Una parte pasada de mi Valkiria....~
Así existo hoy....
Ciega. No veo, pero siento y padezco.
Perdida en el laberinto que crearon las palabras que nunca te dije.
Carente de la brújula en la que se convirtieron tus manos agarradas a las mías, tirando de mí y de mis dudas, ahuyentando mis miedos como si
fueran volátiles pelusas.
Desorientada porque al mirarte no veo brillo en tus ojos, y tus faros ya no marcan mi Norte. Y me extravío, me voy contra las rocas.
Me quedo fría en las noches de verano. Me cristalizo como una gota del Rocío
en la madrugada.
Ya no brillo como la luciérnaga en medio de la oscuridad, ya no hay día, ni un mañana. Soy una pobre diabla enamorada que ya no recibe "te quieros" en respuesta, que busca desesperada la atención que antes tenía, la vida que atesoraba, el amante que antes la amaba.
Vivo de espejismos, de creer en utopías. De pensar que el tren que ha partido
recorrerá el largo camino, y al alba estará de vuelta. De vuelta por donde se fue y vino.
Sueño día tras día con que tú nunca te has ido, con que te veo regresar para meterte en nuestra
alcoba, al silencio tenso de nuestra almohada, ocupando tu lado helado de la cama. De nuevo juntos tú y yo, porque la soledad entre dos está más acompañada.
Aquí estoy hoy.
Deseosa de decirte que en casa ya
no hay sal, solo mercromina y tiritas.
Que no importa quién se apagó primero, ni quién se desdibujó. Porque
he comprado un dedal, para coser
todas las heridas que los azotes de
la desidia nos infligió, y una goma
mágica borradora de marcas: las
que mi huracán hayan dejado en
tu vida, las que tú huracán han
dejado en la mía.
Y aquí permaneceré, sentada en
este banco, al otro lado del andén,
negando que me has abandonado,
esperando tu regreso con el nuevo
amanecer; ignorando la verdad de
ese billete marcado, que dice que,
en realidad, la otra te lo ha pagado.
Haciéndome ajena y desgraciada
tanto como tolere mi cordura, que
pende de ese cordel que hoy apenas dura.
Porque en mi viaje a la deriva solo
hay una verdad: preferí ser una
loca cornuda y esperanzada que se
agarra al clavo ardiendo de tu supuesta vuelta, que esta cuerda enamorada que languidece por tu ausencia, que es como una muerte
lenta....
—Sinceramente sin darte cuenta me llenaste de oscuridad, y con mi partida me llevé a algunos de tus malditos demonios....—. Murmuró para si misma al levantarse de la cama y observar por aquella ventana... ~
Una parte pasada de mi Valkiria....~
Así existo hoy....
Ciega. No veo, pero siento y padezco.
Perdida en el laberinto que crearon las palabras que nunca te dije.
Carente de la brújula en la que se convirtieron tus manos agarradas a las mías, tirando de mí y de mis dudas, ahuyentando mis miedos como si
fueran volátiles pelusas.
Desorientada porque al mirarte no veo brillo en tus ojos, y tus faros ya no marcan mi Norte. Y me extravío, me voy contra las rocas.
Me quedo fría en las noches de verano. Me cristalizo como una gota del Rocío
en la madrugada.
Ya no brillo como la luciérnaga en medio de la oscuridad, ya no hay día, ni un mañana. Soy una pobre diabla enamorada que ya no recibe "te quieros" en respuesta, que busca desesperada la atención que antes tenía, la vida que atesoraba, el amante que antes la amaba.
Vivo de espejismos, de creer en utopías. De pensar que el tren que ha partido
recorrerá el largo camino, y al alba estará de vuelta. De vuelta por donde se fue y vino.
Sueño día tras día con que tú nunca te has ido, con que te veo regresar para meterte en nuestra
alcoba, al silencio tenso de nuestra almohada, ocupando tu lado helado de la cama. De nuevo juntos tú y yo, porque la soledad entre dos está más acompañada.
Aquí estoy hoy.
Deseosa de decirte que en casa ya
no hay sal, solo mercromina y tiritas.
Que no importa quién se apagó primero, ni quién se desdibujó. Porque
he comprado un dedal, para coser
todas las heridas que los azotes de
la desidia nos infligió, y una goma
mágica borradora de marcas: las
que mi huracán hayan dejado en
tu vida, las que tú huracán han
dejado en la mía.
Y aquí permaneceré, sentada en
este banco, al otro lado del andén,
negando que me has abandonado,
esperando tu regreso con el nuevo
amanecer; ignorando la verdad de
ese billete marcado, que dice que,
en realidad, la otra te lo ha pagado.
Haciéndome ajena y desgraciada
tanto como tolere mi cordura, que
pende de ese cordel que hoy apenas dura.
Porque en mi viaje a la deriva solo
hay una verdad: preferí ser una
loca cornuda y esperanzada que se
agarra al clavo ardiendo de tu supuesta vuelta, que esta cuerda enamorada que languidece por tu ausencia, que es como una muerte
lenta....
—Sinceramente sin darte cuenta me llenaste de oscuridad, y con mi partida me llevé a algunos de tus malditos demonios....—. Murmuró para si misma al levantarse de la cama y observar por aquella ventana... ~