• —¡Jajaja!
    —¡Al final no pasó nada!
    —¡Nada!

    *Estaba toda la banda de Kurogane reunida jugando una partida de Mario Kart, y todos se reían, divertidos.*

    —¡Mira las imágenes! ¡Eso también es gracioso!
    —Y al final sólo fue el susto jajaja
    —¡La dueña de las quincenas! JAJAJA
    —JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
    😂😂😂😂 —¡Jajaja! —¡Al final no pasó nada! 😂 —¡Nada! 😂 *Estaba toda la banda de Kurogane reunida jugando una partida de Mario Kart, y todos se reían, divertidos.* —¡Mira las imágenes! ¡Eso también es gracioso! 😂 —Y al final sólo fue el susto jajaja 😂 —¡La dueña de las quincenas! JAJAJA 😂😂😂 —JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA 😂😂😂 :STK-94:
    Me enjaja
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • 𝑺𝒐́𝒍𝒐 𝒔𝒐𝒎𝒐𝒔 𝒑𝒐𝒍𝒗𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒆𝒍𝒂𝒓 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒔𝒊𝒏𝒇𝜾́𝒏 𝒅𝒆𝒍 𝒖𝒏𝒊𝒗𝒆𝒓𝒔𝒐.
    𝑺𝒐́𝒍𝒐 𝒔𝒐𝒎𝒐𝒔 𝒑𝒐𝒍𝒗𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒆𝒍𝒂𝒓 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒔𝒊𝒏𝒇𝜾́𝒏 𝒅𝒆𝒍 𝒖𝒏𝒊𝒗𝒆𝒓𝒔𝒐.
    Me gusta
    Me encocora
    5
    0 turnos 0 maullidos
  • 𝙿𝚛𝚘𝚝𝚎𝚓𝚘 𝚖𝚒 𝚙𝚊𝚣 𝚙𝚘𝚛𝚚𝚞𝚎 𝚜𝚘𝚢 𝚖𝚊𝚕𝚟𝚊𝚍𝚊 𝚌𝚞𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚖𝚎 𝚎𝚗𝚘𝚓𝚘...
    𝙿𝚛𝚘𝚝𝚎𝚓𝚘 𝚖𝚒 𝚙𝚊𝚣 𝚙𝚘𝚛𝚚𝚞𝚎 𝚜𝚘𝚢 𝚖𝚊𝚕𝚟𝚊𝚍𝚊 𝚌𝚞𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚖𝚎 𝚎𝚗𝚘𝚓𝚘...
    Me gusta
    2
    0 comentarios 0 compartidos
  • «𝐂𝐚𝐝𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚𝐛𝐥𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐦𝐞 𝐝𝐢𝐜𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐯𝐞𝐫𝐦𝐞
    𝐋𝐨𝐜𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐞𝐫𝐦𝐞, 𝐬𝐨𝐥𝐨 𝐩𝐢𝐞𝐧𝐬𝐚 𝐞𝐧 𝐞𝐬𝐞 𝐝í𝐚
    𝐕𝐞𝐫 𝐦𝐢 𝐟𝐨𝐭𝐨𝐠𝐫𝐚𝐟í𝐚 𝐞𝐬 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐞 𝐝𝐚ñ𝐚 𝐥𝐚 𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞
    𝐂𝐨𝐧 𝐞𝐥 𝐜𝐮𝐞𝐫𝐩𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞, 𝐝𝐢𝐦𝐞 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐧𝐨 𝐥𝐞 𝐝𝐚𝐫í𝐚»
    «𝐂𝐚𝐝𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚𝐛𝐥𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐦𝐞 𝐝𝐢𝐜𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐯𝐞𝐫𝐦𝐞 𝐋𝐨𝐜𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐞𝐫𝐦𝐞, 𝐬𝐨𝐥𝐨 𝐩𝐢𝐞𝐧𝐬𝐚 𝐞𝐧 𝐞𝐬𝐞 𝐝í𝐚 𝐕𝐞𝐫 𝐦𝐢 𝐟𝐨𝐭𝐨𝐠𝐫𝐚𝐟í𝐚 𝐞𝐬 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐞 𝐝𝐚ñ𝐚 𝐥𝐚 𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐂𝐨𝐧 𝐞𝐥 𝐜𝐮𝐞𝐫𝐩𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞, 𝐝𝐢𝐦𝐞 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐧𝐨 𝐥𝐞 𝐝𝐚𝐫í𝐚»
    Me gusta
    Me encocora
    6
    2 turnos 0 maullidos
  • ˖ ݁𖥔. ݁ . 𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝑺𝒄𝒂𝒓𝒍𝒆𝒕𝒕 . ݁.𖥔 ݁ ˖

    𝑪𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑰𝑰𝑰: 𝑳𝒐𝒔 𝑪𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐 𝑨𝒏𝒊𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝑨𝒅𝒊ó𝒔

    Querido diario…

    Dicen que todo fugitivo deja un rastro.
    
