• El año pasado para el cumpleaños de Hati Fenrirdottir había llenado todo el bunker con un camino de pequeñas lunas, guiando a la loba hacia su tarta, la cual era mas grande que ella y hasta sus regalos.

    Ese año, ante el pensamiento de que ya había agotado la paciencia de los hermanos (sobre todo de Dean) en lo que ha decoraciones y festejos se refería en el bunker, había centrado todo en el cuarto de la morena.
    En su ausencia lo había llenado todo de globos, y había dejado encima de la cama los regalos. (Los que podia)

    En la preciosa caja negra había, (envuelto en un papel encerado) un bolso Louis Vuitton. A su lado, la siguiente caja contenía una lampara luna. Y encima de todo esto una pequeña carta con el nombre de Hati escrito en la pulcra y cursiva letra de la pelirroja.

    " 𝐹𝑒𝑙𝑖𝑧 𝑐𝑢𝑚𝑝𝑙𝑒𝑎𝑛̃𝑜𝑠 𝐻𝑎𝑡𝑖, 𝑛𝑜 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑟 𝑚𝑎𝑠 𝑓𝑒𝑙𝑖𝑧 𝑑𝑒 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟 𝑐𝑒𝑙𝑒𝑏𝑟𝑎𝑟 𝑢𝑛 𝑎𝑛̃𝑜 𝑚𝑎𝑠 𝑎 𝑡𝑢 𝑙𝑎𝑑𝑜. 𝐸𝑠𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑒 𝑔𝑢𝑠𝑡𝑒𝑛 𝑡𝑜𝑑𝑜𝑠 𝑡𝑢𝑠 𝑟𝑒𝑔𝑎𝑙𝑜𝑠, 𝑦 𝑑𝑒 𝑛𝑜 𝑠𝑒𝑟 𝑎𝑠𝑖́ 𝑒𝑟𝑒𝑠 𝑙𝑖𝑏𝑟𝑒 𝑑𝑒 𝑟𝑒𝑔𝑎𝑙𝑎𝑟𝑚𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑡𝑎𝑟𝑑𝑒 𝑑𝑒 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑟𝑎𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑒𝑙𝑒𝑔𝑖𝑟𝑙𝑜𝑠 𝑡𝑢 𝑚𝑖𝑠𝑚𝑎.

    𝐹𝑎𝑙𝑡𝑎 𝑒𝑙 𝑢́𝑙𝑡𝑖𝑚𝑜 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑚𝑒 ℎ𝑒 𝑡𝑜𝑚𝑎𝑑𝑜 𝑙𝑎 𝑙𝑖𝑏𝑒𝑟𝑡𝑎𝑑 𝑑𝑒 𝑜𝑟𝑔𝑎𝑛𝑖𝑧𝑎𝑟𝑙𝑜 𝑒𝑛 𝑡𝑢 𝑛𝑢𝑒𝑣𝑜 𝑡𝑜𝑐𝑎𝑑𝑜𝑟 (𝑠𝑖 𝑎ℎ𝑜𝑟𝑎 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑡𝑜𝑐𝑎𝑑𝑜𝑟) 𝑡𝑢 𝑝𝑟𝑜𝑝𝑖𝑜 𝑠𝑒𝑡 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑙𝑒𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑚𝑎𝑞𝑢𝑖𝑙𝑙𝑎𝑗𝑒. 𝑆𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑠𝑒𝑟𝑎́𝑠 𝑙𝑖𝑏𝑟𝑒 𝑑𝑒 𝑢𝑠𝑎𝑟 𝑚𝑖𝑠 𝑐𝑜𝑠𝑎𝑠, 𝑛𝑜 𝑚𝑒 𝑚𝑎𝑙𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟𝑝𝑟𝑒𝑡𝑒𝑠, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑎ℎ𝑜𝑟𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑠 𝑒𝑚𝑝𝑒𝑧𝑎𝑑𝑜 𝑎 𝑎𝑝𝑟𝑒𝑛𝑑𝑒𝑟, 𝑝𝑒𝑛𝑠𝑒́ 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑒 𝑔𝑢𝑠𝑡𝑎𝑟𝑖́𝑎 𝑡𝑒𝑛𝑒𝑟 𝑚𝑎𝑠 𝑐𝑜𝑠𝑖𝑡𝑎𝑠.

