Ryu no vaciló. Su respiración se volvió tensa.
—¿Qué pides por ellos? —preguntó con voz grave.
La vieja se relamió.
—Tu nombre verdadero, loba. Las criaturas que lo olvidan son más dóciles.
Entonces Ryu sonrió. No con ternura, sino con algo más profundo… ancestral. En un parpadeo, su daga brilló con un fulgor púrpura y la cabeza de la bruja rodó sobre las piedras.
El silencio pesó. El cuerpo ardió, consumido por su propia oscuridad, y en las cenizas quedó solo una nota escrita con ceniza viva:
“EL AQUELARRE LO SABE, RYU ISHTAR YOKIN.”
Me acerqué, la abracé con fuerza y susurré:
—Tranquila, lobita… Respira. Yo velaré tu hibernación, y me encargaré de todo.
La besé, temblando entre miedo y amor.
Esa noche, bajo la luna, comprendí que ni siquiera el caos puede apagar la llama de lo que somos.
🩷
Ryuリュウ・イシュタル・ヨキン Ishtar Yokin — Noche de Halloween 🩷
Halloween: La Niebla y la Bruja
Las calles del pueblo resplandecían en tonos naranjas y violetas. Las risas de los niños disfrazados llenaban el aire, y entre ellos caminábamos nosotras —una vampira y su lobita— compartiendo caramelos y miradas cómplices bajo la luna. Todo era juego y luz... hasta que el aire cambió.
Una niebla espesa se deslizó entre las casas, apagando faroles y voces. En un parpadeo, la fiesta murió. Las calabazas se pudrieron, las calles se cubrieron de musgo, y el pueblo se transformó en un cementerio de sombras.
En la plaza, una vieja bruja tomaba nota en un pergamino amarillento. A su alrededor, cajas repletas de niños temblorosos. “Si no vienen a comprar, márchense”, gruñó sin mirarnos siquiera.
Pero Ryu, mi lobita, guardó silencio. Su mirada lo dijo todo.
Yo di un paso adelante, tomándola de la mano.
—Esta podría ser la ocasión para sanar… si quieres.
La bruja rió, burlona, con voz de alquitrán.
—¿Justicia? ¿Tú? ¿La pequeña loba que arrastra sangre en su pasado?
Sus palabras buscaban herir, pero Ryu no vaciló. Su respiración se volvió tensa.
—¿Qué pides por ellos? —preguntó con voz grave.
La vieja se relamió.
—Tu nombre verdadero, loba. Las criaturas que lo olvidan son más dóciles.
Entonces Ryu sonrió. No con ternura, sino con algo más profundo… ancestral. En un parpadeo, su daga brilló con un fulgor púrpura y la cabeza de la bruja rodó sobre las piedras.
El silencio pesó. El cuerpo ardió, consumido por su propia oscuridad, y en las cenizas quedó solo una nota escrita con ceniza viva:
“EL AQUELARRE LO SABE, RYU ISHTAR YOKIN.”
Me acerqué, la abracé con fuerza y susurré:
—Tranquila, lobita… Respira. Yo velaré tu hibernación, y me encargaré de todo.
La besé, temblando entre miedo y amor.
Esa noche, bajo la luna, comprendí que ni siquiera el caos puede apagar la llama de lo que somos.
🩷 [Ryu] — Noche de Halloween 🩷