Yo dejé cuatro….
    
Y algo más… un reflejo roto que ya no quería cargar.

    La noche en que escapé de la Mansión Moretti, el silencio se estiraba entre las paredes como un animal dormido que podía despertar en cualquier momento.

    Mis pasos eran tímidos, pero mi decisión ardía como un incendio.

    En el vestíbulo principal, antes de cruzar la puerta que solo se abría en nacimientos, bodas o muertes, dejé sobre la mesa de mármol un pequeño cofre de madera oscura.

    
Mi renuncia.
    
Mi acto final como hija de esa casa.

    Dentro acomodé los cuatro anillos que representaban los destinos que nunca pedimos.

    El anillo de Luca:
Oro pálido con el escudo Moretti.
    El peso del deber que él jamás cuestionó… aunque sus ojos lo hicieran.

    El anillo de Adriano:
    
Sencillo, con un rubí oculto en el interior.
La rebeldía que él escondía mejor que sus temores.

    El anillo de Giulia:
    
Perlas blancas, frías como el papel en el que se firmarán sus votos
    Una pureza forzada… no elegida.

    Y mi anillo.
    
El compromiso con Nikolai Romanov.


    La corona que debía cargar sin haberla pedido.

    Los dejé juntos, como si así pudiera entregarles la vida que rechazaba.

    Pero había algo más que debía abandonar.
    A un lado del cofre dejé mi espejo de mano, aquel que mi madre me entregó cuando cumplí trece años.
    
Un espejo de oro, tallado con filigranas delicadas y pequeñas rosas grabadas en su borde.

    Ella solía decirme:

    "Una Moretti siempre debe recordar quién es."

    Esa noche lo dejé abierto, con la superficie rota en tres fragmentos, cada uno reflejando una parte distinta de mí.
    
Sobre ellos puse rosas rosadas, frescas, recién cortadas del invernadero.

    El contraste entre el oro brillando bajo la luz tenue, las grietas del cristal y el color suave de los pétalos decía todo lo que yo no quería escribirles en una carta:

    La mujer que ustedes intentaron forjar en oro ya no existe.
La rompí yo misma.

    Huir fue dolor.
Frío.
Silencio.
    
La libertad no huele a victoria… huele a miedo y a madrugada

    Viajé con lo mínimo, ocultando mi apellido como si fuera un pecado.

    Cada ciudad me recibió con indiferencia, cada tren con incertidumbre.

    Hasta llegar a Londres.
    La lluvia era un látigo.
    El viento, un verdugo.
    
Mis manos se entumecieron, mis piernas fallaron y mi respiración se volvió un susurro agonizante.

    Me desplomé en un callejón húmedo, abrazando mi propio cuerpo como si pudiera calentarme a mí misma.
    
Me pregunté si la libertad valía morir en un país donde nadie sabía pronunciar Scarlett…

    sin acento.

    Entonces… ella apareció.

    Una mujer alta, elegante, un abrigo negro envolviéndola como un secreto.
    
Ojos filosos.

    Labios rojos.
    
Presencia que imponía respeto sin pedirlo.

    —Niña —dijo con voz grave, segura—

    así no se muere.
    Vamos.
    Te levantarás.

    No sé si yo tomé su mano… o si la vida lo hizo por mí.

    Se llamaba Mirena Blackwood, dueña de uno de los burdeles más influyentes y discretos de Londres.
    
Una mujer que había sobrevivido al mundo… y que había aprendido a dominarlo.
    Me llevó a su refugio.

    Me alimentó.

    Me dio un baño caliente.

    Ropa limpia.
    Una cama que no juzgaba.

    Y, sobre todo, me dio algo que nadie en mi vida me había dado:
    Tiempo.
    Esa noche, mientras escuchaba la música sensual detrás de las paredes rojas del burdel y el murmullo de voces que vivían al margen del mundo elegante, entendí que la libertad no empieza cuando uno huye.

