• Ellos caminan, a veces se arrastran y a veces se quedan tirados por ahí. A veces lloran, rien o gritan de repente. Pero siempre corren, nunca dejan de correr, huyen a donde sea que puedan, incluso si es a un mísero pasillo o un hueco entre las oscuras y frías paredes de la macrotumba.

    Detenerse no es una opción, ni siquiera cruza por sus cabezas la idea de hacerlo, porque significa que serán alcanzados, que los centinelas tomarán a los infantes y asesinarán a los demás. Por eso deben huir, incluso si eso significa que nunca podrán esconderse.

    Corren, se arrastran o son asesinados para que sus cadáveres queden tirados por ahí hasta descomponerse y formar parte de los materiales de la interminable construcción de la macrotumba.

    Humanos. Incluso estando muertos, extinguidos por su propia mano, han encontrado la forma de contarme una historia nueva, una continuación de su desgracia y la genialidad de su creatividad de doble filo. Es excitante presenciar la desesperanzadora supervivencia de su generación de bastardos.
    Ellos caminan, a veces se arrastran y a veces se quedan tirados por ahí. A veces lloran, rien o gritan de repente. Pero siempre corren, nunca dejan de correr, huyen a donde sea que puedan, incluso si es a un mísero pasillo o un hueco entre las oscuras y frías paredes de la macrotumba. Detenerse no es una opción, ni siquiera cruza por sus cabezas la idea de hacerlo, porque significa que serán alcanzados, que los centinelas tomarán a los infantes y asesinarán a los demás. Por eso deben huir, incluso si eso significa que nunca podrán esconderse. Corren, se arrastran o son asesinados para que sus cadáveres queden tirados por ahí hasta descomponerse y formar parte de los materiales de la interminable construcción de la macrotumba. Humanos. Incluso estando muertos, extinguidos por su propia mano, han encontrado la forma de contarme una historia nueva, una continuación de su desgracia y la genialidad de su creatividad de doble filo. Es excitante presenciar la desesperanzadora supervivencia de su generación de bastardos.
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  • ─A veces siento que esto no resultó como esperaba. ¿Pudo ser diferente? Al margen de eso, debo ser un idiota al pensar que cuestionar mis acciones automáticamente me hará mejor persona, y tampoco me devolverá a mi madre.─


    Intentar convencer a civilizaciones enteras de que su imperio es la salvación a todos sus problemas globales y que todos los habitantes decidan revelarse ante ellos sin dudas era la peor parte. El joven soldado era un guerrera desde su nacimiento y fue entrenado para destruir a todos sus enemigos, sin embargo muy en el fondo el deseaba que las razas a conquistar acepten su destino y así no tener que asesinar a nadie. Muchos aceptaban sin problemas, pero en esta ocasión fue la excepción y el se vio obligado a terminar con sus vidas. Se detuvo brevemente para observar como otra civilización terminó muriendo gracias a su estupidez y poco sentido común.


    ─No obstante, debo ser más tonto por dudar sobre mi imperio. El universo nos necesita; podemos finalizar sus guerras, eliminar el hambre y brindarles mejor tecnología. ¿Soy débil por pensar que puedo estar equivocado con todo esto?─


    Dijo el Viltrumita antes de marcharse; dejando atrás un rastro de sangre y destrucción masiva a lo largo y ancho de todo el planeta. Su misión falló, pero eso por supuesto no lo detendría de continuar con su deber. Al final todos verán la luz al final de la oscuridad y aceptarán que sin Viltrum ellos estarán destinados a la extinción.