    𝑇𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜, 𝑦𝑎 𝑙𝑜 𝑠𝑎𝑏𝑒𝑠, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑡𝑒 𝑙𝑜 𝑑𝑖𝑟𝑒́.
    𝑃𝑜𝑝𝑝𝑦"
    El año pasado para el cumpleaños de [moonwolf] había llenado todo el bunker con un camino de pequeñas lunas, guiando a la loba hacia su tarta, la cual era mas grande que ella y hasta sus regalos. Ese año, ante el pensamiento de que ya había agotado la paciencia de los hermanos (sobre todo de Dean) en lo que ha decoraciones y festejos se refería en el bunker, había centrado todo en el cuarto de la morena. En su ausencia lo había llenado todo de globos, y había dejado encima de la cama los regalos. (Los que podia) En la preciosa caja negra había, (envuelto en un papel encerado) un bolso Louis Vuitton. A su lado, la siguiente caja contenía una lampara luna. Y encima de todo esto una pequeña carta con el nombre de Hati escrito en la pulcra y cursiva letra de la pelirroja. " 𝐹𝑒𝑙𝑖𝑧 𝑐𝑢𝑚𝑝𝑙𝑒𝑎𝑛̃𝑜𝑠 𝐻𝑎𝑡𝑖, 𝑛𝑜 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑟 𝑚𝑎𝑠 𝑓𝑒𝑙𝑖𝑧 𝑑𝑒 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟 𝑐𝑒𝑙𝑒𝑏𝑟𝑎𝑟 𝑢𝑛 𝑎𝑛̃𝑜 𝑚𝑎𝑠 𝑎 𝑡𝑢 𝑙𝑎𝑑𝑜. 𝐸𝑠𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑒 𝑔𝑢𝑠𝑡𝑒𝑛 𝑡𝑜𝑑𝑜𝑠 𝑡𝑢𝑠 𝑟𝑒𝑔𝑎𝑙𝑜𝑠, 𝑦 𝑑𝑒 𝑛𝑜 𝑠𝑒𝑟 𝑎𝑠𝑖́ 𝑒𝑟𝑒𝑠 𝑙𝑖𝑏𝑟𝑒 𝑑𝑒 𝑟𝑒𝑔𝑎𝑙𝑎𝑟𝑚𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑡𝑎𝑟𝑑𝑒 𝑑𝑒 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑟𝑎𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑒𝑙𝑒𝑔𝑖𝑟𝑙𝑜𝑠 𝑡𝑢 𝑚𝑖𝑠𝑚𝑎. 𝐹𝑎𝑙𝑡𝑎 𝑒𝑙 𝑢́𝑙𝑡𝑖𝑚𝑜 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑚𝑒 ℎ𝑒 𝑡𝑜𝑚𝑎𝑑𝑜 𝑙𝑎 𝑙𝑖𝑏𝑒𝑟𝑡𝑎𝑑 𝑑𝑒 𝑜𝑟𝑔𝑎𝑛𝑖𝑧𝑎𝑟𝑙𝑜 𝑒𝑛 𝑡𝑢 𝑛𝑢𝑒𝑣𝑜 𝑡𝑜𝑐𝑎𝑑𝑜𝑟 (𝑠𝑖 𝑎ℎ𝑜𝑟𝑎 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑡𝑜𝑐𝑎𝑑𝑜𝑟) 𝑡𝑢 𝑝𝑟𝑜𝑝𝑖𝑜 𝑠𝑒𝑡 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑙𝑒𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑚𝑎𝑞𝑢𝑖𝑙𝑙𝑎𝑗𝑒. 𝑆𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑠𝑒𝑟𝑎́𝑠 𝑙𝑖𝑏𝑟𝑒 𝑑𝑒 𝑢𝑠𝑎𝑟 𝑚𝑖𝑠 𝑐𝑜𝑠𝑎𝑠, 𝑛𝑜 𝑚𝑒 𝑚𝑎𝑙𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟𝑝𝑟𝑒𝑡𝑒𝑠, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑎ℎ𝑜𝑟𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑠 𝑒𝑚𝑝𝑒𝑧𝑎𝑑𝑜 𝑎 𝑎𝑝𝑟𝑒𝑛𝑑𝑒𝑟, 𝑝𝑒𝑛𝑠𝑒́ 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑒 𝑔𝑢𝑠𝑡𝑎𝑟𝑖́𝑎 𝑡𝑒𝑛𝑒𝑟 𝑚𝑎𝑠 𝑐𝑜𝑠𝑖𝑡𝑎𝑠. 𝑇𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜, 𝑦𝑎 𝑙𝑜 𝑠𝑎𝑏𝑒𝑠, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑡𝑒 𝑙𝑜 𝑑𝑖𝑟𝑒́. 𝑃𝑜𝑝𝑝𝑦"
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  • 𝘌𝘭 𝘚𝘢𝘯𝘵𝘶𝘢𝘳𝘪𝘰 𝘦𝘴 𝘶𝘯 𝘭𝘶𝘨𝘢𝘳 𝘮𝘪𝘴𝘵𝘦𝘳𝘪𝘰𝘴𝘰 𝘺 𝘭𝘭𝘦𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘴𝘦𝘤𝘳𝘦𝘵𝘰𝘴, 𝘢𝘤𝘢𝘴𝘰 𝘢𝘭𝘨𝘶𝘪𝘦𝘯 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘺𝘰 𝘱𝘰𝘥𝘳í𝘢 𝘥𝘦𝘴𝘤𝘶𝘣𝘳𝘪𝘳𝘭𝘰𝘴?
    𝘌𝘭 𝘚𝘢𝘯𝘵𝘶𝘢𝘳𝘪𝘰 𝘦𝘴 𝘶𝘯 𝘭𝘶𝘨𝘢𝘳 𝘮𝘪𝘴𝘵𝘦𝘳𝘪𝘰𝘴𝘰 𝘺 𝘭𝘭𝘦𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘴𝘦𝘤𝘳𝘦𝘵𝘰𝘴, 𝘢𝘤𝘢𝘴𝘰 𝘢𝘭𝘨𝘶𝘪𝘦𝘯 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘺𝘰 𝘱𝘰𝘥𝘳í𝘢 𝘥𝘦𝘴𝘤𝘶𝘣𝘳𝘪𝘳𝘭𝘰𝘴?
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  • 【¿𝐂𝐮á𝐧𝐭𝐚𝐬 𝐜𝐚𝐛𝐞𝐳𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐛𝐞𝐧 𝐫𝐨𝐝𝐚𝐫 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫 𝐚𝐥 𝐣𝐞𝐟𝐞 𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐭á 𝐦𝐚𝐟𝐢𝐚?】