    Empieza cuando uno se permite renacer.


    — Scarlett Moretti

    ~(o tal vez, pronto… solo Scarlett (?)…

    ˖ ݁𖥔. ݁ . 𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝑺𝒄𝒂𝒓𝒍𝒆𝒕𝒕 . ݁.𖥔 ݁ ˖ 𝑪𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑰𝑰𝑰: 𝑳𝒐𝒔 𝑪𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐 𝑨𝒏𝒊𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝑨𝒅𝒊ó𝒔 Querido diario… Dicen que todo fugitivo deja un rastro. 
Yo dejé cuatro…. 
Y algo más… un reflejo roto que ya no quería cargar. La noche en que escapé de la Mansión Moretti, el silencio se estiraba entre las paredes como un animal dormido que podía despertar en cualquier momento. Mis pasos eran tímidos, pero mi decisión ardía como un incendio. En el vestíbulo principal, antes de cruzar la puerta que solo se abría en nacimientos, bodas o muertes, dejé sobre la mesa de mármol un pequeño cofre de madera oscura. … 
Mi renuncia. 
Mi acto final como hija de esa casa. … Dentro acomodé los cuatro anillos que representaban los destinos que nunca pedimos. El anillo de Luca:
Oro pálido con el escudo Moretti. El peso del deber que él jamás cuestionó… aunque sus ojos lo hicieran. El anillo de Adriano: 
Sencillo, con un rubí oculto en el interior.
La rebeldía que él escondía mejor que sus temores. El anillo de Giulia: 
Perlas blancas, frías como el papel en el que se firmarán sus votos Una pureza forzada… no elegida. Y mi anillo. 
El compromiso con Nikolai Romanov.
 La corona que debía cargar sin haberla pedido. Los dejé juntos, como si así pudiera entregarles la vida que rechazaba. Pero había algo más que debía abandonar. A un lado del cofre dejé mi espejo de mano, aquel que mi madre me entregó cuando cumplí trece años. 
Un espejo de oro, tallado con filigranas delicadas y pequeñas rosas grabadas en su borde. Ella solía decirme: "Una Moretti siempre debe recordar quién es." Esa noche lo dejé abierto, con la superficie rota en tres fragmentos, cada uno reflejando una parte distinta de mí. 
Sobre ellos puse rosas rosadas, frescas, recién cortadas del invernadero. El contraste entre el oro brillando bajo la luz tenue, las grietas del cristal y el color suave de los pétalos decía todo lo que yo no quería escribirles en una carta: La mujer que ustedes intentaron forjar en oro ya no existe.
La rompí yo misma. Huir fue dolor.
Frío.
Silencio. 
La libertad no huele a victoria… huele a miedo y a madrugada Viajé con lo mínimo, ocultando mi apellido como si fuera un pecado. Cada ciudad me recibió con indiferencia, cada tren con incertidumbre. Hasta llegar a Londres. La lluvia era un látigo. El viento, un verdugo. 