    ─A veces siento que esto no resultó como esperaba. ¿Pudo ser diferente? Al margen de eso, debo ser un idiota al pensar que cuestionar mis acciones automáticamente me hará mejor persona, y tampoco me devolverá a mi madre.─ Intentar convencer a civilizaciones enteras de que su imperio es la salvación a todos sus problemas globales y que todos los habitantes decidan revelarse ante ellos sin dudas era la peor parte. El joven soldado era un guerrera desde su nacimiento y fue entrenado para destruir a todos sus enemigos, sin embargo muy en el fondo el deseaba que las razas a conquistar acepten su destino y así no tener que asesinar a nadie. Muchos aceptaban sin problemas, pero en esta ocasión fue la excepción y el se vio obligado a terminar con sus vidas. Se detuvo brevemente para observar como otra civilización terminó muriendo gracias a su estupidez y poco sentido común. ─No obstante, debo ser más tonto por dudar sobre mi imperio. El universo nos necesita; podemos finalizar sus guerras, eliminar el hambre y brindarles mejor tecnología. ¿Soy débil por pensar que puedo estar equivocado con todo esto?─ Dijo el Viltrumita antes de marcharse; dejando atrás un rastro de sangre y destrucción masiva a lo largo y ancho de todo el planeta. Su misión falló, pero eso por supuesto no lo detendría de continuar con su deber. Al final todos verán la luz al final de la oscuridad y aceptarán que sin Viltrum ellos estarán destinados a la extinción.
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  • Ysoria había cometido una masacre en medio de una fiesta de ricos.
    Se sentía feliz, pero cansada, asesinar tantos hombres ella sola mientras la perseguían...puff, la agotó.

    Se agachó para observa más de cerca a su obra de arte tan sangrienta. Pero algo le hacía sentir incómoda.

    Lentamente miró a su costado, penetrando a la persona que la observaba con sus ojos rojos. Su mirada no solo era penetrante, sinó que, tenía también una pizca de dulzura perfectamente fingida.

    — ¿Quieres terminar como ellos, cariño?
    Ysoria había cometido una masacre en medio de una fiesta de ricos. Se sentía feliz, pero cansada, asesinar tantos hombres ella sola mientras la perseguían...puff, la agotó. Se agachó para observa más de cerca a su obra de arte tan sangrienta. Pero algo le hacía sentir incómoda. Lentamente miró a su costado, penetrando a la persona que la observaba con sus ojos rojos. Su mirada no solo era penetrante, sinó que, tenía también una pizca de dulzura perfectamente fingida. — ¿Quieres terminar como ellos, cariño?
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  • Un sudor frío recorre la espalda del pelinegro mientras se mueve inquieto en la cama. Después de tomarse un par de pastillas para dormir con un vaso de whisky, se sumió en un sueño inquieto provocado por las imágenes que su cerebro ha conjurado para torturarle esa noche.

    Reconocía la habitación, era del Motel Lotus en Londres, hacía frío y afuera llovía a cántaros, normal en Londres, la habitación olía a humo de cigarro, whisky y colonia para hombre barata; en toda la habitación había envolturas de comida rápida, envases con comida aún en el interior, en la cama, yacía un muchacho de no más de 14 años, aparentemente dormía, sin embargo, al acercarse más, era evidente que lloraba pero apenas eran perceptibles sus sollozos, era como si no quisiera que nadie lo escuchara. En el baño de la habitación, una voz masculina canturreaba una alegre melodía mientras corría el agua de la ducha. El cuerpo del muchachito en la cama se sobresaltó cuando la puerta de abrió revelando al hombre que se encontraba ahí dentro, era un hombre joven, de unos 20, 30 años, rubio, con demasiados tatuajes en los brazos. Mientras se arreglaba, no prestaba atención al chico en su cama quién sólo intentaba no llamar la atención.

    — Vamos, pequeña zorra, ¿a caso estás llorando?, ay por favor, no me digas que te dolió...— se burló el mayor mirando de reojo la menuda figura que se aferraba a las cobijas como si fueran un escudo.

    Matthew quería salir de ahí, pero sus pies no sé movían, era como si su inconsciente lo estuviera obligando a quedarse ahí, a mirar y escuchar.

    — Cuando tu padre me dijo que podía jugar contigo, jamás me dijo que fueras una perra tan dramática...además, por la forma en que gemías se notó que lo disfrutaste, ¿o lo vas a negar?