    En definitiva, no sabía qué le molestaba más: que nadie tuviera una respuesta clara sobre la ubicación de Kiev, o que los seis hombres que había entrenado personalmente para ser letales armas humanas estuvieran desperdiciando su tiempo tras una mujer que, tiempo atrás, había abandonado sin miramientos al ruso. Había dado la orden directa de que regresaran, pero ellos, siguiendo las instrucciones de Kiev, se mantenían firmes en su decisión de continuar la búsqueda. La desobediencia, por lealtad o no, comenzaba a socavar su ya frágil paciencia.

    La situación era un desastre creciente. Apenas había logrado recuperarse del secuestro que había sufrido junto a Vanya, una experiencia que solo habían superado gracias a la intervención oportuna de Elisabetta. Al regresar, lo primero que hizo fue asegurarse de que Camile estuviera en buen estado, y también de que pusieran a Vanya en una habitación para descansar. Luego, se encerró con Rubí para ponerse al día con los asuntos pendientes, aunque las noticias que ella traía no hacían más que empeorar su ánimo.

    Las malas noticias caían como una tormenta implacable, cada nuevo informe alimentando su frustración. El peso de las decisiones, El jodido padre de su amigo, Aleksander, la desobediencia de los hombres de Kiev y el caos generalizado hacían que su paciencia rozara peligrosamente el límite.

    — Vuelvan a llamar... Si no regresan antes del anochecer, voy arrancarles la cabeza personalmente.
    【¿𝐂𝐮á𝐧𝐭𝐚𝐬 𝐜𝐚𝐛𝐞𝐳𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐛𝐞𝐧 𝐫𝐨𝐝𝐚𝐫 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫 𝐚𝐥 𝐣𝐞𝐟𝐞 𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐭á 𝐦𝐚𝐟𝐢𝐚?】 En definitiva, no sabía qué le molestaba más: que nadie tuviera una respuesta clara sobre la ubicación de Kiev, o que los seis hombres que había entrenado personalmente para ser letales armas humanas estuvieran desperdiciando su tiempo tras una mujer que, tiempo atrás, había abandonado sin miramientos al ruso. Había dado la orden directa de que regresaran, pero ellos, siguiendo las instrucciones de Kiev, se mantenían firmes en su decisión de continuar la búsqueda. La desobediencia, por lealtad o no, comenzaba a socavar su ya frágil paciencia. La situación era un desastre creciente. Apenas había logrado recuperarse del secuestro que había sufrido junto a Vanya, una experiencia que solo habían superado gracias a la intervención oportuna de Elisabetta. Al regresar, lo primero que hizo fue asegurarse de que Camile estuviera en buen estado, y también de que pusieran a Vanya en una habitación para descansar. Luego, se encerró con Rubí para ponerse al día con los asuntos pendientes, aunque las noticias que ella traía no hacían más que empeorar su ánimo. Las malas noticias caían como una tormenta implacable, cada nuevo informe alimentando su frustración. El peso de las decisiones, El jodido padre de su amigo, Aleksander, la desobediencia de los hombres de Kiev y el caos generalizado hacían que su paciencia rozara peligrosamente el límite. — Vuelvan a llamar... Si no regresan antes del anochecer, voy arrancarles la cabeza personalmente.
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  • 𝕱𝖚𝖈𝖐𝖎𝖓𝖌 𝕯𝖎𝖛𝖎𝖓𝖊
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  • 𝕄𝕠𝕟𝕠𝕣𝕠𝕝:
    ┅┅━━━━━━━━ •⊱✧⊰• ━━━━━━━━┅┅
    El sonido de pasos firmes rompió el silencio del pasillo iluminado por la luz matutina que atravesaba los vitrales. Agatha estaba allí, apoyada contra una columna, observando las formas de colores que bailaban en el suelo.

    Adelaida apareció al doblar la esquina, caminando con calma, su expresión serena como siempre. Al verla, Agatha se enderezó, dejando escapar un suspiro que delataba su impaciencia.

    𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒:
    —Llegas tarde.
    [Murmuró, cruzando los brazos.]

    𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒:
    —Un minuto, si acaso.
    [Respondió con una leve sonrisa, deteniéndose frente a ella.]

    Agatha no pudo evitar rodar los ojos, pero su semblante cambió cuando Adelaida se inclinó ligeramente hacia ella, bajando la voz.

    𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒:
    —Tenemos que hablar esta noche. Tú, Barristan y yo.

    La tranquilidad habitual de Adelaida contrastaba con la tensión que se reflejó en el rostro de Agatha.

    𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒:
    —¿Por qué? ¿Qué pasa?
    [Preguntó, su tono apenas un susurro.]

    𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒:
    —Encontré algo. Una oportunidad para que puedas salir de aquí.
    [Respondió directa, aunque sin alterar su tono.]

    𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒:
    [Sintió un nudo en el estómago, y su mirada se endureció.]
    —¿Salir? ¿Cómo?

    𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒:
    —No quiero adelantarte nada hasta estar completamente segura.
    Por eso debemos reunirnos esta noche. Si lo que descubrí es cierto, podría ser nuestra mejor opción.
    [Explicó, manteniendo la calma.]

    𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒:
    [Bajó la mirada, procesando las palabras de su amiga. Su voz salió más baja esta vez.]
    —¿Y si no lo es?

    𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒:
    [Ella le puso una mano en el hombro, su gesto tan firme como tranquilizador.]
    —Por eso quiero corroborarlo. Confía en mí.

    𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒:
    [Asintió lentamente, aunque su expresión seguía cargada de preocupación.]
    —Lo haré. Estaré allí.

    𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒:
    [Retiró su mano, satisfecha con la respuesta, y tras una breve pausa, preguntó:]
    —Por cierto, ¿sigues sin poder manifestar a Orión?

    𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒:
    [Apretó los labios, visiblemente molesta consigo misma.]
    —No. Desde lo que pasó con Archibald, es como si hubiera desaparecido. No puedo llamarlo, no puedo usar sus poderes.

    𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒:
    [Frunció ligeramente el ceño, aunque su tono se mantuvo neutral.]
    —¿Crees que está relacionado con lo que intentó hacerle?

    𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒:
    —Tiene que ser eso. Es como si algo lo hubiera bloqueado dentro de mí.

    𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒:
    [Asintió, reflexiva.]
    —Quizá, si conseguimos esto, también podamos encontrar respuestas para Orión.

    Antes de que pudieran continuar, un guardia apareció al fondo del pasillo, golpeando el suelo con la lanza para llamar su atención.

    𝔾𝕦𝕒𝕣𝕕𝕚𝕒:
    —Señoritas, deben regresar a sus alcobas.

    Ambas intercambiaron una última mirada.

    𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒:
    —Esta noche...
    [Dijo con suavidad antes de girarse y caminar tranquilamente por el pasillo opuesto.]

    Agatha se quedó allí un momento más, respirando profundamente para calmarse, antes de seguir al guardia.
    ┅┅━━━━━━━━ •⊱✧⊰• ━━━━━━━━┅┅
    𝕄𝕠𝕟𝕠𝕣𝕠𝕝: ┅┅━━━━━━━━ •⊱✧⊰• ━━━━━━━━┅┅ El sonido de pasos firmes rompió el silencio del pasillo iluminado por la luz matutina que atravesaba los vitrales. Agatha estaba allí, apoyada contra una columna, observando las formas de colores que bailaban en el suelo. Adelaida apareció al doblar la esquina, caminando con calma, su expresión serena como siempre. Al verla, Agatha se enderezó, dejando escapar un suspiro que delataba su impaciencia. 𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒: —Llegas tarde. [Murmuró, cruzando los brazos.] 𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒: —Un minuto, si acaso. [Respondió con una leve sonrisa, deteniéndose frente a ella.] Agatha no pudo evitar rodar los ojos, pero su semblante cambió cuando Adelaida se inclinó ligeramente hacia ella, bajando la voz. 𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒: —Tenemos que hablar esta noche. Tú, Barristan y yo. La tranquilidad habitual de Adelaida contrastaba con la tensión que se reflejó en el rostro de Agatha. 𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒: —¿Por qué? ¿Qué pasa? [Preguntó, su tono apenas un susurro.] 𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒: —Encontré algo. Una oportunidad para que puedas salir de aquí. [Respondió directa, aunque sin alterar su tono.] 𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒: [Sintió un nudo en el estómago, y su mirada se endureció.] —¿Salir? ¿Cómo? 𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒: —No quiero adelantarte nada hasta estar completamente segura. Por eso debemos reunirnos esta noche. Si lo que descubrí es cierto, podría ser nuestra mejor opción. [Explicó, manteniendo la calma.] 𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒: [Bajó la mirada, procesando las palabras de su amiga. Su voz salió más baja esta vez.] —¿Y si no lo es? 𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒: [Ella le puso una mano en el hombro, su gesto tan firme como tranquilizador.] —Por eso quiero corroborarlo. Confía en mí. 𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒: [Asintió lentamente, aunque su expresión seguía cargada de preocupación.] —Lo haré. Estaré allí. 𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒: [Retiró su mano, satisfecha con la respuesta, y tras una breve pausa, preguntó:] —Por cierto, ¿sigues sin poder manifestar a Orión? 𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒: [Apretó los labios, visiblemente molesta consigo misma.] —No. Desde lo que pasó con Archibald, es como si hubiera desaparecido. No puedo llamarlo, no puedo usar sus poderes. 𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒: [Frunció ligeramente el ceño, aunque su tono se mantuvo neutral.] —¿Crees que está relacionado con lo que intentó hacerle? 𝔸𝕘𝕒𝕥𝕙𝕒: —Tiene que ser eso. Es como si algo lo hubiera bloqueado dentro de mí. 𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒: [Asintió, reflexiva.] —Quizá, si conseguimos esto, también podamos encontrar respuestas para Orión. Antes de que pudieran continuar, un guardia apareció al fondo del pasillo, golpeando el suelo con la lanza para llamar su atención. 𝔾𝕦𝕒𝕣𝕕𝕚𝕒: —Señoritas, deben regresar a sus alcobas. Ambas intercambiaron una última mirada. 𝔸𝕕𝕖𝕝𝕒𝕚𝕕𝕒: —Esta noche... [Dijo con suavidad antes de girarse y caminar tranquilamente por el pasillo opuesto.] Agatha se quedó allí un momento más, respirando profundamente para calmarse, antes de seguir al guardia. ┅┅━━━━━━━━ •⊱✧⊰• ━━━━━━━━┅┅
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  • #MonoRol