Mis manos se entumecieron, mis piernas fallaron y mi respiración se volvió un susurro agonizante. Me desplomé en un callejón húmedo, abrazando mi propio cuerpo como si pudiera calentarme a mí misma. 
Me pregunté si la libertad valía morir en un país donde nadie sabía pronunciar Scarlett… sin acento. Entonces… ella apareció. Una mujer alta, elegante, un abrigo negro envolviéndola como un secreto. 
Ojos filosos.
 Labios rojos. 
Presencia que imponía respeto sin pedirlo. —Niña —dijo con voz grave, segura— así no se muere. Vamos. Te levantarás. No sé si yo tomé su mano… o si la vida lo hizo por mí. Se llamaba Mirena Blackwood, dueña de uno de los burdeles más influyentes y discretos de Londres. 
Una mujer que había sobrevivido al mundo… y que había aprendido a dominarlo. Me llevó a su refugio.
 Me alimentó.
 Me dio un baño caliente.
 Ropa limpia. Una cama que no juzgaba. Y, sobre todo, me dio algo que nadie en mi vida me había dado: Tiempo. Esa noche, mientras escuchaba la música sensual detrás de las paredes rojas del burdel y el murmullo de voces que vivían al margen del mundo elegante, entendí que la libertad no empieza cuando uno huye. Empieza cuando uno se permite renacer. — Scarlett Moretti
 ~(o tal vez, pronto… solo Scarlett (?)…
    Me encocora
    Me gusta
    5
    0 turnos 1 maullido
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    𝐂𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐥𝐚𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐜𝐚𝐦𝐛𝐢𝐚𝐧, 𝐧𝐨 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫á𝐬 𝐥𝐨 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐨 𝐞𝐧 𝐚𝐛𝐬𝐨𝐥𝐮𝐭𝐨. 𝐏𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐥 𝐯𝐞𝐫𝐚𝐧𝐨 𝐬𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐯𝐞𝐫𝐭𝐢𝐫á 𝐞𝐧 𝐨𝐭𝐨ñ𝐨, 𝐞𝐧𝐭𝐨𝐧𝐜𝐞𝐬 𝐦𝐞 𝐝𝐞𝐣𝐚𝐫á𝐬...
    𝐂𝐨𝐦𝐨 𝐥𝐨𝐬 á𝐫𝐛𝐨𝐥𝐞𝐬 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐛𝐫𝐢𝐬𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐨𝐭𝐨ñ𝐨.
    𝐂𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐥𝐚𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐜𝐚𝐦𝐛𝐢𝐚𝐧, 𝐧𝐨 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫á𝐬 𝐥𝐨 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐨 𝐞𝐧 𝐚𝐛𝐬𝐨𝐥𝐮𝐭𝐨. 𝐏𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐥 𝐯𝐞𝐫𝐚𝐧𝐨 𝐬𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐯𝐞𝐫𝐭𝐢𝐫á 𝐞𝐧 𝐨𝐭𝐨ñ𝐨, 𝐞𝐧𝐭𝐨𝐧𝐜𝐞𝐬 𝐦𝐞 𝐝𝐞𝐣𝐚𝐫á𝐬... 𝐂𝐨𝐦𝐨 𝐥𝐨𝐬 á𝐫𝐛𝐨𝐥𝐞𝐬 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐛𝐫𝐢𝐬𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐨𝐭𝐨ñ𝐨.
    Me encocora
    Me gusta
    Me endiabla
    10
    2 comentarios 0 compartidos
  • 𝑲𝒂𝒕𝒉𝒆𝒓𝒊𝒏𝒆 𝑯𝒂𝒎𝒊𝒍𝒕𝒐𝒏