    — Y...yo...n-no lo dis...disfruté...— dijo el pelinegro en la cama y entonces, Matt gritó con fuerza al reconocer su propia voz, era su voz, era...era él...— q...quiero irme a casa...— pidió el menor mientras se incorporaba haciendo una mueca de dolor. Y ahí, Matt se vio a sí mismo, a sus 14 años, su rostro daba pena, tenía moretones en las mejillas, los labios partidos y un par de cortes en las mejillas, el resto de su cuerpo no estaba en mejor estado, tenía marcas y golpes por todos lados y lo peor, lo peor estaba entre sus piernas, al quitarse las sábanas de encima, Matt pudo ver restos de sangre en las sábanas de la cama y entre sus piernas, además de otros fluídos que no hacía falta ser un genio para saber qué eran. El hombre lo miró y se rió como si el hecho de haberlo lastimado fuera la fuente de una inmensa alegría.

    Matt quiso correr pero no podía, estaba petrificado, quería dejar de mirar...de recordar, entonces, las paredes se empezaron a diluir como pintura bajo el agua, la escena cambió, ahora podía verse a sí mismo nuevamente pero el lugar era diferente, está vez se trataba de una habitación limpia, ordenada, podría decirse que incluso había cierta elegancia y lujo en ella, Matt ya no era un niño, era un adolescente de 16 años y Matt reconoció la escena, fue un par de meses antes de asesinar a su padre. El hombre que se encontraba ahí era el mismo de la primera escena pero había algo diferente, en esta ocasión, Matthew estaba porque quería.

    — Entonces dime, Logan...¿me vas a dar lo que te pedí?, sabes que te lo pagaré bien...— decía Matt mientras sus dedos jugaban con la corbata ajena. — Sólo necesito que me dejes el tiempo suficiente para hacer lo que debo hacer y nadie lo sabrá, sólo tú y yo...¿qué dices?

    Logan...hacía años que no recordaba ese nombre...su mente lo había 'bloqueado' como muchos recuerdos de su infancia y adolescencia.

    — Lo que quieres, pequeña putilla es que te ayude a matar al jefe y sabes lo que eso significa, ¿cierto?

    — Lo sé, pero no lo harás tú, lo haré yo, además...dijiste que, a cambio de qué follara contigo, me darías lo que quisiera, ¿lo olvidaste?

    — No, no lo he olvidado y has cumplido bien tu parte del trato, mejor que bien...— dijo Logan mirando con lujuria el cuerpo de Matt.

    — Entonces, dame lo que quiero y piénsalo, cuando mi padre esté muerto, tú ocuparás su lugar y ya sabes cómo me excitan los hombres con poder...ayúdame...— dijo Matthew mientras empezaba a desnudarse.

    Logan, sin más reparos, se abalanzó sobre él y comenzó a cogerlo sin más nada, con fuerza, haciéndole daño, Matt soportó aquello como lo había hecho durante los últimos años tan sólo por obtener un par de minutos sin la seguridad que rodeaba a su padre para deshacerse de él. En ese momento, en su mente empezaron a aparecer imagénes de los años en los que prácticamente fue la ' puta ' de Logan y, cuando sintió ganas de vomitar, despertó...