    𝙋𝘼𝙍𝘼𝙉𝙊𝙓 𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙁𝙄𝙇𝙀𝙎
    ...
    𝐋𝐚 𝐀𝐜𝐚𝐝𝐞𝐦𝐢𝐚
    𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐈𝐈


    La campana resonó en el edificio escolar, anunciando el inicio del receso. Con entusiasmo, los estudiantes comenzaron a levantarse de sus pupitres y salir del salón, deseosos de disfrutar de esos valiosos minutos de recreo. El corredor se llenó rápidamente de risas y conversaciones, creando una atmósfera de alegría y energía juvenil.

    Entre el bullicio, algunos estudiantes optaron por quedarse en el salón, ya sea por tener tareas atrasadas o por simplemente desear un momento de tranquilidad. Entre esos que se quedaron, estaba Doria, aquel albino quien, a decir verdad era el único allí de su salón.

    La luz suave del sol bañaba su pupitre a través de la ventana abierta, dándole la oportunidad perfecta para leer.

    El joven peliblanco sacó un libro de su mochila, uno que había estado esperando leer desde que lo escuchó: Cincuenta Sombras de Grey.

    Y así el salón vacío y tranquilo se convirtió en su refugio personal, un espacio donde podía sumergirse en la lectura y así disfrutar de la paz.

    Dorian era un alma solitaria en un mar de grupos bien definidos dentro de la academia. No encajaba con los populares que disfrutaban de la atención constante y el glamour de la adolescencia. Tampoco con los rudos, cuyas conversaciones y actividades involucraban agresividad que no compartía. Los frikis y Otakus, apasionados por sus mundos de fantasía y ciencia ficción, también parecían un universo muy distante para él. Ni siquiera se sentía cómodo entre los inteligentes, cuyo mundo giraba en torno a logros académicos y debates intelectuales.

    En fin, Dorian no encontraba su lugar en ninguno de aquellos grupos tan claramente delineados. Como resultado, solía quedarse solo, mientras los demás lo veían con curiosidad, como si fuera una anomalía en el sistema social de la escuela.

    A medida que leía, sus ojos se desviaban de vez en cuando hacia la ventana, observando con un dejo de tristeza cómo los demás estudiantes jugaban y conversaban en el patio. El ruido distante de sus risas y gritos llegaba a sus oídos, hasta que, inevitablemente, aparecieron aquellos que siempre le molestaban.

    Su presencia era como una tormenta anunciada, trayendo consigo insultos y provocaciones que buscaban minar su tranquilidad. Sin embargo, esta vez, Dorian ya sabía qué hacer. Se levantó y se metió en problemas una vez más solo para defenderse y demostrar que él no era un simple adolescente y ya.
    #MonoRol 𝙋𝘼𝙍𝘼𝙉𝙊𝙓 𝙇𝙊𝙎𝙏 𝙁𝙄𝙇𝙀𝙎 ... 𝐋𝐚 𝐀𝐜𝐚𝐝𝐞𝐦𝐢𝐚 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐈𝐈 La campana resonó en el edificio escolar, anunciando el inicio del receso. Con entusiasmo, los estudiantes comenzaron a levantarse de sus pupitres y salir del salón, deseosos de disfrutar de esos valiosos minutos de recreo. El corredor se llenó rápidamente de risas y conversaciones, creando una atmósfera de alegría y energía juvenil. Entre el bullicio, algunos estudiantes optaron por quedarse en el salón, ya sea por tener tareas atrasadas o por simplemente desear un momento de tranquilidad. Entre esos que se quedaron, estaba Doria, aquel albino quien, a decir verdad era el único allí de su salón. La luz suave del sol bañaba su pupitre a través de la ventana abierta, dándole la oportunidad perfecta para leer. El joven peliblanco sacó un libro de su mochila, uno que había estado esperando leer desde que lo escuchó: Cincuenta Sombras de Grey. Y así el salón vacío y tranquilo se convirtió en su refugio personal, un espacio donde podía sumergirse en la lectura y así disfrutar de la paz. Dorian era un alma solitaria en un mar de grupos bien definidos dentro de la academia. No encajaba con los populares que disfrutaban de la atención constante y el glamour de la adolescencia. Tampoco con los rudos, cuyas conversaciones y actividades involucraban agresividad que no compartía. Los frikis y Otakus, apasionados por sus mundos de fantasía y ciencia ficción, también parecían un universo muy distante para él. Ni siquiera se sentía cómodo entre los inteligentes, cuyo mundo giraba en torno a logros académicos y debates intelectuales. En fin, Dorian no encontraba su lugar en ninguno de aquellos grupos tan claramente delineados. Como resultado, solía quedarse solo, mientras los demás lo veían con curiosidad, como si fuera una anomalía en el sistema social de la escuela. A medida que leía, sus ojos se desviaban de vez en cuando hacia la ventana, observando con un dejo de tristeza cómo los demás estudiantes jugaban y conversaban en el patio. El ruido distante de sus risas y gritos llegaba a sus oídos, hasta que, inevitablemente, aparecieron aquellos que siempre le molestaban. Su presencia era como una tormenta anunciada, trayendo consigo insultos y provocaciones que buscaban minar su tranquilidad. Sin embargo, esta vez, Dorian ya sabía qué hacer. Se levantó y se metió en problemas una vez más solo para defenderse y demostrar que él no era un simple adolescente y ya.
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  • ──── ¡𝘚𝘦𝘭𝘧𝘪𝘦! 𝘋𝘪𝘰𝘴𝘪𝘵𝘰 𝘥𝘪𝘤𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘺 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘰𝘮𝘦𝘳 𝘥𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢. ──── 𝐒𝐮𝐧𝐝𝐚𝐲 𝐍𝐢𝐠𝐡𝐭.

