𝕀𝕟𝕥𝕣𝕦𝕤𝕠
𝚂𝚝𝚊𝚛𝚝𝚎𝚛: 𝙻𝚒𝚋𝚛𝚎
El joven dragón llevaba un tiempo en aquel bosque, unos tres meses aproximadamente. Ya se había acostumbrado a moverse entre los árboles de manera sigilosa a pesar de su tamaño, incluso podía moverse rápido sin tocar ni una rama con cualquier parte de su cuerpo. Y, sobre todo, le venía bien el invierno. La nieve, además de ser de su agrado por ser tan fría, pero suave a la vez, le proporcionaba ayuda para mimetizarse mejor con el ambiente sin tener que usar su habilidad.
La comida era un poco más escasa durante la temporada invernal, pero siempre encontraba algo que lo alimentara un poco. No obstante, al apenas poder quedar satisfecho lo hacia moverse más por el área para encontrar más comida, siempre a pie para evitar que cualquier presa escapara.
Pasos sigilosos avanzaban, los rayos del sol colándose ligeramente entre las ramas de los enormes árboles. Era una mañana muy calma. O eso creyó hasta que percibió un aroma nuevo. Sus fosas nasales se abrieron con levedad para poder olfatear mejor. Luego, se quedó completamente inmóvil, agazapado, para escuchar con claridad los pasos a lo lejos.
Su curiosidad empezó a crecer con cada pequeña pisada que parecía hacerse más cercana. Nunca antes había percibido algo similar, quería saber a qué o quién pertenecía. Sin embargo, su desconfianza lo limitaba a quedarse ahí, era primordial saber si se trataba de una amenaza o no. Y, mientras tanto, la natural sensación de territorialidad también se hacía presente, pero de manera muy progresiva. Podía controlarlo.
El joven dragón llevaba un tiempo en aquel bosque, unos tres meses aproximadamente. Ya se había acostumbrado a moverse entre los árboles de manera sigilosa a pesar de su tamaño, incluso podía moverse rápido sin tocar ni una rama con cualquier parte de su cuerpo. Y, sobre todo, le venía bien el invierno. La nieve, además de ser de su agrado por ser tan fría, pero suave a la vez, le proporcionaba ayuda para mimetizarse mejor con el ambiente sin tener que usar su habilidad.
La comida era un poco más escasa durante la temporada invernal, pero siempre encontraba algo que lo alimentara un poco. No obstante, al apenas poder quedar satisfecho lo hacia moverse más por el área para encontrar más comida, siempre a pie para evitar que cualquier presa escapara.
Pasos sigilosos avanzaban, los rayos del sol colándose ligeramente entre las ramas de los enormes árboles. Era una mañana muy calma. O eso creyó hasta que percibió un aroma nuevo. Sus fosas nasales se abrieron con levedad para poder olfatear mejor. Luego, se quedó completamente inmóvil, agazapado, para escuchar con claridad los pasos a lo lejos.
Su curiosidad empezó a crecer con cada pequeña pisada que parecía hacerse más cercana. Nunca antes había percibido algo similar, quería saber a qué o quién pertenecía. Sin embargo, su desconfianza lo limitaba a quedarse ahí, era primordial saber si se trataba de una amenaza o no. Y, mientras tanto, la natural sensación de territorialidad también se hacía presente, pero de manera muy progresiva. Podía controlarlo.
𝚂𝚝𝚊𝚛𝚝𝚎𝚛: 𝙻𝚒𝚋𝚛𝚎
El joven dragón llevaba un tiempo en aquel bosque, unos tres meses aproximadamente. Ya se había acostumbrado a moverse entre los árboles de manera sigilosa a pesar de su tamaño, incluso podía moverse rápido sin tocar ni una rama con cualquier parte de su cuerpo. Y, sobre todo, le venía bien el invierno. La nieve, además de ser de su agrado por ser tan fría, pero suave a la vez, le proporcionaba ayuda para mimetizarse mejor con el ambiente sin tener que usar su habilidad.
La comida era un poco más escasa durante la temporada invernal, pero siempre encontraba algo que lo alimentara un poco. No obstante, al apenas poder quedar satisfecho lo hacia moverse más por el área para encontrar más comida, siempre a pie para evitar que cualquier presa escapara.
Pasos sigilosos avanzaban, los rayos del sol colándose ligeramente entre las ramas de los enormes árboles. Era una mañana muy calma. O eso creyó hasta que percibió un aroma nuevo. Sus fosas nasales se abrieron con levedad para poder olfatear mejor. Luego, se quedó completamente inmóvil, agazapado, para escuchar con claridad los pasos a lo lejos.
Su curiosidad empezó a crecer con cada pequeña pisada que parecía hacerse más cercana. Nunca antes había percibido algo similar, quería saber a qué o quién pertenecía. Sin embargo, su desconfianza lo limitaba a quedarse ahí, era primordial saber si se trataba de una amenaza o no. Y, mientras tanto, la natural sensación de territorialidad también se hacía presente, pero de manera muy progresiva. Podía controlarlo.
Tipo
Grupal
Líneas
Cualquier línea
Estado
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