    — Ya no falta mucho...— murmuró para sí mismo, habían localizo al hombre que, después de verlo asesinar a su padre había huido sabiendo que Matthew jamás perdonaría lo que le había hecho pudiera perdonar las cosas que le había hecho a él y estaba en lo cierto. Durante los últimos 16 años, lo había buscado tan sólo para matarlo, a él y a todos los que habían abusado de él prometiéndole una ayuda que jamás llegó...la mayoría ya estaban muertos, pero era el turno de Logan...
    Un sudor frío recorre la espalda del pelinegro mientras se mueve inquieto en la cama. Después de tomarse un par de pastillas para dormir con un vaso de whisky, se sumió en un sueño inquieto provocado por las imágenes que su cerebro ha conjurado para torturarle esa noche. Reconocía la habitación, era del Motel Lotus en Londres, hacía frío y afuera llovía a cántaros, normal en Londres, la habitación olía a humo de cigarro, whisky y colonia para hombre barata; en toda la habitación había envolturas de comida rápida, envases con comida aún en el interior, en la cama, yacía un muchacho de no más de 14 años, aparentemente dormía, sin embargo, al acercarse más, era evidente que lloraba pero apenas eran perceptibles sus sollozos, era como si no quisiera que nadie lo escuchara. En el baño de la habitación, una voz masculina canturreaba una alegre melodía mientras corría el agua de la ducha. El cuerpo del muchachito en la cama se sobresaltó cuando la puerta de abrió revelando al hombre que se encontraba ahí dentro, era un hombre joven, de unos 20, 30 años, rubio, con demasiados tatuajes en los brazos. Mientras se arreglaba, no prestaba atención al chico en su cama quién sólo intentaba no llamar la atención. — Vamos, pequeña zorra, ¿a caso estás llorando?, ay por favor, no me digas que te dolió...— se burló el mayor mirando de reojo la menuda figura que se aferraba a las cobijas como si fueran un escudo. Matthew quería salir de ahí, pero sus pies no sé movían, era como si su inconsciente lo estuviera obligando a quedarse ahí, a mirar y escuchar. — Cuando tu padre me dijo que podía jugar contigo, jamás me dijo que fueras una perra tan dramática...además, por la forma en que gemías se notó que lo disfrutaste, ¿o lo vas a negar? — Y...yo...n-no lo dis...disfruté...— dijo el pelinegro en la cama y entonces, Matt gritó con fuerza al reconocer su propia voz, era su voz, era...era él...— q...quiero irme a casa...— pidió el menor mientras se incorporaba haciendo una mueca de dolor. Y ahí, Matt se vio a sí mismo, a sus 14 años, su rostro daba pena, tenía moretones en las mejillas, los labios partidos y un par de cortes en las mejillas, el resto de su cuerpo no estaba en mejor estado, tenía marcas y golpes por todos lados y lo peor, lo peor estaba entre sus piernas, al quitarse las sábanas de encima, Matt pudo ver restos de sangre en las sábanas de la cama y entre sus piernas, además de otros fluídos que no hacía falta ser un genio para saber qué eran. El hombre lo miró y se rió como si el hecho de haberlo lastimado fuera la fuente de una inmensa alegría. Matt quiso correr pero no podía, estaba petrificado, quería dejar de mirar...de recordar, entonces, las paredes se empezaron a diluir como pintura bajo el agua, la escena cambió, ahora podía verse a sí mismo nuevamente pero el lugar era diferente, está vez se trataba de una habitación limpia, ordenada, podría decirse que incluso había cierta elegancia y lujo en ella, Matt ya no era un niño, era un adolescente de 16 años y Matt reconoció la escena, fue un par de meses antes de asesinar a su padre. El hombre que se encontraba ahí era el mismo de la primera escena pero había algo diferente, en esta ocasión, Matthew estaba porque quería. — Entonces dime, Logan...¿me vas a dar lo que te pedí?, sabes que te lo pagaré bien...— decía Matt mientras sus dedos jugaban con la corbata ajena. — Sólo necesito que me dejes el tiempo suficiente para hacer lo que debo hacer y nadie lo sabrá, sólo tú y yo...¿qué dices? Logan...hacía años que no recordaba ese nombre...su mente lo había 'bloqueado' como muchos recuerdos de su infancia y adolescencia. — Lo que quieres, pequeña putilla es que te ayude a matar al jefe y sabes lo que eso significa, ¿cierto? — Lo sé, pero no lo harás tú, lo haré yo, además...dijiste que, a cambio de qué follara contigo, me darías lo que quisiera, ¿lo olvidaste? — No, no lo he olvidado y has cumplido bien tu parte del trato, mejor que bien...— dijo Logan mirando con lujuria el cuerpo de Matt. — Entonces, dame lo que quiero y piénsalo, cuando mi padre esté muerto, tú ocuparás su lugar y ya sabes cómo me excitan los hombres con poder...ayúdame...— dijo Matthew mientras empezaba a desnudarse. Logan, sin más reparos, se abalanzó sobre él y comenzó a cogerlo sin más nada, con fuerza, haciéndole daño, Matt soportó aquello como lo había hecho durante los últimos años tan sólo por obtener un par de minutos sin la seguridad que rodeaba a su padre para deshacerse de él. En ese momento, en su mente empezaron a aparecer imagénes de los años en los que prácticamente fue la ' puta ' de Logan y, cuando sintió ganas de vomitar, despertó... — Ya no falta mucho...— murmuró para sí mismo, habían localizo al hombre que, después de verlo asesinar a su padre había huido sabiendo que Matthew jamás perdonaría lo que le había hecho pudiera perdonar las cosas que le había hecho a él y estaba en lo cierto. Durante los últimos 16 años, lo había buscado tan sólo para matarlo, a él y a todos los que habían abusado de él prometiéndole una ayuda que jamás llegó...la mayoría ya estaban muertos, pero era el turno de Logan...
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  • A lo largo de los años he aprendido que el asesinato no siempre es una elección. A veces es justicia… a veces es venganza… y a veces, simplemente, es supervivencia. No soy un asesino por naturaleza, pero este mundo, este club, esta vida… me hicieron uno. Cada vez que aprieto el gatillo, no lo hago solo por rabia o por proteger a los míos. Lo hago porque en este lugar, si no matas, mueres. Y aunque cada muerte me deja más vacío, más lejos de quien alguna vez quise ser, también me recuerda por qué empecé. Protejo a mi club, a mi familia, porque es lo único que tengo. Pero no te equivoques… los fantasmas no desaparecen. Te siguen, te miran, te juzgan en cada espejo. Y cuando finalmente llegue mi hora, no estaré pidiendo perdón… estaré esperando el castigo.

    A lo largo de los años he aprendido que el asesinato no siempre es una elección. A veces es justicia… a veces es venganza… y a veces, simplemente, es supervivencia. No soy un asesino por naturaleza, pero este mundo, este club, esta vida… me hicieron uno. Cada vez que aprieto el gatillo, no lo hago solo por rabia o por proteger a los míos. Lo hago porque en este lugar, si no matas, mueres. Y aunque cada muerte me deja más vacío, más lejos de quien alguna vez quise ser, también me recuerda por qué empecé. Protejo a mi club, a mi familia, porque es lo único que tengo. Pero no te equivoques… los fantasmas no desaparecen. Te siguen, te miran, te juzgan en cada espejo. Y cuando finalmente llegue mi hora, no estaré pidiendo perdón… estaré esperando el castigo.
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  • Me han pagado por arruinar bodas, por asesinar al prometido, por matar a la familia de la novia, por proteger a los novios...

    ¿Pero esto?
    Jamás me habian pagado por cuidar a una novia asesina.
    Bueno, al menos ella se ve feliz de haber matado a su novio infiel.
    En fin, la ira femenina es fascinante.
    Me han pagado por arruinar bodas, por asesinar al prometido, por matar a la familia de la novia, por proteger a los novios... ¿Pero esto? Jamás me habian pagado por cuidar a una novia asesina. Bueno, al menos ella se ve feliz de haber matado a su novio infiel. En fin, la ira femenina es fascinante.
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  • A Ysoria le costaba verse al espejo.

    Sí, a Ysoria, a aquella asesina tan elegante y segura de sí misma.

    No porque tenga baja autoestima, más bien, por las vergüenzas de su pasado. Espejo que veía, espejo que destrozaba, pues, ver su reflejo no la calmaba.

    Cuando pasaba por uno, lágrimas llegaban a brotar de sus ojos. Sabía que había vengado todo aquello que la había lastimado, sabía que se había redimido de aquello que solo ella consideraba que eran verdaderos errores. Pero no, aún no se iba a poder perdonar, no hasta acabar con todos aquellos que se le crucen en el camino.

    ¿Qué camino?

    Aquél en el que baja del pedestal a todo hombre que podía reflejar a su padrastro. Aquél que genera miedo en personas ricas. Aquél que de tan solo escuchar "Las Dagas Elegantes", sabía que debía esconderse.

    — Lo siento, madre.
    A Ysoria le costaba verse al espejo. Sí, a Ysoria, a aquella asesina tan elegante y segura de sí misma. No porque tenga baja autoestima, más bien, por las vergüenzas de su pasado. Espejo que veía, espejo que destrozaba, pues, ver su reflejo no la calmaba. Cuando pasaba por uno, lágrimas llegaban a brotar de sus ojos. Sabía que había vengado todo aquello que la había lastimado, sabía que se había redimido de aquello que solo ella consideraba que eran verdaderos errores. Pero no, aún no se iba a poder perdonar, no hasta acabar con todos aquellos que se le crucen en el camino. ¿Qué camino? Aquél en el que baja del pedestal a todo hombre que podía reflejar a su padrastro. Aquél que genera miedo en personas ricas. Aquél que de tan solo escuchar "Las Dagas Elegantes", sabía que debía esconderse. — Lo siento, madre.
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  • [ ¿𝑵𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆? 𝑹𝒚𝒂𝒏, ¿𝑨𝒑𝒆𝒍𝒍𝒊𝒅𝒐? 𝑵𝒐 𝒕𝒆𝒏𝒈𝒐. 𝑷𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓 𝒏𝒐 𝒎𝒆 𝒕𝒐𝒒𝒖𝒆𝒔 𝒔𝒊 𝒏𝒐 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒂 𝒂𝒍𝒈𝒐. ]







    Tal vez estaba siendo muy relajado en la posición en la que se encontraba. En realidad no le importaba.

    Estaba en sus "vacaciones" después de todo, que lo metan a prisión por romperle la cabeza a un tipo en un bar y posteriormente romperle el brazo al policía que le tocó el hombro, era nada. Al menos se había asegurado de que supieran con quién estaban tratando.

    Semanas después de que hayan encontrado a Kiev y dejado en aquella gran mansión para que se recuperará. Se autodio unas vacaciones, más que nada para relajar su mente poco estable, dejando todo a manos de cierta pelirroja

    — Entra. — uno de los policías dejo que entrará a la celda asignada, algo simple, cuatro paredes un reja y una banca de cemento. ¿Acaso lo de ahí era moho? Un toque muy sutil pero ahí estaba.

    — Vaya... Pero que hogareño. — Mencionó en un tono burlón, pero no sé negó a entrar, espero a que le quitarán las esposas y tomo asiento. Esperaría a que uno de sus hombres se encargara de "premiar" al jefe de policía y asi lograr silenciar todo, por ahora no haría nada que llamara demasiado la atención (Más de lo que ya había hecho).

    Mientras tanto, optó por sacar el celular que los policías no se atrevieron tocar para evitar provocar más ira por parte del rubio. Dudo un poco, la forma en que se había ido había sido de una forma poco agradable, nadie sabía nada de él, los únicos que si lo hacían eran apenas dos hombres que trabajan para él y que se fueron juntos a él.

    ¿Rubí lo asesinaría? Aunque no pudiera morir estaba seguro que ella le clavaría un cuchillo en la yugular. Reviviría y ella lo haría otra vez.

    Debió al menos avisar a Vanya que estaba bien. Y solo era un "descanso" lo que estaba tomando.

    Con dudas y preguntas, al final terminó por prender el teléfono. Lo que dio como resultando una constante vibración de notificaciones que se iban acumulando por segundo, llamadas, mensajes de voz, mensajes de texto con lindos mensajes "tiernos" de la pelirroja y definitivamente era un encanto volver a escuchar amenazas de muerte.

    Ah....¿Debería ir quedarse con algún conocido por unos pocos días más? Ese cuchillo estaba más cerca de él, lo podía sentir telepáticamente.
    [ ¿𝑵𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆? 𝑹𝒚𝒂𝒏, ¿𝑨𝒑𝒆𝒍𝒍𝒊𝒅𝒐? 𝑵𝒐 𝒕𝒆𝒏𝒈𝒐. 𝑷𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓 𝒏𝒐 𝒎𝒆 𝒕𝒐𝒒𝒖𝒆𝒔 𝒔𝒊 𝒏𝒐 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒂 𝒂𝒍𝒈𝒐. ] Tal vez estaba siendo muy relajado en la posición en la que se encontraba. En realidad no le importaba. Estaba en sus "vacaciones" después de todo, que lo metan a prisión por romperle la cabeza a un tipo en un bar y posteriormente romperle el brazo al policía que le tocó el hombro, era nada. Al menos se había asegurado de que supieran con quién estaban tratando. Semanas después de que hayan encontrado a Kiev y dejado en aquella gran mansión para que se recuperará. Se autodio unas vacaciones, más que nada para relajar su mente poco estable, dejando todo a manos de cierta pelirroja — Entra. — uno de los policías dejo que entrará a la celda asignada, algo simple, cuatro paredes un reja y una banca de cemento. ¿Acaso lo de ahí era moho? Un toque muy sutil pero ahí estaba. — Vaya... Pero que hogareño. — Mencionó en un tono burlón, pero no sé negó a entrar, espero a que le quitarán las esposas y tomo asiento. Esperaría a que uno de sus hombres se encargara de "premiar" al jefe de policía y asi lograr silenciar todo, por ahora no haría nada que llamara demasiado la atención (Más de lo que ya había hecho). Mientras tanto, optó por sacar el celular que los policías no se atrevieron tocar para evitar provocar más ira por parte del rubio. Dudo un poco, la forma en que se había ido había sido de una forma poco agradable, nadie sabía nada de él, los únicos que si lo hacían eran apenas dos hombres que trabajan para él y que se fueron juntos a él. ¿Rubí lo asesinaría? Aunque no pudiera morir estaba seguro que ella le clavaría un cuchillo en la yugular. Reviviría y ella lo haría otra vez. Debió al menos avisar a Vanya que estaba bien. Y solo era un "descanso" lo que estaba tomando. Con dudas y preguntas, al final terminó por prender el teléfono. Lo que dio como resultando una constante vibración de notificaciones que se iban acumulando por segundo, llamadas, mensajes de voz, mensajes de texto con lindos mensajes "tiernos" de la pelirroja y definitivamente era un encanto volver a escuchar amenazas de muerte. Ah....¿Debería ir quedarse con algún conocido por unos pocos días más? Ese cuchillo estaba más cerca de él, lo podía sentir telepáticamente.
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  • Mᴜᴇʀᴛᴇ

    Negro. Todo lo que veía era negro, había muerto, le habían asesinado, aquellos hombres que atacaron su pueblo le habían matado después de tomar la vida de su hermano menor.

    El cuerpo de la joven estaba tirado sobre un río, la sangre pintaba el agua con lentitud y los animales ya se iban acercando por el olor a carne.
    Mᴜᴇʀᴛᴇ Negro. Todo lo que veía era negro, había muerto, le habían asesinado, aquellos hombres que atacaron su pueblo le habían matado después de tomar la vida de su hermano menor. El cuerpo de la joven estaba tirado sobre un río, la sangre pintaba el agua con lentitud y los animales ya se iban acercando por el olor a carne.
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  • Ruxue, una espiritu zorro. Mi primera amiga no mono, nunca olvdaré cuando nuestras colas se entrelazaban. Fue asesinada por mi hermano, el Demonio Rey Toro ya que ella era su sirviente.
    Ruxue, una espiritu zorro. Mi primera amiga no mono, nunca olvdaré cuando nuestras colas se entrelazaban. Fue asesinada por mi hermano, el Demonio Rey Toro ya que ella era su sirviente.
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