    ( https://youtu.be/d9SIO_2vehM?si=i27Raykd1wEpcDVO )
    ──── ¡𝘚𝘦𝘭𝘧𝘪𝘦! 𝘋𝘪𝘰𝘴𝘪𝘵𝘰 𝘥𝘪𝘤𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘺 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘰𝘮𝘦𝘳 𝘥𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢. ──── 𝐒𝐮𝐧𝐝𝐚𝐲 𝐍𝐢𝐠𝐡𝐭. ( https://youtu.be/d9SIO_2vehM?si=i27Raykd1wEpcDVO )
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  • 𝕸𝖎 𝖘𝖊𝖗 𝖆𝖓𝖍𝖊𝖑𝖆𝖇𝖆 𝖘𝖊𝖗 𝖆𝖇𝖗𝖆𝖘𝖆𝖉𝖔 𝖓𝖚𝖊𝖛𝖆𝖒𝖊𝖓𝖙𝖊 𝖕𝖔𝖗 𝖙𝖚𝖘 𝖈𝖆𝖗𝖎𝖈𝖎𝖆𝖘 𝖞 𝖛𝖔𝖑𝖛𝖊𝖗𝖒𝖊 𝖈𝖊𝖓𝖎𝖟𝖆𝖘 𝖊𝖓𝖙𝖗𝖊 𝖙𝖚𝖘 𝖇𝖗𝖆𝖟𝖔𝖘 𝖘𝖔́𝖑𝖔 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖘𝖊𝖗 𝖗𝖊𝖛𝖎𝖛𝖎𝖉𝖔 𝖕𝖔𝖗 𝖊𝖑 𝖓𝖊́𝖈𝖙𝖆𝖗 𝖉𝖊 𝖙𝖚𝖘 𝖑𝖆𝖇𝖎𝖔𝖘.
    𝕸𝖎 𝖘𝖊𝖗 𝖆𝖓𝖍𝖊𝖑𝖆𝖇𝖆 𝖘𝖊𝖗 𝖆𝖇𝖗𝖆𝖘𝖆𝖉𝖔 𝖓𝖚𝖊𝖛𝖆𝖒𝖊𝖓𝖙𝖊 𝖕𝖔𝖗 𝖙𝖚𝖘 𝖈𝖆𝖗𝖎𝖈𝖎𝖆𝖘 𝖞 𝖛𝖔𝖑𝖛𝖊𝖗𝖒𝖊 𝖈𝖊𝖓𝖎𝖟𝖆𝖘 𝖊𝖓𝖙𝖗𝖊 𝖙𝖚𝖘 𝖇𝖗𝖆𝖟𝖔𝖘 𝖘𝖔́𝖑𝖔 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖘𝖊𝖗 𝖗𝖊𝖛𝖎𝖛𝖎𝖉𝖔 𝖕𝖔𝖗 𝖊𝖑 𝖓𝖊́𝖈𝖙𝖆𝖗 𝖉𝖊 𝖙𝖚𝖘 𝖑𝖆𝖇𝖎𝖔𝖘.
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  • ℳ𝒪𝒩𝒪ℛ𝒪ℒ
    Un amplio balcón de mármol negro, iluminado por la luz de la luna, se abre al frío viento nocturno que acaricia las capas de ambos hombres. Archibald Ragnaki, con su postura imponente, fija la mirada en el horizonte, mientras Genius, apoyado en la baranda con una copa de vino en la mano, lo observa de reojo, con una mezcla de envidia y cautela.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Con una sonrisa burlona.-
    —Qué noche tan hermosa, majestad. Aunque supongo que para ti, incluso la luna debe parecerte insuficiente.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Sin voltear, con voz fría.-
    —Y para ti, Genius, cualquier cosa que no brille como oro debe parecerte irrelevante.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Se encoge de hombros, bebiendo un sorbo.-
    —Tienes razón, por supuesto. Pero no puedo evitar preguntarme, majestad, ¿es realmente necesario montar ese espectáculo en Lagos? Podrías simplemente enviar a alguien más... o mejor aún, dejar que el viejo rey se pudra en su trono.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Girándose lentamente hacia él, con una sonrisa helada.-
    —¿Dejarlo pudrirse? No. Lo que planeo es mucho más entretenido. Iré personalmente, Genius. Mi dragón dorado será lo último que ese anciano verá antes de que lo destrone.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Se ríe con incredulidad, pero sus ojos traicionan un toque de miedo.-
    —¿Destronarlo? ¿Y coronarte rey de Lagos? Qué ambicioso, incluso para ti.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Da un paso hacia Genius, su mirada fija como un cuchillo.-
    —Ambición, Genius, es lo que separa a los hombres como yo de los parásitos como tú.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Le lanza una mirada mordaz, pero su tono se mantiene falso y adulador.-
    —Majestad, no es mi intención cuestionarte, pero esto suena más como un riesgo innecesario que como una estrategia brillante.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Suelta una carcajada fría.-
    —Genius, si entendieras la estrategia, no estarías aquí gastando mi aire. Lo único innecesario en este reino eres tú.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Frunce el ceño, apretando la copa con fuerza.-
    —Cuidado con tus palabras, Archibald. Soy tu consejero, no tu sirviente.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Ríe aún más fuerte, acercándose hasta estar a un paso de él.-
    —¿Consejero? Genius, lo único que me has aconsejado es cómo gastar dinero en tus caprichos inútiles. Pero te lo concedo: eres entretenido.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Se inclina ligeramente, con un tono venenoso.-
    —Entonces espero seguir entreteniéndote, majestad. Porque si fallas en Lagos, puede que yo termine siendo más útil que tú.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Su expresión se endurece, pero su sonrisa persiste.-
    —Si fallara, Genius, cosa que no sucederá, tú serías el primero en caer. Porque mientras yo tengo un dragón dorado, tú solo tienes esa lengua venenosa.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Con una sonrisa tensa, levanta su copa en un falso brindis.-
    —Por supuesto, majestad. Que la luna te guíe en tu conquista... y que no te queme tu propia ambición.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Sin inmutarse, con tono frío.-
    —Genius, antes de que olvides tu único propósito aquí, dime: ¿mi ejército ya comenzó su marcha hacia las Ciudades Blancas?

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Se endereza, algo nervioso por el cambio de tema.-
    —Por supuesto, majestad. Salieron hace una semana, como ordenaste. Aunque, sinceramente, no entiendo por qué te preocupas tanto.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Sonríe con desdén.-
    —¿Por qué me preocupo? Porque las Ciudades Blancas no son solo un simple reino, Genius. Son la clave para dominar la otra mitad del continente. Conquistar Lagos es un paso, pero las Ciudades Blancas... esas son la joya. Un lugar lleno de individuos con poderes únicos en magia blanca, una fuerza que incluso tú deberías temer.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Se ríe nerviosamente.-
    —¿Temerles? Por favor, majestad, esos fanáticos no son rivales para ti.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Su tono se vuelve más cortante.-
    —No son rivales, pero son necesarios. Con su magia y su territorio bajo mi control, nadie en este continente tendrá el poder de desafiarme.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Con cautela, probando el terreno.-
    —Nadie... excepto el Reach, ¿no es así?

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Se queda en silencio por un momento, su mirada fija en el horizonte.-
    —El Reach es un problema. Su ejército es más grande, su poder, más vasto. Pero incluso ellos tienen sus debilidades.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Con una sonrisa venenosa.-
    —¿Y qué harás con ellos, majestad? ¿Un dragón dorado será suficiente para derribar al reino más poderoso del continente?

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Ríe suavemente, pero su tono es gélido.-
    —Genius, controlar el continente no es mi objetivo principal. El Reach es solo una pieza más en este juego. Cuando llegue el momento, sabrás cuál es mi verdadero propósito... si sigues siendo útil para entonces.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Sorprendido, intenta ocultar su intriga.-
    —Siempre tan misterioso, majestad. Aunque me pregunto si ese gran propósito tuyo no terminará consumiéndote.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Se gira hacia él, con una sonrisa que hiela la sangre.-
    —Genius, preocúpate por ti mismo. Nadie en este juego está a salvo, y tú eres el más prescindible de todos.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Con un tono burlón para ocultar su inquietud.-
    —Qué alentador. ¿Entonces cuándo comienza tu glorioso espectáculo en Lagos?

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Se da la vuelta hacia el horizonte, su capa ondeando con el viento.-
    —En dos días. Mi dragón y yo partiremos al amanecer. Es hora de que Lagos se arrodille... y que el continente sienta mi presencia.

    La conversación termina en un silencio cargado. Archibald vuelve a mirar el horizonte con determinación, mientras Genius bebe apresuradamente, cada vez más inquieto por el hombre que tiene frente a él y el verdadero alcance de sus planes.
    ℳ𝒪𝒩𝒪ℛ𝒪ℒ Un amplio balcón de mármol negro, iluminado por la luz de la luna, se abre al frío viento nocturno que acaricia las capas de ambos hombres. Archibald Ragnaki, con su postura imponente, fija la mirada en el horizonte, mientras Genius, apoyado en la baranda con una copa de vino en la mano, lo observa de reojo, con una mezcla de envidia y cautela. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Con una sonrisa burlona.- —Qué noche tan hermosa, majestad. Aunque supongo que para ti, incluso la luna debe parecerte insuficiente. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Sin voltear, con voz fría.- —Y para ti, Genius, cualquier cosa que no brille como oro debe parecerte irrelevante. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Se encoge de hombros, bebiendo un sorbo.- —Tienes razón, por supuesto. Pero no puedo evitar preguntarme, majestad, ¿es realmente necesario montar ese espectáculo en Lagos? Podrías simplemente enviar a alguien más... o mejor aún, dejar que el viejo rey se pudra en su trono. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Girándose lentamente hacia él, con una sonrisa helada.- —¿Dejarlo pudrirse? No. Lo que planeo es mucho más entretenido. Iré personalmente, Genius. Mi dragón dorado será lo último que ese anciano verá antes de que lo destrone. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Se ríe con incredulidad, pero sus ojos traicionan un toque de miedo.- —¿Destronarlo? ¿Y coronarte rey de Lagos? Qué ambicioso, incluso para ti. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Da un paso hacia Genius, su mirada fija como un cuchillo.- —Ambición, Genius, es lo que separa a los hombres como yo de los parásitos como tú. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Le lanza una mirada mordaz, pero su tono se mantiene falso y adulador.- —Majestad, no es mi intención cuestionarte, pero esto suena más como un riesgo innecesario que como una estrategia brillante. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Suelta una carcajada fría.- —Genius, si entendieras la estrategia, no estarías aquí gastando mi aire. Lo único innecesario en este reino eres tú. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Frunce el ceño, apretando la copa con fuerza.- —Cuidado con tus palabras, Archibald. Soy tu consejero, no tu sirviente. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Ríe aún más fuerte, acercándose hasta estar a un paso de él.- —¿Consejero? Genius, lo único que me has aconsejado es cómo gastar dinero en tus caprichos inútiles. Pero te lo concedo: eres entretenido. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Se inclina ligeramente, con un tono venenoso.- —Entonces espero seguir entreteniéndote, majestad. Porque si fallas en Lagos, puede que yo termine siendo más útil que tú. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Su expresión se endurece, pero su sonrisa persiste.- —Si fallara, Genius, cosa que no sucederá, tú serías el primero en caer. Porque mientras yo tengo un dragón dorado, tú solo tienes esa lengua venenosa. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Con una sonrisa tensa, levanta su copa en un falso brindis.- —Por supuesto, majestad. Que la luna te guíe en tu conquista... y que no te queme tu propia ambición. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Sin inmutarse, con tono frío.- —Genius, antes de que olvides tu único propósito aquí, dime: ¿mi ejército ya comenzó su marcha hacia las Ciudades Blancas? 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Se endereza, algo nervioso por el cambio de tema.- —Por supuesto, majestad. Salieron hace una semana, como ordenaste. Aunque, sinceramente, no entiendo por qué te preocupas tanto. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Sonríe con desdén.- —¿Por qué me preocupo? Porque las Ciudades Blancas no son solo un simple reino, Genius. Son la clave para dominar la otra mitad del continente. Conquistar Lagos es un paso, pero las Ciudades Blancas... esas son la joya. Un lugar lleno de individuos con poderes únicos en magia blanca, una fuerza que incluso tú deberías temer. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Se ríe nerviosamente.- —¿Temerles? Por favor, majestad, esos fanáticos no son rivales para ti. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Su tono se vuelve más cortante.- —No son rivales, pero son necesarios. Con su magia y su territorio bajo mi control, nadie en este continente tendrá el poder de desafiarme. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Con cautela, probando el terreno.- —Nadie... excepto el Reach, ¿no es así? 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Se queda en silencio por un momento, su mirada fija en el horizonte.- —El Reach es un problema. Su ejército es más grande, su poder, más vasto. Pero incluso ellos tienen sus debilidades. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Con una sonrisa venenosa.- —¿Y qué harás con ellos, majestad? ¿Un dragón dorado será suficiente para derribar al reino más poderoso del continente? 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Ríe suavemente, pero su tono es gélido.- —Genius, controlar el continente no es mi objetivo principal. El Reach es solo una pieza más en este juego. Cuando llegue el momento, sabrás cuál es mi verdadero propósito... si sigues siendo útil para entonces. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Sorprendido, intenta ocultar su intriga.- —Siempre tan misterioso, majestad. Aunque me pregunto si ese gran propósito tuyo no terminará consumiéndote. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Se gira hacia él, con una sonrisa que hiela la sangre.- —Genius, preocúpate por ti mismo. Nadie en este juego está a salvo, y tú eres el más prescindible de todos. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Con un tono burlón para ocultar su inquietud.- —Qué alentador. ¿Entonces cuándo comienza tu glorioso espectáculo en Lagos? 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Se da la vuelta hacia el horizonte, su capa ondeando con el viento.- —En dos días. Mi dragón y yo partiremos al amanecer. Es hora de que Lagos se arrodille... y que el continente sienta mi presencia. La conversación termina en un silencio cargado. Archibald vuelve a mirar el horizonte con determinación, mientras Genius bebe apresuradamente, cada vez más inquieto por el hombre que tiene frente a él y el verdadero alcance de sus planes.
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  • ㅤㅤㅤ 𝑶𝒏𝒆 𝒈𝒍𝒂𝒏𝒄𝒆: 𝒏𝒐 𝒘𝒐𝒓𝒅𝒔 𝒓𝒆𝒒𝒖𝒊𝒓𝒆𝒅

    #SeductiveSunday #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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