    𝐈'𝐝 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐭𝐨 𝐤𝐢𝐬𝐬 𝐲𝐨𝐮 𝐚𝐥𝐥 𝐦𝐲 𝐥𝐢𝐟𝐞
    [Littl3Vodka] 𝐈'𝐝 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐭𝐨 𝐤𝐢𝐬𝐬 𝐲𝐨𝐮 𝐚𝐥𝐥 𝐦𝐲 𝐥𝐢𝐟𝐞 🖤
    Me encocora
    Me gusta
    3
    1 turno 0 maullidos
  • 𝐑𝐚𝐜𝐡𝐞𝐥 𝐌𝐨𝐫𝐠𝐚𝐧

    𝘐'𝘮 𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘨𝘪𝘳𝘭 𝘵𝘰𝘺...
    [Rachel_Morgan] 𝘐'𝘮 𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘨𝘪𝘳𝘭 𝘵𝘰𝘺... 🧸
    Me gusta
    Me encocora
    4
    1 turno 0 maullidos
  • ──── 𝘠𝘰𝘶𝘳 𝘭𝘪𝘱𝘴 𝘣𝘳𝘶𝘴𝘩 𝘢𝘨𝘢𝘪𝘯𝘴𝘵 𝘮𝘺 𝘯𝘦𝘤𝘬 𝘢𝘴 𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘩𝘢𝘯𝘥𝘴 𝘦𝘹𝘱𝘭𝘰𝘳𝘦 𝘮𝘺 𝘣𝘶𝘳𝘯𝘪𝘯𝘨 𝘴𝘬𝘪𝘯, 𝘢𝘸𝘢𝘬𝘦𝘯𝘪𝘯𝘨 𝘢 𝘧𝘪𝘳𝘦 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘰𝘯𝘭𝘺 𝘺𝘰𝘶 𝘤𝘢𝘯 𝘦𝘹𝘵𝘪𝘯𝘨𝘶𝘪𝘴𝘩 𝘸𝘪𝘵𝘩 𝘢 𝘧𝘰𝘳𝘣𝘪𝘥𝘥𝘦𝘯 𝘸𝘩𝘪𝘴𝘱𝘦𝘳. ──── #𝑆𝑒𝑑𝑢𝑐𝑡𝑖𝑣𝑒𝑆𝑢𝑛𝑑𝑎𝑦 [♡]
    ──── 𝘠𝘰𝘶𝘳 𝘭𝘪𝘱𝘴 𝘣𝘳𝘶𝘴𝘩 𝘢𝘨𝘢𝘪𝘯𝘴𝘵 𝘮𝘺 𝘯𝘦𝘤𝘬 𝘢𝘴 𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘩𝘢𝘯𝘥𝘴 𝘦𝘹𝘱𝘭𝘰𝘳𝘦 𝘮𝘺 𝘣𝘶𝘳𝘯𝘪𝘯𝘨 𝘴𝘬𝘪𝘯, 𝘢𝘸𝘢𝘬𝘦𝘯𝘪𝘯𝘨 𝘢 𝘧𝘪𝘳𝘦 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘰𝘯𝘭𝘺 𝘺𝘰𝘶 𝘤𝘢𝘯 𝘦𝘹𝘵𝘪𝘯𝘨𝘶𝘪𝘴𝘩 𝘸𝘪𝘵𝘩 𝘢 𝘧𝘰𝘳𝘣𝘪𝘥𝘥𝘦𝘯 𝘸𝘩𝘪𝘴𝘱𝘦𝘳. ──── #𝑆𝑒𝑑𝑢𝑐𝑡𝑖𝑣𝑒𝑆𝑢𝑛𝑑𝑎𝑦 [♡]
    Me gusta
    Me encocora
    Me shockea
    Me endiabla
    12
    2 turnos 0 maullidos
  • 𝐅𝐮𝐧𝐧𝐲 𝐚𝐢𝐧'𝐭 𝐢𝐭
    𝐆𝐚𝐦𝐞𝐬 𝐩𝐞𝐨𝐩𝐥𝐞 𝐩𝐥𝐚𝐲
    𝐒𝐜𝐫𝐚𝐭𝐜𝐡 𝐢𝐭, 𝐩𝐚𝐢𝐧𝐭 𝐢𝐭
    𝐎𝐧𝐞 𝐢𝐧 𝐭𝐡𝐞 𝐬𝐚𝐦𝐞.

    𝐖𝐞 𝐜𝐨𝐮𝐥𝐝𝐧'𝐭 𝐬𝐚𝐲 𝐭𝐡𝐞𝐦
    𝐒𝐨 𝐧𝐨𝐰 𝐰𝐞 𝐣𝐮𝐬𝐭 𝐩𝐫𝐚𝐲 𝐭𝐡𝐞𝐦
    𝐖𝐨𝐫𝐝𝐬 𝐭𝐡𝐚𝐭 𝐰𝐞 𝐜𝐨𝐮𝐥𝐝𝐧'𝐭 𝐬𝐚𝐲.
    𝐅𝐮𝐧𝐧𝐲 𝐚𝐢𝐧'𝐭 𝐢𝐭 𝐆𝐚𝐦𝐞𝐬 𝐩𝐞𝐨𝐩𝐥𝐞 𝐩𝐥𝐚𝐲 𝐒𝐜𝐫𝐚𝐭𝐜𝐡 𝐢𝐭, 𝐩𝐚𝐢𝐧𝐭 𝐢𝐭 𝐎𝐧𝐞 𝐢𝐧 𝐭𝐡𝐞 𝐬𝐚𝐦𝐞. 𝐖𝐞 𝐜𝐨𝐮𝐥𝐝𝐧'𝐭 𝐬𝐚𝐲 𝐭𝐡𝐞𝐦 𝐒𝐨 𝐧𝐨𝐰 𝐰𝐞 𝐣𝐮𝐬𝐭 𝐩𝐫𝐚𝐲 𝐭𝐡𝐞𝐦 𝐖𝐨𝐫𝐝𝐬 𝐭𝐡𝐚𝐭 𝐰𝐞 𝐜𝐨𝐮𝐥𝐝𝐧'𝐭 𝐬𝐚𝐲.
    Me encocora
    Me endiabla
    Me shockea
    4
    0 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados