• ──── La vida es sencilla hasta que te toca trabajar horas extras y a la vez averiguar cuánto dan por asesinar a un ministro de la nación. ──── [?]
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  • 𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊 𝐎𝐑𝐃𝐄𝐑 🅸🅽🆂🅸🅳🅴

    --- Ellas lo sabían, sabían que antes de entrar debían pagar su cuerpo, su alma, sus ojos, su fe y entregarse a aquel que regirá sus almas. . . Gazú

    A cambio de poder, protección y riquezas. . .

    ¿Se arrepentirían?

    𝑁𝑜 𝑒𝑥𝑖𝑠𝑡𝑒 𝑎𝑟𝑟𝑒𝑝𝑒𝑛𝑡𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑒𝑛 𝑙𝑎 𝑜𝑠𝑐𝑢𝑟𝑖𝑑𝑎𝑑

    ( 𝐒𝐢𝐦𝐛𝐨𝐥𝐢𝐬𝐦𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐢𝐦𝐚𝐠𝐞𝐧:
    ❦ Túnica Negra: Reflejan su entrega a la oscuridad

    ❦ La mano izquierda sobre la derecha: Supremacía de la mano izquierda. En tiempos antiguos, los zurdos eran perseguidos y asesinados por ser considerados del mal, mientras que los diestros eran vistos como bendecidos por Dios.

    ❦ El lienzo en tinta: Simboliza la sangre que ellas derramaron antes de entrar a la orden.


    ◢✥𝐆azú✥◣
    🖤 𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊 𝐎𝐑𝐃𝐄𝐑 🅸🅽🆂🅸🅳🅴 ---🍷 Ellas lo sabían, sabían que antes de entrar debían pagar su cuerpo, su alma, sus ojos, su fe y entregarse a aquel que regirá sus almas. . . Gazú A cambio de poder, protección y riquezas. . . ¿Se arrepentirían? 𝑁𝑜 𝑒𝑥𝑖𝑠𝑡𝑒 𝑎𝑟𝑟𝑒𝑝𝑒𝑛𝑡𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑒𝑛 𝑙𝑎 𝑜𝑠𝑐𝑢𝑟𝑖𝑑𝑎𝑑 ( 𝐒𝐢𝐦𝐛𝐨𝐥𝐢𝐬𝐦𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐢𝐦𝐚𝐠𝐞𝐧: ❦ Túnica Negra: Reflejan su entrega a la oscuridad ❦ La mano izquierda sobre la derecha: Supremacía de la mano izquierda. En tiempos antiguos, los zurdos eran perseguidos y asesinados por ser considerados del mal, mientras que los diestros eran vistos como bendecidos por Dios. ❦ El lienzo en tinta: Simboliza la sangre que ellas derramaron antes de entrar a la orden. ◢✥𝐆azú✥◣
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  • — "Recién amanece y la noche ya es oscura", o algo similar... quizá... deba pensarlo mejor.

    -| Tenía su vista puesta en el horizonte, a la par, fumaba de su cigarro con la calma de alguien que lleva años haciéndolo. Suele hacerlo únicamente cuando se sentía decepcionada de alguien, o de algo. Pero últimamente parecía haber adoptado por completo dicho habito sin necesidad de encontrar deplorables las conductas ajenas.

    ¿Por que sigue haciéndolo entonces? Se lo ha cuestionado múltiples veces. Si bien se ha acostumbrado al sabor de la nicotina, odia el gusto que esta tiene. También le molesta el olor que suele desprender, el como su ropa es impregnada por ese hedor nauseabundo.

    Aunque ahora mismo... cualquier tipo de olor es mejor que sangre de demonio, y un par de vísceras.

    Había realizado su encargo eficazmente, y probablemente pudo haberlo hecho sola. Tenía que intentar conseguir una "aliada" y ahora gracias a eso, dicha aliada yacía inconsciente dentro del auto.

    La bermeja ni siquiera sabía si esta iba a despertar. Las cosas no estaban saliendo como ella esperaba. |-

    — No obstante... bajo esta infinita oscuridad... el cielo ha perdido todo su esplendor, como si lo hubiesen asesinado.

    -| Gracias a ese hecho, la pelirroja tenía un mal presentimiento. Sentía que no estaba leyendo la letra pequeña en el contrato. Había algo... que estaba fuera de su control... lo cual hacía que la frustración se apoderase de ella. Pero tal insignificancia jamás la hará claudicar. |-

    — ¿Yo? En cuanto a mi...

    -| Cuestiono como si estuviese hablando con alguien más, a pesar de que esta completamente sola, no existía nadie en ese lugar aparte de ella, la hibrida, y claro... sus cuervos. |-

    — Yo no necesito resolución alguna. Los cuervos... ellos serán mis consejeros.

    -| Finalizo, concluyendo que pensaría en algo, siempre lo hacía. Lanzo el cigarro a medio terminar al suelo, para después aplastarlo.

    En un parpadeo no es más que basura en medio de la calle. Esto, una vez más, cumple con todas sus expectativas. |-
    — "Recién amanece y la noche ya es oscura", o algo similar... quizá... deba pensarlo mejor. -| Tenía su vista puesta en el horizonte, a la par, fumaba de su cigarro con la calma de alguien que lleva años haciéndolo. Suele hacerlo únicamente cuando se sentía decepcionada de alguien, o de algo. Pero últimamente parecía haber adoptado por completo dicho habito sin necesidad de encontrar deplorables las conductas ajenas. ¿Por que sigue haciéndolo entonces? Se lo ha cuestionado múltiples veces. Si bien se ha acostumbrado al sabor de la nicotina, odia el gusto que esta tiene. También le molesta el olor que suele desprender, el como su ropa es impregnada por ese hedor nauseabundo. Aunque ahora mismo... cualquier tipo de olor es mejor que sangre de demonio, y un par de vísceras. Había realizado su encargo eficazmente, y probablemente pudo haberlo hecho sola. Tenía que intentar conseguir una "aliada" y ahora gracias a eso, dicha aliada yacía inconsciente dentro del auto. La bermeja ni siquiera sabía si esta iba a despertar. Las cosas no estaban saliendo como ella esperaba. |- — No obstante... bajo esta infinita oscuridad... el cielo ha perdido todo su esplendor, como si lo hubiesen asesinado. -| Gracias a ese hecho, la pelirroja tenía un mal presentimiento. Sentía que no estaba leyendo la letra pequeña en el contrato. Había algo... que estaba fuera de su control... lo cual hacía que la frustración se apoderase de ella. Pero tal insignificancia jamás la hará claudicar. |- — ¿Yo? En cuanto a mi... -| Cuestiono como si estuviese hablando con alguien más, a pesar de que esta completamente sola, no existía nadie en ese lugar aparte de ella, la hibrida, y claro... sus cuervos. |- — Yo no necesito resolución alguna. Los cuervos... ellos serán mis consejeros. -| Finalizo, concluyendo que pensaría en algo, siempre lo hacía. Lanzo el cigarro a medio terminar al suelo, para después aplastarlo. En un parpadeo no es más que basura en medio de la calle. Esto, una vez más, cumple con todas sus expectativas. |-
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  • « Recuerdos de un Zorro »


    // Es un texto denso. +18. Agradezco a quien se tome el tiempo de leerlo. Soy disléxico; amo escribir y la creación de estos escritos me cuesta mucho tiempo y esfuerzo. Gracias de antemano . Espero que lo disfruten.//

    Durante los siguientes años, tras la muerte sanguinolenta de su familia; aquella que le dió nombre y le enseñó a ser humano, no se permitió el lujo de amar o tener afecto por nadie.

    No nacía de sus entrañas... El amar le había traído un dolor que cargaría por la eternidad, sin que este se desvaneciese en el perpetuo tiempo. El dolor lo consumía hasta el tuétano. Ni siquiera la venganza había servido de bálsamo frío para calmar la quemazón en su pecho. El dolor de la perdida, había dejando un hoyo tan profundo que ni las lágrimas de toda una vida eran capaces de llenar tal hueco. Estaba roto; el ojo derecho de Kami Inari se había corrompido por haberse vuelto demasiado humano.

    Durante un tiempo el zorro se aisló en el bosque, el único lugar donde podía ahogar su llanto sin ser molestado. En las noches el agudo aullido del zorro anunciaba la tristeza que lo envolvía. El bosque lloraba con él, reverberando en toda su extensión, volviéndolo un lugar de tristeza y lamento. Un bosque desesperanzado, sin la gracia vida que aportaba su energía al alma. Entrar en la espesura de este te sacaba el aliento, siendo remplazado por bocanadas de dolorosa desazón.

    No encontraba consuelo en su amado bosque. El tacto de la tierra húmeda bajos sus pies no se sentía igual, los rayos de sol que acariciaban su piel de porcelana no se sentían cálidos y el aire puro de este se sentía denso en los pulmones.

    Entonces recordó por alguna razón el beso robado por aquel chico en el callejón, aquel que le había hecho sentir un placer diferente al que hubiese vivido hasta ahora. Un beso dado el mismo día que su mundo se desmoronó por la llegada de la muerte a su hogar. Como si el caprichoso destino le hubiese otorgado un ultimo regalo antes de castigarlo. Este acariciaba sus labios con las puntas de sus dedos, recordando la calidez y la humedad que se había derramado en su boca. Si su bosque no le otorgaba descanso de su pena, este pensaba ir a buscarlo a otro lugar.

    Kazuo tomo de un pequeño refugio la única prenda que aún le quedaba, aquella a la que con esfuerzo le había intentado limpiar la sangre de aquellos a los que hizo pagar con su ira. Se vistió, y con pasos titubeantes comenzó a caminar. Tras horas de caminata este llegó a una población, lo suficientemente grande como para pasar “desapercibido”. Este había estado practicando, y consiguió, no sin esfuerzo, volver sus cabellos plateados a un negro tan vibrante como la obsidiana. Lo único que se mantenía incorregible en él eran aquellos ojos azules como el lapislázuli.

    Su presencia se hizo notar de forma irremediable, a pesar de sus ropas, casi harapos, la belleza y elegancia que portaba de forma natural Kazuo no pasaba inadvertido para quienes pasaban junto a él. Era hermoso, tanto que parecía casi irreal, lo cual no resultaba raro, era hijo de Inari, un ser nacido bajo la gracia y brillo de la luna.

    Este pudo oler un delicioso aroma. Un olor cálido y especiado. Se encaminó hacía este, llegando a una especie de establecimiento de comida y bebida. Kazuo conocía este tipo de sitios, los había frecuentado algunas veces acompañado con jóvenes de su aparente edad. Entró en el local, algunas voces se callaron y otras se transformarían en suaves murmullos con la aparición de este. El zorro en silencio tomo asiento en una mesa situada en una discreta esquina, plantando su porte sobre un viejo cojín en el suelo de tatami. Una joven no tardó en dirigirse a él con una bandeja, dejando un baso de té caliente de cortesía.

    ~Buenas tardes señor. ¿Que desea para comer?. ~ Le preguntaba la muchacha con tono exageradamente dulce.

    Kazuo se quedó por unos largos segundos en silencio, hacía mucho que no había hablado con otro ser humano, esperaba que las palabras no salieran de forma abrupta por su boca.

    -Yo… Muy amable señorita, pero no dispongo de dinero con que pagarle.- Dice este con algo de vergüenza por la situación.

    La muchacha lo mira por unos segundos, afilando suavemente su mirada, como si estuviese cavilando algo por esa cabecita.

    ~ ¿Sabes que?, por eso no te preocupes. Te traeré algo, cortesía de la casa por esta vez. Aquí no se le niega un plato de comida a alguien que lo necesita.~ Decía está mientras sostenía la bandeja entre su cadera y una de sus manos. Con la mano libre que le quedaba, jugaba con un mechón suelto que se había desatado de su improvisado recogido.

    Kazuo no dijo nada. Este se limitó a inclinarse suavemente a modo de agradecimiento. No entendía por qué aquella joven le daba de comer sin ningún tipo de pago por ello. Pero no iba a discutir tampoco, el olor de la comida lo había atraído hasta ahí, y hacía mucho tiempo que no se llevaba un plato caliente a la boca.

    El zorro rendía buena cuenta del té caliente que le habían ofrecido al entrar. A los pocos minutos aparecía la joven con una bandeja cargada con varias cosas. Está comienza a despachar frente a él la comida. Un bol de arroz blanco, un plato con un par de peces no muy grandes asados y por último un buen cuenco de udon con sopa de miso, con verduras cortadas de una forma abrupta, pero su olor era reconfortante.

    ~ Buen provecho hermosura, avísame si necesitas algo. ~ Decía está con sonrisa coqueta.

    -Gracia… Muy amable.- Decía Kazuo de una forma algo tímida, volviendo a inclinar su cabeza.

    La muchacha le guiña un ojo con descaro y se retira. Era guapa, no era una belleza destacable, pero era una zagala con buen porte y facciones delicadas. Aparentaba edad para haberse casado, aunque tal y como lo había tratado era muy posible que se tratase de una solterona.

    El zorro comienza a comer el udon de miso, el arroz y el pescado ofrecido. No era mejor que la comida que su querida madre le hacía tiempo atrás, pero no estaba nada mal, y el calor que inundaba su cuerpo era reconfortante. No tardo demasiado en acabar con el contenido de los platos, después de haber estado comiendo crudo como zorro por el bosque, aquello se había convertido en un auténtico manjar para sus pupilas gustativas.

    Tras unos minutos la joven volvió, esta vez sin bandeja. Sin darle a Kazuo opción a réplica, esta se sentó en la misma mesa, en una esquina no demasiado alejada del zorro.

    ~ Nunca te había visto por aquí, me acordaría con esa cara y esos… ojos…~ Decía de forma dulce y melosa.

    - Yo… Estoy de paso solamente.- Contesta Kazuo de forma escueta. Pasando de forma distraída las yemas de sus dedos por el filo de la taza de té casi vacía.

    ~ Ya veo. ~ Dice esta arrastrando su mirada de ojos negros hacia la mano de Kazuo. ~Mi nombre es Miko, ¿Y el tuyo? ~ Se presenta esta de forma informal, sin usar los apellidos.

    -Kazuo.- Contesta él sin hacer contacto con la mirada de la contraria.

    El lugar donde estaban sentados era convenientemente discreto, algo que la joven aprovecharía sin dudarlo. Está acerca una de sus manos a la que Kazuo mantenía toqueteando la taza de té. Los finos dedos de la joven se deslizaron en una suave caricia por el dorso de la mano del zorro hasta su muñeca, sobrepasando esta hasta su antebrazo. Aquel toque trajo de vuelta a Kazuo, de allí donde sus pensamientos estaban divagando. Aquella caricia lo hizo estremecer un poco, hacía mucho que no sentía el contacto ajeno de alguien.

    Por alguna razón que no entendía, el recuerdo de aquel beso en el callejón volvió a su mente, y sin poder evitarlo, una ola de calor recorrió su cuerpo.

    ~ Kazuo. Que bonito nombre, tanto como tú. ~ Dijo está sin dejar de pasear sus dedos en suaves caricias por el brazo del zorro.

    Los gestos de esta eran claramente seductores. La caricia en su brazo, como esta humedecía sus labios suavemente con su lengua, como su mano libre jugaba con el filo del cuello de su yukata, haciendo que este se abriese de forma insinuante, revelando tímidamente el comienzo de sus pechos. Kazuo no era tonto, y tampoco de piedra. Su mirada zafiro se desviaba instintivamente por las zonas que la joven le regalaba. La mirada del zorro iniciaba un recorrido desde los labios de Miko, pasando por su cuello y su clavícula desnuda, hasta el canal de sus senos, los cueles se ocultaban en la oscuridad interna de su yukata. La joven complacida sonríe al ver como Kazuo la repasaba con la mirada.

    Esta se levanta con movimiento suaves a la vez que provocadores de algún modo. Kazuo tenía la boca seca, y un calor comenzaba a alojarse en la parte baja de su pelvis. Esta se aleja lentamente, no sin antes hacerle un gesto sutil con la cabeza para que la siguiera. Kazuo se queda inmóvil por varios minutos. ¿Qué era esto?, ¿Era aquello lo que había venido a buscar?. En estos momentos el motor que hacía que se moviera era su instinto, haciendo que se levantase de su asiento y encaminase sus pasos hacia la puerta por la que la joven Miko había desaparecido.

    Este se cuela por dicha puerta y de inmediato una suave, pero firme mano, lo toma de la muñeca, arrastrándolo de inmediato. La joven camina sorteando algunas estancias. Llegan a una escalera de madera y bajan hasta una especie de sótano. Allí la joven Miko abre una puerta de madera vieja y entran en lo que parecía ser un almacén de víveres. La estancia apenas estaba iluminada por un par de velas. Era un lugar frío, y el olor a humedad y tierra inundaban los sentidos de Kazuo.

    ~ Al ver qué pasaban los minutos y que no venías pensé que no habían quedado claro mis intenciones ~ Decía la joven con tono seductor acercándose a Kazuo, colocando sus cálidas manos sobre el pecho de este.

    Kazuo se queda en silencio, notando como su corazón se aceleraba. ¿Era esto lo que estaba buscando de verdad?... El recuerdo de aquel cálido beso era vivido, recordó la sensación de adrenalina y placer que sintió. La joven pegaba su cuerpo aún más, haciendo que con su peso Kazuo retrocediese unos pasos, hasta que su parte trasera topó con una vieja mesa, quedando atrapado entre esta y la joven Miko.

    Otra oleada de calor volvía a recorrer el cuerpo de Kazuo, alojándose en la zona inferior de su pelvis, donde su virilidad se tensaba más y más, con cada segundo que pasaba. Miko se mordía el labio, mientras que una de sus manos descendía de forma atrevida por el cuerpo de Kazuo, desde su pecho hasta su abdomen, regalándole suaves caricias a su paso. Finalmente esta se desliza hasta la entrepierna del zorro, y comienza a masajear en suaves movimiento su miembro, por encima de la tela de su Hakama. Kazuo suelta un pesado suspiro al sentir el contacto, notando como se endurecía con cada toque que la experta mano de Miko le regalaba.

    Aquello le estaba provocando placer, muy diferente a otro que haya sentido antes, semejante al de aquel beso que aquel chico le regaló en un oscuro callejón. De cualquier forma, hacía mucho que no sentía ningún tipo de placer o sensación cálida, no desde que su familia fue asesinada.

    La joven seguía masajeando la entrepierna de Kazuo sin otorgarle descanso, lo que hacía que sutiles gemidos de placer se derramasen de los labios del zorro. Aquella sensación era totalmente nueva para él, al igual que la situación. Nadie le había tocado antes, al menos no de esa forma.

    ~ Veo que te gusta esto. ~ Decía Miko con sus labios pegados al mentón del zorro.

    La joven con su mano libre comienza a bajar su yukata, dejando que este resbalase por sus hombros hasta que sus senos quedaban expuestos. La mirada de Kazuo se ensombrecía al verlos. Blancos como la leche, y tensos por la excitación lo llamaban a gritos. Este asciende sus manos lentamente hasta que estas hacen contacto con sus pechos. Eran suaves y blandos. Sus pezones rígidos no hacían más que intensificar la calor que recorría su cuerpo. Sus manos de forma instintiva comienzan a masajear los pechos de aquella mujer, la cual soltaba provocadores gemidos ante su toque.

    ~ Mmm… Tócame más. ~ Decía Miko arrastrando las palabras de forma pastosa.

    Kazuo comenzaba apretar sus senos con necesidad, jalándolos para sí, como si quisiera apoderarse de ellos. Está gemía de puro placer ante él toque del zorro, aumentando la fricción de su mano contra su erección. Kazuo se inclinaba , bajando su rostro y llevando uno de los senos de la joven a su boca, apoderándose se su pezón con su lengua y dientes. El cuerpo de la muchacha se tensaba de placer ante tan repentino acto.

    Kazuo se movía por puro instinto, igual que aquel día en el callejón, con la diferencia de que en esta ocasión su acompañante no lo estaba rechazando. Miko desataba el Hakama de Kazuo, este absorto en devorar sus senos no reparaba en los siguientes movimientos de la joven. De pronto lo sintió; una cálida mano envolviendo la prolongación de su virilidad, haciendo que un ronco gemido saliera de su boca, chocando contra los senos de aquella mujer. Podía sentir el movimiento oscilante de arriba abajo, la mano de Miko apretando su miembro erecto por la excitación. Este de forma involuntaria atrapaba uno de los pezones de la joven entre sus dientes, dejando este enrojecido por la acción. Aquello en vez de causarle dolor hizo que un sonoro gemido saliese de la boca de la muchacha, la cual se mordía el labio con fuerza para acallar su voz.

    Aquello le estaba haciendo sentir un placer que no había experimentado antes y del cual no le habían dado nada de información. Pero su cuerpo se movía por inercia, como si supiera lo que tenía que hacer sin un manual que le indicase los pasos a seguir.

    En algún punto la joven había desatado su obi, dejándolo caer al suelo, quedando su cuerpo expuesto por la apertura de su yukata. La inexpertas manos de Kazuo se paseaba por su piel desnuda, algo torpes pero con determinación, quería más. Estas desembocan hasta el lustroso trasero de la joven, apretando su carne con sus dedos, atrayéndola hacía él con el movimiento. El yukata de esta terminaba de caer al suelo, al igual que el Haori de Kazuo, quedando ambos desnudos, expuestos ante las inclemencias de aquel húmedo almacén. Esta se separa un poco de él, soltando sus miembro; Kazuo soltaba un gruñido de queja por la repentina separación. La joven lo rodea y se sienta sobre la mesa, tomando las manos de Kazuo para acercarlo nuevamente a ella, acomodando las caderas de él entre sus piernas. Miko rodea el cuello del zorro con sus brazos y lo acerca a ella, para finalmente fundir su boca con la de Kazuo.

    No era un beso tierno, este era ardiente, salvaje. Sus lenguas se buscaban mutuamente, casi sin dejar espacio para respirar. Las caderas de ambos se movían de forma involuntaria, lo que provocaba que sus sexos se rozasen entre si, humedeciéndose el uno al otro. Las manos de Kazuo se aferraban a las caderas de la contraria, apretando esta contra su cuerpo, reclamado la fricción de su piel contra la suya. Los dedos de ella se enredaba en la suave melena de Kazuo; unos cabellos tan suave y sedoso que no eran propios de alguien que vestía aquellos harapos.

    ~ Mmm me encanta tu olor… Hueles a miel…~ Decía entre besos. ~ Limón…~ Lamia de forma lujuriosa los labios de Kazuo. ~ Menta…~ Susurra contra su boca con un tono grave.

    Kazuo no hablaba. A pesar de aquel regalo de placer no sentía nada más. No había amor, no había aprecio. Era simple y llanamente un desfogue temporal de su tristeza. Quizás lo era también para ella, un pasatiempo para hacer más ameno sus monótonos días despachando mesas, aunque eso a Kazuo no le importaba en absoluto en ese momento. Solo quería disfrutar de aquello, una escusa para evadirse de su realidad.

    Miko tomaba nuevamente el miembro de Kazuo y, con determinación, colocaba la punta de su virilidad contra la entrada de su vagina. Nadie le había enseñado ha Kazuo nada de aquello, pero no necesitaba sumar dos más dos para que su cuerpo supiera exactamente lo que debía hacer. Este de una estocada entraba en el interior de la joven, sintiendo como las paredes de su interior envolvían toda la extensión de su virilidad, recibiéndolo sin restricciones y haciéndole soltar un ronco y amortiguado gemido contra la boca de la joven.

    Aquella oleada de placer hizo que los cabellos del zorro se tintaran del color de la luna, pero por suerte, la escasa luz del lugar hacía casi imperceptible el cambio. Este comenzó a mover sus caderas, entrando y saliendo del interior de aquella mujer una y otra vez. Cada embestida era una oleada de placer que se iba acumulando en su pelvis, como si estuviese apunto de estallar. Ambos gemían de forma descontrolada, ahogando estos en sus bocas para que su encuentro pecaminoso quedase en la más absoluta intimidad.

    No había amor ni ternura por parte de Kazuo, tan solo necesidad de obtener placer a través de aquella carne, a través de Miko. Ella al igual que él, lo usaba para evadirse de su propia realidad, una solterona condenada a servir sopa de miso de por vida.

    Las embestidas de Kazuo quedaban lejos de ser amables. Estas eran un vivo reflejo de la desesperación de encontrar algo que le aliviase la pena, aunque fuera a penas por unos minutos. Sus labios se desplazaban desde los labios de la joven hasta su cuello. Lamió su piel, decorada con una suave capa de sudor producida por la agitación del momento. El sabor era salado y especiado de haber estado trabajando en las cocinas. Al igual que su aroma; olía a vapor especiado y humo. La lengua del zorro se paseaba por el lateral de su cuello hasta su oreja , lamiendo esta de forma lasciva y mordiendo el lóbulo de la misma. La joven gimoteaba de placer a su toque , quedando claro lo mucho que le gustaba aquello.

    La mirada de Kazuo ya no era brillante, esta estaba ensombrecida por un deseo vacío. Así era, un deseo vacío, pero que le otorgaba el placer que necesitaba en ese momento. Este sintió como las paredes de aquella mujer se contraía alrededor de su miembro, constriñendo este a causa del orgasmo que recorría el cuerpo de la joven. Aquello lo hizo estremecer, y al igual que ella este sintió como el calor que se había estando alojado en su pelvis se derramaba en el interior de ella. El placer lo recorrió desde la cabeza hasta la punta de sus pies, sintiendo como la oleada húmeda salía, desembocando dentro del sexo ajeno.

    Las embestidas se fueron ralentizando hasta que censaron, sintiendo como los últimos espasmos de su cuerpo paraban finalmente. La joven poco a poco conseguía amansar su respiración al igual que él. No hubo beso de despedida, esta sonreía complacida mientras se bajaba de la mesa, triunfante de haber alcanzado su objetivo. Miko se vestía y Kazuo hizo lo propio.

    ~Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de un hombre. Espero que nos volvamos a ver muchacho.~ Decía esta, coqueta, intentando arreglar su recogido despeinado por el encuentro.

    Kazuo no dijo nada, apenas asintió con la cabeza. Una mezcla de vergüenza e incertidumbre se alojaba en su pecho. ¿Estaba bien entregarse a alguien por mero placer?, ¿Hacerlo sin amor?, ¿Usarlo como medio de evasión de su tristeza?.

    El zorro había perdido su virginidad en aquel oscuro y húmedo almacén, con una mujer que no conocía de nada y que jamás volvería a ver. Kazuo volvió a su bosque, a aislarse de los humanos que solo se movían por impulsos egoístas. Solo volvería a encontrarse con estos movido por la misma necesidad que lo llevo a aquel primer encuentro carnal. A usarlos al igual que lo habían usado a él.

    Con el paso se los siglos esto iría cambiando. Su corazón se irían sanando, volviéndose cálido. Pero esto es una nueva historia del zorro. La cual sera desvelada en el futuro.

    « Recuerdos de un Zorro » // Es un texto denso. +18. Agradezco a quien se tome el tiempo de leerlo. Soy disléxico; amo escribir y la creación de estos escritos me cuesta mucho tiempo y esfuerzo. Gracias de antemano 🫂. Espero que lo disfruten.// Durante los siguientes años, tras la muerte sanguinolenta de su familia; aquella que le dió nombre y le enseñó a ser humano, no se permitió el lujo de amar o tener afecto por nadie. No nacía de sus entrañas... El amar le había traído un dolor que cargaría por la eternidad, sin que este se desvaneciese en el perpetuo tiempo. El dolor lo consumía hasta el tuétano. Ni siquiera la venganza había servido de bálsamo frío para calmar la quemazón en su pecho. El dolor de la perdida, había dejando un hoyo tan profundo que ni las lágrimas de toda una vida eran capaces de llenar tal hueco. Estaba roto; el ojo derecho de Kami Inari se había corrompido por haberse vuelto demasiado humano. Durante un tiempo el zorro se aisló en el bosque, el único lugar donde podía ahogar su llanto sin ser molestado. En las noches el agudo aullido del zorro anunciaba la tristeza que lo envolvía. El bosque lloraba con él, reverberando en toda su extensión, volviéndolo un lugar de tristeza y lamento. Un bosque desesperanzado, sin la gracia vida que aportaba su energía al alma. Entrar en la espesura de este te sacaba el aliento, siendo remplazado por bocanadas de dolorosa desazón. No encontraba consuelo en su amado bosque. El tacto de la tierra húmeda bajos sus pies no se sentía igual, los rayos de sol que acariciaban su piel de porcelana no se sentían cálidos y el aire puro de este se sentía denso en los pulmones. Entonces recordó por alguna razón el beso robado por aquel chico en el callejón, aquel que le había hecho sentir un placer diferente al que hubiese vivido hasta ahora. Un beso dado el mismo día que su mundo se desmoronó por la llegada de la muerte a su hogar. Como si el caprichoso destino le hubiese otorgado un ultimo regalo antes de castigarlo. Este acariciaba sus labios con las puntas de sus dedos, recordando la calidez y la humedad que se había derramado en su boca. Si su bosque no le otorgaba descanso de su pena, este pensaba ir a buscarlo a otro lugar. Kazuo tomo de un pequeño refugio la única prenda que aún le quedaba, aquella a la que con esfuerzo le había intentado limpiar la sangre de aquellos a los que hizo pagar con su ira. Se vistió, y con pasos titubeantes comenzó a caminar. Tras horas de caminata este llegó a una población, lo suficientemente grande como para pasar “desapercibido”. Este había estado practicando, y consiguió, no sin esfuerzo, volver sus cabellos plateados a un negro tan vibrante como la obsidiana. Lo único que se mantenía incorregible en él eran aquellos ojos azules como el lapislázuli. Su presencia se hizo notar de forma irremediable, a pesar de sus ropas, casi harapos, la belleza y elegancia que portaba de forma natural Kazuo no pasaba inadvertido para quienes pasaban junto a él. Era hermoso, tanto que parecía casi irreal, lo cual no resultaba raro, era hijo de Inari, un ser nacido bajo la gracia y brillo de la luna. Este pudo oler un delicioso aroma. Un olor cálido y especiado. Se encaminó hacía este, llegando a una especie de establecimiento de comida y bebida. Kazuo conocía este tipo de sitios, los había frecuentado algunas veces acompañado con jóvenes de su aparente edad. Entró en el local, algunas voces se callaron y otras se transformarían en suaves murmullos con la aparición de este. El zorro en silencio tomo asiento en una mesa situada en una discreta esquina, plantando su porte sobre un viejo cojín en el suelo de tatami. Una joven no tardó en dirigirse a él con una bandeja, dejando un baso de té caliente de cortesía. ~Buenas tardes señor. ¿Que desea para comer?. ~ Le preguntaba la muchacha con tono exageradamente dulce. Kazuo se quedó por unos largos segundos en silencio, hacía mucho que no había hablado con otro ser humano, esperaba que las palabras no salieran de forma abrupta por su boca. -Yo… Muy amable señorita, pero no dispongo de dinero con que pagarle.- Dice este con algo de vergüenza por la situación. La muchacha lo mira por unos segundos, afilando suavemente su mirada, como si estuviese cavilando algo por esa cabecita. ~ ¿Sabes que?, por eso no te preocupes. Te traeré algo, cortesía de la casa por esta vez. Aquí no se le niega un plato de comida a alguien que lo necesita.~ Decía está mientras sostenía la bandeja entre su cadera y una de sus manos. Con la mano libre que le quedaba, jugaba con un mechón suelto que se había desatado de su improvisado recogido. Kazuo no dijo nada. Este se limitó a inclinarse suavemente a modo de agradecimiento. No entendía por qué aquella joven le daba de comer sin ningún tipo de pago por ello. Pero no iba a discutir tampoco, el olor de la comida lo había atraído hasta ahí, y hacía mucho tiempo que no se llevaba un plato caliente a la boca. El zorro rendía buena cuenta del té caliente que le habían ofrecido al entrar. A los pocos minutos aparecía la joven con una bandeja cargada con varias cosas. Está comienza a despachar frente a él la comida. Un bol de arroz blanco, un plato con un par de peces no muy grandes asados y por último un buen cuenco de udon con sopa de miso, con verduras cortadas de una forma abrupta, pero su olor era reconfortante. ~ Buen provecho hermosura, avísame si necesitas algo. ~ Decía está con sonrisa coqueta. -Gracia… Muy amable.- Decía Kazuo de una forma algo tímida, volviendo a inclinar su cabeza. La muchacha le guiña un ojo con descaro y se retira. Era guapa, no era una belleza destacable, pero era una zagala con buen porte y facciones delicadas. Aparentaba edad para haberse casado, aunque tal y como lo había tratado era muy posible que se tratase de una solterona. El zorro comienza a comer el udon de miso, el arroz y el pescado ofrecido. No era mejor que la comida que su querida madre le hacía tiempo atrás, pero no estaba nada mal, y el calor que inundaba su cuerpo era reconfortante. No tardo demasiado en acabar con el contenido de los platos, después de haber estado comiendo crudo como zorro por el bosque, aquello se había convertido en un auténtico manjar para sus pupilas gustativas. Tras unos minutos la joven volvió, esta vez sin bandeja. Sin darle a Kazuo opción a réplica, esta se sentó en la misma mesa, en una esquina no demasiado alejada del zorro. ~ Nunca te había visto por aquí, me acordaría con esa cara y esos… ojos…~ Decía de forma dulce y melosa. - Yo… Estoy de paso solamente.- Contesta Kazuo de forma escueta. Pasando de forma distraída las yemas de sus dedos por el filo de la taza de té casi vacía. ~ Ya veo. ~ Dice esta arrastrando su mirada de ojos negros hacia la mano de Kazuo. ~Mi nombre es Miko, ¿Y el tuyo? ~ Se presenta esta de forma informal, sin usar los apellidos. -Kazuo.- Contesta él sin hacer contacto con la mirada de la contraria. El lugar donde estaban sentados era convenientemente discreto, algo que la joven aprovecharía sin dudarlo. Está acerca una de sus manos a la que Kazuo mantenía toqueteando la taza de té. Los finos dedos de la joven se deslizaron en una suave caricia por el dorso de la mano del zorro hasta su muñeca, sobrepasando esta hasta su antebrazo. Aquel toque trajo de vuelta a Kazuo, de allí donde sus pensamientos estaban divagando. Aquella caricia lo hizo estremecer un poco, hacía mucho que no sentía el contacto ajeno de alguien. Por alguna razón que no entendía, el recuerdo de aquel beso en el callejón volvió a su mente, y sin poder evitarlo, una ola de calor recorrió su cuerpo. ~ Kazuo. Que bonito nombre, tanto como tú. ~ Dijo está sin dejar de pasear sus dedos en suaves caricias por el brazo del zorro. Los gestos de esta eran claramente seductores. La caricia en su brazo, como esta humedecía sus labios suavemente con su lengua, como su mano libre jugaba con el filo del cuello de su yukata, haciendo que este se abriese de forma insinuante, revelando tímidamente el comienzo de sus pechos. Kazuo no era tonto, y tampoco de piedra. Su mirada zafiro se desviaba instintivamente por las zonas que la joven le regalaba. La mirada del zorro iniciaba un recorrido desde los labios de Miko, pasando por su cuello y su clavícula desnuda, hasta el canal de sus senos, los cueles se ocultaban en la oscuridad interna de su yukata. La joven complacida sonríe al ver como Kazuo la repasaba con la mirada. Esta se levanta con movimiento suaves a la vez que provocadores de algún modo. Kazuo tenía la boca seca, y un calor comenzaba a alojarse en la parte baja de su pelvis. Esta se aleja lentamente, no sin antes hacerle un gesto sutil con la cabeza para que la siguiera. Kazuo se queda inmóvil por varios minutos. ¿Qué era esto?, ¿Era aquello lo que había venido a buscar?. En estos momentos el motor que hacía que se moviera era su instinto, haciendo que se levantase de su asiento y encaminase sus pasos hacia la puerta por la que la joven Miko había desaparecido. Este se cuela por dicha puerta y de inmediato una suave, pero firme mano, lo toma de la muñeca, arrastrándolo de inmediato. La joven camina sorteando algunas estancias. Llegan a una escalera de madera y bajan hasta una especie de sótano. Allí la joven Miko abre una puerta de madera vieja y entran en lo que parecía ser un almacén de víveres. La estancia apenas estaba iluminada por un par de velas. Era un lugar frío, y el olor a humedad y tierra inundaban los sentidos de Kazuo. ~ Al ver qué pasaban los minutos y que no venías pensé que no habían quedado claro mis intenciones ~ Decía la joven con tono seductor acercándose a Kazuo, colocando sus cálidas manos sobre el pecho de este. Kazuo se queda en silencio, notando como su corazón se aceleraba. ¿Era esto lo que estaba buscando de verdad?... El recuerdo de aquel cálido beso era vivido, recordó la sensación de adrenalina y placer que sintió. La joven pegaba su cuerpo aún más, haciendo que con su peso Kazuo retrocediese unos pasos, hasta que su parte trasera topó con una vieja mesa, quedando atrapado entre esta y la joven Miko. Otra oleada de calor volvía a recorrer el cuerpo de Kazuo, alojándose en la zona inferior de su pelvis, donde su virilidad se tensaba más y más, con cada segundo que pasaba. Miko se mordía el labio, mientras que una de sus manos descendía de forma atrevida por el cuerpo de Kazuo, desde su pecho hasta su abdomen, regalándole suaves caricias a su paso. Finalmente esta se desliza hasta la entrepierna del zorro, y comienza a masajear en suaves movimiento su miembro, por encima de la tela de su Hakama. Kazuo suelta un pesado suspiro al sentir el contacto, notando como se endurecía con cada toque que la experta mano de Miko le regalaba. Aquello le estaba provocando placer, muy diferente a otro que haya sentido antes, semejante al de aquel beso que aquel chico le regaló en un oscuro callejón. De cualquier forma, hacía mucho que no sentía ningún tipo de placer o sensación cálida, no desde que su familia fue asesinada. La joven seguía masajeando la entrepierna de Kazuo sin otorgarle descanso, lo que hacía que sutiles gemidos de placer se derramasen de los labios del zorro. Aquella sensación era totalmente nueva para él, al igual que la situación. Nadie le había tocado antes, al menos no de esa forma. ~ Veo que te gusta esto. ~ Decía Miko con sus labios pegados al mentón del zorro. La joven con su mano libre comienza a bajar su yukata, dejando que este resbalase por sus hombros hasta que sus senos quedaban expuestos. La mirada de Kazuo se ensombrecía al verlos. Blancos como la leche, y tensos por la excitación lo llamaban a gritos. Este asciende sus manos lentamente hasta que estas hacen contacto con sus pechos. Eran suaves y blandos. Sus pezones rígidos no hacían más que intensificar la calor que recorría su cuerpo. Sus manos de forma instintiva comienzan a masajear los pechos de aquella mujer, la cual soltaba provocadores gemidos ante su toque. ~ Mmm… Tócame más. ~ Decía Miko arrastrando las palabras de forma pastosa. Kazuo comenzaba apretar sus senos con necesidad, jalándolos para sí, como si quisiera apoderarse de ellos. Está gemía de puro placer ante él toque del zorro, aumentando la fricción de su mano contra su erección. Kazuo se inclinaba , bajando su rostro y llevando uno de los senos de la joven a su boca, apoderándose se su pezón con su lengua y dientes. El cuerpo de la muchacha se tensaba de placer ante tan repentino acto. Kazuo se movía por puro instinto, igual que aquel día en el callejón, con la diferencia de que en esta ocasión su acompañante no lo estaba rechazando. Miko desataba el Hakama de Kazuo, este absorto en devorar sus senos no reparaba en los siguientes movimientos de la joven. De pronto lo sintió; una cálida mano envolviendo la prolongación de su virilidad, haciendo que un ronco gemido saliera de su boca, chocando contra los senos de aquella mujer. Podía sentir el movimiento oscilante de arriba abajo, la mano de Miko apretando su miembro erecto por la excitación. Este de forma involuntaria atrapaba uno de los pezones de la joven entre sus dientes, dejando este enrojecido por la acción. Aquello en vez de causarle dolor hizo que un sonoro gemido saliese de la boca de la muchacha, la cual se mordía el labio con fuerza para acallar su voz. Aquello le estaba haciendo sentir un placer que no había experimentado antes y del cual no le habían dado nada de información. Pero su cuerpo se movía por inercia, como si supiera lo que tenía que hacer sin un manual que le indicase los pasos a seguir. En algún punto la joven había desatado su obi, dejándolo caer al suelo, quedando su cuerpo expuesto por la apertura de su yukata. La inexpertas manos de Kazuo se paseaba por su piel desnuda, algo torpes pero con determinación, quería más. Estas desembocan hasta el lustroso trasero de la joven, apretando su carne con sus dedos, atrayéndola hacía él con el movimiento. El yukata de esta terminaba de caer al suelo, al igual que el Haori de Kazuo, quedando ambos desnudos, expuestos ante las inclemencias de aquel húmedo almacén. Esta se separa un poco de él, soltando sus miembro; Kazuo soltaba un gruñido de queja por la repentina separación. La joven lo rodea y se sienta sobre la mesa, tomando las manos de Kazuo para acercarlo nuevamente a ella, acomodando las caderas de él entre sus piernas. Miko rodea el cuello del zorro con sus brazos y lo acerca a ella, para finalmente fundir su boca con la de Kazuo. No era un beso tierno, este era ardiente, salvaje. Sus lenguas se buscaban mutuamente, casi sin dejar espacio para respirar. Las caderas de ambos se movían de forma involuntaria, lo que provocaba que sus sexos se rozasen entre si, humedeciéndose el uno al otro. Las manos de Kazuo se aferraban a las caderas de la contraria, apretando esta contra su cuerpo, reclamado la fricción de su piel contra la suya. Los dedos de ella se enredaba en la suave melena de Kazuo; unos cabellos tan suave y sedoso que no eran propios de alguien que vestía aquellos harapos. ~ Mmm me encanta tu olor… Hueles a miel…~ Decía entre besos. ~ Limón…~ Lamia de forma lujuriosa los labios de Kazuo. ~ Menta…~ Susurra contra su boca con un tono grave. Kazuo no hablaba. A pesar de aquel regalo de placer no sentía nada más. No había amor, no había aprecio. Era simple y llanamente un desfogue temporal de su tristeza. Quizás lo era también para ella, un pasatiempo para hacer más ameno sus monótonos días despachando mesas, aunque eso a Kazuo no le importaba en absoluto en ese momento. Solo quería disfrutar de aquello, una escusa para evadirse de su realidad. Miko tomaba nuevamente el miembro de Kazuo y, con determinación, colocaba la punta de su virilidad contra la entrada de su vagina. Nadie le había enseñado ha Kazuo nada de aquello, pero no necesitaba sumar dos más dos para que su cuerpo supiera exactamente lo que debía hacer. Este de una estocada entraba en el interior de la joven, sintiendo como las paredes de su interior envolvían toda la extensión de su virilidad, recibiéndolo sin restricciones y haciéndole soltar un ronco y amortiguado gemido contra la boca de la joven. Aquella oleada de placer hizo que los cabellos del zorro se tintaran del color de la luna, pero por suerte, la escasa luz del lugar hacía casi imperceptible el cambio. Este comenzó a mover sus caderas, entrando y saliendo del interior de aquella mujer una y otra vez. Cada embestida era una oleada de placer que se iba acumulando en su pelvis, como si estuviese apunto de estallar. Ambos gemían de forma descontrolada, ahogando estos en sus bocas para que su encuentro pecaminoso quedase en la más absoluta intimidad. No había amor ni ternura por parte de Kazuo, tan solo necesidad de obtener placer a través de aquella carne, a través de Miko. Ella al igual que él, lo usaba para evadirse de su propia realidad, una solterona condenada a servir sopa de miso de por vida. Las embestidas de Kazuo quedaban lejos de ser amables. Estas eran un vivo reflejo de la desesperación de encontrar algo que le aliviase la pena, aunque fuera a penas por unos minutos. Sus labios se desplazaban desde los labios de la joven hasta su cuello. Lamió su piel, decorada con una suave capa de sudor producida por la agitación del momento. El sabor era salado y especiado de haber estado trabajando en las cocinas. Al igual que su aroma; olía a vapor especiado y humo. La lengua del zorro se paseaba por el lateral de su cuello hasta su oreja , lamiendo esta de forma lasciva y mordiendo el lóbulo de la misma. La joven gimoteaba de placer a su toque , quedando claro lo mucho que le gustaba aquello. La mirada de Kazuo ya no era brillante, esta estaba ensombrecida por un deseo vacío. Así era, un deseo vacío, pero que le otorgaba el placer que necesitaba en ese momento. Este sintió como las paredes de aquella mujer se contraía alrededor de su miembro, constriñendo este a causa del orgasmo que recorría el cuerpo de la joven. Aquello lo hizo estremecer, y al igual que ella este sintió como el calor que se había estando alojado en su pelvis se derramaba en el interior de ella. El placer lo recorrió desde la cabeza hasta la punta de sus pies, sintiendo como la oleada húmeda salía, desembocando dentro del sexo ajeno. Las embestidas se fueron ralentizando hasta que censaron, sintiendo como los últimos espasmos de su cuerpo paraban finalmente. La joven poco a poco conseguía amansar su respiración al igual que él. No hubo beso de despedida, esta sonreía complacida mientras se bajaba de la mesa, triunfante de haber alcanzado su objetivo. Miko se vestía y Kazuo hizo lo propio. ~Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de un hombre. Espero que nos volvamos a ver muchacho.~ Decía esta, coqueta, intentando arreglar su recogido despeinado por el encuentro. Kazuo no dijo nada, apenas asintió con la cabeza. Una mezcla de vergüenza e incertidumbre se alojaba en su pecho. ¿Estaba bien entregarse a alguien por mero placer?, ¿Hacerlo sin amor?, ¿Usarlo como medio de evasión de su tristeza?. El zorro había perdido su virginidad en aquel oscuro y húmedo almacén, con una mujer que no conocía de nada y que jamás volvería a ver. Kazuo volvió a su bosque, a aislarse de los humanos que solo se movían por impulsos egoístas. Solo volvería a encontrarse con estos movido por la misma necesidad que lo llevo a aquel primer encuentro carnal. A usarlos al igual que lo habían usado a él. Con el paso se los siglos esto iría cambiando. Su corazón se irían sanando, volviéndose cálido. Pero esto es una nueva historia del zorro. La cual sera desvelada en el futuro.
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    Tisífone Tenebris//Erinia//Campeona de la reina y guardia Real.
    En la mitología griega, era una de las tres Erinias o Furias, hermana de Alecto y Megera, y como espíritu de la venganza, era la encargada de castigar los delitos cometidos por asesinato: parricidio, fratricidio y homicidio.
    Luego de la caida del imperio romano junto a sus hermanas encontro refugio en las Tierras propiedad del exiliado Artxz lvgvs y su esposa Eve . posteriormente se unio a la fuerza real y tomo el cargo de Guardia de la Reina y Campeona de batallas
    Tisífone Tenebris//Erinia//Campeona de la reina y guardia Real. En la mitología griega, era una de las tres Erinias o Furias, hermana de Alecto y Megera, y como espíritu de la venganza, era la encargada de castigar los delitos cometidos por asesinato: parricidio, fratricidio y homicidio. Luego de la caida del imperio romano junto a sus hermanas encontro refugio en las Tierras propiedad del exiliado Artxz lvgvs y su esposa Eve . posteriormente se unio a la fuerza real y tomo el cargo de Guardia de la Reina y Campeona de batallas
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    Alecto Tenebris ♕ Guardia Real
    Alecto, (la ira implacable’) es una de las Erinias (o Furias de la mitología romana), hermana de Tisífone (la vengadora del asesinato) y de Megera (la celosa).
    Alecto es la Erinia encargada de castigar los delitos morales[cita requerida] (tales como la cólera, la ira, la soberbia, etcétera), sobre todo si son delitos contra los mismos hombres.
    Luego de la caida del imperio romano junto a sus hermanas encontro refugio en las Tierras propiedad del exiliado Artxz lvgvs y su esposa Eve . posteriormente se unio a la fuerza real y tomo el cargo de Guardia de la Reina Arant
    Alecto Tenebris ♕ Guardia Real Alecto, (la ira implacable’) es una de las Erinias (o Furias de la mitología romana), hermana de Tisífone (la vengadora del asesinato) y de Megera (la celosa). Alecto es la Erinia encargada de castigar los delitos morales[cita requerida] (tales como la cólera, la ira, la soberbia, etcétera), sobre todo si son delitos contra los mismos hombres. Luego de la caida del imperio romano junto a sus hermanas encontro refugio en las Tierras propiedad del exiliado Artxz lvgvs y su esposa Eve . posteriormente se unio a la fuerza real y tomo el cargo de Guardia de la Reina Arant
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  • En ocasiones los dioses se ensañan con los seres que crean y doy fe de que este es uno de esos casos. Estuve allí cuando su madre y padre le concebían entre sudor y el sopor del placer; cuando su madre la parió con dolor de antaño y cuando esta fue asesinada por un lavaperros amurado por la necesidad de drogarse. Vi desde el refugio que me da la onírica oscuridad como creció, se volvió fuerte y dentro de sí el cáncer de la venganza hacía metástasis en su alma.

    Decir que no intercedí a lo largo de su vida sería mentir, y al no ser humano y menos algo que encaje en el canon mental de las razas terrícolas, me hace ser visceralmente franco por gusto e incapacidad. Sí, moví alguno que otro hilo y moví una que otra bala para que no le reventara la cabeza, ganándose el apodo de La Señora Suerte. Sí, yo fui el que implantó y mantenía viva la llama púrpura de vendetta que la quemaba por dentro y le daba ese peculiar aroma dulce que manaba de su piel color chocolate.

    Estuve allí cuando cortó una a una las cabezas de la hidra bañando su cuerpo con su sangre cuya tibieza y textura despertaba en ella el fetiche mórbido que hacía humedecer su sexo virgen; y estuve allí cuando por fin encontró al asesino de su madre, el lavaperros que alguna vez llamó papá, que corrompido por la codicia de lo material que solo los mortales comprenden, le mató.

    Estaba deseosa al tenerlo acorralado, pero la suerte tarde o temprano tiende a agotarse y su cuerpo de muerte fue herido y ya no tenía fuerzas para levantar el arma para poder culminar con su novela de venganza, pero para eso yo estaba allí, sé que por primera vez me sintió físicamente al abrazarla por la espalda, apoyar mi mejilla en la de ella y tomar su mano diestra para elevar la pistola que sostiene lánguidamente. Sé que ya no veía y aduras penas respiraba, pero al final ella fue la que apretó el gatillo con el último vestigio de Noxius que le quedaba y murió antes de ver como la pared se adornaba con el vitae y materia cefálica del hombre que se esparció como pieza de arte abstracto sobre lienzo blanco.

    Si me preguntan por qué lo hice, no tendría una respuesta concreta, fue una sumatoria de aburrimiento producido por la eternidad inmutable en la que existo y la posibilidad de hacerlo, porque sí, podía hacerlo y lo hice, sin trasfondo poético y profundo. Simplemente jugué a ser dios y me gustó.
    En ocasiones los dioses se ensañan con los seres que crean y doy fe de que este es uno de esos casos. Estuve allí cuando su madre y padre le concebían entre sudor y el sopor del placer; cuando su madre la parió con dolor de antaño y cuando esta fue asesinada por un lavaperros amurado por la necesidad de drogarse. Vi desde el refugio que me da la onírica oscuridad como creció, se volvió fuerte y dentro de sí el cáncer de la venganza hacía metástasis en su alma. Decir que no intercedí a lo largo de su vida sería mentir, y al no ser humano y menos algo que encaje en el canon mental de las razas terrícolas, me hace ser visceralmente franco por gusto e incapacidad. Sí, moví alguno que otro hilo y moví una que otra bala para que no le reventara la cabeza, ganándose el apodo de La Señora Suerte. Sí, yo fui el que implantó y mantenía viva la llama púrpura de vendetta que la quemaba por dentro y le daba ese peculiar aroma dulce que manaba de su piel color chocolate. Estuve allí cuando cortó una a una las cabezas de la hidra bañando su cuerpo con su sangre cuya tibieza y textura despertaba en ella el fetiche mórbido que hacía humedecer su sexo virgen; y estuve allí cuando por fin encontró al asesino de su madre, el lavaperros que alguna vez llamó papá, que corrompido por la codicia de lo material que solo los mortales comprenden, le mató. Estaba deseosa al tenerlo acorralado, pero la suerte tarde o temprano tiende a agotarse y su cuerpo de muerte fue herido y ya no tenía fuerzas para levantar el arma para poder culminar con su novela de venganza, pero para eso yo estaba allí, sé que por primera vez me sintió físicamente al abrazarla por la espalda, apoyar mi mejilla en la de ella y tomar su mano diestra para elevar la pistola que sostiene lánguidamente. Sé que ya no veía y aduras penas respiraba, pero al final ella fue la que apretó el gatillo con el último vestigio de Noxius que le quedaba y murió antes de ver como la pared se adornaba con el vitae y materia cefálica del hombre que se esparció como pieza de arte abstracto sobre lienzo blanco. Si me preguntan por qué lo hice, no tendría una respuesta concreta, fue una sumatoria de aburrimiento producido por la eternidad inmutable en la que existo y la posibilidad de hacerlo, porque sí, podía hacerlo y lo hice, sin trasfondo poético y profundo. Simplemente jugué a ser dios y me gustó.
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  • ❝ 𝐈'𝐦 𝐉𝐮𝐬𝐭 𝐚 𝐊𝐢𝐥𝐥𝐞𝐫 𝐐𝐮𝐞𝐞𝐧. ❞ ──── 𝚂𝚊𝚗. (𝙵𝚎𝚖 𝚅𝚎𝚛𝚜𝚒𝚘𝚗)

    ||• Hace unos días soñé que volvía a las tramas Yuri con San. San es como Santi, solo que mujer, alta, lesbiana, loca, asesina. . .Santi mujer mejor dicho y ya. Puede ser hasta tu mejor amiga u hasta más. [?]
    ❝ 𝐈'𝐦 𝐉𝐮𝐬𝐭 𝐚 𝐊𝐢𝐥𝐥𝐞𝐫 𝐐𝐮𝐞𝐞𝐧. ❞ ──── 𝚂𝚊𝚗. (𝙵𝚎𝚖 𝚅𝚎𝚛𝚜𝚒𝚘𝚗) ||• Hace unos días soñé que volvía a las tramas Yuri con San. San es como Santi, solo que mujer, alta, lesbiana, loca, asesina. . .Santi mujer mejor dicho y ya. Puede ser hasta tu mejor amiga u hasta más. [?]
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  • //Se que muchos no van a leerlo completo,pero aunquesea denle like,me encanto hacer esta cronologia y con un like me hacen muy feliz,tengan en cuenta que son mas de 50 años de historia familiar

    •~LOS WIMBLETON~•


    1870—1905


    La familia Wimbleton tiene sus orígenes en Inglaterra,sus primeros miembros fueron William Wimbleton y Estelle Hamilton,Ambos Nacieron y Murieron Pobres en Londres,no sin antes dejar descendencia a los 34 años,De allí nació John Wimbleton en 1900,William y Estelle fallecieron en 1912,debido a un accidente ferroviario en alguna parte de Silverstone

    1884—1978

    John Wimbleton creció en la misma pobreza en la que nació hasta los 20 años,cuando conoció a una modelo estadounidense llamada Yazmine Gumpert,quien lo ayudó a salir de la pobreza y empezar a trabajar en el Ejército inglés,durante ese transcurso,Yazmine dejó el modelaje y se enfocó en su familia,en 1904 nació Joseph Wimbleton,el primer Wimbleton con el cual toda la familia tomaría un giro de 180 grados


    Joseph creció con total libertad y comodidad gracias a la fortuna de su madre,se graduo de la escuela con honores y quería estudiar Biología pero debido a la Guerra,Joseph tuvo que ir a luchar contra los n@z1s,en un enfrentamiento en Francia,Joseph fue abatido y dado de baja,no obstante,los científicos Británicos empezaron a experimentar con su cadáver para probar si podían guardar sus células madres para donarselas a otro soldado que las necesite,pero sin querer lograron resucitarlo,nadie sabía explicar este fenómeno hasta que en 1952,los científicos determinaron que la expectativa de vida de Joseph aumento enormemente,haciendo que un año de envejecimiento de el tomen 5 años para un humano promedio,era una vida super alargada y lenta,Joseph no podía creer esto pero decidio seguir con su larga vida,volviendo a casa y abriendo una confitería en Suiza luego de la guerra y trabajando en ella hasta 1968,cuando este se vio obligado a vender todo y volver a Londres,solo para enterarse que sus padres fallecieron en 1956 por causas naturales


    Joseph asistió al funeral y allí conoció a una mujer llamada Maria Williams que era enfermera de su madre,poco a poco se irían conociendo y enamorándose el uno del otro,Ambos terminaron casándose en 1972 y teniendo un matrimonio feliz.


    1978—2000

    Joseph y Maria tuvieron un hijo en 1978 el cual llamaron Michael Rick Wimbleton,quien parecía no ser alguien tan amable y bueno como sus padres,demostrando un odio profundo hacia su padre especialmente,en 1998 Michael encerró a su padre en un pequeño almacén con llave y candado,esperando que muriese allí,Michael planeaba matar a Maria pero ella fue diagnosticada con Cáncer,por lo que dejo que el cáncer se encargue de ella,El cáncer reclamo la vida de Maria en 1999,Joseph nunca supo esto.

    2000—2018

    Michael gracias al pasado militar de su padre,decidió meterse a una asociación llamada A.A.M (Alianza Armada Mundializada),allí destacó militar y estratégicamente gracias a su puntería,su agilidad y su habilidad con una espada,durante su servicio,conocio a la mejor soldado de la década,Lucille Scyzlack,quien rápidamente se fijo en Michael y se enamoro perdidamente de él,casándose luego de un año de relación y luego de 3 meses de casados,tuvieron tres hijos varones:Stanley,Steven y Hank Wimbleton,Hank siendo el mayor nacido en 2001,Stanley siendo el hermano del medio naciendo en 2003 y Steven siendo el menor naciendo el 2005,Michael realmente no quería hijos con ella pero no le quedó de otra


    Michael entreno a sus hijos personalmente,siendo extremadamente violento con Hank y Stanley,cada noche les daba golpes severos y los sometía a pruebas extremadamente exigentes para ellos a la edad de 10 años hasta los 17,Hank decidió entrar a la A.A.M y allí fue cuando fue transformado completamente gracias a la guerra,la violencia y la sangre,muriendo más de 3 veces en dos años,muchas de ellas lo volvían peor en sentido mental.
    Hank gracias a todos esos traumas numerosos,tuvo un brote psicótico durante muchos meses,cometiendo crimenes como Canibalismo y Múltiples Homicidios,hasta que fue retenido y tratado con un amigo para poder hacer su vida más tranquila


    2020—2034

    Hank siguió trabajando e intentando asesinar a su padre,mientras tanto,Joseph quien estuvo mucho tiempo encerrado,logro liberarse en el año 2019,encontrándose a un mundo totalmente distinto al que conoció,teniendo el deseo de hacer pagar a su hijo Michael,en el 2020,Hank encontró pareja en la A.A.M tal cual como su padre,Ambos se llegaron a comprometer pero gracias a un atentado contra Hank,Ella falleció gracias a una explosión,Hank no pudo soportar y decidio buscar al responsable de este crimen,cosa que no hizo por mucho tiempo,el estuvo mucho tiempo llorando esa perdida tan grave para el,en el año 2024,Hank conoció a una mujer en una Disco y desde allí su vida dejó la violencia de lado,ella logró reconstruir a Hank de a poco,teniendo dos Hijas;Hana y Holly Wimbleton,Hank dejó la milicia por 5 años solo por ellas,en el año 2031,Un grupo de hombres masacro a aquella mujer (de nombre reservado),cosa que sumergió en una ira violenta a Hank nuevamente y disponiéndose a buscar al responsable nuevamente por 4 años,dejando a sus hijas al cuidado de su madre,Lucille las educó,crío y entreno a aquellas niñas para matar a Michael,quien estuvo detrás de todos los atentados en contra de todas las mujeres que amaba Hank.
    En el año 2034,Lucille es asesinada por su propio esposo,esta vez a Hank le hicieron creer que Lucille falleció por Muerte súbita,solo Hana y Holly sabían la verdad de todo esto


    2035—2050

    Hank es incinerado por su propio padre y gracias a eso,Hank recupera su apariencia natural y desata una horrible venganza en contra de la A.A.M por no haber intervenido antes,y contra Michael,haciendo un periodo de tiranía de 3 meses de matanzas y guerrillas,Michael estuvo creando personas con el ADN de Hank con el fin de matarlo,De allí nacería un hijo indirecto de Hank:Sirius Wimbleton,Hank al enterarse de su existencia fue a buscarlo y lo crío con sus hijas con amor y cuidado para el,hasta que una tarde del 2037,Hank y Michael mueren en un combate espada con espada,Dejando nada más que a Sirius,Hana y Holly por su cuenta,En aquella batalla final,Steven Y Stanley mueren intentando frenar al ejercito de su padre,Joseph también se presento a la batalla,solo para encontrase a su hijo muerto.


    Hana,Holly,Sirius se fueron por su cuenta hasta el campo para refugiarse,el Apellido Wimbleton no quería ser escuchado en el mundo,por lo que era lo mejor para ellos,Joseph se fue al bosque,exiliandose a si mismo para al fin descansar,Hana y Holly criaron a Sirius con el mismo amor que su padre hasta que cumplió la mayoría de edad,allí fue cuando lo enviaron a la ciudad,ya cuando el apellido Wimbleton era un mal recuerdo,pero...


    ASESINATOS HECHOS POR LOS WIMBLETON

    1—Hank James Wimbleton:3.235.128
    2—Michael Rick Wimbleton:2.790.032
    3—Steven Wimbleton:1.890.994
    4—Stanley Wimbleton:890.222
    5—Joseph Wimbleton:112
    6—Sirius Wimbleton:32 (3.110.741 de manera indirecta)
    //Se que muchos no van a leerlo completo,pero aunquesea denle like,me encanto hacer esta cronologia y con un like me hacen muy feliz,tengan en cuenta que son mas de 50 años de historia familiar •~LOS WIMBLETON~• 1870—1905 La familia Wimbleton tiene sus orígenes en Inglaterra,sus primeros miembros fueron William Wimbleton y Estelle Hamilton,Ambos Nacieron y Murieron Pobres en Londres,no sin antes dejar descendencia a los 34 años,De allí nació John Wimbleton en 1900,William y Estelle fallecieron en 1912,debido a un accidente ferroviario en alguna parte de Silverstone 1884—1978 John Wimbleton creció en la misma pobreza en la que nació hasta los 20 años,cuando conoció a una modelo estadounidense llamada Yazmine Gumpert,quien lo ayudó a salir de la pobreza y empezar a trabajar en el Ejército inglés,durante ese transcurso,Yazmine dejó el modelaje y se enfocó en su familia,en 1904 nació Joseph Wimbleton,el primer Wimbleton con el cual toda la familia tomaría un giro de 180 grados Joseph creció con total libertad y comodidad gracias a la fortuna de su madre,se graduo de la escuela con honores y quería estudiar Biología pero debido a la Guerra,Joseph tuvo que ir a luchar contra los n@z1s,en un enfrentamiento en Francia,Joseph fue abatido y dado de baja,no obstante,los científicos Británicos empezaron a experimentar con su cadáver para probar si podían guardar sus células madres para donarselas a otro soldado que las necesite,pero sin querer lograron resucitarlo,nadie sabía explicar este fenómeno hasta que en 1952,los científicos determinaron que la expectativa de vida de Joseph aumento enormemente,haciendo que un año de envejecimiento de el tomen 5 años para un humano promedio,era una vida super alargada y lenta,Joseph no podía creer esto pero decidio seguir con su larga vida,volviendo a casa y abriendo una confitería en Suiza luego de la guerra y trabajando en ella hasta 1968,cuando este se vio obligado a vender todo y volver a Londres,solo para enterarse que sus padres fallecieron en 1956 por causas naturales Joseph asistió al funeral y allí conoció a una mujer llamada Maria Williams que era enfermera de su madre,poco a poco se irían conociendo y enamorándose el uno del otro,Ambos terminaron casándose en 1972 y teniendo un matrimonio feliz. 1978—2000 Joseph y Maria tuvieron un hijo en 1978 el cual llamaron Michael Rick Wimbleton,quien parecía no ser alguien tan amable y bueno como sus padres,demostrando un odio profundo hacia su padre especialmente,en 1998 Michael encerró a su padre en un pequeño almacén con llave y candado,esperando que muriese allí,Michael planeaba matar a Maria pero ella fue diagnosticada con Cáncer,por lo que dejo que el cáncer se encargue de ella,El cáncer reclamo la vida de Maria en 1999,Joseph nunca supo esto. 2000—2018 Michael gracias al pasado militar de su padre,decidió meterse a una asociación llamada A.A.M (Alianza Armada Mundializada),allí destacó militar y estratégicamente gracias a su puntería,su agilidad y su habilidad con una espada,durante su servicio,conocio a la mejor soldado de la década,Lucille Scyzlack,quien rápidamente se fijo en Michael y se enamoro perdidamente de él,casándose luego de un año de relación y luego de 3 meses de casados,tuvieron tres hijos varones:Stanley,Steven y Hank Wimbleton,Hank siendo el mayor nacido en 2001,Stanley siendo el hermano del medio naciendo en 2003 y Steven siendo el menor naciendo el 2005,Michael realmente no quería hijos con ella pero no le quedó de otra Michael entreno a sus hijos personalmente,siendo extremadamente violento con Hank y Stanley,cada noche les daba golpes severos y los sometía a pruebas extremadamente exigentes para ellos a la edad de 10 años hasta los 17,Hank decidió entrar a la A.A.M y allí fue cuando fue transformado completamente gracias a la guerra,la violencia y la sangre,muriendo más de 3 veces en dos años,muchas de ellas lo volvían peor en sentido mental. Hank gracias a todos esos traumas numerosos,tuvo un brote psicótico durante muchos meses,cometiendo crimenes como Canibalismo y Múltiples Homicidios,hasta que fue retenido y tratado con un amigo para poder hacer su vida más tranquila 2020—2034 Hank siguió trabajando e intentando asesinar a su padre,mientras tanto,Joseph quien estuvo mucho tiempo encerrado,logro liberarse en el año 2019,encontrándose a un mundo totalmente distinto al que conoció,teniendo el deseo de hacer pagar a su hijo Michael,en el 2020,Hank encontró pareja en la A.A.M tal cual como su padre,Ambos se llegaron a comprometer pero gracias a un atentado contra Hank,Ella falleció gracias a una explosión,Hank no pudo soportar y decidio buscar al responsable de este crimen,cosa que no hizo por mucho tiempo,el estuvo mucho tiempo llorando esa perdida tan grave para el,en el año 2024,Hank conoció a una mujer en una Disco y desde allí su vida dejó la violencia de lado,ella logró reconstruir a Hank de a poco,teniendo dos Hijas;Hana y Holly Wimbleton,Hank dejó la milicia por 5 años solo por ellas,en el año 2031,Un grupo de hombres masacro a aquella mujer (de nombre reservado),cosa que sumergió en una ira violenta a Hank nuevamente y disponiéndose a buscar al responsable nuevamente por 4 años,dejando a sus hijas al cuidado de su madre,Lucille las educó,crío y entreno a aquellas niñas para matar a Michael,quien estuvo detrás de todos los atentados en contra de todas las mujeres que amaba Hank. En el año 2034,Lucille es asesinada por su propio esposo,esta vez a Hank le hicieron creer que Lucille falleció por Muerte súbita,solo Hana y Holly sabían la verdad de todo esto 2035—2050 Hank es incinerado por su propio padre y gracias a eso,Hank recupera su apariencia natural y desata una horrible venganza en contra de la A.A.M por no haber intervenido antes,y contra Michael,haciendo un periodo de tiranía de 3 meses de matanzas y guerrillas,Michael estuvo creando personas con el ADN de Hank con el fin de matarlo,De allí nacería un hijo indirecto de Hank:Sirius Wimbleton,Hank al enterarse de su existencia fue a buscarlo y lo crío con sus hijas con amor y cuidado para el,hasta que una tarde del 2037,Hank y Michael mueren en un combate espada con espada,Dejando nada más que a Sirius,Hana y Holly por su cuenta,En aquella batalla final,Steven Y Stanley mueren intentando frenar al ejercito de su padre,Joseph también se presento a la batalla,solo para encontrase a su hijo muerto. Hana,Holly,Sirius se fueron por su cuenta hasta el campo para refugiarse,el Apellido Wimbleton no quería ser escuchado en el mundo,por lo que era lo mejor para ellos,Joseph se fue al bosque,exiliandose a si mismo para al fin descansar,Hana y Holly criaron a Sirius con el mismo amor que su padre hasta que cumplió la mayoría de edad,allí fue cuando lo enviaron a la ciudad,ya cuando el apellido Wimbleton era un mal recuerdo,pero... ASESINATOS HECHOS POR LOS WIMBLETON 1—Hank James Wimbleton:3.235.128 2—Michael Rick Wimbleton:2.790.032 3—Steven Wimbleton:1.890.994 4—Stanley Wimbleton:890.222 5—Joseph Wimbleton:112 6—Sirius Wimbleton:32 (3.110.741 de manera indirecta)
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  • - Griffiths Brothers -


    Su hermana menor había llegado a visitarlo, ella vivía en otro palacio lejano ya que le gustaba la naturaleza y en ese lugar era libre de explorar, pero no sabía si estar feliz o sentir vergüenza, porque siempre llegaba a molestarlo con cosas pasadas o actuales que no le gustaría recordar. Pero debía dejar que lo hiciera, después de todo, era el precio que tenía que pagar por haber asesinado a todos sus pretendientes. La maldición de ser un hermano sobreprotector recaía en éste punto y no podía defenderse.
    - Griffiths Brothers - Su hermana menor había llegado a visitarlo, ella vivía en otro palacio lejano ya que le gustaba la naturaleza y en ese lugar era libre de explorar, pero no sabía si estar feliz o sentir vergüenza, porque siempre llegaba a molestarlo con cosas pasadas o actuales que no le gustaría recordar. Pero debía dejar que lo hiciera, después de todo, era el precio que tenía que pagar por haber asesinado a todos sus pretendientes. La maldición de ser un hermano sobreprotector recaía en éste punto y no podía defenderse.
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